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El extranjero
En la
realidad
1
Por mariana valle
“La Verdadera Patria de un Hombre es su
Infancia” (Rainer María Rilke)
2
También la mía…
Para mis alumnos del IPEM 12, para Graciela Berti y Roberto Panko, para mis
padres y hermanos, especialmente Franco. A Gonzalo, mi eterno compañero, la
razón de mi vida.
A las historias que escuché.
3
4
Prólogo
Emanuel Ioselli tiene 22 años, fue acusado de ser @camushacker, un “delincuente
informático” que se dedicaba a extorsionar famosas a cambio de devolverles fotos
"robadas" desde su PC.
Emanuel fue detenido por la policía bonaerense y se secuestro su computadora, la
cual usaba en una "casilla" muy precaria en la que vivía junto a su abuela, ya que
su madre había perdido la custodia y su padre los había abandonado. En las
entrevistas que concedió a la televisión, su familia lo nombró un "idiota" incapaz de
llevar a cabo semejante prueba de ingenio y, asimismo, su abuela expresó que su
nieto era un "antisocial" quien incluso solía sangrar por la nariz en situaciones de
5
pánico y estrés. Un joven obligado a nombrarse un "idiota" para huir de la policía,
una vida amarga surcada por la sutil tragedia de la indiferencia diaria.
¿Sería un idiota, un genio? Esta novela es tan posible como cualquiera de esas
dos respuestas, aunque prefiero defender a Emanuel Ioselli, por el derecho a la
diferencia, por mi propia defensa, por la gran ternura que, pese al hecho delictivo
que lo rodeó, despertó en mí y en mis recuerdos. Por todos los "idiotas" que son
llamados a marcar la diferencia.
Esta novela está inspirada en esa historia, en lo que pudo ser. La vida de un
hacker con un nombre brillante, el extranjero de la realidad. Esta historia es tan
improbable como lo fue la realidad y tan real como esa ficción que parece “lo real”,
a menudo tan sesgada por el cliché de la información y por la falsa prosodia de
sus actos.
6
La inexactitud de los libros
¡Mierda! Pensó cuando el frío del escupitajo le cayó por detrás de la nunca, como
un tiro fulminante y silencioso. Dos pisos arriba, Santiago y sus amigos reían
“como hienas inmundas”, pensaría después, mientras usaban las lapiceras vacías
como cerbatanas para desprotegidos paseantes.
Hacía mucho que le venía esquivando al tema de María, que si la encaraba, que si
no. Se había puesto su mejor vestuario. Sí, era como salir del potrero y pelearle un
partido a los ingleses, una meta casi imposible, pero no por eso menos atractiva.
Ingresó al edificio del colegio y se lavó la cara; cuando salió al patio la vio sentada
en un rincón repasando las fechas claves de la segunda guerra mundial. Dibujaba
7
una línea de tiempo invisible con sus dedos de pianista eximia. Apenas lo vio ella
le regaló su mejor sonrisa, con pocitos en la mejilla y todo.
- Llegaste temprano, ¿no?
- ….
- Y … ¿estudiaste algo?
- …..
- Bueno… Me voy…a clase. Chau.
Nuevamente el silencio era el único lenguaje que salía de la boca de Franco. Ese
silencio
quería decir muchas cosas: “qué bueno que te encontré; sos lo más lindo que he
visto hoy y ayer y antes de ayer; menos mal que estás, me alegraste el día; corrí
quince cuadras para llegar a verte antes de que entraras a clase; las baldosas que
estoy mirando firmemente están dibujando un país secreto para que vos y yo lo
habitemos eternamente; alrededor de tu pelo ensortijado se han revuelto todas las
ideas que traía hasta aquí y ahora mi cabeza es una radio que se sintoniza sola en
un tema de Queen, etc. etc.”
8
Ella se levantó de su asiento de reina y con suma delicadeza se perdió entre la
muchedumbre de “los otros”, los sin rostro, los que no contaban, los verdugos de
siempre, guionados por un maquiavélico rey de algún infame imperio colonizador
de almas.
No, se ve que el lenguaje del silencio aún no era descifrable para ningún ente
humano ni traspasable hacia ningún corazón.
En la sala de maestros, la profesora de Ética dijo que todos los chicos son muy
revoltosos, que lo más importante para ellos es hacer amigos y no los estudios y
que en general se portan bastante mal. Lo escuchó como al pasar: pensó que era
filosofía barata y con su imagen fantasmal de delgadez extrema siguió danzando a
través de las paredes del colegio, con el rostro cabizbajo, absorbiendo datos de
aquí y de allá sin una utilidad precisa.
En horas de Lengua leyeron por enésima vez “El Principito” y la profe dijo que no
es posible vivir en el espacio exterior y que por eso se trataba de un relato
fantástico.
A Franco todo eso le pareció una gran inexactitud, igual que esos relatos infantiles
y absurdos adornados con familias felices e historias de Navidad al calor de un
hogar.
9
Se siguió ignorando su presencia durante toda la clase, a tal punto que hasta él
mismo dudaba de ser real o algún experimento fallido de algún mago que
desembarcó en la unánime noche de los presentes (1).
Entre los gritos y los portazos de sus padres, debajo de la cama, Franco había
encontrado un recurso mágico para ser feliz, breve pero contundentemente: sin
varitas mágicas, sin dimensiones desconocidas, sin superhéroes, sin espejitos de
colores. Realidad y ficción conformaban una amalgama indisoluble que no gustaba
de
la liviandad de los conceptos y que desmoronaba toda ciencia pragmática.
Los gritos afuera, el silencio interior. Solamente el silencio enhebrando con
delicadeza la reconstrucción de la memoria y abriendo el terreno poderoso a la
imaginación: ella, su sonrisa, el recreo y él. Shhh…Shhh…
__________________________________________________________________
Nueve AM, sol despuntando el alba, otoño en colores de esperanza y pájaros que
retornan a su nido, rumor de río y trinos sobre los fresnos de los canteros.
- (Él, con voz grave) Che, y así que tenés prueba de Historia…
- (Ella, linda como siempre) Sí, la profesora es aburrida y tiene esa voz de pito que
10
perfora los oídos.
- (Él, como si su edad interior coincidiera con la de afuera) ¿Sí, no? Es como una
gallina asustada que no sabe dónde depositar sus huevos. A ver?, a ver? A ver?,
Quién sabe, quién sabe cómo se llamaba el archiduque de Austria?...
Ella tocándose la panza de la risa, salían mariposas de su vientre.
Yo sé muchísimo de Historia, leo libros, podés venir a casa. Mi mamá nos prepara
un café con leche. Te puedo mostrar mi biblioteca. Mi casa es muy grande, tengo
una buhardilla secreta que siempre te he querido mostrar.
- Me gustaría ir, Franco.
Fin de la obra, danza de aves, destellos en los ojos de ambos.
__________________________________________________________________
El despertador ponía un límite entre su felicidad y la amargura innominable de
todos los días. Cada mañana la madre lo levantaba de un tirón, lo peinaba con
gomina y lo depositaba como un paquete con fecha de vencimiento en el colegio
del barrio. Pero aún ella no llegaba y él se imaginaba un insecto diminuto tras las
frazadas, escapándole a un nuevo día de humillación en el colegio aunque con la
tristeza de no verla.
11
En los primeros abecedarios del colegio lo hacían repetir: Mi mamá me ama, amo
la masa que ella amasa, mi mamá me mima.
No, mi mamá no me mima ni amasa, pero me pega un mazazo con el amasador
mientras un mimo se cuela por la ventana y hace el personaje de Carlitos
Chaplin….
No, los días de la infancia no eran así
El Idiota
“Es idiota. No sirve. Es así, que se le va a hacer…”
-Señora, no estoy discutiendo con usted la mala conducta de su hijo o su mal
desempeño en exámenes, sino su hipoacusia. Su hijo casi no habla y es
posible que tampoco oiga. Le veo la mirada distante cuando explico aunque sus
exámenes en general son muy buenos. Necesito una ficha médica para
comprobar sus condiciones reales de salud y después actuar en consecuencia…
Sinceramente, creo que usted, como madre, no ha hecho lo correcto hasta ahora.
12
Su hijo la necesita…
Franco miraba la escena desde un lugar estratégico y se retorcía de placer. Era el
resentimiento en estado puro liberándose después de tantos años en fiesta de
ácidos estomacales corroyendo las entrañas de su madre y su rostro de
bobalicona ante la directora.
Porque ella odiaba, sí, descubrirse ante los demás como lo que era: una madre
ausente y amoral. Atrapada entre las fauces de su hijo, que rumiaba lentamente el
sabor de la venganza, salió como un tiro de gracia disparado hacia la calle, con
tanta mala suerte de pisar mal con un pie y caer al suelo vencida, en simbólica
muestra de nocaut.
Franco pensaba que la verdad que sus exámenes no eran tan buenos como
podría haberlos hecho realmente, pero algo en él le impedía sobresalir entre los
demás, era como una resistencia interna.
Proferir una palaba, cualquiera sea, podría ser usada en su contra porque al salir
del recinto respetuoso de su morada sería ya de otro, seguramente del enemigo.
Prefería, en cambio, ser un testigo mudo de su propia vida; hilvanando las
historias de los demás personajes azarosamente involucrados en ella, recogiendo
13
los escombros de sentido entre una existencia asolada por el fuego de la
indiferencia.
No se sentía un protagonista, en cambio se pensaba a sí mismo como un poeta en
cuya boca muerta habitaban nuevas experiencias que poblaban de luces la
lobreguez de sus días. Con sutil encanto las palabras llegaban a él para animarlo,
pero no para ser oídas por los demás.
Sin embargo, la mayor revelación sucedería al descubrir que era capaz de
intervenir con igual provecho en la vida de los demás. Un limbo entre la voz y el
silencio, a medio camino entre la realidad y la fantasía.
Estaba en la sala de informática:
- Les voy a pedir que saquen sus netbooks y entren a la red interna del colegio,
dijo el profesor a cargo. Recuerden, que nunca tienen que ingresar a sus cuentas
privadas sino a la red de la escuela.
Los alumnos consintieron con igual desgano que en un clip de Pink Floyd.
Después de decir eso, una pelea inusitada en el pasillo lo interrumpió en sus
tareas.
-Franco, sos el mejor de la clase, vigilá que todo esté en orden.
14
Tras decir eso, el hombre se enderezó los anteojos y se arremangó la camisa para
interponerse entre dos jóvenes furibundos, dejando a toda su clase al "cuidado" de
Franco.
Todos sus compañeros, como era natural en ellos, desobedecieron prontamente a
las órdenes del docente, entrando a los chats y mails personales. Franco
aprovechó su posición estratégica para tomar detalle de todos los datos: los
números y letras de algunas claves se desplegaban ante él como ventanas
invisibles que lo llamaban a descubrir nuevos paisajes del comportamiento
humano.
Lo que más le llamó la atención fue el facebook abierto de Santiago, el matón
del curso.
Inicio de la conversación 11 de abril de 2014 19:23
-No me das bola, ya te dije que te vas a arrepentir. Hablame boluda, estoy mal. Me
dijiste que no era mío. A vos qué te pasa. Mi viejo está en cana y encima me
haces esto, te juro que me las vas a pagar
-Contéstame Andrea, no te saques así. Vos me arruinaste la vida.
-Andrea no te lo sigo más. Es la última. Te vas a arrepentir te lo juro.
-A las 6, atrás del tanque, te espero, vení sola.
15
No sentía ni la más mínima compasión por Santiago porque era el principal
enemigo de su felicidad. Se empeñaba en hacerle las burlas más crueles y hasta
de sólo presentir el olor de su colonia barata se estremecía de temor al punto de
extremo de mojarse una vez los pantalones.
Andrea no era mala chica, no molestaba a nadie, era simpe y buena y además
sería madre. Todos pensaban que era naturalmente de Santiago, pero él al
parecer no lo creía.
Las horas del colegio se diluyeron entre las tribulaciones de ser un testigo clave,
pero mudo, de lo que podría ocurrir. Y más aún cuando divisó en la mochila de
Santiago un objeto de aspecto puntiagudo, como un arma.
A la salida del colegio se pasó la tarde entera cabizbajo, tirando piedras con la
gomera hacia ningún punto fijo. Se debatía entre la inacción y el temor de ser
causante involuntario de algún desenlace fatal.
En su casa tenía un libro que había dejado su padre, estaba deteriorado por la
humedad y naturalmente lo leyó, como todo lo que atesoraba de él en las retinas
de sus ojos. Se llamaba El Extranjero y tenía anotaciones de puño y letra de su
16
progenitor, como la consigna “estamos condenados a ser libres” de otro pensador
de la época, el genial Sartre. Esa frase le retumbaba en las sienes como una
bomba de conciencia dispuesta a estallar….
Llegó corriendo hasta el baldío detrás del parque en la hora señalada para otro.
Santiago estaba en cuquillas, en posición semifetal y como un niño lloraba con
gemidos agudos de dolor. “No me vua’ a quere, no me vua’ a querer, nunca,
nunca, nunca…”. Se presagiaba a sí mismo como una ave negra sobre el Busto
de Palas.
Desde cerca Franco pudo ver que tenía la pistola en la boca, pero su presencia
también era invisible para él, ya derrotado y sin ánimos de compensar
frustraciones con burlas odiosas.
Se trataba de hablar, actuar, de vencer la barrera de la seguridad del silencio.
Pero, ¿qué decir?, ¿qué? El viento amainaba las bolsas vacías de basura, como
en pajonales de un paisaje rancio.
Franco apartó con suavidad el arma con quien su antes verdugo ahora se
castigaba. Y lo abrazó casi sin quererlo, tratando de contener el pesado cuerpo del
otro muchacho, aferrado hacia el costado de la vida, en esa osamenta de
objetos inútiles, entre pilas de basura, a donde parecía que los ojos de Dios ya no
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llegaban. Pero a veces sí…
Ese día se convirtió en @camushacker.
El Extranjero
La soledad se hace carne en mí y la noche parece un desierto hoy... (2)
La densidad de la angustia que se respiraba cada día en la desolación de su
cuarto parecía poder cortarse en bloques y dibujar unos barrotes invisibles entre
su soledad y los demás.
No siempre había sido así, hubo días felices y dinero, pero todo se desmoronó
luego de la enfermedad de su padre, su afición a la bebida y al juego y luego…su
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absoluto silencio, igual que Franco, con la mirada perdida en ningún lugar del
mundo real.
Soñaba con escapar hacia algún lugar, no cualquiera, el lugar de verdad, un valle
verde dibujado en colinas, hojas de hierba y tejados rojos sobre las casas de
piedra.
En la biblioteca del colegio lo vio realmente, adentro de un anuario viejo de
National Geographic, pero ya lo había proyectado en sueños mil o más veces: un
paisaje irlandés donde los pobladores vivían de la recolección de frutas y
hortalizas.
Cuando alguien consultaba su lugar de origen le costaba nombrar a “Córdoba”,
hubiera querido negarla tantas veces porque ella sólo le recordaba su amargura.
En vez de eso, prefería como siempre el silencio y escribía en el papel el nombre
infausto, vencido en la realidad.
La casa se dividía en dos: allí donde andaba la madre fijando su territorio de
conquistadora y donde moraba él, el extranjero, el nativo desplazado, habitándola
con la levedad de un poema roto y huyendo de su mirada rapaz.
Desde allí, desde su invisibilidad, la miraba masticar con la boca abierta y gritarle
al televisor encendido a todo volumen.
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Se acordaba de su padre, cuando de rodillas le imploraba "piedad" y se agarraba
de sus pies como si fuera un náufrago en la tormenta.
Antes de que ella decidiera echarlo a la calle, por sus problemas mentales, supo
intentar ganar su cariño más de una vez. Pero ahora estaba orgulloso de odiarla,
era una victoria personal.
En la “pieza” (o celda) de la casucha mal gestada, la humedad se enredaba como
una hiedra venenosa a las cosas y se mezclaba soporíferamente con el frío
implacable del invierno que se colaba por la ventana desvencijada.
Entonces soñaba despierto con el lugar, “my place”, la aldea de los granjeros
irlandeses.
________________________________________________________________
Subido a un tren imaginario de un solo pasajero (él), y desde la ventanilla,
observaba como pronto todo quedaba atrás, azotado por el fuego del olvido y la
purificación de las almas.
Una Roma incendiada que se perdía en el camino y detrás de nubes esponjosas
que señalaban la proximidad del verdadero hogar.
En una de las casitas lo esperaban con abrazos y una tarta de manzanas recién
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horneadas. Cuán verde era ese valle…
Él, el exiliado de retorno, se preparaba para hacer posesión de su casa,
calzándose unas pantuflas algodonadas como esas nubes, que jugaban con el
viento alrededor del sol.
Y, como arena fina entre los dedos, el paisaje se iba escurriendo con el frío de la
pieza al caer la noche.
________________________________________________________________
Sin embargo, desde hace una semana había descubierto que su soledad podía
compartirla con la soledad de otro, la de Santiago.
Después de la trágica experiencia en el baldío, Santiago se había transformado en
un suicida en retirada, ¿qué es esto? Un sujeto melancólico que atravesaba su
existencia de manera automática, con la mirada perdida en otro lugar, igual que él,
un exiliado de la vida.
Cuando entraba al colegio, lo miraba absorto, era sólo a Franco a quien miraba
realmente, como una manera de asentir, de reconocer, que eran dos habitantes de
otro país, lejano y distante, y que se fingían geográficamente allí sólo para
aparentar cordura.
Dos (casi) niños, (casi) adultos mirando al sudeste, hacia un horizonte
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tan apartado como otra galaxia.
Hasta que una vez Santiago dejó su recinto sombrío de angustia para reírse con
él.
Iban caminando por la ruta de tierra. Le escupió al lado al lado suyo. Franco lo
sintió casi como un signo de aliento.
-No boludo, no te asustes (le extendió la mano, como un puente imaginario).
-… (rostro de sorpresa, ojos caídos, con rubor de vergüenza)
-Vos sos Franco, ¿no?
-… (asintió con la cabeza)
- Ah sí, ¿querés un pucho?
-… (sí, ¿por qué no?, para despejar la niebla con humo caliente…)
-… Ehmmm. Qué día de mierda. Bueno, chau bolu… Le refregó la cabeza con una
mano y se rió.
-… (chau boludo… chau Santiago, chau…)
Ese día apenas llegó a la casa se tomó entero un plato asqueroso de sopa. Y se
acostó boca arriba. La mancha de moho de la pared se abrió sorpresivamente, y
22
una nube radiante pasó saludándolo (como Santiago), emigrando hacia el Sur.
_______________________________________________________________
Se calzó los botines negros y la remera vieja de Talleres del padre. En el potrero
lo esperaba el Santi, gambeteando como los dioses.
Lo invitó con un aventón de manos, como entregándole una llave para entrar a
“su” lugar. Punto de penal, tres pasos atrás, arco enemigo, pie izquierdo y…
¡marca de gol!
Detrás de la red, el fulgor del verde de Irlanda se fundía con los colores del otoño
y el olor de las manzanas. María también estaba ahí y movía la cabeza arriba y
abajo, una y otra vez, como era su tic habitual. Si le hubiese preguntado algo,
cualquiera sea la pregunta... ella habría dicho que "sí".
__________________________________________________________________
______
Después de su ensoñación, le salió como algo extraño, una contusión interior, un
pájaro herido reviviendo en la noche y gorjeando junto a una fuente de plata.
Entonces una risa inusitada rompió la barrera del silencio y detrás de ella una
cascada, en borbotones de
alegría.
23
Inconscientemente lo hizo, abrió la cuenta de mail de Santiago en "enviados":
santiago_cat@hotmail.com
CC. Para andreaiacc@yahoo.com.ar
Ese tema es de putos, pero me dijiste que te gustaba. Se ve que por vos hago
todo. Hasta me vuelvo puto. Te lo mando. Cuidate. Estoi buscando trabajo. Te voi
a mandar para los dos. Yo te voi a esperar…
Adjunto. La soledad se hace carne en mí. Abel pintos.mp3
Después de ver el correo se sintió aturdido, le dio remordimiento ponerle palabras
a los ojos rojos inyectados de sangre de Santiago. Era demasiado perturbador
para él tener tantas palabras atragantadas, atoradas e incapaces de salir, de
dispersarse entre el viento siquiera.
Sabía que “lo iban a cagar a trompadas”, porque Andrea salía con "el hijo de un
cana" y se la tenían jurada. Lo había escuchado esa tarde. Pero… ¿cómo pedir
ayuda sin decirlo?, ¿cómo avisar sin voz?, ¿y cómo luchar a riesgo de morir, de
quebrar su recinto seguro hacia ninguna certeza de nada?
Asumir el peligroso rol de salvador de Santiago lo atormentaba, pero en su mano
latía esa llave invisible para retornar por fin a su hogar.
24
Literatura y Vida
Hubiese querido desintegrarse en el aire como los pistilos de los panaderos,
esparcidos por el viento en señal de buen augurio…
Mientras Santiago se hundía en la depresión como un Cancerbero oliendo la
muerte a cada paso, él sólo pensaba en las improbables chances de que su
descubrimiento cibernético le trajese algún bien a su miserable vida.
Se debatía entre el hastío y la miseria acosadora de todos los días y la angustia se
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le pegaba a los poros, adosada en los pulmones como el frio húmedo que se
colaba por la ventana. De un día para el otro, Santiago se había hecho un
seguidor destacado de la
cursilería de las “canciones para putos” y se las enviaba, con letras y poemas
improvisados, a la cuenta de Andrea, quien se mostraba imperturbable como el
mármol.
santiago_lat@hotmail.com
te quiero, vida mía, te quiero noche y día, no he querido nunca asi. Aunque haiga
cosas que nos separen vos y yo siempre vamos a estar juntos. Chau, mi amor.
Ayer te deje plata con mi tia.
San.
La muchacha se le figuraba a Franco detrás de una puerta de acero interminable,
señalando su negativa a cualquier gesto y Santiago, como en ese cuento
kafkiano, se dibujaba tan torpe y diminuto como él mismo, frente a la tiranía de su
madre.
-Dale, boludito, levántate, dale, dale, daaaaaaaaaale! Vamo al médico, dale.
El coloquialismo burdo de los insultos de su madre siempre interrumpía a la
26
Literatura de sus ideas que, en absoluto, se reconciliaba con la vida, tan aciaga e
imprevista como un mal boceto sin terminar.
La Literatura, se reunía con la libertad, con la satisfacción, como en los
imaginarios
idílicos que dibujaban la cursilería de esos temas donde, en su caso, María
sonreía y tarareaba con ojos embelesados de amor.
Pero también la Literatura le robaba a la vida, al roce de la piel en un apretón de
manos o, mejor, al olor de la piel resoplando aliviado en un abrazo cálido y la vida
se iba desdibujando detrás de las palabras, mientras la tarde caía
apesadumbrada sobre el comedor.
En todo eso iba pensando cuando el colectivo se detuvo como un estampido de
bestias feroces sobre el pavimento, licuando los sueños y la filosofía con el atroz
desencanto de la realidad.
Suplicantes, los padecientes pacientes esperaban en la sala de guardias del
hospital
-Ka…
-¡Si acá!, dijo la Señora K. mientras arrastraba a Franco como una bolsa de papas
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ante la total indiferencia del resto de los suplicantes.
-A ver, que les anda pasando… (palabras ensayadas, libreto de antemano)
-Si mire, este chico (cuesta llamarlo hijo), no habla (no quiere), no sabe hablar (no
acepta), no le funciona el celebro (no como esperarías).
- SÍ, deme los resultados de los… sí, de las pruebas que le mandé a hacer.
-¿Y?
-Todo… todo parece estar bien, correcto, correcto. Me puede dejar hablar con el
chico a solas.
A “solas”.
- Menos mal que se fue tu mamá, ya me tenía podrido. Así que vos no podés
hablar. ¿Y si te clavo esta jeringa en la pierna? (puso un líquido para la
somnolencia) - - Aaaay! (sonido evidenciando lo indecible)
- - Me parece que sos más inteligente que lo que dice tu mamá. ¿Te fumás un
pucho? (tengo catorce años) Yo también finjo, como vos, en realidad no soy doctor
aunque lo parezca y aunque legalmente lo sea. En realidad yo soy escritor, tengo
seis libros sobre los egipcios y todas estas cosas las traje de allá... ¿sabés..?
(¿qué me importa?)
28
- Y sobre los faraones y las pirámides y la mitología egipcia y estos
(¿mamotretos?), todos estos libros yo los escribo entre las pocas horas libres, que
son las que cuentan y en realidad soy muy famoso (¿y si es así porque no te
quedás allá?) Y esas mujeres que están afuera (¿las pacientes?) son las ammas,
las madres del desierto, predicando bajo la persecución del parlamento romano…
Y esos hombres, son Ramsés II y III…
3riojebl´bepbewjebkebebrkèbk`pebrk+eb+peñfñerbpwehwrvlrjrwrbjebrbpe
Sonidos que ya no decían nada y entonces, detrás del monólogo interminable del
doctor y su obsesión por los egipcios, se dio cuenta de que ya no estaba ahí, sino
sobrevolando el antiguo imperio africano. Tampoco estaba ya ahí el niño que
jugaba con un pedazo de cartón, ni siquiera la madre del niño, con frenética
adicción a la tecnología celular y, por supuesto, tampoco él mismo con la mirada
perdida ya en otra parte.
Antes de salir del consultorio miró hacia atrás, como buscando algún remedio para
su escepticismo, y vio junto al escritorio de su médico un libro estrujado que
seguramente le servía de consulta frecuente. Se llamaba “Tratados y Noticias
sobre Alquimia y Seres Elementales”. El autor era su padre…
29
En la hora premeditada, Santiago y él salieron del colegio y sus verdugos lo
esperaban, a la vuelta de la esquina. El polvo suspendido en el aire presagiaba el
final épico de un duelo de malevos. Con las mujeres asomándose por las
ventanas, oreando los trapos al sol en un destino inexorable que los aguardaba a
ambos.
En ese escenario infausto donde la vida y la muerte se jugarían un duelo,
como en un partido de truco, comprendió qua la Literatura era la realidad y lo que
los otros llamaban real no era más que una máscara absurda, detrás de la cual
todos se ocultaban.
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Los sonidos del silencio
El desenlace se presentó inevitable porque en realidad ese duelo ya estaba
definido desde hace siglos, desde aquellos tiempos remotos donde
los hombresbestia conocieron a los hombrescordero y se dedicaron a cazarlos
furtivamente y través de implacable paso de años de batallas vencidas.
Las nubes negras marcaban el regreso de la oscuridad, la vieja compañera de
todos los hombrescordero, ahorcándose en las infinitas sogas de los árboles
negros o adentrándose en los profundos silencios del mar muerto.
A la vez un trueno, un rugido amenazante del Señor, congeló el paisaje como en
una fotografía y entonces aparecieron los verdugos, con palos en las manos y
31
borceguíes en los pies. Voces distantes y ni una palabra verdadera, caos de
gritos, insultos y amenazas.
-Qué hace vo’ con la Andrea, ¿eh?
Los sonidos del silencio marcaron la absoluta desproporción de la batalla: los
golpes de culata y las patadas en el estómago a Santiago hirieron tan
profundamente el aire, pestilente del hedor que exuda el miedo de los vencidos,
que las aves salieron despavoridas volando atontadas en círculos diversos,
buscando aires de libertad entre el encierro de
los mutilados. Sin embargo, el atroz cuadro se desintegró como el vidrio contra el
suelo, ante el feroz grito de guerra de Franco.
-A vo también te vamo a hacer cagar…
-….
-Hablá, puto, cagón.
-…
Una vez dicha ante el enemigo, su voz sería inservible como una hoja al viento
que no encontró su buzón.
Pero su grito, terriblemente agudo y sonoro conmovió la tierra y el polvillo lo llevó
consigo en andas, hasta los oídos de un cartonero que pasaba por ahí, con la
32
barba raída y los ojos luminosos. Y entonces la pelea se detuvo.
Esta vez los hombresbestia se retiraron cabizbajos, sabiendo que ya volverían
pronto a buscar sus víctimas, los corderos degollados, ya advertidos del
maquiavélico funcionamiento de la “democracia”.
El hombre de los cartones pasó silbando y riendo, lo seguían tres perros y un
chivo. ¿Y si fuera Dios?
Franco, trató de enderezar a Santiago que, como Lázaro, revivió con algo del agua
con que le mojó la cara.
-Vo soi Dios?
-… (Ojalá, ojalá…)
-Vo so bueno…Vo so…
Santiago deliraba, pero a la vez aunque moribundo era el motor de vida de
Franco, quien como una órbita a su alrededor lo salvaba otra vez de un final
trágico. Después de arrastrar casi 30 cuadras el robusto cuerpo de Santiago y
depositarlo
junto a la puerta del dispensario más cercano del inhóspito lugar, Franco se sentó
a descansar, en el séptimo día.
Todo lo que jamás creyó poder hacer en su vida sucedió en un segundo, un grito
33
de horror que destrozó para siempre la barrera del silencio interior que lo
atormentaba de impotencia. Se sentía casi un profeta, misionero de la
amistad, corderolobo escondiéndose en la selva del territorio enemigo.
Autor/Personaje
Pero aún no podía estar seguro, ¿y las palabras?, ¿Qué harían los hombres con
sus palabras?, ¿las usarían para amordazarlo infinitamente, como a su padre? Ya
casi ni lo recordaba, pero sí a sus palabras, que sonaban tan melódicas como el
rumor de los pájaros fabricando sus nidos.
Adentro de su casa, o casilla, y con su PC empezó a pensar en María. La
recordaba vendiendo las pizzas y las empanadas en la casa de la esquina.
34
-Franco, ¿lo de siempre?
-…. (lo de siempre es la rutina infame, lo único sos vos)
-Están calentitas, tomá, una docena de empandas dulces.
-…. (tus manos, abiertas, se parecen a las manos de la virgen… podrías
acobijarme eternamente entre esas manos…)
Si tan sólo pudiera hablar con ella. ¿Servirían esas palabras para amar, tender
puentes, construir sólidas estructuras o sólo para destruir y barrer todo lo que
alguna vez nos hizo felices, como siempre pensó?
Leyó en un libro de mitos africanos que antes de la escritura no existían guerras,
las palabras fueron usadas para separar, marcar abismos de desigualdad, muros
impolutos.
Ni siquiera sabía si Santiago estaba aún a salvo, las bestias se empeñaban en
destruir a cada paso cada surco de vida y cada palabra quedaba atragantada para
siempre en el dolor de ya no ser más que un anacoreta, subsistiendo en la
penumbra interior.
35
Pero María estaba conectada, imposible sería no leerla, acaso pudiera
desentrañar la magia de las palabras divinas que conectan finalmente a los
hombres y los hacen felices. A través del alias de su alter-ego informático, le había
solicitado amistad en Facebook.
28 de abril de 2014 13:50
....
-hola, kien sos
......
Hola…
…..
KE Kallado estas
@camushacker está desconectado o no puede recibir mensajes
_____________________________________________________
(No, todavía no, estoy desconectado, pero puedo recibir mensajes, desde aquí
desde donde estoy, en un sitio remoto aislado por protección)
36
Se resistía al silencio y a la vez a la palabra. Hasta que descubrió que el mejor
camino era la palabra de otro. Sino más genuina, más experimentada que la
suya…
-Jamás la lógica del mundo nos ha dividido
- volviste? Que estabas haciendo te comieron la lengua los ratones jajaj...
-Tú, aire que respiro en aquél paisaje donde vivo yo…
- QE??
-Tú me das la fuerza que se necesita para no marcharme
-a donde te vas? no te vayas
-TU ME DAS AMOR…
-K dulce sos
-Mil momentos como este quedan en mi mente
-Ssssi...ya me voy a ir para casa dentro de un rato. Un besoooooooo
-…(Sí, ya sé que sos esquiva, como quisiera destruir para siempre este bloque de
hielo que me mantiene atado al otro costado de la vida, a donde lo encontré a
Santiago aquella vez, en la oscuridad de siempre, mi única consejera)
@marialadelbarrio está desconectada o no puede recibir mensajes en este
37
momento
Franco pensó que todos a su alrededor estaban desconectados, movidos por un
hilo invisible de algún titiritero desquiciado, en un circo de explotadores.
Algunos hombrescordero como él se negaban a los libretos premeditados de tan
infames dueños, lo hacían con su silencio. Y sin embargo tanta soledad se hacía
absurda, pesada y gris como una nube de lluvia infinita.
Hubiera querido regresar a Irlanda, la pradera de sus sueños. Hablar con su
padre, comer la tarta de manzanas y salir al jardín a oler la frescura de los árboles
frutales en flor. ¿Cómo serían sus labios?
Acababa de cumplir los quince años, hace escasas horas. Ella también tenía
quince. Iría finalmente a ese baile al que ella va siempre y pondría un nuevo disco,
una música melódica para poder bailar lento y tocar su cintura.
Shhh…shhhh
____________________________________________________________
-Lo que haría, por no sentirme así…
-¿así, cómo?
-Así solo, así perdido
38
-No está solo, yo toy con vo
-Pero vos sos mi sueño, te vas a ir…
-Y si me soñás para siempre…no
_________________________________________________________
Ahí, pero dónde, cómo. Estaba siempre a su lado, junto al lavabo, al lavarse los
dientes, junto a la mesa de luz. Con el perfume y la frescura de una rosa en un
jarrón. Ahí, pero dónde y cómo. Para siempre él su autor, y ella su personaje.
Dibujando su conciencia, la calidez de su piel, sus ojos rasgados, las mejillas
coloradas. Para siempre ella un boceto de su imaginación creadora, recopilando
fragmentos de su verdadera existencia para rearmarla ante sí. Inalcanzable e
indispensable como el oasis de un desierto.
Para siempre él su personaje porque ella definía en realidad sus emociones y él
se dejaba manejar sin resistencia por los hilos de seda de tan magnífica autora.
Si fuese más de esto y menos de aquello. Si fuese para ella su personaje, tan
bello como sólo ella pudiera construirlo, orgullosamente, y amarlo para siempre,
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en un sueño eterno, a través de una pc y sin desconectarse…
Plagios
Ella se mostraba inalcanzable en la mañana, pero en la soledad de sus tardes
iluminaba el cuarto oscuro como un claro de luz infinito.
Detrás de las maderas crujientes de la puerta rechinaba el viento, filtrándose
como una sombra pestilente de amargura. Allí en su pieza iban a dar todos los
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vientos, todos, pero él solo podía pensar en el poder de las palabras, las mágicas,
las verdaderas.
Eran palabras prestadas, pero más suyas que la guarida profunda de su silencio
absoluto donde reposaban todas, amontonadas, esperando poder elevarse como
cometas en el cielo.
Se había instruido en el arte del plagio, el de los recolectores de historias, de
frases, momentos: como aquellos narradores del Oriente que, en las plazas del
mercado, se sientan a narrar las vidas pasadas de los hombres que se diluyen
bajo las arenas del desierto.
Escogía entre los desechos de sentido que pululaban en las marginales poéticas
de aquellos lugares donde no llega nada, ni nadie, más que los ojos de Dios. Un
grafitti, un poema envolviendo un paquete y, sobre todo la música, SU música, el
obsequio más sagrado para un habitante del silencio.
Sólo bastaba con apoderarse de sus auriculares, como las abejas que se
disponen laboriosas a extraer la miel, sorbiendo los frutos sabrosos de su
maravilloso mundo interior.
Lejos quedaban todos los gritos, los sonidos torpes, los sinsabores de la rutina y
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la pared mohosa, mágicamente, reverdecía nuevamente de alegría en arroyos,
jilgueros y cerezos en flor. Ella llegaba y, con las manos abiertas con las que la
recordaba siempre (como en la estampita religiosa de su cuarto), lo invitaba a
compartir su alegría o su llanto.
Cualquiera fuera la opción siempre lo liberaba de su ensimismamiento atroz,
absorto frente a un escaparate de anhelos imposibles, como un mendigo del
amor.
Una canción, cuidadosamente escogida para ella (aún la más cursi) bastaría para
retenerla, tanto como pudiese, para recrearla en su pensamiento una y otra vez
. -Hola @camushacker, esta re bueno tu logo
-….
-Decime de donde me conoces, estas????
-...
-Hola, estas? Holaaaaa
-Qué me importa haber sufrido, si ya tengo lo más bello y me da felicidad…
- No lo conozco a ese, me gustaría que me lo cantes si pudieras….jejejeje
Siempre me vas a cantar? Stoy :-( hoy, mi papa me dice que se muda la obra q
nos vamos
42
-esteamorquetumehasdadoesaquelqueyosoñé… (me salieron…las
palabras, ¡todas juntas! ya no puedo ya reprimirlas)
- No me quiero ir, yo tambien sufro
- En un mundo tan ingrato, sólo tú me das amor (siempre te voy a cantar, con
los latidos de mi corazón que vencen este mundo mío desmoronándose a cada
rato, sostenido por las cuerdas de la imaginación, como un viejo violín que ya
nadie quiere tocar, solamente vos lo descubriste y sonará eternamente en mí.
Vos…)
-K lindo!!! -Pero a veces tengo miedo, aca ya no vendemos nada, mi mama hace
costuras para el cantri de la esquina, pero yo no se, si se viene abajo lo de las
comidas. Vos no tenes miedo a veces? Ayer mi hermano se escapo otra vez, vos
no te escapas?
-Este amor siempre es sincero, sin saber lo que es el miedo. En un mundo tan
ingrato, AMADA, AMANTE (estoy escapándome de este mundo solitario, con tu
voz, que habita en mi cabeza)
-Vos sos raro, no sos como los otros, y es que, ¿en serio no estás en nada
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raro? Mi mama dice que la gente rara anda en algo feo, ¿Cuándo te voy a ver?
-Este… Este amor que me has dado, amor que no esperaba, es aquél que yo
soñé. Va creciendo como el fuego, es hermoso dar amor (te puedo comprar dos
mil quinientas empanadas para que te quedes eternamente, sentada ahí, sobre la
verja, hasta que yo llegue, bailando con la punta de las zapatillas suspendidas en
el cielo, siempre.
SIEMPRE, AMOR, HERMOSA, ESPECIAL, SUAVE, MARIPOSA, CIRUELAS,
LÁGRIMA, LABIOS, PIEL, FLOR ….)
-Si me gusta este tema, mandamelo. TQM :-) si te quiero ver, ¿venis a la fiesta el
viernes? Te espero
.Yo… Este… Yo… vos… Te amo
María La del Barrio está desconectada o no puede responder en este momento
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El siguiente mensaje no pudo enviarse : -Yo… Este… Yo… vos… Te amo
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Todas las letras, todas, corrían hacia él, se arremolinaban ante sus ojos,
refulgentes. Casi podía tocarlas, sentirlas, enhebrarlas, hilvanar un collar de perlas
con ellas, palabras hermosas que jamás había dicho y ya casi no recordaba su
sonido, pero sí las imaginaba…
O acaso las había inventado, un hacedor de lo indecible…
Amar..Ría…Mar..Haría… Todo su universo estaba ya impregnado de su esencia.
Como un torrente de lava, venas sangrantes, ebulliendo su adolescencia a flor de
piel, encrispados los nervios de la necesidad de verla el viernes, de impedir que se
fuese, que se bajara el telón sin su amado personaje, sin su autora.
Shhh...
__________________________________________________________________
______
- ¿Cuántas empanadas vas a llevar?
- Doscientas mil -
-No son muchas?? (las mejillas ruborosas)
- Puedo comprarlas a todas, y en mi auto llevarte a pasear, a la orilla de un río, no
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el de acá, uno de verdad, con agua cristalina y pececitos dorados.
- Pero…¿y si me tengo que ir?
- Si te sueño toda la vida nunca te vas a ir, vos me dijiste…
- Sos un loco…
- No te apartes de mí…
_________________________________________________________________-
Pensaba que el mundo es siempre una canción de amor en un grabador a veces
descompuesto, o deteriorado, pero que siempre vuelve a sonar y su imaginación
era tan potente que hasta casi podía sentir el olor de su perfume y las yemas
rugosas de sus dedos laboriosos recibiéndole el dinero.
La puerta jamás estalló tan estruendosamente como en aquél momento, con la
irrupción de lo real:
- Franco, Volvió, el papá.
Pero el tema ya estaba sintonizado en una sola frecuencia, en un mismo ritmo.
No había lugar para palabras nuevas, otras ideas. Su mundo ya estaba inundado
de aquellas y no deseaba aferrarse a ninguna costa, tocar el suelo firme dejando
atrás el mar de sus tribulaciones.
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Como un náufrago en un mar de emociones, no podía sino empaparse de esos
sonidos de las canciones y refrescarse el cuerpo flacucho, alimentándose de las
palabras mágicas.
-FRANCO!!… Volvió el papá.
“El Papá”… Por primera vez en muchos años vio realmente el cuerpo regordete y
los ojos cansados de su madre y hasta la vio más linda que otras veces. María…
Mar… Ma... María rima con mamá…
Géneros
Su padre estaba sentado en la silla rota del comedor, una silla rota para un
hombre que había sido el artífice principal de todos sus recuerdos.
-Toma, toma la leche
La natural rudeza de su madre siempre le desdibujaba a todos sus héroes. Ella
literalmente había vaciado lo poco que había en la heladera para dárselo al
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anciano. Era un acto de amor natural, jamás se había dado cuenta de esos
detalles, de qué también a él, a Franco, le dejaba siempre la milanesa más grande
y ella comía las sobras en otro plato, no el de la porcelana azul. Allí viéndolos a
ambos, pensó que tal vez su representación había sido un tanto
maniqueísta esos años. Definitivamente. Con la presencia de María a su lado,
quien invisiblemente le tendía un puente de reconciliación con él, igual que
Santiago, quiso decirle a su padre. "Che, viejo", como todos los demás...
-Ahhhh me quemo, Martaaaaaa!
La madre le puso los pies en remojo, con agua y sal. El padre, la madre, ¿qué era
su vida?, ¿un sainete, un grotesco, una comedia negra, una película neorrealista?,
¿qué era el absurdo de lo real y donde estaba Irlanda, su otra casa, cuando
acabaría ese exilio interior?
El hombre tenía los ojos fijos en el piso. Estaba hechizado de algún pensamiento.
Embebido del alcohol que alimentaba todos sus delirios. Se le acercó,
hubiera querido decirle "Talleres, ganó el domingo..."
Pero él se adelantó, le tomó una mano con firmeza, casi le hacía daño, pero era
necesario que se la estrechara con tanta fuerza. Se acercó a sus oidos, reales, y
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le dijo: -Franquito, no te vayas...
Y luego volvió a desvariar, todo se hizo difuso. Y al final tuvo que huir,traicionar su
pedido, huir sin bolso: para qué, no necesitaba más que su imagen, ella lo
acompañaba fantasmalmente, en su memoria, pero iba a su encuentro real.
María, la del barrio, estaba en la puerta del local de comidas, golpeando sus
zapataillas en punta, con los pies entre el cielo y la tierra, bailando con ellos,
sentada en la verja, esa verja agrietada a punto de venirse abajo, como su propia
vida...
-Franco, te doy lo de siempre??? -...
-...Me deben mucha plata, tu mamá me va a tener que pagar, tá muy dura la
mano. Vo sabe...Pero, io
-...
-Sí... no tienen plata. Nadie tiene. Tomá, lo de siempre. Dejá...
Él, sin embargo, quiso pagarle y le acercó el libro en vez del dinero.
Ella levantó el ceño en señal de asombro y leyó en voz alta y con algo de
dificultad: "El Extranjero: Albert Camus"...jajaja. ¿qué me querés decir? Después
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me traes la plata.
El asintió y salió rápido en carrera con la vida.
Iba resignado, otra vez absorto en los pensamientos. ¿Qué era su vida?, ¿un
cuento absurdo?, ¿cómo sería el final? Le hubiera gustado recoger todos los
fragmentos de momentos felices de los últimos días y hacer una comedia, o un
cuento con final feliz: la mirada de "el papá", la voz de la madre diciéndole su
nombre, el
apretón de manos de Santiago y la sonrisa de María.
Por el camino de tierra iluminado tenuemente, su sombra delgada se proyectaba
más grande que de costumbre. Una estampida de pasos atrás le hizo pensar lo
peor...
-Camus, Camus Hacker!!!!, Camus!!!
El ya no era un hombre, era un manojo de nervios petrificado junto a su sombra,
temía darse vuelta y convertirse en estatua de sal, no podía ya decepcionarse de
nada más. -So vos. Camus... tu libro!! tomá!
En tonces sucedió lo imposible. Ella tenía una calza roja y un pañuelito rosa
anudado al cuello. No pudo ver más que eso...
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Todo se sucedió rápidamente, demasiado, aunque lo recordaría toda su vida
entera, hasta el final de los días. Se acercó a él, le tomó la cara con ambas
manos y le susurro casi:
-Io, no puedo. Toma. Io estoy con Santiago, pero gracias por todo...
Entonces, lo real y lo lo irreal se unieron siniestramente y el pueblito infernal que
habitaban pasaba de ser Macondo a Comalá. El elemento vital para girar
drásticamente el guión hacia una tragedia de amor shakespereana...
El libro, de los nervios, se le cayó a un charco de agua sucia. Lo limpió un poco
con los dedos temblorosos. Aunque hubiese querido
decir algo coherente (aunque sea para sí mismo), hubiera sido imposible.
Máscaras
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Desde que el argumento de su vida se definió tan absurdo como destructivo,
Franco permanecía como un náufrago, aferrado a sus recuerdos o, mejor, a los
inventos de sus recuerdos. Se retorcía de dolor y se abrazaba a sí mismo bajo el
influjo nostálgico de la eterna noche de los muertos.
Estaba siempre con la mirada perdida en algún punto inexacto de la mesa y en su
odio profundo se liberaban y se redimían también su madre y su padre. Los tres
ausentes comiendo las manzanas subastadas en el cajón que compraron en la
esquina, con el aroma de Irlanda.
Allá afuera la escarcha se filtraba en la gota que derramaba la canilla
exterior. La canilla solitaria a donde los perros vagabundos iban a sorber sus
últimos hálitos de vida.
Cuando iba de camino al colegio, de verdad parecía sobrevolar el campo de trigo y
hasta ese momento nunca se había dado cuenta de lo hermosas que eran las
nubes algodonadas sobre el amarillo verdusco de esas tierras, que labraban los
obreros. Esos hombres que tenían pocos motivos para sonreír, pero aún lo hacían,
con sus dientes destartalados iluminándole el rostro a la Pachamama.
La soledad que sobreviene posterior a la esperanza es mil veces más trágica que
la de la indiferencia sin aspiraciones, pensaba. Sentía que su soledad se colaba
entre sus ropas, le envenenaba los oidos y luego trataba de reconfortarlo con
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argumentos infames, enmarañándole los cabellos con sus garras de ninfa
demoníaca, reposando horrible y fantástica sobre la oquedad de su vientre.
Santiago se mostraba triunfal, otra vez, como aquél héroe que renacía al volver a
Ítaca y sus bromas nuevamente alborotaban la pasividad crispante del cuerpo
docente.
-¡Franquitooooo!, ¿cómo va?
Le sonreía y le guiñaba el ojo. No sentía rencor hacía él si no expresa y
contundente admiración. Así con sus zapatillas gastadas y su jean corroido por el
tiempo y la renguera de sus pies y con la muela rota. Allí donde los otros creían
ver la confirmación de la victoria sobre los oprimidos, él sólo veía un Sansón
victorioso irguiéndose otra vez con el cabello radiante.
Novelas
Esa noche una invitación llegó a su buzón de correo: a ese donde nunca llegaba
más que el spam.
Saylor Moon (*) desea ser tu amiga en Facebook (lo aceptó)
Saylor Moon dice:
-Hola, Franco, ¿te dicen Franz?, ¿cómo Kafka?
-...
53
-Se ve que te gusta Albert Camus
-...
-Digo por tu nombre
-...
-¿Estarás del otro lado de la línea o una vez más estaré hablando yo sola y para
mí para vencer mi soledad?
-...
- Estoy cansada de los sitios de gays, nadie entiende a la indefinición, debería
existir un nuevo género para el que sólo quiere liberarse de todo autoritarismo
vacuo. Pero vos, Franz. Franz, Franco. ¿te gustan los animé?
-….
-Yo te no voy a lastimar, puedo ser la que vos querrás que sea. Como en los
juegos de roles. Ahora mismo yo soy tu Sherezade y estoy tratando de encantarte
y te olvidás de mí y de mi apariencia y dejás de pedirme estupideces, como el
número de mis medidas o el tamaño de mis lolas, mientras yo endulzo tus oídos
como la miel en los panales. Y soy así, indefinida.
-…
- O también puedo ser tu psicóloga. Usar un avatar, con lentes. Podés imaginarte
54
que soy tu Simone de Beauvoir y vos mi Picasso y aunque las fechas no coincidan
le podemos meter los cuernos a Sartre y sorber un café colombiano en París,
mientras el Che disimula su encanto revolucionario, escondido en Praga.
-…
-Si sos… un niño puedo ser tu madre y decirte que sos mi preferido y besarte la
frente
-….
-Pero si sos otro “loser”, como yo, puedo decirte que me pinto los labios de negro
y me dibujo heridas falsas con tinta roja y lloro escuchando a Kurt Cobain, todo el
día. O si sos un viejo amargado buscando amor en la noche puedo decirte que soy
una colegiala divertida. Puedo ser la que vos quieras.
-¡¡¡¡¡BASTAAAAAAAAA!!!!
- Bueno, sea lo que sea, por lo menos dijiste algo.
- Tengo un problema
-¿Cuál es?
-No puedo hablar
-Pero estás hablando
55
-No, vos no sos real, otra vez estoy soñando, otra vez va a pasar, otra vez me van
a internar...
-No yo soy real, mírame. Yo existo. Yo soy… Soy, como vos, soy una persona o
una máscara. Persona quiere decir máscara. Si yo te dijera… quien soy te irías
para siempre. De este nombre maldito que todos ahuyentan.
-Yo… Esto es un sueño.
-En los sueños las personas no te muestran cómo son realmente (le muestra con
su webcam, la amputación de su pierna izquierda). Te mostré mi silla. Has visto
más de mí de lo que nadie verá -tal vez- nunca.
Si te hartaste de ser lo que los demás quieren que seas, para ellos, para su
egoísmo; entonces tenés que salir al mundo, no importa lo feo que sea.
Cuando miro mis piernas, o la ausencia de una de ellas, pienso que ese día yo iba
corriendo detrás del tren, para irme a Buenos Aires. Pienso que mi hermano no
llegó y que yo sí. Y que llevaba el mismo pañuelo rosa anudado al cuello. Elegí
luchar por él y por mí. Mucha gente ha pasado por aquí, mirándome con lástima,
ofreciéndome piernas falsas. Pero yo no las quiero. Si son falsas prefiero mi
ausencia, esa ausencia es más genuina que la falsedad de una pierna sin dueño.
Me recuerda siempre quién soy.
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-Tengo miedo.
-También yo, ese suelo nos devorará vivos, ¿no? Hacé como Saylor Moon,
jugatela, por “El Caballero Enmascarado”, por tu amor secreto.
-Ella no es como vos ni como yo...
-Y tampoco es un verdugo, no le pidás que sea más de lo que es.
-No me ama.
-Entonces vos tampoco la amás. Aún una ausencia es más genuina a veces que
un sentimiento prestado...
Franco está desconectado en este momento.
Las piernas corrieron más que nunca, como si fuese un corredor jamaiquino
batiendo récords, sentía que Saylor Moon le había dado sus piernas. Nunca había
visto alguien más corajudo y hermoso que esa mujer y su ausencia, mi “Saylor
Moon”...
La casa de empanadas decía “serrado”. El final. La plata que no vino. Ella se iría,
seguramente con Santiago. Sólo le quedaría el recuerdo y la amargura de no
haberse atrevido a ser más que una letra o un signo vacío… para ser rellenado
por cualquier mediocre. Un sin voz.
El golpe en la espalda otra vez le interrumpió los pensamientos.
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-María se va, Franquito. Deben mucha plata. Cuando ahorre unos pesos la voy a
alcanzar. Sabés la vida es como una de esas novelas mexicanas que ve mi
vieja...Pero el problema siempre es la guita.
Dijo con honda resignación y malestar el muchacho. Tras lo cual le refregó la
cabeza con firmeza y escupió al suelo como siempre que algún sentimiento
profundo cercaba inconscientemente su tan celosa "hombría" y seguridad.
-¿Y vos qué hacés por acá?, me contaron que tu viejo se escapó del Neuro…
Y de pronto, la gran revelación, la resolución de su miseria infinita, la de todos los
días. De golpe, como un rayo de esperanza, presentía la resolución de todos sus
conflictos. Santiago y María felices, sus padres tranquilos y la sonrisa de Saylor
Moon, como en la webcam, pero real.
-Che, Franquito, que bueno sería tener mucha plata. El otro día un tipo por internet
robó un banco. Como diez lucas. Tendría que ser a un carteludo. Poca guita,
como para que nos salvemos todos estos podridos que estamos acá. No
sé… Bahhh. Yo soy muy bruto pa' eso.
Tengo que buscar un laburo, Francisco ya nació, pero casi no lo puedo ver. Chau,
bolu…
Y Franco se fue, subiendo la colina, cuesta arriba, corriendo una carrera consigo
58
mismo. Y mientras lo hacía gritaba “BASTA-BASTA-BASTA-BASTA” y pensaba en
los ojos verdes de gata de Saylor Moon, arañando la luna hasta el final de su
carrera.
Omnisciente
Rápidamente -y para su desazón- Franco descubrió que el robo informático era la
nueva quimera del oro tras la cual corrían una multitud de jóvenes con utopías
anarquistas, algunos desquiciados y otros realmente brillantes. Adentrarse en los
códigos del mundo cibernético exigía un carácter templado, pero solidario.
"El Nido de las Aguilas" era una cofradía secreta, pero fácilmente asequible para
los iniciados en el "arte del hackeo". Caballo de Troya, el líder y creador del grupo,
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era un fugitivo acusado de múltiples cargos contra robo de información clasificada
en varios países. Hablar con él era otra nueva quimera, pero lo intentó porque por
esos días se sentía casi un alquimista de su propio destino.
From @caballodetroya
Subjet Mentor
To @camushacker
Estimado señor Camus:
Me ha sido grato conocer su astucia para hackear cuentas ajenas, la cual
conozco, como se imaginará, debido a mi capacidad aún superior a la suya para
infiltrarme en otros correos y chats en busca de jóvenes talentos, como el suyo.
El oficio del hacker amerita un espíritu sagaz, ávido de conocer el mundo, de
desentrañar la oscura fórmula con la que los seres humanos se desenvuelven y
aún sus puntos de quiebre, sus secretos profundos, sus debilidades. Se trata de
una ciencia tan antigua como el arte del guerrero: “conócete a ti mismo y
cambiarás tu vida”.
Esta premisa es cierto en tanto se considere al otro como un enemigo, un
oponente claramente inferior por su debilidad humana, capaz de ocultarse bajo
una actitud sosegada, una falsa sensación de superioridad que no es sino el
reverso de las propias inseguridades, como usted bien lo sabe.
60
Sin embargo, me temo que su flaqueza a la hora de enfrentarse realmente con un
enemigo, que no tiene por rasgo tal mediocridad o liviandad de idiosincrasia, ha
marcado un quiebre en su vida. Ahora usted solicita mi apoyo, como su mentor,
como su guía espiritual, pero yo debo decirle que me encuentro fuera de servicio.
Durante mucho tiempo asistí a jóvenes como usted en el manejo de la informática,
la fuerza física y sobre todo el control mental.
Fui su tutor, su mentor, el anciano sabio del ágora a quien ya nadie quiere
escuchar. Verá, la principal debilidad del hombre es la falta de rigor que aplica
para el conocimiento de su propia persona, su renuncia a la autocrítica, la gran
fortaleza de todo guerrero para combatir al enemigo empieza por descubrir las
propias sombras que habitan en cada uno de nosotros.
Una fuerza sobrenatural inunda el alma de quien se sabe conocedor hasta en los
más mínimos relieves y densidades del mapa de su persona.
Percibo en usted aún un niño, aunque claramente excepcional, que no es capaz
de luchar por su derecho a nombrar el mundo. Ve usted enemigos por todas
partes, cuando yo no veo sino proyecciones monstruosas de su propia flaqueza
espiritual.
¿Cómo es que un hacker con tus habilidades se deja sorprender con la guardia
baja? Entré muy fácilmente a su sistema y, por supuesto, la brillante conversación
con Saylor Moon, mi iniciada.
61
No quiero ofenderlo, permítame decirle que lo hecho hasta ahora es sorprendente
hasta para mí, ya es usted duplicado por otros jóvenes que buscan sobresalir en
las condiciones más hinospitas para el arte del hackeo.
Pero yo, que lo veo todo, sé que usted aún tiene una batalla por librar. Se trata de
un tema urgente. Debe usted poder adivinar las claves ocultas de su propio
accionar y luego lanzarse en un acto de fe, de confianza absoluta, hacia el abismo
del otro, allí donde termina su guarida segura, el grito del alma, la voz hacia
afuera.
El valor proviene de sí mismo, siempre estuvo en usted. Aunque nos tilden de
estafadores, de seres vacíos y abyectos tras una computadora, nosotros somos
precisamente el reflejo de esa abyección ajena. Siempre lo fuimos. Somos los
elegidos para hacer de una revelación un secreto sagrado, una lógica de héroes
impensados, dispuestos a escuchar el ritmo interno de las sensaciones que se
ocultan detrás de las palabras, los ojos detrás de las gafas, las vergüenzas detrás
de los tiranos.
Busque su sombra interior, su propio infierno, sólo el contraste le permitirá ver su
propia luz y apreciarla.
A la espera de su revelación. Saludos afectuosos.
@caballodetroya:
62
-Tiene usted serios problemas
@camushacker:
-No sé quién sos, ni qué es lo que querés de mí, pero no me interesa. Tengo
muchos problemas, sí, pero no es asunto tuyo. Me voy a desconectar.
@caballodetroya:
-Fue usted quien buscó mi ayuda.
@camushacker:
Solamente quería conocer "las claves"...
@caballodetroya
-Camus, tenés que cuidarte, te están buscando, saben de vos. Una vez yo fui
mentor, de mi propio hijo, antes de que ya no pudiera salvarlo de su propia
tristeza. Defendete, hijo
@camus hacker está desconectado, el siguiente mensaje no se pudo enviar:
Camus, tenés que cuidarte, te están buscando, saben de vos. Una vez yo fui
mentor, de mi propio hijo, antes de que ya no pudiera salvarlo, de su propia
tristeza. Defendete, hijo.
63
Sujeto
La mención de Saylor Moon, como una de las inciadas de Caballo de Troya le
preocupaba incluso más que la imposibilidad de acceder a las claves exactas para
vulnerar las cuentas ajenas.
Ella le había dejado un mensaje:
64
Para camushacker@gmail.com
De saylormoon@gmail.com
Subjet Definiciones
Hola, Franco. Necesito mostrarte algo. Creo que ya no podemos ocultarnos. No
me siento indefinida en estos días, más bien tengo ganas de dar definiciones.
Sabés de ese boliche que tanto me gusta. Ahí voy a estar.
Tuya,
Yo.
“Estoy en el centro de mi propia tormenta. Mi mente es el rayo, mi corazón el
trueno. La lluvia cae en mi alma, que espera por el viento matinal del espíritu.
Al menos esto es real. Al menos, en medio de esta agonía, puedo sentir que estoy
vivo. Al menos… ahora sé quién soy: un caballo negro y triste que camina
comiendo las astillas que caen de sus propios huesos.”
En el centro de su propia alma desgarrada, el humo del boliche inundaba cada
poro de su piel, que luchaba contra la falta de oxígeno. Él era un náufrago,
siempre lo había sido. Había ganado una fama relativa en ámbito de los hackers,
una reputación indiscutible, pero su propio infierno estaba en la realidad de su
65
adolescencia no ejercida, aniquilada por la incomprensión de sus pares y su
propia incomprensión ante los rituales típicos de esa edad.
La gente, figuras sin significado, eran impelidas hacia él como por una horrible
fuerza centrípeta, acosándolo… asfixiándolo… El vapor de ese infierno se cernía
sobre su mente como una bruma opresiva, una nebulosa que agigantaba su vacío
cósmico, su existencia relativa y espectral.
Entonces, alrededor de charcos de alcohol, de la pestilencia de las burlas y los
bufones de siempre, sintió que ya no podía descender más y se dejó derribar por
la incoherencia del mundo como un gigante herido en su talón de aquiles.
Tendido en el suelo, derribado ante sus fantasmas, carente del poder -casi-
sobrenatural que lo había llevado a no querer resignarse a ser una pieza más de
un engranaje infinito.
La chica de los labios negros y el pelo rubio, digno ejemplo de su nickname, le
tomó el rostro con ambas manos.
-¡Franco, respóndeme! Soy Natalia. Acá estoy.
Franco entreabrió los ojos, finalmente, y pudo ver la incondicionalidad y el amor
infinito de su Saylor Moon. La luna se dibujaba detrás de esa sonrisa. Allí estaba
con su pierna natural y la artificial, entre las dos se sostenía con tal fortaleza que
se veía como una guerrera y a la vez como una princesa de cuentos, luchando por
el bien, la justicia y el amor.
66
La realidad superaba a la ficción y a los escenarios ficticios, se sentía más
completo que nunca, ella era la otra parte de su ser que le faltaba y por la que
tanto había esperado. Le daba aires de vida y motivos para continuar. Franco
había accedido a su propia caverna de sombras fáusticas, enfrentado su propio
infierno para conquistar finalmente la última clave de su vida. “Sólo en el
contraste podrás ver la luz y apreciarla como tal”.
Fotos y Espejos
Dicen que las fotos no tienen alma y aquello espantaba a las tribus que por
primera vez tomaban contacto con la tecnología de los “hombres blancos”; en
cambio los espejos del agua reflejan la esencia del alma en su transcurrir
constante. Porque el agua del río que corre presurosa a su cauce final nunca es la
misma, pero en su esencia es siempre verdadera y prístina, como el movimiento
vital que caracteriza a los hombres reales.
67
Aquella explicación, que su padre solía darle cuando Franco inquiría sobre la
“ausencia” de retratos familiares, había hecho mella en el espíritu del joven
igualmente reacio a esas “capturas del alma”. Sin embargo, el contacto real con
su idealizada Saylor Moon, nuevamente despertaba en él esas ausencias, esos
pesares y omisiones y movía en su espíritu sagaz su deseo de llenar finalmente
todos los resquicios en blanco, también el “álbum familiar”.
Tomó el objeto que amenazaba a los indios como un fusil de caza apuntándolo y
capturó finalmente la foto, de una vez y para siempre inmortalizándose en esa
escena, incapaz de moverse o siquiera gritar y ello lo aterró realmente.
Con la fotografía y un perfil falso entró a un sitio de citas, el más vulgar de todos le
pareció correcto para esa “bajeza” emocional, y trato de buscar en otros rostros
igualmente anodinos una mujer “real” con la cual finalmente practicar sus artes de
seducción.
“Seducción” le sonaba siempre a manipulación, a chantaje, a extorsión, pero debía
enfrentar sus miedos si quería conquistar a Natalia-Saylor Moon, aunque
desconocía que ya lo había hecho y lo innecesario de tal inmolación.
Entre las fotos y perfiles había una chica de largos cabellos azules y flequillo
tupido sobre el rostro que lo impresionó, se notaba distante y altiva, como un
cuadro renacentista y a la vez futurista. “Tal vez alguna otra alma genuina
azarosamente vertida en un paisaje improbable y vacuo, como él”, pensó.
Finalmente no se atrevió a hablarle y en vez de eso abandonó el sitio,
concentrándose en fotos de modelos famosas, tratando de buscar en los modelos
68
las conductas reales que podía imaginar con mucho esfuerzo detrás de iris
opalinos y sedas mortuorias.
A través de su invención se adentró en las otras fotos, las espontáneas, las que
las mostraban vulnerables y algo apesadumbradas por lo duro de su oficio y hasta
creyó poder dibujarles una sonrisa. La otra historia, la superflua, cuenta que se
apoderó de esas fotos apócrifas -pero iguales o más auténticas que las otras- y a
cambio de ello extorsionó a las “reinas de belleza”.
Pero Franco en realidad capturaba sus fotos para desentrañar un enigma, detrás
de esas esfinges misteriosas, cuerpos como maniquíes, figuras danzantes,
despojadas, más irreales aún de lo que alguna vez entendió por irreal.
Vestían sus ropas como si detrás de esas prendas nada quedase de lo que alguna
vez fue a imagen y semejanza de un Dios tan lejano, un Dios invisible y verdadero.
Y en su desnudez recuperaba un poco de ese fuego lejano y distante que Saylor
Moon había despertado en él.
Esto le había enseñado @caballodetroya. “Tu imagen no te representa ni te
define. Tus palabras, cuando provienen del alma, son las que dan forma al Yo y,
por ende, real existencia.”
En la misteriosa noche, en el fugaz encuentro con los ángeles caídos, la densidad
de sus temores se proyectaron en fantasmales figuras. Entre polvo de cenizas
estaba detrás de una galería observando pedazos de mujeres como maniquíes
incompletos y en lo más atroz del paisaje se vio a sí mismo detrás de ese cristal,
también él “en venta”.
69
Se despertó azorado y corrió al encuentro del oscuro río que surcaba su casa y
aún en la penumbra del fango se reconoció real, lavándose los pies de sales
purificantes.
El momento había llegado. Franco debía definirse en una proyección sólida de su
propio ser. Latir, sentir, vivir. Era la prueba.
Hackeos
Saylor Moon:
- Me quedé pensando en vos
-si el día de mañana ya te habrias ido
-si nunca más me responderías
me quede soñando con vos
- perdón
70
14:59
-estarás?
19:55
-hola
21:06
-Ojalá fueses para mí
Caminaba de un lado a otro, furibundo, insensible a los mensajes de Saylor Moon.
Necesitaba plata, mucha plata (o lo pensaba) para vengarse, liberarse, redimirse.
Había forjado su carácter de acuerdo a este momento, sin saberlo, un sujeto sin
fisura, silencioso, imperceptible, del que nadie dudaría una palabra
simplemente…porque las palabras no estaban.
-Señora su hijo no tiene hipoacusia, tal vez un autismo leve y una gran
sensibilidad. Lo dice este informe que me pasó, de su médico…
Si algo no esperaba la madre de Franco era esto. Su hijo para ella era un
inservible que estaba todo el día en su cuarto jugando con la computadora,
mientras su marido se quemaba hasta con el aire, pegando alaridos de dolor.
71
Su-per-do-ta-do No lograba entender del todo la palabra y eso la distraía de los
miles de quehaceres diarios. Hasta que finalmente se dio por vencida y ya no trató
de entenderla:
Le preparó con serenidad varias mudas de ropa en una bolsa negra y lo mandó a
vivir con la abuela.
Los días de la primavera, apaciguaron cándidamete el frío del invierno y
lentamente se fueron diluyendo las horas del reloj como en arenas movedizas y
pasaron casi 100 días y con sus 100 noches.
Sólo Saylor Moon pensaba en él, en su enamorado enmascarado con gruesos
anteojos negros para ocultar su creciente miopía.
La cuenta bancaria de su padre, el enfermo, el “idiota” había empezado a crecer
estrepitosamente y ya no supo cómo detener su crimen porque ya era demasiado
tarde.
Franco se había convertido en lo que los demás habían decidido que sería, de
manera cruel y arbitraria: un exiliado, un idiota, un criminal, todo a la vez.
@caballodetroya fue el encargado de avisárselo: los Medios ya lo sabían, querían
condenarlo de una sola vez y para siempre. Se ofreció a acompañarlo a un estudio
de televisión para que contaran su historia, la verdadera historia de
@camushacker.
72
Miedos
Las luces de los proyectores iluminaban hirientemente el patético cuadro en el
cual Franco se hallaba, junto a su madre. Tenía los anteojos negros de siempre,
ocultando su ceguera, casi rozando el límite de la discapacidad total. La mujer
llevaba un batón azul y flores en el pelo, como si asistiera a un infame casamiento
con su propia obsecuencia, sellada en “vivo y en directo”.
Ambos parecían realmente infiltrados en la escena, como si dos canales de
televisión se hubiesen cruzado con un tercero, el cual era absolutamente
73
indiferente a los otros dos y sólo buscaba confirmar un veredicto ya sentenciado
de antemano, con parlanchinería barata y anuncios publicitarios.
Alrededor de ambos y en círculo, como a la manera de los viejos sacrificios
tribales, una corte compuesta por un periodista, una modelo retirada y un experto
forense alardeaban para quedarse con su presa.
Detrás de las cámaras, un hombre enjuto y con rostro taciturno -a la manera de un
quijote moderno deshaciendo entuertos- releía fragmentos subrayados del Código
Penal y esgrimía su lanza imaginaria en el bosque de las fieras. Se trataba de
Caballo de Troya, quien velaba por su pupilo en la prueba más cruenta que todo
hacker debe enfrentar en algún momento, la de las luces de neón.
-Bueno, estamos aquí nuevamente, con el caso de este chico, Camus hacker, del
cual se habla mucho últimamente. Él es acusado de robar estas fotos de famosas
desnudas y hay una denuncia en su contra de (el presentador se pone los lentes y
mira el papel con el libreto guionado de su talk show): María Eva Conchita. María
Eva lo acusa de “perjudicar su carrera”, con lo que ella refiere, sobre todo, el caso
de la cancelación de su publicidad de pañales.
Ahora, Camus Hacker (mira al joven como si fuese un insecto aplastado que se le
adhirió a un zapato), María Eva dice que le robaste estas fotos desnudas. ¿Es
cierto?
-…
74
-Señora, ¿usted qué dice? (el presentador mira ahora a la madre con el mismo
gesto impávido)
-Sí, mire, Zoncinetti (la mujer mira con rostro adulador a la vez a la cámara y al
presentador). Yo estoy mal por mi hijo. Es mi hijo, ¿vio? Pero yo quisiera agarrarlo
por el forro del culo y decirle, ¿por qué me hiciste esto? Él no es culpable, él no
sabe nada (explica con ademanes y fuerza la voz para quebrarla). Él no es capaz
de hacer nada, es un pelotudo que no trabaja ni nada, salió al padre. Yo luche
tanto por mi hijo (se lleva una mano al pecho, en señal de desgarro). Pero es así,
¿vio? Uno los cría y ellos se van…
-A ver que nos dice el forense…
- Sí. En este caso es importante detectar la psicopatía del acusado. Claramente la
señora está presentando un cuadro muy difícil, ellos tienen una vida precaria
según escuché. Por lo tanto el hacker puede haber proyectado el foco de su
personalidad hacia exterior, en algún personaje de la televisión y ahora nos está
queriendo advertir de su presencia, en una conducta casi megalómana.
-Disculpe, Dr. Sí me permitís, Zoncinetti (toma la palabra la ex modelo). Yo creo
que, claramente, como mamá su hijo le está pidiendo límites (mira de reojo a la
anciana y detiene su mirada en los zapatos gastados de la mujer y en su “look
inapropiado” para las cámaras ).
-Sí, sí, tenés razón Clarita (el presentador interrumpe a la invitada, antes de que
pueda responder). Pero acá dice, señora, su abuela que vive con el chico, que
usted lo abandonó porque no quería hacerse cargo…
75
-(a la mujer le cuesta recuperar el tono de voz) Sí…yo…
Franco había preparado un discurso y sostenía algunos papeles apretujados entre
sus manos temblorosas. Por los conocimientos de @caballodetroya, sabía que es
prácticamente imposible que un hacker puede ser descubierto sólo por las
pruebas informáticas, que son tan escuetas y poco claras.
Sólo tenía que negar su culpabilidad o callar y asentir: prefirió tomar un tercer
rumbo y “rescatar” a su madre, otra exiliada en el estudio, de su cercana
“ejecución mediática”, levantando la mano para “hablar”.
- A ver qué nos dice Camus Hacker (refiere el presentador)
-….
-Camus Hacker, querías hablarnos ¿me escuchás? (se hace un silencio en el
estudio y la lente de la cámara se aproxima lentamente a Franco, quien
permanece dubitativo entre el silencio y la ansiada réplica)
-¿Señora, él puede…?
-Devuelvan sus armaduras, que no les pertenecen. (Franco, busca un gesto de
aprobación de su mentor y empieza así a contar “su verdad”, ya ensayada)
-Acá, estamos hablando con los especialistas acerca de tu caso, ¿qué nos podés
decir?
76
- Pensaba que mi destino sólo era odiar, pero alguien que conocí en la isla de la
reina muerte, me enseñó a amar y a creer en la gente por primera vez, me
enseñaron a creer en la amistad.
-(casi anodado, el forense toma apuntes y luego sentencia). –Tu médico dice que
tenés gran inteligencia, pero tu mamá no lo cree, ¿cómo te definís vos?
-(Franco, sigue con la mirada en el piso, como si leyera un argumento invisible a
los demás) Me gustaría vivir esa vida fácil que dicen qué hacen los demás. Ese no
es mi destino, todos los humanos deberían vivir de acuerdo a la estrella conque
nacieron, lo único que puedo decir es que siempre daré lo mejor de mí, cualquiera
que sea mi estrella
- (esta vez habla la modelo) Camus, creo que tenés que explicarnos mejor, para
que entendamos que pasó, se dicen muchas cosas (se toma la cabeza con ambos
en señal de confusión)
-Como saben, el tesoro del cielo es una técnica tanto ofensiva como defensiva. Ya
morimos una vez (mira de reojo a su madre). No nos perderemos por ser
humillados o considerados cobardes, lo soportaremos. La muerte no es el final de
todo, no es más que otra transformación.
-(replica la modelo) Se ha dicho que sos homosexual, que usas la PC para
esconder tus perversiones, tu mamá también está preocupada.
77
- Por su belleza sus adversarios le subestiman, su candor parece tranquilizador,
qué fatal error. Jamás hubiera imaginado que alguien con el rostro tan dulce como
el de una mujer poseyera tanta voluntad y coraje.
-Qué me puede decir (habla el entrevistador) de las fotos robadas (las que se
proyectan en la pantalla con UN mínimo de censura), estas actrices están muy
enojadas, te quieren hacer un juicio
-Las estrellas brillan, pero eventualmente se apagan. Comparado con eso, la vida
del hombre es tan efímera como un abrir y cerrar de ojos, en ese instante un
hombre nace.
-Bueno, Bueno (recobra el entrevistador el viejo tono de cliché de su programa).
Hacemos un corte y a la vuelta Carmen nos va a contar, “¿qué hacer con los hijos
en el verano?”
Un hilo de sangre empezó a correr de la nariz de Franco. No se asustó, se sentía
por el contrario más vivo que nunca, como si sus venas fuesen torrentes de lava
dispuestas a estallar su propio bloqueo emocional, resistiéndose a ser meramente
un personaje para convertirse en carne de sacrificio, venas gloriosamente
ardiendo en la noche de los débiles.
Entre sus líneas (inconclusas), otros personajes de comics japoneses esperaban
por renacer en sus palabras, al igual que su adorado Camus de Los Caballeros del
Zodíaco. Esa era su verdad. Una verdad que no era prestada sino hallada en la
inspiración proveniente de una elevada sabiduría poética. Palabras que hablaban
78
por sí mismas, liberándolo del peso ya insostenible de su largo silencio. Letra que
fluía como sangre de su angustiada alma.
Migrantes
79
Nadie podía comprender esas palabras, debería haber sido un error, sólo bastaba
con nombrarse un "idiota" para no recibir sanción alguna, reafirmar la lógica pueril
con gestos insulsos, acallar y asentir.
Pero en cambio de eso, Franco habló, mucho tiempo, demasiado tiempo, como si
alguien hubiese abierto la jaula de las palabras que llevaba dentro. También lo
hizo así en aquella corte monárquica gobernada por antiguos e infames dioses
cazadores ante la mirada atónita de una justicia ciega y cegada.
Mientras lo hacía, un gorrión entró al jurado y sobrevoló la sala, un gorrión de
libertad. Ya era un adulto, dolorido, demasiado herido en la herida infinita de sus
días tristes.
Cuando regresó a la casa de su abuela, descubrió que ya no necesitaba de la
compañía de nadie más que de sí mismo. Aún así, el destino tenía previsto una
nueva instancia azarosa:
-Soy Saylor Moon...
La muchacha de los ojos verdes de gata enamorada lo miró fijamente a los ojos.
Franco la invitó a entrar al recinto sagrado de su memoria donde habitaba en
silencio y en la más absoluta soledad.
80
Finalmente descubrió que era el "hacedor de lo indecible" y que podía hablar sin
nombrar, sólo con la mirada cabizbaja, en algún punto azaroso de la pared blanca.
Los dos, ella y él, decidieron migrar como lo hacen los pájaros cuando ya no
encuentran provisiones. Migraron a distintos lugares geográficos, visitaron Irlanda
y comieron pastel de manzana. Aunque en rigor a la verdad siempre estuvieron en
Constitución, esperando que pasara el tren para soñar con un nuevo destino:
París, Venecia, Lisboa.
Decidieron amarse en silencio con sus miradas, con su sentimiento, pero también
murmurándose a los oídos palabras bonitas, pero casi imperceptibles, como el
rumor del arroyo detrás de aquella casa que jamás volvió a visitar, la de sus
padres, a quienes nunca olvidó sin embargo.
Asimiló ser eso, un "payaso" del circo, dispuesto a impostar la voz y a encontrar
miles de muchachos como él, dispuestos a robarle la identidad sólo para sentirse
famosos, para buscar un poco de amor en un entorno virtual.
María volvió a vender empandas, esta vez con más suerte. Santiago y ella
tuvieron tres hijos.
Esta historia es tan cierta como la real y la realidad es tan absurda como
esta ficción.
81
El calor abrasador del verano también llegó, como en Argelia y nadie recordó a
Camus. O comprendió porqué su padre se quemaba cada día, tal vez porque
sentía que era ese sol abrasador la única forma de describir el inmenso oasis en
que estaba presa su alma atormentada. Natalia dejó de ser Saylor Moon y aceptó
"ser ella misma", sin máscaras .
Los dos se miraban y sonreían: habían descubierto un secreto mucho más
magnífico que el hackeo y nadie lo sabía: serían migrantes para siempre, como las
golondrinas que buscan las flores en las primaveras.
82
EPÍLOGO (El discurso de Camus Hacker)
El acusado se declara...
83
CULPABLE.
Y miró el suelo, y sus ojos un tanto estrábicos y con las manos temblorosas sacó
un papel casi abollado ante la mirada atónita de los demás presentes, de Santiago
quien le hacía señales de filo sobre la garganta ("se va al muere el pibe este",
habrá pensado) y las maestras y sus padres y hasta Saylor Moon, mirándolo
desde su televisor viejo, con lágrimas en los ojos.
-Yo acuso, los acuso a ustedes. Los acuso por haberme abandonado. Los acuso
por su incomprensión. Los acuso por su necedad. Los acuso por sus esvásticas,
por sus gruesos palos de amasar, por sus antorchas de fuego azotando
miserables. Los acuso por ser hombreslobo cazando mariposas. Los acuso
porque han hecho de un chico un delincuente, pensando que nadie lo quería, los
acuso.
El último hackeo de Franco penetraba, ahora, otro sistema: el de las almas
ensombrecidas. Una a una fueron cayendo, entonces, las máscaras de carnaval
veneciano de los presentes y sus rostros de cera se desdibujaron ante el sol
implacable de su desierto interior. Al final, el rumor del desconcierto inicial se hizo
uno solo, un alarido atroz de lobos despellejados…
84

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  • 2. Por mariana valle “La Verdadera Patria de un Hombre es su Infancia” (Rainer María Rilke) 2
  • 3. También la mía… Para mis alumnos del IPEM 12, para Graciela Berti y Roberto Panko, para mis padres y hermanos, especialmente Franco. A Gonzalo, mi eterno compañero, la razón de mi vida. A las historias que escuché. 3
  • 4. 4
  • 5. Prólogo Emanuel Ioselli tiene 22 años, fue acusado de ser @camushacker, un “delincuente informático” que se dedicaba a extorsionar famosas a cambio de devolverles fotos "robadas" desde su PC. Emanuel fue detenido por la policía bonaerense y se secuestro su computadora, la cual usaba en una "casilla" muy precaria en la que vivía junto a su abuela, ya que su madre había perdido la custodia y su padre los había abandonado. En las entrevistas que concedió a la televisión, su familia lo nombró un "idiota" incapaz de llevar a cabo semejante prueba de ingenio y, asimismo, su abuela expresó que su nieto era un "antisocial" quien incluso solía sangrar por la nariz en situaciones de 5
  • 6. pánico y estrés. Un joven obligado a nombrarse un "idiota" para huir de la policía, una vida amarga surcada por la sutil tragedia de la indiferencia diaria. ¿Sería un idiota, un genio? Esta novela es tan posible como cualquiera de esas dos respuestas, aunque prefiero defender a Emanuel Ioselli, por el derecho a la diferencia, por mi propia defensa, por la gran ternura que, pese al hecho delictivo que lo rodeó, despertó en mí y en mis recuerdos. Por todos los "idiotas" que son llamados a marcar la diferencia. Esta novela está inspirada en esa historia, en lo que pudo ser. La vida de un hacker con un nombre brillante, el extranjero de la realidad. Esta historia es tan improbable como lo fue la realidad y tan real como esa ficción que parece “lo real”, a menudo tan sesgada por el cliché de la información y por la falsa prosodia de sus actos. 6
  • 7. La inexactitud de los libros ¡Mierda! Pensó cuando el frío del escupitajo le cayó por detrás de la nunca, como un tiro fulminante y silencioso. Dos pisos arriba, Santiago y sus amigos reían “como hienas inmundas”, pensaría después, mientras usaban las lapiceras vacías como cerbatanas para desprotegidos paseantes. Hacía mucho que le venía esquivando al tema de María, que si la encaraba, que si no. Se había puesto su mejor vestuario. Sí, era como salir del potrero y pelearle un partido a los ingleses, una meta casi imposible, pero no por eso menos atractiva. Ingresó al edificio del colegio y se lavó la cara; cuando salió al patio la vio sentada en un rincón repasando las fechas claves de la segunda guerra mundial. Dibujaba 7
  • 8. una línea de tiempo invisible con sus dedos de pianista eximia. Apenas lo vio ella le regaló su mejor sonrisa, con pocitos en la mejilla y todo. - Llegaste temprano, ¿no? - …. - Y … ¿estudiaste algo? - ….. - Bueno… Me voy…a clase. Chau. Nuevamente el silencio era el único lenguaje que salía de la boca de Franco. Ese silencio quería decir muchas cosas: “qué bueno que te encontré; sos lo más lindo que he visto hoy y ayer y antes de ayer; menos mal que estás, me alegraste el día; corrí quince cuadras para llegar a verte antes de que entraras a clase; las baldosas que estoy mirando firmemente están dibujando un país secreto para que vos y yo lo habitemos eternamente; alrededor de tu pelo ensortijado se han revuelto todas las ideas que traía hasta aquí y ahora mi cabeza es una radio que se sintoniza sola en un tema de Queen, etc. etc.” 8
  • 9. Ella se levantó de su asiento de reina y con suma delicadeza se perdió entre la muchedumbre de “los otros”, los sin rostro, los que no contaban, los verdugos de siempre, guionados por un maquiavélico rey de algún infame imperio colonizador de almas. No, se ve que el lenguaje del silencio aún no era descifrable para ningún ente humano ni traspasable hacia ningún corazón. En la sala de maestros, la profesora de Ética dijo que todos los chicos son muy revoltosos, que lo más importante para ellos es hacer amigos y no los estudios y que en general se portan bastante mal. Lo escuchó como al pasar: pensó que era filosofía barata y con su imagen fantasmal de delgadez extrema siguió danzando a través de las paredes del colegio, con el rostro cabizbajo, absorbiendo datos de aquí y de allá sin una utilidad precisa. En horas de Lengua leyeron por enésima vez “El Principito” y la profe dijo que no es posible vivir en el espacio exterior y que por eso se trataba de un relato fantástico. A Franco todo eso le pareció una gran inexactitud, igual que esos relatos infantiles y absurdos adornados con familias felices e historias de Navidad al calor de un hogar. 9
  • 10. Se siguió ignorando su presencia durante toda la clase, a tal punto que hasta él mismo dudaba de ser real o algún experimento fallido de algún mago que desembarcó en la unánime noche de los presentes (1). Entre los gritos y los portazos de sus padres, debajo de la cama, Franco había encontrado un recurso mágico para ser feliz, breve pero contundentemente: sin varitas mágicas, sin dimensiones desconocidas, sin superhéroes, sin espejitos de colores. Realidad y ficción conformaban una amalgama indisoluble que no gustaba de la liviandad de los conceptos y que desmoronaba toda ciencia pragmática. Los gritos afuera, el silencio interior. Solamente el silencio enhebrando con delicadeza la reconstrucción de la memoria y abriendo el terreno poderoso a la imaginación: ella, su sonrisa, el recreo y él. Shhh…Shhh… __________________________________________________________________ Nueve AM, sol despuntando el alba, otoño en colores de esperanza y pájaros que retornan a su nido, rumor de río y trinos sobre los fresnos de los canteros. - (Él, con voz grave) Che, y así que tenés prueba de Historia… - (Ella, linda como siempre) Sí, la profesora es aburrida y tiene esa voz de pito que 10
  • 11. perfora los oídos. - (Él, como si su edad interior coincidiera con la de afuera) ¿Sí, no? Es como una gallina asustada que no sabe dónde depositar sus huevos. A ver?, a ver? A ver?, Quién sabe, quién sabe cómo se llamaba el archiduque de Austria?... Ella tocándose la panza de la risa, salían mariposas de su vientre. Yo sé muchísimo de Historia, leo libros, podés venir a casa. Mi mamá nos prepara un café con leche. Te puedo mostrar mi biblioteca. Mi casa es muy grande, tengo una buhardilla secreta que siempre te he querido mostrar. - Me gustaría ir, Franco. Fin de la obra, danza de aves, destellos en los ojos de ambos. __________________________________________________________________ El despertador ponía un límite entre su felicidad y la amargura innominable de todos los días. Cada mañana la madre lo levantaba de un tirón, lo peinaba con gomina y lo depositaba como un paquete con fecha de vencimiento en el colegio del barrio. Pero aún ella no llegaba y él se imaginaba un insecto diminuto tras las frazadas, escapándole a un nuevo día de humillación en el colegio aunque con la tristeza de no verla. 11
  • 12. En los primeros abecedarios del colegio lo hacían repetir: Mi mamá me ama, amo la masa que ella amasa, mi mamá me mima. No, mi mamá no me mima ni amasa, pero me pega un mazazo con el amasador mientras un mimo se cuela por la ventana y hace el personaje de Carlitos Chaplin…. No, los días de la infancia no eran así El Idiota “Es idiota. No sirve. Es así, que se le va a hacer…” -Señora, no estoy discutiendo con usted la mala conducta de su hijo o su mal desempeño en exámenes, sino su hipoacusia. Su hijo casi no habla y es posible que tampoco oiga. Le veo la mirada distante cuando explico aunque sus exámenes en general son muy buenos. Necesito una ficha médica para comprobar sus condiciones reales de salud y después actuar en consecuencia… Sinceramente, creo que usted, como madre, no ha hecho lo correcto hasta ahora. 12
  • 13. Su hijo la necesita… Franco miraba la escena desde un lugar estratégico y se retorcía de placer. Era el resentimiento en estado puro liberándose después de tantos años en fiesta de ácidos estomacales corroyendo las entrañas de su madre y su rostro de bobalicona ante la directora. Porque ella odiaba, sí, descubrirse ante los demás como lo que era: una madre ausente y amoral. Atrapada entre las fauces de su hijo, que rumiaba lentamente el sabor de la venganza, salió como un tiro de gracia disparado hacia la calle, con tanta mala suerte de pisar mal con un pie y caer al suelo vencida, en simbólica muestra de nocaut. Franco pensaba que la verdad que sus exámenes no eran tan buenos como podría haberlos hecho realmente, pero algo en él le impedía sobresalir entre los demás, era como una resistencia interna. Proferir una palaba, cualquiera sea, podría ser usada en su contra porque al salir del recinto respetuoso de su morada sería ya de otro, seguramente del enemigo. Prefería, en cambio, ser un testigo mudo de su propia vida; hilvanando las historias de los demás personajes azarosamente involucrados en ella, recogiendo 13
  • 14. los escombros de sentido entre una existencia asolada por el fuego de la indiferencia. No se sentía un protagonista, en cambio se pensaba a sí mismo como un poeta en cuya boca muerta habitaban nuevas experiencias que poblaban de luces la lobreguez de sus días. Con sutil encanto las palabras llegaban a él para animarlo, pero no para ser oídas por los demás. Sin embargo, la mayor revelación sucedería al descubrir que era capaz de intervenir con igual provecho en la vida de los demás. Un limbo entre la voz y el silencio, a medio camino entre la realidad y la fantasía. Estaba en la sala de informática: - Les voy a pedir que saquen sus netbooks y entren a la red interna del colegio, dijo el profesor a cargo. Recuerden, que nunca tienen que ingresar a sus cuentas privadas sino a la red de la escuela. Los alumnos consintieron con igual desgano que en un clip de Pink Floyd. Después de decir eso, una pelea inusitada en el pasillo lo interrumpió en sus tareas. -Franco, sos el mejor de la clase, vigilá que todo esté en orden. 14
  • 15. Tras decir eso, el hombre se enderezó los anteojos y se arremangó la camisa para interponerse entre dos jóvenes furibundos, dejando a toda su clase al "cuidado" de Franco. Todos sus compañeros, como era natural en ellos, desobedecieron prontamente a las órdenes del docente, entrando a los chats y mails personales. Franco aprovechó su posición estratégica para tomar detalle de todos los datos: los números y letras de algunas claves se desplegaban ante él como ventanas invisibles que lo llamaban a descubrir nuevos paisajes del comportamiento humano. Lo que más le llamó la atención fue el facebook abierto de Santiago, el matón del curso. Inicio de la conversación 11 de abril de 2014 19:23 -No me das bola, ya te dije que te vas a arrepentir. Hablame boluda, estoy mal. Me dijiste que no era mío. A vos qué te pasa. Mi viejo está en cana y encima me haces esto, te juro que me las vas a pagar -Contéstame Andrea, no te saques así. Vos me arruinaste la vida. -Andrea no te lo sigo más. Es la última. Te vas a arrepentir te lo juro. -A las 6, atrás del tanque, te espero, vení sola. 15
  • 16. No sentía ni la más mínima compasión por Santiago porque era el principal enemigo de su felicidad. Se empeñaba en hacerle las burlas más crueles y hasta de sólo presentir el olor de su colonia barata se estremecía de temor al punto de extremo de mojarse una vez los pantalones. Andrea no era mala chica, no molestaba a nadie, era simpe y buena y además sería madre. Todos pensaban que era naturalmente de Santiago, pero él al parecer no lo creía. Las horas del colegio se diluyeron entre las tribulaciones de ser un testigo clave, pero mudo, de lo que podría ocurrir. Y más aún cuando divisó en la mochila de Santiago un objeto de aspecto puntiagudo, como un arma. A la salida del colegio se pasó la tarde entera cabizbajo, tirando piedras con la gomera hacia ningún punto fijo. Se debatía entre la inacción y el temor de ser causante involuntario de algún desenlace fatal. En su casa tenía un libro que había dejado su padre, estaba deteriorado por la humedad y naturalmente lo leyó, como todo lo que atesoraba de él en las retinas de sus ojos. Se llamaba El Extranjero y tenía anotaciones de puño y letra de su 16
  • 17. progenitor, como la consigna “estamos condenados a ser libres” de otro pensador de la época, el genial Sartre. Esa frase le retumbaba en las sienes como una bomba de conciencia dispuesta a estallar…. Llegó corriendo hasta el baldío detrás del parque en la hora señalada para otro. Santiago estaba en cuquillas, en posición semifetal y como un niño lloraba con gemidos agudos de dolor. “No me vua’ a quere, no me vua’ a querer, nunca, nunca, nunca…”. Se presagiaba a sí mismo como una ave negra sobre el Busto de Palas. Desde cerca Franco pudo ver que tenía la pistola en la boca, pero su presencia también era invisible para él, ya derrotado y sin ánimos de compensar frustraciones con burlas odiosas. Se trataba de hablar, actuar, de vencer la barrera de la seguridad del silencio. Pero, ¿qué decir?, ¿qué? El viento amainaba las bolsas vacías de basura, como en pajonales de un paisaje rancio. Franco apartó con suavidad el arma con quien su antes verdugo ahora se castigaba. Y lo abrazó casi sin quererlo, tratando de contener el pesado cuerpo del otro muchacho, aferrado hacia el costado de la vida, en esa osamenta de objetos inútiles, entre pilas de basura, a donde parecía que los ojos de Dios ya no 17
  • 18. llegaban. Pero a veces sí… Ese día se convirtió en @camushacker. El Extranjero La soledad se hace carne en mí y la noche parece un desierto hoy... (2) La densidad de la angustia que se respiraba cada día en la desolación de su cuarto parecía poder cortarse en bloques y dibujar unos barrotes invisibles entre su soledad y los demás. No siempre había sido así, hubo días felices y dinero, pero todo se desmoronó luego de la enfermedad de su padre, su afición a la bebida y al juego y luego…su 18
  • 19. absoluto silencio, igual que Franco, con la mirada perdida en ningún lugar del mundo real. Soñaba con escapar hacia algún lugar, no cualquiera, el lugar de verdad, un valle verde dibujado en colinas, hojas de hierba y tejados rojos sobre las casas de piedra. En la biblioteca del colegio lo vio realmente, adentro de un anuario viejo de National Geographic, pero ya lo había proyectado en sueños mil o más veces: un paisaje irlandés donde los pobladores vivían de la recolección de frutas y hortalizas. Cuando alguien consultaba su lugar de origen le costaba nombrar a “Córdoba”, hubiera querido negarla tantas veces porque ella sólo le recordaba su amargura. En vez de eso, prefería como siempre el silencio y escribía en el papel el nombre infausto, vencido en la realidad. La casa se dividía en dos: allí donde andaba la madre fijando su territorio de conquistadora y donde moraba él, el extranjero, el nativo desplazado, habitándola con la levedad de un poema roto y huyendo de su mirada rapaz. Desde allí, desde su invisibilidad, la miraba masticar con la boca abierta y gritarle al televisor encendido a todo volumen. 19
  • 20. Se acordaba de su padre, cuando de rodillas le imploraba "piedad" y se agarraba de sus pies como si fuera un náufrago en la tormenta. Antes de que ella decidiera echarlo a la calle, por sus problemas mentales, supo intentar ganar su cariño más de una vez. Pero ahora estaba orgulloso de odiarla, era una victoria personal. En la “pieza” (o celda) de la casucha mal gestada, la humedad se enredaba como una hiedra venenosa a las cosas y se mezclaba soporíferamente con el frío implacable del invierno que se colaba por la ventana desvencijada. Entonces soñaba despierto con el lugar, “my place”, la aldea de los granjeros irlandeses. ________________________________________________________________ Subido a un tren imaginario de un solo pasajero (él), y desde la ventanilla, observaba como pronto todo quedaba atrás, azotado por el fuego del olvido y la purificación de las almas. Una Roma incendiada que se perdía en el camino y detrás de nubes esponjosas que señalaban la proximidad del verdadero hogar. En una de las casitas lo esperaban con abrazos y una tarta de manzanas recién 20
  • 21. horneadas. Cuán verde era ese valle… Él, el exiliado de retorno, se preparaba para hacer posesión de su casa, calzándose unas pantuflas algodonadas como esas nubes, que jugaban con el viento alrededor del sol. Y, como arena fina entre los dedos, el paisaje se iba escurriendo con el frío de la pieza al caer la noche. ________________________________________________________________ Sin embargo, desde hace una semana había descubierto que su soledad podía compartirla con la soledad de otro, la de Santiago. Después de la trágica experiencia en el baldío, Santiago se había transformado en un suicida en retirada, ¿qué es esto? Un sujeto melancólico que atravesaba su existencia de manera automática, con la mirada perdida en otro lugar, igual que él, un exiliado de la vida. Cuando entraba al colegio, lo miraba absorto, era sólo a Franco a quien miraba realmente, como una manera de asentir, de reconocer, que eran dos habitantes de otro país, lejano y distante, y que se fingían geográficamente allí sólo para aparentar cordura. Dos (casi) niños, (casi) adultos mirando al sudeste, hacia un horizonte 21
  • 22. tan apartado como otra galaxia. Hasta que una vez Santiago dejó su recinto sombrío de angustia para reírse con él. Iban caminando por la ruta de tierra. Le escupió al lado al lado suyo. Franco lo sintió casi como un signo de aliento. -No boludo, no te asustes (le extendió la mano, como un puente imaginario). -… (rostro de sorpresa, ojos caídos, con rubor de vergüenza) -Vos sos Franco, ¿no? -… (asintió con la cabeza) - Ah sí, ¿querés un pucho? -… (sí, ¿por qué no?, para despejar la niebla con humo caliente…) -… Ehmmm. Qué día de mierda. Bueno, chau bolu… Le refregó la cabeza con una mano y se rió. -… (chau boludo… chau Santiago, chau…) Ese día apenas llegó a la casa se tomó entero un plato asqueroso de sopa. Y se acostó boca arriba. La mancha de moho de la pared se abrió sorpresivamente, y 22
  • 23. una nube radiante pasó saludándolo (como Santiago), emigrando hacia el Sur. _______________________________________________________________ Se calzó los botines negros y la remera vieja de Talleres del padre. En el potrero lo esperaba el Santi, gambeteando como los dioses. Lo invitó con un aventón de manos, como entregándole una llave para entrar a “su” lugar. Punto de penal, tres pasos atrás, arco enemigo, pie izquierdo y… ¡marca de gol! Detrás de la red, el fulgor del verde de Irlanda se fundía con los colores del otoño y el olor de las manzanas. María también estaba ahí y movía la cabeza arriba y abajo, una y otra vez, como era su tic habitual. Si le hubiese preguntado algo, cualquiera sea la pregunta... ella habría dicho que "sí". __________________________________________________________________ ______ Después de su ensoñación, le salió como algo extraño, una contusión interior, un pájaro herido reviviendo en la noche y gorjeando junto a una fuente de plata. Entonces una risa inusitada rompió la barrera del silencio y detrás de ella una cascada, en borbotones de alegría. 23
  • 24. Inconscientemente lo hizo, abrió la cuenta de mail de Santiago en "enviados": santiago_cat@hotmail.com CC. Para andreaiacc@yahoo.com.ar Ese tema es de putos, pero me dijiste que te gustaba. Se ve que por vos hago todo. Hasta me vuelvo puto. Te lo mando. Cuidate. Estoi buscando trabajo. Te voi a mandar para los dos. Yo te voi a esperar… Adjunto. La soledad se hace carne en mí. Abel pintos.mp3 Después de ver el correo se sintió aturdido, le dio remordimiento ponerle palabras a los ojos rojos inyectados de sangre de Santiago. Era demasiado perturbador para él tener tantas palabras atragantadas, atoradas e incapaces de salir, de dispersarse entre el viento siquiera. Sabía que “lo iban a cagar a trompadas”, porque Andrea salía con "el hijo de un cana" y se la tenían jurada. Lo había escuchado esa tarde. Pero… ¿cómo pedir ayuda sin decirlo?, ¿cómo avisar sin voz?, ¿y cómo luchar a riesgo de morir, de quebrar su recinto seguro hacia ninguna certeza de nada? Asumir el peligroso rol de salvador de Santiago lo atormentaba, pero en su mano latía esa llave invisible para retornar por fin a su hogar. 24
  • 25. Literatura y Vida Hubiese querido desintegrarse en el aire como los pistilos de los panaderos, esparcidos por el viento en señal de buen augurio… Mientras Santiago se hundía en la depresión como un Cancerbero oliendo la muerte a cada paso, él sólo pensaba en las improbables chances de que su descubrimiento cibernético le trajese algún bien a su miserable vida. Se debatía entre el hastío y la miseria acosadora de todos los días y la angustia se 25
  • 26. le pegaba a los poros, adosada en los pulmones como el frio húmedo que se colaba por la ventana. De un día para el otro, Santiago se había hecho un seguidor destacado de la cursilería de las “canciones para putos” y se las enviaba, con letras y poemas improvisados, a la cuenta de Andrea, quien se mostraba imperturbable como el mármol. santiago_lat@hotmail.com te quiero, vida mía, te quiero noche y día, no he querido nunca asi. Aunque haiga cosas que nos separen vos y yo siempre vamos a estar juntos. Chau, mi amor. Ayer te deje plata con mi tia. San. La muchacha se le figuraba a Franco detrás de una puerta de acero interminable, señalando su negativa a cualquier gesto y Santiago, como en ese cuento kafkiano, se dibujaba tan torpe y diminuto como él mismo, frente a la tiranía de su madre. -Dale, boludito, levántate, dale, dale, daaaaaaaaaale! Vamo al médico, dale. El coloquialismo burdo de los insultos de su madre siempre interrumpía a la 26
  • 27. Literatura de sus ideas que, en absoluto, se reconciliaba con la vida, tan aciaga e imprevista como un mal boceto sin terminar. La Literatura, se reunía con la libertad, con la satisfacción, como en los imaginarios idílicos que dibujaban la cursilería de esos temas donde, en su caso, María sonreía y tarareaba con ojos embelesados de amor. Pero también la Literatura le robaba a la vida, al roce de la piel en un apretón de manos o, mejor, al olor de la piel resoplando aliviado en un abrazo cálido y la vida se iba desdibujando detrás de las palabras, mientras la tarde caía apesadumbrada sobre el comedor. En todo eso iba pensando cuando el colectivo se detuvo como un estampido de bestias feroces sobre el pavimento, licuando los sueños y la filosofía con el atroz desencanto de la realidad. Suplicantes, los padecientes pacientes esperaban en la sala de guardias del hospital -Ka… -¡Si acá!, dijo la Señora K. mientras arrastraba a Franco como una bolsa de papas 27
  • 28. ante la total indiferencia del resto de los suplicantes. -A ver, que les anda pasando… (palabras ensayadas, libreto de antemano) -Si mire, este chico (cuesta llamarlo hijo), no habla (no quiere), no sabe hablar (no acepta), no le funciona el celebro (no como esperarías). - SÍ, deme los resultados de los… sí, de las pruebas que le mandé a hacer. -¿Y? -Todo… todo parece estar bien, correcto, correcto. Me puede dejar hablar con el chico a solas. A “solas”. - Menos mal que se fue tu mamá, ya me tenía podrido. Así que vos no podés hablar. ¿Y si te clavo esta jeringa en la pierna? (puso un líquido para la somnolencia) - - Aaaay! (sonido evidenciando lo indecible) - - Me parece que sos más inteligente que lo que dice tu mamá. ¿Te fumás un pucho? (tengo catorce años) Yo también finjo, como vos, en realidad no soy doctor aunque lo parezca y aunque legalmente lo sea. En realidad yo soy escritor, tengo seis libros sobre los egipcios y todas estas cosas las traje de allá... ¿sabés..? (¿qué me importa?) 28
  • 29. - Y sobre los faraones y las pirámides y la mitología egipcia y estos (¿mamotretos?), todos estos libros yo los escribo entre las pocas horas libres, que son las que cuentan y en realidad soy muy famoso (¿y si es así porque no te quedás allá?) Y esas mujeres que están afuera (¿las pacientes?) son las ammas, las madres del desierto, predicando bajo la persecución del parlamento romano… Y esos hombres, son Ramsés II y III… 3riojebl´bepbewjebkebebrkèbk`pebrk+eb+peñfñerbpwehwrvlrjrwrbjebrbpe Sonidos que ya no decían nada y entonces, detrás del monólogo interminable del doctor y su obsesión por los egipcios, se dio cuenta de que ya no estaba ahí, sino sobrevolando el antiguo imperio africano. Tampoco estaba ya ahí el niño que jugaba con un pedazo de cartón, ni siquiera la madre del niño, con frenética adicción a la tecnología celular y, por supuesto, tampoco él mismo con la mirada perdida ya en otra parte. Antes de salir del consultorio miró hacia atrás, como buscando algún remedio para su escepticismo, y vio junto al escritorio de su médico un libro estrujado que seguramente le servía de consulta frecuente. Se llamaba “Tratados y Noticias sobre Alquimia y Seres Elementales”. El autor era su padre… 29
  • 30. En la hora premeditada, Santiago y él salieron del colegio y sus verdugos lo esperaban, a la vuelta de la esquina. El polvo suspendido en el aire presagiaba el final épico de un duelo de malevos. Con las mujeres asomándose por las ventanas, oreando los trapos al sol en un destino inexorable que los aguardaba a ambos. En ese escenario infausto donde la vida y la muerte se jugarían un duelo, como en un partido de truco, comprendió qua la Literatura era la realidad y lo que los otros llamaban real no era más que una máscara absurda, detrás de la cual todos se ocultaban. 30
  • 31. Los sonidos del silencio El desenlace se presentó inevitable porque en realidad ese duelo ya estaba definido desde hace siglos, desde aquellos tiempos remotos donde los hombresbestia conocieron a los hombrescordero y se dedicaron a cazarlos furtivamente y través de implacable paso de años de batallas vencidas. Las nubes negras marcaban el regreso de la oscuridad, la vieja compañera de todos los hombrescordero, ahorcándose en las infinitas sogas de los árboles negros o adentrándose en los profundos silencios del mar muerto. A la vez un trueno, un rugido amenazante del Señor, congeló el paisaje como en una fotografía y entonces aparecieron los verdugos, con palos en las manos y 31
  • 32. borceguíes en los pies. Voces distantes y ni una palabra verdadera, caos de gritos, insultos y amenazas. -Qué hace vo’ con la Andrea, ¿eh? Los sonidos del silencio marcaron la absoluta desproporción de la batalla: los golpes de culata y las patadas en el estómago a Santiago hirieron tan profundamente el aire, pestilente del hedor que exuda el miedo de los vencidos, que las aves salieron despavoridas volando atontadas en círculos diversos, buscando aires de libertad entre el encierro de los mutilados. Sin embargo, el atroz cuadro se desintegró como el vidrio contra el suelo, ante el feroz grito de guerra de Franco. -A vo también te vamo a hacer cagar… -…. -Hablá, puto, cagón. -… Una vez dicha ante el enemigo, su voz sería inservible como una hoja al viento que no encontró su buzón. Pero su grito, terriblemente agudo y sonoro conmovió la tierra y el polvillo lo llevó consigo en andas, hasta los oídos de un cartonero que pasaba por ahí, con la 32
  • 33. barba raída y los ojos luminosos. Y entonces la pelea se detuvo. Esta vez los hombresbestia se retiraron cabizbajos, sabiendo que ya volverían pronto a buscar sus víctimas, los corderos degollados, ya advertidos del maquiavélico funcionamiento de la “democracia”. El hombre de los cartones pasó silbando y riendo, lo seguían tres perros y un chivo. ¿Y si fuera Dios? Franco, trató de enderezar a Santiago que, como Lázaro, revivió con algo del agua con que le mojó la cara. -Vo soi Dios? -… (Ojalá, ojalá…) -Vo so bueno…Vo so… Santiago deliraba, pero a la vez aunque moribundo era el motor de vida de Franco, quien como una órbita a su alrededor lo salvaba otra vez de un final trágico. Después de arrastrar casi 30 cuadras el robusto cuerpo de Santiago y depositarlo junto a la puerta del dispensario más cercano del inhóspito lugar, Franco se sentó a descansar, en el séptimo día. Todo lo que jamás creyó poder hacer en su vida sucedió en un segundo, un grito 33
  • 34. de horror que destrozó para siempre la barrera del silencio interior que lo atormentaba de impotencia. Se sentía casi un profeta, misionero de la amistad, corderolobo escondiéndose en la selva del territorio enemigo. Autor/Personaje Pero aún no podía estar seguro, ¿y las palabras?, ¿Qué harían los hombres con sus palabras?, ¿las usarían para amordazarlo infinitamente, como a su padre? Ya casi ni lo recordaba, pero sí a sus palabras, que sonaban tan melódicas como el rumor de los pájaros fabricando sus nidos. Adentro de su casa, o casilla, y con su PC empezó a pensar en María. La recordaba vendiendo las pizzas y las empanadas en la casa de la esquina. 34
  • 35. -Franco, ¿lo de siempre? -…. (lo de siempre es la rutina infame, lo único sos vos) -Están calentitas, tomá, una docena de empandas dulces. -…. (tus manos, abiertas, se parecen a las manos de la virgen… podrías acobijarme eternamente entre esas manos…) Si tan sólo pudiera hablar con ella. ¿Servirían esas palabras para amar, tender puentes, construir sólidas estructuras o sólo para destruir y barrer todo lo que alguna vez nos hizo felices, como siempre pensó? Leyó en un libro de mitos africanos que antes de la escritura no existían guerras, las palabras fueron usadas para separar, marcar abismos de desigualdad, muros impolutos. Ni siquiera sabía si Santiago estaba aún a salvo, las bestias se empeñaban en destruir a cada paso cada surco de vida y cada palabra quedaba atragantada para siempre en el dolor de ya no ser más que un anacoreta, subsistiendo en la penumbra interior. 35
  • 36. Pero María estaba conectada, imposible sería no leerla, acaso pudiera desentrañar la magia de las palabras divinas que conectan finalmente a los hombres y los hacen felices. A través del alias de su alter-ego informático, le había solicitado amistad en Facebook. 28 de abril de 2014 13:50 .... -hola, kien sos ...... Hola… ….. KE Kallado estas @camushacker está desconectado o no puede recibir mensajes _____________________________________________________ (No, todavía no, estoy desconectado, pero puedo recibir mensajes, desde aquí desde donde estoy, en un sitio remoto aislado por protección) 36
  • 37. Se resistía al silencio y a la vez a la palabra. Hasta que descubrió que el mejor camino era la palabra de otro. Sino más genuina, más experimentada que la suya… -Jamás la lógica del mundo nos ha dividido - volviste? Que estabas haciendo te comieron la lengua los ratones jajaj... -Tú, aire que respiro en aquél paisaje donde vivo yo… - QE?? -Tú me das la fuerza que se necesita para no marcharme -a donde te vas? no te vayas -TU ME DAS AMOR… -K dulce sos -Mil momentos como este quedan en mi mente -Ssssi...ya me voy a ir para casa dentro de un rato. Un besoooooooo -…(Sí, ya sé que sos esquiva, como quisiera destruir para siempre este bloque de hielo que me mantiene atado al otro costado de la vida, a donde lo encontré a Santiago aquella vez, en la oscuridad de siempre, mi única consejera) @marialadelbarrio está desconectada o no puede recibir mensajes en este 37
  • 38. momento Franco pensó que todos a su alrededor estaban desconectados, movidos por un hilo invisible de algún titiritero desquiciado, en un circo de explotadores. Algunos hombrescordero como él se negaban a los libretos premeditados de tan infames dueños, lo hacían con su silencio. Y sin embargo tanta soledad se hacía absurda, pesada y gris como una nube de lluvia infinita. Hubiera querido regresar a Irlanda, la pradera de sus sueños. Hablar con su padre, comer la tarta de manzanas y salir al jardín a oler la frescura de los árboles frutales en flor. ¿Cómo serían sus labios? Acababa de cumplir los quince años, hace escasas horas. Ella también tenía quince. Iría finalmente a ese baile al que ella va siempre y pondría un nuevo disco, una música melódica para poder bailar lento y tocar su cintura. Shhh…shhhh ____________________________________________________________ -Lo que haría, por no sentirme así… -¿así, cómo? -Así solo, así perdido 38
  • 39. -No está solo, yo toy con vo -Pero vos sos mi sueño, te vas a ir… -Y si me soñás para siempre…no _________________________________________________________ Ahí, pero dónde, cómo. Estaba siempre a su lado, junto al lavabo, al lavarse los dientes, junto a la mesa de luz. Con el perfume y la frescura de una rosa en un jarrón. Ahí, pero dónde y cómo. Para siempre él su autor, y ella su personaje. Dibujando su conciencia, la calidez de su piel, sus ojos rasgados, las mejillas coloradas. Para siempre ella un boceto de su imaginación creadora, recopilando fragmentos de su verdadera existencia para rearmarla ante sí. Inalcanzable e indispensable como el oasis de un desierto. Para siempre él su personaje porque ella definía en realidad sus emociones y él se dejaba manejar sin resistencia por los hilos de seda de tan magnífica autora. Si fuese más de esto y menos de aquello. Si fuese para ella su personaje, tan bello como sólo ella pudiera construirlo, orgullosamente, y amarlo para siempre, 39
  • 40. en un sueño eterno, a través de una pc y sin desconectarse… Plagios Ella se mostraba inalcanzable en la mañana, pero en la soledad de sus tardes iluminaba el cuarto oscuro como un claro de luz infinito. Detrás de las maderas crujientes de la puerta rechinaba el viento, filtrándose como una sombra pestilente de amargura. Allí en su pieza iban a dar todos los 40
  • 41. vientos, todos, pero él solo podía pensar en el poder de las palabras, las mágicas, las verdaderas. Eran palabras prestadas, pero más suyas que la guarida profunda de su silencio absoluto donde reposaban todas, amontonadas, esperando poder elevarse como cometas en el cielo. Se había instruido en el arte del plagio, el de los recolectores de historias, de frases, momentos: como aquellos narradores del Oriente que, en las plazas del mercado, se sientan a narrar las vidas pasadas de los hombres que se diluyen bajo las arenas del desierto. Escogía entre los desechos de sentido que pululaban en las marginales poéticas de aquellos lugares donde no llega nada, ni nadie, más que los ojos de Dios. Un grafitti, un poema envolviendo un paquete y, sobre todo la música, SU música, el obsequio más sagrado para un habitante del silencio. Sólo bastaba con apoderarse de sus auriculares, como las abejas que se disponen laboriosas a extraer la miel, sorbiendo los frutos sabrosos de su maravilloso mundo interior. Lejos quedaban todos los gritos, los sonidos torpes, los sinsabores de la rutina y 41
  • 42. la pared mohosa, mágicamente, reverdecía nuevamente de alegría en arroyos, jilgueros y cerezos en flor. Ella llegaba y, con las manos abiertas con las que la recordaba siempre (como en la estampita religiosa de su cuarto), lo invitaba a compartir su alegría o su llanto. Cualquiera fuera la opción siempre lo liberaba de su ensimismamiento atroz, absorto frente a un escaparate de anhelos imposibles, como un mendigo del amor. Una canción, cuidadosamente escogida para ella (aún la más cursi) bastaría para retenerla, tanto como pudiese, para recrearla en su pensamiento una y otra vez . -Hola @camushacker, esta re bueno tu logo -…. -Decime de donde me conoces, estas???? -... -Hola, estas? Holaaaaa -Qué me importa haber sufrido, si ya tengo lo más bello y me da felicidad… - No lo conozco a ese, me gustaría que me lo cantes si pudieras….jejejeje Siempre me vas a cantar? Stoy :-( hoy, mi papa me dice que se muda la obra q nos vamos 42
  • 43. -esteamorquetumehasdadoesaquelqueyosoñé… (me salieron…las palabras, ¡todas juntas! ya no puedo ya reprimirlas) - No me quiero ir, yo tambien sufro - En un mundo tan ingrato, sólo tú me das amor (siempre te voy a cantar, con los latidos de mi corazón que vencen este mundo mío desmoronándose a cada rato, sostenido por las cuerdas de la imaginación, como un viejo violín que ya nadie quiere tocar, solamente vos lo descubriste y sonará eternamente en mí. Vos…) -K lindo!!! -Pero a veces tengo miedo, aca ya no vendemos nada, mi mama hace costuras para el cantri de la esquina, pero yo no se, si se viene abajo lo de las comidas. Vos no tenes miedo a veces? Ayer mi hermano se escapo otra vez, vos no te escapas? -Este amor siempre es sincero, sin saber lo que es el miedo. En un mundo tan ingrato, AMADA, AMANTE (estoy escapándome de este mundo solitario, con tu voz, que habita en mi cabeza) -Vos sos raro, no sos como los otros, y es que, ¿en serio no estás en nada 43
  • 44. raro? Mi mama dice que la gente rara anda en algo feo, ¿Cuándo te voy a ver? -Este… Este amor que me has dado, amor que no esperaba, es aquél que yo soñé. Va creciendo como el fuego, es hermoso dar amor (te puedo comprar dos mil quinientas empanadas para que te quedes eternamente, sentada ahí, sobre la verja, hasta que yo llegue, bailando con la punta de las zapatillas suspendidas en el cielo, siempre. SIEMPRE, AMOR, HERMOSA, ESPECIAL, SUAVE, MARIPOSA, CIRUELAS, LÁGRIMA, LABIOS, PIEL, FLOR ….) -Si me gusta este tema, mandamelo. TQM :-) si te quiero ver, ¿venis a la fiesta el viernes? Te espero .Yo… Este… Yo… vos… Te amo María La del Barrio está desconectada o no puede responder en este momento ------------------------------------------ - El siguiente mensaje no pudo enviarse : -Yo… Este… Yo… vos… Te amo 44
  • 45. Todas las letras, todas, corrían hacia él, se arremolinaban ante sus ojos, refulgentes. Casi podía tocarlas, sentirlas, enhebrarlas, hilvanar un collar de perlas con ellas, palabras hermosas que jamás había dicho y ya casi no recordaba su sonido, pero sí las imaginaba… O acaso las había inventado, un hacedor de lo indecible… Amar..Ría…Mar..Haría… Todo su universo estaba ya impregnado de su esencia. Como un torrente de lava, venas sangrantes, ebulliendo su adolescencia a flor de piel, encrispados los nervios de la necesidad de verla el viernes, de impedir que se fuese, que se bajara el telón sin su amado personaje, sin su autora. Shhh... __________________________________________________________________ ______ - ¿Cuántas empanadas vas a llevar? - Doscientas mil - -No son muchas?? (las mejillas ruborosas) - Puedo comprarlas a todas, y en mi auto llevarte a pasear, a la orilla de un río, no 45
  • 46. el de acá, uno de verdad, con agua cristalina y pececitos dorados. - Pero…¿y si me tengo que ir? - Si te sueño toda la vida nunca te vas a ir, vos me dijiste… - Sos un loco… - No te apartes de mí… _________________________________________________________________- Pensaba que el mundo es siempre una canción de amor en un grabador a veces descompuesto, o deteriorado, pero que siempre vuelve a sonar y su imaginación era tan potente que hasta casi podía sentir el olor de su perfume y las yemas rugosas de sus dedos laboriosos recibiéndole el dinero. La puerta jamás estalló tan estruendosamente como en aquél momento, con la irrupción de lo real: - Franco, Volvió, el papá. Pero el tema ya estaba sintonizado en una sola frecuencia, en un mismo ritmo. No había lugar para palabras nuevas, otras ideas. Su mundo ya estaba inundado de aquellas y no deseaba aferrarse a ninguna costa, tocar el suelo firme dejando atrás el mar de sus tribulaciones. 46
  • 47. Como un náufrago en un mar de emociones, no podía sino empaparse de esos sonidos de las canciones y refrescarse el cuerpo flacucho, alimentándose de las palabras mágicas. -FRANCO!!… Volvió el papá. “El Papá”… Por primera vez en muchos años vio realmente el cuerpo regordete y los ojos cansados de su madre y hasta la vio más linda que otras veces. María… Mar… Ma... María rima con mamá… Géneros Su padre estaba sentado en la silla rota del comedor, una silla rota para un hombre que había sido el artífice principal de todos sus recuerdos. -Toma, toma la leche La natural rudeza de su madre siempre le desdibujaba a todos sus héroes. Ella literalmente había vaciado lo poco que había en la heladera para dárselo al 47
  • 48. anciano. Era un acto de amor natural, jamás se había dado cuenta de esos detalles, de qué también a él, a Franco, le dejaba siempre la milanesa más grande y ella comía las sobras en otro plato, no el de la porcelana azul. Allí viéndolos a ambos, pensó que tal vez su representación había sido un tanto maniqueísta esos años. Definitivamente. Con la presencia de María a su lado, quien invisiblemente le tendía un puente de reconciliación con él, igual que Santiago, quiso decirle a su padre. "Che, viejo", como todos los demás... -Ahhhh me quemo, Martaaaaaa! La madre le puso los pies en remojo, con agua y sal. El padre, la madre, ¿qué era su vida?, ¿un sainete, un grotesco, una comedia negra, una película neorrealista?, ¿qué era el absurdo de lo real y donde estaba Irlanda, su otra casa, cuando acabaría ese exilio interior? El hombre tenía los ojos fijos en el piso. Estaba hechizado de algún pensamiento. Embebido del alcohol que alimentaba todos sus delirios. Se le acercó, hubiera querido decirle "Talleres, ganó el domingo..." Pero él se adelantó, le tomó una mano con firmeza, casi le hacía daño, pero era necesario que se la estrechara con tanta fuerza. Se acercó a sus oidos, reales, y 48
  • 49. le dijo: -Franquito, no te vayas... Y luego volvió a desvariar, todo se hizo difuso. Y al final tuvo que huir,traicionar su pedido, huir sin bolso: para qué, no necesitaba más que su imagen, ella lo acompañaba fantasmalmente, en su memoria, pero iba a su encuentro real. María, la del barrio, estaba en la puerta del local de comidas, golpeando sus zapataillas en punta, con los pies entre el cielo y la tierra, bailando con ellos, sentada en la verja, esa verja agrietada a punto de venirse abajo, como su propia vida... -Franco, te doy lo de siempre??? -... -...Me deben mucha plata, tu mamá me va a tener que pagar, tá muy dura la mano. Vo sabe...Pero, io -... -Sí... no tienen plata. Nadie tiene. Tomá, lo de siempre. Dejá... Él, sin embargo, quiso pagarle y le acercó el libro en vez del dinero. Ella levantó el ceño en señal de asombro y leyó en voz alta y con algo de dificultad: "El Extranjero: Albert Camus"...jajaja. ¿qué me querés decir? Después 49
  • 50. me traes la plata. El asintió y salió rápido en carrera con la vida. Iba resignado, otra vez absorto en los pensamientos. ¿Qué era su vida?, ¿un cuento absurdo?, ¿cómo sería el final? Le hubiera gustado recoger todos los fragmentos de momentos felices de los últimos días y hacer una comedia, o un cuento con final feliz: la mirada de "el papá", la voz de la madre diciéndole su nombre, el apretón de manos de Santiago y la sonrisa de María. Por el camino de tierra iluminado tenuemente, su sombra delgada se proyectaba más grande que de costumbre. Una estampida de pasos atrás le hizo pensar lo peor... -Camus, Camus Hacker!!!!, Camus!!! El ya no era un hombre, era un manojo de nervios petrificado junto a su sombra, temía darse vuelta y convertirse en estatua de sal, no podía ya decepcionarse de nada más. -So vos. Camus... tu libro!! tomá! En tonces sucedió lo imposible. Ella tenía una calza roja y un pañuelito rosa anudado al cuello. No pudo ver más que eso... 50
  • 51. Todo se sucedió rápidamente, demasiado, aunque lo recordaría toda su vida entera, hasta el final de los días. Se acercó a él, le tomó la cara con ambas manos y le susurro casi: -Io, no puedo. Toma. Io estoy con Santiago, pero gracias por todo... Entonces, lo real y lo lo irreal se unieron siniestramente y el pueblito infernal que habitaban pasaba de ser Macondo a Comalá. El elemento vital para girar drásticamente el guión hacia una tragedia de amor shakespereana... El libro, de los nervios, se le cayó a un charco de agua sucia. Lo limpió un poco con los dedos temblorosos. Aunque hubiese querido decir algo coherente (aunque sea para sí mismo), hubiera sido imposible. Máscaras 51
  • 52. Desde que el argumento de su vida se definió tan absurdo como destructivo, Franco permanecía como un náufrago, aferrado a sus recuerdos o, mejor, a los inventos de sus recuerdos. Se retorcía de dolor y se abrazaba a sí mismo bajo el influjo nostálgico de la eterna noche de los muertos. Estaba siempre con la mirada perdida en algún punto inexacto de la mesa y en su odio profundo se liberaban y se redimían también su madre y su padre. Los tres ausentes comiendo las manzanas subastadas en el cajón que compraron en la esquina, con el aroma de Irlanda. Allá afuera la escarcha se filtraba en la gota que derramaba la canilla exterior. La canilla solitaria a donde los perros vagabundos iban a sorber sus últimos hálitos de vida. Cuando iba de camino al colegio, de verdad parecía sobrevolar el campo de trigo y hasta ese momento nunca se había dado cuenta de lo hermosas que eran las nubes algodonadas sobre el amarillo verdusco de esas tierras, que labraban los obreros. Esos hombres que tenían pocos motivos para sonreír, pero aún lo hacían, con sus dientes destartalados iluminándole el rostro a la Pachamama. La soledad que sobreviene posterior a la esperanza es mil veces más trágica que la de la indiferencia sin aspiraciones, pensaba. Sentía que su soledad se colaba entre sus ropas, le envenenaba los oidos y luego trataba de reconfortarlo con 52
  • 53. argumentos infames, enmarañándole los cabellos con sus garras de ninfa demoníaca, reposando horrible y fantástica sobre la oquedad de su vientre. Santiago se mostraba triunfal, otra vez, como aquél héroe que renacía al volver a Ítaca y sus bromas nuevamente alborotaban la pasividad crispante del cuerpo docente. -¡Franquitooooo!, ¿cómo va? Le sonreía y le guiñaba el ojo. No sentía rencor hacía él si no expresa y contundente admiración. Así con sus zapatillas gastadas y su jean corroido por el tiempo y la renguera de sus pies y con la muela rota. Allí donde los otros creían ver la confirmación de la victoria sobre los oprimidos, él sólo veía un Sansón victorioso irguiéndose otra vez con el cabello radiante. Novelas Esa noche una invitación llegó a su buzón de correo: a ese donde nunca llegaba más que el spam. Saylor Moon (*) desea ser tu amiga en Facebook (lo aceptó) Saylor Moon dice: -Hola, Franco, ¿te dicen Franz?, ¿cómo Kafka? -... 53
  • 54. -Se ve que te gusta Albert Camus -... -Digo por tu nombre -... -¿Estarás del otro lado de la línea o una vez más estaré hablando yo sola y para mí para vencer mi soledad? -... - Estoy cansada de los sitios de gays, nadie entiende a la indefinición, debería existir un nuevo género para el que sólo quiere liberarse de todo autoritarismo vacuo. Pero vos, Franz. Franz, Franco. ¿te gustan los animé? -…. -Yo te no voy a lastimar, puedo ser la que vos querrás que sea. Como en los juegos de roles. Ahora mismo yo soy tu Sherezade y estoy tratando de encantarte y te olvidás de mí y de mi apariencia y dejás de pedirme estupideces, como el número de mis medidas o el tamaño de mis lolas, mientras yo endulzo tus oídos como la miel en los panales. Y soy así, indefinida. -… - O también puedo ser tu psicóloga. Usar un avatar, con lentes. Podés imaginarte 54
  • 55. que soy tu Simone de Beauvoir y vos mi Picasso y aunque las fechas no coincidan le podemos meter los cuernos a Sartre y sorber un café colombiano en París, mientras el Che disimula su encanto revolucionario, escondido en Praga. -… -Si sos… un niño puedo ser tu madre y decirte que sos mi preferido y besarte la frente -…. -Pero si sos otro “loser”, como yo, puedo decirte que me pinto los labios de negro y me dibujo heridas falsas con tinta roja y lloro escuchando a Kurt Cobain, todo el día. O si sos un viejo amargado buscando amor en la noche puedo decirte que soy una colegiala divertida. Puedo ser la que vos quieras. -¡¡¡¡¡BASTAAAAAAAAA!!!! - Bueno, sea lo que sea, por lo menos dijiste algo. - Tengo un problema -¿Cuál es? -No puedo hablar -Pero estás hablando 55
  • 56. -No, vos no sos real, otra vez estoy soñando, otra vez va a pasar, otra vez me van a internar... -No yo soy real, mírame. Yo existo. Yo soy… Soy, como vos, soy una persona o una máscara. Persona quiere decir máscara. Si yo te dijera… quien soy te irías para siempre. De este nombre maldito que todos ahuyentan. -Yo… Esto es un sueño. -En los sueños las personas no te muestran cómo son realmente (le muestra con su webcam, la amputación de su pierna izquierda). Te mostré mi silla. Has visto más de mí de lo que nadie verá -tal vez- nunca. Si te hartaste de ser lo que los demás quieren que seas, para ellos, para su egoísmo; entonces tenés que salir al mundo, no importa lo feo que sea. Cuando miro mis piernas, o la ausencia de una de ellas, pienso que ese día yo iba corriendo detrás del tren, para irme a Buenos Aires. Pienso que mi hermano no llegó y que yo sí. Y que llevaba el mismo pañuelo rosa anudado al cuello. Elegí luchar por él y por mí. Mucha gente ha pasado por aquí, mirándome con lástima, ofreciéndome piernas falsas. Pero yo no las quiero. Si son falsas prefiero mi ausencia, esa ausencia es más genuina que la falsedad de una pierna sin dueño. Me recuerda siempre quién soy. 56
  • 57. -Tengo miedo. -También yo, ese suelo nos devorará vivos, ¿no? Hacé como Saylor Moon, jugatela, por “El Caballero Enmascarado”, por tu amor secreto. -Ella no es como vos ni como yo... -Y tampoco es un verdugo, no le pidás que sea más de lo que es. -No me ama. -Entonces vos tampoco la amás. Aún una ausencia es más genuina a veces que un sentimiento prestado... Franco está desconectado en este momento. Las piernas corrieron más que nunca, como si fuese un corredor jamaiquino batiendo récords, sentía que Saylor Moon le había dado sus piernas. Nunca había visto alguien más corajudo y hermoso que esa mujer y su ausencia, mi “Saylor Moon”... La casa de empanadas decía “serrado”. El final. La plata que no vino. Ella se iría, seguramente con Santiago. Sólo le quedaría el recuerdo y la amargura de no haberse atrevido a ser más que una letra o un signo vacío… para ser rellenado por cualquier mediocre. Un sin voz. El golpe en la espalda otra vez le interrumpió los pensamientos. 57
  • 58. -María se va, Franquito. Deben mucha plata. Cuando ahorre unos pesos la voy a alcanzar. Sabés la vida es como una de esas novelas mexicanas que ve mi vieja...Pero el problema siempre es la guita. Dijo con honda resignación y malestar el muchacho. Tras lo cual le refregó la cabeza con firmeza y escupió al suelo como siempre que algún sentimiento profundo cercaba inconscientemente su tan celosa "hombría" y seguridad. -¿Y vos qué hacés por acá?, me contaron que tu viejo se escapó del Neuro… Y de pronto, la gran revelación, la resolución de su miseria infinita, la de todos los días. De golpe, como un rayo de esperanza, presentía la resolución de todos sus conflictos. Santiago y María felices, sus padres tranquilos y la sonrisa de Saylor Moon, como en la webcam, pero real. -Che, Franquito, que bueno sería tener mucha plata. El otro día un tipo por internet robó un banco. Como diez lucas. Tendría que ser a un carteludo. Poca guita, como para que nos salvemos todos estos podridos que estamos acá. No sé… Bahhh. Yo soy muy bruto pa' eso. Tengo que buscar un laburo, Francisco ya nació, pero casi no lo puedo ver. Chau, bolu… Y Franco se fue, subiendo la colina, cuesta arriba, corriendo una carrera consigo 58
  • 59. mismo. Y mientras lo hacía gritaba “BASTA-BASTA-BASTA-BASTA” y pensaba en los ojos verdes de gata de Saylor Moon, arañando la luna hasta el final de su carrera. Omnisciente Rápidamente -y para su desazón- Franco descubrió que el robo informático era la nueva quimera del oro tras la cual corrían una multitud de jóvenes con utopías anarquistas, algunos desquiciados y otros realmente brillantes. Adentrarse en los códigos del mundo cibernético exigía un carácter templado, pero solidario. "El Nido de las Aguilas" era una cofradía secreta, pero fácilmente asequible para los iniciados en el "arte del hackeo". Caballo de Troya, el líder y creador del grupo, 59
  • 60. era un fugitivo acusado de múltiples cargos contra robo de información clasificada en varios países. Hablar con él era otra nueva quimera, pero lo intentó porque por esos días se sentía casi un alquimista de su propio destino. From @caballodetroya Subjet Mentor To @camushacker Estimado señor Camus: Me ha sido grato conocer su astucia para hackear cuentas ajenas, la cual conozco, como se imaginará, debido a mi capacidad aún superior a la suya para infiltrarme en otros correos y chats en busca de jóvenes talentos, como el suyo. El oficio del hacker amerita un espíritu sagaz, ávido de conocer el mundo, de desentrañar la oscura fórmula con la que los seres humanos se desenvuelven y aún sus puntos de quiebre, sus secretos profundos, sus debilidades. Se trata de una ciencia tan antigua como el arte del guerrero: “conócete a ti mismo y cambiarás tu vida”. Esta premisa es cierto en tanto se considere al otro como un enemigo, un oponente claramente inferior por su debilidad humana, capaz de ocultarse bajo una actitud sosegada, una falsa sensación de superioridad que no es sino el reverso de las propias inseguridades, como usted bien lo sabe. 60
  • 61. Sin embargo, me temo que su flaqueza a la hora de enfrentarse realmente con un enemigo, que no tiene por rasgo tal mediocridad o liviandad de idiosincrasia, ha marcado un quiebre en su vida. Ahora usted solicita mi apoyo, como su mentor, como su guía espiritual, pero yo debo decirle que me encuentro fuera de servicio. Durante mucho tiempo asistí a jóvenes como usted en el manejo de la informática, la fuerza física y sobre todo el control mental. Fui su tutor, su mentor, el anciano sabio del ágora a quien ya nadie quiere escuchar. Verá, la principal debilidad del hombre es la falta de rigor que aplica para el conocimiento de su propia persona, su renuncia a la autocrítica, la gran fortaleza de todo guerrero para combatir al enemigo empieza por descubrir las propias sombras que habitan en cada uno de nosotros. Una fuerza sobrenatural inunda el alma de quien se sabe conocedor hasta en los más mínimos relieves y densidades del mapa de su persona. Percibo en usted aún un niño, aunque claramente excepcional, que no es capaz de luchar por su derecho a nombrar el mundo. Ve usted enemigos por todas partes, cuando yo no veo sino proyecciones monstruosas de su propia flaqueza espiritual. ¿Cómo es que un hacker con tus habilidades se deja sorprender con la guardia baja? Entré muy fácilmente a su sistema y, por supuesto, la brillante conversación con Saylor Moon, mi iniciada. 61
  • 62. No quiero ofenderlo, permítame decirle que lo hecho hasta ahora es sorprendente hasta para mí, ya es usted duplicado por otros jóvenes que buscan sobresalir en las condiciones más hinospitas para el arte del hackeo. Pero yo, que lo veo todo, sé que usted aún tiene una batalla por librar. Se trata de un tema urgente. Debe usted poder adivinar las claves ocultas de su propio accionar y luego lanzarse en un acto de fe, de confianza absoluta, hacia el abismo del otro, allí donde termina su guarida segura, el grito del alma, la voz hacia afuera. El valor proviene de sí mismo, siempre estuvo en usted. Aunque nos tilden de estafadores, de seres vacíos y abyectos tras una computadora, nosotros somos precisamente el reflejo de esa abyección ajena. Siempre lo fuimos. Somos los elegidos para hacer de una revelación un secreto sagrado, una lógica de héroes impensados, dispuestos a escuchar el ritmo interno de las sensaciones que se ocultan detrás de las palabras, los ojos detrás de las gafas, las vergüenzas detrás de los tiranos. Busque su sombra interior, su propio infierno, sólo el contraste le permitirá ver su propia luz y apreciarla. A la espera de su revelación. Saludos afectuosos. @caballodetroya: 62
  • 63. -Tiene usted serios problemas @camushacker: -No sé quién sos, ni qué es lo que querés de mí, pero no me interesa. Tengo muchos problemas, sí, pero no es asunto tuyo. Me voy a desconectar. @caballodetroya: -Fue usted quien buscó mi ayuda. @camushacker: Solamente quería conocer "las claves"... @caballodetroya -Camus, tenés que cuidarte, te están buscando, saben de vos. Una vez yo fui mentor, de mi propio hijo, antes de que ya no pudiera salvarlo de su propia tristeza. Defendete, hijo @camus hacker está desconectado, el siguiente mensaje no se pudo enviar: Camus, tenés que cuidarte, te están buscando, saben de vos. Una vez yo fui mentor, de mi propio hijo, antes de que ya no pudiera salvarlo, de su propia tristeza. Defendete, hijo. 63
  • 64. Sujeto La mención de Saylor Moon, como una de las inciadas de Caballo de Troya le preocupaba incluso más que la imposibilidad de acceder a las claves exactas para vulnerar las cuentas ajenas. Ella le había dejado un mensaje: 64
  • 65. Para camushacker@gmail.com De saylormoon@gmail.com Subjet Definiciones Hola, Franco. Necesito mostrarte algo. Creo que ya no podemos ocultarnos. No me siento indefinida en estos días, más bien tengo ganas de dar definiciones. Sabés de ese boliche que tanto me gusta. Ahí voy a estar. Tuya, Yo. “Estoy en el centro de mi propia tormenta. Mi mente es el rayo, mi corazón el trueno. La lluvia cae en mi alma, que espera por el viento matinal del espíritu. Al menos esto es real. Al menos, en medio de esta agonía, puedo sentir que estoy vivo. Al menos… ahora sé quién soy: un caballo negro y triste que camina comiendo las astillas que caen de sus propios huesos.” En el centro de su propia alma desgarrada, el humo del boliche inundaba cada poro de su piel, que luchaba contra la falta de oxígeno. Él era un náufrago, siempre lo había sido. Había ganado una fama relativa en ámbito de los hackers, una reputación indiscutible, pero su propio infierno estaba en la realidad de su 65
  • 66. adolescencia no ejercida, aniquilada por la incomprensión de sus pares y su propia incomprensión ante los rituales típicos de esa edad. La gente, figuras sin significado, eran impelidas hacia él como por una horrible fuerza centrípeta, acosándolo… asfixiándolo… El vapor de ese infierno se cernía sobre su mente como una bruma opresiva, una nebulosa que agigantaba su vacío cósmico, su existencia relativa y espectral. Entonces, alrededor de charcos de alcohol, de la pestilencia de las burlas y los bufones de siempre, sintió que ya no podía descender más y se dejó derribar por la incoherencia del mundo como un gigante herido en su talón de aquiles. Tendido en el suelo, derribado ante sus fantasmas, carente del poder -casi- sobrenatural que lo había llevado a no querer resignarse a ser una pieza más de un engranaje infinito. La chica de los labios negros y el pelo rubio, digno ejemplo de su nickname, le tomó el rostro con ambas manos. -¡Franco, respóndeme! Soy Natalia. Acá estoy. Franco entreabrió los ojos, finalmente, y pudo ver la incondicionalidad y el amor infinito de su Saylor Moon. La luna se dibujaba detrás de esa sonrisa. Allí estaba con su pierna natural y la artificial, entre las dos se sostenía con tal fortaleza que se veía como una guerrera y a la vez como una princesa de cuentos, luchando por el bien, la justicia y el amor. 66
  • 67. La realidad superaba a la ficción y a los escenarios ficticios, se sentía más completo que nunca, ella era la otra parte de su ser que le faltaba y por la que tanto había esperado. Le daba aires de vida y motivos para continuar. Franco había accedido a su propia caverna de sombras fáusticas, enfrentado su propio infierno para conquistar finalmente la última clave de su vida. “Sólo en el contraste podrás ver la luz y apreciarla como tal”. Fotos y Espejos Dicen que las fotos no tienen alma y aquello espantaba a las tribus que por primera vez tomaban contacto con la tecnología de los “hombres blancos”; en cambio los espejos del agua reflejan la esencia del alma en su transcurrir constante. Porque el agua del río que corre presurosa a su cauce final nunca es la misma, pero en su esencia es siempre verdadera y prístina, como el movimiento vital que caracteriza a los hombres reales. 67
  • 68. Aquella explicación, que su padre solía darle cuando Franco inquiría sobre la “ausencia” de retratos familiares, había hecho mella en el espíritu del joven igualmente reacio a esas “capturas del alma”. Sin embargo, el contacto real con su idealizada Saylor Moon, nuevamente despertaba en él esas ausencias, esos pesares y omisiones y movía en su espíritu sagaz su deseo de llenar finalmente todos los resquicios en blanco, también el “álbum familiar”. Tomó el objeto que amenazaba a los indios como un fusil de caza apuntándolo y capturó finalmente la foto, de una vez y para siempre inmortalizándose en esa escena, incapaz de moverse o siquiera gritar y ello lo aterró realmente. Con la fotografía y un perfil falso entró a un sitio de citas, el más vulgar de todos le pareció correcto para esa “bajeza” emocional, y trato de buscar en otros rostros igualmente anodinos una mujer “real” con la cual finalmente practicar sus artes de seducción. “Seducción” le sonaba siempre a manipulación, a chantaje, a extorsión, pero debía enfrentar sus miedos si quería conquistar a Natalia-Saylor Moon, aunque desconocía que ya lo había hecho y lo innecesario de tal inmolación. Entre las fotos y perfiles había una chica de largos cabellos azules y flequillo tupido sobre el rostro que lo impresionó, se notaba distante y altiva, como un cuadro renacentista y a la vez futurista. “Tal vez alguna otra alma genuina azarosamente vertida en un paisaje improbable y vacuo, como él”, pensó. Finalmente no se atrevió a hablarle y en vez de eso abandonó el sitio, concentrándose en fotos de modelos famosas, tratando de buscar en los modelos 68
  • 69. las conductas reales que podía imaginar con mucho esfuerzo detrás de iris opalinos y sedas mortuorias. A través de su invención se adentró en las otras fotos, las espontáneas, las que las mostraban vulnerables y algo apesadumbradas por lo duro de su oficio y hasta creyó poder dibujarles una sonrisa. La otra historia, la superflua, cuenta que se apoderó de esas fotos apócrifas -pero iguales o más auténticas que las otras- y a cambio de ello extorsionó a las “reinas de belleza”. Pero Franco en realidad capturaba sus fotos para desentrañar un enigma, detrás de esas esfinges misteriosas, cuerpos como maniquíes, figuras danzantes, despojadas, más irreales aún de lo que alguna vez entendió por irreal. Vestían sus ropas como si detrás de esas prendas nada quedase de lo que alguna vez fue a imagen y semejanza de un Dios tan lejano, un Dios invisible y verdadero. Y en su desnudez recuperaba un poco de ese fuego lejano y distante que Saylor Moon había despertado en él. Esto le había enseñado @caballodetroya. “Tu imagen no te representa ni te define. Tus palabras, cuando provienen del alma, son las que dan forma al Yo y, por ende, real existencia.” En la misteriosa noche, en el fugaz encuentro con los ángeles caídos, la densidad de sus temores se proyectaron en fantasmales figuras. Entre polvo de cenizas estaba detrás de una galería observando pedazos de mujeres como maniquíes incompletos y en lo más atroz del paisaje se vio a sí mismo detrás de ese cristal, también él “en venta”. 69
  • 70. Se despertó azorado y corrió al encuentro del oscuro río que surcaba su casa y aún en la penumbra del fango se reconoció real, lavándose los pies de sales purificantes. El momento había llegado. Franco debía definirse en una proyección sólida de su propio ser. Latir, sentir, vivir. Era la prueba. Hackeos Saylor Moon: - Me quedé pensando en vos -si el día de mañana ya te habrias ido -si nunca más me responderías me quede soñando con vos - perdón 70
  • 71. 14:59 -estarás? 19:55 -hola 21:06 -Ojalá fueses para mí Caminaba de un lado a otro, furibundo, insensible a los mensajes de Saylor Moon. Necesitaba plata, mucha plata (o lo pensaba) para vengarse, liberarse, redimirse. Había forjado su carácter de acuerdo a este momento, sin saberlo, un sujeto sin fisura, silencioso, imperceptible, del que nadie dudaría una palabra simplemente…porque las palabras no estaban. -Señora su hijo no tiene hipoacusia, tal vez un autismo leve y una gran sensibilidad. Lo dice este informe que me pasó, de su médico… Si algo no esperaba la madre de Franco era esto. Su hijo para ella era un inservible que estaba todo el día en su cuarto jugando con la computadora, mientras su marido se quemaba hasta con el aire, pegando alaridos de dolor. 71
  • 72. Su-per-do-ta-do No lograba entender del todo la palabra y eso la distraía de los miles de quehaceres diarios. Hasta que finalmente se dio por vencida y ya no trató de entenderla: Le preparó con serenidad varias mudas de ropa en una bolsa negra y lo mandó a vivir con la abuela. Los días de la primavera, apaciguaron cándidamete el frío del invierno y lentamente se fueron diluyendo las horas del reloj como en arenas movedizas y pasaron casi 100 días y con sus 100 noches. Sólo Saylor Moon pensaba en él, en su enamorado enmascarado con gruesos anteojos negros para ocultar su creciente miopía. La cuenta bancaria de su padre, el enfermo, el “idiota” había empezado a crecer estrepitosamente y ya no supo cómo detener su crimen porque ya era demasiado tarde. Franco se había convertido en lo que los demás habían decidido que sería, de manera cruel y arbitraria: un exiliado, un idiota, un criminal, todo a la vez. @caballodetroya fue el encargado de avisárselo: los Medios ya lo sabían, querían condenarlo de una sola vez y para siempre. Se ofreció a acompañarlo a un estudio de televisión para que contaran su historia, la verdadera historia de @camushacker. 72
  • 73. Miedos Las luces de los proyectores iluminaban hirientemente el patético cuadro en el cual Franco se hallaba, junto a su madre. Tenía los anteojos negros de siempre, ocultando su ceguera, casi rozando el límite de la discapacidad total. La mujer llevaba un batón azul y flores en el pelo, como si asistiera a un infame casamiento con su propia obsecuencia, sellada en “vivo y en directo”. Ambos parecían realmente infiltrados en la escena, como si dos canales de televisión se hubiesen cruzado con un tercero, el cual era absolutamente 73
  • 74. indiferente a los otros dos y sólo buscaba confirmar un veredicto ya sentenciado de antemano, con parlanchinería barata y anuncios publicitarios. Alrededor de ambos y en círculo, como a la manera de los viejos sacrificios tribales, una corte compuesta por un periodista, una modelo retirada y un experto forense alardeaban para quedarse con su presa. Detrás de las cámaras, un hombre enjuto y con rostro taciturno -a la manera de un quijote moderno deshaciendo entuertos- releía fragmentos subrayados del Código Penal y esgrimía su lanza imaginaria en el bosque de las fieras. Se trataba de Caballo de Troya, quien velaba por su pupilo en la prueba más cruenta que todo hacker debe enfrentar en algún momento, la de las luces de neón. -Bueno, estamos aquí nuevamente, con el caso de este chico, Camus hacker, del cual se habla mucho últimamente. Él es acusado de robar estas fotos de famosas desnudas y hay una denuncia en su contra de (el presentador se pone los lentes y mira el papel con el libreto guionado de su talk show): María Eva Conchita. María Eva lo acusa de “perjudicar su carrera”, con lo que ella refiere, sobre todo, el caso de la cancelación de su publicidad de pañales. Ahora, Camus Hacker (mira al joven como si fuese un insecto aplastado que se le adhirió a un zapato), María Eva dice que le robaste estas fotos desnudas. ¿Es cierto? -… 74
  • 75. -Señora, ¿usted qué dice? (el presentador mira ahora a la madre con el mismo gesto impávido) -Sí, mire, Zoncinetti (la mujer mira con rostro adulador a la vez a la cámara y al presentador). Yo estoy mal por mi hijo. Es mi hijo, ¿vio? Pero yo quisiera agarrarlo por el forro del culo y decirle, ¿por qué me hiciste esto? Él no es culpable, él no sabe nada (explica con ademanes y fuerza la voz para quebrarla). Él no es capaz de hacer nada, es un pelotudo que no trabaja ni nada, salió al padre. Yo luche tanto por mi hijo (se lleva una mano al pecho, en señal de desgarro). Pero es así, ¿vio? Uno los cría y ellos se van… -A ver que nos dice el forense… - Sí. En este caso es importante detectar la psicopatía del acusado. Claramente la señora está presentando un cuadro muy difícil, ellos tienen una vida precaria según escuché. Por lo tanto el hacker puede haber proyectado el foco de su personalidad hacia exterior, en algún personaje de la televisión y ahora nos está queriendo advertir de su presencia, en una conducta casi megalómana. -Disculpe, Dr. Sí me permitís, Zoncinetti (toma la palabra la ex modelo). Yo creo que, claramente, como mamá su hijo le está pidiendo límites (mira de reojo a la anciana y detiene su mirada en los zapatos gastados de la mujer y en su “look inapropiado” para las cámaras ). -Sí, sí, tenés razón Clarita (el presentador interrumpe a la invitada, antes de que pueda responder). Pero acá dice, señora, su abuela que vive con el chico, que usted lo abandonó porque no quería hacerse cargo… 75
  • 76. -(a la mujer le cuesta recuperar el tono de voz) Sí…yo… Franco había preparado un discurso y sostenía algunos papeles apretujados entre sus manos temblorosas. Por los conocimientos de @caballodetroya, sabía que es prácticamente imposible que un hacker puede ser descubierto sólo por las pruebas informáticas, que son tan escuetas y poco claras. Sólo tenía que negar su culpabilidad o callar y asentir: prefirió tomar un tercer rumbo y “rescatar” a su madre, otra exiliada en el estudio, de su cercana “ejecución mediática”, levantando la mano para “hablar”. - A ver qué nos dice Camus Hacker (refiere el presentador) -…. -Camus Hacker, querías hablarnos ¿me escuchás? (se hace un silencio en el estudio y la lente de la cámara se aproxima lentamente a Franco, quien permanece dubitativo entre el silencio y la ansiada réplica) -¿Señora, él puede…? -Devuelvan sus armaduras, que no les pertenecen. (Franco, busca un gesto de aprobación de su mentor y empieza así a contar “su verdad”, ya ensayada) -Acá, estamos hablando con los especialistas acerca de tu caso, ¿qué nos podés decir? 76
  • 77. - Pensaba que mi destino sólo era odiar, pero alguien que conocí en la isla de la reina muerte, me enseñó a amar y a creer en la gente por primera vez, me enseñaron a creer en la amistad. -(casi anodado, el forense toma apuntes y luego sentencia). –Tu médico dice que tenés gran inteligencia, pero tu mamá no lo cree, ¿cómo te definís vos? -(Franco, sigue con la mirada en el piso, como si leyera un argumento invisible a los demás) Me gustaría vivir esa vida fácil que dicen qué hacen los demás. Ese no es mi destino, todos los humanos deberían vivir de acuerdo a la estrella conque nacieron, lo único que puedo decir es que siempre daré lo mejor de mí, cualquiera que sea mi estrella - (esta vez habla la modelo) Camus, creo que tenés que explicarnos mejor, para que entendamos que pasó, se dicen muchas cosas (se toma la cabeza con ambos en señal de confusión) -Como saben, el tesoro del cielo es una técnica tanto ofensiva como defensiva. Ya morimos una vez (mira de reojo a su madre). No nos perderemos por ser humillados o considerados cobardes, lo soportaremos. La muerte no es el final de todo, no es más que otra transformación. -(replica la modelo) Se ha dicho que sos homosexual, que usas la PC para esconder tus perversiones, tu mamá también está preocupada. 77
  • 78. - Por su belleza sus adversarios le subestiman, su candor parece tranquilizador, qué fatal error. Jamás hubiera imaginado que alguien con el rostro tan dulce como el de una mujer poseyera tanta voluntad y coraje. -Qué me puede decir (habla el entrevistador) de las fotos robadas (las que se proyectan en la pantalla con UN mínimo de censura), estas actrices están muy enojadas, te quieren hacer un juicio -Las estrellas brillan, pero eventualmente se apagan. Comparado con eso, la vida del hombre es tan efímera como un abrir y cerrar de ojos, en ese instante un hombre nace. -Bueno, Bueno (recobra el entrevistador el viejo tono de cliché de su programa). Hacemos un corte y a la vuelta Carmen nos va a contar, “¿qué hacer con los hijos en el verano?” Un hilo de sangre empezó a correr de la nariz de Franco. No se asustó, se sentía por el contrario más vivo que nunca, como si sus venas fuesen torrentes de lava dispuestas a estallar su propio bloqueo emocional, resistiéndose a ser meramente un personaje para convertirse en carne de sacrificio, venas gloriosamente ardiendo en la noche de los débiles. Entre sus líneas (inconclusas), otros personajes de comics japoneses esperaban por renacer en sus palabras, al igual que su adorado Camus de Los Caballeros del Zodíaco. Esa era su verdad. Una verdad que no era prestada sino hallada en la inspiración proveniente de una elevada sabiduría poética. Palabras que hablaban 78
  • 79. por sí mismas, liberándolo del peso ya insostenible de su largo silencio. Letra que fluía como sangre de su angustiada alma. Migrantes 79
  • 80. Nadie podía comprender esas palabras, debería haber sido un error, sólo bastaba con nombrarse un "idiota" para no recibir sanción alguna, reafirmar la lógica pueril con gestos insulsos, acallar y asentir. Pero en cambio de eso, Franco habló, mucho tiempo, demasiado tiempo, como si alguien hubiese abierto la jaula de las palabras que llevaba dentro. También lo hizo así en aquella corte monárquica gobernada por antiguos e infames dioses cazadores ante la mirada atónita de una justicia ciega y cegada. Mientras lo hacía, un gorrión entró al jurado y sobrevoló la sala, un gorrión de libertad. Ya era un adulto, dolorido, demasiado herido en la herida infinita de sus días tristes. Cuando regresó a la casa de su abuela, descubrió que ya no necesitaba de la compañía de nadie más que de sí mismo. Aún así, el destino tenía previsto una nueva instancia azarosa: -Soy Saylor Moon... La muchacha de los ojos verdes de gata enamorada lo miró fijamente a los ojos. Franco la invitó a entrar al recinto sagrado de su memoria donde habitaba en silencio y en la más absoluta soledad. 80
  • 81. Finalmente descubrió que era el "hacedor de lo indecible" y que podía hablar sin nombrar, sólo con la mirada cabizbaja, en algún punto azaroso de la pared blanca. Los dos, ella y él, decidieron migrar como lo hacen los pájaros cuando ya no encuentran provisiones. Migraron a distintos lugares geográficos, visitaron Irlanda y comieron pastel de manzana. Aunque en rigor a la verdad siempre estuvieron en Constitución, esperando que pasara el tren para soñar con un nuevo destino: París, Venecia, Lisboa. Decidieron amarse en silencio con sus miradas, con su sentimiento, pero también murmurándose a los oídos palabras bonitas, pero casi imperceptibles, como el rumor del arroyo detrás de aquella casa que jamás volvió a visitar, la de sus padres, a quienes nunca olvidó sin embargo. Asimiló ser eso, un "payaso" del circo, dispuesto a impostar la voz y a encontrar miles de muchachos como él, dispuestos a robarle la identidad sólo para sentirse famosos, para buscar un poco de amor en un entorno virtual. María volvió a vender empandas, esta vez con más suerte. Santiago y ella tuvieron tres hijos. Esta historia es tan cierta como la real y la realidad es tan absurda como esta ficción. 81
  • 82. El calor abrasador del verano también llegó, como en Argelia y nadie recordó a Camus. O comprendió porqué su padre se quemaba cada día, tal vez porque sentía que era ese sol abrasador la única forma de describir el inmenso oasis en que estaba presa su alma atormentada. Natalia dejó de ser Saylor Moon y aceptó "ser ella misma", sin máscaras . Los dos se miraban y sonreían: habían descubierto un secreto mucho más magnífico que el hackeo y nadie lo sabía: serían migrantes para siempre, como las golondrinas que buscan las flores en las primaveras. 82
  • 83. EPÍLOGO (El discurso de Camus Hacker) El acusado se declara... 83
  • 84. CULPABLE. Y miró el suelo, y sus ojos un tanto estrábicos y con las manos temblorosas sacó un papel casi abollado ante la mirada atónita de los demás presentes, de Santiago quien le hacía señales de filo sobre la garganta ("se va al muere el pibe este", habrá pensado) y las maestras y sus padres y hasta Saylor Moon, mirándolo desde su televisor viejo, con lágrimas en los ojos. -Yo acuso, los acuso a ustedes. Los acuso por haberme abandonado. Los acuso por su incomprensión. Los acuso por su necedad. Los acuso por sus esvásticas, por sus gruesos palos de amasar, por sus antorchas de fuego azotando miserables. Los acuso por ser hombreslobo cazando mariposas. Los acuso porque han hecho de un chico un delincuente, pensando que nadie lo quería, los acuso. El último hackeo de Franco penetraba, ahora, otro sistema: el de las almas ensombrecidas. Una a una fueron cayendo, entonces, las máscaras de carnaval veneciano de los presentes y sus rostros de cera se desdibujaron ante el sol implacable de su desierto interior. Al final, el rumor del desconcierto inicial se hizo uno solo, un alarido atroz de lobos despellejados… 84