La cardiopatía isquémica es la forma de enfermedad cardiovascular más frecuente y la principal causa de muerte en los países industrializados. Aproximadamente el 30% de las muertes en estos países son causadas por la enfermedad coronaria. La causa habitual de la coronariopatía es la ateromatosis. El mecanismo causal preciso de la ateromatosis no es bien conocido, pero actualmente se saben muchos aspectos del mismo y se continúa investigando activamente. A través de estudios epidemiológicos ha sido posible relacionar la ateromatosis con diversos factores de riesgo, aunque se desconoce el mecanismo exacto por el que estos factores producen la ateromatosis. Sin embargo, sí está demostrado que la actuación sobre estos factores de riesgo disminuye la incidencia y severidad de la ateromatosis y sus complicaciones. La ateromatosis se caracteriza por el desarrollo de una serie de lesiones en la pared arterial que van desde la lesión inicial, en la que se observan acúmulos de grasa en la pared arterial, hasta las lesiones más avanzadas, en las que puede haber infiltrado graso, proliferación celular, material trombótico, tejido cicatricial y calcificación. La causa exacta de la génesis y desarrollo de las lesiones ateroscleróticas no es bien conocida. La teoría más ampliamente aceptada es la de la infiltración lipídica. Según esta, el colesterol de la sangre penetra en exceso en la pared arterial, lo que favorece el paso de glóbulos blancos a la misma, donde se transforman y se cargan de depósitos lipídicos. Estos cambios inducen la proliferación de las células musculares lisas de la pared arterial. Todo esto da lugar a que la pared de la arteria quede infiltrada por grasas, glóbulos blancos y células musculares lisas, dando lugar a la placa de ateroma.