El anillo de Giges es un mito que nos habla de la presunta corrupción del hombre, y Platón nos muestra su bondad en la República. Esto pasa a la literatura posterior -Wagner en su ópera, Tolkien en el Señor de los anillos-... para hablarnos de la codicia humana que lucha contra el bien, y de la grandeza de la persona que con la esperanza va más allá de sus límites
1. Autor: Lluciá Pou Sabaté
Maquetación e imágenes: María del Carmen Calderón Berrocal
Edit. Proyecto TABULARIUM, 2013
2. Platon, en La Republica, relata la
leyenda mitológica de Giges de Lidia,
un pastor que encontró un caballo de
bronce con un cuerpo sin vida en su
interior, que tenía un anillo de oro que
resultó ser mágico, pues por
casualidad volvió hacia la palma de la
mano el engarce de la sortija y al
punto se hizo invisible para los demás
pastores, que comenzaron a hablar
como si él se hubiese retirado, lo cual
lo llenó de asombro.
3. Si ponía el engarce hacia fuera de nuevo era
visible. Giges lo usó para seducir a la reina y,
con ayuda del ella, matar al rey, para
apoderarse de su reino y convertirse en un
tirano.
4. Sólo son justas por miedo al castigo de la ley o por
obtener algún beneficio por ese buen comportamiento.
Si fuéramos "invisibles" a la ley como Giges con el
anillo, seríamos injustos por nuestra naturaleza: el ser
humano haría el bien hasta que «se hace invisible», y
roba. Según este supuesto, la persona no sería libre.
5. Platón señala que ningún hombre
razonable debería querer ese anillo, pues
tiene todo lo que necesita para ser feliz y
no necesita nada más.
Vive en una sociedad perfecta, en la cual
todo el mundo es feliz con lo que posee.
Y si todo el mundo vive contento, ¿para
qué necesita el anillo de Giges?
El tentador anillo se opone a una
sociedad feliz.
6. Enrique Arias Valencia cuenta de los señores
de los anillos de la literatura, desde Wagner, el
músico filósofo, en la ópera El anillo de los
Nibelungos cuenta cómo el horrible enano
Alberich consigue robar el oro de un río para
forjar con él un anillo que brindará
invisibilidad y poder a quien lo porte.
Es una joya maldita que no dará contento a
nadie.
Wagner afirma que al final, para restablecer el
orden del universo, debemos devolver a la
naturaleza lo que le pertenece. En este caso el
oro debe regresar al río Rhin, en una idílica
comarca.
7. Es interesante ver cómo Tolkien, en El
Señor de los anillos da un giro al tema.
El anillo en Tolkien tiene una variante:
él mismo susurra al posible portador la
promesa de un poder inmenso. Y
además tal poder es irresistiblemente
tentador. El anillo lleva una inscripción:
“Un anillo para gobernarlos a todos. Un
anillo para encontrarlos. Un anillo para
atraerlos a todos. Y atarlos a las
tinieblas”, es el resumen de su malicia
intrínseca. Y es que quien usa el poder,
se corrompe… pero no a todos.
8. Gandalf no cae bajo la influencia del anillo,
escoge la bondad, y prepara una misión para
algo que no se les ocurre a los malos: destruir
el anillo en el fuego de Mordor donde fue
creado (por eso podrán penetrar hasta allá,
porque nadie piensa que sea ese su
propósito). Y escoge a Frodo que bien
acompañado por una comunidad es capaz de
llevar a cabo su misión. Por un lado, no se
pervierte como hizo Gollum (esclavizado por
el maligno poder) que sufre la soledad desde
que asesina a su primo, se autocastiga como
hiciera Caín el primer homicida.
9. El anillo promete pero no cumple; y esclaviza a quien lo lleve. Es como la
imagen del demonio, de todo Mal, que en la persona de Sauron usa el
anillo como medio de comunicación con los seres de este mundo.
El poder corrompe, y el poder absoluto, corrompe absolutamente, es la
moraleja sobre el famoso anillo que desde la antigüedad trata de
gobernarnos a todos.
10. Muchos políticos, banqueros, empresarios y demás
gente con poder llevan puesto el anillo que lleva a su
portador a creerse un dios sediento de más poder,
aunque no es más que un pelele seducido por la codicia
y sometido al poder del anillo. “Un anillo para
dominaros a todos”...
Llucià Pou Sabaté