El documento describe la democracia y el estado en la República Argentina. Explica que la democracia implica el gobierno del pueblo a través de elecciones libres y justas. También define al estado como la nación organizada. Luego resume los pilares de la democracia en Argentina según la Constitución Nacional, incluyendo derechos políticos, partidos políticos y participación ciudadana. Finalmente, analiza los desafíos continuos para fortalecer la democracia y el estado en el país a través de reformas y suces
Construcción y consolidación de la democracia argentina
Estado y democracia en la república argentina
1. Estado y democracia en la República Argentina.
La democracia suele definirse como “el gobierno del pueblo por y para el pueblo”.
Gobierno significa dictar normas que rigen una colectividad, hacer que se ejecuten y
resolver los conflictos que su ejecución plantea. El pueblo no puede actuar directamente,
por lo que es necesaria la presencia de un gobierno elegido por el pueblo mediante el voto.
El gobierno debe de ser “para el pueblo”, debe satisfacer sus aspiraciones. Para ello es
necesario que el bien común y la justicia inspiren las leyes que los gobernantes dicten. Se
puede decir que la democracia es un “estado de derecho”, ya que si los gobernantes no
acatan las leyes, sus actos son nulos y ellos sancionados. Además, si actúan legalmente
pero no logran satisfacer al pueblo, serán apartados de su cargo. Pero esta democracia no
existe plenamente en ningún lugar, es sólo una meta imposible de lograr a la que todos
intentan aproximarse.
Un Estado se define como “la nación organizada”, una agrupación humana con
sentido de identidad colectiva.
Según Sartori, que enuncia en su libro “ELEMENTOS DE LA TEORIA
POLÍTICA”, los regímenes democráticos son regímenes libres, regímenes de libertad. En
la época de los atenienses y los romanos, ser libre era: tener derechos políticos, votar y
nombrar magistrados; pero no por ello el hombre estaba menos sometido al estado. Para los
griegos el hombre era, por completo el ciudadano, y la ciudad precedía al ciudadano: era el
polites, el que debía servir a la “polis”. Para nosotros no es así. Nosotros no mantenemos
que los ciudadanos están al servicio del estado, sino que el estado está al servicio de los
ciudadanos. Además, nosotros mantenemos que la persona humana, el individuo, es un
valor en sí mismo, independientemente de la sociedad y el estado.
Los pilares del sistema democrático en la Argentina están establecidos en la
Constitución Nacional, en su apartado sobre Nuevos derechos y garantías.
2. Vigencia del orden institucional: La Constitución “mantendrá su imperio aun cuando se
interrumpiere su observancia por actos de fuerza contra el orden institucional y el sistema
democrático. Estos actos serán insanablemente nulos” (Artículo 36).
Derechos políticos: Se garantiza “el pleno ejercicio de los derechos políticos, con arreglo
al principio de la soberanía popular y de las leyes que se dicten en consecuencia. El
sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio” (Artículo 37)
Partidos políticos:“Los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema
democrático. Su creación y el ejercicio de sus actividades son libres dentro del respeto a
esta Constitución, la que garantiza su organización y funcionamiento democráticos, la
representación de las minorías, la competencia para la postulación de candidatos a cargos
públicos electivos, el acceso a la información pública y la difusión de sus ideas" (Artículo
38)
Participación ciudadana: “Los ciudadanos tienen el derecho de iniciativa para presentar
proyectos de ley en la Cámara de Diputados. El Congreso deberá darles expreso tratamiento
dentro del término de doce meses".
"No serán objeto de iniciativa popular los proyectos referidos a reforma constitucional,
tratados internacionales, tributos, presupuesto y materia penal" (Artículo 39).
“El Congreso, a iniciativa de la Cámara de Diputados, podrá someter a consulta popular un
proyecto de ley. La ley de convocatoria no podrá ser vetada. El voto afirmativo del
proyecto por el pueblo de la Nación lo convertirá en ley y su promulgación será automática.
"El Congreso o el presidente de la Nación, dentro de sus respectivas competencias, podrán
convocar a consulta popular no vinculante. En este caso el voto no será obligatorio”
(Artículo 40).
En la República Argentina, se conoce al ex Presidente Raúl Alfonsín como “el
padre de la Democracia”. Comenzó su mandato en 1983 y tuvo como principal objetivo
restaurar el orden y la democracia que se había perdido con la dictadura militar, los golpes
de estado y la guerra de Malvinas. El gobierno en su diagnóstico de la crisis consideró que
los problemas económicos eran menos significativos que los políticos: lo fundamental era
eliminar el autoritarismo y encontrar los modos auténticos de representación de la voluntad
3. ciudadana: se apeló a la libertad de expresión, a la libertad de opinión, se buscó una
sociedad de participación y el pluralismo.
La democracia no sería posible sin partidos políticos. Cuando se afirma esto, se hace
referencia al sistema partidista como sistema de agregación y canalización del voto. En la
década de los cincuenta, se afirmo la tesis de que las democracias que funcionaban eran
bipartidistas, o por lo general democracias con relativamente pocos partidos, mientras que
los sistemas demasiados fragmentados generaban gobiernos inestables y ampliamente
incapaces de gobernar. Esta tesis ha sido revisada y modificada. Demasiados partidos son
probablemente excesivos; pero el número de partidos no es lo decisivo; lo decisivo es la
polarización del sistema y por lo tanto la distancia ideológica o de todo tipo que separa los
partidos y a sus electores.
Han pasado veinticinco años de democracia continuada. Tiempo suficiente para que
la pregunta de si estamos mejor sirva para realizar una revisión crítica. Según el historiador
Guillermo O’ Donnell, “si se considera de dónde venimos, estamos mejor -no hay nada
peor que los años del llamado Proceso- y, comparado a la vez con las ilusiones iníciales hay
un grado importante de desencanto. Ese desencanto, aunque sea justificado, no debería
significar que se puede pensar en volver al pasado”. No existe la democracia sin un Estado
eficaz, al servicio de la ciudadanía. El Estado que recibió el primer gobierno de la
democracia estaba arrasado como nunca y ese Estado no ha podido ser reconstruido.
La democracia soñada quizá incluye entre sus promesas mayor equidad en la
distribución de la riqueza, partidos políticos fuertes, políticas de Estado consolidadas, cierto
grado de alternancia, una justicia independiente y expeditiva, un Congreso más o menos
poderoso, y representación política con satisfacción ciudadana garantizada: nada que hoy
en día abunde.
Hoy en día, si bien mejoramos nuestra situación con respecto a la crisis del 2001
todavía no podemos afianzar las bases de nuestra democracia y organizar nuestro estado
correctamente. Sabemos que este no es un proceso a corto plazo, al contrario, es necesario
una sucesión de gobiernos con los mismos ideales para que sean capaces de cambiar las
4. situaciones críticas del país y llevar a cabo una serie de reformas que afiancen la
democracia en nuestro país.