La teoría de la deriva de Guy Debord propone explorar la ciudad sin rumbo fijo, dejándose llevar por las reacciones sensoriales al ambiente, con el fin de comprender mejor la psicogeografía urbana y transformar la ciudad. La deriva debe realizarse en grupos pequeños para analizar impresiones y llegar a conclusiones objetivas sobre los efectos del entorno geográfico en las emociones. Explorar zonas oscuras y prohibidas de la ciudad puede revelar nuevas formas de usar y entender el espacio urbano.