Gregorio era un niño hijo único que podía comprar muchos juguetes. Era travieso pero compartía sus juguetes con sus amigos, por lo que estos formaban grandes grupos para jugar con él. Un día, accidentalmente le disparó agua a un amigo en el ojo, ocasionándole una lesión. La mamá de ese niño fue a quejarse con la mamá de Gregorio para que lo castigara, aunque él dijo que fue un accidente. Lo castigaron por una semana sin poder jugar.