El documento discute cómo la tecnología modifica el cerebro humano. Se han realizado experimentos que muestran cambios físicos en el cerebro cuando las personas usan herramientas. Además, el simple hecho de pensar de manera diferente debido a la tecnología también puede afectar la anatomía cerebral. Finalmente, un estudio encontró que Internet puede hacer que los jóvenes sean mejores para realizar múltiples tareas a la vez pero peores para la concentración y la lectura/escritura de textos largos, cambiando así su
la influencia del Internet(tecnología) en nuestro cerebro.
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3. La tecnología que usamos cotidianamente es capaz de
modificar nuestro cerebro mucho más de lo que
creemos. Modificaciones físicas que incluso han sido
monitorizadas en diversos experimentos.
Porque la tecnología influye en los ciudadanos y en su
forma de relacionarse entre ellos y con el medio (sin
entrar a valorar si lo hacen de manera positiva o
negativa, o ambas). También determina el curso de la
historia: los nuevos medios de transporte expandieron y
reorganizaron el comercio; los nuevos armamentos
alteraron el equilibrio de poder entre los Estados.
4. Pero como he señalado, los cambios también se
producen a nivel neurológico. En primates ya lo hemos
comprobado en el laboratorio: si se les enseña a usar
herramientas simples, como rastrillos y pinzas para
agarrar alimentos que de otra manera quedarían lejos
de su alcance, hay un crecimiento de la actividad
neuronal significativo en las áreas visuales y motrices
relacionadas con el control de las manos que sostienen
las herramientas.
Para que nuestros cerebros se modifiquen no es
necesario ni siquiera que usemos ciertas herramientas
con nuestras manos o pies, basta con que esas
herramientas nos obliguen a pensar o dejar de pensar
en determinadas cosas.
5. Uno de tantos experimentos que se han llevado a cabo para
aportar pruebas de cómo nuestros patrones de pensamiento
afectan a la anatomía de nuestros cerebros es el de Pascual-
Leone.
6. Uno de los libros que inspiraron el artículo de Keller
es Superficiales (2010), del ensayista Nicholas Carr,
que ha causado revuelo tanto por la fuerza de sus
argumentos como porque, al igual que el ex director
del Times, parte de preocupaciones legítimas para
llegar a conclusiones en apariencia plausibles, pero
alarmistas.
7. El funcionamiento del cerebro está basado en la
interacción de miles de millones de células, llamadas
neuronas. Las neuronas son, a grandes rasgos,
diminutos generadores de energía eléctrica erizados de
cables de emisión los axones, uno por célula y de
recepción las dendritas.
8. Tal vez no (aunque hay quien sugiere incluso que
provocan autismo...). Los libros anteriores tienen tres
problemas: discuten la inteligencia como si fuese un
fenómeno único, la analizan como un atributo
exclusivamente individual y no prestan atención a la
evidencia (anecdótica en muchos casos, parecida a la
usada en ellos) que contradice sus hipótesis. Vayamos
por partes.
9. De nuevo, depende de si uno desea ver la botella
medio llena o medio vacía. Es verdad que las noticias
más leídas en publicaciones online suelen ser las
relacionadas con sexo, violencia y celebridades. Pero
sorprenderse por ello es absurdo: esos temas nos
interesan no porque nos hayamos degradado
intelectualmente, sino porque están enraizados en
nuestra naturaleza.
10. Nos fascina el sexo porque es el método más eficiente
de perpetuar nuestros genes; nos interesa la violencia
porque, al contemplarla, nos preparamos para su
posible irrupción en nuestro ambiente cotidiano; nos
regocijamos en los cotilleos porque somos animales
sociales.
11. Un nuevo estudio del University College of London
descubrió que Internet modifica el cerebro,
haciendo que los jóvenes sean cada vez más
capaces de realizar varias tareas al mismo tiempo,
pero también que pierdan su capacidad de
concentración y de leer y escribir textos largos. La
investigación concluye que Internet está cambiando
no sólo los comportamientos y las costumbres de
los seres humanos, sino también su forma de
pensar.
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13. El estudio aviva aún más el debate sobre si la Internet
es una herramienta que puede facilitar el acceso y
enriquecer el conocimiento de los jóvenes o si, por el
contrario, ésta hace que ellos dejen de lado los libros y
no busquen información bien seleccionada y confiable,
sino que se queden con lo primero y lo más superficial.
14. Mientras que algunos expertos opinan que no existen
evidencias de que la red modifique el cerebro y que,
además, los jóvenes siempre han tenido problemas
para concentrarse, hay otros que sí creen que el
modelo que plantea Internet de saltar de una página a
otra está impidiendo que los niños y adolescentes sean
capaces de aprender a través de métodos tradicionales
más lineales, como leer un libro completo sobre un
tema.