Este documento discute cómo las nuevas tecnologías como Facebook, Twitter y los dispositivos móviles están cambiando la forma en que las personas se comunican y se relacionan. Algunas personas prefieren comunicarse a través de medios electrónicos en lugar de cara a cara, mientras que otros sienten que esto puede aislar a las personas. Los expertos dicen que aunque las nuevas generaciones están más conectadas digitalmente, aún mantendrán relaciones en persona.
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Vivir hiperconectado: nuevas reglas para las relaciones en la era digital
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Recibir y procesar información constantemente y por diversos medios nos ha
cambiado. La manera de vincularnos con el mundo es ahora distinta. Y las
reglas para esas relaciones apenas se escriben.
Facebook, Twitter, chat sobre diversas plataformas, dispositivos inalámbricos
Congresista Ros-
para conectarse desde cualquier sitio. Herramientas del mundo hiperconectado Lehtinen recibe a
Raúl Díaz
que están condicionando la manera en que nos relacionamos con los demás.
Recibimos noticias por todas las vías posibles, de fuentes calificadas y del
“boca a boca” virtual que es Twitter; opinamos sobre esas informaciones y
generamos nuestras propias noticias; discutimos; debatimos; “conocemos” a
personas que están en otras partes del mundo e interactuamos con ellas como
Fotos de la Marcha
si las tuviéramos frente a frente. por la Paz y la Vida
Hoy en día el humano interconectado promedio debe manejar más información
que nunca antes.
Pero da la impresión de que estar tan conectados nos está incomunicando.
“Hablar” con alguien no significa haberlo visto o haber escuchado su voz, sino
tal vez haber intercambiado palabras abreviadas en un chat o mensajes de Encapuchados del
PSUV impiden
texto a través de un celular. No es poco usual la escena en la que una familia caminata de
Unidad en
está en un restaurante y nunca se ven las caras, pues cada uno tiene los ojos Carapita
y los pulgares concentrados en un aparatito.
Los niños y los adolescentes se mueven con una naturalidad tal entre
pantallas que tienen poco tiempo para prestar atención a lo que sucede fuera
de ellas, o simplemente no les interesa demasiado. Los adultos jóvenes han
ido incorporando toda clase de formas alternativas para comunicarse, de
manera más o menos natural, mientras los de la tercera edad se mueven entre
quienes aprenden de sus nietos para mantenerse al día y quienes
simplemente se declaran incompetentes.
Y el grado de exposición que manejan quienes tienen estos niveles de
actividad electrónica es enorme. Ahora un jefe puede descubrir rápidamente si
un empleado ha hablado mal de él, una esposa si su marido le ha sido infiel y
una madre si su hijo le mintió con respecto a la fiesta de anoche. Asimismo,
una familia separada puede reencontrarse y una persona puede hallar trabajo
en tiempo récord. Pero también una banda de secuestradores o un
delincuente sexual pueden saber “qué estás haciendo ahora”, tal como se
expone en el estatus de Facebook.
Vivir hiperconectado conlleva nuevas reglas que, en su mayoría, están todavía
escribiéndose.
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2. Cuando a Roma fueres, haz como vieres. No se trata de que la vida esté
migrando por completo a otro planeta. Es más bien una incorporación de otras
costumbres a la forma en la que estamos habituados a relacionarnos. Por
supuesto, hay quien las incorpora con relativa naturalidad y hay quien no las
asimila.
El periodista Fernando Núñez Noda, director de Infociudadano.com y
especialista en temas relacionados con Internet, afirma que “hay una tendencia
a `virtualizar’ las relaciones personales. Hace aproximadamente 15 años, la
única comunicación tecnológica posible era telefónica. Hoy contamos con otras
vías más rápidas y cómodas, que la gente privilegia porque ahorran tiempo”.
Entre quienes prefieren la vía del correo electrónico o el chat, el experto
declara que él mismo es un ejemplo: “A veces te provoca más escribir, porque
no tienes que confrontar el peso emotivo de estar frente a alguien que te
obliga a tomar ciertas poses. Todo se simplifica cuando escribes un mensaje”.
Asimismo, una conversación cara a cara se ve invadida por estas nuevas
costumbres.
“Los dispositivos móviles hacen que tengas más fuentes de distracción. Antes,
en una conversación, la visión de las personas estaba dirigida hacia los rostros
de sus interlocutores. Ahora, cada una de esas personas tiene un dispositivo y
la vista está permanentemente pasando por allí a ver qué hay, qué les ha
llegado. Como estos aparatos están conectados a Internet permiten la consulta
inmediata de cualquier referencia y la conversación se amplía en ese sentido.
Esa constante desviación de los ejes de miradas y de la atención forma parte
de la conversación moderna”, según Núñez Noda.
Luis Carlos Díaz, investigador de la comunicación del Centro Gumilla,
considera que la forma en la que se juzga ese nuevo modo de conversación es
cuestión de costumbres. “Lo vivo a diario. Hay una especie de rechazo social
que tiene que ver con la brecha experimentada por quien no tiene una
conexión continua desde un teléfono y, cuando tiene en frente a alguien
conectado así, piensa que esta persona vive en una realidad distinta. Me
imagino que con la aparición del libro se vivió algo similar”, afirma.
Para Díaz, este es un proceso que no retrocederá. “Se va a domesticar de
cierta manera, porque vamos a aprender a respetar de nuevo los espacios de
la conversación. Es cierto que es feo estar en una reunión leyendo y
escribiendo desde el teléfono, lo que da la impresión de encontrarse en otra
parte”. Así que se puede especular que el nuevo hábito encontrará su propia
etiqueta para encajar dentro del más antiguo, y el diálogo, tal como lo hemos
conocido, se transformará en otra cosa. De hecho, ya está sucediendo.
Como aprender a hablar. Es común oír hablar de los “nativos digitales”
(niños que nacieron en la era de Internet). Este término, junto con el de
“inmigrantes digitales” (los que han debido migrar al mundo hiperconectado y
asimilar sus usos y costumbres), se usan para hablar de dos tipos de
personas, que coexisten y tienen distintas aproximaciones al mundo en línea.
Para estos nativos estar conectados es lo natural. Saben casi instintivamente
cómo hacerlo y relacionarse en línea. Se acostumbran tan rápidamente a ese
ambiente que, para sus padres y maestros, inmigrantes, es un verdadero reto
despegarlos de la pantalla.
Es común oír que un niño tiene “un horario” para conectarse, jugar
videojuegos o chatear en casa, tal como otras generaciones tuvieron unas
horas del día destinadas a la televisión. Sólo que despegarse de unos medios
que emiten contenidos atractivos a toda hora y en los que la actividad no cesa,
no resulta tan sencillo como era apagar la tele en la década de los ochenta.
Así, desde muy corta edad, lo único que un niño necesita para ejercer su
facilidad natural a la interconexión es tener a mano un dispositivo que se lo
permita. Propio o prestado.
“A estos chamos les da igual la teoría. Su concepción del mundo es: `Si
necesito hablar con alguien, lo busco en Facebook o My Space; si necesito
algo, lo busco en Youtube o en Google’. Ese es el marco de construcción de
sus relaciones sociales. Los espacios físicos empiezan a ser secundarios”,
señala Luis Carlos Díaz.
Marianna Párraga, periodista y creadora de la comunidad virtual
Hyperconectados, es mamá de unos morochos de 6 años de edad. Confiesa
que tuvo que abrir ese sitio web como parte de una asignación en del
Diplomado de Periodismo Web que cursa en el Tecnológico de Monterrey, pero
que al principio se sentía perdida. Cuando le pidieron que abriera un blog, no
tenía idea de cómo hacerlo. “Tenía que crear bases de datos, abrirme una
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3. cuenta en Twitter, colgar cosas en Youtube. Me sentí sobresaturada a los 15
días de empezar”, relata.
Párraga no era la única en esa situación. Sus compañeros de clase también
pasaron trabajo y cuenta que menos de 10% de ese grupo de periodistas tenía
un blog creado previamente.
Hoy en día conduce ese espacio para la discusión de los roles del periodista
hiperconectado, pero afirma que con sus niños la historia es diferente.
“Es impresionante”, dice. “Reciben clases de computación en preescolar y allí
ya les mandan tareas en las que tienen que investigar en Internet. No le temen
a ningún botón. Si les doy un pendrive saben qué hacer, y reclaman cuando
una computadora no tiene conexión. Y apenas pasaron a primer grado”. Esa
sorpresa se registra cada vez en más hogares. Y las brechas apenas
comienzan a abrirse.
A través del espejo. El boom de las redes sociales estalló de tal manera que
apenas dio tiempo de asimilarlo. En apenas un año, Facebook creció 1.200%
en Venezuela. Prácticamente todo el mundo se mudaba a la nueva comunidad
y quien no lo hacía se perdía de “la fiesta”. Así, esta red posibilitaba los
reencuentros, era el lugar para recuperar amistades perdidas y para hacerse
amigo de personas a las que nunca se había visto.
La categoría “amigo de Facebook” apareció en las reuniones del mundo físico.
“Con las redes sociales, la magia radica en que constituyen un lugar no
geográfico donde las personas producen una especie de reality show de sus
vidas. Todas esas actividades que tienen lugar allí configuran una especie de
plaza pública muy interesante, a la que accedemos desde computadoras o
teléfonos”, indica Luis Carlos Díaz. Así, potencialmente, podemos
comunicarnos con todo el mundo en tiempo real. Pero existe otra forma de ver
la plaza pública.
“A través de la comunicación no sincrónica: la gente produce información con
un ritmo, pero tú consumes con otro. Hay una fantasía de tiempo real, pero tú
puedes consumir eso de manera diferida”, añade Díaz.
Ese modelo permite dosificar lo que se consume. Se puede elegir cierta
información en lugar de otra, o hacerlo sólo en determinados momentos. “El
problema es que estamos fascinados. Estamos adictos a las plataformas y los
perolitos en este momento”, según Díaz, lo que explica el nivel de conexión
permanente de algunas personas. No obstante, el comunicólogo considera que
la fiebre tiende a pasar y las nuevas normas establecen otros patrones.
También hay mitos que conviene considerar. De acuerdo con Díaz, “hay
estudios sobre conectividad móvil que demuestran que la gente que no es
sociable en la vida real, tampoco lo es en la red”.
Núñez Noda tiene otro punto de vista. Para él, en Facebook la gente crea una
versión editada y mejorada de sí misma. “Como en esa frase de Víctor Hugo:
`Rostro enmascarado, corazón desnudo’, cuando uno está enmascarado por el
perfil de Facebook, abre su corazón. Es más real y dice cosas que no diría de
otra manera”, señala.
En apenas un año, Facebook creció 1.200% en Venezuela. Prácticamente todo el mundo se
mudaba a la nueva comunidad y quien no lo hacía se perdía de “la fiesta”.
Más allá de la discusión sobre si se genera confianza en sí mismo con el
amparo de la pantalla, lo cierto es que las relaciones que propicia el mundo
virtual no sólo son inevitables, sino necesarias. Díaz se identifica con un grupo
de personas que ha visto cómo sus amistades se reparten por todo el mundo.
“Necesariamente, tenemos que adoptar este tipo de relaciones porque es la
manera de seguir en contacto. Cada hermano que se nos va del país es una
especie de embajada”, dice.
En un mundo globalizado en el que el desplazamiento de un lugar a otro es
cada vez más común, lo justo es que aprendamos a relacionarnos de otro
modo. Como sucedió con un amigo de Díaz, Flavio, que enseñó a su abuela de
80 años de edad a usar Skype y ahora conversa con ella frecuentemente,
aunque la señora no entienda cómo funciona la voz sobre IP. No hace falta
entenderlo.
Al infinito y más allá. Uno de los lugares comunes más viejos es el de pensar
en el futuro con fatalismo. Creer que la gente ya no saldrá a la calle porque
está en Facebook y que los niños olvidarán el lenguaje oral porque es más
fácil escribir en un teléfono.
Pero los expertos no lo ven así. Como sucede con toda tecnología, de este
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4. lado de la pantalla la vida continúa. “Sí es cierto que los niños están 100%
`virtualizados’. Creo que va a ser muy alto el porcentaje de relaciones que
nazcan de esa forma entre ellos, pero se van a mantener los encuentros. Para
nosotros las redes sociales son una novedad, pero llegará un momento en que
serán normales y las cosas tomen su espacio adecuado. Las relaciones
personales 1.0 tendrán el puesto que tienen que tener, porque hay cosas
insustituibles”, asevera Núñez Noda en alusión a lo romántico, lo sexual. “Creo
que el impulso virtual se impone al final y eso hace que sea necesario ese
encuentro. Estoy seguro de que siempre va a haber fiestas”, agrega.
Díaz es más radical. Para él no existe una separación entre lo real y lo virtual.
“La vida real está compuesta por dos tipos de cosas: las que suceden off line y
las digitales. No son virtuales, no son mentira. Cuando alguien pone en
Facebook que `ahora está soltera’, la gente le manda mensajes de solidaridad
y son mensajes reales, sentidos”, ejemplifica.
Para Díaz el futuro se trata de incorporar la conectividad a nuestra agenda:
“Como se ha hecho en otros países, tenemos que buscar nuestro derecho a la
banda ancha, a la participación abierta”. Ese es el mundo que nos va a tocar
vivir. Y está a la vuelta de la esquina.
Las noticias vuelan
Hoy en día hay información en todas partes y alguna gente está dispuesta a utilizar las
armas que la tecnología pone en sus manos para difundirla.
La libertad desvela. Hay quien deja de dormir por no poder contar con ese
derecho fundamental y hay quienes tampoco pegan el ojo porque la libertad
del otro no los deja convocar el sueño.
Los nombres empiezan con @ y los logros también. @yoanisanchez está en
Cuba, pero sus tweets están en todas partes y siempre hay alguien dispuesto
a ayudarla para que se difunda lo que ella tiene para decir sobre lo que
sucede en la isla. Los jóvenes iraníes lograron abrir una ventana para que el
mundo supiera de sus protestas y cómo las reprimieron después de las
elecciones de 2009.
Las tiranías siguen en pie, pero ya no pueden tapar el sol con un dedo.
Los gobiernos o sus aspirantes han sacado también provecho.
@BarackObama consiguió avanzar muy bien en su campaña a través de la red
social y hoy suaviza las críticas que le hacen, “hablando” a sus 5.114.814
seguidores.
@AntanasMockus difundió confianza (demasiada) en las encuestas entre sus
más de 72.869 seguidores electrónicos y @Chavezcandanga twitteó desde un
Blackberry la impresión que le causó sostener la calavera del Libertador a sus
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5. 767.010 seguidores. El Presidente, por su parte, sólo sigue 7 cuentas, entre
las que se encuentra @reflexionfidel, un sitio que despliega pensamientos de
Fidel Castro y que cuenta con 55.286 seguidores (son pocos los privilegiados
con una cuenta en la isla).
En marzo de este año Hugo Chávez planteó la necesidad de regular Internet.
Todas las alarmas sonaron. La propuesta presidencial fue motivada por los
comentarios de dos foristas de la página web noticierodigital.com que
mencionaban los asesinatos del entonces ministro de Obras Públicas y
Vivienda, Diosdado Cabello, y del dirigente del PSUV Mario Silva.
“Internet no puede ser una cosa libre donde se haga y diga lo que quieran”,
dijo Chávez.
Días después, la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, se refirió al caso. “Respecto
a la regulación de Internet, voy a parafrasear a la canciller alemana, Ángela
Merkel: Internet no puede ser un territorio sin ley. Y, en este caso, corresponde
a la Asamblea Nacional legislar sobre la materia. Anoche yo recibí una llamada
del ministro Diosdado Cabello solicitándome que se iniciara la investigación (a
Noticiero Digital). Ya estamos haciendo los trámites para dar inicio y hemos
designado a la fiscal Linda Montero para que se ocupe”.
La regulación no sucedió. Algunos medios digitales, en claro remojo de
barbas, suprimieron los foros o colocaron algunos filtros. Por muchos
obstáculos que se le puedan poner a la tecnología, la ola es demasiado
grande para contenerla. A algunos representantes del poder les ha tocado
descubrirlo a las malas.
Fue lo que pasó con Wikileaks, una página de Internet que desde 2006 se
dedica a publicar documentos e informes anónimos en los que se filtran
contenidos clasificados sobre gobiernos, corporaciones y grupos religiosos con
protección del anonimato de sus fuentes. El sitio ha filtrado más de 1 millón de
documentos, entre los que destacan los llamados “papeles de Afganistán”, una
serie de más de 90.000 folios de documentos militares clasificados.
El revuelo con Wikileaks se produjo por la difusión de un video en el que unos
soldados estadounidenses matan a un camarógrafo de Reuters a la vista del
lente.
Su portavoz y uno de sus fundadores, Julian Assange (quien hace poco fue
blanco de una campaña en la que se le acusaba de violación y maltratos), ha
dicho que la página nunca ha publicado información que no fuera antes
contrastada o revisada.
Las implicaciones que para el periodismo tienen tan enormes posibilidades de
manejo de información son muchísimas.
Fernando Núñez Noda dice que evita usar el término periodismo ciudadano:
“Para mí el periodismo requiere una técnica determinada. Un ciudadano puede
dar información, pero no quiere decir que eso sea periodismo”. Luis Carlos
Díaz piensa que las noticias no sólo pasan en el mundo tangible: “Los
periodistas también deben nutrirse de lo que sucede en la cibercalle. En el
marco de lo privado, también se van a dar noticias, porque es parte de nuestra
vida”.
Algunos aprovechan la oportunidad para cuestionarse cómo serán los medios
a la vuelta de unos años.
El poder tiembla y con razón. Lo que las filtraciones que se hacen visibles
todos los días desde la red muestran es que hoy hay mucha gente con
información poderosa entre las manos y otros pocos que están dispuestos a
difundirla sin tapujos. Internet se ha ido convirtiendo en la ventana abierta a las
entrañas de cosas que a muchísimos no les interesa que se conozcan.
Cosas de la libertad.
Anexos
De la escuela a la plaza pública electrónica
La hiperconexión también está convirtiéndose en la plataforma ideal para la
incorporación de valores, costumbres y formación de identidades, funciones que
antes cumplía la escuela.
Amalio Belmonte, sociólogo y secretario general de la Universidad Central de
Venezuela, compara la fascinación que ha despertado la hiperconexión a
Internet con la que se experimentó en torno a la aparición de la televisión.
“Mucha gente tenía la hipótesis de que la televisión había provocado una
incomunicación en la gente. Nos conducíamos a un mundo en el que la
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