1. e quejaba tímidamente, discretamen- mujer y mis hijos, en la casa de Pablo :!e
te, pero no sin firmeza, Luk6 de €lo- Rokha. Y o , por de pronto, no era un le-
del hecho de que en las generosasfies- go en el tema. Desde niño había saborea-
t a i p5x;ares del centenario de su padre ~ i la chanfaina hecha por mi madre. Miás
v
ra a levantarse una eqxcie de es- tzrdr, las chanfainas preparadas por mi
o de otro Pablo de Rokha. Un ?a- suegra tenian virtudes licanteninas. Se me
tokha transformado en He!iog:il- advierte que hoy la chanfaina, compues-
bslo con hábitos de vendedor viajcrn ta de vísceras de cordero (bofe, pana, pa-
Como apuntaba Pero Grullo, n ‘ o
i 2
. j2ri!b, etc.), es guiso imposible. Fiayyro-
ni lo otro. M á s bien todo lo ccvt:*, 10 ... Iribición de venta de “interiores” de o
’
Todos, quizás, por compro 110s.
mesurado con la anécdota, Eietr, CV7-4WDO prensa irrunipió en ! A ca-
la
contribuyendo al diseño de e m sa de ?ablo de Rolda con motivo de S L I
go banal v retorcida. Si es cierto P:.cnñin hlacional de Literatura (1965), !o
ioeditabi con bullicioso sorprendió en el prrcko
entusiasmo, también es momento en que se
cierto que lo hacía com- aprestaba a manducar-
penetrado de la idea de se un plato de prietas
haber establecido un sis- con papas paradas. Los pd
tema que le permitía el fotógrafos lo inmortali-
contacto sin intermedia- zaron comiendo y ha- h
rios con el público. D e blando con vehemencia. h
ahí entonces la puntua- E l poema Epopeya
lidad con que asumía de las comidas y %as 8
personalmente a veces, bebidas de Chile, ha-
conste, no siempre, la llazgo en su género, ma- [3-
colocación de sus volu- nifestación rabelaisiana d
minosos libros en el mer- del gusto por la vida y
cado de lectores. Según por los alimentos terres- P
mis recuerdos directos, tres, testimonios del es-
que abarcan los penúl- píritu dionisíaco que do-
timo tiempos del poeta, minaba a Pablo de Ro-
las actividades de este or- kha, provocó entusias-
den le tomaban tres o mo y urticarias. E n un
cuatro meses del año. El extenso artículo publi- -y L
resto lo ocupaba en es- cado en el semanario %
cribir s u obra, en inciero- Zig-Zag, el Pdo. Fidcl
gables tareas de lectura y
en la elaboración de la
revisto Rlultitud,
Araneda Bravo, junto
con elogiar varios traba-
jos singulares conteni-
?
En los programas del dos en el libro Autorre- h
trato de Chile, conde- P
na acremente la presen-
cia en esas páginas de un
texto donde se dice que
> Q
“los chanchos parecen
obispos y los obispos pa-
recen chanchos”. No re-
cuerdo, al respecto, pro- cn
testas oficiales del Pen
Club de entonces en re- /i)
lación con apuntaciones
tallarines; ensalada chi-
como ésta en el mismo
poema: “...y la niña de
3
:
i
lena; vino. la casa os convida a que
Pablo de Rokha, en
verdad, era corpulento y,
como la mayoría de
recitéis, como un cual-
auier maricón del T e n
Club’, por ejemplo...”.
P
-
nuestros poetas, dado a la buena mesa y Una de las razones de que la poesía de
al buen vino de casa. No creo que su ape- Pablo de Rokha sea tan visitada por los jó-
tito haya sido superior al de Neruda. M á s venes en estos días consiste en la transgre-
escolástico este último, no ocultaba sus sión constante que creen encontrar en ella.
preferencias por algunos platos de elabo- EN ELpoema citado, Pablo de Rokha
ración exquisita como las angulas al pil- alude así a las fiestas por antonomasia de
pil. Hombre criado en andanzas, por bra- los chilenos: “Como absolutamente todos
víos cajones cordilleranosdel antiguc Chi- los bautizos se celebran entre junio y ju-
le agrario,Pablode Rukba daba a la &an- lou agosro, y rambi9nb s velorios,l ssan-
i o
faina carácter de plato favorito. En la po- tos y los casorios, las remoliendas en ge-
lifonía de su obra Epopeya de las comi- neral, las tomateras, los esquinazos, cu-
das y las bebidas de Chile (Ensueño chipandas y alharacas, así como todos los
del infierno), texto escrito, si no me equi- tontos se llaman ‘Felone’, si usted se pre-
voco, para el volumen antológico Auto- senta malo del cuerpo, tómese una gran
rretrato de Chile (Zig-Zag, 1957), de chupilca de madrugada y frótese las ma-
Nicomedes Guzmán, explica: “La chan- nos de gusto...”.
faina licantenina es guiso lacustre, mito Como se sabe, donde aparece “Felo-
de rio y ribera, fluvial-oceánico y cordille- ne”, Pablo de Rokha había escrito origi-
rano, lugareño, aldeano, campesino, pro- nalmente “Alone”. La aceptación del
vinciano y como de iglesia, volcánico y cambio obedeció a peliagudos y latos
dramático.. .”. acuerdos de última hora. E n ediciones
Pues bien, tuve ocasión en varias opor- posteriores del poema, obviamente, rea-
tunidades de comer chanfaina, junto a mi pareció “Alone”.