2. LÍRICA TRADICIONAL O
POPULAR
No desprecies, morenica,
La tu color tan morena,
Que esa es la color buena.
Ya se ha dado por sentencia
Que el moreno es más preciado,
Y en tu rostro delicado
Tiene muy mejor presencia.
Del moreno y su apariencia,
Perla, no tengas pena,
Que esa es la color buena.
3. LÍRICA CULTA
Andando perdido, de noche ya era,
Por una montaña desierta, fraguosa,
Hallé una villana feroz, espantosa,
Armada su mano con la lanza porquera.
Tenía gran fuego sobre una fontana,
Y, en viéndome luego, sin otra pereza,
Revuelta en el barco una capa de lana,
Saliome adelante con mucha ardidiesa,
Diciendo: “escudero, ¿quién sois?, ¿qué queréis
Por esta gran selva deshabitada?
Señora, como mi enamorada
Me vine huyendo aquí donde veis.
[…] Cancionero de Estúñiga
4. Después que nací,
no ví tal serrana A ella volví
como esta mañana. diziendo: "Loçana,
¿e soys vos villana?"
Allá en la vegüela
a Mata'l Espino, "Sí soy, cavallero;
en ese camino si por mí lo avedes,
que va a Loçoyuela, decit ¿qué queredes?,
de guissa la vy fablat verdadero."
que me fizo gana
la fruta tenprana. Yo le dixe assí:
"Juro por Santana
Garnacha traía que no soys villana."
de oro, presada
con broncha dorada, Marqués de Santillana
que bien parecía.
5. Canción (Carta) del Marqués a una dama
Gentil dama, cuyo nombre de lo que más desseades e si tanto non lo muestro,
vos es assí conviniente a quien tanto fatigades, es porque lo deffendistes.
como a Jhesu Dios y honbre e vuestro aspecto guerrea.
e al sol claro e luziente, Mis días sean más tristes
Guerrea con mano armada que de otro enamorado,
mi desseo non consiente e béllico poderío si no vivo más penado
que ya no sepa de vos; la mi vida atormentada, que todos quantos o[i]stes.
pues consoladme, por Dios, e triste coraçón mío.
con letra vuestra plaziente. ¿Oisteis jamás, o vistes
Qual sin patrón el navío, onbre d'amor tan ligado,
Plaziente digo, señora, soy, después que no vos veo, que no soi escarmentado
do vuestro mote no sea, vida mía y mi deseo, de quanto mal me fezistes?
el qual, si non se mejora, cuyo só más que no mío.
¡guay de quien ál non desea!
Mío no, mas todo vuestro Marqués de Santillana
Proveed que Dios provea soy después que me prendistes,
6. Decidme: la hermosura, Ya pasadas,
La gentil frescura y tez Con casos tristes, llorosos,
De la cara, Fueron sus buenas venturas
El color y la blancura, Trastornadas;
Cuando viene la vejez, así que no hay cosa fuerte
¿cuál se para? Que a papas y emperadores
Las mañas y ligereza Y perlados
Y la fuerza corporal Así los trata la muerte
De juventud Como a los pobre pastores
Todo se vuelve graveza De ganados.
Cuando llega el arraval
De senectud.
Esos reyes poderosos
Que vemos por escrituras
7. ROMANCERO
R O M A N C E D E L I N FA N T E A R N A L D O S
¡Quién hubiera tal ventura los vientos hace amainar;
sobre las aguas del mar los peces que andan al hondo,
como hubo el infante Arnaldos arriba los hace andar;
la mañana de San Juan! las aves que van volando,
Andando a buscar la caza al mástil vienen posar.
para su falcón cebar, Allí habló el infante Arnaldos,
vio venir una galera bien oiréis lo que dirá:
que a tierra quiere llegar; -Por tu vida, el marinero,
las velas trae de sedas, dígasme ora ese cantar.
la jarcia de oro torzal, Respondióle el marinero,
áncoras tiene de plata, tal respuesta le fue a dar:
tablas de fino coral. -Yo no digo mi canción
Marinero que la guía, sino a quien conmigo va.
diciendo viene un cantar,
que la mar ponía en calma,
8. A caza va don Rodrigo, -Dígasme, señor, tu nombre, y alnado de doña Sancha;
ese que dicen de Lara; decirte he yo la mi gracia. por hermanos me los hube
perdido había el azor, -A mí me llaman don Rodrigo, los siete infantes de Lara;
no hallaba ninguna caza; y aun don Rodrigo de Lara, tú los vendiste, traidor,
con la gran siesta que hace cuñado de don Gonzalo, en el val del Arabiana.
arrimado se ha a una haya, hermano de doña Sancha;
maldiciendo a Mudarrillo, por sobrinos me los hube Mas si Dios ahora me ayuda,
hijo de la renegada, los siete infantes de Lara. aquí dejarás el alma.
que si a las manos hubiese Maldigo aquí a Mudarrillo, -Espéresme, don Mudarra,
que le sacaría el alma. Hijo de la renegada, iré a tomar las mis armas.
si delante lo tuviese, -El espera que tú diste
El señor estando en esto, yo le sacaría el alma. a los infantes de Lara;
Mudarrillo que asomaba: -Si a ti dicen don Rodrigo, aquí morirás, traidor,
-Dios te salve, buen señor, y aun don Rodrigo de Lara, enemigo de doña Sancha
debajo la verde haya. a mí Mudarra González,
-Así haga a ti, caballero; hijo de la renegada,
buena sea tu llegada. de Gonzalo Gustios hijo