La evolución de la teoría de la elección racional en las ciencias sociales
1.
2. Aparece durante la primera mitad del siglo pasado en la
academia estadounidense como una crítica al modelo de la
economía de bienestar que se intentaba construir en
Europa por académicos de orientación socialdemócrata y
socialista.
La ter además de destruir los supuestos fundamentales de
esta teoría, introdujo una revolución teórica y
metodológica para todas las ciencias sociales.
Kenneth Arrow encabeza una serie de acontecimientos
intelectuales que definirían a las ciencias sociales, al menos
las de habla inglesa. Arrow no lo hizo sólo, sino
compañado de diversas mentes brillantes, como:
John Nash, Thomas Schelling, Robert Axelrod, Anatol
Rapoport, Gary Becker, entre muchos otros de su talla.
3. Aunque generalmente se identifica a la ter con un
paradigma de la ciencia económica, esta impresión es
infundada. La ter es una perspectiva teórica general de
las ciencias del comportamiento humano, y su ámbito
es el de la interacción humana, es decir, se refiere a
toda clase de situaciones sociales.
La teoría de la elección racional comparte una serie
de supuestos y aproximaciones del individualismo
metodológico como la Teoría de la elección pública
4. Thomas Schelling y otros autores desarrollaron una teoría
de la estrategia política y militar de la “disuasión” nuclear,
pero también contribuyó con el análisis de la acción
estratégica en general, y en particular a una renovada
reflexión del significado del término acción racional.
Sin embargo, la psicología y la sociología no estuvieron
exentas. Aunque los sociólogos hayan sido los más
persistentes defensores del bastión de la sabiduría
convencional o teoría sociológica, con el paso del tiempo la
ter no sólo fue una fuerza invasora, sino que recibió la
influencia civilizatoria de las disciplinas más antiguas y
hasta venerables, como la filosofía.
El resultado fue una hibridación creativa; la ter en las
ciencias sociales ha mostrado una capacidad de desarrollo y
aprendizaje.
5. La teoría de la elección racional llegó para quedarse. A pesar
de la indiferencia mostrada por los sociólogos
latinoamericanos al respecto del modelo de la elección
racional, la ter representa una innovación teórica y
metodológica revolucionaria y ambiciosa del último medio
siglo.
Su origen como disciplina consolidada se debe a los trabajos
de Kenneth Arrow, que le valieron el Premio Nobel de
Economía en 1972,
¿cómo es posible lograr la agregación de preferencias
individuales diversas en un concepto lógicamente coherente
de preferencia colectiva?
En otras palabras, Arrow investigó la legitimidad de la
existencia de criterios de utilidad colectiva o social, o si
se quiere, en el lenguaje antiguo, la existencia de un
interés general sostenido en una voluntad general.
6. La teoría de la elección racional fue abriéndose paso a
disciplinas como la ciencia política y, en general, a
todas aquellas que estudian procesos donde existen
individuos o actores sociales que toman decisiones,
que elijen entre alternativas.
Arrow era, antes que economista, un matemático. Así
que Riker podía decir con cierta certeza que la ciencia
política había contribuido al desarrollo de la elección
racional en la misma medida que la economía.
También dio sentido a los teoremas de Arrow en su
famosa crítica de los conceptos de mayoría y
democracia mayoritaria.
7. Se abrió paso en la lucha de las teorías ante las más
laxas versiones El interés egoísta podía ser el
fundamento de un vasto edificio conceptual que
pretendía ofrecer alternativas teóricas superiores a las
jamás conocidas.
La teoría de la elección racional invadió la psicología;
la antropología; a las teorías como el marxismo; e
incluso a la misma biología. Acompañado del arsenal
de la teoría matemática de juegos el tsumami teórico
creo expectativas con frecuencia exageradas sobre su
poder explicativo y consistencia lógica.
8. Por ejemplo quien es primero el huevo o la gallina, es
decir,
¿los valores o el interés son el motivo de la conducta?
La ter ha logrado abordar problemas importantes
reservados a las tradiciones clásicas o a las disciplinas
que han luchado fuertemente por establecer su
identidad académica.
9. Los académicos estadounidenses no se han dado cuenta
de la diversidad de regímenes internacionales, lo que es
crucial porque, para entender sus efectos, es necesario
centrar la atención en la dinámica interna de los
regímenes.
La única manera de comprender la forma en que los
regímenes afectan a la política mundial consiste en
estudiar el proceso por el cual funcionan.
10. Jónsson, por ejemplo, dice que hay que prestar atención
a la forma en que funcionan las administraciones
públicas internacionales, a los tipos de dirección que se
observan en las organizaciones internacionales y a sus
procesos de ejecución.
Entonces procede hacer un estudio más comparado de
los regímenes.
11. Esto plantea dos problemas: primero, qué es (y qué no
es) un régimen, y segundo cuál es la diferencia entre un
régimen y una organización internacional.
Por lo general se toma como punto de partida la
definición de régimen hecha por Krasner, según la cual
se trata de «conjuntos de principios, normas, reglas y
procedimientos de adopción de decisiones expresos o
tácitos en torno a los cuales convergen las expectativas
de los actores en un ámbito determinado».
12. Como señala de Senarclens, y antes lo hicieron Haggard y
Simmons, una definición tan amplia confunde distintos aspectos
de la política mundial.
Al equiparar los regímenes con un comportamiento de rutina
se corre el riesgo de «confundir patrones regularizados de conducta
con reglas y, casi con certeza, se sobreestima el grado de consenso
normativo en la política internacional».
Como dice Keohane, «El concepto de régimen internacional es
complejo porque está definido sobre la base de cuatro
componentes separados
Principios
Normas
Reglas
procedimientos de adopción de decisiones
13. También es difícil distinguir entre regímenes internacionales
y organizaciones internacionales.
Por lo general todas las organizaciones internacionales son
caracterizadas como regímenes pero no todos los regímenes
son considerados organizaciones internacionales.
Académicos tales como Ruggie, Keohane y Nye indican que.
«Así, durante un tiempo en el ámbito de las organizaciones
internacionales se carecía de un concepto sistemático de el
gobierno internacional. La introducción del concepto de
régimen obedecía al intento de colmar esta laguna. Se
pensaba que los regímenes internacionales expresaban tanto
los parámetros como el perímetro del gobierno
internacional».
14. Los múltiples problemas de la teoría del régimen y, muy
en particular, las dificultades de definición han hecho
que los autores insten a que se revivan el concepto y el
estudio de las organizaciones internacionales.
Lo que constituye una revisión radical de la relación
entre las organizaciones y los regímenes internacionales.
15. - La base está en la organización internacional y no en el
régimen; sólo puede haber un régimen cuando se haya
desarrollado antes una organización internacional.
- Más aún, los autores proponen que se vuelva al estudio
de las organizaciones internacionales y se abandone la
teoría del régimen.
- Jónsson parece incluso coincidir con la afirmación de
que el estudio de los regímenes ha introducido un
«caos intelectual» en el ámbito de las organizaciones
internacionales.
16. El resurgimiento del concepto de organizaciones
internacionales guarda relación con el proyecto que
tiene cada autor respecto del estudio de la política
internacional en el futuro.
Estos autores no sólo quieren estudiar las
organizaciones internacionales y los regímenes
internacionales sino que también quieren construir
nuevas estructuras para hacerlo. La importancia que
asignan a las organizaciones internacionales va
acompañada de un criterio sociológico para su estudio
17. Si bien todos propician criterios sociológicos distintos,
rechazan el que se encuentra normalmente en las obras
teóricas de los Estados Unidos, esto es, el de evaluar los
efectos de los regímenes
Smouths propicia la aplicación de la teoría de la
reglamentación, formulada en Francia en el contexto de
la sociología industrial. Si bien su argumento no es más
que sugerente, esboza los paralelos entre la teoría del
régimen internacional y el enfoque de la escuela de la
reglamentación
18. De Senarclens también insiste en que se aplique un
criterio más sociológico y aduce que la única manera en
que los académicos pueden comprender el papel que
cabe a las organizaciones internacionales en la política
mundial consiste en examinar su funcionamiento interno
Jónsson propicia expresamente la aplicación en las
organizaciones internacionales de un método
interorganizacional y sugiere la forma en que el empleo
de la teoría de las redes podría servir para que
conociéramos mejor el funcionamiento de las
organizaciones internacionales
19. Así, pues, cada autor propone un nuevo método o marco
sociológico para comprender el concepto de régimen,
pero sus sugerencias, si bien son interesantes, no están
bien desarrolladas. Varios académicos en los Estados
Unidos han buscado también alternativas a la versión de
la teoría del régimen inspirada en el realismo
Esta versión tiende a aceptar el argumento de que los
países poderosos establecen regí- menes para promover
sus propios intereses y aducen luego que, con el tiempo,
los regímenes cobran vida propia y aportan a todos los
Estados beneficios que hacen útil mantenerlos.
Sostienen además que los regímenes afectan a la política
internacional estableciendo las condiciones que hacen
que la cooperación entre los Estados sea más probable y
más duradera
20. Si bien se han construido teorías en apoyo de estos
argumentos, es muy poca la labor empírica que se ha
realizado sobre los regímenes, «es sorprendente que se
haya escrito [para demostrar que los regímenes han
modificado la situación en que interactúan los Estados
para así hacer más probable la cooperación]»; todavía
no sabemos si los regímenes tienen o no importancia,
incluso si aceptamos esta opinión más limitada de la
función que les cabe en la política mundial
Como reacción ante esta rama de la teoría del
régimen, en las relaciones internacionales de los
Estados Unidos ha surgido una alternativa de más
vasto alcance, a la que Keohane califica de «enfoque
reflexivo», y Haggard y Simmons de «programa de
investigación cognoscitiva»
21. Esta opinión es notablemente similar a la que propugnan
Smouts, de Senarclens y Jónsson. Se trata de un enfoque
profundamente sociológico, que rechaza los argu-
^mentos racionalistas y de base realista de la otra rama
de la teoría del régimen, propiciada básicamente en la
obra de Keohane
En este enfoque sociológico, que se manifiesta, por
ejempo, en la obra de Ruggie, Kratochwil y Ashley, se
recalcan las «estructuras de sentido intersubjetivo que
aunan a los actores» y que, por conducto de procesos de
comunicación, negociación y aprendizaje continuos,
crean el objetivo social compartido, esto es las normas y
principios, que constituyen los regí- menes17 . Los
regímenes surgen de acuerdos intersubjetivos y se basan
en acuerdos de esa índole
22. Son sus procesos internos los que les dan su sentido y
efecto. La conducta y la preferencia de los Estados
cambian a medida que entablan el diálogo que crea un
régimen
Tal como aducen los tres autores europeos a que nos
venimos refiriendo, estos académicos
estadounidenses sostienen que para comprender un
régimen y sus efectos reviste importancia crítica
insistir en su proceso interno. Es lamentable que los
autores europeos no citen a los estadounidenses que
les han precedido en sus argumentos. La obra teórica
estadounidense relativa a esta versión sociológica del
régimen ha recorrido buena parte del mismo
territorio a que se han referido en sus artículos los
23. De hecho, de estas obras teóricas han dimanado
recientemente otras que analizan con un mayor detalle
los procesos subyacentes de aprendizaje y
establecimiento de intereses que constituyen los
regímenes
Esta rama de la teoría del régimen tiene un carácter
profundamente sociológico y está exenta de muchas de las
críticas que formulan los tres autores europeos. Ahora bien,
estos enfoques tienen sus propios problemas y uno de los más
importantes es el de la verificación empírica. Nos llevaría
muy lejos explayarnos acerca de estas críticas, pero baste
decir que este enfoque es abiertamente impugnado en los
círculos estadounidenses que se ocupan de las relaciones
internacionales Para concluir, vale la pena señalar que existe
una gran convergencia entre las opiniones expresadas en
favor del enfoque sociológico delos regímenes en los tres
artículos a que nos venimos refiriendo y en una de las ramas
de la teoría estadounidense en la materia
24. Las críticas que se hacen en estos artículos no son nuevas y han
servido de base para el enfoque intersubjetivo de los regímenes
que se propuso en los Estados Unidos a fines del decenio de 1970
y en el de 1980. Queda por ver si este enfoque sociológico de los
regímenes internacionales nos ayudará a comprender mejor la
política internacional en el «nuevo orden mundial»
Cabe preguntar, sin embargo, si este enfoque sirvió más que
el realismo para pronosticar las grandes transformaciones de
la política mundial que han tenido lugar en el último decenio.
Los estadounidenses partidarios de la teoría del régimen han
aducido básicamente que pueden explicar por qué esta
transformación ha sido tan pacífica y no violenta. Se trata de
un argumento importante y un desafío directo a la teoría
realista. Si el proceso de cambio y ajuste internacionales sigue
siendo tan pacífico como lo ha sido en los cuatro últimos
años, la teoría del régimen puede verse corroborada.