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Voy a contarles mi historia. Nací en el
año 1937 en plena guerra civil española. Mi
crecimiento fue muy inocente, pero de la
mano de un malagueño de ojos negros
penetrantes. Soy el personaje central de
una obra que revolucionó la conciencia de
varias generaciones, moral y artísticamente.
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Me siento como si fuera el dibujo de un
niño, soy sólo línea y expresión, pero sé que
mi creador ya intuía como reflejar el dolor y
mi función simbólica. De todos los bocetos que
hizo de mi es el que más me gusta, porque me
recuerda a la inocencia de la infancia. También
aparece mi hermanita que lleva la lámpara.
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Soy el caballo, recuerdo que en este
dibujo, tuve dientes en el hocico; pero
mantuve siempre el grito, con mi
lengua punzante y los ojos y las orejas
pavorosas, están llenas de temor.
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En este retrato individual, desaparecen los
dientes del hocico y se ubican en su lugar real.
Ahora aparezco con cuatro orejas y un contraste
de sombras menos agresivas que en mi retrato I
del mes de mayo.
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Antes de mi definición última, tal y como
aparezco en la obra, mi creador me pintó en blanco
y negro, (aspecto que siempre tuvo muy claro) y
en una gradación de negros y grises, aunque
cambia la posición de mi cabeza y mis dientes son
los mismos que aparecerán en la obra final.
Soy el más real de todos, se ve mi pelaje de
caballo, aunque mi aspecto recuerda al burrito de
“Platero” .
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¡Ah, se me olvidaba! Mi creador hizo un boceto general, el
primero donde aparecen a rasgos generales toda la trama de la
obra. Siempre fui el centro de la obra y de la pirámide en la
composición. Tengo la misma posición y miro para mi amiga y el
toro está detrás, mientras que el guerrero lleva un casco que
luego desaparece. De la herida mi otredad vuela transmutado en
Pegaso, buscando mi situación en la composición final. Antes de
la foto de Dora, hay un dibujo preparatorio, en el que aparece
toda la simbología del cuadro. Es el proceso que sigue el artista
para llevar la composición al lienzo.
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Lo primero que sorprende en el primer paso de ejecución es
mi posición, con el cuerpo retorcido hacia el suelo. El brazo del
guerrero es el que marca el eje de la pirámide y aparecen
diversos personajes: la madre y el niño, el toro, que después
cambiará de posición, el guerrero y el pájaro, un guerrero que
luego desaparece, un fragmento de una mujer que entra, la
mujer que grita en un primer momento y que se representa en
su totalidad y la portadora de luz. El escenario donde se mueven
los personajes se mantiene hasta el final, pero aún no aparece.
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En este estado del la obra, lo que más me
impresiona es el dibujo de la mano con el trigo. La
línea se mantiene apoyada por la introducción del
negro y los grises, que son los que definen los pasos
de la mujer que entra, una parte de mi cuerpo y un
lado de la pirámide.
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Desaparece el sol y empieza a asomar el ojo de la
lámpara. Ya estamos todos los personajes definidos y
aparecen grandes planos en negro.
Mi cabeza ya aparece en su posición final. Los papier
collés que luego desaparecen es un método que
escogía el pintor para ver los contrastes en el proceso.
El toro cambia de posición y el ave está ya sobre la
mesa. La mano del guerrero está colocada en su
posición final, mientras que su cabeza no me mira
todavía. Aún aparece una mujer en el suelo y los
fondos se cierran cada vez más.
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Siguen apareciendo los papiers para situar los
grises, en un proceso de iluminación de la obra.
Al final, mi amigo el guerrero me mira, se integra
en el grito general y se cierra la pirámide, en la
obra que Picasso realiza para la Exposición
Universal de Paris, del año 1937, titulada “El
Guernica”. Esta es mi historia.
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13. Creado por : Nelson Villalobos y Paula Mariño
Información y fuentes:
www.elpollourbano.net/es/informes/254-114/150-lo-
que-fue-el-guernica-segun-picasso
Guernica - Picasso: VI - Los estudios de "Guernica"