La revolución industrial trajo cambios socioeconómicos a Gran Bretaña y Europa continental en los siglos XVIII y XIX. Las mujeres competían con los hombres en el mercado laboral y solían trabajar en fábricas textiles, donde los empresarios preferían contratarlas y pagarles menos. Aunque algunas mujeres lograron éxito en profesiones de "cuello blanco", muchas otras se vieron obligadas a la prostitución para ganarse la vida. El documento también menciona a algunas pioneras de los derechos de la mujer.