1. Competencias docentes para la Educación Media Superior
Diagnóstico Socioeducativo
Datos personales
Nombre/s de pila Mónica Guadalupe
Apellidos Fuentes Barrón
Grupo: 120
Institución donde
CONALEP León I Felipe B. Martínez Chapa.
labora
Entidad federativa Guanajuato
Correo electrónico mongufuba@hotmail.com
Contenido: Mi Confrontación con la Docencia
2. MI CONFRONTACION CON LA DOCENCIA
El siguiente trabajo es una reflexión del primer módulo de la especialidad en
competencia docentes titulada Práctica docente y Reforma Integral de la Educación
Media Superior.
Estudié, en la Universidad de León, Gto., la carrera de Informática administrativa, hace
aproximadamente 12 años,. Tuve la oportunidad de trabajar en Conalep, plantel León I,
cuando una compañera de la universidad tuvo que dejar su trabajo y buscar quien la
reemplazara en sus clases de computación; recuerdo muy bien que ese día estaba
platicando con otras compañeras de clase acerca de sus razones por las que dejaba
las clases, les ofreció las horas de trabajo, se quedaron silencias y nadie hizo una
mínima expresión de interés por el trabajo, yo, sin pensarlo, le dije que iría en la tarde a
suplirle mientras encontraba un reemplazo, desde ese momento me quede como
profesor de la materia de computación.
Mis primeros alumnos fueron jóvenes de edades entre 14 y 16 años, también tenía un
grupo especial llamado modular, el cual lo integraban estudiantes mayores de edad, los
cuales no habían tenido la oportunidad de estudiar. En ese tiempo Conalep lanzó un
programa para que estudiaran aquellas personas que se dedicaban a trabajar en áreas
de calzado y curtiduría; cabe mencionar que en el plantel donde trabajo se imparte el
bachillerato tecnológico en las áreas de Producción de Calzado, Curtiduría,
Electromecánica y Automotriz, existía además la carrera de Técnico en Electrónica,
pero la cerraron por falta de presupuesto para mantenerla,
Al principio no fue fácil, el estar frente a un grupo impone y dificulta la expresión, al
menos este fue mi caso, no tenía un programa de estudios que impartir, en ese tiempo,
no había un programa de estudio estructurado para la mayoría de las materias de
tronco común, los planes de estudio estaban mejor estructurados y enfocados a la parte
técnica, ese fue el primer paso difícil a cubrir.
Otra dificultad que afronté fue que la escuela carecía de equipo suficiente para trabajar
con todos los alumnos de un grupo, así que los maestros que impartíamos la materia de
computación acordamos dividir los grupos para poder impartir la clase. Confieso que
era muy cansado repetir varias veces la misma clase, mi garganta terminaba muy
agotada, sin embargo este acuerdo no fue una solución muy provechosa porque los
temas y objetivos que se planearon al comienzo del ciclo escolar no se pudieron
cumplir, pero aún con las adversidades que se presentaron pude sacar los grupos
adelante.
En muchas ocasiones pensé y reflexione acerca de las razones por las que estaba
trabajando como profesor y llegué a la conclusión de que me agradaba enseñar, aún y
cuando el trabajo de maestro es cansado y muy demandante. Asumí el reto de seguir
ejerciendo este papel y así adquirí compromisos aún más grande e importante: el de
seguir capacitándome, el de innovar para enseñarles a mis alumnos cosas nuevas.
También me percaté de que necesitaba buscar nuevas formas para impartir mis clases,
además de aprender acerca de las etapas que como adolescentes pasan y se ven
afectados, encontrar estrategias para motivarlos y luchar contra la monotonía, para que
no abandonen la escuela. Todo esto en un principio fue difícil pero con el tiempo
aprendí.
Conalep se preocupa en tener docentes capacitados, por lo que imparte cursos de
formación para sus profesores cada semestre y es obligatorio asistir. Desde que entré
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3. a trabajar en el plantel nunca he dejado de asistir, pues me ayudan a sentirme más
segura en mi función como profesor.
“Luego, con el paso del tiempo, corrigiendo errores y apuntalando lo positivo, pude abandonar las apariencias y me gané la libertad de ser
profesor: la libertad de estar en clase con seguridad en mí mismo, con un buen conocimiento de lo que se puede y lo que no se puede hacer
en una clase; la libertad de decir lo que pienso, de ensayar nuevas técnicas para explicar un tema, de cambiar formas y modificar contenidos.
Y con la libertad llegó la alegría: la alegría de sentirme útil a los demás, la alegría de una alta valoración de mi trabajo, la alegría por haber
escapado a la rutina convirtiendo cada clase en una aventura y en un reto intelectual.”( José M. Steve, 2003,pag 1)
Tiene mucha razón en lo que dice José M. Steve y me identifico con él; los errores son
necesarios para crecer, duelen, pero tienen siempre una parte positiva que rescatar.
Así me sentí con el paso de los años, la seguridad te produce alegría y a la vez
confianza, los alumnos son nuestros mejores espejos y reflejan todo lo que les
enseñamos, no solo el contenido de una materia, sino que también se queda en ellos
una parte de nuestras actitudes, todo reflejan, nada ocultan y se dan cuenta si estamos
en clase con gusto o fastidio.
Pasaron los años y cada vez me sentía mejor en mi papel de maestro, cada cosa que
me preguntaban no era algo intimidante, al contrario, sentía que sabía y dominaba bien
las cosas. Después se implementó una reforma en el año 2003 y para muchos
maestros fue bueno porque les aumentaron horas de trabajo, en cambio para mí fue un
caos, la mayoría de la carga horaria era para primer semestre, en segundo se
disminuían a menos de la mitad de tiempo las horas clases de las materias que
normalmente impartía. Algunos maestros tuvieron que dejar el trabajo pues ya no les
convenía y a otros profesores los cambiaron de plantel. Para mí fue difícil, pero la vida
me dio una nueva oportunidad de seguir con el reto de ser maestro: comencé a dar
nuevas materias. Al principio sentía que no tenía ni pies ni cabeza, me tuve que poner a
estudiar más, a sentarme con los libros, buena parte de mi tiempo lo pasaba buscando
información, realizando ejercicios, y tantas cosas más; me sentí tan limitada, me dije a
mi misma, ¡Otra vez como al principio! Cometí errores, probé varias formas y parece
que no se podía hacer mucho, notaba fastidio en el grupo y aburrimiento, pero me relajé
y comencé a divertirme y estresarme menos, eso de ser el “maestro sin
equivocaciones”, no funciona, José M. Esteve(2003), menciona que : “En este
aprendizaje por ensayo y error, uno de los peores caminos es el de querer responder al
retrato robot del “profesor ideal”; quienes lo intentan descubren la ansiedad de
comparar, cada día, las limitaciones de una persona de carne y hueso con el fantasma
etéreo de un estereotipo ideal.”
Así que aprendí que nunca estas lo suficientemente capacitado para ser maestro. En un
tiempo me sentí en la cúspide del conocimiento en mi materia, pero nunca sabes las
vueltas que da la vida y otra vez, a comenzar desde el principio.
Todo el tiempo necesitamos renovarnos, innovar, dejar a un lado palabras como: “Ese
curso ya lo tomé”, “Eso ya lo hago desde hace mucho tiempo”, “Este curso es un
requisito, tengo que tomarlo, que más me queda”, y tantas frases más.
Me doy cuenta que somos muchos los que necesitamos reflexionar sobre nuestra labor
como docentes, examinarnos con mucho detenimiento, para darnos cuenta que nuestro
traje de profesor ya necesita un remiendo o amerita con urgencia un cambio total. Estoy
convencido que no es sencillo, implica trabajo, estudio y dedicación y, sobre todo,
disposición para aprender y quitar todos los vicios que como maestros adquirimos con
el tiempo,…. no erremos, no llamemos a nuestros vicios “experiencia”, necesitamos
cambiar y renovarnos.
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4. “Para mí, es un orgullo ser profesor”
Existe gran número de personas que no tienen durante su vida más que una idea y,
por lo mismo, no se contradicen nunca. No pertenezco a esa clase; yo aprendo de la
vida, aprendo mientras vivo y, por lo tanto, aprendo hoy todavía. Es posible que lo que
hoy es mi opinión, de aquí a un año no lo sea o lo considere erróneo y me diga: ¿Cómo
he podido tener esa opinión antes? (BISMARCK)
Gracias a la interacción con otros compañeros de la misma especialidad, me doy
cuenta que compartimos experiencias similares y que al igual que yo, todos y cada uno
de los miembros del grupo, tenemos no solo similares ocupaciones, sino una convicción
firme de nuestra labor, así como la responsabilidad de formar individuos íntegros para
el bien de nuestra sociedad.
Actualmente me siento muy feliz porque he madurado mucho en mi profesión. Pensé en
estudiar una maestría en el área de las tecnologías, pero la verdad me apasiona saber
más sobre educación, creo que no me equivoqué, en la maestría he aprendido algo y
lo menciona José M. Esteve (2003), “Un profesor es un comunicador, es un
intermediario entre la ciencia y los alumnos, que necesita dominar las técnicas básicas
de la comunicación.” Esto, creo yo, que es la base de la enseñanza y es un paso muy
difícil de lograr. La mayoría de los profesores dominamos los temas de clase, admiro a
tantos profesores que tienen un conocimiento amplio y profundo de sus cátedras, pero
es triste que tanto conocimiento no lo saben transmitir a sus alumnos el conocimiento.
Siempre he querido lograr que los jóvenes que toman una clase conmigo se enamoren
de la materia y les produzca tal efecto, que ellos mismos se motiven a conocer cada día
más.
El semestre pasado me dio muchas satisfacciones pues 3 jóvenes de la clase de
formación empresarial, la cual imparto a quinto semestre, ganaron premios para iniciar
sus propios negocios; es una gran satisfacción y orgullo haber sido su profesor, el
trabajo no fue fácil, pulimos el proyecto una y otra vez hasta que quedó, trabajamos
juntos en su expresión, en darles confianza, en la confianza de hablar bien ante los
jueces, y el resultado fue muy bueno; es una satisfacción enorme, yo me siento muy
feliz, porque confiaron en mi para trabajar en su proyecto. Puedo decir lo que escribió
José M Esteve (2003):
“Y ahora, ya, el tiempo corre en mi contra. No espero nada nuevo del futuro: he hecho lo que quería hacer, y estoy donde quería
estar. Es posible que mucha gente piense que ser profesor no es algo socialmente relevante, pues nuestra sociedad sólo valora el
poder y el dinero; pero a mí me queda el desafío del saber y la pasión por comunicarlo. Me siento heredero de treinta siglos de
cultura, y responsable de que mis alumnos asimilen nuestros mejores logros y extraigan consecuencias de nuestros peores
fracasos. Y, junto a mí, veo a un nutrido grupo de colegas, en las zonas rurales más apartadas y en los barrios más conflictivos,
orgullosos de ser profesores, trabajando día a día por mantener en nuestra sociedad los valores de la cultura y el progreso... entre
ellos hay valiosos maestros de humanidad: hombres y mujeres empeñados en enseñar a sus alumnos a enfrentarse consigo mismos
desde el preescolar hasta la Universidad”.
No digo que ya todo lo viví ni que ya todo lo alcancé, pero el presente me da una gran
satisfacción, pero no olvido que no todo lo sé, ni que todo lo domino, al contrario, cada
día que pasa sé que debo prepararme más, porque mi trabajo es formar personas, no
deformarlas.
Todos y cada uno de los temas del primer módulo de la especialidad han sido de suma
importancia en mi labor docente, sobre todo, me ha ayudado a sensibilizarme y
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5. comprender un poco más el estado emocional de los adolescentes de mi clase,
además, conocer acerca de la reforma integral a la educación media superior y el
analizar las razones por las que se establecieron las competencias, me hace
comprender que dicha reforma es necesaria en todos y cada uno de los estudiantes, ya
que utilizando estrategias de enseñanza adecuadas, los materiales correctos, planes y
programas de estudio en competencias, el uso de las Tecnologías de la Información,
una correcta gestión educativa y el apoyo de los padres de familia, ayudarán en el logro
de un aprendizaje significativo y trascendental de los estudiantes de educación media
superior.
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