2. Estimados Rectores y Rectoras de los colegios oficiales y
privados de la Arquidiócesis de Bogotá:
Quiero hacerle llegar a ustedes y a todos los profesores y
estudiantes que trabajan con ustedes mi saludo cordial junto con mi
agradecimiento por lo que representa el trabajo que realizan en la
construcción de la persona nueva y de la ciudad solidaria.
Como Arzobispo y pastor de la Iglesia Católica que peregrina en
Bogotá tengo la responsabilidad de velar por los profesores y
estudiantes católicos que son la mayoría.
Un proceso educativo verdadero tiene que ser integral por tanto
debe asumir todas las dimensiones del ser humanos. Entre estas
dimensiones está la religiosa. Esta es la razón de ser de la
responsabilidad que tienen los colegios de ofrecer educación
religiosa.
Educación Religiosa que debe respetar la libertad de cada uno pero
que no debe perder la identidad de cada Iglesia. Es apenas normal
que los estudiantes católicos reciban educación religiosa católica,
máxime cuando son la mayoría.
Yo confío en que usted, dentro de sus posibilidades, designe para
esta labor personas idóneas en esta área y con auténticos valores
humanos y cristianos.
Espero que puedan tomar contacto con la Delegación para la
Educación de nuestra Arquidiócesis.
Como bien conocen, todos podemos prepararnos para asumir la
gran responsabilidad que tenemos como educadores para sembrar
en nuestros colegios la vida plena con justicia, dignidad,
reconciliación y la paz que tanto necesita nuestro país“Donde
hay un Cristiano, allí hay humanidad nueva; lo viejo ha
pasado; mirad, existe algo nuevo” -2 Corintios 5, 16-17-.
3. “La misión primaria de la Iglesia es anunciar el Evangelio de
manera que se garantice la relación entre fe y vida para
transformar:
Los criterios del juicio
Los valores determinantes
Los puntos de interés
Las líneas de pensamiento.
Las fuentes inspiradoras.
Los modelos de vida de la humanidad que están en contraste
con la Palabra de Dios y con su designio de salvación”.
Un proceso educativo verdadero está destinado, no a que nuestros
jóvenes sepan cosas, sino a que sean de otra manera y actúen mejor.
Es un crecimiento en humanidad.
Este crecimiento en humanidad pasa por un “aprender a aprender y a
desaprender que implica entre otros”:
Saber mirar para saber preguntar, para saber escuchar,
Saber imaginar para saber narrar, para saber contar
Saber preguntar para saber leer, para saber escribir
Saber discernir para saber investigar e interpretar.
Saber responder para saber hacer, para saber convivir
solidariamente
Saber comprender el conocimiento para producir Vida Plena y
Abundante, para responder al sufrimiento humano.
En una palabra Saber ser persona samaritana solidaria, saber vivir en
comunidad solidaria, sin indiferencia con la mediación de la ciencia
al servicio de la Vida Plena y Digna.
4. A las directivas y profesores, mi saludo cordial lleno de propósitos
y de realizaciones que pongan de manifiesto a la gran ciudad que
“lo viejo ha pasado” que “existe algo nuevo”.
Con mi saludo afectuoso,
Pedro Rubiano Sáenz Cardenal Arzobispo de Bogotá