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1. Nada trivial
Un poeta indio dijo una vez que los seres humanos tienen toda la
riqueza que podrían desear, pero que no lo saben. El infinito se halla
en el corazón de cada uno, y cuando lo reconocemos, todo cambia,
todo se vuelve hermoso. Al no saber lo que tenemos, nos medimos
por lo que no tenemos. Y nos han dicho que si conseguimos esto,
aquello y lo otro, seremos felices. Conozco a una persona que tenía
mucho éxito, y en una semana todo cambió radicalmente. Pasó de
encontrarse en la cima de su juego, a no ser nadie. Hasta se quedó
como ido.
Sé que recluir a una persona y dejarla incomunicada se considera
como el castigo más duro, porque somos animales sociales. ¿Qué
pasaría si tuvieras que estar solo contigo mismo? ¿Cómo sería? ¿Has
hecho las paces con tu existencia? ¿O te verías acosado por
preguntas que no querrías que te hicieran nunca pero que las llevas
en tu interior; acosado por la oscuridad de lo desconocido, de tus
miedos? Todo el mundo tiene miedos. Está el miedo al fracaso: cómo te ven los demás, qué piensan de ti tus colegas, tus
vecinos, el mundo. Pero, ¿has aprendido a vivir contigo mismo? ¿Te has relacionado con ese ser humano que eres tú?
¿Cuál es tu valor como ser humano? Te juzgas a ti mismo según todas las escalas que los demás ponen ante ti: “Lo
importante es esto, y esto y esto”. Y tú dices: “Veamos en qué punto de la escala me encuentro”. Y eso se convierte en
la medida de tu éxito. Deshazte de esa escala. No la necesitas, porque es relativa. Puede que te sientas de lo más triste,
pero según esa escala sigues en la cima.
Así que, ¿hasta qué punto eres estable? ¿Hasta qué punto es estable
tu casa? En lugar de perder el tiempo intentando medirla, refuerza tu
casa, porque la tormenta va a venir. Puede que sea una tormenta
pequeña o puede que sea una grande, pero si tu casa es fuerte eso es
irrelevante. La fuerza interior es la que aguanta.
La persona de la que hablaba lo tenía todo. Lo único que necesitaba
era fuerza interior. Pero cuando su castillo de naipes se desmoronó,
cayó con él. Su casa no era fuerte. Si hubiera tenido esa fuerza
interior, todo habría ido bien. Habría sido feliz. Aún no es pobre, pero
no es ésa la cuestión, porque esa escala va a fluctuar. La cuestión es,
¿fluctuarás tú con ella?
No te juzgues a ti mismo por lo que el mundo te haya hecho o por lo
que te diga, ni por lo que ha ocurrido o dejado de ocurrir. Estás vivo.
Respiras. Y como respiras, eres rico, no pobre. Has recibido un regalo
fabuloso. El mismo poder que sustenta el universo entero te sustenta también a ti, y eso es algo que ni siquiera puedo
intentar medir.
Conozco la palabra “infinito”. No puedo medirlo, pero lo puedo sentir,
porque ese infinito también está dentro de mí. Y ésa es mi fuerza. El
universo respira; se contrae y se expande, se contrae y se expande. Está
vivo. Hay algo que lo mantiene todo intacto. Y por gentileza de esa
misma cosa, el aliento entra en ti. La mayoría de la gente no le presta
atención: “¿El aliento? ¿Qué es eso del aliento?”. Pero en lugar de
ignorarlo, siéntelo.
Esta cosa llamada “vida” ha sido descrita como un portal, como una
entrada. Es lo más cerca que pueden estar lo infinito y lo finito. Y aquí,
en esta vida, lo finito puede experimentar lo infinito. Igual que en el
espacio, al final lo infinito consumirá a lo finito. Éste volverá a ser polvo,
pero lo infinito permanecerá.
Pienso que eso es increíble. Ahí fuera tenemos un montón de nada. Y de
pronto hay algo, que es realmente algo. Y luego, un montón de nada otra vez. Expandiéndose y contrayéndose.
Respirando, existiendo. Desapareciendo y volviendo a aparecer, colisionando y convirtiéndose en algo diferente. Es
fantástico. Asombroso. Estás aquí; eres algo. No lo compares diciendo: “Es algo tan trivial”. En este universo no hay nada
trivial, nada. Ni siquiera el polvo, porque eso es todo lo que hay: polvo compacto o polvo suelto. Tú eres polvo. Pero es
algo, ya no es la nada.
Así que deja tu confusión, tus dudas, tu sufrimiento. No estés siempre preocupado: “¿Qué va a suceder? ¿Adónde voy?”.
Eso es lo que llevas preguntándote toda tu vida. La gente tiene muchas ideas. Está bien. Yo creo absolutamente que el
cielo está aquí. Y no sólo creo, sé que éste es el recipiente que puede sentir la belleza del cielo. Eso es lo que se te ha
dado.
Prem Rawat
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