1. CRÍTICA AL
DICCIONARIO DE LA
REAL ACADEMIA
ESPAÑOLA (DRAE)
Francisco Hernández Moreno
Coral González Conejo
Mª Dolores Montesinos Padilla
Sara Muñoyerro Martín
Grado en Periodismo
Grupo 32-1
Lengua Española Aplicada a los Medios
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2. Introducción
¿Qué es el DRAE?
El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), editado por primera vez en 1780,
se crea con el fin de plasmar las reglas normativas del español elaboradas por la Real
Academia Española (RAE). Esta primera edición aparece con el nombre “Diccionario de
la lengua castellana compuesto por la Real Academia Española”, título que ha ido
variando en las distintas ediciones. Actualmente lo conocemos como “Diccionario de la
lengua española” o “Diccionario Usual”. Esta última es la denominación que le otorga la
propia RAE.
En él se recoge tanto la gramática como la ortografía y, según el artículo primero de los
estatutos de la RAE, su objetivo principal es “velar porque los cambios que experimente
la Lengua Española en su constante adaptación a las necesidades de los hablantes no
quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico”. Es decir, pretende
ajustarse a los cambios que se vayan produciendo a lo largo de la historia, tanto en nuestra
lengua como en la sociedad en su constante evolución. Sin embargo, parece que este fin
no siempre se ha alcanzado. Es más, hoy día, en su 22ª edición (2001), el diccionario
sigue violando este primer artículo con definiciones que dejan bastante que desear y están
más cerca del insulto que de una enunciación objetiva.
El DRAE es, sin duda, el primer diccionario de referencia de la lengua española y como
tal debería cumplir su función. Es cierto que goza de una autoridad mayor que el resto de
diccionarios convencionales y, por ello, debemos ser más exigentes y críticos con su
contenido. Parece mentira que muchas palabras de uso común como “acrítico”,
“socioeconómico” o “manipulable” no aparezcan registradas en la última edición del
DRAE y que otras lo hagan con definiciones verdaderamente discriminatorias y
prejuiciosas.
La Real Academia asegura que los diccionarios “son una obra viva que se esfuerza en
reflejar la evolución registrando nuevas formas y atendiendo a las mutaciones de
significado”. Pero el DRAE, ¿cumple realmente esta labor? Quizás debería ser objeto de
una revisión poco menos que seria por parte de las veintiuna Academias de la Lengua
Española que trabajan en su edición y elaboración.
1. El DRAE y las huellas del franquismo
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española ha mantenido, desde el
franquismo y hasta ediciones muy recientes, definiciones prejuiciosas, poco acertadas o
incluso insultantes para aquellos términos que, según el régimen, atentaran contra el
carácter español. Veamos algunas definiciones que, a Dios gracias, ya han sido
modificadas y otras, que perduran en el diccionario.
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3. El anticomunismo
El anticomunismo exacerbado del dictador, aquel intento por ver un rojo en todo militante
de izquierdas, moderado de derechas, seguidor de la doctrina social de la Iglesia o
defensor de la democracia y los derechos individuales, quedó registrado en el diccionario.
- Marxismo: La doctrina de Marx y sus secuaces.
Una indebida contaminación política del léxico que sólo se eliminó con la edición de
1984. La definición actual es la siguiente:
- Marxismo: Doctrina derivada de las teorías de los filósofos alemanes Friedrich Engels
y Karl Marx, consistente en interpretar el idealismo dialéctico de Hegel como
materialismo dialéctico, y que aspira a conseguir una sociedad sin clases.
El nacional-catolicismo
El régimen, a pesar de las desavenencias, siempre se identificó con la Iglesia cristiana
católica. El culto explícito a otras religiones quedaba prohibido. La huella no sólo del
nacional-catolicismo sino también de una tradición histórica marcadamente católica y
recelosa de otras creencias, permanece en el DRAE.
- Luteranismo: “Secta de Martín Lutero”.
Definición vigente hasta la vigésimo primera edición de 1992. La Agencia
Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (ALC) así como la revista protestante
Nuevo Siglo afirmaban al término de 2001: quot;La vigésima segunda edición del
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (DRAE) ha eliminado acepciones
injuriosas para los creyentes protestantesquot;.
- Luteranismo: Doctrina de Martín Lutero, reformador protestante alemán del siglo XVI
- Bautismo: Primero de los sacramentos del cristianismo, con el cual se da el ser
de gracia y el carácter cristiano.
Ante esta definición de bautismo, vigente en la actualidad y presente en un canal
informativo tan novedoso como Internet, sólo podemos citar al profesor Plutarco Bonilla:
“Perdonen, señores académicos, pero esto parece más definición de catecismo que
definición de un diccionario de la lengua”. Y es que, casi todas las iglesias y
comunidades cristianas utilizan el bautismo, pero no todas lo denominan “sacramento” ni
existe acuerdo en cuanto a su significado.
Veamos otro ejemplo que clarifica los efectos de un catolicismo fosilizado en nuestro
vocabulario:
- Sinagoga: f. peyor. Reunión para fines que se consideran ilícitos.
2. Discriminaciones clasistas y racistas
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4. Los defensores de la RAE y de su diccionario afirman que la Academia se limita a
plasmar el uso que los hispanohablantes le dan al léxico, sin emitir juicios ni
valoraciones. Pero no siempre es así. A veces define de manera crítica y otras omite el
uso despectivo. No debemos oponernos a que se incluyan los usos peyorativos, vulgares
o coloquiales de las palabras pues, de ser así, no estaríamos representando la situación
real de nuestra lengua sino una idílica y políticamente correcta. Sin embargo la RAE
debería omitir su valoración propia, dejar siempre constancia de que la palabra se usa con
esa acepción y en qué contextos y evitar prejuicios y tópicos.
Veamos algunas definiciones bastante prejuiciosas del actual diccionario.
- Pelagatos: 1.m. coloq. Persona insignificante o mediocre, sin posición social o
económica.
La ética más básica y el sistema de nuestro país, el Estado Social de Derecho, dictan que
todos los hombres tienen los mismos derechos y deberes, que deben tener las mismas
oportunidades y ser considerados por igual ante la ley. No parece muy adecuado el
adjetivo insignificante para calificar a un ser humano.
- Judiada: 1. f. Acción mala, que tendenciosamente se consideraba propia de judíos.
Atribuir las acciones malas a los judíos parece inverosímil tratándose de una institución
cómo la Real Academia. En el mismo sentido puede criticarse la definición coloquial de
gitano:
- Gitano: 4. adj. Coloq. Que estafa u obra con engaño.
Otra definición con tintes racistas y poco conocida es la de cafre. Para ello debemos
analizar las 3 acepciones que ofrece el diccionario.
- Cafre:
1. Habitante de la antigua colonia inglesa de Cafrería, en Sudáfrica. U. t. c. s.
2. Bárbaro y cruel. U. m. c. s.
3. Zafio y rústico. U. m. c. s.
Al parecer, cuando se reprocha a alguien un comportamiento inadecuado, refiriéndonos a
este sujeto con el nombre “cafre”, estamos haciendo referencia a los habitantes de una
colonia inglesa en Sudáfrica.
-Mendrugo: 1. m. Pedazo de pan duro o desechado, y especialmente el sobrante que se
suele dar a los mendigos.
De nuevo podemos ver como la RAE hace descripciones despectivas y racistas sobre las
clases sociales, poniendo como ejemplo a los mendigos.
- Gallego:
5. adj. C. Rica. tonto (‖ falto de entendimiento o razón).
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5. 6. adj. El Salv. tartamudo.
El diario El País informó el pasado día 18 de marzo que en 2013, cuando vea la luz la
vigésimo tercera edición del Diccionario de la Real Academia Española (RAE), quot;tontoquot;
ya no será sinónimo de quot;gallegoquot;. Aunque la RAE sostiene que en lenguaje coloquial de
Costa Rica “gallego” se utiliza con este significado peyorativo, ha decidido retirar la
acepción por no haber encontrado “documentos escritos” que lo corroboren.
También ha comunicado la Academia que se revisarán las definiciones de todas las
lenguas de España, con el objetivo de evitar distinciones.
3. Discriminaciones homófobas
Además, dentro del DRAE se puede apreciar, en algunas definiciones, cierto carácter
homófobo. El diccionario define homofobia como “Aversión obsesiva hacia las
personas homosexuales” tras esta definición hemos comprobado que el diccionario de
manera consciente o inconsciente hace definiciones que alegan a la definición anterior.
Cabe destacar las siguientes:
- Marica: 3. m. coloq. Hombre afeminado y de poco ánimo y esfuerzo. (no
estamos de acuerdo con la definición)
En cuanto a la definición debería ser modificada por completo, puesto que una persona
marica equivaldría al calificativo que recibe una persona homosexual y no a los adjetivos
que establece la RAE, ya que son más bien un insulto y no una definición racional.
- Matrimonio: 1. m. Unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o
formalidades legales.
http://www.publico.es/espana/189563/homosexuales/piden/rae/actualice/definicio
n/matrimonio?pagCom=4
4. Diferencias de género y definiciones peyorativas
La discriminación de la mujer a través del lenguaje se refleja en duales aparentes, en los
que se han comprobado situaciones sexistas. Ante estas situaciones hemos considerado
oportuno analizar el lenguaje para intentar resolver esta discriminación y educar en
igualdad.
Según el estudio del lenguaje de Álvaro García Meseguer, consiste en comprobar si
después de cambiar la palabra mujer por hombre y viceversa, todo queda igual y se puede
asegurar que no hay sexismo en el lenguaje. Por el contrario, si al leerlo resulta chocante,
debemos analizar el resultado.
Para asegurarnos y detectar el sexismo o la discriminación podemos usar la regla de la
inversión.
Asimismo, hemos comprobado que en el DRAE aparecen palabras que son utilizadas para
insultar y sin embargo no hay aclaración alguna de que esa significación sea despectiva.
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6. 4. 1. Sexismo en el DRAE
Desde su fundación en 1713 pocas mujeres has sido académicas. La primera, Iraida
Guzmán, fue nombrada académica honoraria por Carlos III, en 1784. Ni Emilia Pardo
Bazán ni María Moliner lograron ser elegidas como académicas pese a sus capacidades,
ya que los estatutos de la RAE prohibían nombrar a una mujer para formar parte de dicha
institución.
Existen claras diferencias entre “Hombre público”, que es “el que interviene
públicamente en los negocios politicos” y “Mujer pública”, que significa “ramera”.
Estas diferencias siguen conservándose en el DRAE, y no es el único ejemplo, pues lo
mismo sucede en:
“Cualquier”
1. adj. indef. cualquiera. U. ante s.
“Cualquiera”
(De cual y quiera, de querer).
1. pron. indef. Una persona indeterminada, alguno, sea el que fuere. U. t. c. adj.
indef.
2. f. Mujer de mala vida.
Entre los significados de “lagarto” en el DRAE, se encuentran entre otros:
1. m. Reptil terrestre del orden de los Saurios y 3. m. coloq. Hombre pícaro, taimado. U. t.
c. adj.
Mientras que, los significados de “lagarta”, además de 1. f. Hembra del lagarto y 3. f.
coloq. Mujer taimada. U. t. c. adj. Incluyen un significado despectivo que se conserva: 4.
f. despect. coloq. prostituta. U. t. c. adj.
Veamos otro ejemplo.
Con la palabra “perra”, 1. f. Hembra del perro y 2. f. prostituta.
“Perro, rra.” puede significar:
1. adj. coloq. Muy malo, indigno y 2. adj. El Salv. Dicho de una persona: Enojada, de mal
genio.
Pero, “perro”, únicamente en masculino, se refiere a:
1. m. Mamífero doméstico de la familia de los Cánidos, de tamaño, forma y pelaje muy
diversos, según las razas. Tiene olfato muy fino y es inteligente y muy leal al hombre.
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7. Veamos otro ejemplo:
“Zorro”
1. m. Macho de la zorra. 4. m. coloq. Hombre que afecta simpleza e insulsez,
especialmente por no trabajar, y hace tarda y pesadamente las cosas. 5. m. coloq. Hombre
muy taimado y astuto.
“Zorra”, sin embargo, puede ser 1. f. Mamífero . 5. f. coloq. Persona astuta y solapada y
además, 4. f. prostituta.
Para hablar utilizamos expresiones que pueden discriminar, sin darnos cuenta, así,
decimos “hombre callejero” y podríamos referirnos simplemente y como dice el
diccionario a “hombre que callejea”, pero si decimos “mujer callejera”, nos damos cuenta
de que la mujer es denigrada mediante el lenguaje, pues esta expresión ya no sólo
significa “mujer que callejea”, sino que guarda unas connotaciones negativas. Por ello, es
preciso que en la educación se sigan manteniendo formas que perjudican a la persona, y
un diccionario tiene un papel muy importante en la forma en la que los niños van
aprendiendo a designar las cosas que le rodean. La controversia está en que el diccionario
se intenta mantener fiel a una realidad que ha de describir, por ello es tan difícil que
desaparezcan los prejuicios, si se siguen manteniendo en base a una ideología lineal, que
no acepta modificaciones con facilidad.
Sin embargo la RAE no refleja toda esa realidad que pretende, ya que palabras como
“hombrezuelo” ni siquiera existen en el DRAE, aunque se pueda designar así a un
hombre con frecuencia.
Pero sí existe “mujerzuela” como 1. f. Mujer de poca estimación y 2. f. Mujer perdida,
de mala vida.
- Otras diferencias según el género:
“Barragán”, a quien el DRAE considera “esforzado, valiente” y “barragana”, que tiene
la significación de “concubina”.
“Ramero”. “Halcón pequeño que salta de rama en rama” y
“Ramera”. “Mujer que por oficio tiene relación carnal con hombres; mujer lasciva”.
“Vampiro”. 1. m. Espectro o cadáver que, según cree el vulgo de ciertos países, va por
las noches a chupar poco a poco la sangre de los vivos hasta matarlos.
“Vampiresa”. 1. f. Mujer que aprovecha su capacidad de seducción amorosa para
lucrarse a costa de aquellos a quienes seduce.
4.1.1. Formas para no discriminar a la mujer
A menudo observamos claros ejemplos que reflejan una distinción entre hombre y
mujer a la hora de utilizar el lenguaje. Veamos un ejemplo.
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8. Invitación a un acto:
quot;los directivos pueden acudir acompañados por sus mujeresquot;.
Esto supone que si hay mujeres en puestos de dirección debería entenderse que éstas
podrán ir acompañadas quot;por sus hombresquot;.
Sin embargo nos seguiría sonando raro -incluso pretencioso- ver una invitación que
preferentemente utilice la segunda opción.
Por ello, sería mejor utilizar una palabra como “cónyuge” para referirse en este caso a la
compañía, y no un masculino o femenino que genere y fomente esta diferenciación
continua entre hombres y mujeres. Es preciso evitar el abuso del masculino genérico.
Podemos utilizar recursos de la lengua española como:
- Nombres colectivos (profesorado o alumnado en lugar de alumnos y alumnas)
- Términos genéricos, como “Infancia”, en lugar de “niños / niñas”.
- Nombres abstractos como “Alcaldía”, mejor que “alcalde / alcaldesa”.
“Presidencia” por presidente o presidenta…
- No utilizar el término quot;mujerquot; como sinónimo de esposa, como no lo es el de
hombre a esposo.
- Eliminar el tratamiento de señorita, igual que ya no aparece el de “señorito”.
Para la RAE, palabras como “huérfano, na”. significan lo siguiente:
1. adj. Dicho de una persona de menor edad: A quien se le han muerto el padre y la madre
o uno de los dos, especialmente el padre. U. t. c. s.
“Especialmente el padre” es un signo machista. No se es más huérfano si se muere un
padre que si lo hace una madre.
4.2. Insultos en el DRAE
Para la persona dañada esta conservación de palabras en esta línea es una forma de
continuar con el insulto. Dados los ejemplos que hemos analizado, en lugar de progresar,
la RAE podría incluir la palabra “panchito” para referirse a una persona latinoamericana,
aparte de su tradicional acepción como “cacahuete pelado y frito”. Y su discurso seguiría
siendo el de “reflejar una realidad”. Veamos algunas palabras que nos han llamado la
atención por su significación:
“Mierda”. 5. com. coloq. Persona sin cualidades ni méritos.
Esta descripción indica claramente que si una persona no tiene méritos es una mierda, y
tiene derecho a ser denominada con este insulto.
Lo mismo sucede con “mariposón”. 1. m. Hombre inconstante en amores, o que
galantea a diversas mujeres y 2. m. coloq. Hombre afeminado u homosexual.
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9. Es decir, de puede decir de un homosexual que es un mariposón porque así es como lo
describe el diccionario. Igual que se puede decir a una persona con síndrome de Down
que tiene “mongolismo”, una palabra que, a modo de insulto, alude a la cara de quien
padece esta enfermedad porque recuerda a la de un mongol.
Así podemos llamar “Cegato, ta” -pese a sus claras connotaciones despectivas- a una
persona corta de vista. Y saber que un “Zorrón” es un aumentativo de zorra (prostituta), si
nos regimos por la enseñanza de la RAE.
5. Palabras que podemos consultar en otros diccionarios y que
en el DRAE no se encuentran.
Dentro del Diccionario de la Real Academia Española no se encuentran muchas
de las palabras del léxico común. En cambio dentro de otros diccionarios
españoles si se hallan, como por ejemplo, en los diccionarios de Seco et. al.
(1999) o Moliner (1998).
Algunos ejemplos son:
“autoabastecimiento, babeante, bidireccional, compact, manipulable,
megabyte, ocultamiento, personalización, predictivo,
reduccionismo, socioeconómico, subcultura, torturante, etc.”
Todas ellas no aparecen dentro del DRAE. En cambio en otros diccionarios, si
que podemos consultarlas. La Real Academia debería reflejar en su diccionario la
realidad lingüística del español y, omitir palabras tan frecuentes como las citadas,
no es el mejor camino.
Bibliografía
• http://www.javierortiz.net/jor/dedo/a-vueltas-con-el-drae
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