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colección
Salud Sexual
y Reproductiva
Es innegable la estrecha relación entre el género y las desigualdades en el
campo de la salud. Las mujeres y sobre todo las más pobres y de países en
vías de desarrollo enferman y mueren por razones que en muchos casos
están asociadas de manera directa o indirecta a los roles que desempeñan y a
las relaciones de género desiguales que limitan su autonomía. Esta reflexión
pone en evidencia, entre otras, el por qué pensar en el mejoramiento de las
condiciones de salud de las mujeres, implica generar cambios culturales en
pos de la igualdad de género.
el libro
Género,
equidad y salud
de las mujeres
La Colección de Salud Sexual y Reproductiva, busca ser un referente para
quienes tienen un compromiso con el mejoramiento de esta esfera de la salud
humana, que está estrechamente ligada al desarrollo social. La constituyen
una serie de cuadernillos destinados a la formación en este campo, preparados
por docentes de la Maestría de Salud Sexual y Reproductiva de la Universidad
El Bosque, cuya producción es reflejo de su reconocida trayectoria.
la colección
colección
Salud Sexual
y Reproductiva
FACULTAD DE ENFERMERÍA
Género,
equidad y salud
de las mujeresMaría Mercedes Lafaurie Villamil
colección
Salud Sexual
y Reproductiva
Bogotá D.C., marzo de 2012
Género,
equidad y salud
de las mujeresMaría Mercedes Lafaurie Villamil
FACULTAD DE ENFERMERÍA
La Facultad de Enfermería no se responsabiliza por las ideas
emitidas por los autores.
© Todos los derechos reservados.
Este ejemplar no puede ser reproducido ni total ni parcialmente,
ni entregado o transmitido por un sistema de recuperación
de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sin el
permiso previo del autor.
FACULTAD DE ENFERMERÍA
© Universidad El Bosque
Facultad de Enfermería
Primera edición, marzo de 2012
Colección “Salud Sexual y Reproductiva”
Impreso y hecho en Colombia
ISBN: 978-958-739-022-3
Rector
Dr. Carlos Felipe Escobar Roa
Vicerrector Académico
Dr. Miguel Ruíz Rubiano
Decana de la Facultad de Enfermería
Rita Cecilia Plata de Silva
Concepto, diseño y diagramación
Centro de Diseño y Comunicación
Facultad de Diseño, Imagen y Comunicación
Universidad El Bosque
Diana María Jara Rivera D.G.
Impresión
Javegráf
Introducción	 6
Género, sexo y sexualidad:
categorías permeadas por
la cultura	 8
La salud, el género y los derechos
humanos	 12
Género y desigualdades en salud	 16
Género y riesgos de salud	 20
Los derechos sexuales
y reproductivos	 26
Violencia basada en género y
salud sexual y reproductiva	 30
Género y violencia: algunos
instrumentos normativos
internacionales y nacionales 	 34
Instrumentos de carácter
Internacional	 34
Instrumentos de carácter
nacional 	 36
Conclusiones	 40
Referencias	 42
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN
El género, como categoría de análisis, repre-
senta hoy en día una dimensión de vital
importancia a la hora de abordar realidades
de salud y de explicarlas. La intersección
entre género y salud constituye un ámbito
de exploración, análisis e investigación que
adquiere cada vez mayor vigencia.
La inclusión de una perspectiva de género
en la salud es un imperativo ético y polí-
tico suscrito por los países de las Naciones
Unidas básicamente a partir de las confe-
rencias mundiales de El Cairo (1994) y Beijin
(1995). No obstante este mandato, asumido
por buena parte de los países del mundo,
la marginalidad, exclusión y maltrato a las
mujeres en diferentes países y contextos no
cesa y es por ello que se requiere visibilizar
estas realidades y sensibilizar a los Estados
y las sociedades para que estos instru-
mentos sean asumidos en la pràctica de las
instituciones y de las diferentes instancias
donde surgen las decisiones.
Es innegable la estrecha relación entre el
género y las desigualdades en el campo de
la salud. Los derechos humanos, y entre
ellos el derecho a la salud, se ven impac-
tados por las inequidades sociales y por
las violencias de género. Las mujeres y
sobre todo las más pobres y de países en
vias de desarrollo enferman y mueren
por razones que en muchos casos estan
ColecciónSaludSexualyReproductiva
7 
asociadas de manera directa o indirecta a los
roles que desempeñan y a las relaciones de
género desiguales que limitan su autonomía.
Esta reflexión pone en evidencia, entre otras,
el por qué pensar en el mejoramiento de las
condiciones de salud de las mujeres implica
generar cambios culturales en pos de la
igualdad de género. Los derechos sexuales y
reproductivos se ven impactados en entornos
donde reinan las desigualdades, causando
miles de muertes evitables y atentando contra
la dignidad y el bienestar de las mujeres. La
accesibilidad a la salud, la efectividad y opor-
tunidad de los servicios en salud sexual y
reproductiva se dan básicamente en contextos
institucionales que han incoporado una visión
de género y de derechos en sus acciones.
GÉNERO, SEXO
Y SEXUALIDAD:
CATEGORÍAS
PERMEADAS POR
LA CULTURA
La categoría género, se incorpora en las
ciencias sociales hacia los años 70 como
forma de reconocer que existen construc-
ciones culturales que hacen que hombres
y mujeres actúen y piensen de determi-
nadas formas, que son a su vez aquellas
esperadas por la sociedad. En oposición
al determinismo biológico, surge esta
mirada que ha incidido enormemente
en el devenir del humanismo contempo-
ráneo. Gracias a su inclusión en el mundo
de las teorías sociales, han cambiado
situaciones a favor de las mujeres y se han
abierto puertas a nuevos desarrollos.
De acuerdo con Scott, el concepto de
“género" parece haber aparecido en
un primer momento entre las femi-
nistas americanas que deseaban insistir
en la cualidad fundamental social de
las distinciones basadas en el sexo(1).
Puyana afirma que “a partir de los movi-
mientos feministas y de la consolidación
en la academia de un pensamiento crítico
ante la opresión de la mujer, las investiga-
doras sociales desarrollaron la categoría
de género y la entendieron como una
teoría que permite reconocer las creen-
cias, los símbolos y comportamientos y,
en general, los significantes culturales
a través de los cuales se diferencia a los
hombres de las mujeres” (p. 8) (2).
ColecciónSaludSexualyReproductiva
9 
El sexo, por su parte, hace referencia a las dife-
rencias biológicas entre mujeres y hombres.
Es decir a aquellas diferencias hormonales,
genitales y fenotípicas entre unas y otros. El
proceso de construcción sociocultural que
surge a partir de las diferencias biológicas
suele denominarse sistema sexo/género el
cual constituye un rasgo estructurante en
todas las culturas (3). El sexo, si bien hace
referencia a las diferencias fisiológicas de
hombres y mujeres, es, al igual que el género,
una construcción cultural, y por lo tanto,
socialmente elaborada otorgándosele en cada
cultura distintos rasgos y características(4).
Uno de los derroteros más significativos en
el campo de los estudios sobre género se
orienta hacia el análisis de las relaciones de
género o sea hacia la forma como se estruc-
tura el encuentro entre mujeres y hombres y
entre personas del mismo género, tanto en el
ámbito público como privado. Esteban y sus
colaboradoras, señalan que desde el punto
de vista de la antropología, el estudio etno-
gráfico de los itinerarios corporales amorosos
puede ayudar al progreso en el análisis de
la producción, reproducción y cambio de las
relaciones de género; puede aportar perspec-
tivas teórico-metodológicas que den un paso
adelante en la comprensión sobre el funcio-
namiento de los sistemas de género, así como
en la sistematización de nuevas formas de
explicar la existencia humana, de abordar las
tensiones y relaciones entre la naturaleza y la
cultura, entre las teorías y las prácticas y entre
los discursos y las actividades humanas(5).
Partiendo de los estudios de género, desde los
años 80 surgen los estudios sobre las mascu-
linidades en que la categoría “hombre” es
considerada como una construcción social
compleja y se cuestiona el deber ser mascu-
lino establecido como canon social y cultural
así como el desequilibrio en las relaciones
de género. Autores como Kaufman, Kimmel,
Kipnis, Cardelle, Marqués y Guasch, entre
muchos otros, han venido construyendo
un escenario de reflexión en torno a las
masculinidades, partiendo de una crítica
al patriarcado, la que cuestiona entre otras
cosas la heterosexualidad como paradigma
inamovible. Esta mirada, se sustenta, entre
otras, desde la aceptación de la diversidad en
las formas que adquiere de manera contem-
poránea la identidad masculina (6).
Según lo señala Michel Kaufman, uno de los
más reconocidos autores de los estudios sobre
masculinidades, “la toma de conciencia de las
expresiones contradictorias del poder entre
los hombres nos permite entender mejor las
interacciones entre clase, orientación sexual,
etnicidad, edad y otros factores en la vida de
los hombres” Añade el autor que “la adqui-
sición de la masculinidad hegemónica (y
la mayor parte de las subordinadas) es un
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
10 
proceso a través del cual los hombres llegan a
suprimir toda una gama de emociones, nece-
sidades y posibilidades, tales como el placer
de cuidar de otros, la receptividad, la empatía
y la compasión, experimentadas como incon-
sistentes con el poder masculino” (7).
Kaufman considera que el poder y los privile-
gios sociales de los hombres en las sociedades
de dominio masculino, la permisividad social
ante la violencia hacia las mujeres, y las
experiencias contradictorias de los hombres
en situaciones infantiles y de poder, como
testigos o receptores de la violencia asi como
las exigencias emocionales imposibles que
el patriarcado aplica a los jóvenes y a los
hombres para que encajen en los apretados
pantalones de la masculinidad, explican los
motivos de la violencia masculina (8) .
La sexualidad, como construcción compleja
y cambiante, define un conjunto de manifes-
taciones de las personas humanas, enlaza
dimensiones individuales y relacionales y está
profundamente marcada por aspectos como
la cultura, las identidades y las relaciones de
género las que a su vez se ven atravesadas por
nociones como el amor, el deseo y el placer las
cuales cambian de acuerdo con el momento
histórico. Pero, más aún, la sexualidad posee
una innegable dimensión ético-política. Según
Michel Foucault el cuerpo es un espacio de
tensión y conflicto y la sexualidad actúa como
un dispositivo al servicio del poder (9).
Afirma Esther Diaz que con la modernidad
surgió la sexualidad como construcción
histórico-cultural (10). Sigmund Freud, con
el psicoanálisis, gestado en los albores del
siglo XX, le da una especial importancia a
la sexualidad, hasta entonces poco tratada
y fuertemente reprimida por la sociedad,
asumiendo que la persona humana en su
dimensión instintiva (ello) está guiada por la
pulsión sexual o libido la cual es responsable
de buena parte de su vida social y emocional.
Freud, a pesar de las críticas que han suscitado
algunos de sus planteamientos, emanados en
plena era victoriana, sentó las bases para la
construcción de una teoría del deseo que, con
autores como Jacques Lacan, ha tenido fuerte
incidencia en las ciencias humanas.
La concepción de la sexualidad como algo
instintivo ha sido seriamente debatida desde
los estudios de género. Las coordenadas
de sexo, clase, etnia, edad, entre otras, se
ven fuertemente implicadas en la sexua-
lidad de las personas y constituyen una
trama compleja que obliga a reconocer
los contextos, los significados culturales y
las construcciones de género en cualquier
estudio que se pretenda encaminar hacia
este ámbito de la existencia humana.
Aspectos como el placer, el amor, el deseo y
la reproducción se constituyen en dimen-
siones ligadas a la sexualidad que están
orientadas por la cultura. Como una esfera de
la personas estrechamente ligada a las rela-
ciones de género la sexualidad se ve mediada
por las relaciones de poder. Expresa Michel
Foucault que “el régimen de poder-saber-
placer sostiene en nosotros al discurso sobre
la sexualidad humana” (pp. 22) (9).
Si bien todas las sociedades controlan y
regulan la sexualidad, en todas las culturas
la sexualidad más controlada suele ser la de
las mujeres. La familia, el estado, la religión,
la ciencia y la ley, entre otras instituciones,
son las responsables de establecer normas y
de orientar el comportamiento sexual de las
personas, primando en ellas aún hoy la visión
patriarcal y heterosexista.
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
12 
La salud constituye un escenario donde
convergen, entre otras, coordenadas
sociales y culturales, dentro de las
cuales el género ocupa un lugar central.
Los desequilibrios en las oportunidades
sociales, en el ejercicio de derechos y en
el acceso a servicios de salud van de la
mano. Las desigualdades entre hombres
y mujeres contribuyen de manera deci-
siva a generar diferencias que se pueden
apreciar en relación con las condiciones de
salud en las poblaciones y grupos sociales.
La salud es un derecho humano contem-
plado en la Carta de la Naciones Unidas.
La Declaración Universal de los Derechos
Humanos, junto con el "Pacto Interna-
cional sobre Derechos Civiles y Políticos",
el "Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales" y sus
respectivos protocolos opcionales, hacen
parte de la "Carta Internacional de los
Derechos Humanos". El "Pacto Interna-
cional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales" entró en vigor el 3 de enero de
1976 y el “Derecho a la seguridad social, a
un nivel de vida adecuado y a los niveles
más altos posibles de bienestar físico y
mental” constituye uno de los tres tipos de
derechos promovidos por este Pacto (11).
El derecho a la salud está en directa rela-
ción con la distribución del ingreso, con la
LA SALUD, EL
GÉNERO Y LOS
DERECHOS
HUMANOS
ColecciónSaludSexualyReproductiva
13 
seguridad social y con la protección social así
como con la disposición que se haga en cada
país de servicios de salud adecuados y de
programas y acciones de salud pública desti-
nados a erradicar o a minimizar problemáticas
prevenibles y a fomentar prácticas saludables
en la población. En este sentido, requiere de
la existencia de normas, instituciones, leyes
y un entorno propicio para su disfrute, lo
cual implica que estas disposiciones consti-
tuyan parte esencial en los planes y proyectos
de desarrollo de los Estados. La salud es un
importante indicador de desarrollo humano.
Accesibilidad, disponibilidad, aceptabilidad y
calidad son criterios con los cuales se puede
evaluar el respeto al derecho a la salud.
La salud se encuentra entre los derechos
humanos mayormente vulnerados en el
mundo y se ve además afectada por otras
formas de violación de los derechos humanos
asociadas en muchos casos a las desigual-
dades de género, según plantea la OMS. El
trabajo infantil, los trabajos forzados y la falta
de condiciones preventivas en el desempeño
de algunas labores atentan contra los dere-
chos humanos y afectan seriamente la salud
de las personas. Las prácticas tradicionales
nocivas -como la mutilación genital- son otra
de las realidades que se encuentran fuerte-
mente implicadas con problemáticas de salud.
El derecho relativo a los derechos humanos, el
derecho humanitario y el derecho orientado a
los refugiados a pesar de ser ramas distintas,
están estrechamente relacionadas dentro del
contexto del régimen jurídico internacional.
Las mujeres y los niños, además de las minorías
étnicas y raciales; las minorías sexuales y las
personasdemayoredadsuelensergrupospobla-
cionales especialmente vulnerables en el campo
de la salud, en especial en los países del Tercer
Mundo. La tortura, la esclavitud, la discrimina-
ción racial y de género al igual que el maltrato y
la violencia son formas de violación de los dere-
chos humanos que afectan de manera directa
la salud y que comprometen no sólo el ámbito
físico sino la esfera psicosocial de las personas.
Las guerras y los conflictos armados son
escenarios de muerte y de problemáticas de
salubridad por excelencia. De igual forma,
hechos asociados a las confrontaciones como
el desplazamiento forzado de la población
generan condiciones que causan enormes
problemas de salud, entre otras por los
efectos del medio ambiente contaminado, el
hacinamiento y la precariedad en el hàbitat,
aunados a los problemas de convivencia y de
relación que se gestan en ellos(12).
Los conflictos armados, además de causar
la muerte y graves daños a la salud física y
mental, sobre todo en la población masculina,
proveen ambientes propicios a otros tipos de
violencias como la violencia sexual contra
las mujeres. Una de las formas más genera-
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
14 
lizadas de violencia contra las mujeres y de
vulneración de sus derechos es la violación.
La trata de personas y en particular aquella
con fines de prostitución forzada y de trabajo
forzado es otro contexto donde los derechos
humanos de las mujeres y los niños(as) se ven
seriamente vulnerados y donde su salud corre
riesgos de especiales proporciones (13).
Entre los derechos humanos se contemplan
los derechos a la información, la educación y
la participación. La vulneración de estos dere-
chos provee condiciones para que se presenten
problemas de salud (12). Tal es el caso de la
desinformación de las mujeres en relación con
el VIH/SIDA, al igual que acerca de aspectos
preventivos que se relacionan con el cáncer de
mama y de cérvix y otras problemáticas rela-
tivas a su salud sexual y reproductiva.
Existe una estrecha relación entre los bajos
niveles educativos de las poblaciones y la
presentación de problemas de salud que
son prevenibles. Aspectos como la falta de
saneamiento ambiental, el uso de agua no
potable y la malnutrición se relacionan a
menudo con limitaciones educativas de los
grupos humanos. La autonomía y la partici-
pación van unidas: la escasa participación de
los pobres, las mujeres y los grupos étnicos
minoritarios en los asuntos que les competen,
limitan las posibilidades de acceso a servicios
de salud de calidad. Cada paso a favor de los
derechos humanos es un paso que repercute
bien sea de manera directa o de manera indi-
recta sobre la salud de las personas.
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
16 
Las desigualdades de género en salud
representan un campo de investigación
en expansión, tanto en las ciencias biomé-
dicas como sociales. Los movimientos
y los estudios de las mujeres han tenido
una importancia significativa en que esto
se dé. La “naturalización” constituye una
de las más destacadas críticas que han
surgido a propósito de la lectura que se
hace del cuerpo humano en relación con
el sexo y otros aspectos biológicos como la
raza, según lo señala Esteban (14).
De acuerdo con Huertas, en la perspectiva
médica tradicional se acepta y normativiza
un rol genérico estereotipado de compor-
tamientos y emociones condicionadas por
la cultura que se trata de justificar como
“natural” en la mujer. Según esta autora,
tanto la formación médica como la psicoló-
gica poseen vacíos en cuanto a la morbilidad
diferencial sexual y genérica y sus causas,
bien sea respecto a enfermedades exclusivas
de las mujeres, o de mayor frecuencia, como
en la expresión sintomática diversa entre
hombres y mujeres ó en algunas dolencias
comunes a ambos sexos(15).
Ruiz-Cantero & Verdú-Delgado afirman
que tanto los servicios sanitarios como
la investigación pueden sesgar su prác-
tica bien sea presumiendo erróneamente
que la situación de salud de las mujeres y
GÉNERO Y
DESIGUALDADES
EN SALUD
ColecciónSaludSexualyReproductiva
17 
los hombres y sus riesgos son similares o, de
otra forma, presumiendo que son diferentes
cuando realmente son similares. Según estas
autoras, tanto las acciones como la investi-
gación derivadas de ambas aproximaciones
menoscaban la salud de ambos sexos, pero
más la de las mujeres (16).
La desigualdad en salud hace referencia a “las
diferencias en salud que reúnen dos caracte-
rísticas clave: son producidas socialmente,
puesto que su origen es político, económico o
cultural, y son injustas, ya que se generan a
través de situaciones económicas, culturales o
políticas injustas que se pueden evitar”(17). La
equidad tiene que ver con la adecuada distri-
bución de bienes y servicios en la población
mientras la desigualdad en salud significa la
diferencia en los perfiles epidemiológicos de
clases y grupos sociales; es decir, es la forma en
que se distribuye el proceso salud enfermedad
en las poblaciones, según el planteamiento de
Eibenschutz y sus colaboradores(18).
La reducción de las desigualdades en la salud,
según Borrel & Artazcoz requiere pasar
del paradigma biomédico centrado en los
problemas de salud, que coloca la respon-
sabilidad principal en el ámbito sanitario, a
otro basado en los determinantes sociales de
la salud, que requiere un alto compromiso
político el cual implica a todas las áreas del
gobierno y a la participación de la ciuda-
danía en la priorización de los problemas, su
diagnóstico, diseño de programas, implemen-
tación y evaluación (19).
Las diferencias de sexo y de género establecen
diferencias en los determinantes de la salud,
la vulnerabilidad, la naturaleza, severidad y
frecuencia de los problemas de salud, la forma
en la que se perciben los síntomas, la utilización
y la accesibilidad de los servicios sanitarios, el
esfuerzo diagnóstico y terapéutico, el cumpli-
miento del tratamiento y de los mensajes
preventivos y el pronóstico de los problemas de
salud entre hombres y mujeres (20).
La distribución de la renta muestra una
directa relación con la esperanza de vida al
nacer. De igual forma, dado que el acceso a
los bienes económicos está en relación con las
condiciones de género, la salud de la mujer se
ve afectada por efecto de la feminización de la
pobreza que se generaliza en particular en las
regiones del tercer mundo. Al interior de los
países en vías de desarrollo la distribución de
la renta constituye un factor determinante de
las condiciones de salud de las y los habitantes
pero en los países desarrollados, dado que
existe un estándar básico de calidad de vida,
factores como el estilo de vida y el consumo
de alcohol y de tabaco ocupan un papel de
importancia en lo relativo a las diferencias
observadas en el campo de la salud (21).
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
18 
El lugar de vivienda también se asocia al
mayor o menor nivel de salud. Este aspecto,
que está en relación con la distribución del
ingreso, incide en la medida en que provee
mayor o menor acceso a los sistemas de salud
y en la medida en que los factores ambien-
tales son otros importantes determinantes de
las condiciones de salud de las personas.
La economía, según Amartya Sen, es un
aspecto determinante de las condiciones de
salud de los pueblos; existe una estrecha rela-
ción entre la inversión en salud y el estado de
salud de los grupos humanos. Con respecto
a la compleja intersección entre el género, la
salud y las oportunidades sociales existen
varios aspectos a considerar. Sen establece
diferentes ámbitos de desigualdad entre
hombres y mujeres, partiendo de que la miso-
ginia constituye un problema de salud pública:
Desigualdad en la mortalidad, desigualdad en
la natalidad, desigualdad de oportunidades
básicas, desigualdad de oportunidades espe-
ciales, desigualdad profesional, desigualdad
en las posesiones y desigualdad en el hogar.
Este autor se refiere a que en varias regiones
del mundo las mujeres tienen menos espe-
ranzas de vida al nacer que los hombres
debido a la subvaloración del sexo femenino.
Aquellos países donde las mujeres acceden
a oportunidades sociales, muestran mayor
equilibrio en lo referente a esta variable entre
hombres y mujeres. La preferencia del sexo al
nacer constituye una desigualdad generali-
zada en muchos países a la que hace alusión
este autor. En lo relacionado con la natalidad,
recuerda que es bien conocido el feminicidio
en países como China y otros países asiáticos.
Las desigualdades en el acceso a la educa-
ción y a la participación social de la mujer
son frecuentes aún, en especial en países
del África, Asia y Latinoamérica. Incluso
en algunos países desarrollados persisten
desigualdades en cuanto al acceso a la educa-
ción superior de las mujeres. El acceso al
empleo y a los puestos de toma de decisiones
constituye otra de las fuentes de desigualdad
a las que se refiere este autor.
Las desigualdades en la distribución de las
propiedades como la casa y la tierra hacen
parte de aquellos aspectos que limitan la
participación social de las mujeres y el ejer-
cicio de sus derechos.
Por último, Sen plantea que las relaciones
desiguales al interior de la familia llevan a que
la mujer sea con frecuencia la única respon-
sable del trabajo en el hogar -lo que constituye
a menudo una sobrecarga para ella- siendo
esta labor reconocida como parte del rol que le
ha sido asignado. Esto no sólo limita sus posi-
bilidades de acceso al mundo social sino que
afecta otras esferas de la salud de la mujer y
la percepción que sobre la misma se tiene (22).
Con frecuencia, los estudios sobre desigual-
dades en salud según género, se han
realizado de forma paralela a los estudios
de desigualdades según clase social, no
existiendo una visión integradora de ambas
líneas de trabajo. No es posible comprender
las desigualdades en salud según género sin
tener en cuenta las desigualdades según
clase social, ya que las personas son a la vez
de un género y de una clase social (23)
Losdesequilibriosenlasoportunidadessociales
y económicas, en el ejercicio de derechos y en el
acceso a servicios de salud van de la mano y en
esa medida las desigualdades entre hombres
y mujeres contribuyen de manera decisiva a
generar diferencias que se pueden apreciar en
relación con las condiciones de salud en las
poblaciones y grupos sociales.
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
20 
La enfermedad es un fenómeno dinámico
y evolutivo. Está ligada a múltiples factores
dentro de los cuales los culturales y sociales
ocupan un lugar importante, siendo una
construcción colectiva que implica no sólo
criterios racionales sino aspectos que tocan
con el sentido de vida y la espiritualidad.
Observando el panorama general del
mundo, en lo relativo a esperanza de
vida al nacer, las mujeres suelen mostrar
mayor longevidad que los hombres, supe-
rándolos en buena parte de las culturas.
Igualmente, en lo relativo a la mortalidad
infantil se constata en la mayoría de casos
que mueren más niños que niñas en los
primeros años de la vida. Los niños suelen
tener menor resistencia a las enferme-
dades infecciosas, entre otras razones que
explican la mayor mortalidad masculina
en la infancia. Sin embargo, por vivir en
especiales condiciones de subordinación,
aspectos como la sobrecarga de trabajo y
la desnutrición ponen a las niñas y a las
mujeres en desventaja ya que además
de sus múltiples y pesadas labores, en
muchas de las culturas la buena alimenta-
ción suele ser prioritaria para los varones.
Las triples jornadas que deben asumir las
mujeres minimizan sus posibilidades de
contar con buena salud. De igual forma, el
género constituye un factor asociado a las
GÉNERO Y
RIESGOS DE
SALUD
ColecciónSaludSexualyReproductiva
21 
barreras de acceso en salud. La falta de auto-
nomía de las mujeres, que incluye sus precarias
condiciones económicas, tiene un gran peso en
las realidades de salud y en las problemáticas
de salud que ellas suelen enfrentar (24).
Ciertas enfermedades están definitivamente
ligadas al sexo; un ejemplo de ello está dado
por los cánceres de tipo ginecológico en las
mujeres. Este aspecto llega a puntos muy
álgidos en países del Tercer Mundo. El cáncer
de cuello uterino y el cáncer de mama, por
ejemplo, ocupan lugares de primer orden
entre las causales de mortalidad femenina de
los países de América Latina.
Apesardequehombresymujerescompartenla
mayoría de las problemáticas de salud, el sexo
constituye un aspecto determinante dentro de
las causas de enfermedad y de mortalidad. Las
mujeres consumen más fármacos, padecen
más estrés y obesidad y sufren enfermedades
crónicas en mayor proporción.
La prevalencia de enfermedad coronaria (EC)
es superior en varones respecto a mujeres
en todos los grupos de edad. Este hecho ha
supuesto la consideración de que la EC es
una patología masculina. Sin embargo, la
mayor esperanza de vida de las mujeres
y, por lo tanto, su mayor presencia en los
grupos de edad más longevos, determina
que, en el número absoluto de pacientes con
EC, la presencia de mujeres sea mayor. De
igual forma, las problemáticas relativas a la
gestación, a la lactancia y a la salud sexual
y reproductiva en general, fomentan la
mortalidad de la mujer en países donde la su
situación les impide tomar decisiones sobre
su cuerpo y los aspectos inherentes a sus
condiciones de género las llevan a posponer
su atención en salud (25).
Cada minuto, una mujer muere en el mundo,
100 mujeres sufren de complicaciones relacio-
nadas con el embarazo, 200 adquieren alguna
enfermedad de transmisión sexual y 300
conciben sin desear o planear su embarazo,
afirma la OMS (26). La mortalidad materna
constituye una desigualdad de inmensas
proporciones que afecta a las mujeres sobre
todo en las regiones del mundo donde su vida
es poco valorada y donde sus condiciones de
salud durante la gestación no hacen parte de
las prioridades de los sistemas sanitarios. La
multiparidad de las mujeres que es frecuente
aún en muchos grupos culturales es un riesgo
de salud que se incrementa con la pobreza.
El aborto clandestino cobra alrededor de 3.500
vidas de mujeres en América Latina al año(27).
Esta realidad surge asociada a las restricciones
legales del aborto en la mayoría de países de
la Región Latinoamericana. La calidad de los
servicios post aborto se ve impactada de igual
forma por esta tendencia restrictiva (28).
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
22 
La falta de acceso a servicios de calidad, el
embarazo a edad temprana y la brecha entre
las tasas de embarazo deseado y las tasas
de fecundidad se asocian de igual forma a
los riesgos maternos. Afirma UNFPA que la
proporción de mujeres sin acceso a métodos
anticonceptivos modernos sigue siendo alta en
América Latina donde las tasas de fecundidad
alta persisten y sobre todo las de fecundidadad
no deseada. La resistencia al descenso de la
fecundidad adolescente es otro aspecto que se
destaca entre las realidades en salud sexual y
reproductiva que atentan contra el bienestar y
la supervivencia de las mujeres (29).
La infección por VIH/SIDA se feminiza en el
mundo y detrás de esta realidad se hallan
aspectos relativos a la sumisión de la mujer
frente al poder masculino (30) .
A lo anterior se añade el hecho de que las
mujeres suelen ser las responsables del cuidado
de los hijos en el hogar, del de sus progenitores
y de las personas con discapacidad y esta labor
las lleva a desconocer sus propias condiciones
de salud. Ante la enfermedad de un hijo suelen
ser ellas quienes asumen la responsabilidad del
cuidado y es frecuente ver que son las mujeres
quienes abandonan su trabajo y su vida personal
para dedicar su tiempo a solucionar problemas
de salud de los miembros de su familia. El estrés
y la ansiedad que en buena parte se originan
en la imposibilidad de liberarse de cargas exce-
sivas como las de las dobles y triples jornadas
y en las pocas posibilidades de contar con una
vida personal, se traducen en cefaleas y en
otras problemáticas corporales como los dolores
lumbo¬sacros que suelen ser más frecuentes
en las mujeres (25). Actualmente la principal
fuente de atención a las personas mayores en
América Latina en los hogares estan principal-
memte a cargo las mujeres (29).
Los tumores suponen globalmente la segunda
causa de muerte en mujeres. Entre ellos
destaca el cáncer de mama que es, como
enfermedad individual la primera causa de
muerte en edades jóvenes. Todas las enfer-
medades endocrinas presentan una alta
prevalencia entre el sexo femenino, pero
la glándula tiroidea es la que presenta alte-
raciones con más frecuencia, sobretodo las
relacionadas con patología autoinmune; la
depresión ha mostrado ser otro problema de
salud en que se diagnostican las mujeres en
mucha mayor medida que a los hombres (25).
En Colombia, las mujeres tienen una espe-
ranza de vida al nacer de 76,5 años mientras
los hombres solo alcanzan los 68,71 años.
Nacen 1.03 hombres por cada mujer y a los 65
años la proporción pasa a ser de 0.76 hombres
por cada mujer. Las enfermedades del corazón
serían la principal causa de defunción para
las mujeres y los hombres si entre ellos no
fuera tan grande el peso de las muertes por
violencia. En ellas los tumores malignos cons-
tituyen la segunda causa en todas las edades.
De cada cien mujeres fallecidas por cáncer, 32
padecieron de tumores de los órganos geni-
tourinarios y de los huesos, tejido conjuntivo y
de la mama. Del total de muertes por cáncer,
corresponde a mujeres el 80,6% de los casos
por tumores de los órganos genitourinarios, y
el 61,2% de las muertes debidas a tumores de
los huesos, tejido conjuntivo y de la mama (31).
Las causas de muerte diferenciadas por sexo
se manifiestan con más claridad al observar
la mortalidad en las edades adultas. Las
muertes por causas obstétricas en las colom-
bianas jóvenes son la tercera causal y en las
adultas son la quinta, después de los tumores
malignos, las enfermedades del corazón,
los accidentes y las enfermedades cerebro-
vasculares (32). La Cardiopatía isquémica
(70,8) la Enfermedad cerebrovascular (47,6),
la Diabetes mellitus (23,8), las Enfermedades
hipertensivas (20,6), y las EPOC (19. 6) consti-
tuyeron las 5 primeras causas de muerte de
mujeres colombianas en el año 2000 (33).
De acuerdo con los registros del Instituto
Nacional de Cancerología (INC) del 2005,
en Colombia, durante 2004, el cáncer fue la
cuarta causa de muerte para hombres y la
tercera para mujeres (34). El cáncer de cuello
uterino y el cáncer de mama constituyen las
ColecciónSaludSexualyReproductiva
23 
principalescausasdecáncerenlamujercolom-
biana. El cáncer de mama ocupa el primer
lugar, según lo reportado por Profamilia en
la Encuesta Nacional de Demografía y Salud
del 2010 (35). Según el análisis presentado
en 2008 por Martínez Bejarano y Martínez-
Salgado, se encuentran desigualdades muy
marcadas en las tasas de mortalidad por
cáncer de cuello uterino y cáncer de mama
entre las diferentes regiones colombianas,
principalmente asociadas a nivel educativo,
nivel socioeconómico (clasificado con base en
NBI de cada región) y acceso a los servicios de
salud (clasificado de acuerdo a afiliación a la
seguridad social). Las autoras reportan que se
encontró para el país, una tasa de mortalidad
por Cáncer de Cuello Uterino de 11,03*100.000
para las mujeres mayores de 14 años y que un
33,82% de las muertes por este tipo de cáncer
está ocurriendo antes de los 50 años (36).
El cáncer de mama ocupa el tercer lugar
dentro de las causas de muerte por neoplasias
en las mujeres colombianas según datos del
año 2005 aportados por el Instituto Nacional
de Cancerología (37). Es la primera causa
de mortalidad de las mujeres en Bogotá, de
acuerdo con lo reportado por la Secretaría de
Salud del Distrito Capital (38). Un número de
33 mujeres de cada 100.000 viven con cáncer
de seno en la capital del país (39).
El cáncer en las mujeres afecta en gran
medida su vida personal y familiar, además
de la fuerte incidencia a nivel de su salud
(40). Varias de sus tipologías son prevenibles
en sus estadios más precoces,especialmente
las que se relacionan con el cáncer gineco-
obstétrico, por lo que es de gran importancia
fortalecer procesos educativos y de defensoría
en este campo. De acuerdo con Olivares, los
cánceres ginecológicos aparecen en distintas
localizaciones entre las que cabe citar: mama,
endometrio, cérvix, vulva y ovario. Muchos
de estos cánceres producen pocos o ningún
síntoma hasta que el tumor es avanzado y
aparecen con mayor frecuencia en mujeres
mayores, pero pueden ser diagnosticados en
cualquier momento del ciclo vital (41).
En Colombia, se requiere trabajar desde
diversas orillas para generar conciencia de
las necesidades de las mujeres en cuanto a
información, acceso a servicios, ejercicio de
derechos y prácticas de auto cuidado en rela-
ción con el cáncer (42).
En muchas ocasiones, según lo señala Goméz,
el cáncer en las mujeres es de detección tardía
debido entre otras a que ellas no suelen reco-
nocerse como posibles víctimas de enfermedad
poniendo su salud en un segundo plano además
de que se enfrentan con limitaciones y barreras
para el acceso a los servicios de salud (43).
La salud posee una profunda relación con
la dimensión subjetiva de la persona donde
la experiencia juega un importante papel.
La persona interactúa con su enfermedad y
posee su propia manera de enfrentarla y de
vivirla (42). Cada persona interioriza y aplica su
cuidado según sus costumbres, sus creencias,
y desde el inicio del mundo estas técnicas de
alguna manera les han servido para sobrevivir
y mantenerse en el tiempo, según lo señalan
Castillo Mayedo y sus colaboradores (44).
De acuerdo con las conclusiones establecidas
por Tena, las diferencias de personalidad, las
crisis individuales, el choque en las relaciones
interpersonales y sociales debido a la condición
de salud, las redes sociales familiares, el trabajo
y la actividad física limitados, los amigos y la
etiología de la enfermedad suelen hacer parte
de los tópicos que surgen de la experiencia de
las mujeres con sus enfermedades (45).
La atención sanitaria informal (autocuidados
y autoayuda) se refiere a los cuidados paren-
tales y cuidados solidarios, entre otras. En este
tipo de cuidados han tenido, y siguen teniendo,
las mujeres un papel fundamental en el resta-
blecimiento de la salud de los miembros de la
unidad familiar. Los servicios formales (profe-
sionales) participan de forma minoritaria en
el cuidado continuado de las personas depen-
dientes que viven en la comunidad (21).
La relación de la mujer con el cuidado ha sido
abordada por el algunos autores y autoras como
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
24 
objeto de reflexión de particular importancia
y de indiscutible vigencia. Esteban se refiere,
entre otras, a que además de que las mujeres
suelen ser, con mucha mayor frecuencia,
quienes asumen el cuidado de otros(as), “el
perfil de persona a cuidar es cada vez más el
de una mujer mayor de 65 años” (46).
Mabel Burín ha considerado importante arti-
cular modelos teórico-clínicos de comprensión
de las patologías de género femenino en rela-
ción con las áreas de poder predominantes
en las cuales desarrollan sus vidas coti-
dianas gran cantidad de mujeres en la cultura
patriarcal. Plantea Burin que en el caso de las
mujeres, la centración en el poder de afectos
les ha representado un recurso y un espacio
de poder específico, dentro del ámbito domés-
tico y mediante la regulación y el control
de las emociones que circulan dentro de la
familia. Sin embargo, el ejercicio de tal poder,
también les ha significado modos específicos
de enfermar y de expresar su malestar. Junto
con el estrechamiento del escenario domés-
tico, producido a partir de la Revolución
Industrial también el contexto social de las
mujeres se redujo en tamaño y perdió perspec-
tivas: su subjetividad quedó centrada en los
roles familiares y domésticos, que pasaron a
ser paradigmáticos del género femenino. El rol
familiar de las mujeres fue centrándose cada
vez más en el cuidado de los niños y de los
hombres (sus padres, hermanos, maridos) (47).
Señalan Isabel Hernández-Tezoquipa y sus
colaboradoras que es necesario un cambio
estructural de tipo social, en el que las
mujeres sean las constructoras y cuidadoras,
para sí mismas, de sus propias vidas. El
"sentirse constantemente mal" y no "dejarse
caer en cama" constituyen los argumentos
más frecuentes que estas autoras han hallado
en un estudio amplio con mujeres entre 40
y 60 años de diversas regiones mexicanas.
La búsqueda de atención en salud en todos
los casos estudiados por estas investiga-
doras es tardía. Las mujeres consideran que
su malestar no es suficientemente atendido,
ni reciben la información necesaria para su
cuidado. Al no encontrar la respuesta que
ellas esperan de los servicios de salud, buscan
sus propios caminos como la autorregulación
de tratamientos y la automedicación (48).
Solo de manera reciente los sistemas de
salud están empezando a reconocer la impor-
tancia de incluir una perspectiva de género
en sus políticas y acciones y aún se pasa por
alto infinidad de rutas de prevención que
pueden hacer de las mujeres personas más
saludables y que pueden impedir su morta-
lidad prematura. Además de la inclusión de
una perspectiva de género en los servicios
de salud, se requiere desarrollar procesos de
educación, capacitación, reconocimiento de
derechos y empoderamiento de las mujeres
con respecto a su salud, especialmente en un
contexto como el colombiano donde mueren
las mujeres por falta de una asistencia opor-
tuna y de calidad. Es imperativo trabajar por
el ejercicio de la autonomía de las mujeres
en torno a su salud, del auto cuidado y de la
responsabilidad personal en este contexto (49).
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
26 
La lucha por los derechos sexuales y repro-
ductivos y por la autonomía de la mujer
frenteasucuerpo,constituyeunadelasmás
grandes revoluciones de mundo contempo-
ráneo. A partir de la segunda parte del siglo
XX, en particular con los movimientos de
mujeres de los Estados Unidos, se dió inicio
a un movimiento crítico que empezó a
llevar al ámbito de lo colectivo experien-
cias de la salud sexual y reproductiva de
las mujeres hasta entonces consideradas
del ámbito privado. A Margaret Sanger se
le atribuye el liderazgo en cuanto al movi-
miento por el control de la natalidad (50).
Según el recorrido realizado por Teresita
de Barbieri en torno al devenir histórico
de los Derechos Sexuales y Reproductivos,
a pesar de los acuerdos internacionales
firmados por los gobiernos congregados
en torno a las Naciones Unidas, durante
los años 70 se acumularon especialmente
en países del Tercer Mundo evidencias
sobre abusos y violaciones a los derechos
a la libre procreación de las personas
y las parejas. La puesta en acción de
políticas de población y programas de
planificación familiar en muchos países,
sobrepasó los derechos de las personas,
en particular los de las mujeres.
Aspectos relacionados con la falta de
valoración previa, de información y de
LOS DERECHOS
SEXUALES Y
REPRODUCTIVOS
ColecciónSaludSexualyReproductiva
27 
consentimiento de las mujeres con respecto
a procedimientos relativos a su salud repro-
ductiva como la prescripción de métodos
anticonceptivos y la realización de esterili-
zaciones, además de la evidencia de malos
tratos, carencias y deficiencias en los servicios
y la realización de pruebas experimentales de
anticonceptivos nuevos pasando por alto la
normatividad internacional vigente, dieron
origen a denuncias frecuentes por parte de
las mujeres organizadas. De esta forma se fue
configurando un movimiento que se dio en
llamar “derechos reproductivos”.
A principios de la década de los años 80 en
una reunión internacional realizada en
Ámsterdam se creó la Red Mundial de Mujeres
por los Derechos Reproductivos. La Red de
Salud de las Mujeres Latinoamericanas y
del Caribe (RSMLAC) fue fundada en Tenza,
Colombia, en 1984.
Este amplio movimiento internacional siguió
dos líneas, en particular, de acuerdo con
Barbieri. La dedicada a explorar los procesos
de salud-enfermedad femeninos, la creación
de servicios de salud reproductiva y sexual,
y el diseño e implementación de programas
sobre la materia desarrollados en institu-
ciones estatales y privadas. Otra línea se
orientó a dar contenido jurídico a la expresión
“derechos reproductivos”; a desarrollar sus
fundamentos filosóficos y éticos; a la divulga-
ción de los mismos; y al análisis crítico de los
planes, programas y políticas estatales en la
materia. Estos derechos fueron con posterio-
ridad asumidos como marco internacional en
la Conferencia de Población de El Cairo (51).
De acuerdo con ONUSIDA, los derechos
sexuales y reproductivos garantizan la convi-
vencia y la armonía sexual entre hombres y
mujeres, entre adultos y menores, lográndose
que la sexualidad y la reproducción se ejerzan
con libertad y respetando la dignidad de las
personas, sexualidad sana, responsable,
segura y con el menor riesgo posible. Los
derechos sexuales y reproductivos, implican
el reconocimiento de que las personas son
libres en su elección de pareja sexual y en su
decisión de tener o no tener hijos, además de
que son autónomas en cuanto al uso de la
anticoncepción y de la protección sexual. De
igual forma, las personas tienen derecho a
información adecuada y a atención oportuna
en sexualidad y reproduccción de tal forma
que se minimicen sus riesgos y se asuman
prácticas preventivas; a vivir libres de coac-
ción y violencia sexual; a vivir su sexualidad
plenamente y a participar en los asuntos que,
dentro de su salud sexual y reproductiva, les
competen. La población adolescente tiene
derecho a ser informada y a ser educada para
asumir su sexualidad con responsabilidad y
con criterio (52). Accesibilidad, oportunidad,
calidad de la atención, equidad y respeto
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
28 
a la autodeterminación e integridad de las
personas son condiciones que deben carac-
terizar los sistemas de salud para que sea
posible hablar del pleno ejercicio de los dere-
chos sexuales y reproductivos.
El reconocimiento de los Derechos Humanos,
Sexuales y Reproductivos de las mujeres en
el orden internacional y en las constituciones
nacionales, implica una responsabilidad para
los Estados en materia de políticas públicas y
avances legislativos que promuevan y garan-
ticen el ejercicio de dichos derechos en la vida
y cotidianidad de las mujeres (53).
En Colombia, la Política Nacional de Salud
Sexual y Reproductiva propende por el ejer-
cicio de estos derechos y por su inclusión
dentro de las acciones institucionales con
énfasis en maternidad segura, planificación
familiar, salud sexual y reproductiva de los
adolescentes, cáncer de cuello uterino, infec-
ciones de transmisión sexual incluyendo
VIH/SIDA y violencia doméstica y sexual. Las
metas apuntan a la reducción del embarazo
adolescente, la reducción de la tasa de morta-
lidad materna evitable (de 100 a 45/100.000
nacidos vivos), el cubrimiento de la demanda
insatisfecha en planificación familiar, la
detección temprana del cáncer de cuello
uterino, la prevención y atención de las ITS,
el VIH y el SIDA y la detección y atención de
la violencia doméstica y sexual (54).
Entre los riesgos en la salud sexual y
reproductiva mayormente asociados a
las desigualdades de género en Colombia,
además de las muertes y riesgos maternos,
se encuentran las ITS y el VIH/SIDA. En
Colombia, ONUSIDA en 2005 reporta una
progresiva feminización de la epidemia
del VIH/SIDA, que ha pasado de ser una
problemática asociada a las relaciones
homosexuales a una problemática cada vez
más propia de la población heterosexual (55).
Una de las realidades que en mayor
medida incide sobre la salud de las
mujeres en el mundo es la violencia por
motivos de género. Cada vez se hace
más clara la estrecha relación entre las
desigualdades sociales, las violencias
de género y las problemáticas de salud
sexual y reproductiva de las mujeres.
La violencia es un fenómeno de natura-
leza diversa, sustentado en hondas raíces
socioculturales e histórico-políticas, que ha
recorrido la historia de la humanidad y se ha
expresado de múltiples formas permitiendo
a las sociedades jerarquizar y en algunos
supuestos legitimar, e incluso naturalizar,
sus distintas manifestaciones (56).
Según Galtung la violencia puede tener
raices estructurales, sociopolíticas ó
culturales. La violencia de tipo cultural
está implícita en el discurso que legitima
y justifica la violencia contra las mujeres,
poniendo un velo sobre la responsabilidad
moral de los agresores y perpetuando esa
situación (57).
La violencia estructural en la cual desa-
rrollan sus vidas buena parte de las
mujeres en América Latina es expresión
de un contexto marcadamente patriarcal
y autoritario, aunado a la pobreza y a los
conflictos internos así como a la multipli-
cidad de formas que adquiere la violencia
VIOLENCIA
BASADA EN
GÉNERO Y
SALUD SEXUAL Y
REPRODUCTIVA
de género como producto de la globalización.
La intersección entre patriarcado y crisis
social crea un medio propicio para la proli-
feración de tecnologías de poder en que el
cuerpo de las mujeres se convierte en un bien
de consumo y en objeto de trafico, de exhibi-
ción, de dominación y de infinidad de formas
de violencia que van desde las más sutiles a
las más descarnadas y explícitas.
Vivimos hoy en un escenario complejo y
cambiante donde la economía de mercados
direcciona el devenir de las naciones, incre-
mentando la brecha entre quienes tienen
mucho y quienes tienen poco, a lo cual
se suma una profunda crisis del sistema
social y económico. Los países latinoame-
ricanos se ven especialmente impactados
por estas realidades a lo cual se le suman
conflictos internos y regionales que maxi-
mizan la vulnerabilidad de las poblaciones
más pobres. En mundos donde aún el
patriarcado sigue siendo la estructura que
enmarca las relaciones entre hombres y
mujeres, se entrecruza una “modernidad”
apabullante que instaura el consumismo en
ámbitos como el de la estética del cuerpo,
la sexualidad y la reproducción, con lo cual
se incrementan las dimensiones donde la
violencia contra las mujeres puede anidar.
Tal cual lo propone Mary Luz Esteban, la
centralidad del cuerpo en el orden capitalista
contemporáneo, hace de él y sus usos “uno
de los principales espacios de contradicción
social”(58).Variassonlasformasdelaviolencia
que atañen a la dimensión cultural, entre las
cuales encontramos la violencia explicita e
implícita en los medios de comunicación -en
especial la publicidad ilícita y la pornografía-
y las microviolencias que afectan la salud de
la mujer generando riesgos que conducen a la
mortalidad materna y a problemáticas rela-
cionadas con la salud sexual y reproductiva
como la infección por VIH/SIDA, el aborto y la
esterilización por la fuerza e incluso nuevas
violencias como la inseminación forzada y/o
el embarazo forzado que constituyen formas
contemporáneas de la esclavitud.
La violencia sociopolítica es otra de las formas
de violencia que afectan seriamente la salud
de las mujeres. Los conflictos armados son
contextos donde por excelencia se desarrolla
la violencia de género y en especial la violencia
sexual. En Colombia, la violación resulta
ser una práctica de dimensiones descomu-
nales cuando Profamilia en 2008 reporta que
721.246 mujeres han sido violadas en el país
(59). Según el Informe Defensorial de 2008
sobre los derechos sexuales y reproductivos
de las mujeres en situación de desplaza-
miento, el 31,7% de las mujeres encuestadas
manifestó que la violencia sexual contra ella
o contra uno de los miembros de su familia
fue la causa del desplazamiento (60).
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
32 
Se entiende por violencia basada en género
(VBG) aquella por medio de la cual “se ejercen
amenazas, coerción o privaciones arbitra-
rias de la libertad (ya sea que ocurran en
la vida pública o en la privada), que tienen
como consecuencia un daño o sufrimiento
físico, sexual o psicológico” (61). Esta forma
de violencia puede presentarse tanto en el
ámbito público como privado. Hacen parte
de esta forma de violencia entre otras, la
violencia doméstica o de pareja y la violencia
sexual. La violencia intrafamiliar en buena
medida tiene relación con la VBG, siendo no
solo las mujeres adultas sino las niñas una
población especialmente vulnerable.
La violencia doméstica constituye otra de
las realidades con las cuales se enfrentan
las mujeres del mundo de manera casi gene-
ralizada. IPAS señala que la violencia puede
contribuir, tanto de manera indirecta como
directa al embarazo no deseado y a la morbi-
mortalidad materna relacionada con el
aborto. Un número aproximadamente del 10
al 15% de las mujeres en el mundo entero han
vivido agresiones sexuales por una pareja
íntima y entre el 16 y el 52% ha sufrido abuso
físico por parte de ellos. En los países donde el
aborto está legalmente restringido, los riesgos
de salud en las mujeres se maximizan (62).
La violencia de pareja en Colombia afecta
de manera particular a las mujeres. Profa-
milia reporta que en Colombia un 37% de las
mujeres alguna vez unidas manifiestan haber
sido victimas de violencia física por parte de
sus parejas al menos una vez (63).
El Instituto Nacional de Medicina Legal
y Ciencias Forenses (ICMLCF) estableció
en 2009 que, en lo referente a la violencia
de pareja, de 61.139 casos un número de
54.192 son de violencia contra las mujeres.
Igualmente, se presentaron 21.288 casos
valorados por presunto delito sexual. El
mayor número de dictámenes sexológicos
se realizó a mujeres lo que equivale a un
84.25%. El número de dictámenes sexológicos
en menores de edad fue de 85,67%, siendo las
niñas de 10 a 14 años (6.395 casos) las más
afectadas dentro del grupo femenino mien-
tras en los niños el más afectado fue el grupo
de los de 5 a 9 años (1.310 casos). (64). Afirma
Jorge González, epidemiólogo del ICMLCF,
que”por cada niño, se atienden 6 niñas y por
cada persona adulta se atienden 3,1 menores
de edad, lo que evidencia la problemática tan
grave contra la niñez”. La vivienda continúa
siendo el escenario de mayor riesgo (66%) en
relación con el total de casos (65).
En el documento “Forensis Mujeres. Datos para
la Vida” publicado en 2010, el ICMLCF analiza
las violencias contra las mujeres durante el
quinquenio 2004-2008. Entre 2004 y 2008,
cada hora cerca de 9 mujeres sufrieron agre-
siones sexuales en el país, en su mayoría niñas
y adolescentes menores de 18 años (84% de
los casos). 534 mujeres fueron víctimas de
violencia sexual en casos asociados a contextos
de violencia sociopolítica y a prácticas tales
como secuestro y acciones bélicas; 22.389
mujeres fueron agredidas sexualmente por
algún miembro de su familia; y en el 64% del
total de casos de violencia sexual registrados,
fue la vivienda el escenario del hecho (66).
Ante unas realidades como las descritas, el
sistema de salud no puede dejar de lado la
imperiosa necesidad de incluir un enfoque
de género en todas las estrategias que
busquen abordar, enfrentar ó modificar la
violencia contra las mujeres y en especial
aquella que afecta la salud sexual y repro-
ductiva. Espinar & Mateo destacan que que
aunque se hace necesario adoptar medidas
concretas de protección a las victimas de
violencia de género, si el objetivo es poner fin
a esta violencia, las actuaciones no pueden
limitarse a este campo de trabajo. Es nece-
sario modificar las relaciones de género, la
posición de las mujeres en la sociedad y las
relaciones intrafamiliares asi como abolir los
estereotipos sociales de lo que es o debe ser
un hombre o una mujer (67)
El sistema de salud está llamado a construir los
mecanismos de intervención que con motivo
ColecciónSaludSexualyReproductiva
33 
de la violencia basada en en género atentan
contra las mujeres, por lo que se requiere
construir protocolos de intervención que
reconozcan el inmenso peso que tiene
para las mujeres su condición social y que
busquen, más allá de ofrecerles atención,
apoyarlas en el ejercicio de sus derechos
y responder ante su gran necesidad de ser
escuchadas y comprendidas.
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
34 
Instrumentos de carácter
Internacional
ConlaOrganizacióndelasNacionesUnidas
y la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, adoptada y proclamada por la
Asamblea General en su resolución 217A
(III), de 10 de diciembre de 1948, se dio un
primer paso en el contexto internacional,
para la igualdad entre hombres y mujeres
en todos los países y territorios de mundo.
El Artículo 2, el cual hace énfasis explícito
en la igualdad de las personas por encima
de su condición de sexo, establece que:
“Toda persona tiene los derechos
y libertades proclamados en esta
Declaración, sin distinción alguna
de raza, color, sexo, idioma, religión,
opinión política o de cualquier otra
índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición.
Además, no se hará distinción alguna
fundada en la condición política,
jurídica o internacional del país o terri-
torio de cuya jurisdicción dependa
una persona, tanto si se trata de un
país independiente, como de un terri-
torio bajo administración fiduciaria,
GÉNERO Y
VIOLENCIA:
ALGUNOS
INSTRUMENTOS
NORMATIVOS
INTERNACIONALES
Y NACIONALES
ColecciónSaludSexualyReproductiva
35 
no autónomo o sometido a cualquier otra
limitación de soberanía.” (68)
Con este Artículo inicia un proceso de recono-
cimiento de los derechos del género femenino
en los países de las Naciones Unidas. En dife-
rentes momentos de los siglos XX y XXI se han
ido produciendo en las Naciones Unidas trans-
formaciones jurídicas de carácter internacional
que muestran hoy significativos avances en lo
referente a la construcción de un marco legal
desde donde se han suscitado cambios que
favorecen la igualdad de hombres y mujeres.
Dentro de aquellos momentos de mayor
trascendencia a nivel mundial en torno a la
igualdad de hombres y mujeres, podemos
considera las cuatro conferencias mundiales
sobre la mujer, las cuales han logrado
aumentar la conciencia internacional sobre
las preocupaciones y las necesidades de las
mujeres. Estas conferencias han tenido lugar
en México (1976), Copenhague (1980), Nairobi
(1985) y Beijin(1995) (69)
De igual forma, atendiendo a la estrecha
asociación entre las inequidades de género
y las realidades sociales que marginan, que
excluyen y violentan a las mujeres y a la
necesidad de desarrollar programas para solu-
cionar disparidades y para que tanto mujeres
como hombres gocen de calidad de vida, han
surgido diversos instrumentos internacio-
nales, dentro de los cuales podemos destacar
los siguientes:
›› Comité para la Eliminación de la Discriminación
de la Mujer (CEDAW): aprobado por la Asam-
blea General de las Naciones Unidas en
1978. En su Artículo 17 da pie a la cons-
titución del Comité para la Eliminación
de Todas las Formas de Discriminación
Contra la Mujer instrumento que ha
tenido importantes repercusiones en la
supervisión de la puesta en práctica de
las disposiciones de la Convención (70).
›› Declaración sobre la eliminación de la violencia
contra la mujer en 1993: esta Declaración
tiene como objetivo general reforzar
la Convención sobre la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer de 1979, reivindicando
una aplicación universal a la mujer de
los derechos humanos y, como objetivo
específico, establece la eliminación de
la violencia contra la mujer. Los ámbitos
donde se requiere incidir, según esta
Declaración, aparecen divididos en tres
niveles: la familia, la comunidad (que
incluye por ejemplo el ámbito laboral y
el ámbito escolar) y finalmente el Estado,
siendo uno de los mayores aportes de este
instrumento el que destaca la presenta-
ción de la violencia de género tanto en
el ámbito público como en el privado.
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
36 
Respecto a los tipos de violencia que
se ejercen se señalan tres tipos: física,
sexual y psicológica. La Declaración,
propende por la generación de planes de
acción desde los Estados para la elimina-
ción de la violencia contra las mujeres,
reconociendo la importancia de la coope-
ración internacional y de la sociedad
civil, particularmente de las ONGs y las
organizaciones en pro de la mujer (71).
›› 	Protocolo Facultativo a la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discrimi-
nación contra la mujer en 1999: todo Estado
Parte de este Protocolo reconoce la compe-
tencia del Comité para la Eliminación de
la Discriminación contra la Mujer para
recibir y considerar las comunicaciones
presentadas por quienes consideren ser
víctimas de la violación de derechos
contemplados en la Convención (72).
›› Convención Interamericana para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra la mujer
(Belém do Pará): esta Convención, suscrita
por Colombia, destaca que “toda mujer
tiene derecho a una vida libre de violencia,
tanto en el ámbito público como en el
privado”. Por ello, los Estados Parte, deben
establecer normas, acciones y mecanismos
tendienes a sancionar y a erradicar dicha
violencia. La modificación de patrones
socioculturales de conducta de hombres
y mujeres constitruye uno de los aspectos
centrales que deben guiar estas medidas
las cuales deben enfocarse a “erradicar
patrones estereotipados para el hombre
y la mujer que legitimizan o exacerban la
violencia contra la mujer”(73).
›› En la IX Conferencia Regional de la CEPAL
en México (2004) los países de América
Latina se comprometieron a “elaborar
las medidas integrales necesarias para
eliminar todas las formas de violencia
contra las mujeres, incluidas la fami-
liar, el abuso y acoso sexual, el incesto,
la explotación sexual, el tráfico y trata de
mujeres y niñas; así como la prostitución
forzada, los asesinatos y las violaciones
sistemáticas y el maltrato en situaciones
de conflicto armado, además de eliminar
las medidas unilaterales contrarias al
derecho internacional y a la Carta de las
Naciones Unidas”(74).
Instrumentos de carácter
nacional
A nivel nacional, Colombia ha establecido
varios instrumentos legales de manera
reciente. Entre los más importantes figuran
los siguientes:
›› Ley 294 de 1996 para Prevenir, Remediar y
Sancionar la Violencia Intrafamiliar, (modificada
parcialmente por la Ley 575 del 2000): Esta Ley
establece una “Oportuna y eficaz protec-
ción especial a aquellas personas que en
el contexto de una familia sean o puedan
llegar a ser víctimas, en cualquier forma,
de daño físico o psíquico, amenaza,
maltrato, agravio, ofensa tortura o ultraje,
por causa del comportamiento de otro
integrante de la unidad familiar” (75).
›› 	Ley 575 de 2000, por cual se reforma parcial-
mente la Ley 294 de 1996: Atribuye a las
Comisarías de Familia, la competencia
jurisdiccional para dictar medidas de
protección a favor de las víctimas de
violencia intrafamiliar (76).
›› Ley 600 de 2000 por la cual se expide el Código
de Procedimiento Penal: Esta Ley incluyó la
violencia intrafamiliar como uno de los
delitos que requieren querella de parte (77).
›› Ley 747 de 2002: Mediante esta Ley se hacen
unas reformas y adiciones al Código Penal
(Ley 599 de 2000), se crea el tipo penal de
trata de personas y se dictan otras dispo-
siciones (78).
ColecciónSaludSexualyReproductiva
37 
›› 	Ley 800 de 2003: Por medio de esta Ley se
aprueban la “Convención de las Naciones
Unidas contra la Delincuencia Organi-
zada Transnacional” y el “Protocolo para
Prevenir, Reprimir, Sancionar la Trata de
Personas, especialmente de Mujeres y
Niños”, que complementa la Convención
de las Naciones Unidas (79).
›› Ley 882 de 2004 (que Modifica la Ley 575): Indica
esta Ley que “El que maltrate física o sico-
lógicamente a cualquier miembro de su
núcleo familiar, incurrirá siempre que la
conducta no constituya delito sancionado
con pena mayor, en prisión de uno (1) a
tres (3) años” (80).
›› 	Ley 985 de 2005 (que modifica el art. 188-A del
Código Penal): Esta Ley adopta medidas de
prevención, protección y asistencia nece-
saria para víctimas o posibles víctimas
de la trata de personas (81).
›› 	Ley1010de2006: Mediante esta Ley se “Esta-
blece medidas para prevenir, corregir y
sancionar el acoso laboral y otros hosti-
gamientos en el marco de las relaciones
de trabajo” (82).
›› Ley 1098 de 2006 (Código de la Infancia y la
Adolescencia): La Ley 1098 a propósito de
la violencia intrafamiliar establece que
“Cualquier forma de violencia en la familia
se considera destructiva de su armonía y
unidad y debe ser sancionada” (83).
›› Ley 1142 de 2007: Esta Ley sobre “Preven-
ción y represión de la actividad delictiva
de especial impacto para la convivencia
y seguridad ciudadana”, modifica el artí-
culo 229 de la Ley 599 de 2000 del Código
Penal. Establece que “El que maltrate física
o sicológicamente a cualquier miembro de
su núcleo familiar, incurrirá, siempre que
la conducta no constituya delito sancio-
nado con pena mayor, en prisión de cuatro
(4) a ocho (8) años” y que “La pena se
aumentará de la mitad a las tres cuartas
partes cuando la conducta recaiga sobre
un menor, una mujer, una persona mayor
de sesenta y cinco (65) años o que se
encuentre en incapacidad o disminución
física, sensorial y psicológica o quien se
encuentre en estado de indefensión ”(84).
›› 	 Ley 1236 de 2008: Por medio de esta
Ley “se modifican algunos artículos
del Código Penal relativos a delitos de
abuso sexual”. Lo más destacado de
esta Ley está en que se endurecen las
penas por acceso carnal violento, por
acceso sexual abusivo con menores de
14 años; por actos sexuales con menores
de 14 años, por acceso carnal o acto
sexual con persona incapaz de resistir;
por inducción a la prostitución, contre-
ñímiento a la prostitución, estimulo a
la prostitución de menores, pornografia
de menores y utilización o facilitación
de medios de comunicación para ofrecer
servicios sexuales de menores(85).
›› Ley 1257 de 2008 ó Ley de Violencias contra
las Mujeres: Esta Ley constituye un logro
legislativo de la bancada de mujeres parla-
mentarias. Por medio de esta Ley se dictan
normas de sensibilización, prevención y
sanción de formas de violencia y discrimi-
nación contra las mujeres y se reforman
los códigos Penal, de Procedimiento Penal
y la Ley 294 de 1996 referente a la preven-
ción y sanción de la violencia familiar.
Entre los aportes de esta Ley está que
se tipifica el delito de acoso sexual y se
agrava penas para crímenes de lesiones
personales y homicidio por razón de ser
mujer. Esta ley destaca que la violencia
atenta contra los derechos de las mujeres.
La Ley 1257 define de la siguiente forma
la Violencia contra la mujer: “Cualquier
acciónuomisiónquelecausemuerte,daño
o sufrimiento físico, sexual, psicológico,
económico o patrimonial por su condición
de mujer, así como las amenazas de tales
actos, la coacción o la privación arbitraria
Género,equidadysaluddelasmujeres
«MaríaMercedesLafaurieVillamil»
38 
de la libertad, bien sea que se presente en
el ámbito público o privado”.
El Estado colombiano, por medio de esta Ley
adquiere una responsabilidad directa, por
lo que le compete ejecutar acciones a favor
de las mujeres y de sus derechos los cuales
se ven seriamente vulnerados por estas
formas de la violencia (86).
En primer termino, este recorrido nos
muestra que el género como categoría
analítica constituye una herramienta útil
para detectar y para abordar realidades
asociadas a las desigualdades en la salud.
Tal cual lo hemos visto, es innegable la inci-
dencia de los roles y relaciones de género en
las diversas formas de vulnerabilidad frente
a la enfermedad. Las mujeres enferman y
mueren muchas veces por razones preve-
nibles. La violencia de género, bien sea de
manera directa o indirecta, cobra miles de
vidas de mujeres y la exclusión social y la
marginalidad propias de entornos patriar-
cales afectan de manera particular los
sistemas de salud y los servicios.
Los derechos sexuales y reproductivos
representan un marco ético-politico que
desde la segunda mitad del siglo XX ha
venido a jugar un importante papel en
lo relativo a la defensa de la salud de
la mujer. Es imperioso que estos dere-
chos ocupen un lugar destacado en la
formación del personal de la salud y que
orienten acciones destinadas a trans-
formar realidades injustas que afectan la
calidad de vida y la libertad de las mujeres
para decidir sobre sus cuerpos.
Hoy más que nunca se hace necesario
reconocer la importancia del cambio de
paradigmas en pos de la igualdad social
CONCLUSIONES
ColecciónSaludSexualyReproductiva
41 
entre mujeres y hombres. En los entornos de
la salud se requiere comenzar por visibilizar
las microviolencias implicadas en el acceso
a la salud, en la calidad de los servicios y en
las relaciones entre las(os) profesionales de la
salud y sus pacientes asi como hacer uso de
instrumentos legales para orientar procesos
de abordaje e intervención social a favor de la
salud y la calidad de vida de las mujeres.
De igual forma es necesario reconocer y visi-
bilizar nuevas modalidades de la violencia
que se ejerce en contra de los derechos
sexuales y reproductivos las cuales se
extienden en virtud de la globalización y de
la sociedad de mercados.
Pensar que la lucha por la igualdad entre
hombres y mujeres es algo que sobra en el
mundo de hoy, es desconocer la magnitud
de las realidades injustas y dolorosas que
viven las mujeres en prácticamente todos
los países del mundo e incluso aquellas que
los mismos hombres deben experimentar
cuando no se acogen a los modelos hegemó-
nicos que les ha trazado la sociedad.
Modernidad no significa igualdad y, por el
contrario, con la globalización y con los
cambios económicos y sociales que de esta se
derivan, surgen nuevas formas de violencia
por motivos de género, nuevas modalidades
de la esclavitud y nuevas expresiones de la
misoginia en países donde la educación de
hombres y mujeres, dentro de contextos de
igualdad y de respeto, no ha sido el eje del
salto cultural que requieren los pueblos,
sin ninguna duda, para poder hablar de
derechos humanos en toda la extensión
que conlleva el concepto.
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contra las Mujeres. Congreso República
de Colombia.
Este ejemplar se terminó de imprimir
en el mes de marzo de 2012 en las
instalaciones de Javegraf
Bogotá D.C., Colombia
colección
Salud Sexual
y Reproductiva
colección
Salud Sexual
y Reproductiva
Es innegable la estrecha relación entre el género y las desigualdades en el
campo de la salud. Las mujeres y sobre todo las más pobres y de países en
vías de desarrollo enferman y mueren por razones que en muchos casos
están asociadas de manera directa o indirecta a los roles que desempeñan y a
las relaciones de género desiguales que limitan su autonomía. Esta reflexión
pone en evidencia, entre otras, el por qué pensar en el mejoramiento de las
condiciones de salud de las mujeres, implica generar cambios culturales en
pos de la igualdad de género.
el libro
Género,
equidad y salud
de las mujeres
La Colección de Salud Sexual y Reproductiva, busca ser un referente para
quienes tienen un compromiso con el mejoramiento de esta esfera de la salud
humana, que está estrechamente ligada al desarrollo social. La constituyen
una serie de cuadernillos destinados a la formación en este campo, preparados
por docentes de la Maestría de Salud Sexual y Reproductiva de la Universidad
El Bosque, cuya producción es reflejo de su reconocida trayectoria.
la colección
colección
Salud Sexual
y Reproductiva
FACULTAD DE ENFERMERÍA
Género,
equidad y salud
de las mujeresMaría Mercedes Lafaurie Villamil

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Género, equidad y salud de las mujeres mm lafaurie

  • 1. colección Salud Sexual y Reproductiva Es innegable la estrecha relación entre el género y las desigualdades en el campo de la salud. Las mujeres y sobre todo las más pobres y de países en vías de desarrollo enferman y mueren por razones que en muchos casos están asociadas de manera directa o indirecta a los roles que desempeñan y a las relaciones de género desiguales que limitan su autonomía. Esta reflexión pone en evidencia, entre otras, el por qué pensar en el mejoramiento de las condiciones de salud de las mujeres, implica generar cambios culturales en pos de la igualdad de género. el libro Género, equidad y salud de las mujeres La Colección de Salud Sexual y Reproductiva, busca ser un referente para quienes tienen un compromiso con el mejoramiento de esta esfera de la salud humana, que está estrechamente ligada al desarrollo social. La constituyen una serie de cuadernillos destinados a la formación en este campo, preparados por docentes de la Maestría de Salud Sexual y Reproductiva de la Universidad El Bosque, cuya producción es reflejo de su reconocida trayectoria. la colección colección Salud Sexual y Reproductiva FACULTAD DE ENFERMERÍA Género, equidad y salud de las mujeresMaría Mercedes Lafaurie Villamil
  • 2.
  • 4.
  • 5. Bogotá D.C., marzo de 2012 Género, equidad y salud de las mujeresMaría Mercedes Lafaurie Villamil FACULTAD DE ENFERMERÍA
  • 6. La Facultad de Enfermería no se responsabiliza por las ideas emitidas por los autores. © Todos los derechos reservados. Este ejemplar no puede ser reproducido ni total ni parcialmente, ni entregado o transmitido por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sin el permiso previo del autor. FACULTAD DE ENFERMERÍA © Universidad El Bosque Facultad de Enfermería Primera edición, marzo de 2012 Colección “Salud Sexual y Reproductiva” Impreso y hecho en Colombia ISBN: 978-958-739-022-3 Rector Dr. Carlos Felipe Escobar Roa Vicerrector Académico Dr. Miguel Ruíz Rubiano Decana de la Facultad de Enfermería Rita Cecilia Plata de Silva Concepto, diseño y diagramación Centro de Diseño y Comunicación Facultad de Diseño, Imagen y Comunicación Universidad El Bosque Diana María Jara Rivera D.G. Impresión Javegráf
  • 7. Introducción 6 Género, sexo y sexualidad: categorías permeadas por la cultura 8 La salud, el género y los derechos humanos 12 Género y desigualdades en salud 16 Género y riesgos de salud 20 Los derechos sexuales y reproductivos 26 Violencia basada en género y salud sexual y reproductiva 30 Género y violencia: algunos instrumentos normativos internacionales y nacionales 34 Instrumentos de carácter Internacional 34 Instrumentos de carácter nacional 36 Conclusiones 40 Referencias 42 CONTENIDO
  • 8. INTRODUCCIÓN El género, como categoría de análisis, repre- senta hoy en día una dimensión de vital importancia a la hora de abordar realidades de salud y de explicarlas. La intersección entre género y salud constituye un ámbito de exploración, análisis e investigación que adquiere cada vez mayor vigencia. La inclusión de una perspectiva de género en la salud es un imperativo ético y polí- tico suscrito por los países de las Naciones Unidas básicamente a partir de las confe- rencias mundiales de El Cairo (1994) y Beijin (1995). No obstante este mandato, asumido por buena parte de los países del mundo, la marginalidad, exclusión y maltrato a las mujeres en diferentes países y contextos no cesa y es por ello que se requiere visibilizar estas realidades y sensibilizar a los Estados y las sociedades para que estos instru- mentos sean asumidos en la pràctica de las instituciones y de las diferentes instancias donde surgen las decisiones. Es innegable la estrecha relación entre el género y las desigualdades en el campo de la salud. Los derechos humanos, y entre ellos el derecho a la salud, se ven impac- tados por las inequidades sociales y por las violencias de género. Las mujeres y sobre todo las más pobres y de países en vias de desarrollo enferman y mueren por razones que en muchos casos estan
  • 9. ColecciónSaludSexualyReproductiva 7 asociadas de manera directa o indirecta a los roles que desempeñan y a las relaciones de género desiguales que limitan su autonomía. Esta reflexión pone en evidencia, entre otras, el por qué pensar en el mejoramiento de las condiciones de salud de las mujeres implica generar cambios culturales en pos de la igualdad de género. Los derechos sexuales y reproductivos se ven impactados en entornos donde reinan las desigualdades, causando miles de muertes evitables y atentando contra la dignidad y el bienestar de las mujeres. La accesibilidad a la salud, la efectividad y opor- tunidad de los servicios en salud sexual y reproductiva se dan básicamente en contextos institucionales que han incoporado una visión de género y de derechos en sus acciones.
  • 10. GÉNERO, SEXO Y SEXUALIDAD: CATEGORÍAS PERMEADAS POR LA CULTURA La categoría género, se incorpora en las ciencias sociales hacia los años 70 como forma de reconocer que existen construc- ciones culturales que hacen que hombres y mujeres actúen y piensen de determi- nadas formas, que son a su vez aquellas esperadas por la sociedad. En oposición al determinismo biológico, surge esta mirada que ha incidido enormemente en el devenir del humanismo contempo- ráneo. Gracias a su inclusión en el mundo de las teorías sociales, han cambiado situaciones a favor de las mujeres y se han abierto puertas a nuevos desarrollos. De acuerdo con Scott, el concepto de “género" parece haber aparecido en un primer momento entre las femi- nistas americanas que deseaban insistir en la cualidad fundamental social de las distinciones basadas en el sexo(1). Puyana afirma que “a partir de los movi- mientos feministas y de la consolidación en la academia de un pensamiento crítico ante la opresión de la mujer, las investiga- doras sociales desarrollaron la categoría de género y la entendieron como una teoría que permite reconocer las creen- cias, los símbolos y comportamientos y, en general, los significantes culturales a través de los cuales se diferencia a los hombres de las mujeres” (p. 8) (2).
  • 11. ColecciónSaludSexualyReproductiva 9 El sexo, por su parte, hace referencia a las dife- rencias biológicas entre mujeres y hombres. Es decir a aquellas diferencias hormonales, genitales y fenotípicas entre unas y otros. El proceso de construcción sociocultural que surge a partir de las diferencias biológicas suele denominarse sistema sexo/género el cual constituye un rasgo estructurante en todas las culturas (3). El sexo, si bien hace referencia a las diferencias fisiológicas de hombres y mujeres, es, al igual que el género, una construcción cultural, y por lo tanto, socialmente elaborada otorgándosele en cada cultura distintos rasgos y características(4). Uno de los derroteros más significativos en el campo de los estudios sobre género se orienta hacia el análisis de las relaciones de género o sea hacia la forma como se estruc- tura el encuentro entre mujeres y hombres y entre personas del mismo género, tanto en el ámbito público como privado. Esteban y sus colaboradoras, señalan que desde el punto de vista de la antropología, el estudio etno- gráfico de los itinerarios corporales amorosos puede ayudar al progreso en el análisis de la producción, reproducción y cambio de las relaciones de género; puede aportar perspec- tivas teórico-metodológicas que den un paso adelante en la comprensión sobre el funcio- namiento de los sistemas de género, así como en la sistematización de nuevas formas de explicar la existencia humana, de abordar las tensiones y relaciones entre la naturaleza y la cultura, entre las teorías y las prácticas y entre los discursos y las actividades humanas(5). Partiendo de los estudios de género, desde los años 80 surgen los estudios sobre las mascu- linidades en que la categoría “hombre” es considerada como una construcción social compleja y se cuestiona el deber ser mascu- lino establecido como canon social y cultural así como el desequilibrio en las relaciones de género. Autores como Kaufman, Kimmel, Kipnis, Cardelle, Marqués y Guasch, entre muchos otros, han venido construyendo un escenario de reflexión en torno a las masculinidades, partiendo de una crítica al patriarcado, la que cuestiona entre otras cosas la heterosexualidad como paradigma inamovible. Esta mirada, se sustenta, entre otras, desde la aceptación de la diversidad en las formas que adquiere de manera contem- poránea la identidad masculina (6). Según lo señala Michel Kaufman, uno de los más reconocidos autores de los estudios sobre masculinidades, “la toma de conciencia de las expresiones contradictorias del poder entre los hombres nos permite entender mejor las interacciones entre clase, orientación sexual, etnicidad, edad y otros factores en la vida de los hombres” Añade el autor que “la adqui- sición de la masculinidad hegemónica (y la mayor parte de las subordinadas) es un
  • 12. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 10 proceso a través del cual los hombres llegan a suprimir toda una gama de emociones, nece- sidades y posibilidades, tales como el placer de cuidar de otros, la receptividad, la empatía y la compasión, experimentadas como incon- sistentes con el poder masculino” (7). Kaufman considera que el poder y los privile- gios sociales de los hombres en las sociedades de dominio masculino, la permisividad social ante la violencia hacia las mujeres, y las experiencias contradictorias de los hombres en situaciones infantiles y de poder, como testigos o receptores de la violencia asi como las exigencias emocionales imposibles que el patriarcado aplica a los jóvenes y a los hombres para que encajen en los apretados pantalones de la masculinidad, explican los motivos de la violencia masculina (8) . La sexualidad, como construcción compleja y cambiante, define un conjunto de manifes- taciones de las personas humanas, enlaza dimensiones individuales y relacionales y está profundamente marcada por aspectos como la cultura, las identidades y las relaciones de género las que a su vez se ven atravesadas por nociones como el amor, el deseo y el placer las cuales cambian de acuerdo con el momento histórico. Pero, más aún, la sexualidad posee una innegable dimensión ético-política. Según Michel Foucault el cuerpo es un espacio de tensión y conflicto y la sexualidad actúa como un dispositivo al servicio del poder (9). Afirma Esther Diaz que con la modernidad surgió la sexualidad como construcción histórico-cultural (10). Sigmund Freud, con el psicoanálisis, gestado en los albores del siglo XX, le da una especial importancia a la sexualidad, hasta entonces poco tratada y fuertemente reprimida por la sociedad, asumiendo que la persona humana en su dimensión instintiva (ello) está guiada por la pulsión sexual o libido la cual es responsable de buena parte de su vida social y emocional. Freud, a pesar de las críticas que han suscitado algunos de sus planteamientos, emanados en plena era victoriana, sentó las bases para la construcción de una teoría del deseo que, con autores como Jacques Lacan, ha tenido fuerte incidencia en las ciencias humanas. La concepción de la sexualidad como algo instintivo ha sido seriamente debatida desde los estudios de género. Las coordenadas de sexo, clase, etnia, edad, entre otras, se ven fuertemente implicadas en la sexua- lidad de las personas y constituyen una trama compleja que obliga a reconocer los contextos, los significados culturales y las construcciones de género en cualquier estudio que se pretenda encaminar hacia este ámbito de la existencia humana. Aspectos como el placer, el amor, el deseo y la reproducción se constituyen en dimen- siones ligadas a la sexualidad que están orientadas por la cultura. Como una esfera de la personas estrechamente ligada a las rela- ciones de género la sexualidad se ve mediada por las relaciones de poder. Expresa Michel Foucault que “el régimen de poder-saber- placer sostiene en nosotros al discurso sobre la sexualidad humana” (pp. 22) (9). Si bien todas las sociedades controlan y regulan la sexualidad, en todas las culturas la sexualidad más controlada suele ser la de las mujeres. La familia, el estado, la religión, la ciencia y la ley, entre otras instituciones, son las responsables de establecer normas y de orientar el comportamiento sexual de las personas, primando en ellas aún hoy la visión patriarcal y heterosexista.
  • 13.
  • 14. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 12 La salud constituye un escenario donde convergen, entre otras, coordenadas sociales y culturales, dentro de las cuales el género ocupa un lugar central. Los desequilibrios en las oportunidades sociales, en el ejercicio de derechos y en el acceso a servicios de salud van de la mano. Las desigualdades entre hombres y mujeres contribuyen de manera deci- siva a generar diferencias que se pueden apreciar en relación con las condiciones de salud en las poblaciones y grupos sociales. La salud es un derecho humano contem- plado en la Carta de la Naciones Unidas. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, junto con el "Pacto Interna- cional sobre Derechos Civiles y Políticos", el "Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales" y sus respectivos protocolos opcionales, hacen parte de la "Carta Internacional de los Derechos Humanos". El "Pacto Interna- cional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales" entró en vigor el 3 de enero de 1976 y el “Derecho a la seguridad social, a un nivel de vida adecuado y a los niveles más altos posibles de bienestar físico y mental” constituye uno de los tres tipos de derechos promovidos por este Pacto (11). El derecho a la salud está en directa rela- ción con la distribución del ingreso, con la LA SALUD, EL GÉNERO Y LOS DERECHOS HUMANOS
  • 15. ColecciónSaludSexualyReproductiva 13 seguridad social y con la protección social así como con la disposición que se haga en cada país de servicios de salud adecuados y de programas y acciones de salud pública desti- nados a erradicar o a minimizar problemáticas prevenibles y a fomentar prácticas saludables en la población. En este sentido, requiere de la existencia de normas, instituciones, leyes y un entorno propicio para su disfrute, lo cual implica que estas disposiciones consti- tuyan parte esencial en los planes y proyectos de desarrollo de los Estados. La salud es un importante indicador de desarrollo humano. Accesibilidad, disponibilidad, aceptabilidad y calidad son criterios con los cuales se puede evaluar el respeto al derecho a la salud. La salud se encuentra entre los derechos humanos mayormente vulnerados en el mundo y se ve además afectada por otras formas de violación de los derechos humanos asociadas en muchos casos a las desigual- dades de género, según plantea la OMS. El trabajo infantil, los trabajos forzados y la falta de condiciones preventivas en el desempeño de algunas labores atentan contra los dere- chos humanos y afectan seriamente la salud de las personas. Las prácticas tradicionales nocivas -como la mutilación genital- son otra de las realidades que se encuentran fuerte- mente implicadas con problemáticas de salud. El derecho relativo a los derechos humanos, el derecho humanitario y el derecho orientado a los refugiados a pesar de ser ramas distintas, están estrechamente relacionadas dentro del contexto del régimen jurídico internacional. Las mujeres y los niños, además de las minorías étnicas y raciales; las minorías sexuales y las personasdemayoredadsuelensergrupospobla- cionales especialmente vulnerables en el campo de la salud, en especial en los países del Tercer Mundo. La tortura, la esclavitud, la discrimina- ción racial y de género al igual que el maltrato y la violencia son formas de violación de los dere- chos humanos que afectan de manera directa la salud y que comprometen no sólo el ámbito físico sino la esfera psicosocial de las personas. Las guerras y los conflictos armados son escenarios de muerte y de problemáticas de salubridad por excelencia. De igual forma, hechos asociados a las confrontaciones como el desplazamiento forzado de la población generan condiciones que causan enormes problemas de salud, entre otras por los efectos del medio ambiente contaminado, el hacinamiento y la precariedad en el hàbitat, aunados a los problemas de convivencia y de relación que se gestan en ellos(12). Los conflictos armados, además de causar la muerte y graves daños a la salud física y mental, sobre todo en la población masculina, proveen ambientes propicios a otros tipos de violencias como la violencia sexual contra las mujeres. Una de las formas más genera-
  • 16. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 14 lizadas de violencia contra las mujeres y de vulneración de sus derechos es la violación. La trata de personas y en particular aquella con fines de prostitución forzada y de trabajo forzado es otro contexto donde los derechos humanos de las mujeres y los niños(as) se ven seriamente vulnerados y donde su salud corre riesgos de especiales proporciones (13). Entre los derechos humanos se contemplan los derechos a la información, la educación y la participación. La vulneración de estos dere- chos provee condiciones para que se presenten problemas de salud (12). Tal es el caso de la desinformación de las mujeres en relación con el VIH/SIDA, al igual que acerca de aspectos preventivos que se relacionan con el cáncer de mama y de cérvix y otras problemáticas rela- tivas a su salud sexual y reproductiva. Existe una estrecha relación entre los bajos niveles educativos de las poblaciones y la presentación de problemas de salud que son prevenibles. Aspectos como la falta de saneamiento ambiental, el uso de agua no potable y la malnutrición se relacionan a menudo con limitaciones educativas de los grupos humanos. La autonomía y la partici- pación van unidas: la escasa participación de los pobres, las mujeres y los grupos étnicos minoritarios en los asuntos que les competen, limitan las posibilidades de acceso a servicios de salud de calidad. Cada paso a favor de los derechos humanos es un paso que repercute bien sea de manera directa o de manera indi- recta sobre la salud de las personas.
  • 17.
  • 18. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 16 Las desigualdades de género en salud representan un campo de investigación en expansión, tanto en las ciencias biomé- dicas como sociales. Los movimientos y los estudios de las mujeres han tenido una importancia significativa en que esto se dé. La “naturalización” constituye una de las más destacadas críticas que han surgido a propósito de la lectura que se hace del cuerpo humano en relación con el sexo y otros aspectos biológicos como la raza, según lo señala Esteban (14). De acuerdo con Huertas, en la perspectiva médica tradicional se acepta y normativiza un rol genérico estereotipado de compor- tamientos y emociones condicionadas por la cultura que se trata de justificar como “natural” en la mujer. Según esta autora, tanto la formación médica como la psicoló- gica poseen vacíos en cuanto a la morbilidad diferencial sexual y genérica y sus causas, bien sea respecto a enfermedades exclusivas de las mujeres, o de mayor frecuencia, como en la expresión sintomática diversa entre hombres y mujeres ó en algunas dolencias comunes a ambos sexos(15). Ruiz-Cantero & Verdú-Delgado afirman que tanto los servicios sanitarios como la investigación pueden sesgar su prác- tica bien sea presumiendo erróneamente que la situación de salud de las mujeres y GÉNERO Y DESIGUALDADES EN SALUD
  • 19. ColecciónSaludSexualyReproductiva 17 los hombres y sus riesgos son similares o, de otra forma, presumiendo que son diferentes cuando realmente son similares. Según estas autoras, tanto las acciones como la investi- gación derivadas de ambas aproximaciones menoscaban la salud de ambos sexos, pero más la de las mujeres (16). La desigualdad en salud hace referencia a “las diferencias en salud que reúnen dos caracte- rísticas clave: son producidas socialmente, puesto que su origen es político, económico o cultural, y son injustas, ya que se generan a través de situaciones económicas, culturales o políticas injustas que se pueden evitar”(17). La equidad tiene que ver con la adecuada distri- bución de bienes y servicios en la población mientras la desigualdad en salud significa la diferencia en los perfiles epidemiológicos de clases y grupos sociales; es decir, es la forma en que se distribuye el proceso salud enfermedad en las poblaciones, según el planteamiento de Eibenschutz y sus colaboradores(18). La reducción de las desigualdades en la salud, según Borrel & Artazcoz requiere pasar del paradigma biomédico centrado en los problemas de salud, que coloca la respon- sabilidad principal en el ámbito sanitario, a otro basado en los determinantes sociales de la salud, que requiere un alto compromiso político el cual implica a todas las áreas del gobierno y a la participación de la ciuda- danía en la priorización de los problemas, su diagnóstico, diseño de programas, implemen- tación y evaluación (19). Las diferencias de sexo y de género establecen diferencias en los determinantes de la salud, la vulnerabilidad, la naturaleza, severidad y frecuencia de los problemas de salud, la forma en la que se perciben los síntomas, la utilización y la accesibilidad de los servicios sanitarios, el esfuerzo diagnóstico y terapéutico, el cumpli- miento del tratamiento y de los mensajes preventivos y el pronóstico de los problemas de salud entre hombres y mujeres (20). La distribución de la renta muestra una directa relación con la esperanza de vida al nacer. De igual forma, dado que el acceso a los bienes económicos está en relación con las condiciones de género, la salud de la mujer se ve afectada por efecto de la feminización de la pobreza que se generaliza en particular en las regiones del tercer mundo. Al interior de los países en vías de desarrollo la distribución de la renta constituye un factor determinante de las condiciones de salud de las y los habitantes pero en los países desarrollados, dado que existe un estándar básico de calidad de vida, factores como el estilo de vida y el consumo de alcohol y de tabaco ocupan un papel de importancia en lo relativo a las diferencias observadas en el campo de la salud (21).
  • 20. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 18 El lugar de vivienda también se asocia al mayor o menor nivel de salud. Este aspecto, que está en relación con la distribución del ingreso, incide en la medida en que provee mayor o menor acceso a los sistemas de salud y en la medida en que los factores ambien- tales son otros importantes determinantes de las condiciones de salud de las personas. La economía, según Amartya Sen, es un aspecto determinante de las condiciones de salud de los pueblos; existe una estrecha rela- ción entre la inversión en salud y el estado de salud de los grupos humanos. Con respecto a la compleja intersección entre el género, la salud y las oportunidades sociales existen varios aspectos a considerar. Sen establece diferentes ámbitos de desigualdad entre hombres y mujeres, partiendo de que la miso- ginia constituye un problema de salud pública: Desigualdad en la mortalidad, desigualdad en la natalidad, desigualdad de oportunidades básicas, desigualdad de oportunidades espe- ciales, desigualdad profesional, desigualdad en las posesiones y desigualdad en el hogar. Este autor se refiere a que en varias regiones del mundo las mujeres tienen menos espe- ranzas de vida al nacer que los hombres debido a la subvaloración del sexo femenino. Aquellos países donde las mujeres acceden a oportunidades sociales, muestran mayor equilibrio en lo referente a esta variable entre hombres y mujeres. La preferencia del sexo al nacer constituye una desigualdad generali- zada en muchos países a la que hace alusión este autor. En lo relacionado con la natalidad, recuerda que es bien conocido el feminicidio en países como China y otros países asiáticos. Las desigualdades en el acceso a la educa- ción y a la participación social de la mujer son frecuentes aún, en especial en países del África, Asia y Latinoamérica. Incluso en algunos países desarrollados persisten desigualdades en cuanto al acceso a la educa- ción superior de las mujeres. El acceso al empleo y a los puestos de toma de decisiones constituye otra de las fuentes de desigualdad a las que se refiere este autor. Las desigualdades en la distribución de las propiedades como la casa y la tierra hacen parte de aquellos aspectos que limitan la participación social de las mujeres y el ejer- cicio de sus derechos. Por último, Sen plantea que las relaciones desiguales al interior de la familia llevan a que la mujer sea con frecuencia la única respon- sable del trabajo en el hogar -lo que constituye a menudo una sobrecarga para ella- siendo esta labor reconocida como parte del rol que le ha sido asignado. Esto no sólo limita sus posi- bilidades de acceso al mundo social sino que afecta otras esferas de la salud de la mujer y la percepción que sobre la misma se tiene (22). Con frecuencia, los estudios sobre desigual- dades en salud según género, se han realizado de forma paralela a los estudios de desigualdades según clase social, no existiendo una visión integradora de ambas líneas de trabajo. No es posible comprender las desigualdades en salud según género sin tener en cuenta las desigualdades según clase social, ya que las personas son a la vez de un género y de una clase social (23) Losdesequilibriosenlasoportunidadessociales y económicas, en el ejercicio de derechos y en el acceso a servicios de salud van de la mano y en esa medida las desigualdades entre hombres y mujeres contribuyen de manera decisiva a generar diferencias que se pueden apreciar en relación con las condiciones de salud en las poblaciones y grupos sociales.
  • 21.
  • 22. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 20 La enfermedad es un fenómeno dinámico y evolutivo. Está ligada a múltiples factores dentro de los cuales los culturales y sociales ocupan un lugar importante, siendo una construcción colectiva que implica no sólo criterios racionales sino aspectos que tocan con el sentido de vida y la espiritualidad. Observando el panorama general del mundo, en lo relativo a esperanza de vida al nacer, las mujeres suelen mostrar mayor longevidad que los hombres, supe- rándolos en buena parte de las culturas. Igualmente, en lo relativo a la mortalidad infantil se constata en la mayoría de casos que mueren más niños que niñas en los primeros años de la vida. Los niños suelen tener menor resistencia a las enferme- dades infecciosas, entre otras razones que explican la mayor mortalidad masculina en la infancia. Sin embargo, por vivir en especiales condiciones de subordinación, aspectos como la sobrecarga de trabajo y la desnutrición ponen a las niñas y a las mujeres en desventaja ya que además de sus múltiples y pesadas labores, en muchas de las culturas la buena alimenta- ción suele ser prioritaria para los varones. Las triples jornadas que deben asumir las mujeres minimizan sus posibilidades de contar con buena salud. De igual forma, el género constituye un factor asociado a las GÉNERO Y RIESGOS DE SALUD
  • 23. ColecciónSaludSexualyReproductiva 21 barreras de acceso en salud. La falta de auto- nomía de las mujeres, que incluye sus precarias condiciones económicas, tiene un gran peso en las realidades de salud y en las problemáticas de salud que ellas suelen enfrentar (24). Ciertas enfermedades están definitivamente ligadas al sexo; un ejemplo de ello está dado por los cánceres de tipo ginecológico en las mujeres. Este aspecto llega a puntos muy álgidos en países del Tercer Mundo. El cáncer de cuello uterino y el cáncer de mama, por ejemplo, ocupan lugares de primer orden entre las causales de mortalidad femenina de los países de América Latina. Apesardequehombresymujerescompartenla mayoría de las problemáticas de salud, el sexo constituye un aspecto determinante dentro de las causas de enfermedad y de mortalidad. Las mujeres consumen más fármacos, padecen más estrés y obesidad y sufren enfermedades crónicas en mayor proporción. La prevalencia de enfermedad coronaria (EC) es superior en varones respecto a mujeres en todos los grupos de edad. Este hecho ha supuesto la consideración de que la EC es una patología masculina. Sin embargo, la mayor esperanza de vida de las mujeres y, por lo tanto, su mayor presencia en los grupos de edad más longevos, determina que, en el número absoluto de pacientes con EC, la presencia de mujeres sea mayor. De igual forma, las problemáticas relativas a la gestación, a la lactancia y a la salud sexual y reproductiva en general, fomentan la mortalidad de la mujer en países donde la su situación les impide tomar decisiones sobre su cuerpo y los aspectos inherentes a sus condiciones de género las llevan a posponer su atención en salud (25). Cada minuto, una mujer muere en el mundo, 100 mujeres sufren de complicaciones relacio- nadas con el embarazo, 200 adquieren alguna enfermedad de transmisión sexual y 300 conciben sin desear o planear su embarazo, afirma la OMS (26). La mortalidad materna constituye una desigualdad de inmensas proporciones que afecta a las mujeres sobre todo en las regiones del mundo donde su vida es poco valorada y donde sus condiciones de salud durante la gestación no hacen parte de las prioridades de los sistemas sanitarios. La multiparidad de las mujeres que es frecuente aún en muchos grupos culturales es un riesgo de salud que se incrementa con la pobreza. El aborto clandestino cobra alrededor de 3.500 vidas de mujeres en América Latina al año(27). Esta realidad surge asociada a las restricciones legales del aborto en la mayoría de países de la Región Latinoamericana. La calidad de los servicios post aborto se ve impactada de igual forma por esta tendencia restrictiva (28).
  • 24. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 22 La falta de acceso a servicios de calidad, el embarazo a edad temprana y la brecha entre las tasas de embarazo deseado y las tasas de fecundidad se asocian de igual forma a los riesgos maternos. Afirma UNFPA que la proporción de mujeres sin acceso a métodos anticonceptivos modernos sigue siendo alta en América Latina donde las tasas de fecundidad alta persisten y sobre todo las de fecundidadad no deseada. La resistencia al descenso de la fecundidad adolescente es otro aspecto que se destaca entre las realidades en salud sexual y reproductiva que atentan contra el bienestar y la supervivencia de las mujeres (29). La infección por VIH/SIDA se feminiza en el mundo y detrás de esta realidad se hallan aspectos relativos a la sumisión de la mujer frente al poder masculino (30) . A lo anterior se añade el hecho de que las mujeres suelen ser las responsables del cuidado de los hijos en el hogar, del de sus progenitores y de las personas con discapacidad y esta labor las lleva a desconocer sus propias condiciones de salud. Ante la enfermedad de un hijo suelen ser ellas quienes asumen la responsabilidad del cuidado y es frecuente ver que son las mujeres quienes abandonan su trabajo y su vida personal para dedicar su tiempo a solucionar problemas de salud de los miembros de su familia. El estrés y la ansiedad que en buena parte se originan en la imposibilidad de liberarse de cargas exce- sivas como las de las dobles y triples jornadas y en las pocas posibilidades de contar con una vida personal, se traducen en cefaleas y en otras problemáticas corporales como los dolores lumbo¬sacros que suelen ser más frecuentes en las mujeres (25). Actualmente la principal fuente de atención a las personas mayores en América Latina en los hogares estan principal- memte a cargo las mujeres (29). Los tumores suponen globalmente la segunda causa de muerte en mujeres. Entre ellos destaca el cáncer de mama que es, como enfermedad individual la primera causa de muerte en edades jóvenes. Todas las enfer- medades endocrinas presentan una alta prevalencia entre el sexo femenino, pero la glándula tiroidea es la que presenta alte- raciones con más frecuencia, sobretodo las relacionadas con patología autoinmune; la depresión ha mostrado ser otro problema de salud en que se diagnostican las mujeres en mucha mayor medida que a los hombres (25). En Colombia, las mujeres tienen una espe- ranza de vida al nacer de 76,5 años mientras los hombres solo alcanzan los 68,71 años. Nacen 1.03 hombres por cada mujer y a los 65 años la proporción pasa a ser de 0.76 hombres por cada mujer. Las enfermedades del corazón serían la principal causa de defunción para las mujeres y los hombres si entre ellos no fuera tan grande el peso de las muertes por violencia. En ellas los tumores malignos cons- tituyen la segunda causa en todas las edades. De cada cien mujeres fallecidas por cáncer, 32 padecieron de tumores de los órganos geni- tourinarios y de los huesos, tejido conjuntivo y de la mama. Del total de muertes por cáncer, corresponde a mujeres el 80,6% de los casos por tumores de los órganos genitourinarios, y el 61,2% de las muertes debidas a tumores de los huesos, tejido conjuntivo y de la mama (31). Las causas de muerte diferenciadas por sexo se manifiestan con más claridad al observar la mortalidad en las edades adultas. Las muertes por causas obstétricas en las colom- bianas jóvenes son la tercera causal y en las adultas son la quinta, después de los tumores malignos, las enfermedades del corazón, los accidentes y las enfermedades cerebro- vasculares (32). La Cardiopatía isquémica (70,8) la Enfermedad cerebrovascular (47,6), la Diabetes mellitus (23,8), las Enfermedades hipertensivas (20,6), y las EPOC (19. 6) consti- tuyeron las 5 primeras causas de muerte de mujeres colombianas en el año 2000 (33). De acuerdo con los registros del Instituto Nacional de Cancerología (INC) del 2005, en Colombia, durante 2004, el cáncer fue la cuarta causa de muerte para hombres y la tercera para mujeres (34). El cáncer de cuello uterino y el cáncer de mama constituyen las
  • 25. ColecciónSaludSexualyReproductiva 23 principalescausasdecáncerenlamujercolom- biana. El cáncer de mama ocupa el primer lugar, según lo reportado por Profamilia en la Encuesta Nacional de Demografía y Salud del 2010 (35). Según el análisis presentado en 2008 por Martínez Bejarano y Martínez- Salgado, se encuentran desigualdades muy marcadas en las tasas de mortalidad por cáncer de cuello uterino y cáncer de mama entre las diferentes regiones colombianas, principalmente asociadas a nivel educativo, nivel socioeconómico (clasificado con base en NBI de cada región) y acceso a los servicios de salud (clasificado de acuerdo a afiliación a la seguridad social). Las autoras reportan que se encontró para el país, una tasa de mortalidad por Cáncer de Cuello Uterino de 11,03*100.000 para las mujeres mayores de 14 años y que un 33,82% de las muertes por este tipo de cáncer está ocurriendo antes de los 50 años (36). El cáncer de mama ocupa el tercer lugar dentro de las causas de muerte por neoplasias en las mujeres colombianas según datos del año 2005 aportados por el Instituto Nacional de Cancerología (37). Es la primera causa de mortalidad de las mujeres en Bogotá, de acuerdo con lo reportado por la Secretaría de Salud del Distrito Capital (38). Un número de 33 mujeres de cada 100.000 viven con cáncer de seno en la capital del país (39). El cáncer en las mujeres afecta en gran medida su vida personal y familiar, además de la fuerte incidencia a nivel de su salud (40). Varias de sus tipologías son prevenibles en sus estadios más precoces,especialmente las que se relacionan con el cáncer gineco- obstétrico, por lo que es de gran importancia fortalecer procesos educativos y de defensoría en este campo. De acuerdo con Olivares, los cánceres ginecológicos aparecen en distintas localizaciones entre las que cabe citar: mama, endometrio, cérvix, vulva y ovario. Muchos de estos cánceres producen pocos o ningún síntoma hasta que el tumor es avanzado y aparecen con mayor frecuencia en mujeres mayores, pero pueden ser diagnosticados en cualquier momento del ciclo vital (41). En Colombia, se requiere trabajar desde diversas orillas para generar conciencia de las necesidades de las mujeres en cuanto a información, acceso a servicios, ejercicio de derechos y prácticas de auto cuidado en rela- ción con el cáncer (42). En muchas ocasiones, según lo señala Goméz, el cáncer en las mujeres es de detección tardía debido entre otras a que ellas no suelen reco- nocerse como posibles víctimas de enfermedad poniendo su salud en un segundo plano además de que se enfrentan con limitaciones y barreras para el acceso a los servicios de salud (43). La salud posee una profunda relación con la dimensión subjetiva de la persona donde la experiencia juega un importante papel. La persona interactúa con su enfermedad y posee su propia manera de enfrentarla y de vivirla (42). Cada persona interioriza y aplica su cuidado según sus costumbres, sus creencias, y desde el inicio del mundo estas técnicas de alguna manera les han servido para sobrevivir y mantenerse en el tiempo, según lo señalan Castillo Mayedo y sus colaboradores (44). De acuerdo con las conclusiones establecidas por Tena, las diferencias de personalidad, las crisis individuales, el choque en las relaciones interpersonales y sociales debido a la condición de salud, las redes sociales familiares, el trabajo y la actividad física limitados, los amigos y la etiología de la enfermedad suelen hacer parte de los tópicos que surgen de la experiencia de las mujeres con sus enfermedades (45). La atención sanitaria informal (autocuidados y autoayuda) se refiere a los cuidados paren- tales y cuidados solidarios, entre otras. En este tipo de cuidados han tenido, y siguen teniendo, las mujeres un papel fundamental en el resta- blecimiento de la salud de los miembros de la unidad familiar. Los servicios formales (profe- sionales) participan de forma minoritaria en el cuidado continuado de las personas depen- dientes que viven en la comunidad (21). La relación de la mujer con el cuidado ha sido abordada por el algunos autores y autoras como
  • 26. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 24 objeto de reflexión de particular importancia y de indiscutible vigencia. Esteban se refiere, entre otras, a que además de que las mujeres suelen ser, con mucha mayor frecuencia, quienes asumen el cuidado de otros(as), “el perfil de persona a cuidar es cada vez más el de una mujer mayor de 65 años” (46). Mabel Burín ha considerado importante arti- cular modelos teórico-clínicos de comprensión de las patologías de género femenino en rela- ción con las áreas de poder predominantes en las cuales desarrollan sus vidas coti- dianas gran cantidad de mujeres en la cultura patriarcal. Plantea Burin que en el caso de las mujeres, la centración en el poder de afectos les ha representado un recurso y un espacio de poder específico, dentro del ámbito domés- tico y mediante la regulación y el control de las emociones que circulan dentro de la familia. Sin embargo, el ejercicio de tal poder, también les ha significado modos específicos de enfermar y de expresar su malestar. Junto con el estrechamiento del escenario domés- tico, producido a partir de la Revolución Industrial también el contexto social de las mujeres se redujo en tamaño y perdió perspec- tivas: su subjetividad quedó centrada en los roles familiares y domésticos, que pasaron a ser paradigmáticos del género femenino. El rol familiar de las mujeres fue centrándose cada vez más en el cuidado de los niños y de los hombres (sus padres, hermanos, maridos) (47). Señalan Isabel Hernández-Tezoquipa y sus colaboradoras que es necesario un cambio estructural de tipo social, en el que las mujeres sean las constructoras y cuidadoras, para sí mismas, de sus propias vidas. El "sentirse constantemente mal" y no "dejarse caer en cama" constituyen los argumentos más frecuentes que estas autoras han hallado en un estudio amplio con mujeres entre 40 y 60 años de diversas regiones mexicanas. La búsqueda de atención en salud en todos los casos estudiados por estas investiga- doras es tardía. Las mujeres consideran que su malestar no es suficientemente atendido, ni reciben la información necesaria para su cuidado. Al no encontrar la respuesta que ellas esperan de los servicios de salud, buscan sus propios caminos como la autorregulación de tratamientos y la automedicación (48). Solo de manera reciente los sistemas de salud están empezando a reconocer la impor- tancia de incluir una perspectiva de género en sus políticas y acciones y aún se pasa por alto infinidad de rutas de prevención que pueden hacer de las mujeres personas más saludables y que pueden impedir su morta- lidad prematura. Además de la inclusión de una perspectiva de género en los servicios de salud, se requiere desarrollar procesos de educación, capacitación, reconocimiento de derechos y empoderamiento de las mujeres con respecto a su salud, especialmente en un contexto como el colombiano donde mueren las mujeres por falta de una asistencia opor- tuna y de calidad. Es imperativo trabajar por el ejercicio de la autonomía de las mujeres en torno a su salud, del auto cuidado y de la responsabilidad personal en este contexto (49).
  • 27.
  • 28. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 26 La lucha por los derechos sexuales y repro- ductivos y por la autonomía de la mujer frenteasucuerpo,constituyeunadelasmás grandes revoluciones de mundo contempo- ráneo. A partir de la segunda parte del siglo XX, en particular con los movimientos de mujeres de los Estados Unidos, se dió inicio a un movimiento crítico que empezó a llevar al ámbito de lo colectivo experien- cias de la salud sexual y reproductiva de las mujeres hasta entonces consideradas del ámbito privado. A Margaret Sanger se le atribuye el liderazgo en cuanto al movi- miento por el control de la natalidad (50). Según el recorrido realizado por Teresita de Barbieri en torno al devenir histórico de los Derechos Sexuales y Reproductivos, a pesar de los acuerdos internacionales firmados por los gobiernos congregados en torno a las Naciones Unidas, durante los años 70 se acumularon especialmente en países del Tercer Mundo evidencias sobre abusos y violaciones a los derechos a la libre procreación de las personas y las parejas. La puesta en acción de políticas de población y programas de planificación familiar en muchos países, sobrepasó los derechos de las personas, en particular los de las mujeres. Aspectos relacionados con la falta de valoración previa, de información y de LOS DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS
  • 29. ColecciónSaludSexualyReproductiva 27 consentimiento de las mujeres con respecto a procedimientos relativos a su salud repro- ductiva como la prescripción de métodos anticonceptivos y la realización de esterili- zaciones, además de la evidencia de malos tratos, carencias y deficiencias en los servicios y la realización de pruebas experimentales de anticonceptivos nuevos pasando por alto la normatividad internacional vigente, dieron origen a denuncias frecuentes por parte de las mujeres organizadas. De esta forma se fue configurando un movimiento que se dio en llamar “derechos reproductivos”. A principios de la década de los años 80 en una reunión internacional realizada en Ámsterdam se creó la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos. La Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe (RSMLAC) fue fundada en Tenza, Colombia, en 1984. Este amplio movimiento internacional siguió dos líneas, en particular, de acuerdo con Barbieri. La dedicada a explorar los procesos de salud-enfermedad femeninos, la creación de servicios de salud reproductiva y sexual, y el diseño e implementación de programas sobre la materia desarrollados en institu- ciones estatales y privadas. Otra línea se orientó a dar contenido jurídico a la expresión “derechos reproductivos”; a desarrollar sus fundamentos filosóficos y éticos; a la divulga- ción de los mismos; y al análisis crítico de los planes, programas y políticas estatales en la materia. Estos derechos fueron con posterio- ridad asumidos como marco internacional en la Conferencia de Población de El Cairo (51). De acuerdo con ONUSIDA, los derechos sexuales y reproductivos garantizan la convi- vencia y la armonía sexual entre hombres y mujeres, entre adultos y menores, lográndose que la sexualidad y la reproducción se ejerzan con libertad y respetando la dignidad de las personas, sexualidad sana, responsable, segura y con el menor riesgo posible. Los derechos sexuales y reproductivos, implican el reconocimiento de que las personas son libres en su elección de pareja sexual y en su decisión de tener o no tener hijos, además de que son autónomas en cuanto al uso de la anticoncepción y de la protección sexual. De igual forma, las personas tienen derecho a información adecuada y a atención oportuna en sexualidad y reproduccción de tal forma que se minimicen sus riesgos y se asuman prácticas preventivas; a vivir libres de coac- ción y violencia sexual; a vivir su sexualidad plenamente y a participar en los asuntos que, dentro de su salud sexual y reproductiva, les competen. La población adolescente tiene derecho a ser informada y a ser educada para asumir su sexualidad con responsabilidad y con criterio (52). Accesibilidad, oportunidad, calidad de la atención, equidad y respeto
  • 30. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 28 a la autodeterminación e integridad de las personas son condiciones que deben carac- terizar los sistemas de salud para que sea posible hablar del pleno ejercicio de los dere- chos sexuales y reproductivos. El reconocimiento de los Derechos Humanos, Sexuales y Reproductivos de las mujeres en el orden internacional y en las constituciones nacionales, implica una responsabilidad para los Estados en materia de políticas públicas y avances legislativos que promuevan y garan- ticen el ejercicio de dichos derechos en la vida y cotidianidad de las mujeres (53). En Colombia, la Política Nacional de Salud Sexual y Reproductiva propende por el ejer- cicio de estos derechos y por su inclusión dentro de las acciones institucionales con énfasis en maternidad segura, planificación familiar, salud sexual y reproductiva de los adolescentes, cáncer de cuello uterino, infec- ciones de transmisión sexual incluyendo VIH/SIDA y violencia doméstica y sexual. Las metas apuntan a la reducción del embarazo adolescente, la reducción de la tasa de morta- lidad materna evitable (de 100 a 45/100.000 nacidos vivos), el cubrimiento de la demanda insatisfecha en planificación familiar, la detección temprana del cáncer de cuello uterino, la prevención y atención de las ITS, el VIH y el SIDA y la detección y atención de la violencia doméstica y sexual (54). Entre los riesgos en la salud sexual y reproductiva mayormente asociados a las desigualdades de género en Colombia, además de las muertes y riesgos maternos, se encuentran las ITS y el VIH/SIDA. En Colombia, ONUSIDA en 2005 reporta una progresiva feminización de la epidemia del VIH/SIDA, que ha pasado de ser una problemática asociada a las relaciones homosexuales a una problemática cada vez más propia de la población heterosexual (55).
  • 31.
  • 32. Una de las realidades que en mayor medida incide sobre la salud de las mujeres en el mundo es la violencia por motivos de género. Cada vez se hace más clara la estrecha relación entre las desigualdades sociales, las violencias de género y las problemáticas de salud sexual y reproductiva de las mujeres. La violencia es un fenómeno de natura- leza diversa, sustentado en hondas raíces socioculturales e histórico-políticas, que ha recorrido la historia de la humanidad y se ha expresado de múltiples formas permitiendo a las sociedades jerarquizar y en algunos supuestos legitimar, e incluso naturalizar, sus distintas manifestaciones (56). Según Galtung la violencia puede tener raices estructurales, sociopolíticas ó culturales. La violencia de tipo cultural está implícita en el discurso que legitima y justifica la violencia contra las mujeres, poniendo un velo sobre la responsabilidad moral de los agresores y perpetuando esa situación (57). La violencia estructural en la cual desa- rrollan sus vidas buena parte de las mujeres en América Latina es expresión de un contexto marcadamente patriarcal y autoritario, aunado a la pobreza y a los conflictos internos así como a la multipli- cidad de formas que adquiere la violencia VIOLENCIA BASADA EN GÉNERO Y SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
  • 33. de género como producto de la globalización. La intersección entre patriarcado y crisis social crea un medio propicio para la proli- feración de tecnologías de poder en que el cuerpo de las mujeres se convierte en un bien de consumo y en objeto de trafico, de exhibi- ción, de dominación y de infinidad de formas de violencia que van desde las más sutiles a las más descarnadas y explícitas. Vivimos hoy en un escenario complejo y cambiante donde la economía de mercados direcciona el devenir de las naciones, incre- mentando la brecha entre quienes tienen mucho y quienes tienen poco, a lo cual se suma una profunda crisis del sistema social y económico. Los países latinoame- ricanos se ven especialmente impactados por estas realidades a lo cual se le suman conflictos internos y regionales que maxi- mizan la vulnerabilidad de las poblaciones más pobres. En mundos donde aún el patriarcado sigue siendo la estructura que enmarca las relaciones entre hombres y mujeres, se entrecruza una “modernidad” apabullante que instaura el consumismo en ámbitos como el de la estética del cuerpo, la sexualidad y la reproducción, con lo cual se incrementan las dimensiones donde la violencia contra las mujeres puede anidar. Tal cual lo propone Mary Luz Esteban, la centralidad del cuerpo en el orden capitalista contemporáneo, hace de él y sus usos “uno de los principales espacios de contradicción social”(58).Variassonlasformasdelaviolencia que atañen a la dimensión cultural, entre las cuales encontramos la violencia explicita e implícita en los medios de comunicación -en especial la publicidad ilícita y la pornografía- y las microviolencias que afectan la salud de la mujer generando riesgos que conducen a la mortalidad materna y a problemáticas rela- cionadas con la salud sexual y reproductiva como la infección por VIH/SIDA, el aborto y la esterilización por la fuerza e incluso nuevas violencias como la inseminación forzada y/o el embarazo forzado que constituyen formas contemporáneas de la esclavitud. La violencia sociopolítica es otra de las formas de violencia que afectan seriamente la salud de las mujeres. Los conflictos armados son contextos donde por excelencia se desarrolla la violencia de género y en especial la violencia sexual. En Colombia, la violación resulta ser una práctica de dimensiones descomu- nales cuando Profamilia en 2008 reporta que 721.246 mujeres han sido violadas en el país (59). Según el Informe Defensorial de 2008 sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en situación de desplaza- miento, el 31,7% de las mujeres encuestadas manifestó que la violencia sexual contra ella o contra uno de los miembros de su familia fue la causa del desplazamiento (60).
  • 34. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 32 Se entiende por violencia basada en género (VBG) aquella por medio de la cual “se ejercen amenazas, coerción o privaciones arbitra- rias de la libertad (ya sea que ocurran en la vida pública o en la privada), que tienen como consecuencia un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico” (61). Esta forma de violencia puede presentarse tanto en el ámbito público como privado. Hacen parte de esta forma de violencia entre otras, la violencia doméstica o de pareja y la violencia sexual. La violencia intrafamiliar en buena medida tiene relación con la VBG, siendo no solo las mujeres adultas sino las niñas una población especialmente vulnerable. La violencia doméstica constituye otra de las realidades con las cuales se enfrentan las mujeres del mundo de manera casi gene- ralizada. IPAS señala que la violencia puede contribuir, tanto de manera indirecta como directa al embarazo no deseado y a la morbi- mortalidad materna relacionada con el aborto. Un número aproximadamente del 10 al 15% de las mujeres en el mundo entero han vivido agresiones sexuales por una pareja íntima y entre el 16 y el 52% ha sufrido abuso físico por parte de ellos. En los países donde el aborto está legalmente restringido, los riesgos de salud en las mujeres se maximizan (62). La violencia de pareja en Colombia afecta de manera particular a las mujeres. Profa- milia reporta que en Colombia un 37% de las mujeres alguna vez unidas manifiestan haber sido victimas de violencia física por parte de sus parejas al menos una vez (63). El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (ICMLCF) estableció en 2009 que, en lo referente a la violencia de pareja, de 61.139 casos un número de 54.192 son de violencia contra las mujeres. Igualmente, se presentaron 21.288 casos valorados por presunto delito sexual. El mayor número de dictámenes sexológicos se realizó a mujeres lo que equivale a un 84.25%. El número de dictámenes sexológicos en menores de edad fue de 85,67%, siendo las niñas de 10 a 14 años (6.395 casos) las más afectadas dentro del grupo femenino mien- tras en los niños el más afectado fue el grupo de los de 5 a 9 años (1.310 casos). (64). Afirma Jorge González, epidemiólogo del ICMLCF, que”por cada niño, se atienden 6 niñas y por cada persona adulta se atienden 3,1 menores de edad, lo que evidencia la problemática tan grave contra la niñez”. La vivienda continúa siendo el escenario de mayor riesgo (66%) en relación con el total de casos (65). En el documento “Forensis Mujeres. Datos para la Vida” publicado en 2010, el ICMLCF analiza las violencias contra las mujeres durante el quinquenio 2004-2008. Entre 2004 y 2008, cada hora cerca de 9 mujeres sufrieron agre- siones sexuales en el país, en su mayoría niñas y adolescentes menores de 18 años (84% de los casos). 534 mujeres fueron víctimas de violencia sexual en casos asociados a contextos de violencia sociopolítica y a prácticas tales como secuestro y acciones bélicas; 22.389 mujeres fueron agredidas sexualmente por algún miembro de su familia; y en el 64% del total de casos de violencia sexual registrados, fue la vivienda el escenario del hecho (66). Ante unas realidades como las descritas, el sistema de salud no puede dejar de lado la imperiosa necesidad de incluir un enfoque de género en todas las estrategias que busquen abordar, enfrentar ó modificar la violencia contra las mujeres y en especial aquella que afecta la salud sexual y repro- ductiva. Espinar & Mateo destacan que que aunque se hace necesario adoptar medidas concretas de protección a las victimas de violencia de género, si el objetivo es poner fin a esta violencia, las actuaciones no pueden limitarse a este campo de trabajo. Es nece- sario modificar las relaciones de género, la posición de las mujeres en la sociedad y las relaciones intrafamiliares asi como abolir los estereotipos sociales de lo que es o debe ser un hombre o una mujer (67) El sistema de salud está llamado a construir los mecanismos de intervención que con motivo
  • 35. ColecciónSaludSexualyReproductiva 33 de la violencia basada en en género atentan contra las mujeres, por lo que se requiere construir protocolos de intervención que reconozcan el inmenso peso que tiene para las mujeres su condición social y que busquen, más allá de ofrecerles atención, apoyarlas en el ejercicio de sus derechos y responder ante su gran necesidad de ser escuchadas y comprendidas.
  • 36. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 34 Instrumentos de carácter Internacional ConlaOrganizacióndelasNacionesUnidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada y proclamada por la Asamblea General en su resolución 217A (III), de 10 de diciembre de 1948, se dio un primer paso en el contexto internacional, para la igualdad entre hombres y mujeres en todos los países y territorios de mundo. El Artículo 2, el cual hace énfasis explícito en la igualdad de las personas por encima de su condición de sexo, establece que: “Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o terri- torio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un terri- torio bajo administración fiduciaria, GÉNERO Y VIOLENCIA: ALGUNOS INSTRUMENTOS NORMATIVOS INTERNACIONALES Y NACIONALES
  • 37. ColecciónSaludSexualyReproductiva 35 no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.” (68) Con este Artículo inicia un proceso de recono- cimiento de los derechos del género femenino en los países de las Naciones Unidas. En dife- rentes momentos de los siglos XX y XXI se han ido produciendo en las Naciones Unidas trans- formaciones jurídicas de carácter internacional que muestran hoy significativos avances en lo referente a la construcción de un marco legal desde donde se han suscitado cambios que favorecen la igualdad de hombres y mujeres. Dentro de aquellos momentos de mayor trascendencia a nivel mundial en torno a la igualdad de hombres y mujeres, podemos considera las cuatro conferencias mundiales sobre la mujer, las cuales han logrado aumentar la conciencia internacional sobre las preocupaciones y las necesidades de las mujeres. Estas conferencias han tenido lugar en México (1976), Copenhague (1980), Nairobi (1985) y Beijin(1995) (69) De igual forma, atendiendo a la estrecha asociación entre las inequidades de género y las realidades sociales que marginan, que excluyen y violentan a las mujeres y a la necesidad de desarrollar programas para solu- cionar disparidades y para que tanto mujeres como hombres gocen de calidad de vida, han surgido diversos instrumentos internacio- nales, dentro de los cuales podemos destacar los siguientes: ›› Comité para la Eliminación de la Discriminación de la Mujer (CEDAW): aprobado por la Asam- blea General de las Naciones Unidas en 1978. En su Artículo 17 da pie a la cons- titución del Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer instrumento que ha tenido importantes repercusiones en la supervisión de la puesta en práctica de las disposiciones de la Convención (70). ›› Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer en 1993: esta Declaración tiene como objetivo general reforzar la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer de 1979, reivindicando una aplicación universal a la mujer de los derechos humanos y, como objetivo específico, establece la eliminación de la violencia contra la mujer. Los ámbitos donde se requiere incidir, según esta Declaración, aparecen divididos en tres niveles: la familia, la comunidad (que incluye por ejemplo el ámbito laboral y el ámbito escolar) y finalmente el Estado, siendo uno de los mayores aportes de este instrumento el que destaca la presenta- ción de la violencia de género tanto en el ámbito público como en el privado.
  • 38. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 36 Respecto a los tipos de violencia que se ejercen se señalan tres tipos: física, sexual y psicológica. La Declaración, propende por la generación de planes de acción desde los Estados para la elimina- ción de la violencia contra las mujeres, reconociendo la importancia de la coope- ración internacional y de la sociedad civil, particularmente de las ONGs y las organizaciones en pro de la mujer (71). ›› Protocolo Facultativo a la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discrimi- nación contra la mujer en 1999: todo Estado Parte de este Protocolo reconoce la compe- tencia del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer para recibir y considerar las comunicaciones presentadas por quienes consideren ser víctimas de la violación de derechos contemplados en la Convención (72). ›› Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer (Belém do Pará): esta Convención, suscrita por Colombia, destaca que “toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado”. Por ello, los Estados Parte, deben establecer normas, acciones y mecanismos tendienes a sancionar y a erradicar dicha violencia. La modificación de patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres constitruye uno de los aspectos centrales que deben guiar estas medidas las cuales deben enfocarse a “erradicar patrones estereotipados para el hombre y la mujer que legitimizan o exacerban la violencia contra la mujer”(73). ›› En la IX Conferencia Regional de la CEPAL en México (2004) los países de América Latina se comprometieron a “elaborar las medidas integrales necesarias para eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres, incluidas la fami- liar, el abuso y acoso sexual, el incesto, la explotación sexual, el tráfico y trata de mujeres y niñas; así como la prostitución forzada, los asesinatos y las violaciones sistemáticas y el maltrato en situaciones de conflicto armado, además de eliminar las medidas unilaterales contrarias al derecho internacional y a la Carta de las Naciones Unidas”(74). Instrumentos de carácter nacional A nivel nacional, Colombia ha establecido varios instrumentos legales de manera reciente. Entre los más importantes figuran los siguientes: ›› Ley 294 de 1996 para Prevenir, Remediar y Sancionar la Violencia Intrafamiliar, (modificada parcialmente por la Ley 575 del 2000): Esta Ley establece una “Oportuna y eficaz protec- ción especial a aquellas personas que en el contexto de una familia sean o puedan llegar a ser víctimas, en cualquier forma, de daño físico o psíquico, amenaza, maltrato, agravio, ofensa tortura o ultraje, por causa del comportamiento de otro integrante de la unidad familiar” (75). ›› Ley 575 de 2000, por cual se reforma parcial- mente la Ley 294 de 1996: Atribuye a las Comisarías de Familia, la competencia jurisdiccional para dictar medidas de protección a favor de las víctimas de violencia intrafamiliar (76). ›› Ley 600 de 2000 por la cual se expide el Código de Procedimiento Penal: Esta Ley incluyó la violencia intrafamiliar como uno de los delitos que requieren querella de parte (77). ›› Ley 747 de 2002: Mediante esta Ley se hacen unas reformas y adiciones al Código Penal (Ley 599 de 2000), se crea el tipo penal de trata de personas y se dictan otras dispo- siciones (78).
  • 39. ColecciónSaludSexualyReproductiva 37 ›› Ley 800 de 2003: Por medio de esta Ley se aprueban la “Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organi- zada Transnacional” y el “Protocolo para Prevenir, Reprimir, Sancionar la Trata de Personas, especialmente de Mujeres y Niños”, que complementa la Convención de las Naciones Unidas (79). ›› Ley 882 de 2004 (que Modifica la Ley 575): Indica esta Ley que “El que maltrate física o sico- lógicamente a cualquier miembro de su núcleo familiar, incurrirá siempre que la conducta no constituya delito sancionado con pena mayor, en prisión de uno (1) a tres (3) años” (80). ›› Ley 985 de 2005 (que modifica el art. 188-A del Código Penal): Esta Ley adopta medidas de prevención, protección y asistencia nece- saria para víctimas o posibles víctimas de la trata de personas (81). ›› Ley1010de2006: Mediante esta Ley se “Esta- blece medidas para prevenir, corregir y sancionar el acoso laboral y otros hosti- gamientos en el marco de las relaciones de trabajo” (82). ›› Ley 1098 de 2006 (Código de la Infancia y la Adolescencia): La Ley 1098 a propósito de la violencia intrafamiliar establece que “Cualquier forma de violencia en la familia se considera destructiva de su armonía y unidad y debe ser sancionada” (83). ›› Ley 1142 de 2007: Esta Ley sobre “Preven- ción y represión de la actividad delictiva de especial impacto para la convivencia y seguridad ciudadana”, modifica el artí- culo 229 de la Ley 599 de 2000 del Código Penal. Establece que “El que maltrate física o sicológicamente a cualquier miembro de su núcleo familiar, incurrirá, siempre que la conducta no constituya delito sancio- nado con pena mayor, en prisión de cuatro (4) a ocho (8) años” y que “La pena se aumentará de la mitad a las tres cuartas partes cuando la conducta recaiga sobre un menor, una mujer, una persona mayor de sesenta y cinco (65) años o que se encuentre en incapacidad o disminución física, sensorial y psicológica o quien se encuentre en estado de indefensión ”(84). ›› Ley 1236 de 2008: Por medio de esta Ley “se modifican algunos artículos del Código Penal relativos a delitos de abuso sexual”. Lo más destacado de esta Ley está en que se endurecen las penas por acceso carnal violento, por acceso sexual abusivo con menores de 14 años; por actos sexuales con menores de 14 años, por acceso carnal o acto sexual con persona incapaz de resistir; por inducción a la prostitución, contre- ñímiento a la prostitución, estimulo a la prostitución de menores, pornografia de menores y utilización o facilitación de medios de comunicación para ofrecer servicios sexuales de menores(85). ›› Ley 1257 de 2008 ó Ley de Violencias contra las Mujeres: Esta Ley constituye un logro legislativo de la bancada de mujeres parla- mentarias. Por medio de esta Ley se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discrimi- nación contra las mujeres y se reforman los códigos Penal, de Procedimiento Penal y la Ley 294 de 1996 referente a la preven- ción y sanción de la violencia familiar. Entre los aportes de esta Ley está que se tipifica el delito de acoso sexual y se agrava penas para crímenes de lesiones personales y homicidio por razón de ser mujer. Esta ley destaca que la violencia atenta contra los derechos de las mujeres. La Ley 1257 define de la siguiente forma la Violencia contra la mujer: “Cualquier acciónuomisiónquelecausemuerte,daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial por su condición de mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria
  • 40. Género,equidadysaluddelasmujeres «MaríaMercedesLafaurieVillamil» 38 de la libertad, bien sea que se presente en el ámbito público o privado”. El Estado colombiano, por medio de esta Ley adquiere una responsabilidad directa, por lo que le compete ejecutar acciones a favor de las mujeres y de sus derechos los cuales se ven seriamente vulnerados por estas formas de la violencia (86).
  • 41.
  • 42. En primer termino, este recorrido nos muestra que el género como categoría analítica constituye una herramienta útil para detectar y para abordar realidades asociadas a las desigualdades en la salud. Tal cual lo hemos visto, es innegable la inci- dencia de los roles y relaciones de género en las diversas formas de vulnerabilidad frente a la enfermedad. Las mujeres enferman y mueren muchas veces por razones preve- nibles. La violencia de género, bien sea de manera directa o indirecta, cobra miles de vidas de mujeres y la exclusión social y la marginalidad propias de entornos patriar- cales afectan de manera particular los sistemas de salud y los servicios. Los derechos sexuales y reproductivos representan un marco ético-politico que desde la segunda mitad del siglo XX ha venido a jugar un importante papel en lo relativo a la defensa de la salud de la mujer. Es imperioso que estos dere- chos ocupen un lugar destacado en la formación del personal de la salud y que orienten acciones destinadas a trans- formar realidades injustas que afectan la calidad de vida y la libertad de las mujeres para decidir sobre sus cuerpos. Hoy más que nunca se hace necesario reconocer la importancia del cambio de paradigmas en pos de la igualdad social CONCLUSIONES
  • 43. ColecciónSaludSexualyReproductiva 41 entre mujeres y hombres. En los entornos de la salud se requiere comenzar por visibilizar las microviolencias implicadas en el acceso a la salud, en la calidad de los servicios y en las relaciones entre las(os) profesionales de la salud y sus pacientes asi como hacer uso de instrumentos legales para orientar procesos de abordaje e intervención social a favor de la salud y la calidad de vida de las mujeres. De igual forma es necesario reconocer y visi- bilizar nuevas modalidades de la violencia que se ejerce en contra de los derechos sexuales y reproductivos las cuales se extienden en virtud de la globalización y de la sociedad de mercados. Pensar que la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres es algo que sobra en el mundo de hoy, es desconocer la magnitud de las realidades injustas y dolorosas que viven las mujeres en prácticamente todos los países del mundo e incluso aquellas que los mismos hombres deben experimentar cuando no se acogen a los modelos hegemó- nicos que les ha trazado la sociedad. Modernidad no significa igualdad y, por el contrario, con la globalización y con los cambios económicos y sociales que de esta se derivan, surgen nuevas formas de violencia por motivos de género, nuevas modalidades de la esclavitud y nuevas expresiones de la misoginia en países donde la educación de hombres y mujeres, dentro de contextos de igualdad y de respeto, no ha sido el eje del salto cultural que requieren los pueblos, sin ninguna duda, para poder hablar de derechos humanos en toda la extensión que conlleva el concepto.
  • 44. 1. Scott J. El género: una categoría útil para el análisis histórico. En: Lamas M. (Comp.). El género: la construcción cultural de la diferencia sexual. PUEG, México. 2003: 265-302p. 2. Puyana Y. Género y familia: asocia- ciones necesarias. En: Observatorio de asuntos de Género, septiembre- diciembre, 2004, Bogotá, Colombia. 3. Espinar E. Las raíces socioculturales de la violencia de género. Escuela Abierta, 2007: 23-48. 4. Téllez A. Trabajo y representaciones ideológicas de género. Propuesta para un posicionamiento analítico desde la antropología cultural. Gazeta Antro- pológica No 17, 2001. Acceso el 20 de mayo de 2008 desde: http://www.ugr. es/~pwlac/G17_17Anastasia_Tellez_ Infantes.html 5. Esteban ML, Medina R, Távora A. ¿Por qué analizar el amor? Nuevas posibilidades para el estudio de las desigualdades de género. Simposio Cambios culturales y desigualdades de género en el marco local-global actual, l X Congreso de Antropología de la F.A.A.E.E., Sevilla, 19 - 22 de septiembre de 2005. Acceso el 19 de REFERENCIAS
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  • 50. Este ejemplar se terminó de imprimir en el mes de marzo de 2012 en las instalaciones de Javegraf Bogotá D.C., Colombia colección Salud Sexual y Reproductiva
  • 51.
  • 52. colección Salud Sexual y Reproductiva Es innegable la estrecha relación entre el género y las desigualdades en el campo de la salud. Las mujeres y sobre todo las más pobres y de países en vías de desarrollo enferman y mueren por razones que en muchos casos están asociadas de manera directa o indirecta a los roles que desempeñan y a las relaciones de género desiguales que limitan su autonomía. Esta reflexión pone en evidencia, entre otras, el por qué pensar en el mejoramiento de las condiciones de salud de las mujeres, implica generar cambios culturales en pos de la igualdad de género. el libro Género, equidad y salud de las mujeres La Colección de Salud Sexual y Reproductiva, busca ser un referente para quienes tienen un compromiso con el mejoramiento de esta esfera de la salud humana, que está estrechamente ligada al desarrollo social. La constituyen una serie de cuadernillos destinados a la formación en este campo, preparados por docentes de la Maestría de Salud Sexual y Reproductiva de la Universidad El Bosque, cuya producción es reflejo de su reconocida trayectoria. la colección colección Salud Sexual y Reproductiva FACULTAD DE ENFERMERÍA Género, equidad y salud de las mujeresMaría Mercedes Lafaurie Villamil