Disiento un poco con Houellebecq en su frase "Los niños soportan el mundo que los adultos han construido para ellos", los adultos no tienen la culpa -al menos no los actuales-, los responsables tienen un carácter un tanto más fantasmagórico. Si queremos estudiar el mundo social debemos tornar la vista a las unidades de información que lo conforman, debemos prestarle atención a los memes.
1. LA NATURALEZA DE LO CULTURAL
Ebermhi García
“Los niños soportan el mundo que los adultos han construido para ellos,
intentan adaptarse a él lo mejor que pueden;
lo más normal es que al final lo reproduzcan.”
(Houellebecq, Las partículas elementales)
Disiento un poco con Houellebecq, los adultos no tienen la culpa -al menos no los actuales-, los
responsables tienen un carácter un tanto más fantasmagórico. Si queremos estudiar el mundo
social debemos tornar la vista a las unidades de información que lo conforman, debemos
prestarle atención a los memes. Todo comportamiento de la sociedad, sus actos, sus gustos, sus
oficios, es el resultado de una información transmitida y mantenida hasta el punto de darla por
hecho.
La cultura –entendida como todo conocimiento social- es un fenómeno característico del ser
humano1 y puede entenderse como cualquier transmisión de información. La historia, las
costumbres, la arquitectura, no son más que variantes de una misma cosa: datos; datos sobre
acontecimientos, datos sobre cómo comportarse, datos sobre cómo realizar algo. Es decir,
información a nuestra disposición almacenada, primero, en el ecosistema social, y después,
interiorizada en el individuo, colonizando su consciencia.
Esta información bien puede ser objetiva o arbitraria, por ejemplo, cuando uno tiene
apendicitis sabe que puede ir al hospital a operarse, debido a que en el hospital se encuentran
las personas con las técnicas adecuada para sanarnos. Y es que la práctica médica no es algo ya
presente en la naturaleza por “gracia divina”, sino algo que se propaga únicamente mediante
conocimiento social (difundido, más que nada, en las Escuelas de Medicina). Una vez más,
información, datos (y su difusión); en este caso, de conocimientos médicos con los que una
persona logra curarnos.
Por otro lado, la idea de un himno nacional más bien parece arbitraria. La idea de un canto, un
sonido gutural rítmico que conglomerados de personas han decidido que los distingue, es algo
que se enseña a los niños (sí, por los adultos, gracias Houellebecq) y que éstos reproducen
mientras viven (y lo transmiten también a las generaciones después de ellos). Como el acto de
dar la mano, es un acto social tan difundido que nos educan a reproducir y no pasaría de ser
1
Aunque muy probablemente no es la única especie en la que la podemos considerar, si pensamos en algunos
orangutanes que logran desarrollar instrumentos para cazar y ciertas aves que desarrollan cantos específicos por
parvada; es interesante notar también que el elemento cerebral involucrado en estas actividades sean las
neuronas-espejo, encargadas de la imitación.
2. más que un movimiento sin importancia si no tuviera toda la carga social que le otorga
significado.
Hay que prestar atención, pues la información que se transmite está en todo rubro, en un libro,
por ejemplo, de Historia Prehispánica, no solo hay información sobre el tema que trata
(digamos, la religión de los Aztecas), sino también información sobre cómo presentar dicha
información (es decir, el formato que se considera que debe tener el libro: portada,
contraportada, índice, prólogo…)
El formato que deben2 tener los libros es una información que nació dentro de la sociedad y
logró dispersarse, tomando el carácter oficial del que todos hacemos uso; y al hacer uso de él lo
perpetuamos.
De esta forma, mantenemos la cultura. La cultura es la información de cómo se presenta un
libro, de cómo realizamos un oficio, la información de cómo explicarnos las cosas (una
cosmovisión, una teoría, una religión). Esas ideas están presentes únicamente en nuestra
mente y en la sociedad (es decir, en la mente de los demás) y tienen el incesante deseo de
saltar a más mentes.
Cuando nos topamos con una cultura (con un conjunto de información) ajena casi siempre nos
produce un choque, pues algo que dábamos por hecho se revela como es: construcciones
sociales.
Decía Carl Sagan:
“Cuando dos grupos humanos se mantienen aislados durante largos periodos de tiempo,
uno y otro comienzan a evolucionar –culturalmente- lentamente en direcciones
distintas. Los guerreros del grupo vecino, por ejemplo, empiezan a lucir pieles de ocelote
en vez del tocado de plumas de águila que, como todo el mundo sabe, es lo correcto, lo
elegante y lo decoroso. Su lenguaje comienza a diferenciarse del nuestro, sus dioses
tienen nombres raros y exigen ceremonias y sacrificios extraños”3
Se nos revela entonces que algo que tomábamos por sentado tiene ciertos caracteres
arbitrarios4 ¿qué hace elegante a un traje elegante sino el hecho de que una sociedad específica
“decidió”5 que así fuera?, ¿un griego antiguo entenderá que una corbata es sinónimo de
elegancia?, evidentemente no, pues no se le ha transmitido la idea que asocie a ese pequeño
pedazo de tela con la idea de “elegancia”.
2
Más bien el que se espera que tengan, el que la sociedad asocia –actualmente- con la palabra “libro”, o, en este
caso “libro académico”.
3
SAGAN, Carl, “Miles de millones”, pag 52
4
Sin embargo, como he dicho antes, existen informaciones objetivas, como el conocimiento de la forma de la
tierra, sin embargo este conocimiento también adquiere un carácter social.
5
Aunque “decidir” probablemente no sea la palabra más adecuada, pues no se ha consultado oficialmente a nadie.
3. Y hasta el género obtiene carácter social; porque el género no es otra cosa más que la
información disponible en alguna sociedad sobre cómo se espera que se comporte una persona
según sea hombre o mujer. Generalmente estas informaciones varían de sociedad en sociedad,
así, un comportamiento que en México se considera exclusivamente femenino puede ser
realizado frecuentemente por los hombres en, por ejemplo, Europa, sin que ellos se consideren
“afeminados”.
Es cuestión de geografía, diría Rousseau, depende de dónde nos toque vivir en un ecosistema
cultural para estar expuestos a diferentes memes, y, por supuesto, pescarlos, como si de una
enfermedad se tratara; y es que una analogía es pensar en los memes como fueran virus, y no
es para menos, pues una idea se puede propagar como una epidemia; ¿qué pasa en las
conquistas?, los españoles, por ejemplo, no solo contagiaron a los indígenas de viruela, también
les contagiaron su cultura; basta que una idea sea buena replicadora (ya sea impuesta a la
fuerza o por “gusto general”) para que “infecte”6 a gran parte de la población; y eso es la
cultura.
6
La palabra “infectar”, aunque pudiera sonar mal, es una buena analogía, pues en realidad los memes tienden a
comportarse así.