1. TAZ.
¿QUÉ ES EDUCAR?
Educar, esa palabra y sus múltiples variaciones nos acompañan desde bien temprano en nuestra
concepción del mundo y del ser humano. Desde pequeños estamos sumergidos en una educación
formal, institucionalizada. Pero, ¿solo existe ese tipo de educación?
Genéticamente el hombre no llega a ser lo que es simplemente por dicha carga genética. Muchas son las
diferencias fisiológicas y anatómicas con el resto de animales, cosa que nos lleva a una marcada
distinción respecto a estos. Aspectos como la bipedestación, la oposición del pulgar o el mayor tamaño
de la cabeza son características plenamente humanas, pero no solo por esto se es humano. Esta carga
genética diferente a otros animales es una mínima parte de lo que hace al hombre ser realmente
hombre. Pues lo que le hacer ser hombre, unido a lo genético, es la convivencia social y lo que esta
conlleva, la educación.
La educación está íntimamente unida al aprendizaje, pues sin esta no tendría significado alguno. No es
posible concebir una educación sin aprendizaje. Pues, como nombra Savater en su libro ‘El valor de
educar’ el hecho de aprender es un característica innata en el ser humano, por tanto la educación es
parte del ser humano y es lo que le hace ser a este puramente humano. Por tanto educar será el
empeño más humano que existe, principal diferencia con los animales.
Todos enseñamos, pues, si todos llevamos intrínsecamente en la condición de ser humano el educar,
todos somos parte de la educación alguna vez en nuestra vida de alguno de nuestros semejantes. Para
esto debe de existir la vivencia del conocimiento previamente a su enseñanza como educador.
En cuanto a la enseñanza como profesión, debe de tener una premisa básica, esta será el optimismo.
Como dice Savater en su libro, “la educación presupone el optimismo”, es decir la educación lleva
consigo intrínsecamente el optimismo. No podrá existir un buen educador profesionalmente hablando si
este trabaja pesimistamente, no existirá un querer mejorar como docente, ni la ilusión por la mejoría de
los aprendices. Un buen educador, optimista en su labor, siempre querrá saber más, formar mejor a sus
discípulos, pues la enseñanza no es más que enseñar a aprender.
El educador será parte de la formación de sus alumnos, pero como un guía que prestará su ayuda al afán
de aprendizaje que los alumnos tienen. En ocasiones también deberá, ante los llamados malos alumnos,
saber sacar lo mejor de estos sacando a la luz la curiosidad, primer paso para querer aprender, que todo
ser humano, por el hecho de serlo tiene. Mostrará a estos lo fascinante de saber.
Educar será concebido como el hecho en el cual el educador acompaña al aprendiz a la toma de
conocimiento, haciendo al aprendiz consciente de su aprendizaje mediante vivencias que refuercen la
elaboración y posterior almacenaje de la información. Pues una buena educación no consistirá
meramente en la transmisión de conocimientos por parte del educador y la correspondiente
memorización del aprendiz.
La educación, pilar fundamental a construir en los primeros años de todo niño, debe ir unido al
movimiento, entendido como experiencia. El niño dueño inconsciente de su aprendizaje, guiado de la
mano del educador, será descubridor constante de su alrededor. Esta concepción de educación vivencial
debe ir constantemente de la mano de los sentidos y sentimientos, pues serán estos los que cataloguen
dichas experiencias.
Por último, comentar que no existirá una buena educación si esta no es social, es decir, que no se da en
sociedad, siendo esta plural, común y contrastada. Será la convivencia social, parte fundamental del
proceso educacional.
2. TAZ.
En cuanto a la autoevaluación de este trabajo, decir que ha sido un reto para mi escribir sobre un tema
tan amplio y del que tanto se pude hablar, en tan solo una hoja, dando simples pinceladas a las ideas
claves de mi concepción de educar.
Tras leer el prólogo y el capítulo 2 del libro de Savater ‘El valor de educar’ y haber leído varios blogs de
compañeros del año pasado acerca de la educación, mi concepción de que es educar ha sido
enriquecida y complementada con la que hasta entonces tenía. Este breve ensayo ha sido una puesta en
escena de esta concepción.
Respecto a la autocalificación, a la cual no acabo de acostumbrarme todavía, no puedo decir que mi
trabajo sea de 10, pues creo que por la brevedad del espacio disponible y por las facilidades de
expresión que aún me quedan por adquirir no es un trabajo que merezca tanta nota. Por el trabajo que
ha supuesto el documentarse acerca del tema, la dificultad de escribir claro y conciso y por la exposición
de unas ideas con fundamento y orden de exposición, la nota de este trabajo en mi opinión se sitúa
alrededor de un 8.