Este documento presenta un resumen de la teoría psicoanalítica de la personalidad de Sigmund Freud. Explica que Freud descubrió los procesos inconscientes que causan los síntomas histéricos y desarrolló el método de asociación libre. También describe la estructura de la personalidad freudiana compuesta por el yo, el ello y el superyó, así como las pulsiones, los principios de placer y realidad, y las fases del desarrollo psicosexual. Finalmente, resume las ideas de Freud sobre cómo los rasgos de la personal
1. LICEO DE APLICACIÓN
PROF. Maritza Valdés Aliaga
MODULO I AP R OXIMAC IÓ N A LOS P R OC ES OS PS IC OLÓG IC O S - UNA VIS IÓN DES DE
E L P S IC O ANÁ LIS IS
Contenidos
Relación mente –cuerpo / procesos
psicológicos y los primeros estudios de
estos procesos.
Los procesos psicológicos en su globalidad
y métodos para abordarlo.
Aprendizajes esperados:
- Problematizan los procesos psicológicos en términos de entender que el
ser humano construye y habita un mundo creado por el mismo.
- Observan y reconocen en sí mismos y en otras personas la manifestación
de los procesos psicológicos y aplican en forma inicial pero adecuada los
conceptos y distinciones fundamentales.
Teoría Psicoanalitica de la personalidad
Los descubrimientos de Sigmund Freud (1856-1939) tienen como punto de partida sus
estudios en París acerca de la histeria, que entonces se curaba por medio de la hipnosis.
En 1893 publica, junto con Breuer, El mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos,
cuya base es el famoso caso de una histérica.
"La paciente sufría de parálisis histérica en un brazo. En el estado hipnótico se puso en claro
que la parálisis estaba relacionada con un recuerdo específico. La muchacha estaba al
cuidado de su padre, el cual desgraciadamente cayó enfermo. Una noche, mientras
esperaba sentada al lado del lecho la llegada de un especialista de una ciudad lejana, se
adormeció, al parecer, con el brazo colocado en el respaldo de la silla. En el sopor tuvo un
sueño o la alucinación de que una culebra salía de la pared y amenazaba a su padre. Trató
de alcanzarla y entonces le pareció que su brazo era la culebra. Cuando se despertó por
completo, se le quedó el brazo paralizado. Breuer concluyó que éste era el recuerdo que
después parecía expresarse en la paralización del brazo, porque después de recordarlo
desapareció la parálisis. Por entonces, consideró esta experiencia sólo como un recuerdo
doloroso en sentido convencional. Destacó como factor más importante el cuidado de la
muchacha por el bienestar de su padre. Sin embargo, con el conocimiento más amplio que
ahora tenemos, parece que la situación era mucho más complicada, y que no sólo se
relacionaba con el cuidado por el padre, sino que también había aspectos negativos
(agresividad) en su sentimiento hacia él. Breuer llegó a la conclusión de que los síntomas de
la _histeria. eran producidos por los obstáculos que impedían acceder a la conciencia de los
recuerdos dolorosos» (C. THOMPSON, El psicoanálisis. México, FCE, 1971, p. 85.)
1. ¿Por qué Ana O. Queda con su brazo paralizado?
2. ¿Cuál crees tú es el mecanismo psicológico que se da en este caso?
3. ¿Qué relación tienen los sueños con la vida real?
4. ¿Existen en nosotros cualidades que desconocemos? ¿a qué se debe?
El estudio de la histeria lleva a Freud a comprender -y éste es un gran
descubrimiento- que existen procesos inconscientes que provocan los
síntomas histéricos; y que si el enfermo llega a tomar conciencia de
ellos con ayuda de la hipnosis, puede llegar a curarse. Sin embargo,
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2. Freud se separa pronto de Breuer porque se da cuenta que la hipnosis
no es un buen método de curación: no siempre cura, y no puede ser
empleada con todos los enfermos.
Freud, entonces, emplea otro método para hacer conscientes los
recuerdos traumatizantes: el enfermo debe comenzar a hablar a partir
de una imagen que se le ofrece e ir asociando libremente sus
pensamientos, de tal modo que llegue así a extraer los recuerdos que
se buscan. Pero al emplear este método, Freud se encuentra con que
el paciente se resiste con frecuencia a continuar: hay cosas que no
puede decir (y empieza a dejar las sesiones o a engañar al médico).
Freud descubre así el elemento clave de su método: el "yo” se
defiende contra algo, en el sujeto hay una fuerza de represión contra
los recuerdos inconscientes.
La represión es el segundo gran descubrimiento de Freud: hay impulsos
reprimidos en el interior del hombre y que, por tanto, están como sumergidos
en el inconsciente. Lo reprimido pugna por salir (el inconsciente es, por tanto,
dinámico, activo), pero no puede hacerla debido a la barrera de la represión.
Entonces se manifiesta mediante síntomas neuróticos: angustia, fobias,
síntomas histéricos, obsesiones, ideas fijas, etc. Así se explican las neurosis:
la represión es su causa.
Expondremos ahora los principales aspectos de la teoría freudiana (dejando de
lado, sin embargo, todo lo que se refiere a la terapia psicoanalítica: análisis de
los sueños, etc.): la estructura de la personalidad, la teoría de los impulsos y
las fases de desarrollo.
1. La estructura de la personalidad
La concepción freudiana de la personalidad pasa por dos etapas:
1. Al principio, Freud distingue dos ámbitos o estructuras (instancias, en
la terminología de Freud): el preconsciente y el inconsciente, entre los
que sitúa una función de censura.
- El preconsciente está compuesto por recuerdos y aprendizajes
que no son conscientes pero pueden llegar a serio fácilmente: está
«disponible» y se rige por el principio de realidad (cfr, más abajo),
- El inconsciente no es consciente ni puede serlo, ya que está
reprimido, y se compone de pulsiones innatas, deseos y recuerdos
reprimidos que pugnan por encontrar satisfacción (se rigen por el
principio de placer); por ello, el inconsciente es dinámico,
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3. - Por fin, entre el preconsciente y el inconsciente sitúa Freud la
censura, es decir, la función de represión. En este momento de su
teoría, Freud no tiene todavía una idea clara acerca de la
represión, Pero compara la censura con un guardián vigilante que
no permite pasar a la conciencia lo que se encuentra en el
inconsciente. Durante el sueño, la vigilancia de la censura se relaja
un tanto, y entonces los deseos reprimidos pueden aflorar, aunque
disfrazados bajo formas simbólicas: de ahí la necesidad de
interpretar los sueños.
2. A partir de 1920, Freud descubre nuevos hechos importantes: la
represión es también inconsciente; la angustia significa el miedo del
"yo” ante la amenaza de la censura (que es llamada entonces superyó;
por eso el "yo” reacciona mediante mecanismos de defensa. Freud
concluye entonces que el "yo” se angustia no tanto por los deseos
reprimidos como por la amenaza del "superyó”; que es el "yo” quien se
defiende y reprime; que esa represión la realiza inconscientemente; y
que, por tanto, ya no se puede identificar (como había hecho hasta
entonces) el inconsciente y lo reprimido: también en el "yo” hay
elementos inconscientes. De ahí que Freud proponga una nueva
estructura de la personalidad:
- El YO (Ich, en alemán). Se compone de elementos conscientes
(percepción externa o del mundo, percepción interna, procesos
intelectuales), preconscientes (recuerdos no reprimidos, aprendizajes) e
inconscientes (mecanismos de defensa).
- El ELLO. Se compone de todas las pulsiones innatas (agresivas y
sexuales) reprimidas y, además, de todo lo que ha ido siendo reprimido
(deseos, recuerdos); el Ello es la parte más primitiva del aparato psíquico
y, además, tiene un carácter dinámico.
- El SUPERYÓ (Uberich). Es el heredero del complejo de Edipo y equivale a
una especie de "moral arcaica” que resulta de la interiorización de las
prohibiciones familiares: el niño, que primitivamente es amoral (no posee
más que el «ello», no reprimido todavía), empieza a percibir las
prohibiciones familiares, que terminan por interiorizarse, hacerse
inconscientes y convertirse en una instancia que vigila y amenaza al "yo”.
2 . P u l s i o n e s y p r i n c i p i o s
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4. El “Ello” es inconsciente y dinámico: está en continuo movimiento y posee un
«poderío», como dice Freud, a pesar de encontrarse reprimido. No puede ser
observado en sí mismo, pero se deduce que se compone de pulsiones, deseos
y recuerdos reprimidos.
Las pulsiones son la parte más primitiva y profunda del Ello. Al
principio, Freud las redujo a dos principales: las pulsiones sexuales y
las pulsiones de autoconservación (o pulsiones del yo). La energía de
las pulsiones sexuales recibe el nombre de «Libido».
- Las pulsiones sexuales -sexual tiene aquí un sentido amplio, no
exclusivamente genital- se encuentran al principio muy fragmentadas y
dispersas: se fijan en diversos órganos del cuerpo y se satisfacen
también con objetos muy diversos. Sólo al final se unificarán con la
primacía de la genitalidad. Estas pulsiones se rigen por el "principio de
placer”.
- En cambio, las pulsiones de autoconservación se rigen por el
«principio de realidad». Su prototipo es el hambre, pero Freud parece
admitir tantas como funciones orgánicas (nutrición, defecación,
actividad muscular, visión, etc.). En realidad, las pulsiones propiamente
dichas son las sexuales, y Freud llama con frecuencia a las de
autoconservación, simplemente, «necesidades». Estas ne cesidades
sirven de apoyo a las pulsiones sexuales: la necesidad de alimento en
el lactante, por ejemplo, sirve de «apoyo» a la pulsión sexual, que se
localiza en la boca y busca su objeto de satisfacción en el pecho de la
madre. Como se ve, efectivamente, «sexualidad» significa aquí algo
bastante distante del uso habitual de la palabra.
A partir de 1920, Freud modifica su teoría de las pulsiones: las
pulsiones de au-toconservación y sexuales se integran en una única
pulsión, el «Eros», y se añade una pulsión nueva, la pulsión de muerte o
«Thanatos».
Los principios vienen a ser, más o menos, las leyes que rigen el
desarrollo de las pulsiones. En un comienzo, Freud utiliza el «principio
de placer» (al que se añade el «principio de realidad»). A partir de
1920, la preponderancia corresponde a la "compulsión” de repetición.
- Principio de placer. Toda la actividad psíquica tiene por finalidad evitar el
displacer y procurarse el placer. Por «placer» se entiende aquí la
disminución de la excitación, es decir reducir las tensiones, conseguir una
descarga de las pulsiones.
- Principio de realidad. Es una modificación del principio anterior. La
búsqueda del placer no se hace por el camino más corto, sino mediante
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5. rodeos y aplazamientos, en función de las condiciones exteriores. Las
satisfacciones pueden diferirse (por ejemplo, no «comer ahora y lo que
me gusta», sino «en su momento y lo que me conviene, o lo que tengo en
casa»). Surgen así las funciones de ajuste o adaptación a la realidad:
atención, memoria, juicio; acción adaptada a la realidad, etc, Sin
embargo, la imaginación permanece siempre subordinada al principio de
placer (sueños en los que se «realiza» lo que no permite el principio de
realidad). Y las pulsiones -sobre todo las sexuales- se rebelan y escapan
en gran medida. Freud insiste -y esto es muy importante en su concepción
en que el principio de realidad es el fundamento del orden social, de la
cultura, de la educación, la moral, el arte, etc. De ahí que Freud
escribiera una obra que se titula El malestar en la cultura.
- Compulsión de repetición. En Más allá del principio de placer (1920) -y el
título es muy significativo- Freud afirma que existe algo más radical que
el principio de placer: la «compulsión de repetición», que es la tendencia
a repetir las experiencias fuertes, cualesquiera que sean sus efectos,
agradables o desagradables. Esta « compulsión» permite la conservación
de la pulsiones y es la base de la pulsión de muerte.
Adaptación del libro BUP I FILOSOFÍA
César Tejedor
DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
Las ideas fundamentales de Freud sobre el desarrollo de la personalidad son las
siguientes:
- Los rasgos principales de la personalidad se establecen en la infancia. Los
desarrollos subsiguientes no son más que una reelaboración de dichos rasgos.
Sin embargo, el desarrollo puede detenerse en alguna fase intermedia (como
consecuencia de algún trauma infantil). Entonces se produce una fijación. De
hecho, un adulto no manifiesta normalmente sus fijaciones infantiles, salvo en
momentos en que se porta, sorprendentemente, «como un niño», Lo que sucede
entonces es que, debido a algún acontecimiento (un peligro, un disgusto... ), se
produce una «regresión» a alguna «fijación» infantil. La regresión es, en realidad,
un mecanismo de defensa.
- Las diversas fases se determinan según las zonas u órganos de satisfacción de las
pulsiones. Basta ver a un recién nacido para darse cuenta de que la boca lo es
todo: su boca es como el centro del mundo (con ella come y por ella percibe las
cosas). Así, Freud distingue cuatro fases fundamentales: oral anal, fálica y genital.
Entre las dos últimas fases se sitúa un período de latencia en el que las pulsiones
parecen estar apaciguadas. A cada fase corresponde una serie de rasgos de
comportamiento que luego pervivirán en la edad adulta, generalmente muy
transformados (chuparse el dedo de pequeño, comer en exceso y ser un aficionado
a la «buena mesa».
- Por fin, en la fase fálica ocurre el complejo de Edipo, una de las teorías más
famosas y discutidas de Freud, inspirada en el mito griego de Edipo (quien,
ignorando su ascendencia, mató a su padre y se casó con su madre). El niño vive
como «enamorado» de su madre y se muestra agresivo contra el padre, a quien
considera su rival. Cuando el complejo se supera, el niño se identifica con su
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6. padre y sobreviene el período de latencia (hacia los seis años), en el que las
pulsiones se apaciguan, se olvidan los primeros años de la infancia, predominan
los sentimientos de pudor y, sobre todo -como resultado de la identificación con el
padre--, se constituye el «superyó». En las niñas, el equivalente del complejo de
Edipo y se llama «complejo de Electra» (según Jung).
Etapas
El psicoanálisis establece una serie de fases a través de las cuales se verifica el
desarrollo del sujeto. Desde el punto de vista de dichas fases, los conflictos psíquicos -
y su posibilidad de resolución- dependerán del estancamiento de una fase (fijación) o
del retorno a una fase precedente (regresión). De ahí que esta teoría implique un
concepto dinámico sobre lo psíquico.
Fase Oral.
Comprende los doce-dieciocho primeros meses. Esta primera fase libidinosa está
relacionada con el placer del bebé en el momento de la alimentación , en la que tanto
labios como boca tienen un papel preponderante. La satisfacción ligada en un primer
momento al acto de comer, adquirirá pronto autonomía, como en el caso del mero
chupeteo, y se convertirá a su vez, en el prototipo inicial de toda satisfacción.
Fase Anal
Se extiende, aproximadamente, entre los dieciocho meses y los cuatro años. La
actividad anal adquiere unas connotaciones libidinosas. El ano se constituye en la
zona erógena (fuente corporal de excitación) por excelencia. Otra característica de esta
fase es la aparición de la polaridad actividad- pasividad, ligada a la posibilidad tanto
de retener como expulsar los excrementos.
Fase Fálica.
En este momento, las pulsiones parciales de fases precedentes se concretan en una
cierta primacía de lo genital. Es la primera organización libidinal del niño respecto al
caos de las pulsiones parciales anteriores (orales-anales), que se completará en la
pubertad.
De la forma específica en que se afronten las distintas fases, dependerán las
características psíquicas del sujeto. Desde un punto de vista patológico, las
perturbaciones en las distintas fases darán lugar a fijaciones o regresiones, que se
traducirán en el adulto en estados de neurosis o psicosis.
Complejo de Edipo.
Tiene lugar de manera aproximada, entre los tres y los cinco años. El complejo de
Edipo es una de las concepciones más controvertidas del sistema freudiano. Y según
la forma en que el sujeto resuelve este conflicto nuclear aparecerán o no
perturbaciones neuróticas posteriores.
En cuanto a su significado esencial es que el niño se halla situado en una especie de
triángulo afectivo con relación a sus padres, de modo que está envuelto en una red de
deseos amorosos hostiles con respecto a aquellos. Este conflicto puede presentarse
bajo dos formas :
Según Freud, el Edipo se resuelve por el temor (la fantasía del varón a ser castrado
por su padre). Evidentemente, este postulado es radicalmente abstracto. Una manera
de explicarlo, lo más sencillamente posible, sería ésta: el padre se interpone en una
suerte de <<idilio>> entre madre e hijo. Sin embargo el niño percibe que el padre es
el sujeto amoroso de la madre (es su rival). Por otro lado también participa del afecto
de su padre, del que se siente corresponsable. Este conflicto irá perdiendo fuerza ( es
decir, el niño renunciará a poseer a la madre), en la medida que el niño se sienta
ligado al padre por un fuerte afecto, y por el temor de ser castigado por el.
De esta manera, la madre deja de ser el todo para el niño, el cual realizará un
desplazamiento de sus sentimientos amorosos hacia otros objetos.
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