Tras la Primera Guerra Mundial, hubo un aparente triunfo de la democracia en Europa pero pronto surgieron dictaduras en el centro, este y sur del continente. Los tratados de paz no resolvieron los problemas existentes e incluso crearon nuevos, mientras las consecuencias económicas y sociales de la guerra llevaron a la inestabilidad. En este contexto, el fascismo se presentó como una alternativa global frente a la democracia y el comunismo.