4. “La liturgia, obra de Cristo, es también
una acción de su Iglesia. Realiza y
manifiesta la Iglesia como signo
visible de la comunión entre Dios
y de los hombres por Cristo.
Introduce a los fieles en la vida nueva
de la comunidad. Implica una
participación "consciente, activa y
fructífera" de todos (CEC 1071).
5. "La sagrada liturgia no
agota toda la acción de la
Iglesia" (SC 9): debe ser precedida
por la evangelización, la fe y la
conversión; sólo así puede dar sus
frutos en la vida de los fieles: la Vida
nueva según el Espíritu, el
compromiso en la misión de la Iglesia
y el servicio de su unidad” (CEC
1072).
6. Encontramos a Jesucristo, de modo
admirable, en la Sagrada Liturgia. Al vivirla,
celebrando el misterio pascual, los discípulos
de Cristo penetran más en los misterios del
Reino y expresan de modo sacramental su
vocación de discípulos y misioneros. La
Constitución sobre la Sagrada Liturgia del
Vaticano II nos muestra el lugar y la función
de la liturgia en el seguimiento de Cristo, en la
acción misionera de los cristianos, en la vida
nueva en Cristo, y en la vida de nuestros
pueblos en Él
7. La gran novedad que la Iglesia
anuncia al mundo es que Jesucristo,
el Hijo de Dios hecho hombre, la
Palabra y la Vida, vino al mundo
a hacernos “partícipes de la
naturaleza divina” (2 P 1, 4), a
participarnos de su propia vida.
(DA 348).
8.
9.
10. Las religiones
mistéricas paganas
que celebran los
distintos mitos y
ritos, buscaban la
comunicación y la
congratulación con
la divinidad sin
hacer referencia a la
realidad histórica
del hombre.
11. El mundo y el hombre están sometidos a
las leyes, de tal forma que el culto pagano
no exige el cambio de vida, sino la pureza
ritual determinada por numerosas
prescripciones.
13. El culto del pueblo de Israel tiene
una asociación entre el gesto ritual
y la actitud interior del hombre, por
lo que está condicionado por el
hecho de la alianza divina.
14. pueblo: la aceptación y el
compromiso con la Ley
santa que Yahvé le
propone. Israel es así el
pueblo de Dios para servicio
del mismo Dios. En este
contexto Dios no se
contenta con un culto
15. Ahora Israel, ¿qué es lo que te
exige el Señor, tu Dios? Que
respetes al Señor tu Dios; que sigas
sus caminos y lo ames; que sirvas
al Señor, tu Dios, con todo el
corazón y con toda el alma; que
guardes los preceptos del Señor,
tu Dios, y los mandatos que yo te
mando hoy, para tu bien (Dt 10,12-
13).
16.
17.
18.
19.
20.
21. El mismo Jesús personifica y
ejemplifica el culto que quiere
que den los suyos al Padre. La
comunidad cristiana así lo va a
entender. En la reflexión que,
desde la fe, hace la comunidad,
interpreta la vida de Jesús desde
la figura del Siervo de Yahvé,
que ofrece su vida como
sacrificio (Mc 10,45; Lc 22,37; cf.
22. Jesús entra en el
mundo en actitud
sacrificial, se va a
ofrecer a sí mismo
entregando la vida en
obediencia hasta la
muerte (Hbr. 9,14;
10,4-10).
23.
24. Es desde el pasaje
bíblico de Jesús con
la samaritana (Jn
4,23-24) donde viene
la expresión “en
espíritu y verdad”, en
el sentido de dar
culto a Dios, y ya no
desde un lugar en
concreto.
25. Sino desde nuestra propia vida
bajo la acción del Espíritu Santo y
por medio de la verdad que es el
mismo Jesucristo.
27. El culto de la Iglesia tiene
como centro a Cristo,
especialmente en su misterio
pascual. En la acción litúrgica, la
Iglesia evoca y presencializa la
obra salvadora realizada por
Dios en Cristo y se asocia así al
culto definitivo tributado por él al
Padre.
28. Un comentarista de la carta a los
Hebreos (A. Vanhoye), nos señala
la novedad del nuevo culto:
“El culto cristiano no consiste en el
cumplimiento exacto de ciertas
ceremonias, sino en la
transformación de la existencia
misma, por medio de la caridad
divina”.
29. Por lo tanto podemos decir, el
culto cristiano de la Iglesia es la
traducción y la expresión externa
en formas típicamente cultuales
de una vida consagrada en su
totalidad al servicio de Dios a
imitación de la de Jesús, que
aceptó fielmente la voluntad del
Padre como norma de existencia.
32. El culto cristiano católico
desborda los límites de toda
celebración litúrgica, ya que
abarca la vida entera ofrecida a
Dios en obediencia. En la liturgia
entra el creyente en relación con el
don de Dios hecho a los hombres
en Cristo y recibe con ello la
posibilidad de transformar su vida
en culto agradable al Padre.
33. En la Eucaristía,
celebración
litúrgica por
excelencia, la
presencia dinámica
de Cristo constituye
la comunidad, la
transforma en su
cuerpo y la
presenta al mundo
34.
35.
36. Viviendo el misterio de la liturgia
(Nuestra vida debe responder a la
celebración. Hacer vida la liturgia.)
37.
38. Las celebraciones son el momento de
la siembra, pero después tiene que
venir la vida que da frutos sabrosos.
Si hemos celebrado el Ágape divino,
debemos vivir ese amor a nuestro
alrededor. Si hemos celebrado la
santidad de Dios, debemos reflejar esa
santidad de Dios en nuestra vida y en
cada uno de nuestros gestos. Si
hemos celebrado la muerte y
resurrección de Cristo, debemos morir
a nosotros mismos para vivir la
39.
40.
41.
42. Podemos vivir el misterio de
la Liturgia en: la oración, en el
trabajo y la cultura, en la
comunidad humana, en la
compasión por los pobres. La
liturgia desemboca en misión.
44. Señor Jesús, te doy gracias
no sólo con los labios y
con el corazón, que a
menudo fallan, sino con el
espíritu, con el que te
hablo, te pregunto, te
amo, te reconozco.
45. Tú lo eres todo para
mí y todo lo tengo en
ti. En ti somos, en ti
vivimos, en ti nos
movemos.
46. Tú eres nuestro padre,
nuestro hermano,
nuestro todo: y a
quienes te aman les
has prometido lo que
nadie jamás ha visto ni
oído, y lo que nadie ha
47.
48. Tú eres el verdadero Dios,
el verdadero Hijo de Dios,
a quien corresponde el
honor, la gloria y la
majestad eternamente y
por todos los siglos futuros.
Amén.