3. DE LOS
SACRAMENTOS
Son signos sensibles y eficacia de la
Gracia de Dios. Su autor es
Jesucristo, pues sólo Él pudo señalar
los medios de la santificación del ser
humano. Son siete, definidos por el
Concilio de Trento.
Siete cosas son necesarias al hombre para su vida
natural: como individuo, nace, se fortalece, se cura si
se enferma y quita los restos de la enfermedad;
como ser social, se gobierna y se perpetúa. Para su
vida sobrenatural, nace por el Bautismo, se fortalece
por la Confirmación, se alimenta por la Comunión, se
cura por la Penitencia, y quita los pecados de la
enfermedad por la Unción; se da gobernantes por el
Orden y perpetúa la sociedad por el Matrimonio.
4. …/…
DE LOS SACRAMENTOS
Elementos necesarios para hacer un
Sacramento: la materia (la cosa sensible que
se emplea para hacerlos), la forma (las
palabras que se profieren en el acto) y el
ministro (la persona que confiere el
sacramento y que tiene la intención de hacer
lo que hace la Iglesia).
Efectos de los sacramentos: un efecto
común a todos (la Gracia santificante), un
efecto propio de cada sacramento (la Gracia
sacramental), y un efecto propio del
Bautismo, la Confirmación y el Orden (el
ex opere operato carácter).
vs.
ex opere operantis
5. DE LA LITURGIA
SACRAMENTAL
«De latere Christi in Cruce pendentis
lancea percusso, Sacramenta
Ecclesiae profluxerunt». S. Agustín
La liturgia es obra de la Santísima
Trinidad, en el sentido de que el
Padre es la fuente y fin de la
liturgia, el Hijo es quien hace la
Liturgia (glorificado desde la Iglesia
de los Apóstoles está presente en la
liturgia terrena, que participa en la
liturgia celestial) y el Espíritu es quien
prepara, recuerda y actualiza el
misterio de Cristo. Los sacramentos
son llamados sacramentos de
Cristo, de la Iglesia, de la fe, de la
Salvación y de la vida eterna (CIC
1077-1134).
6. …/…
DE LA LITURGIA SACRAMENTAL
La liturgia es acción de Christus totus. En el Cielo la
celebración es enteramente comunión y fiesta: un
trono, Uno sentado en el trono (el Señor Dios), de pies
un único Sumo Sacerdote. Cristo crucificado y
resucitado, que ofrece y es ofrecido, un río de Vida
que brota del trono de Dios, las potencias
celestiales, la Creación toda, los servidores de la
Antigua y Nueva Alianzas, el Pueblo de Dios, la
Santísima Madre de Dios… El Espíritu y la Iglesia nos
hacen participar de esa liturgia cuando celebramos el
misterio de los sacramentos. Celebra toda la
comunidad, el Cuerpo de Cristo unido a su Cabeza
(preferible una celebración comunitaria), la comunidad
de los bautizados… Toda la asamblea es “liturgo” (CIC
1136-1144).
7. …/…
DE LA LITURGIA SACRAMENTAL
La celebración sacramental está llena de signos y
símbolos. Dios se comunica con el hombre a través de
la creación visible. La Liturgia de la Iglesia
presupone, integra y santifica elementos de la
creación y de la cultura humana. No son sólo signos
cosmológicos, sino signos de la Alianza
(circuncisión, unción, consagración, imposición de
manos, sacrificios, la Pascua), que luego son asumidos
por Cristo, y que, desde Pentecostés, el Espíritu Santo
santifica a través de ellos. La Palabra y la acción
litúrgica son indisociables en cuanto signos y en
cuanto realizan lo que significan, y por igual el canto y
la música en cuanto más estrechamente estén
vinculados a la acción litúrgica. La imágenes sagradas
forman parte de la armonía de los signos celebrativos
(CIC 1145-1162).
8. …/…
DE LA LITURGIA SACRAMENTAL
Como es su deber celebrar la obra de salvación de su
Esposo, la Iglesia lo hace en días que denominó “del
Señor”; además, el círculo del año desarrolla todo el
misterio de Cristo. Celebramos así el año de Gracia del
Señor y pregustamos el fin de la historia. La Pascua es
el gran Domingo, y todo el año se desarrolla en torno
de este gran misterio. Cuando éste se cumple en las
personas, la Iglesia recuerda a éstas con devoción en
el calendario por medio del santoral. Y cuando penetra
las horas del día, siguiendo el mandato apostólico de
orar sin cesar, se convierte en la voz misma de la
Esposa que habla al Esposo (la liturgia de las
Horas), que es la oración de todo el Pueblo de acuerdo
al simbolismo del momento del día, del tiempo litúrgico
o de la fiesta celebrada, que no excluye, sino
acoge, las devociones del Pueblo de Dios (CIC 1163-
1178).
9. …/…
DE LA LITURGIA SACRAMENTAL
El culto “en espíritu y en verdad” se hace en el templo espiritual del
Cuerpo de Cristo resucitado, pero los templos materiales significan y
manifiestan a la Iglesia que vive en ese lugar. Por lo tanto, este
lugar debe ser hermoso y apropiado para la oración y las
celebraciones sagradas. Destacan dentro de él: el altar de la Nueva
Alianza, que es la cruz del Señor, de la que manan los
sacramentos, y es la mesa de los invitados al banquete; el
tabernáculo, que debe favorecer la adoración; el Santo Crisma; la
sede del obispo o del sacerdote; el ambón; el baptisterio; y el
confesionario. También tiene una significación escatológica: se pasa
un umbral, símbolo del paso desde el mundo herido por le pecado al
mundo de la vida nueva. Simboliza, pues, la casa paterna hacia la
cual el Pueblo de Dios está en marcha y donde el Padre “enjugará
toda lágrima de sus ojos” (CIC 1179-1186).
12. EL BAUTISMO
El Bautismo es el más bello y magnífico
de los dones de Dios... lo llamamos
don, gracia, unción, iluminación, vestid
ura de incorruptibilidad, baño de
regeneración, sello y todo lo más
precioso que hay. Don, porque es
conferido a los que no aportan nada;
gracia, porque, es dado incluso a
culpables; bautismo, porque el pecado
es sepultado en el agua;
unción, porque es sagrado y real (tales
son los que son ungidos);
iluminación, porque es luz
resplandeciente; vestidura, porque
cubre nuestra vergüenza; baño, porque
lava; sello, porque nos guarda y es el
signo de la soberanía de Dios.
S. Gregorio Nacianceno
13. …/…
EL BAUTISMO
Es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la
vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los
otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del
pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser
miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y
hechos partícipes de su misión. Se llama Bautismo en
razón del carácter del rito central: bautizar (baptidzein en
griego) significa "sumergir", "introducir dentro del agua";
la "inmersión" en el agua simboliza el acto de sepultar al
catecúmeno en la muerte de Cristo de donde sale por la
resurrección con El como "nueva criatura“. Esta agua la
vemos en la Creación, el diluvio universal, el paso por el
Mar Rojo y el paso del Jordán. Cristo se bautiza en el
Jordán, y luego nos bautiza con Su Pascua. Los bautizados
quedamos revestidos de Cristo (CIC 1213-1228).
14. …/…
EL BAUTISMO
Es parte fundamental de la iniciación cristiana e implica un
catecumenado. El sentido y la gracia están en los ritos: la
señal de la cruz, la impronta de Cristo; la Palabra de
Dios, la Verdad que suscita la fe; los
exorcismos, liberación del pecado; la confesión de fe; el
agua bautismal, materia del sacramento; el rito
esencial, la muerte al pecado y la entrada a la vida
trinitaria; la unción con el santo crisma, el Don del Espíritu
Santo; la vestidura blanca, revestirse de Cristo; el
cirio, que Cristo ha iluminado al neófito; el
padrenuestro, la oración de los hijos de Dios; la bendición
solemne. Todo no bautizado puede recibir el bautismo; si
es adulto, el catecumenado es pre-bautismal y es por
voluntad personal, si es niño, post-bautismal y es por la
gratuidad de la gracia salvífica. Es necesaria la fe, incluso
la comunitaria. Bautiza cualquiera que tenga la intención
de la Iglesia y use la fórmula trinitaria (CIC 1229-1256).
15. …/…
EL BAUTISMO
No conocemos otro medio que el bautismo para entrar a la
bienaventuranza eterna. Es necesario para la salvación en
aquellos a los que el Evangelio ha sido anunciado y han
tenido la posibilidad de pedir el sacramento. La intención
de recibirlo es suficiente para aquel que muere. Por él se
perdonan todos los pecados (el original, los personales y
las penas), aunque persisten las consecuencias
temporales y la concupiscencia. Hace del neófito una
nueva creación. La Santísima Trinidad nos da la Gracia
Santificante, que lo hace capaz de Dios, de amarlo (por
las virtudes teologales), de actuar bajo el Espíritu (por los
Dones) y de crecer en el bien (por las virtudes morales).
Nos incorpora como piedras vivas en la triple misión al
Cuerpo de Cristo, que los obliga a confesar delante de
todos la fe que recibimos. Es el fundamento de la
comunión e imprime e carácter (CIC 1257-1274).
16. LA
CONFIRMACIÓN
Recuerda, pues, que has recibido
el signo espiritual, el Espíritu de
sabiduría e inteligencia, el Espíritu
de consejo y de fortaleza, el
Espíritu de conocimiento y de
piedad, el Espíritu de temor
santo, y guarda lo que has
recibido. Dios Padre te ha
marcado con su signo, Cristo
Señor te ha confirmado y ha
puesto en tu corazón la prenda
del Espíritu.
S. Ambrosio
17. …/…
LA CONFIRMACIÓN
Es necesaria para la plenitud de la gracia bautismal. El
Espíritu del Señor era anunciado en el Antiguo Testamento
como el que reposaría sobre le Mesías, y se cumplió en
Jesucristo. Debía ser comunicado a todo el pueblo
mesiánico y así lo hizo Jesús sobre los apóstoles el día de
Pascua y en Pentecostés. Desde entonces, la imposición
de las manos sucedía al bautismo, a la que luego se
añadió la unción con óleo perfumado. Este sacramento
confirma la fe bautismal y robustece esa gracia. En
Oriente muestra mejor la unidad al bautismo, en
Occidente, la comunión con el obispo (CIC 1285-1292).
18. …/…
LA CONFIRMACIÓN
La unción significa abundancia y alegría, purificación y
agilidad, curación, belleza, santidad y fuerza. Es signo de
consagración a Jesucristo y Su misión. Recibimos el sello
del Espíritu Santo que marca la pertenencia total al
servicio de Cristo. Se renuevan las promesas bautismales
para manifestar la prolongación de ésta con el bautismo.
El rito esencial es la unción en la frente y luego la
imposición de las manos diciendo “Accipe signaculum doni
Spiritus Sancti”. El beso de la paz manifiesta la comunión
eclesial con el obispo. Se recibe la efusión especial del
Espíritu Santo como en Pentecostés y profundiza la gracia
bautismal. Sólo se da una vez, y marca de manera
indeleble en el alma y confiere el poder de confesar a
Cristo públicamente. La recibe cualquier bautizado no
confirmado, incluso los niños en peligro de muerte, pero
se debe estar en estado de gracia, y la confiere el obispo
o cualquiera a quien le conceda la facultad (CIC 1293-1314).
19. LA EUCARISTÍA
Porque este pan y este vino han
sido, según la expresión antigua
"eucaristizados", llamamos a este
alimento Eucaristía y nadie puede
tomar parte en él si no cree en la
verdad de lo que se enseña entre
nosotros, si no ha recibido el baño
para el perdón de los pecados y el
nuevo nacimiento, y si no vive
según los preceptos de Cristo.
S. Justino
20. …/…
LA EUCARISTÍA
Culmina la iniciación cristiana. Es fuente y cima de toda la
vida cristiana y, por lo tanto, contiene todo el bien
espiritual de la Iglesia. Significa y realiza la comunión de
vida con Dios y la unidad de Su Pueblo. Nos une a la
Liturgia del Cielo. Es el compendio de nuestra fe. Se
llama: Eucaristía (eucharistein y eulogein), Banquete del
Señor, Fracción del Pan, Asamblea
eucarística, Memorial, Sacrificio, Comunión, Santa Misa.
En Melquisedec hay una prefiguración, ya que en la
Antigua Alianza eran ofrecidos el pan y el vino como
primicias al Señor. En la Pascua judía recuerdan la Palabra
de Dios y la alegría de la espera mesiánica. Luego, el
mismo Jesucristo la instituye habiéndola prefigurado antes
en las multiplicaciones de los panes (CIC 1322-1344).
21. El día que se llama día del sol tiene lugar la reunión en un mismo
sitio de todos los que habitan en la ciudad o en el campo. Se leen las
memorias de los Apóstoles y los escritos de los profetas, tanto tiempo
como es posible. Cuando el lector ha terminado, el que preside toma
la palabra para incitar y exhortar a la imitación de tan bellas cosas.
Luego nos levantamos todos juntos y oramos por nosotros...y por
todos los demás donde quiera que estén a fin de que seamos hallados
justos en nuestra vida y nuestras acciones y seamos fieles a los
mandamientos para alcanzar así la salvación eterna. Cuando termina
esta oración nos besamos unos a otros: Luego se lleva al que preside
a los hermanos pan y una copa de agua y de vino mezclados. El
presidente los toma y eleva alabanza y gloria al Padre del
universo, por el nombre del Hijo y del Espíritu Santo y da gracias (en
griego: eucharistian) largamente porque hayamos sido juzgados
dignos de estos dones. Cuando terminan las oraciones y las acciones
de gracias todo el pueblo presente pronuncia una aclamación
diciendo: Amén. Cuando el que preside ha hecho la acción de gracias
y el pueblo le ha respondido, los que entre nosotros se llaman
diáconos distribuyen a todos los que están presentes pan, vino y
agua "eucaristizados" y los llevan a los ausentes.
S. Justino
22. …/…
LA EUCARISTÍA
Siempre ha tenido dos momentos: la Liturgia de la Palabra y
la Eucarística. Todos se reúnen y Cristo preside, sigue la
Liturgia de la Palabra, se presentan las ofrendas según el
gesto de Melquisedec, sigue la anáfora: el prefacio dando
gracias al Padre, por Cristo en el Espíritu Santo, la epíclesis
sobre el pan y el vino, el relato de la institución, la
anamnesis, las intercesiones, y la comunión precedida por la
oración del Señor y la fracción del pan. Ofrecemos al Padre lo
mismo que Él nos ha dado. Es acción de gracias al Padre por
la Creación, la redención y la santificación; es memorial del
sacrificio de Cristo recordando la redención y proclamándola
a todos y actualizándola (sacrificio de Cristo y Eucaristía son
un solo sacrificio) y haciéndola sacrificio de la Iglesia entera;
y es presencia de Cristo por el Espíritu de una manera
sustancialmente real mediante la transustanciación. Es
comunión de todos, que acrecienta nuestra unión con
Cristo, nos separa del pecado y nos une en un solo
Cuerpo, prenda de la gloria futura (CIC 1345-1405).
24. LA PENITENCIA Y
RECONCILIACIÓN
El que confiesa sus pecados actúa ya
con Dios. Dios acusa tus pecados, si tú
también te acusas, te unes a Dios. El
hombre y el pecador, son por así
decirlo, dos realidades: cuando oyes
hablar del hombre, es Dios quien lo ha
hecho; cuando oyes hablar del
pecador, es el hombre mismo quien lo
ha hecho. Destruye lo que tú has hecho
para que Dios salve lo que él ha
hecho... Cuando comienzas a detestar
lo que has hecho, entonces tus obras
buenas comienzan porque reconoces tus
obras malas. El comienzo de las obras
buenas es la confesión de las obras
malas. Haces la verdad y vienes a la
Luz.
S. Agustín
25. …/… LA PENITENCIA Y
RECONCILIACIÓN
Se le llama de conversión, de la penitencia, de la confesión, del
perdón, de reconciliación. La iniciación no suprime la fragilidad
humana ni la concupiscencia, por lo que es necesario una
conversión segunda y constante con una dimensión comunitaria
con miras a la santidad. La penitencia ha de ser realizada primero
interiormente, como una metanoia, acompañada de un animi
cruciatus y una compunctio cordis. Se manifiesta de diversas
maneras, especialmente ayuno, oración y limosna como gestos de
reconciliación, que se intensifican en momentos específicos del
año y que se alimentan de la Eucaristía. Es Dios quien
perdona, pero Cristo le dio la autoridad a la Iglesia de perdonar
en Su Nombre. Mueve al pecador a tener en su
corazón, contrición; en la boca, confesión; y en la obra, humildad
y satisfacción. Es responsabilidad sólo de los presbíteros y los
obispos. Al anticipar el juicio final, reconcilia con Dios y con la
Iglesia. Las indulgencias son parte del sacramento. Debe hacerse
en una celebración comunitaria (CIC 1422-1484).
26. LA UNCIÓN DE
LOS ENFERMOS
¿Está enfermo alguno entre
vosotros? Llame a los presbíteros
de la Iglesia, que oren sobre él y
le unjan con óleo en el nombre
del Señor. Y la oración de la fe
salvará al enfermo, y el Señor
hará que se levante, y si hubiera
cometidos pecados, le serán
perdonados.
St 5,14–15.
27. …/…
LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
La enfermedad es un problema de la vida humana, y en el
Antiguo Testamento era vivida de cara a Dios. La compasión de
Cristo hacia los enfermos es un signo de la visita de Dios a los
seres humanos. Cristo envía a sanar a los enfermos como
carisma de curación, y la Iglesia cree que hay un sacramento
destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad. La
recibe quien esté en peligro de muerte, y en enfermedad grave.
Sólo los sacerdotes son sus ministros. Tiene una celebración
comunitaria: imposición de manos, oración por los enfermos en
la fe, unción con óleo bendecido. Ofrece consuelo, paz y ánimo
ante las enfermedades, y quiere levar a la curación del alma y
del cuerpo; el enfermo se une a la pasión de Cristo
y, así, contribuyen al bien del Pueblo de Dios. La Eucaristía como
viático es parte del sacramento para los que van a partir de esta
vida. (CIC 1499-1525).
29. EL ORDEN
Que todos reverencien a los
diáconos como a Jesucristo, como
también al obispo, que es imagen
del Padre, y a los presbíteros
como al senado de Dios y como a
la asamblea de los apóstoles: sin
ellos no se puede hablar de
Iglesia.
S. Ignacio de Antioquía
30. …/…
EL ORDEN
Es una consagración. En la Antigua Alianza eran quienes, elegidos
por Dios, intervenían ante Él a favor de los seres
humanos, anunciaban la Palabra de Dios y restablecían la
comunión con Él. Estas prefiguraciones se cumplen en el único
mediador, Cristo Jesús, quien realiza el sacrificio redentor de una
vez por todas. La participación en este sacerdocio es de dos
modos: bautismal y ministerial; en este último es que se da el
servicio eclesial in persona Christi Capitis, en nombre de toda la
Iglesia. Este ministerio se ejerce en tres grados: episcopal
(plenitud del sacerdocio), presbiteral (cooperador de los obispos)
y diaconal (en orden al ministerio). De celebración
comunitaria, destaca la imposición de manos por parte del obispo
válidamente ordenado y la unción con el santo crisma –obispo y
presbítero–. Sólo los varones bautizados lo reciben, y no es un
derecho sino un don inmerecido, que tiene como signo de vida
nueva el celibato. Confiere carácter, asistido por la gracia de ser
configurado con Cristo Sacerdote, Maestro y Pastor (CIC 1536-
1589).
31. EL MATRIMONIO
¿De dónde voy a sacar la fuerza para
describir de manera satisfactoria la
dicha del matrimonio que celebra la
Iglesia, que confirma la ofrenda, que
sella la bendición? Los ángeles lo
proclaman, el Padre celestial lo
ratifica... ¡Qué matrimonio el de dos
cristianos, unidos por una sola
esperanza, un solo deseo, una sola
disciplina, el mismo servicio! Los dos
hijos de un mismo Padre, servidores
de un mismo Señor; nada los
separa, ni en el espíritu ni en la
carne; al contrario, son
verdaderamente dos en una sola
carne. Donde la carne es
una, también es uno el espíritu.
Tertuliano
32. …/…
EL MATRIMONIO
Es una alianza elevada a sacramento por Cristo. Es parte del plan
de Dios y es parte de la naturaleza misma del hombre y de la
mujer en el orden de la Creación. Subsiste a pesar del pecado, y
un ejemplo es la pedagogía de la antigua Ley. En el Señor, la ley
del Amor es la que prevalece, y se vincula a la virginidad porque
ambos son dones de Dios. Se celebra con disposición
adecuada, porque los esposos son los ministros de la gracia de
Cristo en el sacramento. Implica un consentimiento libre y
responsable, y, por lo tanto, informado. Esta información debe ser
más cuidadosa con los matrimonios mixtos. El amor conyugal es
asumido en el amor divino, por esto los esposos son sacramento
en el mundo y Cristo es la fuente de esa gracia. Conlleva a una
unión única e indisoluble, por lo que se requiere fidelidad a
ejemplo de la de Dios, y abierta a la fecundidad y al servicio de la
vida como tarea fundamental. Esta es la primera Iglesia, la
Iglesia Doméstica, ya que los padres anuncian la fe con la palabra
y el ejemplo y fomentan la vocación de cada uno. (CIC 1601-1658).
33. Los sacramentos, como "fuerzas que
brotan" del Cuerpo de Cristo (cf Lc 5,17;
6,19; 8,46) siempre vivo y vivificante, y
como acciones del Espíritu Santo que
actúa en su Cuerpo que es la Iglesia, son
"las obras maestras de Dios" en la nueva
y eterna Alianza (CIC 1116).