1. 3.4. LA ALTA ESCOLASTICA (Xl – XV d.c.):
Se denomina "alta escolástica" la que tuvo lugar durante los siglos XI y XV,
periodo caracterizado por las grandes cruzadas, el resurgimiento de las ciudades y
por un centralismo del poder papal que desembocó en una lucha por las
investiduras.
Esta famosa disputa, que se inicia en el siglo XII, enfrentó, entre otros a Guillermo
de Champeaux con uno de los filósofos más representativos del período, Pedro
Abelardo, a quien suele atribuírsele la creación del método escolático de la
quaestio en su obra Sic et non que no es sino una colección de sentencias de los
Padres de la Iglesia, dispuestas como opiniones opuesta acerca de las mismas
problemáticas.
El único libro de filosofía política correspondiente al período es escrito por Juan de
Salisbury. Este trabajo es anterior al redescubrimiento de la Política de Aristóteles
y se inspira en la "ley natural" postulada por el estoicismo, que somete a todos,
incluyendo a los reyes.
“LOS FACTORES PARA QUE SE DIERA LA ALTA ESCOLÁSTICA FUERON
LA FUNDACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES, EL INGRESO DE LAS ÓRDENES
MENDICANTES A LA UNIVERSIDAD Y LA INCORPORACIÓN Y ASIMILACIÓN
DEL PENSAMIENTO ARISTOTÉLICO”.
En qué se distinguen la alta escolástica y la escolástica primitiva sólo puede
describirse mediante una serie de elementos externos e internos. En el aspecto
externo mencionemos: el nuevo impulso científico por la fundación de las primeras
universidades, la creación y el desarrollo ulterior de nuevos géneros literarios y
métodos (comentarios a las sentencias, las sumas, la forma de «quaestio» con
argumentos y contra-argumentos), una más intensa función de la razón junto a la
autoridad de la Escritura y la tradición. Las peculiares notas intelectuales de esta
nueva época se derivan de un conocimiento cada vez más completo de Aristóteles,
en parte gracias a la escolástica árabe y judía, que iba siendo conocida en
occidente, en parte por traducciones propias del griego al latín hechas en el siglo
Xlll, las cuales condujeron al aristotelismo de la alta escolástica. Y dichas notas
también se derivan del desarrollo ulterior de la línea agustiniano-neoplatónica de la
escolástica primitiva. Las mezclas a que dan lugar estas dos corrientes en la alta
edad media constituyen un campo especial de investigación.
El punto de partida del pensamiento de la alta escolástica es la cuestión de si la
teología puede armonizarse con el concepto aristotélico de ciencia y con el método
de las conclusiones lógicas, de si puede darse una filosofía autónoma junto a la
teología e igualmente el problema de cuál es el supremo y universal principio del
que se deriva todo ente. Las diversas corrientes filosóficas y teológicas de la edad
media se distinguen entre sí más fuertemente de lo que podía saberse hace
algunos decenios. Y para cada una de ellas apenas cabe hallar un denominador
común, como si la escuela dominicana fuera preferentemente aristotélica y la
teología de los franciscanos fuera principalmente agustiniana y neoplatónica. Pero,
con toda la precaución requerida, se puede decir muy bien que la reserva y la
distancia, crítica frente a una inteligencia aristotélica de la teología son mayores en
la orden franciscana, y que en Tomás de Aquino y en la línea marcada por él se
impone con más fuerza la separación entre filosofía y teología (tomismo).
3.4.1. El lulismo (Xllld.c.):
2. Es una escuela de la alta escolástica.
Tendencia filosófica y mística basada en el pensamiento de Raimundo Lulio,
filósofo español del siglo XIII que se inclina por el agustinianismo e intenta
elaborar “UN SISTEMA FILOSÓFICO DE RIGOR DEDUCTIVO” y culmina en
una filosofía matemática.
El lulismo puede ser comprendido como un intento de modelo gerencial del Estado
y de la gobernabilidad política. Se refiere, por tanto, al campo estricto de la
ingeniería política, no constituyéndose en un proyecto de desarrollo o proyecto
estratégico de país. Como intento de modelo gerencial, el lulismo consume, pero
no se limita a la figura política que se le presta el nombre. Lula es menor que el
lulismo y compone, sin embargo no determina, sus condiciones.
Raimundo Lulio, a quien Giordano Bruno tenía por «ingenio divino», es por todos
conceptos la imagen de su tiempo. Nació en Palma de Mallorca en 1234; después
de juventud borrascosa, se separó de su mujer, cuidando de asegurarle su
subsistencia, y puso fin a los escándalos metiéndose a fraile y consagrándose al
estudio.
La exaltación de su carácter abrió a la filosofía cristiana española la gloriosa vía
del misticismo en el Libre del Amich e del Amat. Abarcando en el foco de su genio
elementos de espacio y de tiempo, la filosofía luliana ostenta cuatro caracteres
simultáneos: es a la vez mística, popular, enciclopédica y artística. Además, posee
una pronunciada inclinación catequista, norte que guía toda la vida y la producción
de Lulio. Jamás sus obras prosadas carecen de finalidad docente. Siempre se
siente apóstol el Doctor Iluminado, pero gusta de moldear la exposición en formas
artísticas, aprovechando el símbolo, el apólogo, el esquema, la alegoría, el
diálogo.
Según el proceso lógico dibujado en el Libre de Contemplacio en Deu, los objetos
sensibles sirven al entendimiento de escala para pasar a las cosas intelectuales.
El hombre debe estudiar todas las cosas en sí mismas, incluso la esencia divina.
Al enfocar las relaciones entre la fe y la razón, después de trazar un esquema de
la fe y sus formas y de la razón y las suyas, en los brazos de una cruz, cuyo árbol
perpendicular contiene un resumen del Símbolo de la fe, establece que la fe puede
estar en el hombre en potencia, en acto y de una tersa manera, mirar será entre la
fe potencial en la fe actual». La razón también puede ser potencial, actual o mixta,
pero tiene una cuarta forma que se halla entre la potencia racional y la sensitiva.
Como todos los místicos, no cabe en las mallas de la escolástica y pone al
desnudo su artificio en el Ars magna, mediante un sistema especial de cuadros, en
que se representan todas las combinaciones posibles de la inteligencia humana.
La empresa acometida en esta obra, es nada menos que el proyecto de una
máquina de pensar.
Por cuanto toda ciencia es de universales, para que por los universales sepamos
descender a los particulares y dar razón de ellos, por eso se siguen los
universales escritos abajo, para que el entendimiento pueda por ellos exaltarse en
todas materias.
Fue creciendo en fama y autoridad el lulismo, que contaba en el siglo XV sectarios
como Raimundo Sabunde, autor del libro De las criaturas
3.4.2. Averroísmo latino o Aristotelismo heterodoxo (Xll – Xllld.c.):
3. La corriente averroísta surge tras la entrada de las obras de Aristóteles en la
Universidad de París (finales del siglo XII, principios del XIII).
Dicha entrada tiene tal repercusión que prohíben la lectura de las obras en varias
ocasiones (1210, 15, etc.). Asimismo, en la Universidad de París, los filósofos y
teólogos se posicionan al respecto en la lucha doctrinalque se inicia en este
momento.
Por un lado, Buenaventura y John Peckham, cuya postura se puede calificar de
“extremismocristiano”. Ellos afirman que no existe filosofía sin fe. Por otro lado hay
una postura más moderada o de “aristotelismoortodoxo”, que es la de Tomás de
Aquino y Alberto Magno, caracterizada por mezclar el aristotelismo con elementos
neoplatónicos. Y, por último, la postura averroísta, que es la de, Siger de Brabante
y Boecio de Dacia, entre otros. Podemos calificarla de “aristotelismoradical” o
“aristotelismo heterodoxo”.
Hay que especificar que “averroísta” no significa “seguidor de Averroes” (pues
entonces Alberto Magno y Tomás de Aquino serían averroístas). Tampoco es
averroísta el que acepta tesis de Averroes. Los averroístas son aquéllos que, en la
Facultad de Artes de la Universidad de París aceptan e interpretan
doctrinasderivadas de Averroes.
“SUS MAESTROS SE PREOCUPARON FUNDAMENTALMENTE POR EL
ESTUDIO DE LA FILOSOFÍA ATENIÉNDOSE A LA RAZÓN, Y EN CASO DE
DUDA ACUDÍAN A LA FE”.
Pronunciar el nombre de Averroes es evocar una vigorosa personalidad y un
filósofo auténtico, del que todos en Occidente han oído hablar, en una u otra
medida. Pero es lamentable que la óptica occidental se haya mostrado aquí tan
carente de perspectiva. Como ya hemos deplorado, se ha repetido una y mil veces
que Averroes era el más grande, el más insigne representante de lo que se ha
llamado «filosofía árabe», y que con él esa filosofía había alcanzado Se perdía así
de vista lo que sucedía en Oriente, donde precisamente la obra de Averroes había
pasado poco menos que inadvertida.
Nace en París, donde sus seguidores llegan a ser expulsados de las
universidades. Propone tres tesis:
-El mundo es eterno y no creado.
-El alma individual no es inmortal sino perecedera y corruptible. Solamente es
inmortal el entendimiento único y mismo para toda la humanidad (niega la
salvación).
-Existe una doble verdad: una teológica o de fe y otra filosófica o de razón.
Era una actividad filosófica de la escolástica pre-tomista que fue esencialmente
lógico-dialéctica y, luego, formal. Sin embargo, en aquel entonces, esta actividad
formal, intensa y penetrante, esperaba por un contenido adecuado, racional,
filosófico; y tal contenido le fue proporcionado por la descubierta del sistema
aristotélico integral, que representa el ápice del pensamiento helénico…
Pues este movimiento cultural y filosófico, se desenvolvió especialmente en el
ámbito de las universidades, entonces surgidas y organizadas eficientemente,
gracias a los pensadores pertenecientes a las órdenes religiosas, los cuales a todo
renunciaban, salvo a la ciencia y a la caridad.
3.4.3. EL AGUSTINIANISMO FRANCISCANO (Xlll – XlVd.c.):
4. La influencia del Doctor de Hipona ha sido tan excepcional en la Iglesia que,
después de haber indicado sus características, es apropiado indicar las fases
principales del desarrollo histórico de su doctrina. La palabra agustinismo designa
a veces el cuerpo entero de las doctrinas filosóficas de Agustín y otras veces se
restringe a su sistema de gracia. De aquí la división del tema: (1) agustinismo
filosófico; (2) agustinismo teológico sobre la gracia; (3) leyes que gobernaron la
mitigación del agustinismo.
“AQUÍ HAY POCA DISTINCIÓN ENTE FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA”.
Estas explicaciones de San Tomás significan una notable diferencia con relación a
la teoría franciscana del conocimiento. En efecto, según ésta, el alma no adquiere
el conocimiento de los objetos inmateriales por los sentidos, sino que los ve o por
reflexión sobre sí misma o en las ideas eternas. El conocimiento intelectual del
mundo corpóreo lo adquiere el alma por medio de los sentidos.
San Francisco de Asís mantuvo personalmente una actitud desconfiada hacia el
estudio, fiel a su principio de que tanto se sabe cuanto se obra y a su vocación
profética de renovar la Iglesia por las sendas de la pobreza, de la sencillez y de la
humildad evangélicas. Sin embargo, preconizó en su regla el respeto hacia los
teólogos y permitió a San Antonio de Padua que enseñase en Bolonia la teología,
con tal que fuese sin detrimento de la piedad. Habiendo nacido la orden
franciscana como una fraternidad laica, el fenómeno de su clericalización, la
necesidad de combatir las herejías, la actividad misionera, la expresa voluntad de
los Papas, la fraterna emulación con la Orden dominicana y el haberse establecido
en Bolonia, París y Oxford, donde era muy fuerte el ambiente intelectual, explican
los orígenes de esta escuela que, con la tomista, constituye uno de los pilares de
la Escolástica y es parte integrante del patrimonio filosófico-teológico
perennemente válido de la Iglesia.
Cuando llegan los Frailes Menores a la Universidad, penetrada totalmente por la
tradición patrístico-agustiniana, se está introduciendo en ella el aristotelismo, tanto
en su versión averroísta heterodoxa cuanto en el concordismo tomista. Varias
razones llevan a los franciscanos a incorporarse al agustinismo y a constituirlo
después en sistema frente a ambas formas de aristotelismo:
a) La gran afinidad existente entre la espiritualidad de San Francisco y la de San
Agustín.
b) El hecho de que los iniciadores de la escuela franciscana fuesen todos
decididamente agustinianos.
c) La desconfianza ante un sistema pagano que en alguno de sus aspectos
contradecía al cristianismo.
Es difícil poder presentar la escuela franciscana como una unidad doctrinal en
evolución, a causa de la libertad intelectual y respeto a la personalidad que
caracterizan a la orden franciscana, dificultando el espíritu de discipulado de
donde se originan las escuelas. Cierto que dos pensadores (San Buenaventura y
Escoto) más que otros han agrupado en torno a sí discípulos y que aun entre ellos
puede observarse cierta línea de continuidad, pero otros autores se resisten a una
clasificación, mientras que el nominalismo pone en embarazo a quienes intentan
situarlo.
3.4.3.1. San Buenaventura: (Juan de Fidanza) (1217 – 1274 d.c.)
5. Religioso y teólogo italiano, general de los franciscanos. Juan de Fidanza, su
verdadero nombre, nació en Bagnoregio (cerca de Viterbo) y estudió Artes, desde
1236 hasta 1242, en la Universidad de París, donde fue discípulo de Alejandro de
Hales. Tras ingresar en la orden franciscana en 1243 (cuando adoptó el nombre
de Buenaventura), cursó estudios de Teología en la Sorbona y alcanzó el título de
maestro de dicha disciplina en 1253. Durante este periodo preparó un comentario
sobre las Escrituras, el Breviloquium, y, al igual que su coetáneo santo Tomás de
Aquino, trabajó para integrar la visión aristotélica en la tradición de san Agustín de
Hipona. Aceptó gran parte de la filosofía científica de Aristóteles, pero rechazó lo
que conocía de su metafísica por insuficiente, ya que, al filósofo griego no le
guiaba la luz de la fe cristiana. La doctrina de la iluminación de la mente humana
(el alma) por el Divino la tomó de las doctrinas de san Agustín. Su Itinerario de la
mente hacia Dios (1259), obra clave de la literatura mística, y otros tratados
semejantes, reflejan su preocupación por cómo el alma reconoce y se une a Dios.
Célebre por sus escritos espirituales, que le convirtieron en uno de los más
destacados teólogos medievales, fue declarado doctor de la Iglesia. También
recibió el sobrenombre de Doctor Seráfico.
“PARA ESTE FILÓSOFO SE TRATA DEL AMOR DE DIOS ALCANZADO POR
EL CAMINO DE LA TEOLOGÍA AYUDADO DE LA FILOSOFÍA”.
Para él, Cristo es la fuente de todo saber, y su Iglesia es a la vez guardiana y
dispensadora de ese tesoro. Así es que el pensamiento cristiano no tiene que
pedirle prestado nada ni a los árabes, ni a los griegos, ni a ninguna escuela
pagana. ¿No es Cristo mediador universal en el orden de la ciencia tanto como en
el del ser, el de la gracia y el de la gloria? El Verbo de Dios es el supremo ejemplar:
de El deriva toda existencia, toda actividad, toda luz.
Aunque la ciencia y la filosofía no son despreciables, como tampoco ningún
elemento de la naturaleza humana, son sin embargo gravemente indigentes,
como esta naturaleza misma en su conjunto; tienen una urgente necesidad de
que las complete la Revelación. “Aislada e independiente, la filosofía lleva
fatalmente al error; así es que no se concibe sino subordinada a la teología”.
“La ciencia precede de la Fe y la prepara dándole a la inteligencia natural
nociones tales como la existencia de Dios, pero de discernir a la Divinidad misma,
de saber cómo se armonizan en Dios la unidad de naturaleza y la pluralidad de
las personas, la ciencia es incapaz, a menos de ser esclarecida por la Fe”.
Por lo cual, aunque espiga en los filósofos algunas ideas o modos dialécticos, no
cera de dominarlos, de juzgarlos. Admira los sublimes vuelos de Platón, pero le
reprocha el hacer remontar todo conocimiento y toda rectitud a un mundo
puramente inteligible o ideal; critica a Aristóteles por su realismo demasiado
vulgar, pero le aprueba el hacer partir el conocimiento humano de la experiencia
sensible.
“El Itinerario del alma de Dios” es una obra a la vez filosófica, teológica y mística.
Adoptando el método inverso al que había seguido en el Breviloquio, el autor traza
esta vez el camino por el cual el alma se eleva gradualmente, a partir de las
creaturas, hasta el conocimiento del Creador y llega finalmente a la unión íntima
con Dios.
3.4.3.2. Escuela de Oxford o el tradicionalismo científico (XlVd.c.):
6. Movimiento filosófico iniciado por la llegada de los franciscanos a la Universidad
de Oxford en el siglo XII. La escuela de Oxford es un grupo de filósofos del siglo
XIV, dependientes de la Universidad de Oxford, que introdujeron la interpretación
matemática en la física aristotélica, y con esto propusieron cuestiones y problemas
nuevos que se adelantaron a los que trató con mayor propiedad la ciencia
moderna. A diferencia de sus coetáneos de la escuela de París, cultivaron más las
matemáticas que las cuestiones físicas y se refirieron poco a la experiencia, de ahí
el nombre de calculatores que les aplica la tradición.
El método franciscano de enseñanza introducía el comentario de los textos árabes
o las traducciones más recientes de Aristóteles así como de los comentaristas
judíos. Los filósofos pertenecientes a la Escuela de Oxford reciben el nombre de
Oxonianos, y puede reconocerse entre ellos a Rogelio Bacon, Duns Escoto,
Tomás de York, Juan Pecham y Ricardo de Mediavilla.
Roberto de Grosseteste (1175 - 1253) nacido en Stradbroke, franciscano, fue un
erudito en casi todos los ámbitos del saber de su época y desempeñó el cargo de
Obispo en Lincoln (Inglaterra) durante el siglo XIII. Fue probablemente el primer
canciller de esta universidad. Recuperó para el método científico la idea griega de
explicación. Su concepción de la ciencia implicaba observaciones y experimentos.
La posibilidad de aplicar la matemática a la ciencia física sería desarrollada, en el
siglo XIV, por otro grupo de discípulos suyos vinculados al MertonCollege,
conocidos como los Calculatores, quienes desarrollaron una matemática del
movimiento. Su línea de pensamiento proponía retomar el pensamiento de San
Agustín, procurando volver sobre a la tradición escolástica tal como se formuló en
su origen. Se trata de un gran erudito que logró escribir sobre casi todos los
ámbitos del saber: astronomía, matemáticas, teología, etc.
“SU FUNDADOR, ROBERTO GROSSETESTE DICE QUE EN SU FILOSOFÍA
SON IMPORTANTES TRES PUNTOS”:
La teoría física del universo.
La teoría metafísica del mundo.
La síntesis de ambas.
La universidad de Oxford fue muy diferente a la de Paris, pues no tuvo la
importancia y significado de esta pero hacia que la ciudad tuviera la primacía
cultural en el occidente cristiano, la universidad inglesa estuvo menos regulada por
los Papas.
En la de Oxford importaron especialmente los libros aristotélicos sobre la
naturaleza y los de tipo científico, además del interés por la experiencia y la
naturaleza y se atendió también a las matemáticas.
La universidad de Oxford como lugar de reserva de la escolástica tradicional, se
convirtió en uno de los centros combativos, contra la nueva escolástica
aristotélica. El tradicionalismo científico de Oxford fue así el germen del
nominalismo y en definitiva, de la decadencia de la escolástica, podría decirse que
logro romper las grandes síntesis filosófico – teológicas del siglo Xlll e iniciar la
crisis escolástica, además que preparo la aparición en el siglo XlV de las semillas
del pensamiento filosófico y científico de la modernidad.