El Encuentro Internacional de Medellín (MDE11) toma como eje de trabajo los diferentes modos de construcción y recreación de conocimiento en y desde el arte, a la vez que plantea los límites y los retos de la experimentación pedagógica en la práctica institucional, artística y comunitaria. El MDE11 propone manifestar una tensión entre formas de conocimiento reglado, institucional y académico y formas de conocimiento más experimentales basadas en prácticas colectivas, colaborativas y de autogestión. Propuestas heterogéneas que conectan actores y recursos del circuito artístico con proyectos y experimentos que no se agotan en el interior de dicho circuito, sino que tienen resonancia en otros contextos.
1. ENCUENTRO INTERNACIONAL DE MEDELLÍN MDE11
Enseñar y aprender. Lugares del conocimiento en el arte
“…el enseñar no existe sin el aprender, y con esto quiero decir más de lo que diría si
dijese que el acto de enseñar exige la existencia de quien enseña y de quien aprende.
Quiero decir que el enseñar y el aprender se van dando de manera tal que por un lado,
quien enseña aprende porque reconoce un conocimiento antes aprendido y, por el
otro, porque observando la manera como la curiosidad del alumno aprendiz trabaja
para aprehender lo que se le está enseñando, sin lo cual no aprende, el educador se
ayuda a descubrir dudas, aciertos y errores”. [1]
Paulo Freire
El curador de prácticas artísticas cambiantes, problemáticas y diversas, seguramente
necesita partir de una postura de duda e incertidumbre. O, de hecho, de una posición
de escucha. El curador como experto es alguien que sabe de antemano qué es arte y
qué es bueno para el arte. El curador como oidor trata de encontrar lo que una obra
en particular podría necesitar. Así las cosas, lo que este último curador haría, está
determinado por la capacidad de situarse en una relación recíproca y colaborativa con
los artistas. [2]
Mark Hutchinson
El Encuentro Internacional de Medellín (MDE11) toma como eje de trabajo los
diferentes modos de construcción y recreación de conocimiento en y desde el arte, a la
vez que plantea los límites y los retos de la experimentación pedagógica en la práctica
institucional, artística y comunitaria. El MDE11 propone manifestar una tensión entre
formas de conocimiento reglado, institucional y académico y formas de conocimiento
más experimentales basadas en prácticas colectivas, colaborativas y de autogestión.
Propuestas heterogéneas que conectan actores y recursos del circuito artístico con
proyectos y experimentos que no se agotan en el interior de dicho circuito, sino que
tienen resonancia en otros contextos.
Consciente de que la experiencia del arte opera siempre en el terreno de lo
desconocido, propicio a la experimentación, la duda e incluso la ambigüedad, el
MDE11 propone un diálogo continuo y abierto con prácticas artísticas,
investigaciones dentro y fuera de la academia, y estrategias comunitarias y
pedagogías críticas de las artes visuales alternativas a los entornos
artísticos y a los procesos de aprendizaje tradicionales.
A partir de una propuesta inicial de José Roca, el equipo curatorial integrado por Nuria
Enguita Mayo, Eva Grinstein, Bill Kelley Jr. y Conrado Uribe ha desarrollado el concepto
del MDE11 a partir de una estructura definida por tres núcleos: Laboratorio, Estudio
y Exposición, que a su vez se subdividen en varias „zonas de activación‟. El énfasis
está puesto en el trabajo procesual y colaborativo, orientado a plantear problemáticas
y posibles modos de producción de conocimiento común desde la práctica artística y
entre diversos autores, comunidades, colectivos y estudiantes de dentro y fuera de
Medellín. Modos de trabajo que impliquen procesos de desvelamiento de cuestiones
2. olvidadas, ocultadas o no estudiadas por las disciplinas tradicionales; formas de
organización de la información que generen nuevas formas de ver y de entender el
entorno.
Las prácticas curatoriales han complejizado su campo de acción en la
contemporaneidad. Su énfasis ahora también abarca los procesos de mediación y
articulación del arte, el flujo e intercambio de las ideas que genera y la producción de
dispositivos de exhibición. Comprenderlas en su posibilidad de incluir modelos
no predefinidos y estructuras colaborativas, los cuales se insertan dentro de
las prácticas culturales contemporáneas, permite que dentro de sus alcances
esté el propiciar la organización de encuentros, intercambios y puestas en
escena abiertas y en permanente negociación con sus realidades. Esta lectura
expandida resiste visiones tradicionales que separan la organización interna de la obra
de arte –su configuración formal propiamente dicha– de otras dimensiones del campo
artístico: investigación, circulación y apropiación. Las prácticas curatoriales resultan así
más procesuales que instrumentales; orgánicas y no lineales, más que causales o
casuísticas; horizontales y basadas en los contextos, no verticales e impositivas;
dotadas de objetivos y medios no del todo previstos desde un comienzo; desprendidas
del imperativo de obtener resultados específicos, aunque sí buscando tener impactos
efectivos sobre los modos de hacer convencionales.
La estructura y el desarrollo del MDE11 responden a un encargo preciso por parte del
Museo de Antioquia para trabajar en el contexto de la ciudad de Medellín y con sus
agentes sociales y culturales. Desde su misión, el museo busca promover la interacción
educativa y cultural, convocar a la participación de muchos y propiciar la reflexión por
medio del diálogo polifónico e interdisciplinario. En sintonía con estos objetivos, la
curaduría del MDE11 se ha involucrado con colectivos y agentes diversos, desde la
academia a los contextos de trabajo comunitario, así como a los espacios de
autogestión que existen en Medellín. De esta colaboración resulta el proyecto general
del MDE11. Es interesante destacar que el Museo de Antioquia, una institución
hegemónica fuertemente implicada y comprometida con el desarrollo sociocultural de
Medellín, se coloca al frente de un evento de ciudad que relaciona institucionalidades
diversas en un intento por tejer complicidades y potenciar un conjunto de propuestas
que abarcan las artes plásticas, la arquitectura, la música, la imagen y la tecnología. La
propuesta curatorial se ha enriquecido al relacionarse con las distintas instituciones y
comunidades locales y en el diálogo con la historia trágica y apasionante de la ciudad.
Es esa historia la que ha determinado el modo en que este proyecto desea operar.
Ninguna institución puede trabajar de espaldas al entramado cultural de un lugar, lo
que implica concebir la cultura y el arte como prácticas sociales activas, como modos
de conocimiento y de reflexión y no meramente como objetos de consumo y
entretenimiento. En un momento en el que la industria cultural está totalmente
atravesada por ese tercer estadio del capitalismo trans-nacional (posfordismo o
globalización) y sus consecuencias, se están produciendo otras propuestas de muy
distinto orden. Nuevas formas de producción cooperativas, a-disciplinares, no–
mercantiles, etc; modos de hacer que están redefiniendo, por ejemplo, conceptos
clásicos de la segunda vanguardia como autonomía y representación en un campo
ampliado de la práctica artística. Y es en este contexto de campo expandido donde el
trabajo del arte ha de cambiar absolutamente; pasar de un planteamiento simbólico
3. que reside en un objeto (autónomo) que irradia unos valores, a una práctica distinta
que genere nuevas formas de representación y distribución en pos de nuevos marcos
de experiencia comunes. Ese cambio requiere, entre otras muchas cosas, reconsiderar
las formas de aprendizaje y las metodologías del campo de la pedagogía en el campo
cultural, revisitar las formas de enseñar y aprender, así como los nuevos modos de
acercamiento al público mediante procesos trans-disciplinarios poco trabajados en la
historia del arte.
El Museo de Antioquia ha promovido desde el MDE07 una estrategia
tendiente a re-crear y ampliar el discurso ciudadano de adentro hacia
afuera, trabajando junto con artistas y comunidades. En la concepción del
MDE11, el objetivo fue ampliar y continuar ese trabajo capitalizando los valiosos
recursos culturales de Medellín: una manera de seguir adelante y de respetar esa
trayectoria artística y pedagógica establecida por el museo. Medellín posee un
ámbito rico y dinámico de proyectos pedagógicos, tanto a nivel institucional
(gobierno municipal) como desde la autogestión. En este sentido, el mayor
desafío fue trabar una relación estrecha con tantas comunidades y proyectos culturales
como fuera posible.
El diálogo con agentes externos ha buscado potenciar esa fuerza de trabajo
comunitario que en Medellín ha alcanzado un interesantísimo desarrollo: propuestas de
formación y emancipación en un territorio complejo que buscan, entre otras cosas,
combatir el analfabetismo, atenuar las manifestaciones de violencia o recuperar las
memorias mediante proyectos pedagógicos de creación colectiva que apuntan a
construir un espacio verdaderamente público y un saber común. Para el MDE11, esto
implica un interés por proyectos participativos que exceden a la formación de efímeros
espacios de socialización o comunidades volátiles. En la gran mayoría de los proyectos
con los que el MDE11 se ha involucrado, la participación se estructura de tal modo que
conduce a un tipo de experiencia colectiva que permite la construcción –colaborativa y
muchas veces interdisciplinaria– de sentidos. La noción de experiencia es redefinida en
el marco de propuestas que no se concentran en la enseñanza del arte (técnicas) o en
la formación de públicos (historia e interpretación del arte), sino en la configuración de
entornos híbridos y participativos que pueden existir en un lugar limítrofe entre los
procesos artísticos, culturales y formativos.
Estas prácticas abrazan los procesos pedagógicos, pero se resisten a apropiar las
didácticas tradicionales de la enseñanza y el aprendizaje en el campo del arte.
Reconocen su condición intersticial –entre el arte y la pedagogía– como posibilidad y
potencia para abrir nuevas preguntas, proponer articulaciones entre disciplinas y
generar otras respuestas. Son subversivas en cuanto desafían las estructuras
tradicionales de la producción artística, resignificando de paso sus condiciones de
interpretación. Pero no sólo deconstruyen y critican lo ya establecido. Son, al mismo
tiempo, productoras de infraestructura, proactivas y constructoras, porque al estar
soportadas en la autoría y el aprendizaje colectivos, buscan tener una eficaz y
duradera injerencia en los procesos locales. Aspiran, como también proponía Paulo
Freire, a que a través del arte y la educación –entendidos aquí en su dimensión
política– los involucrados adquieran una conciencia crítica de su condición. Sin
embargo, sus agentes ya no aspiran a propiciar grandes transformaciones socio-
económicas, aunque sí a incidir en el terreno de las agendas e intereses de colectivos
4. específicos, agenciando quizás la definición de identidades y hasta la resolución de
ciertos conflictos. El trabajo colaborativo, por definición, reevalúa y potencia estas
relaciones y los criterios transdisciplinarios -incluso transpedagógicos- que permiten
comprender las metodologías artísticas, señalan una importante ruptura con las
herencias discursivas del pasado. Las teorías históricas y contemporáneas, que han
enmarcado el discurso sobre lo “público” y las “comunidades” en el arte
contemporáneo, son de este modo desafiadas.
El Encuentro Internacional de Medellín MDE11 quiere subrayar esos modos de hacer y
de aprender, insistiendo en que el arte tiene que ver con procesos, ideas y prácticas, y
no solo con objetos. Tiene que ver con intercambios, con puntos de vista y diálogos.
Tiene que ver con escuchar más y hablar menos. A eso hace referencia el título del
MDE11. Plantea unos lugares de conocimiento y de experiencia, y como todo lugar de
experiencia supone una posición en el presente, pero también una conciencia del
pasado y una propuesta de futuro. El horizonte del MDE11 y su futuro dependerán de
la capacidad de poner en común una gran cantidad de singularidades diversas y
anónimas contra el espacio y el tiempo de la propia ciudad donde se despliega,
haciendo visibles unas capacidades que buscan recuperar lo público en un contexto
contemporáneo donde lo común se ve reducido, la mayoría de las veces, al espacio de
lo productivo.
Enseñar y aprender, en suma, no solo implica una metodología de trabajo curatorial
sino también una estructura conceptual que se pregunta acerca de las posibilidades de
un evento de estas características. ¿Cuáles serían sus alcances para compartir nuevas
ideas entre varias comunidades y co-construir espacios de aprendizaje? ¿Quién puede
sacar partido de estas propuestas pedagógicas? ¿Qué papel juega un museo en estas
estructuras masivas y dónde se ubican los artistas y el público? Estas son algunas de
las preguntas que el equipo curatorial del MDE11 se ha formulado continuamente
durante más de un año, durante la gestación del MDE11. Esperamos extender el
diálogo con ustedes.
[1] FREIRE, Paulo, Cartas a quien pretende enseñar, 1992, p. 28.
[2] The curator of a diverse, troublesome and changing art, surely needs to begin from a position of doubt
and uncertainty, or, indeed, from a position of listening. The curator qua expert is someone who knows in
advance what is art and what is good for art. The curator qua listener is trying to find out what a
particular piece of art might need. That is, what this latter curator might do is going to be determined by
entering into a reciprocal and collaborative relationship with artists. HUTCHINSON, Mark, Inconsequential
Bayonets. A Correspondence On Curation, Independence and Collaboration with Dave Beech, en Curating
Subjects, editado por Paul O‟Neill, 2007.