Jesús entra en Jerusalén montado en un borrico mientras la multitud lo aclama gritando "¡Hosanna!" y "¡Bendito el que viene en nombre del Señor!". Este evento afirma la dignidad real de Jesús como el Mesías esperado y subraya la humildad de los pobres que formarán el pueblo de Dios. Jesús es el peregrino que acude a la ciudad santa para celebrar la Pascua pero que se revela como más importante que el propio santuario, manifestando la gracia y misericordia de Dios
2. Llevaron el borrico, le echaron encima los mantos y Jesús
se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos,
otros con ramas cortadas en el campo.
3. Los que iban delante y detrás gritaban:
¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David!
¡Hosanna en las alturas! ( Mc 11, 1-10)
4. Ese es el grito de la multitud
que acompaña a Jesús.
Él era en verdad
el enviado de Dios.
Con este grito se acogía
al peregrino por excelencia.
Al que venía a ofrecer
el camino para la santidad.
5. Se afirmaba la dignidad real de Jesús,
presentado como el Mesías de Dios
esperado por las gentes.
Se subrayaba la humildad y la mansedumbre
de los pobres, que habrían de formar
el núcleo del pueblo de Dios.
Jesús entraba en la ciudad sobre la montura
que usaban los antiguos príncipes de su tierra.
6. Jesús es el peregrino que acude a la ciudad santa
para celebrar la fiesta de Pascua.
Pero de pronto, el peregrino se revela
como más importante que el santuario.
Es la manifestación de la gracia y la misericordia de Dios.
7. Es el grito de la multitud que
acompaña a Jesús.
Un grito que ha recogido
la liturgia y repetido
cada día en todos los
ángulos de la tierra.
Reconocer a Jesús como el «enviado» de
Dios es la clave de la fe cristiana.
8. Los hombres bendicen a Dios y Dios bendice a los hombres.
Proclamar como «bendito» a Jesús es reconocer
su dignidad divina y su cercanía humana.
9. Venía entonces, viene ahora
y estará viniendo por los siglos.
Viene en sus palabras.
En los signos sacramentales.
Y en la presencia de los pobres.
10. Jesús no venía a condenar al pueblo.
Venía a entregarse por él.
Venía y viene
a proclamar
la Palabra de Dios
y a revelar
la misericordia de Dios.
11. Señor Jesús,
tú llegas a nosotros
con gestos de paz,
te reconocemos como
Mesías y Señor.
Que tu venida
sea para nosotros
fuente de salvación.
Amén.
12. José Román Flecha Andrés
PALABRA DEL SEÑOR –Salamanca
Presentación: Antonia Castro Panero
Música: Pueri Hebraeorum