1. NUESTRA SEÑORA DE LA FUENSANTA
La Morenica Patrona de Murcia
La devoción del pueblo murciano por Nuestra Señora de la Fuensanta es
muy antigua, surgiendo a partir de la aparición de la Virgen en el monte
conocido como El Hondoyuelo. Cuenta la leyenda que en esta sierra,
situada a unos 5 kilómetros de la capital y ya considerada como enclave
sagrado por las primeras civilizaciones que habitaron la zona, María
había hecho brotar la “fuente santa” que dio nombre a la advocación. El
pequeño manantial aún hoy riega aquel paraje y desde el siglo XV consta
la existencia de una ermita en honor a la Virgen coronando el lugar.
Así la sierra del Saler, desde tiempos muy remotos, dio cobijo en sus
cuevas a una serie de anacoretas que, convertidos más tarde a la vida
cenobítica, daría lugar a diversos conventos y al Santuario de Nuestra
Señora de la Fuensanta, Patrona de Murcia, situado en Algezares. Al
principio era una humilde ermita llamada del Hondoyuelo, servida por el
ermitaño Pedro Busquete. En el siglo XV se hace referencia a una ermita
y una fuente, a esta última se la denomina santa.
2. LA IMAGEN
En cuanto a la imagen que da nombre al modesto Santuario primitivo, las
noticias son confusas y contradictorias: mientras unos refieren la
existencia de una antiquísima imagen de María, cuya antigüedad acercan
al dominio de los visigodos, otros dicen que se la llamaba de la
Encarnación y que no llevaba imagen del Niño. También cuentan que al
construir el Obispo fray Antonio María de Trejo, franciscano, el retablo del
Trascoro de la catedral, dedicado a la Purísima, hizo llevar al Santuario
del Monte la primitiva imagen de la Virgen de las Fiebres, que hasta el
siglo XVII había permanecido en la catedral. Fue a finales del siglo XVII
cuando comenzó a designarse con el título de la Fuensanta a la imagen
de la Virgen de las Fiebres. La imagen de la Virgen, es una escultura del
siglo XV, de madera estofada.
LOS MILAGROS MAS IMPORTANTES
El año 1694, por la gran sequía reinante, se trajo como de costumbre la
imagen de la Virgen de la Arrixaca, patrona de Murcia desde los tiempos
de la reconquista, a la catedral y se celebraron las rogativas, pero sin
resultado alguno. Alguien sugirió la idea de traer también en rogativa,
desde su Santuario del Monte, a la Virgen de la Fuensanta, cuyo
patronato ejercía el Cabildo Catedralicio. El Obispo se puso en contra de
tal decisión, pero entre el Cabildo de la Catedral y los Padres Capuchinos
se trajo la imagen. Después de una serie de incidentes llovió y nevó
abundantemente, con lo que creció enormemente el prestigio de esta
imagen de la Fuensanta, en detrimento de la de Arrixaca, cuyo culto y
devoción comenzó a declinar. Durante las grandes epidemias que
asolaron la Región de Murcia los años 1834, 1854, 1865 y 1885, así
como en las numerosas riadas, el Patrocinio de la Virgen fue evidente, y
así lo reconocieron los murcianos.
EL TEMPLO
El Santuario de la Virgen es hoy uno de los más visitados del país, no
sólo como lugar de peregrinación sino también por la belleza del enclave.
Sobre la ermita primitiva, descrita en antiguos documentos como “entre
iglesia y mezquita”, empieza a construirse a finales del XVII un nuevo
templo más acorde con el gran poder de convocatoria que estaba
adquiriendo La Fuensanta.
En 1694 se derriba la vieja ermita y se comienza a construir el Santuario
3. actual, terminado en 1712. Es de planta de cruz latina con tres pilastras a
cada lado y con arcos entre las tres capillas a derecha e izquierda. El
retablo mayor, churrigueresco, tiene columnas y estípites con imágenes a
los lados. La fachada del edificio es de 1705, obra de Toribio Martínez de
la Vega. Dos torres en su barroquismo y media naranja coronan el
edificio. En el interior de la iglesia se encuentra la venerada talla de la
patrona, una escultura de origen gótico y retocada en el siglo XVIII por el
imaginero Roque López, atribuyéndose el Niño a Francisco Salzillo. La
hermosura de la imagen es indiscutible, cuyo aspecto se embellece con
lujosos ropajes, joyas y coronas regaladas por los fieles, siendo el color
tostado de su cara el que ha motivado que sea cariñosamente conocida
con el sobrenombre de “La Morenica”. También encontramos en el
templo importantes frescos del pintor Pedro Flores alusivos a la
advocación, así como una hermosa colección de relieves sobre temas
evangélicos marianos realizados por el escultor Juan González Moreno.
El Santuario está custodiado por un monasterio de religiosas
benedictinas, constituyendo ambos desde su encumbrado
emplazamiento el mejor mirador sobre Murcia y toda la Vega del Segura.
El Santuario, fue salvajemente profanado, destruidas imágenes y
convertido el templo en almacén de pólvora en 1936, la imagen se pudo
salvar cuidadosamente escondida. En 1939, la imagen fue trasladada a
la Catedral, en cuyo altar mayor permaneció varios años, hasta que se la
pudo restituir a su Santuario del Monte, provisionalmente arreglado. El 20
de abril de 1961 el Obispo Sanahuja Marcé procedió a la consagración
del restaurado Santuario. Destaca el nuevo retablo al estilo barroco,
tallado en Granada, las arcadas laterales y los primorosos relieves del
escultor murciano Juan González Moreno y las pinturas de Pedro Flores.
RECONOCIMIENTOS
En un arranque de fervor patriótico, durante la Guerra de la
Independencia, la Virgen de la Fuensanta fue proclamada Generala de
las tropas españolas el 27 de mayo de 1808. El Brigadier don Pedro
González de Llamas Molina le ofrendó su fajín de general, que todavía
ostenta, y dio nombre a un batallón de caballería. Es Patrona de Murcia
desde 1731. El 24 de abril de 1927 fue coronada canónicamente por el
nuncio apostólico, el futuro cardenal Tedeschini..
LOS FESTEJOS
La difusión del culto a Nuestra Señora de la Fuensanta desde su
proclamación como patrona, ha venido ligada a la celebración de
traslados periódicos de la efigie desde el Santuario hasta la Catedral de
4. la ciudad y viceversa.
Tanto en las romerías como en los demás actos protagonizados por la
Virgen, la antigua Hermandad de Caballeros de la Fuensanta es la
encargada de custodiar la venerada imagen. Estos traslados no tienen
una fecha fija asignada en el calendario, sino que sólo han de cumplir
con la antigua costumbre de que «un jueves la traen y un martes se la
llevan»; es decir, que siempre se realiza el trayecto del monte a la ciudad
un jueves, y el retorno un martes. Actualmente, dos son las ocasiones
establecidas para llevar a La Fuensanta a Murcia: una con la llegada de
la Cuaresma, alargando su permanencia en la Catedral hasta la
finalización de las Fiestas de Primavera (periodo festivo de la capital que
tiene lugar tras la Semana Santa); y otra en septiembre con motivo de su
festividad (que se conmemora el domingo siguiente al día 8 de dicho
mes), dando lugar a la celebración de la Feria. Durante su estancia en la
ciudad, diversos actos protagonizados por la Virgen merecen especial
reseña. Dos de ellos tienen lugar durante las mencionadas Fiestas de
Primavera, como son la ofrenda floral que se le tributa a las puertas de la
Catedral y la solemne procesión con la imagen por las calles del casco
antiguo. Otro es la celebración de su onomástica, en septiembre, con
Solemne Novena que finaliza con una Misa Pontifical y Procesión
Claustral en el interior del templo catedralicio. Pero sin lugar a dudas, es
durante las romerías cuando el sentimiento de los fieles hacia “La
Morenica” se hace más latente y, entre todas ellas, destaca la celebrada
el martes siguiente a su festividad. Ésta es la más tradicional y
multitudinaria, congregando a más de medio millón de romeros llegados
de todo el sureste español para acompañar a la Virgen en su regreso al
Santuario. Los alrededores de la Catedral, que permanece abierta toda la
noche del lunes al martes, empiezan a llenarse de fieles que esperan la
salida de la Virgen mientras grupos folklóricos bailan y cantan en honor
de la patrona. También las inmediaciones del Santuario se colman con
los primeros romeros, que pasan la noche en el monte en un ambiente
fraternal y lleno de tipismo. Al amanecer y tras una misa de despedida,
Nuestra Señora de la Fuensanta sale finalmente de la manera más
triunfal del templo catedralicio para emprender el camino arropada por la
muchedumbre. El trono de plata navega lentamente por un río de
romeros, sucediéndose las tradicionales “lluvias de pétalos” con que los
murcianos tributan a su patrona desde los balcones del recorrido.
Arrancan los aplausos a su paso, vítores y piropos se elevan en su
honor, Murcia se rinde emocionada ante el rostro moreno de su Señora y
Reina, cientos de miles de murcianos la aclaman a una sola voz y la
imagen de la Virgen de la Fuensanta es trasladada con los mejores
honores hasta su Santuario del Monte. Entrada la tarde y después de
dejar atrás la ciudad atravesando el paisaje huertano, La Fuensanta llega
al pié de su sierra, donde ya sólo restan las llamadas “Siete Cuestas” que
la separan del Santuario; esas rampas son ascendidas por muchos
romeros de rodillas, otros descalzos, en señal de promesa. Todo el
5. monte es un clamor al paso de “La Morenica”, que tras una lenta subida
alcanza finalmente la atalaya de la iglesia. Y desde las puertas del
Santuario, la Virgen es vuelta a la ciudad y al pueblo que abarrota el
lugar en señal de despedida, entrando después a su templo acompañada
de vítores que resuenan por toda la serranía. Bien lo dice su Himno, algo
tiene su cara morena, algo que engancha y enamora, algo que toca a lo
más profundo del corazón, y con el alma a flor de piel, con las lágrimas
en los ojos y lleno de fe y devoción no puedes dejar de mirar sus ojos y
pedirle que nunca nos deje. Nuestra Señora de la Fuensanta, Reina y
Patrona de Murcia, Ruega por nosotros.
6. monte es un clamor al paso de “La Morenica”, que tras una lenta subida
alcanza finalmente la atalaya de la iglesia. Y desde las puertas del
Santuario, la Virgen es vuelta a la ciudad y al pueblo que abarrota el
lugar en señal de despedida, entrando después a su templo acompañada
de vítores que resuenan por toda la serranía. Bien lo dice su Himno, algo
tiene su cara morena, algo que engancha y enamora, algo que toca a lo
más profundo del corazón, y con el alma a flor de piel, con las lágrimas
en los ojos y lleno de fe y devoción no puedes dejar de mirar sus ojos y
pedirle que nunca nos deje. Nuestra Señora de la Fuensanta, Reina y
Patrona de Murcia, Ruega por nosotros.