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21 Septiembre 2013
Doctor Uribe: lléveme al Senado
Por Daniel Samper Ospina
Apreciado señor expresidente,
Recurro a usted desesperado porque me quedé sin espacios para hacer política. Durante la pasada
crisis ministerial tenía la ilusión de que, en cabeza mía, los calvos tuviéramos una representación en
el gabinete; al menos de que mi nombre sonara para alguna cartera, cualquiera, como cuota de mi
tío Ernesto, a quien ahora tratan como si fuera una llanta vieja: algunos dicen que se reencauchó,
pero me parece que lo están inflando. Pobre.
Sin embargo, el gobierno dejó de lado a los calvos, con lo cual muchos estamos pensando en entrar
en paro: aun el fiscal general. Y, según lo anunció el presidente con bombos y platillos, las únicas
minorías que tuvieron representación ministerial fueron los llamados afrosamperistas: un par de
personalidades muy meritorias, porque son doblemente minoría.
El hecho es que me quedé sin una tribuna desde la cual servir al país, y quisiera saber si allá, en el
Puro Centro, pueden considerar mi nombre para acompañarlo en su lista.
Yo sé que la renovación liberal está en manos del hijo de Gaviria, el hijo de Serpa, la hija de
Angelino (y el hijo de Lindbergh). También que la revolución conservadora quedará en cabeza –si
es que así se puede llamar– del hijo de Pastrana: aquel muchacho al que su papá quiere como a un
hijo bobo.
Pero seamos sinceros: la verdadera renovación de la política está en los sobrinos de los
expresidentes, no en sus hijos. Y sé que puedo dar lo mejor de mí desde la nómina oficial: me siento
capaz de beber y manejar al mismo tiempo; pedir pasajes en primera clase para no viajar como un
zarrapastroso; exigir auxilios para la gasolina de las camionetas que me asignen. E incluso firmar
reformas constitucionales sin haberlas leído.
Entiendo que la suya será una lista cerrada, que requiere votar en bloque (en bloque Centauros, por
ejemplo). E imagino que el criterio básico para elegir a sus integrantes fue que aún no estuvieran
presos. De lo contrario, estaríamos frente a la soñada e imbatible lista de los buenos muchachos,
integrada por Jorge Noguera, Lucerito Cortés, el general Santoyo, Ernesto Yamhure, María del Pilar
Hurtado y Rito Alejo del Río, entre muchos otros.
Pero, como sea, me ofrezco para ocupar el renglón que tengan a bien asignarme con miras a fraguar,
desde el Congreso, una retoma definitiva del poder que le devuelva por siempre la Presidencia,
padre mío: propósito especialmente necesario ahora, cuando se cierne sobre el uribismo una
venganza criminal por culpa de la cual aplazaron la libertad de alias Popeye e impidieron su ingreso
en el listado.
No se saldrán con la suya. Nosotros, las personas de bien, sabemos que usted es una persona
honorable, como lo dejó en claro en su manifiesto ¿Por qué soy paramilitar?, que llevarán a cine
con los mismos actores de Tres Caínes. Y por eso no veo la hora de defender sus tesis, incluso la
tesis de su hijo en la Universidad de los Andes, y trabajar de la mano de mi maestro José Obdulio
en la elaboración de un gran Narco Jurídico para la Paz, entre otras iniciativas patrióticas. Imagino
que aparezco retratado con él en el cartel que la campaña pegará por toda la ciudad, y me emociono:
lo visualizo enorme, como el de su primo.
Sé que no tengo parientes privados de la libertad, que es un poco el perfil de candidatos que ustedes
están buscando. También reconozco que no me he preparado para ocupar un escaño en el Senado.
Pero no seamos tan dramáticos: no se trata de marcar una punta en el Santa Fe o algún asunto en
verdad exigente. Se trata, simplemente, de trabajar en el Estado. Y eso lo puede hacer hasta Julio
César Guerra Tulena, quien ejerce de gobernador pese a que, como se dice coloquialmente, lo visitó
‘el alemán’. (En eso se parece al doctor Jorge Alfredo Ramos).
Con los candidatos que hoy integran la plancha, sacaremos, como mínimo, unos 12 senadores:
mártires de la democracia que serán conocidos como la bancada de los 12 apóstoles. Pero si
queremos sostener el tercio del Congreso de las épocas doradas, urge convocar a personalidades que
de verdad sientan fervor uribista: no digo a alias La gata, ni alias Popeye, ni Andrés Felipe ‘Alias’,
porque a estas alturas es imposible.
Pero a la vinculación de la esposa de José Félix Lafourie, o de la esposa de Rodrigo Noguera, o de
la esposa del coronel Plazas, agreguemos a la moza del Bolillo Gómez, por ejemplo. Y
convoquemos personajes que compartan su mismo espíritu pacificador: Eduardo Pimentel, que
podría liderar la comisión de asuntos laborales –y ser ministro de Trabajo después de la retoma–; al
señor Manotas, a quien veo en la comisión segunda, encargada de la relación con nuestros vecinos.
O aun al hermano de Valencia Cossio, quien trabajaría con esmero en su propia comisión.
Súmeme a todos ellos, mi doctor, que su lista está llena de familiares de políticos y de periodistas
que se creen dueños de la verdad, y yo cumplo con ambas características. Permítame, siquiera, ser
suplente, para que al final me den alguna palomita importante: es decir, cualquiera, menos Paloma
Valencia. Y déjeme acompañarlo, dios padre, en su empeño por transformar esta republiqueta que
cría caudillos adictos al poder.
OPINIÓN: Doctor Uribe lléveme al Senado.
ARGUMENTOS: me siento capaz de beber y manejar al mismo tiempo; pedir pasajes en primera
clase para no viajar como un zarrapastroso; exigir auxilios para la gasolina de las camionetas que
me asignen. E incluso firmar reformas constitucionales sin haberlas leído. Su lista está llena de
familiares de políticos y de periodistas que se creen dueños de la verdad, y yo cumplo con ambas
características
Contrargumentos: Entiendo que la suya será una lista cerrada, e imagino que el criterio básico
para elegir a sus integrantes fue que aún no estuvieran presos. Pero, como sea, me ofrezco para
ocupar el renglón que tengan a bien asignarme con miras a fraguar, desde el Congreso, una
retoma definitiva del poder que le devuelva por siempre la Presidencia.
03 Noviembre 2013
El senador Robledo
Por Antonio Caballero
¿Cobarde porque se enfrenta a la gavilla (esa sí) del uribismo? ¿Infame
porque denuncia las infamias ajenas? ¿Canalla porque dice la verdad?
''Infame", lo llama el Ministro de Interior y Justicia. "Canalla", lo llama el Ministro de
Protección Social. "Cobarde", lo llama el Ministro de Agricultura. Injurian los ministros al
senador Jorge Enrique Robledo, enceguecidos de la rabia, porque no pueden rebatir lo
que él expone serenamente en el recinto del Congreso, sin perder la compostura ni la
elegancia intelectual. Y no pueden rebatir lo que dice porque lo que dice es cierto.
Es cierto, por ejemplo, lo que dice Robledo sobre el hasta hace pocas semanas Ministro
de Comercio Exterior: que, habiendo terminado de entregarles a los Estados Unidos los
intereses económicos, comerciales, laborales e incluso legislativos de Colombia en las
negociaciones del Tratado de Libre Comercio, salió a cobrar un sueldo del Banco Mundial,
organismo controlado por los Estados Unidos. Otro tanto hará pronto el hasta hace pocos
días Ministro de Hacienda; otro tanto hizo ya el hasta hace año y medio embajador en
Washington. "Roma no paga traidores", se decía hace dos mil años, en el apogeo del
Imperio romano. Los Estados Unidos sí. Y por eso tiene razón el senador Robledo cuando
anuncia que intentará iniciar en el Senado un juicio por traición a la patria al presidente
Álvaro Uribe, jefe de todos esos personajes.
Y de otros más. Porque también tiene razón el senador Robledo cuando habla de
"parauribismo" refiriéndose a los políticos que han mantenido relaciones de amistad y
colaboración con los narcoparamilitares: todos los parlamentarios y altos funcionarios
hasta ahora detenidos por la justicia y la casi totalidad de los que se hallan prófugos o
sindicados por las mismas causas son uribistas, aun cuando el propio Uribe no se haya
querido dar por aludido (salvo para pedirles con desfachatez su respaldo "mientras
todavía no estén en la cárcel"). Tiene razón Robledo cuando le exige al Presidente que en
materia tan grave como esta asuma la responsabilidad política y le dé explicaciones al
país.
Tiene razón Robledo cuando se niega a participar en un debate (a gritos, como lo plantea
el Ministro de Agricultura) en una comisión parlamentaria presidida por uno de los
indignos firmantes del pacto de Ralito con los jefes narcoparamilitares para la
"refundación de la patria". Tiene razón Robledo cuando denuncia como aprobación tácita
para un autogolpe de Estado la frase del Ministro de Interior y Justicia calificando de
"interesante" la propuesta (uribista) de cerrar el Congreso. Tiene razón Robledo en todos
los debates que ha hecho en el Senado: sobre el TLC; sobre el petróleo y el carbón; sobre
la segunda fase del 'Plan Colombia'; sobre las amenazas del Presidente a sus opositores
del Polo Democrático; sobre la inversión extranjera y los regalos de las privatizaciones de
empresas del Estado; sobre la farsa de la 'política social' del gobierno con sus reformas
tributarias que recortan impuestos a los ricos y los cargan en cambio hasta sobre los
indigentes; sobre el humillante sometimiento a todos los dictados de Washington, en
cualquier tema, en cualquier campo. Tiene razón Robledo en todas las críticas que le ha
hecho al gobierno de Álvaro Uribe: en lo político, en lo económico, en lo diplomático y en
lo ético.
Y como tiene razón, a sus contradictores del gobierno de Uribe o de las bancadas
parlamentarias uribistas no les queda otra salida que la cólera impotente de los insultos -
"¡cobarde!", "¡infame!", "¡canalla!"- para ver si consiguen que el senador Robledo pierda
los estribos también él y se rebaje a su nivel tabernario de matones buscapleitos. Como
su jefe: "que los de la oposición se me vengan todos juntos para el debatico", había
pedido (luego se arrepintió) el presidente Uribe cuando el senador Gustavo Petro anunció
el "debatico" sobre el paramilitarismo y la bancada uribista.
Pero ¿cobarde Robledo porque se enfrenta a la gavilla (esa sí) del uribismo? ¿Infame
porque denuncia las infamias ajenas? ¿Canalla porque dice la verdad, que ni siquiera es
secreta, sobre el sueldo de un ex ministro? A mí me parece que Robledo es lo contrario
de todo eso: un valiente, un hombre honrado y un parlamentario admirable.
Cuenta el diario El Tiempo que en el Congreso "algunos en voz baja dicen 'lástima que
sea del Polo'". Porque suponen que le convendría más poner su inteligencia, su poderío
dialéctico y su capacidad oratoria al servicio del poder: ser un oportunista como ellos, a
quienes también les convendría poder contar con su talento.
No han entendido quién es el senador Jorge Enrique Robledo.
O a lo mejor es que no han podido oír lo que dice. Porque cada vez que habla resulta que,
como por ensalmo, se cae en medio país la señal de la televisión del Congreso. Parece
ser que quienes la controlan no quieren que a Robledo pueda escucharlo nadie.
OPINIÓN: Robledo es un hombre valiente, honrado y un parlamentario admirable.
ARGUMENTOS: porque dice la verdad, denuncia a las infamias ajenas y se
enfrenta a la gavilla.
CONTRAGUMENTOS: Aunque lo llamen “cobarde”, “canalla” e “infame”, esto es
por decir la verdad.
09 Noviembre 2013
Una lengua, un país
Por Antonio Caballero
Lo que dice el nuevo acuerdo anunciado en La Habana por las delegaciones del gobierno y de las
Farc son vaguedades: “se prevé... se establecerá... se harán cambios institucionales...”. Pero no
especifica ni qué se prevé, ni qué se establecerá, ni cuáles serán esos cambios. El texto es entusiasta,
pero vago. O, para quienes ven medio llenos los vasos medio vacíos, es vago, pero entusiasta. Y
referido al porvenir: “Esto se pondrá en marcha en el marco del fin del conflicto, en democracia, y
luego de la firma del Acuerdo Final”.
Vaguedades, y todavía condicionadas e incompletas. Pero en algo fue –por fin– claro el presidente
Santos al celebrarlo: no habrá pausa en los diálogos para que no se vean interferidos por la campaña
electoral. O bueno: fue más enfático que claro (él, que tantas veces es enfáticamente vago).
Lo dijo agitando el puño ante las cámaras, pero a su manera ambigua, en su retórica del ni sí ni no,
sino todo lo contrario: “Sería irresponsable sacrificar la mayor oportunidad de paz que ha tenido el
país por cálculos políticos o cuestiones de tiempo. Debemos continuar”.
Pero no miremos lo que la retórica esconde, sino lo que revela la retórica.
Dice el texto del acuerdo:
“Lo que hemos convenido, en su desarrollo, profundiza y robustece nuestra democracia, ampliando
los derechos y garantías para el ejercicio de la oposición, al igual que los espacios de participación
política y ciudadana. Promueve el pluralismo y la inclusión política, la participación y la
transparencia en los procesos electorales y el robustecimiento de una cultura política democrática”.
Parece como si ese texto no dijera nada. Y sin embargo ha sido discutido y revisado
meticulosamente, palabra por palabra, por las dos partes reunidas en La Habana. Se queda uno
soñador pensando, por ejemplo, cuántas horas de debate habrá habido detrás de ese verbo ‘ampliar’,
referido a los derechos y las garantías. ‘Conservar’, propondrían los del gobierno. ‘Crear’, exigirían
los de las Farc.
Se transaron por ‘ampliar’. Un ‘ampliar’ por el que las Farc reconocen que tales derechos y
garantías existen, y por el que el gobierno a su vez acepta que son insuficientes: es decir, que aquí
se conculcan los derechos y se mata a la gente. Y que eso no está bien. Me estremezco al imaginar
lo que habrá sido la disputa en torno al feo verbo ‘robustecer’, usado dos veces en unas pocas líneas
porque no se encontró otro más eufónico.
(Y esto lo digo por experiencia: yo he sabido lo que es discutir con los mamertos colombianos; y no
los hay en ninguna otra parte). Y ¿qué tal eso de “promover la transparencia en los procesos
electorales”? Aceptar que tal transparencia se promueva es reconocer que hoy no existe: que hay
fraude en las elecciones. Cosa que todo el mundo reconoce en la vida real, pero niega en el discurso
político. Y algo más elocuente todavía: “Nuestra democracia”.
¿Nuestra? Por primera vez en medio siglo los guerrilleros de las Farc dicen que comparten algo con
los representantes del Estado, y ese algo es nada menos que la democracia. La utilización en común
de esa palabra por las dos partes en conflicto –en común, y no usando la misma palabra para definir
concepciones contrapuestas– señala, me parece a mí, un paso trascendental en la reconciliación de
los colombianos. Un paso a la vez revolucionario y contrarrevolucionario.
Contrarrevolucionario: las Farc asumen como también propia la democracia de sus adversarios. Y
revolucionario: el Establecimiento (dando por hecho que el gobierno de Santos y sus enviados en
La Habana representan al Establecimiento) acepta que en su democracia también caben sus
adversarios.
Y exactamente en eso consiste la democracia.
La democracia, que para que lo sea tiene que ser aceptada voluntariamente por todos los
participantes, y no puede tener excluidos forzosos, es el resultado del acuerdo a que se está llegando
laboriosamente, a tropezones, en La Habana.
Este acuerdo que comento muestra, me parece, que ya se ha llegado a un momento importante: el
momento en que las partes enfrentadas empiezan a hablar el mismo idioma, a conocer el idioma de
la otra. No me parece un mal resultado para cincuenta semanas, como llamó al año de
conversaciones el presidente Santos en su discurso: cincuenta semanas de clases de idiomas. Y
ahora que las dos partes hablan el mismo idioma sería bueno que empezaran también a hablar del
mismo país.
OPINIÓN: El gobierno y las Farc hablan el mismo idioma, el de la democracia.
ARGUMENTOS: porque tanto las Farc como el gobierno Santos reconocen inclusiva y
voluntariamente al otro como opositor político, precisamente en eso consiste la democracia.
17 agosto 2013
Simplemente neoliberales
Por Antonio Caballero
Para el 19 de agosto se anuncia un paro agrario contra el gobierno. Un paro sobrado de razones.
Este gobierno –y todos los anteriores, desde la apertura “hacia el futuro”, este oscuro presente, que
anunció César Gaviria: todos los gobiernos neoliberales que ha padecido Colombia– ha llevado el
campo a la ruina, agricultura y ganadería confundidas por igual.
Hace veinticinco años Colombia exportaba alimentos (y no solo café). Ahora los importa
(incluyendo el café). ¿Qué queda hoy en el campo colombiano que todavía sea rentable? Solamente
la coca, que por ser ilegal escapa al control del gobierno. El cual, en consecuencia, la persigue. (Por
orden, no sobra decirlo, del gobierno de Estados Unidos).
Piden tres cosas los promotores del paro agrario reunidos en la MIA (Mesa Nacional Agropecuaria
y Popular de Interlocución y Acuerdo). Una curiosa organización de organizaciones que,
curiosamente, no ha sido señalada todavía (cuando esto escribo) como un torpedo terrorista
manipulado por las Farc. Tal vez lo sea. En todo caso, sus tres peticiones parecen dictadas por la
más elemental sensatez: poner fin a las fumigaciones de los cultivos ilícitos, suspender la
importación de alimentos de producción local, y revisar los tratados de libre comercio firmados en
los últimos años por Colombia.
Lo de parar las fumigaciones es una necesidad evidente. De sobra se ha explicado que, además de
ser desproporcionadamente costosas por la obligación de hacerlas con pilotos mercenarios
contratados en los Estados Unidos y con venenos comprados allá, y no aquí, a la empresa
Monsanto, son inútiles y dañinas.
Inútiles y dañinas porque no eliminan los cultivos ilícitos sino que los empujan selva adentro,
provocando más deforestación en un país que es casi el primero del mundo en esa empresa
destructora; y dañinas a secas porque no solo envenenan los cultivos prohibidos, sino también todo
lo que crece en torno: los cultivos de pancoger, la gente, las aguas.
Lo de suspender la importación de alimentos es cosa que también se cae de su peso, porque los
consumidores son los mismos productores: el panelero compra arroz, el arrocero compra panela. Y
entra ahí el tercer punto, que es el de la renegociación o denuncia, por lesión enorme de los tratados
eufemísticamente llamados de libre comercio, que son en realidad de amarrado sometimiento.
Por ellos, la agricultura y la industria colombianas –y también la cultura, y por supuesto la minería,
y la flora y la fauna– están obligadas a renunciar a las protecciones y defensas estatales que han
amparado a todas las agriculturas e industrias de los países hoy desarrollados en las etapas de su
desarrollo: los europeos, los de América del Norte, los asiáticos. Y así desnudas, por así decirlo,
tienen que competir con ellos, ‘libremente’, al tiempo que ellos, por su parte, siguen cubiertos por
su paraguas de proteccionismo.
Así, por ejemplo, el TLC con los Estados Unidos le prohíbe a Colombia subsidiar sus productos
agropecuarios, no solo para la exportación sino para el consumo interno; pero en los mismo días en
que ese tratado entraba en vigor, el Congreso norteamericano decidía duplicar los subsidios
gubernamentales otorgados a su propia agricultura, que pasaron de un golpe de 50.000 a 90.000
millones de dólares anuales. (Porque también sus recetas de libre comercio son solo para la
exportación).
Vean en YouTube, por internet, un documental de Victoria Solano titulado 9.70, que ilustra las
consecuencias de una sola resolución dictada por el ICA en aplicación de uno solo de los parágrafos
del TLC. Una resolución por la cual, so pena de altas multas, confiscación y cárcel, se prohíbe a los
arroceros del Huila sembrar sus propias semillas y se les obliga a comprar las “certificadas” por ese
organismo oficial: es decir, “mejoradas” genéticamente y luego patentadas por las multinacionales
norteamericanas Monsanto, Dupont o Syngenta. Hay otras semillas mejores, aunque no hayan sido
“mejoradas”. Pero el TLC comprometió a Colombia a usar solo esas.
Como a los arroceros del Huila, pronto les llegará el turno a los algodoneros, a los paperos, a los
cafeteros, a los lecheros, a los criadores de pollos y de cerdos. Y a los zapateros, y a los músicos.
¿Y a los gobernantes no? Sí, claro. Son ellos quienes han puesto a los demás en ese brete,
imponiéndoles su propia sumisión. La cual es voluntaria. Debida “a la convicción, y no a la
coacción”, para usar la frase de Ernesto Samper cuando arrancaba en persona matas de coca para
que no le quitaran la visa.
No es que a Juan Manuel Santos, o a Gaviria, o a todos los presidentes intermedios y sus ministros
de Hacienda y de Comercio (Santos ha sido las dos cosas) los hayan sometido por la fuerza o por el
chantaje, y ni siquiera que los hayan sobornado de manera directa. Tampoco les han lavado el
cerebro con burundanga–perdón: con escopolamina patentada por un laboratorio farmacéutico a
partir del borrachero que crecía silvestre en la sabana de Bogotá. Simplemente les han hecho probar
la ideología neoliberal. Y hoy son adictos.
28 septiembre 2013
El opio de los gobernantes
Por Antonio Caballero
El país está todavía aturdido por los paros agrarios y campesinos (que, como dice ese buen
conocedor de la Colombia agraria y de la Colombia campesina que es Alfredo Molano, no son la
misma cosa).
El país está todavía riéndose o indignándose con la comedia de enredo de la ley Brigard & Urrutia
sobre tierras baldías, y todavía llorando por el gas mostaza del Esmad contra las marchas de
protesta.
El país está todavía estupefacto ante el nombramiento del gerente de Indupalma como ministro de
Agricultura, que es una bofetada a la prometida devolución del campo a los campesinos.
El campo está incendiado. Y no tiene empacho el diario El Tiempo en titular a toda página: “El agro
pasa por su mejor momento”. (Un titular que, de paso, explica por qué el presidente Santos parece
tan alejado de la realidad: es que se informa a través de los titulares del periódico que fue de su
familia. ¿Será que tampoco sabe que ahora es de un tal señor Sarmiento?).
Lo de la bonanza del sector agropecuario no se queda en titulares de prensa. Lo respaldan las
columnas de opinión escritas por los exministros del gobierno de Santos. El de Hacienda, Juan
Carlos Echeverry, se jacta de que ella es el fruto de sus atinadas medidas económicas cuando estuvo
en el cargo.
El de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, la atribuye “rotunda e incontrovertiblemente” a sus
propios méritos. Y ambos se fundamentan en las estadísticas alegres del Dane, según las cuales en
el segundo trimestre de este año (periodo, digámoslo, más bien breve: no son los bíblicos siete años
de vacas gordas del gobierno del faraón) el sector creció un 7,6 por ciento.
Las estadísticas son la más depurada forma de las mentiras, dijo en frase famosa el decimonónico
primer ministro inglés Disraelí (aunque habría que verificar si lo dijo estando en el gobierno o en la
oposición). Pero siguen siendo el opio de los gobernantes.
Recuerdo algún discurso torrencial de Fidel Castro, gobernante fanático de las cifras (cuántos
médicos por metro cuadrado hay en Cuba comparada con el Canadá, cuántos mililitros de agua por
segundo acarrea el Ganges), en uno de los momentos más duros de la economía dirigida cubana,
cuando las dificultades en la producción de alimentos habían llegado al extremo de que la gente
comía cáscaras de fruta y cortezas de árbol. Tronaba Fidel contra el imperialismo, que en ese
entierro específico no tenía vela (cito de memoria):
“¿Que no hay alimentos suficientes en la Cuba socialista? ¿Cuál tú crees que es el valor calórico de
una tonelada de azúcar, si una sola cucharadita tiene 20 calorías? Multiplica eso por las cucharaditas
que caben en los ocho millones de toneladas de azúcar de la zafra cubana...”.
El propio Fidel, en la tribuna, hacía las multiplicaciones.
No es así la cosa. La gente no come calorías en bloque, como no come cifras, no come porcentajes,
no come estadísticas. Come, si puede, arroz y fríjol y carne y verduras; o, en su defecto, cáscaras. Y
aunque lo nieguen los titulares de Sarmiento y las columnas de opinión, los ministros de Santos –o
sus inmediatos sucesores, igualmente ministros de Santos– terminaron aceptándolo en el diluvio de
subsidios con que saldaron los paros agrarios, y de promesas con que apagaron las protestas
campesinas.
Pero tampoco es posible medirlo todo exclusivamente en dinero. Esa es la razón por la cual están
equivocadas en la práctica las políticas económicas de división internacional del trabajo, que solo
pueden ser impuestas por la fuerza, como al final terminan siéndolo.
No se puede sustituir, pongamos por caso, la leche por el níquel, diciendo que con las divisas
producidas por las ventas del níquel colombiano en el mercado mundial se podrán comprar baratos
los quesos de Holanda, o que acabando con el agua de los páramos para producir oro en su lugar
será posible traer agua embotellada de Evian.
Eso solo mide, como las calorías de Fidel Castro, abstracciones, que se traducen en costos y
beneficios inmediatos, pero ilusorios. E ignora otros precios más reales y duraderos que hay que
pagar: el desempleo de los ordeñadores de vacas del valle de Ubaté a quienes nadie les va a dar un
puesto de buldoceros de mina en Córdoba. Y el olvido de los oficios.
Dentro de diez años, si todos los lácteos vienen de los TLC, ¿quién va a saber ordeñar? ¿Quién va a
saber sembrar? Los tecnócratas creen que los oficios son intercambiables, porque ellos son capaces
de pasar sin sobresalto de ser ministros de Hacienda a ser delegados ante el Banco Mundial, o
viceversa. Pero no se pasa de ser papero a ser petrolero, ni de ser violinista a ser piloto. O sí se
puede, pero se sufre. ¿Y quién mide el costo del sufrimiento?
Puesto en el brete de traducir las estadísticas a la vida real, dice en El Espectador el ministro de
Comercio Exterior Sergio Díaz – Granados para animar a los agricultores colombianos que deben
enfrentarse a las agroindustrias subvencionadas de la Unión Europea y los Estados Unidos:
-Veo un potencial enorme en el sector de los aguacates.Pero ya no es ministro. Ahora es presidente
del Partido de la U.
11 octubre 2013
Carta disuasiva a Angelino Garzón
Por Daniel Samper Ospina
Apreciado amigo,
Ante todo excúseme, mi querido señor, por no haber asistido al lanzamiento de su libro Agradecido
con la vida, que –si me permite confesarle– en un comienzo supuse que era de cocina: un
compendio de recetas prácticas para saber cómo servir una lechona en una mesa, preferiblemente
electoral, y de consejos fáciles para cocinar una reelección de la mano de Juan Manuel Santos:
aquel repostero experto en untar con mermelada la torta presupuestal para que cada congresista
tenga su tajada y tramite leyes sin demoras.
Porque, mi máximo amigo, ya es costumbre que a Santos le hagan huelgas. Y usted, que fue el
primero en entrar en paros, bien lo puede certificar.
Pero, en lugar de un recetario, me topé con un libro en edición de lujo, forrado en hojas de tamal,
que contiene el relato conmovedor de su vida y que si llevan a la pantalla grande significaría el
regreso del Chinche Ulloa a la actuación.
Quiero, pues, felicitarlo por ese legado bibliográfico, muy señor mío. Y aprovecho la ocasión feliz
de comunicarme con usted, Gendarme del Harapiento, para ventilar la siguiente inquietud: durante
el lanzamiento de su importante obra, afirmó usted que, si el Milagroso de Buga le da fuerzas,
aspirará a la Alcaldía de Bogotá o a la de Cali, la que caiga primero: su caprichoso corazón no ha
definido aún a cuál ciudad iluminará con su acostumbrada sabiduría, mi Líder Generoso.
Cometo el abuso de escribir esta misiva para arrojar una tímida luz sobre sus cavilaciones. Doctor
Angelino: no lo dude. Ayúdeles cuanto antes a los hermanos caleños, a quienes los bogotanos
cederemos, no sin lágrimas, semejante honor. El Señor Caído de Monserrate, que nos enseñó la
importancia del desprendimiento, sabrá darnos consuelo. Pero, por lo pronto, guíe con su grácil
mano el destino del amigo valluno, que requiere de su presencia prioritaria.
Y me cuesta decirlo. Como capitalino, qué más quisiera yo, Sublime Propretor, que mi ciudad fuera
administrada por cuarta vez consecutiva por un ejecutivo y gerencial mandatario de izquierda.
Lucho Garzón, padre de este feliz ciclo, demostró que, como alcalde, estaba muy por encima de la
media. De la media de aguardiente, especialmente.
Samuel Moreno conmovió a la ciudad al ejercer esa bella virtud católica del amor por la familia, y
ser, antes que el frío burgomaestre, el hermano ejemplar, el hijo modélico. Y Gustavo Petro ha
continuado con la próspera senda que trazaron sus antecesores en una Alcaldía que está resultando
inolvidable. Sí: la administración debe sobreponerse cada 15 días a la renuncia de algún secretario,
que no soporta la estricta metodología alemana con que trabaja el alcalde.
Pero el burgomaestre cuenta con el valioso concurso de Bacatá, un canino muy especial que
representa la síntesis perfecta del paso de la izquierda por el poder distrital: es una perra poderosa,
como las que se aplicaba Lucho; capaz de dar unas mordidas enormes, como las de Samuel Moreno.
Y parece enferma de rabia, como el mismo Petro.
Enriquecería usted ese paralelo, porque la perrita Bacatá late echada, como lo hiciera su corazón
antes de ser remendado. Pero, Comendador del Exhausto, Trajano del Desposeído: no sería justo
privar a los demás de su presencia. Y los bogotanos estamos dispuestos a compartirlo para legar a la
parte rural y a la parte urbana del país una gran lección de generosidad.
Tómese, por ahora, la sucursal del cielo, Arcángel Generoso. Sálvelos primero a ellos, mi señor.
Aproveche el ameno clima valluno, sus riquezas culinarias, la cercanía con el santuario de Buga,
para forjar el futuro de esa tierra promisoria, mi Infatigable Dómine de la clase obrera, y entonces
sí, después de eso, torne sus ojos de zafiro al páramo capitalino y a acuda presto a su
rescate. Después, Padre Mío. Pero no antes.
Entiéndame bien: si alguien tiene talla imperial, ese es usted, Odín de los niños y de las niñas de
Colombia. Basta su poderosa fuerza para impulsar a su hija Angelina hasta una curul del Congreso,
destino al que aspira para convertir a los Garzón, de una buena vez, en una casta política alejada por
siempre de toda condición zarrapastrosa.
También sóbranle fuerzas a sus alas para volar a destinos más altos, Magnífico Infanzón, y ocupar,
si lo quisiera, la máxima magistratura. Porque, como el mejor jamón serrano, usted ya se encuentra
curtido: suficiente experiencia adquirió como coequipero del presidente Santos, aquel mandatario
que se congració con los padres de la patria a punta de primas millonarias, al punto de que ahora
tendremos que elegir entre los primos de José Obdulio o las primas de Juan Manuel.
Sin embargo, antes de ascender al solio de Bolívar, vayamos paso por paso, Buda Caucano,
Aborrajado Celestial, Atalaya del Insolvente, y empecemos por Cali. Quede atrás, por ahora, la fría
y brumosa Bogotá. Talle su cincel magnífico el mármol de la capital valluna. Dome el brioso corcel
de esa tierra tan suya, y aléjese de la malsana capital, mi Centurión Insomne. Bruña con su colosal
sabiduría, Sinsote Sindical, el magnífico bronce del Occidente todo. Y arranque para allá, papito
lindo, no sea malo, que los bogotanos no aguantamos más desastres.
07 diciembre 2013
El partido contra las Farc
Por Daniel Samper Ospina
Tan pronto como supe que el Pibe Valderrama iba a aspirar al Senado, me persigné: que
no lo haga, rogué a dios; que no sume a nuestros problemas uno nuevo. Porque no son
tiempos de calma. El país avanza hacia atrás. Como si hubiéramos viajado en el tiempo,
desde hace una semana despertamos súbitamente en la década de los noventa: el
proceso 8.000 arde de nuevo; el Nacional pinta para campeón. Y los personajes que
ocupan la primera plana son Pastrana, Gaviria, mi tío Ernesto. Y, por si fuera poco, el
Pibe Valderrama.
Que de todos ellos se salve al menos él, pensaba. Si quiere que lo fiche La U, que espere
a que lo llamen de La U de Chile. Pero que no suponga que por haber robado unas
cuantas marcas en el mediocampo puede ahora convertirse en congresista.
Lo visualizaba en el Capitolio y me daban ganas de llorar. Sí: podría preparar debates
sobre hidrocarburos, fiscalizar el presupuesto nacional; incluso volver a sacar a la venta
su colonia, arrumada en cajas de cartón en una bodega, y perfumar el cuello de sus
colegas, a quienes Uribe llamaba “ladrones de cuello perfumado”.Pero, por otro lado, su
presencia resultaba preocupante: ¿no es mejor volver futbolistas a los políticos, ya que
hacen todo a las patadas, y no al revés? ¿Se dejará el Pibe agarrar las partes nobles del
senador Gerlein, ese Michel godo, durante el forcejeo de una plenaria?
Puestos a llevar exfutbolistas al Congreso, es mejor lanzar a Eduardo Pimentel, tan
compatible con ese mundo; aun a Efraín el ‘Caimán’ Sánchez, cuyo mote de lagarto
gigante y destreza para taparlo todo, le permitiría reemplazar a Roy Barreras.
Pero el Pibe, como mucho, meterá leyes por ‘el hueco’, como antes balones. Y al hablar
del hueco no me refiero necesariamente a Simón Gaviria, sabio muchacho que refrescó el
Partido Liberal primero con el gobernador Guerra Tulena y ahora con Horacio Serpa,
quien se disputará los votos de las juventudes colombianas frente a Roberto Gerlein, el
jefe de los comandos azules. (Quiera dios que surja una opción que de verdad signifique
un cambio, en cabeza de José Galat: la gente se burla de él, pero, de no ser por su
actitud temeraria al atravesar el estrecho de Bering, este continente estaría tan
deshabitado como uno de esos buses azules del SITP que exigen a los usuarios cargar
con dos tarjetas diferentes).
El hecho es que, en correspondencia con la seriedad de su decisión, exactamente medio
día después de proclamar su candidatura, el Pibe la retiró. Y, para que no se diga que su
carrera pública fue fugaz, ahora promueve un partido contra las Farc. En eso, justamente,
reside su genialidad política: en quitarle la plataforma ideológica al Uribe Centro
Democrático. ¿Creían haber fundado un partido contra la guerrilla? No. El verdadero
partido contra las Farc lo montó el Pibe, sin necesidad de alquilar Corferias ni de hacerle
trampa a nadie, y sin la angustia de inventarse una suerte de marioneta cuya candidatura
parece un avión de Avianca en el Puente Aéreo, porque presenta demoras para
despegar.
Meterle fútbol al proceso de paz puede producir resultados satisfactorios, como llevar a la
Mesa de diálogos a Pacho Maturana para que tenga largas disertaciones filosóficas con
Iván Márquez, o al Bolillo Gómez, para que Tanja se intimide.
La idea, de todos modos, es que se juegue un partido en Colombia y otro en Cuba, y el
equipo que pierda vaya a la repesca. A la repesca milagrosa, se entiende. El árbitro, como
es lógico, será Jesús Santrich. Maradona será invitado central, dado que en este ciclo se
debate el asunto de las drogas. El fiscal y la contralora harán parte de las barras bravas.
Y Sigifredo López haría el saque de honor si le certifican que es el Pibe, y no la Fiscalía,
quien organizó el cotejo.
Del equipo guerrillero se sabe poca cosa: apenas que ubican al dummy de Simón Trinidad
en las barreras; que Iván Márquez pide despenalizar los penales; que los volantes de
marca copan el terreno rival, casi siempre con sembradíos de coca; que tiene veloz salida
por Venezuela, y que sus delanteros, cuyos dribles quiebran cinturas y patas a la vez,
cambian de frente, juegan al bombazo y fusilan al arquero: de clasificar al Mundial,
habrían quedado en el ‘grupo de la muerte’, bautizado de esa forma en honor a ellos.
Por eso, no basta con que el Pibe congregue viejas glorias futbolísticas que vengan al
caso, como el Bombardero Valenciano; el Rambo Sossa; Anthony ‘el Pipeta’ de Ávila o el
Mortero Aravena. No. Es preciso convocar lo más belicoso que tiene el país, que son sus
expresidentes: que Pastrana juegue retrasado, como hasta ahora, y se encargue de los
despejes; que mi tío Ernesto siga estorbando por el centro izquierda, porque si lo ponen a
marcar atrás con seguridad le ganan la espalda; que Gaviria vocifere, ora en el
entretiempo, ora en CMI, para quebrar otra vez el campo, esta vez de juego; y que Uribe
cargue en el hombro a Óscar Iván Zuluaga por la banda ultraderecha a ver si en las
graderías lo reconocen. Seguirán peleando entre ellos cuando vayan perdiendo y el juez
Santrich pite el final del partido y tome tranquilamente un bus del SITP: son las ventajas
de ser árbitro y andar con dos tarjetas en el bolsillo.
Inzá y la paz de Santos
Por: FERNANDO LONDOñO HOYOS |
5:46 p.m. | 10 de Diciembre del 2013
La humanidad sabe desde hace por lo menos dos siglos que con el terrorismo no se
negocia.
Llamar acto de guerra la masacre de Inzá es despropósito de parecida dimensión a
ejecutarla. La justificación desde La Habana de un hecho tan cobarde y miserable pone
en evidencia, si ya no las hubiera, la clase de terroristas con la que negocia en Cuba el
presidente Santos.
Atacar una población indefensa jamás será un acto de guerra a la luz de los Protocolos
de Ginebra, el más grande esfuerzo de la humanidad en su difícil historia para reducir
esa tragedia. La vida de la gente indefensa tiene que ser respetada por los combatientes
de cualquier forma de conflicto armado. Ofender ese principio, que se llama el de
distinción, condena irremisiblemente el hecho a la categoría de crimen de guerra, si la
hubiere, o de acto terrorista que no puede quedar sin castigo, en su ausencia.
Era un día de mercado, como los agresores lo sabían sobradamente, al que acudían
campesinos y compradores en un ritual que se repite por siglos. Y unos salvajes
irrumpieron con cilindros de gas para matar a cualquiera y para llenar de terror a los
que sobrevivieran. Murieron soldados y policías y civiles, decenas quedaron heridos,
destruidas más de cincuenta viviendas y partido el corazón de todos.
Estas armas diabólicas también están prohibidas en el derecho de gentes. Y no por su
poder destructivo, sino porque su efecto incierto alcanza a no importa quién. Eso es
terrorismo, sin calificativos ni atenuantes.
Descubierta la naturaleza del acto, quedaría por averiguar sus autores. El Ministro de
Defensa le imputó responsabilidad a un tal ‘Pacho Chino’, que es jefe de esa cuadrilla
de maleantes. Y por ser jefe responde, sin que se requiera investigar nada más. Pero no
es el único culpable del delito. Porque, ascendiendo en la cadena de mando, aparecen
otros y todo remata en los que están en La Habana. Ellos son los últimos y grandes
responsables. Un tribunal internacional no dudaría un minuto en condenarlos.
Si faltara alguna duda, la disiparon esos mismos maleantes cuando dieron la orden de
una supuesta tregua navideña. No solo no ocultan sino que exaltan su poder de mando
y la obediencia que se les debe. Luego son los criminales de Inzá, sin que deba perderse
un minuto en averiguar la orden específica que dieran para cometer esa salvajada. Si
fuera de otro modo, nunca sería posible llegar hasta los que deban responder por las
obras de los bandidos que obedecen un mando unificado.
Puesto ello de presente, con tanta simpleza como contundencia, cabe examinar la
legitimidad de los diálogos de La Habana. Con el terrorismo no se negocia nada, y no
solo por evidentes motivos de orden político. El Derecho Internacional lo prohíbe en
cuanto las conversaciones apunten a cualquier género de impunidad.
Pero la cuestión va más lejos, cuando se recuerda que lo que persiguen Santos y sus
plenipotenciarios es convertir en constituyentes y legisladores a los autores de estos
crímenes. Definir con los asesinos de Inzá la política agraria del país; discutir con ellos
nuestra estructura democrática, dizque para robustecerla, como dicen De la Calle y
Jaramillo con la boca hecha un pantano de la emoción; invitarlos al parlamento por
méritos como los logrados en Inzá; cambiar el orden jurídico para que puedan andar
con armas en territorios independientes que se llamarán zonas de reserva campesinas;
invitar a que participen en el modelo de lucha antidroga, son propósitos tan viles como
el lanzamiento de cilindros en el mercado de Inzá.
Los muertos de Inzá nos invitan a estas reflexiones. Por respeto a su memoria,
paremos esta patraña. Negociar en medio del terror es imposible. Los que guillotinaron
a Robespierre en Termidor lo comprendieron bien.
Fernando Londoño Hoyos
Falta de médicos especialistas 'no se
resuelve titulándolos a granel'
Gremio responde al Ministro de Salud que "no son ningún cartel' y
criticaron la reforma.
En una dura carta dirigida al presidente de la República, Juan Manuel Santos, la
Asociación Colombiana de Sociedades Científicas rechazó las declaraciones hechas
hace unos días por el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, en las cuales tachó de
“cartel” a este gremio.
Dicho pronunciamiento se dio en medio del debate en torno a la propuesta de que los
hospitales universitarios formen a estos profesionales, para suplir la escasez de este
recurso humano.
“Quedó claro -señala Sociedades Científicas en su misiva- que para darle validez a un
punto que él, tozudamente, se ha empeñado en sacar adelante en este proceso de
reforma al sistema de salud, el Ministro tiene que recurrir a esta clase de calificativos,
sin justificación alguna, ante la debilidad de sus argumentos”.
Admiten que hay áreas de la atención en salud desprotegidas por la poca oferta de
médicos con formación específica en las mismas, pero sostienen que durante los
análisis hechos por este gremio a la situación, han concluido que este desequilibrio
tiene entre sus principales causas el modelo de salud.
Aseguran que la orientación del sistema ha sido el tratamiento de enfermedades y no el
mantenimiento del bienestar de la población.
“No es para menos: en un esquema de rendimiento financiero conviene que haya más
enfermos para que todos los actores del sistema puedan facturar más a costa de su
atención. En ese contexto los médicos acabamos convertidos, infortunadamente, en un
insumo mercantil. Y si ese insumo se especializa y subespecializa, mejor, pues aporta
mayores dividendos a la gran cadena de actores que se lucra con la salud en el país”,
señala Sociedades, que agremia a cerca de 38 mil especialistas.
E insisten en que una evidencia de ello es que los médicos generales, que son la puerta
de entrada al sistema, perdieron con los años su capacidad resolutiva frente a los
pacientes que reciben. “No dan respuesta al enfermo, simplemente lo remiten a niveles
más especializados, donde cuestan más. Lo preocupante es que por la misma senda
van las especialidades básicas, que, dependiendo del caso, remiten a subespecialistas”.
En su carta aseguran haber sostenido reuniones con Gaviria en las que lo han puesto al
tanto de este diagnóstico. “Le hemos hecho entender que si se mantiene semejante
lógica absurda, nunca habrá en el país ni especialistas ni subespecialistas suficientes
para atender la costosa demanda que este modelo se empeña en generar y sostener”. Y
aseguran que el problema no se resuelve formando especialistas a granel.
Los especialistas se van lanza en ristre contra el proyecto de ley ordinaria para
reformar la salud, aprobado por la plenaria del Senado y que será debatido desde la
semana próxima por la Cámara de Representantes: “No se ocupa de aspectos
estructurales y esenciales como estos, sino que mantiene vivo el sistema que se
quedará en el mismo estado agónico de siempre”, dicen.
Finalmente, exigen al Ministro “más cuidado y rigor con las propuestas que lanza. Al
país no se le olvida que este sistema debe en buena parte su desastre a la falta de
regulación estatal, aupada por las ligerezas desafortunadas de un puñado de ministros
de Salud".
REDACCIÓN VIDA DE HOY / SALUD
Publicación: eltiempo.com
Sección: Salud
Fecha de publicación: 24 de octubre de 2013
Autor: REDACCIÓN VIDA DE HOY / SALUD
Reelección: un tóxico para la
democracia
Por: CLARA LóPEZ OBREGóN (PRESIDENTA DEL POLO DEMOCRáTICO) |
4:16 p.m. | 20 de Noviembre del 2013
En el 2004 se introdujo la figura de la reelección presidencial inmediata en Colombia.
Esta permite que quienes hayan ejercido la Presidencia de la República puedan
permanecer en su cargo durante un segundo período, si son reelegidos por voto popular.
En las condiciones concretas de Colombia, la reelección presidencial ha resultado ser
un tóxico para la democracia. La Constitución de 1991 buscó, con éxito limitado,
diseñar una institucionalidad que frenara el excesivo presidencialismo, abriera las
compuertas a la participación ciudadana y al pluralismo político y devolviera
autonomía y recursos a las regiones. Pudo más la tradición centralista y la cultura
excluyente heredada del Frente Nacional que la naciente intencionalidad de apertura
democrática de la nueva arquitectura constitucional.
Con contrarreformas y omisiones del legislador (van más de 35 actos legislativos
reformatorios de la Constitución en sus 22 años de vigencia) las mayorías gobernantes
recentralizaron los recursos de las entidades territoriales, tanto del sistema general de
participaciones como de las regalías; convirtieron a la autónoma Comisión Nacional de
Televisión en una agencia gubernamental, excluyeron a las minorías opositoras e
independientes del Consejo Nacional Electoral y se abstuvieron de tramitar las
distintas iniciativas orientadas a expedir el estatuto de garantías para el ejercicio de la
oposición, ordenado en el artículo 112 de la Carta.
En este contexto de erosión de los fundamentos de apertura democrática de la naciente
constitución y antes de que se permeara el Estado de su nuevo mandato de inclusión,
se introdujo el ‘articulito’ de la reelección presidencial. Sin la necesaria adecuación de
una estructura institucional diseñada para periodos de cuatro años, se produjeron
nuevos desequilibrios, especialmente en lo relacionado con la nociva proyección sobre
las demás ramas del poder público de la incidencia del Presidente en la nominación de
los integrantes de otros órganos del poder público, como la junta directiva del Banco
de la República, el Consejo Superior de la Judicatura, la Fiscalía General de la Nación o
la Corte Constitucional. En estas condiciones, toda la estructura del Estado: el
Congreso dominado por las mayorías oficialistas del llamado ‘partido del presupuesto’
y los órganos de control terminan en manos y en función de los designios
presidenciales.
En estas condiciones de concentración y centralización del poder y de debilidad de
controles, se generaron incentivos perversos que convierten el ejercicio de gobierno, no
en un esfuerzo concentrado para cumplir el programa y exhibir resultados, sino en una
estrategia orientada a conseguir la reelección del primer mandatario. Se empiezan a
recorrer los caminos del ‘todo vale’, se golpea desde el Gobierno a la oposición y se
manipula la información oficial, todo ello con efectos corrosivos sobre la deliberación
pública que debería adelantarse en transparencia democrática. La reelección en
Colombia es, entonces, una invitación a ‘repetir mermelada’ y a reducir a la
oposición,lo que la convierte en un verdadero tóxico para la democracia.
Clara López Obregón (Presidenta del Polo Democrático)
24 septiembre 2001
La propuesta de Garzón
Por Antonio Caballero
Y que no se diga que es una propuesta inmoral: al revés. Lo que es
demostradamente inmoral es la prohibición
Anuncia el candidato Luis Eduardo Garzón que cuando él sea presidente legalizará las
drogas en Colombia. No es que Garzón tenga muchas posibilidades de ganar. Pero hay
que decir que la suya es la primera propuesta sensata que haya hecho un candidato a la
Presidencia de Colombia en muchos años.
Legalizar las drogas en Colombia no es suficiente, por supuesto. Para ser
verdaderamente eficaz la medida tendría que ser universal: para todo el proceso
(producción, tráfico y consumo) y en todos los países del mundo. Pero es inútil plantearla
así, porque se oponen los Estados Unidos: el principal consumidor de drogas, su principal
perseguidor, y casi el único beneficiario del negocio. La legalización local, en cambio,
tiene el mérito de que es posible. Tendría sin duda consecuencias malas, pero otras
muchas buenas. Conviene analizar unas y otras.
Y que no se diga que es una propuesta inmoral: al revés. Lo que es demostradamente
inmoral, por los efectos que ha tenido en todas partes, es la prohibición.
Las desventajas de una legalización unilateral son obvias. Colombia sería declarado un
“país paria”, probablemente condenado al aislamiento por la llamada ‘comunidad
internacional’ y seguramente castigado por los Estados Unidos con todos sus fierros: en lo
económico (no habría inversiones ni créditos); en lo comercial (no nos comprarían
nuestras flores ni nuestro café, ni nos venderían sus maquinarias o sus medicinas); en lo
diplomático (los colombianos no podríamos viajar a Miami); en lo militar: nos
bombardearían. Colombia sería como Irak, digamos, o al menos como Cuba.
Aunque cabe suponer que, como en esos dos casos, no faltarían en el mundo países
dispuestos a saltarse a la torera el bloqueo decretado por los Estados Unidos: cercanos
como Venezuela o remotos como la China o los de la Unión Europea. Y los Estados
Unidos mismos, por su parte, no dejarían de importar nuestras drogas, que constituyen el
único renglón significativo del comercio bilateral entre los dos países. Porque si algo han
probado de sobra los 25 años de “guerra frontal contra las drogas” es que los
norteamericanos pueden vivir sin que Ernesto Samper viaje a Miami y sin comprar
claveles de la Sabana: pero no pueden abstenerse de consumir drogas ilícitas.
En cuanto a la persecución militar, ya la padecemos: ya nos bombardean. La única
diferencia sería que a esa agresión dejarían de llamarla “ayuda”. (O quizá no: la
capacidad de hipocresía de los gobiernos de los Estados Unidos es infinita. Al bombardeo
de Yugoslavia lo llamaron sin sonrojarse “intervención humanitaria”).
Por otro lado, las ventajas de la legalización unilateral de las drogas, igualmente obvias,
además serían reales. La primera es que cesaría esa llamada “guerra frontal”, pero
librada sólo aquí, que ha destruido el país física y moralmente. No pondríamos más
muertos: jueces, o policías, o candidatos presidenciales, o narcos. Disminuirían el crimen
y la corrupción, pues las mafias de la droga no serían ya organizaciones criminales con
ejércitos de sicarios y políticos a sueldo, sino simples grupos económicos que (como los
demás) se limitarían a evadir impuestos y violar leyes laborales (cosa que ya hacen).
Cesaría la insensata devastación ecológica que hoy hace que por cada hectárea de
cultivos ilegales destruida por la fumigación se tale una hectárea nueva de selva para
resembrarlos.
A ese ahorro en vidas, y en tierras, habría que sumar el ahorro en dinero. Hace tres
semanas decía esta revista en su informe sobre las propuestas de legalización de The
Economist que “perseguir la droga le cuesta al Estado colombiano 4.000 millones de
dólares al año, según los estimativos que el gobierno hizo para diseñar el Plan Colombia”.
O sea: tres veces cada año el monto total de la “ayuda”, que es para siete. Cuatro mil
millones que, sumados a los de la “ayuda”, no sólo son tirados al caño en una guerra inútil
(hoy se producen en Colombia más drogas que hace 20 años), sino que son además
invertidos consciente y deliberadamente en hacer daño. Cuatro mil millones que podrían
ser invertidos, en cambio, en cosas útiles: en educación, o en salud, o en recuperación de
los ríos o del campo. O al menos, dada la inclinación habitual de nuestros estadistas, en
represión: pero en represión de delitos de verdad dañinos, como el secuestro, o, si lo
prefieren, el robo de automotores.
Imagínense ustedes que la prensa diaria, en vez de la habitual noticia “destruidos 20
laboratorios de coca”, diera otra que dijera “rescatados 20 secuestrados” (o, si lo
prefieren, “recuperadas 20 tractomulas”). El mero hecho de no destruir 20 laboratorios
sería ya una ganancia neta: salvados 200 puestos de trabajo. El mero hecho de no
fumigar 50.000 hectáreas de cultivos salvaría otras tantas hectáreas de selva no talada
(más las 50.000 originales, que seguirían siendo productivas). El mero hecho de no
perseguir los bienes del narcotráfico haría que se quedaran en Colombia, en vez de
refugiarse en los Estados Unidos, donde la ley sí los protege.
Una ventaja adicional traería la legalización unilateral de las drogas que propone Luis
Eduardo Garzón: nos ahorraríamos los sermones de la señora Patterson.
Francisco Rojas
Globalización
30 de octubre de 2012
Se habla de la globalización, pero a menudo se cree que es algo que ocurre únicamente en
los países desarrollados o que es sinónimo de la revolución de las telecomunicaciones,
percepción simplista que conduce a proyectos y actos equivocados.
El modelo de sustitución de importaciones propició la “economía cerrada” y el espejismo
de una cierta autarquía mexicana. Varias generaciones se formaron con la idea de que el
país era básicamente independiente y que las áreas de dependencia, como la comercial
respecto a Estados Unidos, eran errores que un gobierno patriota y firme podría corregir.
Pero la globalización abarca a todas las naciones porque es propia de una época de la
humanidad. Como observa el sociólogo Manuel Castells, los países participan en una
extensa red de nodos interconectados económica y financieramente. La realidad global de
nuestros días exige una nueva explicación de conceptos surgidos dos o tres siglos antes,
como la independencia, la soberanía, la seguridad nacional y pública, la gobernabilidad y la
soberanía alimentaria y energética.
El cambio de los sistemas de producción, empresariales y financieros, la unificación y
expansión de los mercados, las telecomunicaciones, el medio ambiente, el calentamiento
global, el agua y los alimentos, el petróleo, la migración y el tráfico de indocumentados, el
terrorismo y el tráfico de armas, entre muchos otros, dejan de ser asuntos locales para
convertirse en problemáticas regionales o globales. La independencia, que dio cauce a las
grandes revoluciones de los siglos XVIII y XIX, trajo consigo ideales tales como la
libertad, la igualdad, la autodeterminación, la soberanía y la seguridad nacionales. Hoy día
estos fenómenos deben ser entendidos a la luz del avance de la ciencia, las tecnologías de la
información y la regionalización o mundialización de no pocos fenómenos.
La democracia y el libre mercado tienden a universalizarse, y aunque se ha reforzado la
hegemonía de las grandes potencias, lo que sucede en los países menos desarrollados y
emergentes incide en los asuntos internos de aquéllas. Es el caso de Grecia o las regiones
autonómicas de España frente a la Unión Europea. La interdependencia asimétrica, que se
acentúa en las relaciones de las metrópolis regionales con sus zonas de influencia, plantea
retos mayores a las sociedades y gobiernos.
Todavía son más las preguntas que las respuestas. México tiene una moneda propia, pero su
capacidad de compra interna y externa varía en función de los movimientos financieros de
otras partes del mundo. ¿Cómo entender nuestra soberanía financiera?
Hace menos de un siglo éramos una economía agrícola y hoy tenemos un sector
agropecuario parcialmente moderno y competitivo, pero no podemos asegurar el abasto
interno de alimentos. Producimos crudo, pero importamos gasolina, gas, petroquímicos y
otros productos en proporciones crecientes.
Nuestra seguridad interior está fuertemente influida por la demanda de drogas de EU y el
contrabando de armas desde el mismo país, y no hemos logrado segregar los flujos
monetarios del lavado de dinero. El narcotráfico, el terrorismo y otras variantes del crimen
organizado tienen dimensión supranacional y su combate compete a varios o todos los
gobiernos e impacta las economías y la paz interior de los países. La seguridad nacional, en
su acepción más amplia, tiene cada vez más ingredientes regionales y globales.
Sería un grave error ignorar la realidad global y los cambios ocurridos en el mundo y
concebir al México actual como fue en los años 70 del siglo XX. Por ello, el presidente
electo, Enrique Peña Nieto, reconoce los retos de la interdependencia, la globalidad y la
modernidad y traza el camino a seguir con objetivos de validez permanente: el desarrollo y
la justicia social.
Militante del PRI.
'Las parejas homosexuales no pueden ser
familia': Iglesia
Por: REDACCIÓN VIDA DE HOY |
6:45 p.m. | 04 de Abril del 2013
Sin embargo, el cardenal Rubén Salazar no rechaza el derecho que existe a
otro tipo de uniones.
El cardenal Rubén Salazar se sumó al debate generado por la decisión que debe tomar
próximamente el Congreso de la República de legislar sobre lo que sería la figura del
matrimonio entre parejas del mismo sexo.
"No puede existir un verdadero matrimonio sino entre un varón y una mujer, y
solamente sobre esa base puede existir una verdadera familia", dijo Salazar, Presidente
de la Conferencia Episcopal, quien aclaró que no se trata de una posición personal sino
de la visión de la Iglesia universal, reflejada, además, en la Constitución Política.
Salazar también afirmó que no se trata de una postura ideológica, y que con este
llamado lo único que busca la Iglesia es defender el corazón de la sociedad, que según
él, es la familia.
"Las otras uniones tienen derecho a existir, nadie puede pedirles que no existan; pero
no intenten equipararse a la familia. No intenten asumir el rol de la familia al interior
del Estado; ahí es donde empieza a subvertirse el orden social", dijo el también
arzobispo de Bogotá, quien advirtió que con estas declaraciones no busca atacar a la
comunidad gay del país ni mucho menos vulnerar sus derechos.
El máximo jerarca del catolicismo en Colombia recordó que las parejas homosexuales
ya gozan de un conjunto de derechos, amparados por la justicia colombiana, pero
considera inadmisible que pretendan acceder a la figura del matrimonio.
"Ellos tienen todo el derecho del mundo a vivir juntos, a legalizar su unión, si quieren
hacer todo tipo de pactos económicos. Pero no veo la razón de que quieran todavía
más, como si tuvieran verdaderamente el derecho a ser familia cuando no lo son",
enfatizó el prelado.
DOMINGO, 1 de marzo de 2009
¿Es la religión enemiga de la civilización?
En el mundo actual, las Iglesias se han convertido en un factor de conflicto y un obstáculo para la "salvación",
sea eso lo que sea. Sobreviven porque sus jerarquías quieren conservar el poder y sus privilegios
GIANNI VATTIMO 1 MAR 2009
Todos recordamos seguramente la famosa frase de Nietzsche sobre la muerte de Dios. Y
también su cláusula: Dios seguirá proyectando su sombra en nuestro mundo durante mucho
tiempo. ¿Qué pasaría si aplicáramos la frase de Nietzsche también, y sobre todo, a las
religiones? En muchos sentidos, es verdad que, en gran parte del mundo contemporáneo, la
religión como tal está muerta, pero todavía proyecta sus sombras en numerosos aspectos de
nuestra vida privada y colectiva. Por cierto, dejemos claro que el Dios cuya muerte anunció
Nietzsche no es necesariamente el Dios en el que muchos de nosotros seguimos creyendo; yo
me considero cristiano, pero estoy seguro de que el Dios que estaba muerto en Nietzsche no
era el Dios de Jesús. Incluso creo que, precisamente gracias a Jesús, soy ateo. El Dios que
murió, como dice el propio Nietzsche en algún lugar de su obra cuando le llama "el Dios
moral", es el primer principio de la metafísica clásica, la entidad suprema que se supone que
es la causa del universo material y que requiere esa disciplina especial llamada teodicea, una
serie de argumentos que tratan de justificar la existencia de ese Dios o esa Diosa frente a los
males que vemos constantemente en el mundo.
La tesis que quiero presentar aquí es que las religiones están muertas, y merecen estar
muertas, tal como Nietzsche habla de la muerte de Dios. No sólo están muertas las religiones
morales, en el sentido más obvio de la palabra: desde dentro de la sociedad cristiana y
católica de Europa, es fácil ver que son muy pocos los que observan los mandamientos de la
moral cristiana oficial. Lo que está muerto, en un sentido más profundo, son las religiones
"morales" como garantía del orden racional del mundo.
La institucionalización de las creencias, que dio origen a las Iglesias, incluyó (no sé si sólo en
la práctica o como factor necesario) una reivindicación del poder histórico, en el sentido de
que era casi natural y necesario que una religión moral se convirtiera en una institución
temporal poderosa. Es lo que parece haber ocurrido con el catolicismo, pero se pueden ver
muchos otros fenómenos similares en la historia de otras religiones. Incluso el budismo
engendró un Estado, el Tíbet de los lamas, que ahora lucha por sobrevivir frente a China. En
todas partes -por ejemplo, en el hinduismo-, el mismo hecho de que exista una diferencia
entre clérigos y legos hace que la religión se convierta en una institución, cuyo objetivo
principal es siempre su propia supervivencia. Mencionaré de nuevo el ejemplo de la Iglesia
católica: si no hubiera sobrevivido a lo largo de los tiempos, yo no habría podido recibir el
Evangelio, la buena nueva de la salvación. Una vez más: como en el caso de la muerte de
Dios de Nietzsche, la muerte de las religiones institucionalizadas no significa que no tengan
legitimidad. Sencillamente, llega un momento en el que ya no son necesarias. Y ese momento
es nuestra época, porque, como puede verse en muchos aspectos de la vida actual, las
religiones ya no contribuyen a una existencia humana pacífica ni representan ya un medio de
salvación. La religión resulta un poderoso factor de conflicto en momentos de intercambio
intenso entre mundos culturales diferentes. Por lo menos, eso es lo que ocurre hoy: en Italia,
por ejemplo, existe un problema con la construcción de mezquitas, porque la población
musulmana ha aumentado de forma espectacular. La hegemonía tradicional de la Iglesia
católica está en peligro, pero los católicos no se sienten amenazados en absoluto por esa
situación; sólo los obispos y el Papa.
La Iglesia afirma que defiende su poder (y los aspectos económicos de él) para preservar su
capacidad de predicar el Evangelio. Sí; pero, como en tantas instituciones, la razón suprema
de su existencia se queda muchas veces olvidada a cambio de la mera continuidad del statu
quo.Lo que quiero decir es que, en el mundo actual, sobre todo en el Occidente industrial, la
religión como institución se ha convertido en un factor de conflicto y un obstáculo para la
"salvación", sea eso lo que sea. Quiero subrayar que hablo de la muerte de las religiones en el
mismo sentido en el que acepto el anuncio de Nietzsche sobre la muerte de Dios. La religión
que está muerta es la religión-institución, que contribuyó enormemente al desarrollo de la
civilización pero, al final, se convirtió en un obstáculo.
Hablar de la muerte de las religiones en un sentido relacionado con el anuncio de la muerte de
Dios de Nietzsche no significa, desde luego, que la religión nunca haya tenido sentido para la
humanidad. Ni siquiera se puede decir que la frase de Nietzsche significa que Dios no existe.
Ésa sería de nuevo una afirmación metafísica, que Nietzsche no quería pronunciar, por su
rechazo general a cualquier metafísica "descriptiva". La lucha contra la supervivencia de las
religiones de la que hablo tiene poco que ver con la negación racionalista de todo significado a
los sentimientos religiosos. Incluso se toma muy en serio ese resurgimiento de la necesidad
de una relación con la trascendencia que caracteriza numerosos aspectos de la cultura actual.
Citaré de nuevo a Nietzsche, que dice que Dios está muerto y ahora queremos que existan
muchos Dioses.
Mientras las religiones sigan queriendo ser instituciones temporales poderosas, son un
obstáculo para la paz y para el desarrollo de una actitud genuinamente religiosa: pensemos en
cuánta gente está abandonando la Iglesia católica por el escándalo que representan las
pretensiones del Papa y los obispos de inmiscuirse en las leyes civiles en Italia. Los ámbitos
de la ética familiar y la bioética son los más polémicos. En Estados Unidos, el anuncio reciente
del presidente Obama sobre su intención de eliminar las restricciones a la libertad de las
mujeres para abortar ha suscitado una amplia oposición por parte de los obispos católicos. La
oposición contra cualquier forma de libertad de elección en todo lo relacionado con la familia,
la sexualidad y la bioética es continua e intensa, sobre todo, en países como Italia y España.
Tengamos en cuenta que la Iglesia se opone a leyes que no obligan, sino que sólo permiten la
decisión personal en estos asuntos. Deberíamos preguntarnos de qué lado está la civilización.
Hace poco, el Papa repitió su idea constante de que la verdad no es negociable. ¿Ese
"fundamentalismo" es sólo característico del catolicismo, o de todo el cristianismo? Quienes
hablan de civilizaciones tienen la responsabilidad de tener en cuenta esta condición concreta.
No hay más que ver los frecuentes diálogos interreligiones que se celebran en cualquier parte
del mundo, en los que los interlocutores suelen ser "dirigentes" de las distintas confesiones.
No dialogan para cambiar nada; no es más que una forma de volver a confirmar su autoridad
en sus respectivos grupos. ¿Acaso sale de estos frecuentes encuentros algo útil para la paz y
la mutua comprensión de los pueblos? Mientras no se elimine el aspecto autoritario y de poder
de las religiones, será imposible avanzar hacia el mutuo entendimiento entre las diversas
culturas del mundo.
Esta conclusión puede parecer una gran paradoja, dado que, en general, se ha considerado
que la religión era un medio de educar a la humanidad hacia la caridad, la piedad y la
comprensión. En muchos sentidos, la compasión parece ser la base fundamental de toda
experiencia religiosa. Y es cierto, ya sea desde el punto de vista del cristianismo, el budismo,
el hinduismo, el islam o el judaísmo. Hasta aquí, nada que objetar. Pero precisamente por eso
es por lo que debemos reconocer que ha llegado la hora de que las personas religiosas se
alcen contra las religiones. Y que afirmen tajantemente que la era de la religión-institución se
ha terminado y su supervivencia sólo se debe a los esfuerzos de las jerarquías religiosas para
conservar su poder y sus privilegios. El hecho de que esta tesis parezca inspirarse, en gran
parte, en la experiencia cristiana (y católica) europea, no limita su validez para otras culturas.
Seguramente, el veneno del universalismo se extendió por el mundo gracias a los
conquistadores europeos, que son responsables de la estricta asociación entre conversión (al
cristianismo; recuérdese el compelle intrare de San Agustín) e imperialismo. Ahora es el
mundo latino el que debe romper esa asociación y separar la salvación de cualquier
pretensión de creencia y disciplina universal como condición para alcanzarla. No es una tarea
fácil.
Las redes sociales un nuevo
fenómeno para el menosprecio a
los colegiados
MIÉRCOLES, 5 DE DICIEMBRE DE 2012 |
Que las redes sociales están de moda no es nada nuevo. Que se usan para injuriar tampoco.
Pero si lo es que hayan llegado al deporte balear y más concretamente contra el colectivo
arbitral, en donde podemos ver a jugadores, directivos y/o entrenadores “protestando” (por no
usar otra palabra más fuerte) por los arbitrajes recibidos.
Sin ir más lejos, la imagen de mi artículo muestra una injuria de un jugador del Binissalem (es
algo público por lo que espero que no moleste), actual equipo de Segunda División B, en
donde cataloga a TODO EL GREMIO en un comentario fruto (esperemos) de un calentón por
un arbitraje con polémica en la visita a Reus del combinado binissalemer.
Es evidente que hay arbitrajes más acertados, más correctos y por ende otros que menos.
Pero nunca debemos perder la perspectiva que a los “señores de negro” los evalúan como
evalúan entrenadores u ojeadores a los propios jugadores. Con ello, el árbitro que más
erróneamente dirigirá sus encuentros descenderá y por el contrario el que más aciertos tenga
desde el punto de vista del informador ascenderá. De ahí, que no queden impunes “desastres”
como muchos catalogan ciertas actuaciones. Dios me libre de hacer de informador, pero si el
Sr. Colegiado que dirigió dicho partido erró, a buen seguro que sus 119 competidores (el resto
de árbitros de segunda B) estarán de mejor humor.
Se debate si los árbitros de primera división son los mejores después de ver jugadas en donde
han errado. Simplemente son los que mejor trayectoria y estabilidad han demostrado. Pero
errar, erran como todos.
Se escucha a entrenadores de regional, preferente… hablar “pestes” de árbitros. La regional
es evidente que no tiene a los mejores árbitros. Tiene a los árbitros que tiene. Y también tiene
a los jugadores y entrenadores que tiene. Gente preparada y formada para dirigir/jugar en esa
categoría y que intenta hacerlo lo mejor que puede porque bien puede subir de categoría y
algún día estar en la élite o bien puede descender. No sirva este párrafo para ofender a los
árbitros de regional, sino sirva para ofender a los entrenadores que esperan tener árbitros
FIFA cuando ellos son los primeros que no tienen titulación nacional (salvando las
excepciones perdonenme). Ídem para aquellos jugadores que critican una actuación
creyéndose CR7 o Messi. Ojala los árbitros pudieran decirle a los jugadores una reprimenda
por cada pase erróneo o gol fallado. Estaría divirtiéndome en la grada si tuviera uno de esos
pinganillos y escuchase.
Pero desgraciadamente, existe esa regla no escrita (creo desde mi ignorancia de analista
social) de que los árbitros no le pueden decir nada a los jugadores (y repito que como en todo,
los habrá que si o que no, pero por suerte del colectivo son la mayoría que lo hacen bien). Yo
lo cambiaría. Seguro que algún jugador reaccionaba cuando no se encontrara un saco de
boxeo al que golpear verbalmente.
Y los golpeos verbales de las redes sociales, fruto de este artículo también deberían ser
contestados. Pero contestados por el Comité de Competición que tan ausente está en
aplicación de sanciones.
Enrique Barbero
Arbitraje Balear
Tejer redes sociales, el tamaño sí
importa.
Sábado 23 de Febrero de 2008 José Luis Álvarez
José Luis Álvarez, Profesor de ESADE: "Pensamos que conocemos menos gente de la
que realmente podemos conocer. Y esto es autolimitante. Si infraestimamos nuestra red,
infravaloraremos el capital social y los recursos obtenidos a través de esa red."
En mis sesiones sobre redes sociales suelo hacer la siguiente pregunta: ¿cuánta gente
conocéis? Les doy a los participantes varias opciones para responder, que van desde las
decenas de personas hasta más de 4.000 conocidos. Por conocer, les digo, deberán
entender haber tenido una experiencia social en común con esas personas, de manera
que pueden contactarlas para pedirles algo, por ejemplo, un favor. Normalmente un 60-
70% de las respuestas se dan en el rango que va hasta 200 o 300 personas. Sólo un 10%
dice que conoce más de 1.000 personas. Lo cierto es que, en promedio, un directivo
mayor de 30 años conoce cerca de 4.000 personas: cuentan colegas y ex colegas de
trabajo, clientes, compañeros de colegio, universidad y máster, amigos personales y
cosocios de organizaciones culturales, deportivas, además de familiares, médicos...
Uno de los problemas que los seres humanos tenemos para gestionar las redes
profesionales es que nos es muy difícil manejar mentalmente grandes números.
Pensamos que conocemos menos gente de la que realmente podemos estar en contacto.
Y esto es autolimitante. Si una red de contactos es la gente que conocemos, capital social
son aquellos recursos obtenibles a través de la red. Si infraestimamos nuestra red,
también infravaloraremos nuestro capital social y, como consecuencia, seremos menos
emprendedores, de negocios o asuntos sociales.
Hay otra pregunta que suelo hacer. Cuánto creen que acertarían sobre el orden de
preferencia de la persona que mejor conocen de una lista de 20 nuevos productos. La
mayoría piensa que acertarían más de la mitad de esas preferencias. Sin embargo, en
promedio, acertamos menos del 20%. Es decir, que tendemos a sobrevalorar el grado de
conocimiento y, por tanto, de fortaleza de nuestra red más cercana o red fuerte.
El problema con la gestión de las redes sociales es que los instintos sociales de los seres
humanos son muy específicos. En concreto, quedaron fijados en las épocas tribales de la
evolución humana, cuando vivían en comunidades de entre 100 y 200 personas, a su vez
divididas en pequeños grupos de alrededor de una docena de personas que compartían
actividades productivas conviviendo juntos.
Existen básicamente tres tamaños de redes. En primer lugar la red extensa, la que
algunos denominan catch-all network. Es la más amplia, compuesta por miles de
personas. Obviamente es una red cuyos nodos son más débiles y los huecos de la malla
muy amplios. Sin embargo, es muy necesaria, porque es la que nos proporciona ideas,
pistas e información sobre aquellos aspectos de la actividad social que menos
conocemos. Es donde reside la innovación (o el aprendizaje) personal, social o
empresarial. Donde probablemente resida el futuro profesional. Es la que requiere más
esfuerzo dados nuestros sesgos sociales.
Para cuidar esta red se debe sobre todo fomentar la diversidad, desarrollar
sistemáticamente relaciones con gente diferente. El directivo debe pensar en las bolsas
de relaciones presentes en su red actual y evaluar cuáles faltan o cuáles están
excesivamente representadas, por ejemplo, contactos con ejecutivos de otras
nacionalidades, o de otro tipo de empresas en que podría estar interesado en el futuro.
Para tener una red amplia el directivo intentará asistir a eventos profesionales, de manera
que en muy pocos días podrá tener al menos un primer contacto con un número
importante de nuevos conocidos. Y si no existen esos eventos, organizarlos. Y apoyarse
en las nuevas tecnologías (tipo Linkedin y otras similares) para gestionar esta red de
grandes números. Llevarla en la cabeza no es suficiente.
Hay una segunda red, intermedia: la operativa, la que nos acompaña en nuestro quehacer
profesional diario y en nuestras relaciones sociales habituales. Cuenta con entre 100 y
200 personas. Es en esta red donde nos movemos con mayor comodidad. El principio
básico de la misma es la confianza basada en el intercambio. Para mantenerla en buen
estado es imprescindible responder pronto y eficazmente a cualquier petición de ayuda.
Incluso ofrecerse a ello. El buen gestor de redes sociales es aquel que busca
sistemáticamente ocasiones para hacer favores y, por tanto, para invertir en su capital
social, ya que, a cambio, podrá solicitar contraprestaciones futuras. Es importante tener
presente que en esta red operativa no hace falta, para pedir algo, que el receptor de la
solicitud de ayuda esté en deuda con nosotros. La máxima evangélica de pedid y se os
dará se aplica al peticionario, por la misma razón que se aplica al receptor el dar para
recibir.
Finalmente, el lector debe contar una red llamada de seguridad, integrada por 10 o 12
personas, muy bien tejida, tupida, con pocos huecos entre sus nudos, para que no nos
colemos entre ellos si caemos. Familia cercana y amigos íntimos. Es la que nos sostiene
en caso de necesidad económica o enfermedad. Su principio básico es el afecto, no la
reciprocidad. Sin embargo, precisa un mantenimiento alto, una cercanía constante,
porque tendemos a sobrevalorar la fiabilidad de estas relaciones (cambiantes por
emocionales) y, a lo peor, no están ahí cuando se necesitan.
16 julio 2011
La otra mitad del medio ambiente
Por Daniel Samper Ospina
Me preciaba de tener conciencia ecológica, y en buena medida milité en la ola verde
porque supuse que allí protegerían el medio ambiente. Después me di cuenta de que lo
único ecológico que tenía el partido era que sus dirigentes son unos troncos.
Pero me creía ecologista y hacía cosas de ecologista: seguía las narraciones de Antonio
Casale, compraba los discos de Cabas, daba propina a los meseros de Andrés Carne de
Res y, en general, era solidario con todos aquellos que por ahorrar agua llevan años sin
bañarse. Porque la conciencia ecológica comienza en casa. De hecho, en el baño alcancé
a instalar un radio que solo agarraba la emisora de Pachito, para que en la casa nadie se
demorara bajo la ducha.
Sin embargo, ante las denuncias que el exministro Manuel Rodríguez ventiló en una
reciente entrevista a María Isabel Rueda, según las cuales el gobierno anterior por poco
acaba con nuestra riqueza natural, he decidido replantear mi posición. Tal parece que el
doctor Uribe recibió un ambiente, pero entregó medio: medio ambiente. La otra mitad se la
llevaron las empresas extranjeras, vértices de la famosa confianza inversionista.
Me aburre tener que hacerlo, pero acá voy una vez más: una vez más defiendo a la
administración anterior de los terroristas de civil que lo mancillan. El señor Rodríguez
denuncia que hay funcionarios del gobierno pasado que ahora ocupan cargos directivos
en las empresas mineras que antes ellos mismos regulaban: ¿y qué quería, acaso? ¿Qué
huyeran a Panamá, con lo peligrosa que está esa ciudad? ¿No supo, pues, que a la pobre
María del Pilar Hurtado se le metieron los ladrones a la casa y le hurtaron –si se me
permite el verbo– sus pertenencias más preciadas, que incluían un computador y dos
tangas?
Sí, puede ser cierto que parte de la confianza inversionista consistiera en que las
empresas canadienses entraran a saco en páramos y bosques y los arrasaran sin siquiera
dejar regalías; también, que los mismos canadienses asesoran la redacción del código
minero y que cualquier aparecido obtuviera licencias para explotar los recursos. Pero todo
se trató, en últimas, de un pequeño abuso de confianza. De confianza inversionista, se
entiende.
Tampoco es para tanto. En Colombia sobra la riqueza mineral. En Santurbán hay
suficiente oro como para reemplazar todas las calzas de Diomedes Díaz. Una empresa
extranjera halló restos de litio en la cabeza de Noemí. Con el cobre que ha pelado ‘el
Sodomita’ Rivera el país puede competirle a Chile. Abundan los combustibles fósiles,
como José Galat y otros miembros de la extrema derecha. Y hay generosos yacimientos
de gas en La Guajira, los Llanos Orientales y la barriga de Angelino.
Y, sin embargo, saltan a la palestra apátridas fatalistas, como el señor Rodríguez, y
sugieren que la ola invernal y demás desórdenes ambientales se deben a prácticas
antiecológicas como las del gobierno anterior, que deforestó más de 3,5 millones de
hectáreas de bosque: por eso algunos comunistas lo llamaban el gobierno de la
motosierra.
¿No se dan cuenta, acaso, de que los principales damnificados de la ola invernal son los
mismos uribistas, que están con el agua al cuello? Eran funcionarios que lo tenían todo –
ministerios, embajadas, notarías– y de la noche a la mañana quedaron sin nada. Todo se
les empantanó: hasta los nombramientos. Y ahora, salvo la Fiscalía, nadie quiere saber
de ellos: apenas Uribe, que les lleva frazadas para que se sigan tapando. ¡Qué doloroso
resulta ver anegados los lotes de la zona franca y observar al valeroso expresidente
huyendo de los encharcados potreros del Ubérrimo con un guacal al hombro en el que
tirita, miedoso, ‘el Pincher’ Arias! ¡Y qué paradójico, además, que todo suceda por culpa
del Fenómeno de la Niña, si se me permite llamar de tal modo al presidente Santos!
Ahora bien: ¿por qué suponen que los excesos del invierno son efecto del descuido
ambiental, que se recrudeció en los últimos ochos años? ¿No oyeron a Jorge Celedón
cantando la versión vallenata de una canción de Gustavo Cerati? ¿No queda claro, acaso,
cuál es la verdadera causa de los aguaceros?
Que no vengan a exagerar. La explotación minera no afecta el ecosistema. Venezuela
lleva años exportando carbón y petróleo, y la única flora que se ha visto afectada es la
flora intestinal del comandante Chávez.
Para información del señor Rodríguez, el gobierno de Uribe fue sensible con los asuntos
ecológicos. Sus propios hijos montaron una conmovedora empresa de reciclaje de
basuras, que antes estaban en manos de un montón de zorreros maleducados. Gracias a
su política de seguridad proliferaron los sapos, que de otro modo podrían haberse
extinguido. Buena parte del servicio exterior fue ocupado por delfines costeños con el
único fin de protegerlos. Su ministro de Medio Ambiente fue Juan Lozano, último ejemplar
del águila calva. Y si bien el gobierno tuvo toda la intención de trazar sobre la selva la
nociva carretera al Darién, encargó de su ejecución a Andrés Uriel, como una forma de
garantizar que jamás se construiría.
No sean resentidos. Sepan que el gobierno del doctor Uribe ya ingresó por la puerta de la
historia. Aunque esa puerta, como la que cruzaron sus funcionarios, sea giratoria.
Repensar el amor
Por: FLORENCE THOMAS |
5:52 p.m. | 11 de Septiembre del 2012
Según un informe de la Superintendencia de Notariado y Registro, durante los seis
meses de este año los divorcios subieron un 26 por ciento en relación con el primer
semestre del año 2011. Una mala noticia y una verdadera catástrofe para aquellos que
argumentan el fin de la familia tradicional e invocan consecuencias nefastas para la
sociedad.
No tan mala tal vez para muchos hombres y mujeres que están pensando que el amor y
la convivencia amorosa no tienen que ser una maldición o un castigo que habían
aprendido a aguantar nuestras abuelas pretextando el bienestar de sus hijos e hijas
desde argumentos de corte religioso que predicaban un matrimonio para toda la vida.
Y bueno, las cosas han cambiado. Gracias a los aportes del feminismo y de la
revolución pacífica y silenciosa de las mujeres, ellas están reinventando poco a poco
pero imprescindiblemente su lugar en el amor. Y por supuesto, también están
aprendiendo que la vida no es un largo camino de espinas.
El amor que merecemos todos y todas, hombres y mujeres, es aventurero y la
convivencia difícil y muy lejana de los grandes imaginarios occidentales que siguen
circulando en muchos materiales de nuestra cultura.
En efecto, el amor continúa representando este sueño ancestral de fusión alimentada
por la idealización imaginaria de un otro soñado a la medida de nuestras propias
carencias. Sin embargo, hoy todos y todas somos mutantes en el amor.
Durante las últimas décadas, las mujeres han cambiado y hoy desean y hablan desde
otros lugares, dejando así de ser mujeres eternamente fantaseadas por los hombres. Y
esto significa, ni más ni menos, que estamos aprendiendo y aceptando paulatinamente
que para amar es quizás necesario renunciar al sueño fusional del "dos en uno" y a la
nostalgia de ser uno solo que, en una cultura androcéntrica, no dejaba duda sobre cuál
de los dos había sido consumido en un acto que se parecía más al canibalismo que a
nuestras ideas actuales del amor.
Boleros, tangos y baladas, telenovelas, comerciales, revistas femeninas y expresiones
de nuestro idioma están todavía ahí para recordarnos todos los viejos imaginarios del
amor. ¿No es que las mujeres "se tienen, se toman, se conquistan y finalmente se
comen"?
Tenemos hoy que sepultar el dos en uno, sepultar la fusión y dar paso a una nueva
ecuación: hoy en el amor, y desde lo que generó la revolución de las mujeres, tenemos
dos sujetos autónomos y libres, diferentes e iguales cuando diferencia e igualdad no
son conceptos antitéticos sino paralelos que remiten a debates distintos. Estoy
hablando entonces de dos soledades que para encontrarse y unirse deben primero
existir separadamente.
Para las mujeres, esto equivale a construir muros de contención subjetiva, trazar
límites, porque solo puede existir reciprocidad y receptividad de un otro a partir de una
oscura certeza y afirmación de sí. Solo desde el propio reconocimiento puede llegar
uno a reconocer al otro, a la otredad. Solo desde la separación, que es, en este caso,
exactamente lo contrario de la fusión, hay posibilidad de encuentro como nos lo
recordaba Luce Irigaray en su Ética de la diferencia sexual.
Sin duda, estas nuevas éticas del encuentro amoroso representan aprendizajes lentos,
pero constituyen una buena explicación para entender el aumento de los divorcios y
generar urgentemente debates sobre nuevas maneras de amar. Y más hoy, en tiempos
de anuncios de una paz que no puede ser solo el silencio de la armas.
Chicos, obtengan un mensaje de
texto antes de tener sexo.
Por Roxanne Jones 27 noviembre 2013
Ya sabes qué tipo, las chicas fiesteras, las que buscan llamar la atención. Las chicas
que harían cualquier cosa para que un chico se fije en ellas, como la estrella del pop
Pink repite en uno de sus mejores éxitos: "Si actúo así, agitando mi cabello rubio,
ajustándome el sujetador así... ese chico me llamará".
El problema es que todos los chicos universitarios son inteligentes, o si no, no estarían
allí para empezar, como a mi hijo, alumno de honor, le gusta recordarme. Ciertamente,
es una conversación difícil de llevar, pero no me rindo. Hay mucho en juego. Parece
que casi cada semana escuchamos historias sobre encuentros sexuales en fiestas
donde todo el mundo está bebiendo, y una chica dice que ha sido violada y el chico
insiste en que el encuentro fue consentido.
No te equivoques, ninguna mujer, no importa cuánto vaya de fiesta, está pidiendo ser
violada. Pero muy a menudo cuando hay consumo en exceso de alcohol de por medio,
el significado de consensual puede ser malinterpretado por ambas partes. Según
el National Institute of Alcohol Abuse and Alcoholism (NIAA, por sus siglas en inglés,
Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y Alcoholismo), cada año alrededor de
97.000 estudiantes de entre 18 y 24 años son víctimas de asaltos sexuales o
violaciones por conocidos relacionados con el alcohol. Y estos son únicamente los
casos que son denunciados.
De modo que es comprensible que los padres se preocupen por cuál es la mejor forma
de preparar a sus hijos e hijas para la universidad. Gastamos mucha energía
informándonos acerca de los aspectos financieros y económicos. Dedicamos años en
pensar qué universidades son las más apropiadas para nuestros hijos. Una vez
aceptados, nos aseguramos de que nuestros hijos vayan a la universidad con cualquier
objeto sobrevalorado e innecesario de la lista "qué llevar a la universidad". Y justo
antes de soltarlos en el campus, nos aseguramos de tener "La charla" sobre centrarse
en las notas y no verse envuelto en un ambiente fiestero.
En mi caso, llené la bolsa de hijo con alrededor de 300 condones y le dije que tuviera
cuidado con las chicas fiesteras, pero que se divirtiera; que conociera gente nueva
pero que mantuviera su atención en los estudios.
Pero sé, por mis propios años de diversión en Penn State, que la vida del campus
puede ser confusa incluso para los mejores chicos. Así que le enseñé a hacer su
colada, la compra y a cocinar, para que simplemente no tuviera que depender de nadie
más para hacer esas cosas. Sin embargo, últimamente me preocupa no haberle dado
un consejo importante que debe ser obligatorio hoy en día.
Nunca tengas sexo con una chica a menos que te envíe un mensaje de texto que
demuestre que la relación sexual es consentida de antemano. Y es incluso una buena
idea concluir cualquier encuentro sexual con un agradable mensaje diciendo cuánto
han disfrutado estando el uno con el otro, incluso si no tienen planeado volver a verse.
Es una locura, lo sé, pero últimamente he alentado a mi hijo y a sus amigos a hacer
"sexting" -sin las fotos indecentes- para protegerse de ser acusados erróneamente de
violación. Porque, de la misma forma que los mensajes de texto y las publicaciones en
Facebook condenatorios ayudaron a encarcelar a los alumnos de secundaria de
Steubenville por violación, también se puede utilizar la tecnología para comprobar la
inocencia de alguien.
Una conversación constante entre los atletas profesionales es cómo protegerse de
falsas acusaciones de violación. He cubierto muchos casos de violación durante mi
carrera, entre ellos el de Kobe Bryant, el del equipo de lacrosse de Duke y muchos
otros que no han llegado a los titulares. Los agentes deportivos y los atletas lo han
intentado todo, desde grabar sus encuentros sexuales de forma abierta o secreta, que
en algunos estados es ilegal, a pedir a las mujeres con quienes tendrán sexo a firmar
un formulario previo de consentimiento. Y, aunque el público se mofe de las historias
de los atletas que frecuentan los clubes nudistas o solicitan prostitutas, muchos atletas
dicen que lo hacen para evitar cargos injustificados por asalto sexual.
Una investigación del NIAA muestra que más del 80% de los estudiantes universitarios
bebe alcohol y casi la mitad informa excesos alcohólicos -cinco bebidas para los
hombres, cuatro para las mujeres, durante más de dos horas- en las últimas dos
semanas. Y beber en exceso puede llevar a muchos de nosotros, sin importar la edad,
a tomar malas decisiones.
Afrontémoslo, la revolución sexual es real -pero como todavía seguimos sin hablar
francamente de sexo y la evolución sexual con nuestros hijos e hijas, toda esta libertad
ha llevado a la confusión sobre las reglas cambiantes sobre el compromiso cuando se
trata de sexo. Pero hay algo que permanece constante: cuando una chica le dice a un
chico que no, él siempre debe creerlo y detenerse.
Los padres deben intervenir. Yo hago mi parte, educo a mi hijo para que respete a las
mujeres y a sí mismo hablándole sobre cómo navegar en la libertad que viene con la
vida universitaria.
Pero debemos de trabajar más en educar a nuestras hijas que las mujeres también
tienen la misma responsabilidad personal de respetar sus cuerpos. Y la verdadera
igualdad significa que también somos responsables de nuestros actos. Estar de fiesta y
beber hasta que pierdes el control de tu cuerpo o de tu mente te prepara al instante
para convertirte en víctima de una violación o de daño corporal -o incluso de morir.
Nadie quiere ser una chica estúpida. Es hora que las chicas se pongan listas. Y es
hora que los chicos comprendan, cuando una chica está borracha, esto no significa
que se abrió la temporada de cacería con ella. De hecho, es exactamente lo contrario;
si está tan borracha que no puede mantenerse de pie, mantente alejado, muy alejado.
ME NIEGO A QUE LOS NUEVOS TIEMPOS
IMPONGAN DESIGUALDADES
Por VÍCTOR CORCOBA HERRERO | Publicado el 11 de diciembre de 2013
Es evidente que el mal existe, pero también el bien, como el fuego vive, pero no sin frotar
cuerpos, o el mismo día sin la noche. Todo tiene su punto y su espacio, su expresión y su
silencio, su explosión y también su caída. Por lo pronto, no hay que acomodarse o dejarse
vencer por la primacía de una economía devoradora de la política o por una política
corrompida, devastadora del estado social. Tenemos que saber discernir lo que nos
conviene, utilizar bien los sentidos, mirar y saber ver más allá de las pasiones de otro
tiempo, trabajar por gestionar menos burocráticamente una cultura al servicio del ser
humano. Nada hay más importante que la persona. Esta es la premisa que debemos
tener clara. Lo subrayo como principio de actuación.
Cuesta entender, por consiguiente, que para una buena parte de los intelectuales de hoy
en día, su principal preocupación sea conseguir dinero, y no reivindiquen la justicia social
o la libertad de creación para la manifestación de sus ideas, ni inventen cosas nuevas
para avivar el entusiasmo por la belleza, que como decía Platón es el esplendor de la
verdad.
Naturalmente, los nuevos tiempos, tal y como se vienen concibiendo, imponen
desigualdades, sobre todo aumentando la injusticia de castigar más al que menos tiene.
Para ello, se genera una incertidumbre que descapitaliza al más débil, como si fuera el
responsable de todos los males actuales. La falsedad, que por otra parte es tan antigua
como el árbol del paraíso, nos gobierna a jornada completa. No descansa. Y está en red.
Tampoco la verdad mal intencionada, que es la peor falsedad, nos deja libres de sus
zarpazos. Te la puedes encontrar de manera virtual en cada amanecer.
En el mundo de la contradicción todo es posible, que las nuevas generaciones vivan peor
que las pasadas, que el mercado despedace el imperio de la ley, o que los ciudadanos se
conviertan en marionetas de unos gestores sin identidad, pero que están ahí, moviendo
los hilos de la subsistencia a su antojo.
Ante este tipo de tropelías inhumanas, es menester poner orden con la construcción de
nueva institución. Lo que debemos es producir más ilusión con el futuro, tener más
sintonía con los que gritan, congelar cualquier exclusión, e indagar hacia otras opciones
más solidarias. Los desastres de esta falta de conciencia ya los sufrimos, a través de las
tormentosas relaciones de unos para con otros, puesto que a veces tenemos problemas
internos muy grandes que, la misma gente que nos circunda, no entiende.
El mundo de las contrariedades y de las contradicciones vuela sobre cada uno de
nosotros, con influencias diversas, casi siempre crecidas de maldad, de juramentos en
falso, que nos conducen a comportamientos absurdos, a divisiones que debemos sanar
cuanto antes. Los ciudadanos no pueden convertirse en enemigos de sí mismos.
Llevamos siglos elaborando maldades que nos destruyen y nos hunden como especie.
Tenemos que decir basta. No es algo sobrehumano, es cuestión de activar la moralidad
como aliento y la verdad como sustento.
El bienestar y la esperanza de los pueblos no podrá llegar de la mano de la esclavitud, de
la inseguridad, lo sabemos, pero hacemos bien poco por cambiar. Es hora de que los
agentes de gobernanza, medien, concilien y reconcilien vidas perdidas, vidas arrebatadas,
vidas comercializadas, vidas aplastadas en definitiva.
Son muchos los seres humanos que no han conocido otra vida, más que la del
sufrimiento, aunque vivan en lugares de paz. Sabemos que los desposeídos y los
desnutridos han aumentado en los últimos tiempos, viven con la promesa de una nueva
vida, y esperan de nosotros que ejerzamos como personas, no como bárbaros.
Ciertamente, no necesitaríamos levantar tantas vallas, como la que separa Melilla de
Marruecos, si en verdad borrásemos la cultura discriminatoria que nos invade. Todos los
seres merecen vivir, no pueden ser descartados porque son semejantes a nosotros,
merecen una oportunidad, una única oportunidad, pero la merecen, y máxime cuando son
víctimas de sistemas injustos y excluyentes. Para ello, se necesita menos caridad y más
justicia social, menos palabras y más compromiso social, menos limosnas y más inversión
para los pobres.
Acaso puedo sentirme bien, permanecer indiferente, decir que soy libre, viendo (o
conviviendo) con personas encadenadas a la pobreza más extrema, al comercio más
denigrante. ¿Es que no las vemos? ¿O es que no las queremos ver? El enfoque de la
mano tendida en la lucha contra la pobreza ha de distinguirse por avivar las políticas de
empleo, para que cualquier ciudadano pueda desarrollar su propia vida acorde con sus
aspiraciones. Estoy convencido que el problema de las tremendas desigualdades será el
nuevo cáncer de la civilización moderna.
¿Pagaremos menos por la comida?
Por: MOISéS NAíM |
7:48 p.m. | 16 de Noviembre del 2013
Moisés Naím
En la década pasada, el precio promedio de las materias primas se duplicó. Esta alza
contrasta con el hecho de que, durante el siglo XX, estos precios cayeron en promedio
0,5 por ciento cada año.
Son la fuente de mayor prosperidad para millones de pobres en los países que más los
producen. No: el aumento de su consumo en China y otros países asiáticos empuja sus
precios al alza, nos encarece la vida a todos y nos empobrece. Además, el desenfreno de
su consumo amenaza la supervivencia del planeta. Al contrario: son una fuente de
progreso y estabilidad económica global. ¡No! La variabilidad de sus precios causa
estragos en las economías… Estas contradictorias afirmaciones se hacen con frecuencia
sobre los commodities: los minerales, vegetales, hidrocarburos y otras materias
primas, cuyo consumo y precios se dispararon en la década pasada. De sus precios
depende lo que nos cuesta la comida.
No hay duda de que lo que ha sucedido entre el 2000 y el 2010 con el mercado de estos
productos ha cambiado el mundo. A los exportadores de soya, hierro, algodón, aceite,
cobre, trigo, petróleo, madera y tantos otros productos básicos les fue muy bien.
Venden más y a precios más altos y, algunos, como Brasil y Malasia, han usado esos
mayores ingresos para mejorar las condiciones de vida de millones de sus habitantes
más pobres. A su vez, este aumento de la demanda se debe principalmente al acelerado
crecimiento económico de Asia, especialmente de China e India. En los últimos cinco
años, por ejemplo, las importaciones agrícolas de China han aumentado 23 por ciento
cada año.
Últimamente se ha generalizado entre los expertos la percepción de que los mercados
de las materias primas van a experimentar un profundo cambio de tendencia y que
esto va a generar importantes alteraciones en la economía y la política mundiales. El
argumento es que esta etapa del ‘superciclo de los commodities’ está llegando a su fin.
Estos superciclos son periodos de precios altos que duran entre 15 y 20 años.
En la década pasada, el precio promedio de las materias primas se duplicó. Esta alza
contrasta con el hecho de que, durante el siglo XX, estos precios (ajustados a la
inflación) cayeron en promedio 0,5 por ciento cada año (independientemente de que
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Doctor uribe

  • 1. 21 Septiembre 2013 Doctor Uribe: lléveme al Senado Por Daniel Samper Ospina Apreciado señor expresidente, Recurro a usted desesperado porque me quedé sin espacios para hacer política. Durante la pasada crisis ministerial tenía la ilusión de que, en cabeza mía, los calvos tuviéramos una representación en el gabinete; al menos de que mi nombre sonara para alguna cartera, cualquiera, como cuota de mi tío Ernesto, a quien ahora tratan como si fuera una llanta vieja: algunos dicen que se reencauchó, pero me parece que lo están inflando. Pobre. Sin embargo, el gobierno dejó de lado a los calvos, con lo cual muchos estamos pensando en entrar en paro: aun el fiscal general. Y, según lo anunció el presidente con bombos y platillos, las únicas minorías que tuvieron representación ministerial fueron los llamados afrosamperistas: un par de personalidades muy meritorias, porque son doblemente minoría. El hecho es que me quedé sin una tribuna desde la cual servir al país, y quisiera saber si allá, en el Puro Centro, pueden considerar mi nombre para acompañarlo en su lista. Yo sé que la renovación liberal está en manos del hijo de Gaviria, el hijo de Serpa, la hija de Angelino (y el hijo de Lindbergh). También que la revolución conservadora quedará en cabeza –si es que así se puede llamar– del hijo de Pastrana: aquel muchacho al que su papá quiere como a un hijo bobo. Pero seamos sinceros: la verdadera renovación de la política está en los sobrinos de los expresidentes, no en sus hijos. Y sé que puedo dar lo mejor de mí desde la nómina oficial: me siento capaz de beber y manejar al mismo tiempo; pedir pasajes en primera clase para no viajar como un zarrapastroso; exigir auxilios para la gasolina de las camionetas que me asignen. E incluso firmar reformas constitucionales sin haberlas leído. Entiendo que la suya será una lista cerrada, que requiere votar en bloque (en bloque Centauros, por ejemplo). E imagino que el criterio básico para elegir a sus integrantes fue que aún no estuvieran presos. De lo contrario, estaríamos frente a la soñada e imbatible lista de los buenos muchachos, integrada por Jorge Noguera, Lucerito Cortés, el general Santoyo, Ernesto Yamhure, María del Pilar Hurtado y Rito Alejo del Río, entre muchos otros. Pero, como sea, me ofrezco para ocupar el renglón que tengan a bien asignarme con miras a fraguar, desde el Congreso, una retoma definitiva del poder que le devuelva por siempre la Presidencia, padre mío: propósito especialmente necesario ahora, cuando se cierne sobre el uribismo una venganza criminal por culpa de la cual aplazaron la libertad de alias Popeye e impidieron su ingreso en el listado. No se saldrán con la suya. Nosotros, las personas de bien, sabemos que usted es una persona honorable, como lo dejó en claro en su manifiesto ¿Por qué soy paramilitar?, que llevarán a cine con los mismos actores de Tres Caínes. Y por eso no veo la hora de defender sus tesis, incluso la tesis de su hijo en la Universidad de los Andes, y trabajar de la mano de mi maestro José Obdulio
  • 2. en la elaboración de un gran Narco Jurídico para la Paz, entre otras iniciativas patrióticas. Imagino que aparezco retratado con él en el cartel que la campaña pegará por toda la ciudad, y me emociono: lo visualizo enorme, como el de su primo. Sé que no tengo parientes privados de la libertad, que es un poco el perfil de candidatos que ustedes están buscando. También reconozco que no me he preparado para ocupar un escaño en el Senado. Pero no seamos tan dramáticos: no se trata de marcar una punta en el Santa Fe o algún asunto en verdad exigente. Se trata, simplemente, de trabajar en el Estado. Y eso lo puede hacer hasta Julio César Guerra Tulena, quien ejerce de gobernador pese a que, como se dice coloquialmente, lo visitó ‘el alemán’. (En eso se parece al doctor Jorge Alfredo Ramos). Con los candidatos que hoy integran la plancha, sacaremos, como mínimo, unos 12 senadores: mártires de la democracia que serán conocidos como la bancada de los 12 apóstoles. Pero si queremos sostener el tercio del Congreso de las épocas doradas, urge convocar a personalidades que de verdad sientan fervor uribista: no digo a alias La gata, ni alias Popeye, ni Andrés Felipe ‘Alias’, porque a estas alturas es imposible. Pero a la vinculación de la esposa de José Félix Lafourie, o de la esposa de Rodrigo Noguera, o de la esposa del coronel Plazas, agreguemos a la moza del Bolillo Gómez, por ejemplo. Y convoquemos personajes que compartan su mismo espíritu pacificador: Eduardo Pimentel, que podría liderar la comisión de asuntos laborales –y ser ministro de Trabajo después de la retoma–; al señor Manotas, a quien veo en la comisión segunda, encargada de la relación con nuestros vecinos. O aun al hermano de Valencia Cossio, quien trabajaría con esmero en su propia comisión. Súmeme a todos ellos, mi doctor, que su lista está llena de familiares de políticos y de periodistas que se creen dueños de la verdad, y yo cumplo con ambas características. Permítame, siquiera, ser suplente, para que al final me den alguna palomita importante: es decir, cualquiera, menos Paloma Valencia. Y déjeme acompañarlo, dios padre, en su empeño por transformar esta republiqueta que cría caudillos adictos al poder. OPINIÓN: Doctor Uribe lléveme al Senado. ARGUMENTOS: me siento capaz de beber y manejar al mismo tiempo; pedir pasajes en primera clase para no viajar como un zarrapastroso; exigir auxilios para la gasolina de las camionetas que me asignen. E incluso firmar reformas constitucionales sin haberlas leído. Su lista está llena de familiares de políticos y de periodistas que se creen dueños de la verdad, y yo cumplo con ambas características Contrargumentos: Entiendo que la suya será una lista cerrada, e imagino que el criterio básico para elegir a sus integrantes fue que aún no estuvieran presos. Pero, como sea, me ofrezco para ocupar el renglón que tengan a bien asignarme con miras a fraguar, desde el Congreso, una retoma definitiva del poder que le devuelva por siempre la Presidencia.
  • 3. 03 Noviembre 2013 El senador Robledo Por Antonio Caballero ¿Cobarde porque se enfrenta a la gavilla (esa sí) del uribismo? ¿Infame porque denuncia las infamias ajenas? ¿Canalla porque dice la verdad? ''Infame", lo llama el Ministro de Interior y Justicia. "Canalla", lo llama el Ministro de Protección Social. "Cobarde", lo llama el Ministro de Agricultura. Injurian los ministros al senador Jorge Enrique Robledo, enceguecidos de la rabia, porque no pueden rebatir lo que él expone serenamente en el recinto del Congreso, sin perder la compostura ni la elegancia intelectual. Y no pueden rebatir lo que dice porque lo que dice es cierto. Es cierto, por ejemplo, lo que dice Robledo sobre el hasta hace pocas semanas Ministro de Comercio Exterior: que, habiendo terminado de entregarles a los Estados Unidos los intereses económicos, comerciales, laborales e incluso legislativos de Colombia en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio, salió a cobrar un sueldo del Banco Mundial, organismo controlado por los Estados Unidos. Otro tanto hará pronto el hasta hace pocos días Ministro de Hacienda; otro tanto hizo ya el hasta hace año y medio embajador en Washington. "Roma no paga traidores", se decía hace dos mil años, en el apogeo del Imperio romano. Los Estados Unidos sí. Y por eso tiene razón el senador Robledo cuando anuncia que intentará iniciar en el Senado un juicio por traición a la patria al presidente Álvaro Uribe, jefe de todos esos personajes. Y de otros más. Porque también tiene razón el senador Robledo cuando habla de "parauribismo" refiriéndose a los políticos que han mantenido relaciones de amistad y colaboración con los narcoparamilitares: todos los parlamentarios y altos funcionarios hasta ahora detenidos por la justicia y la casi totalidad de los que se hallan prófugos o sindicados por las mismas causas son uribistas, aun cuando el propio Uribe no se haya querido dar por aludido (salvo para pedirles con desfachatez su respaldo "mientras todavía no estén en la cárcel"). Tiene razón Robledo cuando le exige al Presidente que en materia tan grave como esta asuma la responsabilidad política y le dé explicaciones al país. Tiene razón Robledo cuando se niega a participar en un debate (a gritos, como lo plantea el Ministro de Agricultura) en una comisión parlamentaria presidida por uno de los indignos firmantes del pacto de Ralito con los jefes narcoparamilitares para la "refundación de la patria". Tiene razón Robledo cuando denuncia como aprobación tácita para un autogolpe de Estado la frase del Ministro de Interior y Justicia calificando de "interesante" la propuesta (uribista) de cerrar el Congreso. Tiene razón Robledo en todos los debates que ha hecho en el Senado: sobre el TLC; sobre el petróleo y el carbón; sobre la segunda fase del 'Plan Colombia'; sobre las amenazas del Presidente a sus opositores
  • 4. del Polo Democrático; sobre la inversión extranjera y los regalos de las privatizaciones de empresas del Estado; sobre la farsa de la 'política social' del gobierno con sus reformas tributarias que recortan impuestos a los ricos y los cargan en cambio hasta sobre los indigentes; sobre el humillante sometimiento a todos los dictados de Washington, en cualquier tema, en cualquier campo. Tiene razón Robledo en todas las críticas que le ha hecho al gobierno de Álvaro Uribe: en lo político, en lo económico, en lo diplomático y en lo ético. Y como tiene razón, a sus contradictores del gobierno de Uribe o de las bancadas parlamentarias uribistas no les queda otra salida que la cólera impotente de los insultos - "¡cobarde!", "¡infame!", "¡canalla!"- para ver si consiguen que el senador Robledo pierda los estribos también él y se rebaje a su nivel tabernario de matones buscapleitos. Como su jefe: "que los de la oposición se me vengan todos juntos para el debatico", había pedido (luego se arrepintió) el presidente Uribe cuando el senador Gustavo Petro anunció el "debatico" sobre el paramilitarismo y la bancada uribista. Pero ¿cobarde Robledo porque se enfrenta a la gavilla (esa sí) del uribismo? ¿Infame porque denuncia las infamias ajenas? ¿Canalla porque dice la verdad, que ni siquiera es secreta, sobre el sueldo de un ex ministro? A mí me parece que Robledo es lo contrario de todo eso: un valiente, un hombre honrado y un parlamentario admirable. Cuenta el diario El Tiempo que en el Congreso "algunos en voz baja dicen 'lástima que sea del Polo'". Porque suponen que le convendría más poner su inteligencia, su poderío dialéctico y su capacidad oratoria al servicio del poder: ser un oportunista como ellos, a quienes también les convendría poder contar con su talento. No han entendido quién es el senador Jorge Enrique Robledo. O a lo mejor es que no han podido oír lo que dice. Porque cada vez que habla resulta que, como por ensalmo, se cae en medio país la señal de la televisión del Congreso. Parece ser que quienes la controlan no quieren que a Robledo pueda escucharlo nadie. OPINIÓN: Robledo es un hombre valiente, honrado y un parlamentario admirable. ARGUMENTOS: porque dice la verdad, denuncia a las infamias ajenas y se enfrenta a la gavilla. CONTRAGUMENTOS: Aunque lo llamen “cobarde”, “canalla” e “infame”, esto es por decir la verdad.
  • 5. 09 Noviembre 2013 Una lengua, un país Por Antonio Caballero Lo que dice el nuevo acuerdo anunciado en La Habana por las delegaciones del gobierno y de las Farc son vaguedades: “se prevé... se establecerá... se harán cambios institucionales...”. Pero no especifica ni qué se prevé, ni qué se establecerá, ni cuáles serán esos cambios. El texto es entusiasta, pero vago. O, para quienes ven medio llenos los vasos medio vacíos, es vago, pero entusiasta. Y referido al porvenir: “Esto se pondrá en marcha en el marco del fin del conflicto, en democracia, y luego de la firma del Acuerdo Final”. Vaguedades, y todavía condicionadas e incompletas. Pero en algo fue –por fin– claro el presidente Santos al celebrarlo: no habrá pausa en los diálogos para que no se vean interferidos por la campaña electoral. O bueno: fue más enfático que claro (él, que tantas veces es enfáticamente vago). Lo dijo agitando el puño ante las cámaras, pero a su manera ambigua, en su retórica del ni sí ni no, sino todo lo contrario: “Sería irresponsable sacrificar la mayor oportunidad de paz que ha tenido el país por cálculos políticos o cuestiones de tiempo. Debemos continuar”. Pero no miremos lo que la retórica esconde, sino lo que revela la retórica. Dice el texto del acuerdo: “Lo que hemos convenido, en su desarrollo, profundiza y robustece nuestra democracia, ampliando los derechos y garantías para el ejercicio de la oposición, al igual que los espacios de participación política y ciudadana. Promueve el pluralismo y la inclusión política, la participación y la transparencia en los procesos electorales y el robustecimiento de una cultura política democrática”. Parece como si ese texto no dijera nada. Y sin embargo ha sido discutido y revisado meticulosamente, palabra por palabra, por las dos partes reunidas en La Habana. Se queda uno
  • 6. soñador pensando, por ejemplo, cuántas horas de debate habrá habido detrás de ese verbo ‘ampliar’, referido a los derechos y las garantías. ‘Conservar’, propondrían los del gobierno. ‘Crear’, exigirían los de las Farc. Se transaron por ‘ampliar’. Un ‘ampliar’ por el que las Farc reconocen que tales derechos y garantías existen, y por el que el gobierno a su vez acepta que son insuficientes: es decir, que aquí se conculcan los derechos y se mata a la gente. Y que eso no está bien. Me estremezco al imaginar lo que habrá sido la disputa en torno al feo verbo ‘robustecer’, usado dos veces en unas pocas líneas porque no se encontró otro más eufónico. (Y esto lo digo por experiencia: yo he sabido lo que es discutir con los mamertos colombianos; y no los hay en ninguna otra parte). Y ¿qué tal eso de “promover la transparencia en los procesos electorales”? Aceptar que tal transparencia se promueva es reconocer que hoy no existe: que hay fraude en las elecciones. Cosa que todo el mundo reconoce en la vida real, pero niega en el discurso político. Y algo más elocuente todavía: “Nuestra democracia”. ¿Nuestra? Por primera vez en medio siglo los guerrilleros de las Farc dicen que comparten algo con los representantes del Estado, y ese algo es nada menos que la democracia. La utilización en común de esa palabra por las dos partes en conflicto –en común, y no usando la misma palabra para definir concepciones contrapuestas– señala, me parece a mí, un paso trascendental en la reconciliación de los colombianos. Un paso a la vez revolucionario y contrarrevolucionario. Contrarrevolucionario: las Farc asumen como también propia la democracia de sus adversarios. Y revolucionario: el Establecimiento (dando por hecho que el gobierno de Santos y sus enviados en La Habana representan al Establecimiento) acepta que en su democracia también caben sus adversarios. Y exactamente en eso consiste la democracia.
  • 7. La democracia, que para que lo sea tiene que ser aceptada voluntariamente por todos los participantes, y no puede tener excluidos forzosos, es el resultado del acuerdo a que se está llegando laboriosamente, a tropezones, en La Habana. Este acuerdo que comento muestra, me parece, que ya se ha llegado a un momento importante: el momento en que las partes enfrentadas empiezan a hablar el mismo idioma, a conocer el idioma de la otra. No me parece un mal resultado para cincuenta semanas, como llamó al año de conversaciones el presidente Santos en su discurso: cincuenta semanas de clases de idiomas. Y ahora que las dos partes hablan el mismo idioma sería bueno que empezaran también a hablar del mismo país. OPINIÓN: El gobierno y las Farc hablan el mismo idioma, el de la democracia. ARGUMENTOS: porque tanto las Farc como el gobierno Santos reconocen inclusiva y voluntariamente al otro como opositor político, precisamente en eso consiste la democracia.
  • 8. 17 agosto 2013 Simplemente neoliberales Por Antonio Caballero Para el 19 de agosto se anuncia un paro agrario contra el gobierno. Un paro sobrado de razones. Este gobierno –y todos los anteriores, desde la apertura “hacia el futuro”, este oscuro presente, que anunció César Gaviria: todos los gobiernos neoliberales que ha padecido Colombia– ha llevado el campo a la ruina, agricultura y ganadería confundidas por igual. Hace veinticinco años Colombia exportaba alimentos (y no solo café). Ahora los importa (incluyendo el café). ¿Qué queda hoy en el campo colombiano que todavía sea rentable? Solamente la coca, que por ser ilegal escapa al control del gobierno. El cual, en consecuencia, la persigue. (Por orden, no sobra decirlo, del gobierno de Estados Unidos). Piden tres cosas los promotores del paro agrario reunidos en la MIA (Mesa Nacional Agropecuaria y Popular de Interlocución y Acuerdo). Una curiosa organización de organizaciones que, curiosamente, no ha sido señalada todavía (cuando esto escribo) como un torpedo terrorista manipulado por las Farc. Tal vez lo sea. En todo caso, sus tres peticiones parecen dictadas por la más elemental sensatez: poner fin a las fumigaciones de los cultivos ilícitos, suspender la importación de alimentos de producción local, y revisar los tratados de libre comercio firmados en los últimos años por Colombia. Lo de parar las fumigaciones es una necesidad evidente. De sobra se ha explicado que, además de ser desproporcionadamente costosas por la obligación de hacerlas con pilotos mercenarios contratados en los Estados Unidos y con venenos comprados allá, y no aquí, a la empresa Monsanto, son inútiles y dañinas. Inútiles y dañinas porque no eliminan los cultivos ilícitos sino que los empujan selva adentro, provocando más deforestación en un país que es casi el primero del mundo en esa empresa destructora; y dañinas a secas porque no solo envenenan los cultivos prohibidos, sino también todo lo que crece en torno: los cultivos de pancoger, la gente, las aguas. Lo de suspender la importación de alimentos es cosa que también se cae de su peso, porque los consumidores son los mismos productores: el panelero compra arroz, el arrocero compra panela. Y entra ahí el tercer punto, que es el de la renegociación o denuncia, por lesión enorme de los tratados eufemísticamente llamados de libre comercio, que son en realidad de amarrado sometimiento. Por ellos, la agricultura y la industria colombianas –y también la cultura, y por supuesto la minería, y la flora y la fauna– están obligadas a renunciar a las protecciones y defensas estatales que han
  • 9. amparado a todas las agriculturas e industrias de los países hoy desarrollados en las etapas de su desarrollo: los europeos, los de América del Norte, los asiáticos. Y así desnudas, por así decirlo, tienen que competir con ellos, ‘libremente’, al tiempo que ellos, por su parte, siguen cubiertos por su paraguas de proteccionismo. Así, por ejemplo, el TLC con los Estados Unidos le prohíbe a Colombia subsidiar sus productos agropecuarios, no solo para la exportación sino para el consumo interno; pero en los mismo días en que ese tratado entraba en vigor, el Congreso norteamericano decidía duplicar los subsidios gubernamentales otorgados a su propia agricultura, que pasaron de un golpe de 50.000 a 90.000 millones de dólares anuales. (Porque también sus recetas de libre comercio son solo para la exportación). Vean en YouTube, por internet, un documental de Victoria Solano titulado 9.70, que ilustra las consecuencias de una sola resolución dictada por el ICA en aplicación de uno solo de los parágrafos del TLC. Una resolución por la cual, so pena de altas multas, confiscación y cárcel, se prohíbe a los arroceros del Huila sembrar sus propias semillas y se les obliga a comprar las “certificadas” por ese organismo oficial: es decir, “mejoradas” genéticamente y luego patentadas por las multinacionales norteamericanas Monsanto, Dupont o Syngenta. Hay otras semillas mejores, aunque no hayan sido “mejoradas”. Pero el TLC comprometió a Colombia a usar solo esas. Como a los arroceros del Huila, pronto les llegará el turno a los algodoneros, a los paperos, a los cafeteros, a los lecheros, a los criadores de pollos y de cerdos. Y a los zapateros, y a los músicos. ¿Y a los gobernantes no? Sí, claro. Son ellos quienes han puesto a los demás en ese brete, imponiéndoles su propia sumisión. La cual es voluntaria. Debida “a la convicción, y no a la coacción”, para usar la frase de Ernesto Samper cuando arrancaba en persona matas de coca para que no le quitaran la visa. No es que a Juan Manuel Santos, o a Gaviria, o a todos los presidentes intermedios y sus ministros de Hacienda y de Comercio (Santos ha sido las dos cosas) los hayan sometido por la fuerza o por el chantaje, y ni siquiera que los hayan sobornado de manera directa. Tampoco les han lavado el cerebro con burundanga–perdón: con escopolamina patentada por un laboratorio farmacéutico a partir del borrachero que crecía silvestre en la sabana de Bogotá. Simplemente les han hecho probar la ideología neoliberal. Y hoy son adictos.
  • 10. 28 septiembre 2013 El opio de los gobernantes Por Antonio Caballero El país está todavía aturdido por los paros agrarios y campesinos (que, como dice ese buen conocedor de la Colombia agraria y de la Colombia campesina que es Alfredo Molano, no son la misma cosa). El país está todavía riéndose o indignándose con la comedia de enredo de la ley Brigard & Urrutia sobre tierras baldías, y todavía llorando por el gas mostaza del Esmad contra las marchas de protesta. El país está todavía estupefacto ante el nombramiento del gerente de Indupalma como ministro de Agricultura, que es una bofetada a la prometida devolución del campo a los campesinos. El campo está incendiado. Y no tiene empacho el diario El Tiempo en titular a toda página: “El agro pasa por su mejor momento”. (Un titular que, de paso, explica por qué el presidente Santos parece tan alejado de la realidad: es que se informa a través de los titulares del periódico que fue de su familia. ¿Será que tampoco sabe que ahora es de un tal señor Sarmiento?). Lo de la bonanza del sector agropecuario no se queda en titulares de prensa. Lo respaldan las columnas de opinión escritas por los exministros del gobierno de Santos. El de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, se jacta de que ella es el fruto de sus atinadas medidas económicas cuando estuvo en el cargo. El de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, la atribuye “rotunda e incontrovertiblemente” a sus propios méritos. Y ambos se fundamentan en las estadísticas alegres del Dane, según las cuales en el segundo trimestre de este año (periodo, digámoslo, más bien breve: no son los bíblicos siete años de vacas gordas del gobierno del faraón) el sector creció un 7,6 por ciento. Las estadísticas son la más depurada forma de las mentiras, dijo en frase famosa el decimonónico primer ministro inglés Disraelí (aunque habría que verificar si lo dijo estando en el gobierno o en la oposición). Pero siguen siendo el opio de los gobernantes. Recuerdo algún discurso torrencial de Fidel Castro, gobernante fanático de las cifras (cuántos médicos por metro cuadrado hay en Cuba comparada con el Canadá, cuántos mililitros de agua por segundo acarrea el Ganges), en uno de los momentos más duros de la economía dirigida cubana, cuando las dificultades en la producción de alimentos habían llegado al extremo de que la gente comía cáscaras de fruta y cortezas de árbol. Tronaba Fidel contra el imperialismo, que en ese entierro específico no tenía vela (cito de memoria):
  • 11. “¿Que no hay alimentos suficientes en la Cuba socialista? ¿Cuál tú crees que es el valor calórico de una tonelada de azúcar, si una sola cucharadita tiene 20 calorías? Multiplica eso por las cucharaditas que caben en los ocho millones de toneladas de azúcar de la zafra cubana...”. El propio Fidel, en la tribuna, hacía las multiplicaciones. No es así la cosa. La gente no come calorías en bloque, como no come cifras, no come porcentajes, no come estadísticas. Come, si puede, arroz y fríjol y carne y verduras; o, en su defecto, cáscaras. Y aunque lo nieguen los titulares de Sarmiento y las columnas de opinión, los ministros de Santos –o sus inmediatos sucesores, igualmente ministros de Santos– terminaron aceptándolo en el diluvio de subsidios con que saldaron los paros agrarios, y de promesas con que apagaron las protestas campesinas. Pero tampoco es posible medirlo todo exclusivamente en dinero. Esa es la razón por la cual están equivocadas en la práctica las políticas económicas de división internacional del trabajo, que solo pueden ser impuestas por la fuerza, como al final terminan siéndolo. No se puede sustituir, pongamos por caso, la leche por el níquel, diciendo que con las divisas producidas por las ventas del níquel colombiano en el mercado mundial se podrán comprar baratos los quesos de Holanda, o que acabando con el agua de los páramos para producir oro en su lugar será posible traer agua embotellada de Evian. Eso solo mide, como las calorías de Fidel Castro, abstracciones, que se traducen en costos y beneficios inmediatos, pero ilusorios. E ignora otros precios más reales y duraderos que hay que pagar: el desempleo de los ordeñadores de vacas del valle de Ubaté a quienes nadie les va a dar un puesto de buldoceros de mina en Córdoba. Y el olvido de los oficios. Dentro de diez años, si todos los lácteos vienen de los TLC, ¿quién va a saber ordeñar? ¿Quién va a saber sembrar? Los tecnócratas creen que los oficios son intercambiables, porque ellos son capaces de pasar sin sobresalto de ser ministros de Hacienda a ser delegados ante el Banco Mundial, o viceversa. Pero no se pasa de ser papero a ser petrolero, ni de ser violinista a ser piloto. O sí se puede, pero se sufre. ¿Y quién mide el costo del sufrimiento? Puesto en el brete de traducir las estadísticas a la vida real, dice en El Espectador el ministro de Comercio Exterior Sergio Díaz – Granados para animar a los agricultores colombianos que deben enfrentarse a las agroindustrias subvencionadas de la Unión Europea y los Estados Unidos: -Veo un potencial enorme en el sector de los aguacates.Pero ya no es ministro. Ahora es presidente del Partido de la U.
  • 12. 11 octubre 2013 Carta disuasiva a Angelino Garzón Por Daniel Samper Ospina Apreciado amigo, Ante todo excúseme, mi querido señor, por no haber asistido al lanzamiento de su libro Agradecido con la vida, que –si me permite confesarle– en un comienzo supuse que era de cocina: un compendio de recetas prácticas para saber cómo servir una lechona en una mesa, preferiblemente electoral, y de consejos fáciles para cocinar una reelección de la mano de Juan Manuel Santos: aquel repostero experto en untar con mermelada la torta presupuestal para que cada congresista tenga su tajada y tramite leyes sin demoras. Porque, mi máximo amigo, ya es costumbre que a Santos le hagan huelgas. Y usted, que fue el primero en entrar en paros, bien lo puede certificar. Pero, en lugar de un recetario, me topé con un libro en edición de lujo, forrado en hojas de tamal, que contiene el relato conmovedor de su vida y que si llevan a la pantalla grande significaría el regreso del Chinche Ulloa a la actuación. Quiero, pues, felicitarlo por ese legado bibliográfico, muy señor mío. Y aprovecho la ocasión feliz de comunicarme con usted, Gendarme del Harapiento, para ventilar la siguiente inquietud: durante el lanzamiento de su importante obra, afirmó usted que, si el Milagroso de Buga le da fuerzas, aspirará a la Alcaldía de Bogotá o a la de Cali, la que caiga primero: su caprichoso corazón no ha definido aún a cuál ciudad iluminará con su acostumbrada sabiduría, mi Líder Generoso. Cometo el abuso de escribir esta misiva para arrojar una tímida luz sobre sus cavilaciones. Doctor Angelino: no lo dude. Ayúdeles cuanto antes a los hermanos caleños, a quienes los bogotanos cederemos, no sin lágrimas, semejante honor. El Señor Caído de Monserrate, que nos enseñó la importancia del desprendimiento, sabrá darnos consuelo. Pero, por lo pronto, guíe con su grácil mano el destino del amigo valluno, que requiere de su presencia prioritaria. Y me cuesta decirlo. Como capitalino, qué más quisiera yo, Sublime Propretor, que mi ciudad fuera administrada por cuarta vez consecutiva por un ejecutivo y gerencial mandatario de izquierda. Lucho Garzón, padre de este feliz ciclo, demostró que, como alcalde, estaba muy por encima de la media. De la media de aguardiente, especialmente. Samuel Moreno conmovió a la ciudad al ejercer esa bella virtud católica del amor por la familia, y ser, antes que el frío burgomaestre, el hermano ejemplar, el hijo modélico. Y Gustavo Petro ha continuado con la próspera senda que trazaron sus antecesores en una Alcaldía que está resultando
  • 13. inolvidable. Sí: la administración debe sobreponerse cada 15 días a la renuncia de algún secretario, que no soporta la estricta metodología alemana con que trabaja el alcalde. Pero el burgomaestre cuenta con el valioso concurso de Bacatá, un canino muy especial que representa la síntesis perfecta del paso de la izquierda por el poder distrital: es una perra poderosa, como las que se aplicaba Lucho; capaz de dar unas mordidas enormes, como las de Samuel Moreno. Y parece enferma de rabia, como el mismo Petro. Enriquecería usted ese paralelo, porque la perrita Bacatá late echada, como lo hiciera su corazón antes de ser remendado. Pero, Comendador del Exhausto, Trajano del Desposeído: no sería justo privar a los demás de su presencia. Y los bogotanos estamos dispuestos a compartirlo para legar a la parte rural y a la parte urbana del país una gran lección de generosidad. Tómese, por ahora, la sucursal del cielo, Arcángel Generoso. Sálvelos primero a ellos, mi señor. Aproveche el ameno clima valluno, sus riquezas culinarias, la cercanía con el santuario de Buga, para forjar el futuro de esa tierra promisoria, mi Infatigable Dómine de la clase obrera, y entonces sí, después de eso, torne sus ojos de zafiro al páramo capitalino y a acuda presto a su rescate. Después, Padre Mío. Pero no antes. Entiéndame bien: si alguien tiene talla imperial, ese es usted, Odín de los niños y de las niñas de Colombia. Basta su poderosa fuerza para impulsar a su hija Angelina hasta una curul del Congreso, destino al que aspira para convertir a los Garzón, de una buena vez, en una casta política alejada por siempre de toda condición zarrapastrosa. También sóbranle fuerzas a sus alas para volar a destinos más altos, Magnífico Infanzón, y ocupar, si lo quisiera, la máxima magistratura. Porque, como el mejor jamón serrano, usted ya se encuentra curtido: suficiente experiencia adquirió como coequipero del presidente Santos, aquel mandatario que se congració con los padres de la patria a punta de primas millonarias, al punto de que ahora tendremos que elegir entre los primos de José Obdulio o las primas de Juan Manuel. Sin embargo, antes de ascender al solio de Bolívar, vayamos paso por paso, Buda Caucano, Aborrajado Celestial, Atalaya del Insolvente, y empecemos por Cali. Quede atrás, por ahora, la fría y brumosa Bogotá. Talle su cincel magnífico el mármol de la capital valluna. Dome el brioso corcel de esa tierra tan suya, y aléjese de la malsana capital, mi Centurión Insomne. Bruña con su colosal sabiduría, Sinsote Sindical, el magnífico bronce del Occidente todo. Y arranque para allá, papito lindo, no sea malo, que los bogotanos no aguantamos más desastres.
  • 14. 07 diciembre 2013 El partido contra las Farc Por Daniel Samper Ospina Tan pronto como supe que el Pibe Valderrama iba a aspirar al Senado, me persigné: que no lo haga, rogué a dios; que no sume a nuestros problemas uno nuevo. Porque no son tiempos de calma. El país avanza hacia atrás. Como si hubiéramos viajado en el tiempo, desde hace una semana despertamos súbitamente en la década de los noventa: el proceso 8.000 arde de nuevo; el Nacional pinta para campeón. Y los personajes que ocupan la primera plana son Pastrana, Gaviria, mi tío Ernesto. Y, por si fuera poco, el Pibe Valderrama. Que de todos ellos se salve al menos él, pensaba. Si quiere que lo fiche La U, que espere a que lo llamen de La U de Chile. Pero que no suponga que por haber robado unas cuantas marcas en el mediocampo puede ahora convertirse en congresista. Lo visualizaba en el Capitolio y me daban ganas de llorar. Sí: podría preparar debates sobre hidrocarburos, fiscalizar el presupuesto nacional; incluso volver a sacar a la venta su colonia, arrumada en cajas de cartón en una bodega, y perfumar el cuello de sus colegas, a quienes Uribe llamaba “ladrones de cuello perfumado”.Pero, por otro lado, su presencia resultaba preocupante: ¿no es mejor volver futbolistas a los políticos, ya que hacen todo a las patadas, y no al revés? ¿Se dejará el Pibe agarrar las partes nobles del senador Gerlein, ese Michel godo, durante el forcejeo de una plenaria? Puestos a llevar exfutbolistas al Congreso, es mejor lanzar a Eduardo Pimentel, tan compatible con ese mundo; aun a Efraín el ‘Caimán’ Sánchez, cuyo mote de lagarto gigante y destreza para taparlo todo, le permitiría reemplazar a Roy Barreras. Pero el Pibe, como mucho, meterá leyes por ‘el hueco’, como antes balones. Y al hablar del hueco no me refiero necesariamente a Simón Gaviria, sabio muchacho que refrescó el Partido Liberal primero con el gobernador Guerra Tulena y ahora con Horacio Serpa, quien se disputará los votos de las juventudes colombianas frente a Roberto Gerlein, el jefe de los comandos azules. (Quiera dios que surja una opción que de verdad signifique un cambio, en cabeza de José Galat: la gente se burla de él, pero, de no ser por su actitud temeraria al atravesar el estrecho de Bering, este continente estaría tan deshabitado como uno de esos buses azules del SITP que exigen a los usuarios cargar con dos tarjetas diferentes). El hecho es que, en correspondencia con la seriedad de su decisión, exactamente medio día después de proclamar su candidatura, el Pibe la retiró. Y, para que no se diga que su
  • 15. carrera pública fue fugaz, ahora promueve un partido contra las Farc. En eso, justamente, reside su genialidad política: en quitarle la plataforma ideológica al Uribe Centro Democrático. ¿Creían haber fundado un partido contra la guerrilla? No. El verdadero partido contra las Farc lo montó el Pibe, sin necesidad de alquilar Corferias ni de hacerle trampa a nadie, y sin la angustia de inventarse una suerte de marioneta cuya candidatura parece un avión de Avianca en el Puente Aéreo, porque presenta demoras para despegar. Meterle fútbol al proceso de paz puede producir resultados satisfactorios, como llevar a la Mesa de diálogos a Pacho Maturana para que tenga largas disertaciones filosóficas con Iván Márquez, o al Bolillo Gómez, para que Tanja se intimide. La idea, de todos modos, es que se juegue un partido en Colombia y otro en Cuba, y el equipo que pierda vaya a la repesca. A la repesca milagrosa, se entiende. El árbitro, como es lógico, será Jesús Santrich. Maradona será invitado central, dado que en este ciclo se debate el asunto de las drogas. El fiscal y la contralora harán parte de las barras bravas. Y Sigifredo López haría el saque de honor si le certifican que es el Pibe, y no la Fiscalía, quien organizó el cotejo. Del equipo guerrillero se sabe poca cosa: apenas que ubican al dummy de Simón Trinidad en las barreras; que Iván Márquez pide despenalizar los penales; que los volantes de marca copan el terreno rival, casi siempre con sembradíos de coca; que tiene veloz salida por Venezuela, y que sus delanteros, cuyos dribles quiebran cinturas y patas a la vez, cambian de frente, juegan al bombazo y fusilan al arquero: de clasificar al Mundial, habrían quedado en el ‘grupo de la muerte’, bautizado de esa forma en honor a ellos. Por eso, no basta con que el Pibe congregue viejas glorias futbolísticas que vengan al caso, como el Bombardero Valenciano; el Rambo Sossa; Anthony ‘el Pipeta’ de Ávila o el Mortero Aravena. No. Es preciso convocar lo más belicoso que tiene el país, que son sus expresidentes: que Pastrana juegue retrasado, como hasta ahora, y se encargue de los despejes; que mi tío Ernesto siga estorbando por el centro izquierda, porque si lo ponen a marcar atrás con seguridad le ganan la espalda; que Gaviria vocifere, ora en el entretiempo, ora en CMI, para quebrar otra vez el campo, esta vez de juego; y que Uribe cargue en el hombro a Óscar Iván Zuluaga por la banda ultraderecha a ver si en las graderías lo reconocen. Seguirán peleando entre ellos cuando vayan perdiendo y el juez Santrich pite el final del partido y tome tranquilamente un bus del SITP: son las ventajas de ser árbitro y andar con dos tarjetas en el bolsillo.
  • 16. Inzá y la paz de Santos Por: FERNANDO LONDOñO HOYOS | 5:46 p.m. | 10 de Diciembre del 2013 La humanidad sabe desde hace por lo menos dos siglos que con el terrorismo no se negocia. Llamar acto de guerra la masacre de Inzá es despropósito de parecida dimensión a ejecutarla. La justificación desde La Habana de un hecho tan cobarde y miserable pone en evidencia, si ya no las hubiera, la clase de terroristas con la que negocia en Cuba el presidente Santos. Atacar una población indefensa jamás será un acto de guerra a la luz de los Protocolos de Ginebra, el más grande esfuerzo de la humanidad en su difícil historia para reducir esa tragedia. La vida de la gente indefensa tiene que ser respetada por los combatientes de cualquier forma de conflicto armado. Ofender ese principio, que se llama el de distinción, condena irremisiblemente el hecho a la categoría de crimen de guerra, si la hubiere, o de acto terrorista que no puede quedar sin castigo, en su ausencia. Era un día de mercado, como los agresores lo sabían sobradamente, al que acudían campesinos y compradores en un ritual que se repite por siglos. Y unos salvajes irrumpieron con cilindros de gas para matar a cualquiera y para llenar de terror a los que sobrevivieran. Murieron soldados y policías y civiles, decenas quedaron heridos, destruidas más de cincuenta viviendas y partido el corazón de todos. Estas armas diabólicas también están prohibidas en el derecho de gentes. Y no por su poder destructivo, sino porque su efecto incierto alcanza a no importa quién. Eso es terrorismo, sin calificativos ni atenuantes. Descubierta la naturaleza del acto, quedaría por averiguar sus autores. El Ministro de Defensa le imputó responsabilidad a un tal ‘Pacho Chino’, que es jefe de esa cuadrilla de maleantes. Y por ser jefe responde, sin que se requiera investigar nada más. Pero no es el único culpable del delito. Porque, ascendiendo en la cadena de mando, aparecen otros y todo remata en los que están en La Habana. Ellos son los últimos y grandes responsables. Un tribunal internacional no dudaría un minuto en condenarlos. Si faltara alguna duda, la disiparon esos mismos maleantes cuando dieron la orden de una supuesta tregua navideña. No solo no ocultan sino que exaltan su poder de mando
  • 17. y la obediencia que se les debe. Luego son los criminales de Inzá, sin que deba perderse un minuto en averiguar la orden específica que dieran para cometer esa salvajada. Si fuera de otro modo, nunca sería posible llegar hasta los que deban responder por las obras de los bandidos que obedecen un mando unificado. Puesto ello de presente, con tanta simpleza como contundencia, cabe examinar la legitimidad de los diálogos de La Habana. Con el terrorismo no se negocia nada, y no solo por evidentes motivos de orden político. El Derecho Internacional lo prohíbe en cuanto las conversaciones apunten a cualquier género de impunidad. Pero la cuestión va más lejos, cuando se recuerda que lo que persiguen Santos y sus plenipotenciarios es convertir en constituyentes y legisladores a los autores de estos crímenes. Definir con los asesinos de Inzá la política agraria del país; discutir con ellos nuestra estructura democrática, dizque para robustecerla, como dicen De la Calle y Jaramillo con la boca hecha un pantano de la emoción; invitarlos al parlamento por méritos como los logrados en Inzá; cambiar el orden jurídico para que puedan andar con armas en territorios independientes que se llamarán zonas de reserva campesinas; invitar a que participen en el modelo de lucha antidroga, son propósitos tan viles como el lanzamiento de cilindros en el mercado de Inzá. Los muertos de Inzá nos invitan a estas reflexiones. Por respeto a su memoria, paremos esta patraña. Negociar en medio del terror es imposible. Los que guillotinaron a Robespierre en Termidor lo comprendieron bien. Fernando Londoño Hoyos
  • 18. Falta de médicos especialistas 'no se resuelve titulándolos a granel' Gremio responde al Ministro de Salud que "no son ningún cartel' y criticaron la reforma. En una dura carta dirigida al presidente de la República, Juan Manuel Santos, la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas rechazó las declaraciones hechas hace unos días por el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, en las cuales tachó de “cartel” a este gremio. Dicho pronunciamiento se dio en medio del debate en torno a la propuesta de que los hospitales universitarios formen a estos profesionales, para suplir la escasez de este recurso humano. “Quedó claro -señala Sociedades Científicas en su misiva- que para darle validez a un punto que él, tozudamente, se ha empeñado en sacar adelante en este proceso de reforma al sistema de salud, el Ministro tiene que recurrir a esta clase de calificativos, sin justificación alguna, ante la debilidad de sus argumentos”. Admiten que hay áreas de la atención en salud desprotegidas por la poca oferta de médicos con formación específica en las mismas, pero sostienen que durante los análisis hechos por este gremio a la situación, han concluido que este desequilibrio tiene entre sus principales causas el modelo de salud. Aseguran que la orientación del sistema ha sido el tratamiento de enfermedades y no el mantenimiento del bienestar de la población. “No es para menos: en un esquema de rendimiento financiero conviene que haya más enfermos para que todos los actores del sistema puedan facturar más a costa de su atención. En ese contexto los médicos acabamos convertidos, infortunadamente, en un insumo mercantil. Y si ese insumo se especializa y subespecializa, mejor, pues aporta mayores dividendos a la gran cadena de actores que se lucra con la salud en el país”, señala Sociedades, que agremia a cerca de 38 mil especialistas.
  • 19. E insisten en que una evidencia de ello es que los médicos generales, que son la puerta de entrada al sistema, perdieron con los años su capacidad resolutiva frente a los pacientes que reciben. “No dan respuesta al enfermo, simplemente lo remiten a niveles más especializados, donde cuestan más. Lo preocupante es que por la misma senda van las especialidades básicas, que, dependiendo del caso, remiten a subespecialistas”. En su carta aseguran haber sostenido reuniones con Gaviria en las que lo han puesto al tanto de este diagnóstico. “Le hemos hecho entender que si se mantiene semejante lógica absurda, nunca habrá en el país ni especialistas ni subespecialistas suficientes para atender la costosa demanda que este modelo se empeña en generar y sostener”. Y aseguran que el problema no se resuelve formando especialistas a granel. Los especialistas se van lanza en ristre contra el proyecto de ley ordinaria para reformar la salud, aprobado por la plenaria del Senado y que será debatido desde la semana próxima por la Cámara de Representantes: “No se ocupa de aspectos estructurales y esenciales como estos, sino que mantiene vivo el sistema que se quedará en el mismo estado agónico de siempre”, dicen. Finalmente, exigen al Ministro “más cuidado y rigor con las propuestas que lanza. Al país no se le olvida que este sistema debe en buena parte su desastre a la falta de regulación estatal, aupada por las ligerezas desafortunadas de un puñado de ministros de Salud". REDACCIÓN VIDA DE HOY / SALUD Publicación: eltiempo.com Sección: Salud Fecha de publicación: 24 de octubre de 2013 Autor: REDACCIÓN VIDA DE HOY / SALUD
  • 20. Reelección: un tóxico para la democracia Por: CLARA LóPEZ OBREGóN (PRESIDENTA DEL POLO DEMOCRáTICO) | 4:16 p.m. | 20 de Noviembre del 2013 En el 2004 se introdujo la figura de la reelección presidencial inmediata en Colombia. Esta permite que quienes hayan ejercido la Presidencia de la República puedan permanecer en su cargo durante un segundo período, si son reelegidos por voto popular. En las condiciones concretas de Colombia, la reelección presidencial ha resultado ser un tóxico para la democracia. La Constitución de 1991 buscó, con éxito limitado, diseñar una institucionalidad que frenara el excesivo presidencialismo, abriera las compuertas a la participación ciudadana y al pluralismo político y devolviera autonomía y recursos a las regiones. Pudo más la tradición centralista y la cultura excluyente heredada del Frente Nacional que la naciente intencionalidad de apertura democrática de la nueva arquitectura constitucional. Con contrarreformas y omisiones del legislador (van más de 35 actos legislativos reformatorios de la Constitución en sus 22 años de vigencia) las mayorías gobernantes recentralizaron los recursos de las entidades territoriales, tanto del sistema general de participaciones como de las regalías; convirtieron a la autónoma Comisión Nacional de Televisión en una agencia gubernamental, excluyeron a las minorías opositoras e independientes del Consejo Nacional Electoral y se abstuvieron de tramitar las distintas iniciativas orientadas a expedir el estatuto de garantías para el ejercicio de la oposición, ordenado en el artículo 112 de la Carta. En este contexto de erosión de los fundamentos de apertura democrática de la naciente constitución y antes de que se permeara el Estado de su nuevo mandato de inclusión, se introdujo el ‘articulito’ de la reelección presidencial. Sin la necesaria adecuación de una estructura institucional diseñada para periodos de cuatro años, se produjeron nuevos desequilibrios, especialmente en lo relacionado con la nociva proyección sobre las demás ramas del poder público de la incidencia del Presidente en la nominación de los integrantes de otros órganos del poder público, como la junta directiva del Banco de la República, el Consejo Superior de la Judicatura, la Fiscalía General de la Nación o
  • 21. la Corte Constitucional. En estas condiciones, toda la estructura del Estado: el Congreso dominado por las mayorías oficialistas del llamado ‘partido del presupuesto’ y los órganos de control terminan en manos y en función de los designios presidenciales. En estas condiciones de concentración y centralización del poder y de debilidad de controles, se generaron incentivos perversos que convierten el ejercicio de gobierno, no en un esfuerzo concentrado para cumplir el programa y exhibir resultados, sino en una estrategia orientada a conseguir la reelección del primer mandatario. Se empiezan a recorrer los caminos del ‘todo vale’, se golpea desde el Gobierno a la oposición y se manipula la información oficial, todo ello con efectos corrosivos sobre la deliberación pública que debería adelantarse en transparencia democrática. La reelección en Colombia es, entonces, una invitación a ‘repetir mermelada’ y a reducir a la oposición,lo que la convierte en un verdadero tóxico para la democracia. Clara López Obregón (Presidenta del Polo Democrático)
  • 22. 24 septiembre 2001 La propuesta de Garzón Por Antonio Caballero Y que no se diga que es una propuesta inmoral: al revés. Lo que es demostradamente inmoral es la prohibición Anuncia el candidato Luis Eduardo Garzón que cuando él sea presidente legalizará las drogas en Colombia. No es que Garzón tenga muchas posibilidades de ganar. Pero hay que decir que la suya es la primera propuesta sensata que haya hecho un candidato a la Presidencia de Colombia en muchos años. Legalizar las drogas en Colombia no es suficiente, por supuesto. Para ser verdaderamente eficaz la medida tendría que ser universal: para todo el proceso (producción, tráfico y consumo) y en todos los países del mundo. Pero es inútil plantearla así, porque se oponen los Estados Unidos: el principal consumidor de drogas, su principal perseguidor, y casi el único beneficiario del negocio. La legalización local, en cambio, tiene el mérito de que es posible. Tendría sin duda consecuencias malas, pero otras muchas buenas. Conviene analizar unas y otras. Y que no se diga que es una propuesta inmoral: al revés. Lo que es demostradamente inmoral, por los efectos que ha tenido en todas partes, es la prohibición. Las desventajas de una legalización unilateral son obvias. Colombia sería declarado un “país paria”, probablemente condenado al aislamiento por la llamada ‘comunidad internacional’ y seguramente castigado por los Estados Unidos con todos sus fierros: en lo económico (no habría inversiones ni créditos); en lo comercial (no nos comprarían nuestras flores ni nuestro café, ni nos venderían sus maquinarias o sus medicinas); en lo diplomático (los colombianos no podríamos viajar a Miami); en lo militar: nos bombardearían. Colombia sería como Irak, digamos, o al menos como Cuba. Aunque cabe suponer que, como en esos dos casos, no faltarían en el mundo países dispuestos a saltarse a la torera el bloqueo decretado por los Estados Unidos: cercanos como Venezuela o remotos como la China o los de la Unión Europea. Y los Estados Unidos mismos, por su parte, no dejarían de importar nuestras drogas, que constituyen el único renglón significativo del comercio bilateral entre los dos países. Porque si algo han probado de sobra los 25 años de “guerra frontal contra las drogas” es que los norteamericanos pueden vivir sin que Ernesto Samper viaje a Miami y sin comprar claveles de la Sabana: pero no pueden abstenerse de consumir drogas ilícitas. En cuanto a la persecución militar, ya la padecemos: ya nos bombardean. La única diferencia sería que a esa agresión dejarían de llamarla “ayuda”. (O quizá no: la capacidad de hipocresía de los gobiernos de los Estados Unidos es infinita. Al bombardeo de Yugoslavia lo llamaron sin sonrojarse “intervención humanitaria”).
  • 23. Por otro lado, las ventajas de la legalización unilateral de las drogas, igualmente obvias, además serían reales. La primera es que cesaría esa llamada “guerra frontal”, pero librada sólo aquí, que ha destruido el país física y moralmente. No pondríamos más muertos: jueces, o policías, o candidatos presidenciales, o narcos. Disminuirían el crimen y la corrupción, pues las mafias de la droga no serían ya organizaciones criminales con ejércitos de sicarios y políticos a sueldo, sino simples grupos económicos que (como los demás) se limitarían a evadir impuestos y violar leyes laborales (cosa que ya hacen). Cesaría la insensata devastación ecológica que hoy hace que por cada hectárea de cultivos ilegales destruida por la fumigación se tale una hectárea nueva de selva para resembrarlos. A ese ahorro en vidas, y en tierras, habría que sumar el ahorro en dinero. Hace tres semanas decía esta revista en su informe sobre las propuestas de legalización de The Economist que “perseguir la droga le cuesta al Estado colombiano 4.000 millones de dólares al año, según los estimativos que el gobierno hizo para diseñar el Plan Colombia”. O sea: tres veces cada año el monto total de la “ayuda”, que es para siete. Cuatro mil millones que, sumados a los de la “ayuda”, no sólo son tirados al caño en una guerra inútil (hoy se producen en Colombia más drogas que hace 20 años), sino que son además invertidos consciente y deliberadamente en hacer daño. Cuatro mil millones que podrían ser invertidos, en cambio, en cosas útiles: en educación, o en salud, o en recuperación de los ríos o del campo. O al menos, dada la inclinación habitual de nuestros estadistas, en represión: pero en represión de delitos de verdad dañinos, como el secuestro, o, si lo prefieren, el robo de automotores. Imagínense ustedes que la prensa diaria, en vez de la habitual noticia “destruidos 20 laboratorios de coca”, diera otra que dijera “rescatados 20 secuestrados” (o, si lo prefieren, “recuperadas 20 tractomulas”). El mero hecho de no destruir 20 laboratorios sería ya una ganancia neta: salvados 200 puestos de trabajo. El mero hecho de no fumigar 50.000 hectáreas de cultivos salvaría otras tantas hectáreas de selva no talada (más las 50.000 originales, que seguirían siendo productivas). El mero hecho de no perseguir los bienes del narcotráfico haría que se quedaran en Colombia, en vez de refugiarse en los Estados Unidos, donde la ley sí los protege. Una ventaja adicional traería la legalización unilateral de las drogas que propone Luis Eduardo Garzón: nos ahorraríamos los sermones de la señora Patterson.
  • 24. Francisco Rojas Globalización 30 de octubre de 2012 Se habla de la globalización, pero a menudo se cree que es algo que ocurre únicamente en los países desarrollados o que es sinónimo de la revolución de las telecomunicaciones, percepción simplista que conduce a proyectos y actos equivocados. El modelo de sustitución de importaciones propició la “economía cerrada” y el espejismo de una cierta autarquía mexicana. Varias generaciones se formaron con la idea de que el país era básicamente independiente y que las áreas de dependencia, como la comercial respecto a Estados Unidos, eran errores que un gobierno patriota y firme podría corregir. Pero la globalización abarca a todas las naciones porque es propia de una época de la humanidad. Como observa el sociólogo Manuel Castells, los países participan en una extensa red de nodos interconectados económica y financieramente. La realidad global de nuestros días exige una nueva explicación de conceptos surgidos dos o tres siglos antes, como la independencia, la soberanía, la seguridad nacional y pública, la gobernabilidad y la soberanía alimentaria y energética. El cambio de los sistemas de producción, empresariales y financieros, la unificación y expansión de los mercados, las telecomunicaciones, el medio ambiente, el calentamiento global, el agua y los alimentos, el petróleo, la migración y el tráfico de indocumentados, el terrorismo y el tráfico de armas, entre muchos otros, dejan de ser asuntos locales para convertirse en problemáticas regionales o globales. La independencia, que dio cauce a las grandes revoluciones de los siglos XVIII y XIX, trajo consigo ideales tales como la libertad, la igualdad, la autodeterminación, la soberanía y la seguridad nacionales. Hoy día estos fenómenos deben ser entendidos a la luz del avance de la ciencia, las tecnologías de la información y la regionalización o mundialización de no pocos fenómenos. La democracia y el libre mercado tienden a universalizarse, y aunque se ha reforzado la hegemonía de las grandes potencias, lo que sucede en los países menos desarrollados y emergentes incide en los asuntos internos de aquéllas. Es el caso de Grecia o las regiones autonómicas de España frente a la Unión Europea. La interdependencia asimétrica, que se acentúa en las relaciones de las metrópolis regionales con sus zonas de influencia, plantea retos mayores a las sociedades y gobiernos.
  • 25. Todavía son más las preguntas que las respuestas. México tiene una moneda propia, pero su capacidad de compra interna y externa varía en función de los movimientos financieros de otras partes del mundo. ¿Cómo entender nuestra soberanía financiera? Hace menos de un siglo éramos una economía agrícola y hoy tenemos un sector agropecuario parcialmente moderno y competitivo, pero no podemos asegurar el abasto interno de alimentos. Producimos crudo, pero importamos gasolina, gas, petroquímicos y otros productos en proporciones crecientes. Nuestra seguridad interior está fuertemente influida por la demanda de drogas de EU y el contrabando de armas desde el mismo país, y no hemos logrado segregar los flujos monetarios del lavado de dinero. El narcotráfico, el terrorismo y otras variantes del crimen organizado tienen dimensión supranacional y su combate compete a varios o todos los gobiernos e impacta las economías y la paz interior de los países. La seguridad nacional, en su acepción más amplia, tiene cada vez más ingredientes regionales y globales. Sería un grave error ignorar la realidad global y los cambios ocurridos en el mundo y concebir al México actual como fue en los años 70 del siglo XX. Por ello, el presidente electo, Enrique Peña Nieto, reconoce los retos de la interdependencia, la globalidad y la modernidad y traza el camino a seguir con objetivos de validez permanente: el desarrollo y la justicia social. Militante del PRI.
  • 26. 'Las parejas homosexuales no pueden ser familia': Iglesia Por: REDACCIÓN VIDA DE HOY | 6:45 p.m. | 04 de Abril del 2013 Sin embargo, el cardenal Rubén Salazar no rechaza el derecho que existe a otro tipo de uniones. El cardenal Rubén Salazar se sumó al debate generado por la decisión que debe tomar próximamente el Congreso de la República de legislar sobre lo que sería la figura del matrimonio entre parejas del mismo sexo. "No puede existir un verdadero matrimonio sino entre un varón y una mujer, y solamente sobre esa base puede existir una verdadera familia", dijo Salazar, Presidente de la Conferencia Episcopal, quien aclaró que no se trata de una posición personal sino de la visión de la Iglesia universal, reflejada, además, en la Constitución Política. Salazar también afirmó que no se trata de una postura ideológica, y que con este llamado lo único que busca la Iglesia es defender el corazón de la sociedad, que según él, es la familia. "Las otras uniones tienen derecho a existir, nadie puede pedirles que no existan; pero no intenten equipararse a la familia. No intenten asumir el rol de la familia al interior del Estado; ahí es donde empieza a subvertirse el orden social", dijo el también arzobispo de Bogotá, quien advirtió que con estas declaraciones no busca atacar a la comunidad gay del país ni mucho menos vulnerar sus derechos. El máximo jerarca del catolicismo en Colombia recordó que las parejas homosexuales ya gozan de un conjunto de derechos, amparados por la justicia colombiana, pero considera inadmisible que pretendan acceder a la figura del matrimonio. "Ellos tienen todo el derecho del mundo a vivir juntos, a legalizar su unión, si quieren hacer todo tipo de pactos económicos. Pero no veo la razón de que quieran todavía más, como si tuvieran verdaderamente el derecho a ser familia cuando no lo son", enfatizó el prelado.
  • 27. DOMINGO, 1 de marzo de 2009 ¿Es la religión enemiga de la civilización? En el mundo actual, las Iglesias se han convertido en un factor de conflicto y un obstáculo para la "salvación", sea eso lo que sea. Sobreviven porque sus jerarquías quieren conservar el poder y sus privilegios GIANNI VATTIMO 1 MAR 2009 Todos recordamos seguramente la famosa frase de Nietzsche sobre la muerte de Dios. Y también su cláusula: Dios seguirá proyectando su sombra en nuestro mundo durante mucho tiempo. ¿Qué pasaría si aplicáramos la frase de Nietzsche también, y sobre todo, a las religiones? En muchos sentidos, es verdad que, en gran parte del mundo contemporáneo, la religión como tal está muerta, pero todavía proyecta sus sombras en numerosos aspectos de nuestra vida privada y colectiva. Por cierto, dejemos claro que el Dios cuya muerte anunció Nietzsche no es necesariamente el Dios en el que muchos de nosotros seguimos creyendo; yo me considero cristiano, pero estoy seguro de que el Dios que estaba muerto en Nietzsche no era el Dios de Jesús. Incluso creo que, precisamente gracias a Jesús, soy ateo. El Dios que murió, como dice el propio Nietzsche en algún lugar de su obra cuando le llama "el Dios moral", es el primer principio de la metafísica clásica, la entidad suprema que se supone que es la causa del universo material y que requiere esa disciplina especial llamada teodicea, una serie de argumentos que tratan de justificar la existencia de ese Dios o esa Diosa frente a los males que vemos constantemente en el mundo. La tesis que quiero presentar aquí es que las religiones están muertas, y merecen estar muertas, tal como Nietzsche habla de la muerte de Dios. No sólo están muertas las religiones morales, en el sentido más obvio de la palabra: desde dentro de la sociedad cristiana y católica de Europa, es fácil ver que son muy pocos los que observan los mandamientos de la moral cristiana oficial. Lo que está muerto, en un sentido más profundo, son las religiones "morales" como garantía del orden racional del mundo. La institucionalización de las creencias, que dio origen a las Iglesias, incluyó (no sé si sólo en la práctica o como factor necesario) una reivindicación del poder histórico, en el sentido de que era casi natural y necesario que una religión moral se convirtiera en una institución temporal poderosa. Es lo que parece haber ocurrido con el catolicismo, pero se pueden ver muchos otros fenómenos similares en la historia de otras religiones. Incluso el budismo engendró un Estado, el Tíbet de los lamas, que ahora lucha por sobrevivir frente a China. En todas partes -por ejemplo, en el hinduismo-, el mismo hecho de que exista una diferencia
  • 28. entre clérigos y legos hace que la religión se convierta en una institución, cuyo objetivo principal es siempre su propia supervivencia. Mencionaré de nuevo el ejemplo de la Iglesia católica: si no hubiera sobrevivido a lo largo de los tiempos, yo no habría podido recibir el Evangelio, la buena nueva de la salvación. Una vez más: como en el caso de la muerte de Dios de Nietzsche, la muerte de las religiones institucionalizadas no significa que no tengan legitimidad. Sencillamente, llega un momento en el que ya no son necesarias. Y ese momento es nuestra época, porque, como puede verse en muchos aspectos de la vida actual, las religiones ya no contribuyen a una existencia humana pacífica ni representan ya un medio de salvación. La religión resulta un poderoso factor de conflicto en momentos de intercambio intenso entre mundos culturales diferentes. Por lo menos, eso es lo que ocurre hoy: en Italia, por ejemplo, existe un problema con la construcción de mezquitas, porque la población musulmana ha aumentado de forma espectacular. La hegemonía tradicional de la Iglesia católica está en peligro, pero los católicos no se sienten amenazados en absoluto por esa situación; sólo los obispos y el Papa. La Iglesia afirma que defiende su poder (y los aspectos económicos de él) para preservar su capacidad de predicar el Evangelio. Sí; pero, como en tantas instituciones, la razón suprema de su existencia se queda muchas veces olvidada a cambio de la mera continuidad del statu quo.Lo que quiero decir es que, en el mundo actual, sobre todo en el Occidente industrial, la religión como institución se ha convertido en un factor de conflicto y un obstáculo para la "salvación", sea eso lo que sea. Quiero subrayar que hablo de la muerte de las religiones en el mismo sentido en el que acepto el anuncio de Nietzsche sobre la muerte de Dios. La religión que está muerta es la religión-institución, que contribuyó enormemente al desarrollo de la civilización pero, al final, se convirtió en un obstáculo. Hablar de la muerte de las religiones en un sentido relacionado con el anuncio de la muerte de Dios de Nietzsche no significa, desde luego, que la religión nunca haya tenido sentido para la humanidad. Ni siquiera se puede decir que la frase de Nietzsche significa que Dios no existe. Ésa sería de nuevo una afirmación metafísica, que Nietzsche no quería pronunciar, por su rechazo general a cualquier metafísica "descriptiva". La lucha contra la supervivencia de las religiones de la que hablo tiene poco que ver con la negación racionalista de todo significado a los sentimientos religiosos. Incluso se toma muy en serio ese resurgimiento de la necesidad de una relación con la trascendencia que caracteriza numerosos aspectos de la cultura actual. Citaré de nuevo a Nietzsche, que dice que Dios está muerto y ahora queremos que existan muchos Dioses. Mientras las religiones sigan queriendo ser instituciones temporales poderosas, son un obstáculo para la paz y para el desarrollo de una actitud genuinamente religiosa: pensemos en
  • 29. cuánta gente está abandonando la Iglesia católica por el escándalo que representan las pretensiones del Papa y los obispos de inmiscuirse en las leyes civiles en Italia. Los ámbitos de la ética familiar y la bioética son los más polémicos. En Estados Unidos, el anuncio reciente del presidente Obama sobre su intención de eliminar las restricciones a la libertad de las mujeres para abortar ha suscitado una amplia oposición por parte de los obispos católicos. La oposición contra cualquier forma de libertad de elección en todo lo relacionado con la familia, la sexualidad y la bioética es continua e intensa, sobre todo, en países como Italia y España. Tengamos en cuenta que la Iglesia se opone a leyes que no obligan, sino que sólo permiten la decisión personal en estos asuntos. Deberíamos preguntarnos de qué lado está la civilización. Hace poco, el Papa repitió su idea constante de que la verdad no es negociable. ¿Ese "fundamentalismo" es sólo característico del catolicismo, o de todo el cristianismo? Quienes hablan de civilizaciones tienen la responsabilidad de tener en cuenta esta condición concreta. No hay más que ver los frecuentes diálogos interreligiones que se celebran en cualquier parte del mundo, en los que los interlocutores suelen ser "dirigentes" de las distintas confesiones. No dialogan para cambiar nada; no es más que una forma de volver a confirmar su autoridad en sus respectivos grupos. ¿Acaso sale de estos frecuentes encuentros algo útil para la paz y la mutua comprensión de los pueblos? Mientras no se elimine el aspecto autoritario y de poder de las religiones, será imposible avanzar hacia el mutuo entendimiento entre las diversas culturas del mundo. Esta conclusión puede parecer una gran paradoja, dado que, en general, se ha considerado que la religión era un medio de educar a la humanidad hacia la caridad, la piedad y la comprensión. En muchos sentidos, la compasión parece ser la base fundamental de toda experiencia religiosa. Y es cierto, ya sea desde el punto de vista del cristianismo, el budismo, el hinduismo, el islam o el judaísmo. Hasta aquí, nada que objetar. Pero precisamente por eso es por lo que debemos reconocer que ha llegado la hora de que las personas religiosas se alcen contra las religiones. Y que afirmen tajantemente que la era de la religión-institución se ha terminado y su supervivencia sólo se debe a los esfuerzos de las jerarquías religiosas para conservar su poder y sus privilegios. El hecho de que esta tesis parezca inspirarse, en gran parte, en la experiencia cristiana (y católica) europea, no limita su validez para otras culturas. Seguramente, el veneno del universalismo se extendió por el mundo gracias a los conquistadores europeos, que son responsables de la estricta asociación entre conversión (al cristianismo; recuérdese el compelle intrare de San Agustín) e imperialismo. Ahora es el mundo latino el que debe romper esa asociación y separar la salvación de cualquier pretensión de creencia y disciplina universal como condición para alcanzarla. No es una tarea fácil.
  • 30. Las redes sociales un nuevo fenómeno para el menosprecio a los colegiados MIÉRCOLES, 5 DE DICIEMBRE DE 2012 | Que las redes sociales están de moda no es nada nuevo. Que se usan para injuriar tampoco. Pero si lo es que hayan llegado al deporte balear y más concretamente contra el colectivo arbitral, en donde podemos ver a jugadores, directivos y/o entrenadores “protestando” (por no usar otra palabra más fuerte) por los arbitrajes recibidos. Sin ir más lejos, la imagen de mi artículo muestra una injuria de un jugador del Binissalem (es algo público por lo que espero que no moleste), actual equipo de Segunda División B, en donde cataloga a TODO EL GREMIO en un comentario fruto (esperemos) de un calentón por un arbitraje con polémica en la visita a Reus del combinado binissalemer. Es evidente que hay arbitrajes más acertados, más correctos y por ende otros que menos. Pero nunca debemos perder la perspectiva que a los “señores de negro” los evalúan como evalúan entrenadores u ojeadores a los propios jugadores. Con ello, el árbitro que más erróneamente dirigirá sus encuentros descenderá y por el contrario el que más aciertos tenga desde el punto de vista del informador ascenderá. De ahí, que no queden impunes “desastres” como muchos catalogan ciertas actuaciones. Dios me libre de hacer de informador, pero si el Sr. Colegiado que dirigió dicho partido erró, a buen seguro que sus 119 competidores (el resto de árbitros de segunda B) estarán de mejor humor. Se debate si los árbitros de primera división son los mejores después de ver jugadas en donde han errado. Simplemente son los que mejor trayectoria y estabilidad han demostrado. Pero errar, erran como todos. Se escucha a entrenadores de regional, preferente… hablar “pestes” de árbitros. La regional es evidente que no tiene a los mejores árbitros. Tiene a los árbitros que tiene. Y también tiene a los jugadores y entrenadores que tiene. Gente preparada y formada para dirigir/jugar en esa categoría y que intenta hacerlo lo mejor que puede porque bien puede subir de categoría y algún día estar en la élite o bien puede descender. No sirva este párrafo para ofender a los
  • 31. árbitros de regional, sino sirva para ofender a los entrenadores que esperan tener árbitros FIFA cuando ellos son los primeros que no tienen titulación nacional (salvando las excepciones perdonenme). Ídem para aquellos jugadores que critican una actuación creyéndose CR7 o Messi. Ojala los árbitros pudieran decirle a los jugadores una reprimenda por cada pase erróneo o gol fallado. Estaría divirtiéndome en la grada si tuviera uno de esos pinganillos y escuchase. Pero desgraciadamente, existe esa regla no escrita (creo desde mi ignorancia de analista social) de que los árbitros no le pueden decir nada a los jugadores (y repito que como en todo, los habrá que si o que no, pero por suerte del colectivo son la mayoría que lo hacen bien). Yo lo cambiaría. Seguro que algún jugador reaccionaba cuando no se encontrara un saco de boxeo al que golpear verbalmente. Y los golpeos verbales de las redes sociales, fruto de este artículo también deberían ser contestados. Pero contestados por el Comité de Competición que tan ausente está en aplicación de sanciones. Enrique Barbero Arbitraje Balear
  • 32. Tejer redes sociales, el tamaño sí importa. Sábado 23 de Febrero de 2008 José Luis Álvarez José Luis Álvarez, Profesor de ESADE: "Pensamos que conocemos menos gente de la que realmente podemos conocer. Y esto es autolimitante. Si infraestimamos nuestra red, infravaloraremos el capital social y los recursos obtenidos a través de esa red." En mis sesiones sobre redes sociales suelo hacer la siguiente pregunta: ¿cuánta gente conocéis? Les doy a los participantes varias opciones para responder, que van desde las decenas de personas hasta más de 4.000 conocidos. Por conocer, les digo, deberán entender haber tenido una experiencia social en común con esas personas, de manera que pueden contactarlas para pedirles algo, por ejemplo, un favor. Normalmente un 60- 70% de las respuestas se dan en el rango que va hasta 200 o 300 personas. Sólo un 10% dice que conoce más de 1.000 personas. Lo cierto es que, en promedio, un directivo mayor de 30 años conoce cerca de 4.000 personas: cuentan colegas y ex colegas de trabajo, clientes, compañeros de colegio, universidad y máster, amigos personales y cosocios de organizaciones culturales, deportivas, además de familiares, médicos... Uno de los problemas que los seres humanos tenemos para gestionar las redes profesionales es que nos es muy difícil manejar mentalmente grandes números. Pensamos que conocemos menos gente de la que realmente podemos estar en contacto. Y esto es autolimitante. Si una red de contactos es la gente que conocemos, capital social son aquellos recursos obtenibles a través de la red. Si infraestimamos nuestra red, también infravaloraremos nuestro capital social y, como consecuencia, seremos menos emprendedores, de negocios o asuntos sociales. Hay otra pregunta que suelo hacer. Cuánto creen que acertarían sobre el orden de preferencia de la persona que mejor conocen de una lista de 20 nuevos productos. La mayoría piensa que acertarían más de la mitad de esas preferencias. Sin embargo, en promedio, acertamos menos del 20%. Es decir, que tendemos a sobrevalorar el grado de conocimiento y, por tanto, de fortaleza de nuestra red más cercana o red fuerte. El problema con la gestión de las redes sociales es que los instintos sociales de los seres humanos son muy específicos. En concreto, quedaron fijados en las épocas tribales de la evolución humana, cuando vivían en comunidades de entre 100 y 200 personas, a su vez divididas en pequeños grupos de alrededor de una docena de personas que compartían actividades productivas conviviendo juntos. Existen básicamente tres tamaños de redes. En primer lugar la red extensa, la que algunos denominan catch-all network. Es la más amplia, compuesta por miles de
  • 33. personas. Obviamente es una red cuyos nodos son más débiles y los huecos de la malla muy amplios. Sin embargo, es muy necesaria, porque es la que nos proporciona ideas, pistas e información sobre aquellos aspectos de la actividad social que menos conocemos. Es donde reside la innovación (o el aprendizaje) personal, social o empresarial. Donde probablemente resida el futuro profesional. Es la que requiere más esfuerzo dados nuestros sesgos sociales. Para cuidar esta red se debe sobre todo fomentar la diversidad, desarrollar sistemáticamente relaciones con gente diferente. El directivo debe pensar en las bolsas de relaciones presentes en su red actual y evaluar cuáles faltan o cuáles están excesivamente representadas, por ejemplo, contactos con ejecutivos de otras nacionalidades, o de otro tipo de empresas en que podría estar interesado en el futuro. Para tener una red amplia el directivo intentará asistir a eventos profesionales, de manera que en muy pocos días podrá tener al menos un primer contacto con un número importante de nuevos conocidos. Y si no existen esos eventos, organizarlos. Y apoyarse en las nuevas tecnologías (tipo Linkedin y otras similares) para gestionar esta red de grandes números. Llevarla en la cabeza no es suficiente. Hay una segunda red, intermedia: la operativa, la que nos acompaña en nuestro quehacer profesional diario y en nuestras relaciones sociales habituales. Cuenta con entre 100 y 200 personas. Es en esta red donde nos movemos con mayor comodidad. El principio básico de la misma es la confianza basada en el intercambio. Para mantenerla en buen estado es imprescindible responder pronto y eficazmente a cualquier petición de ayuda. Incluso ofrecerse a ello. El buen gestor de redes sociales es aquel que busca sistemáticamente ocasiones para hacer favores y, por tanto, para invertir en su capital social, ya que, a cambio, podrá solicitar contraprestaciones futuras. Es importante tener presente que en esta red operativa no hace falta, para pedir algo, que el receptor de la solicitud de ayuda esté en deuda con nosotros. La máxima evangélica de pedid y se os dará se aplica al peticionario, por la misma razón que se aplica al receptor el dar para recibir. Finalmente, el lector debe contar una red llamada de seguridad, integrada por 10 o 12 personas, muy bien tejida, tupida, con pocos huecos entre sus nudos, para que no nos colemos entre ellos si caemos. Familia cercana y amigos íntimos. Es la que nos sostiene en caso de necesidad económica o enfermedad. Su principio básico es el afecto, no la reciprocidad. Sin embargo, precisa un mantenimiento alto, una cercanía constante, porque tendemos a sobrevalorar la fiabilidad de estas relaciones (cambiantes por emocionales) y, a lo peor, no están ahí cuando se necesitan.
  • 34. 16 julio 2011 La otra mitad del medio ambiente Por Daniel Samper Ospina Me preciaba de tener conciencia ecológica, y en buena medida milité en la ola verde porque supuse que allí protegerían el medio ambiente. Después me di cuenta de que lo único ecológico que tenía el partido era que sus dirigentes son unos troncos. Pero me creía ecologista y hacía cosas de ecologista: seguía las narraciones de Antonio Casale, compraba los discos de Cabas, daba propina a los meseros de Andrés Carne de Res y, en general, era solidario con todos aquellos que por ahorrar agua llevan años sin bañarse. Porque la conciencia ecológica comienza en casa. De hecho, en el baño alcancé a instalar un radio que solo agarraba la emisora de Pachito, para que en la casa nadie se demorara bajo la ducha. Sin embargo, ante las denuncias que el exministro Manuel Rodríguez ventiló en una reciente entrevista a María Isabel Rueda, según las cuales el gobierno anterior por poco acaba con nuestra riqueza natural, he decidido replantear mi posición. Tal parece que el doctor Uribe recibió un ambiente, pero entregó medio: medio ambiente. La otra mitad se la llevaron las empresas extranjeras, vértices de la famosa confianza inversionista. Me aburre tener que hacerlo, pero acá voy una vez más: una vez más defiendo a la administración anterior de los terroristas de civil que lo mancillan. El señor Rodríguez denuncia que hay funcionarios del gobierno pasado que ahora ocupan cargos directivos en las empresas mineras que antes ellos mismos regulaban: ¿y qué quería, acaso? ¿Qué huyeran a Panamá, con lo peligrosa que está esa ciudad? ¿No supo, pues, que a la pobre María del Pilar Hurtado se le metieron los ladrones a la casa y le hurtaron –si se me permite el verbo– sus pertenencias más preciadas, que incluían un computador y dos tangas? Sí, puede ser cierto que parte de la confianza inversionista consistiera en que las empresas canadienses entraran a saco en páramos y bosques y los arrasaran sin siquiera dejar regalías; también, que los mismos canadienses asesoran la redacción del código minero y que cualquier aparecido obtuviera licencias para explotar los recursos. Pero todo se trató, en últimas, de un pequeño abuso de confianza. De confianza inversionista, se entiende. Tampoco es para tanto. En Colombia sobra la riqueza mineral. En Santurbán hay suficiente oro como para reemplazar todas las calzas de Diomedes Díaz. Una empresa extranjera halló restos de litio en la cabeza de Noemí. Con el cobre que ha pelado ‘el Sodomita’ Rivera el país puede competirle a Chile. Abundan los combustibles fósiles, como José Galat y otros miembros de la extrema derecha. Y hay generosos yacimientos de gas en La Guajira, los Llanos Orientales y la barriga de Angelino.
  • 35. Y, sin embargo, saltan a la palestra apátridas fatalistas, como el señor Rodríguez, y sugieren que la ola invernal y demás desórdenes ambientales se deben a prácticas antiecológicas como las del gobierno anterior, que deforestó más de 3,5 millones de hectáreas de bosque: por eso algunos comunistas lo llamaban el gobierno de la motosierra. ¿No se dan cuenta, acaso, de que los principales damnificados de la ola invernal son los mismos uribistas, que están con el agua al cuello? Eran funcionarios que lo tenían todo – ministerios, embajadas, notarías– y de la noche a la mañana quedaron sin nada. Todo se les empantanó: hasta los nombramientos. Y ahora, salvo la Fiscalía, nadie quiere saber de ellos: apenas Uribe, que les lleva frazadas para que se sigan tapando. ¡Qué doloroso resulta ver anegados los lotes de la zona franca y observar al valeroso expresidente huyendo de los encharcados potreros del Ubérrimo con un guacal al hombro en el que tirita, miedoso, ‘el Pincher’ Arias! ¡Y qué paradójico, además, que todo suceda por culpa del Fenómeno de la Niña, si se me permite llamar de tal modo al presidente Santos! Ahora bien: ¿por qué suponen que los excesos del invierno son efecto del descuido ambiental, que se recrudeció en los últimos ochos años? ¿No oyeron a Jorge Celedón cantando la versión vallenata de una canción de Gustavo Cerati? ¿No queda claro, acaso, cuál es la verdadera causa de los aguaceros? Que no vengan a exagerar. La explotación minera no afecta el ecosistema. Venezuela lleva años exportando carbón y petróleo, y la única flora que se ha visto afectada es la flora intestinal del comandante Chávez. Para información del señor Rodríguez, el gobierno de Uribe fue sensible con los asuntos ecológicos. Sus propios hijos montaron una conmovedora empresa de reciclaje de basuras, que antes estaban en manos de un montón de zorreros maleducados. Gracias a su política de seguridad proliferaron los sapos, que de otro modo podrían haberse extinguido. Buena parte del servicio exterior fue ocupado por delfines costeños con el único fin de protegerlos. Su ministro de Medio Ambiente fue Juan Lozano, último ejemplar del águila calva. Y si bien el gobierno tuvo toda la intención de trazar sobre la selva la nociva carretera al Darién, encargó de su ejecución a Andrés Uriel, como una forma de garantizar que jamás se construiría. No sean resentidos. Sepan que el gobierno del doctor Uribe ya ingresó por la puerta de la historia. Aunque esa puerta, como la que cruzaron sus funcionarios, sea giratoria.
  • 36. Repensar el amor Por: FLORENCE THOMAS | 5:52 p.m. | 11 de Septiembre del 2012 Según un informe de la Superintendencia de Notariado y Registro, durante los seis meses de este año los divorcios subieron un 26 por ciento en relación con el primer semestre del año 2011. Una mala noticia y una verdadera catástrofe para aquellos que argumentan el fin de la familia tradicional e invocan consecuencias nefastas para la sociedad. No tan mala tal vez para muchos hombres y mujeres que están pensando que el amor y la convivencia amorosa no tienen que ser una maldición o un castigo que habían aprendido a aguantar nuestras abuelas pretextando el bienestar de sus hijos e hijas desde argumentos de corte religioso que predicaban un matrimonio para toda la vida. Y bueno, las cosas han cambiado. Gracias a los aportes del feminismo y de la revolución pacífica y silenciosa de las mujeres, ellas están reinventando poco a poco pero imprescindiblemente su lugar en el amor. Y por supuesto, también están aprendiendo que la vida no es un largo camino de espinas. El amor que merecemos todos y todas, hombres y mujeres, es aventurero y la convivencia difícil y muy lejana de los grandes imaginarios occidentales que siguen circulando en muchos materiales de nuestra cultura. En efecto, el amor continúa representando este sueño ancestral de fusión alimentada por la idealización imaginaria de un otro soñado a la medida de nuestras propias carencias. Sin embargo, hoy todos y todas somos mutantes en el amor. Durante las últimas décadas, las mujeres han cambiado y hoy desean y hablan desde otros lugares, dejando así de ser mujeres eternamente fantaseadas por los hombres. Y esto significa, ni más ni menos, que estamos aprendiendo y aceptando paulatinamente que para amar es quizás necesario renunciar al sueño fusional del "dos en uno" y a la nostalgia de ser uno solo que, en una cultura androcéntrica, no dejaba duda sobre cuál de los dos había sido consumido en un acto que se parecía más al canibalismo que a nuestras ideas actuales del amor.
  • 37. Boleros, tangos y baladas, telenovelas, comerciales, revistas femeninas y expresiones de nuestro idioma están todavía ahí para recordarnos todos los viejos imaginarios del amor. ¿No es que las mujeres "se tienen, se toman, se conquistan y finalmente se comen"? Tenemos hoy que sepultar el dos en uno, sepultar la fusión y dar paso a una nueva ecuación: hoy en el amor, y desde lo que generó la revolución de las mujeres, tenemos dos sujetos autónomos y libres, diferentes e iguales cuando diferencia e igualdad no son conceptos antitéticos sino paralelos que remiten a debates distintos. Estoy hablando entonces de dos soledades que para encontrarse y unirse deben primero existir separadamente. Para las mujeres, esto equivale a construir muros de contención subjetiva, trazar límites, porque solo puede existir reciprocidad y receptividad de un otro a partir de una oscura certeza y afirmación de sí. Solo desde el propio reconocimiento puede llegar uno a reconocer al otro, a la otredad. Solo desde la separación, que es, en este caso, exactamente lo contrario de la fusión, hay posibilidad de encuentro como nos lo recordaba Luce Irigaray en su Ética de la diferencia sexual. Sin duda, estas nuevas éticas del encuentro amoroso representan aprendizajes lentos, pero constituyen una buena explicación para entender el aumento de los divorcios y generar urgentemente debates sobre nuevas maneras de amar. Y más hoy, en tiempos de anuncios de una paz que no puede ser solo el silencio de la armas.
  • 38. Chicos, obtengan un mensaje de texto antes de tener sexo. Por Roxanne Jones 27 noviembre 2013 Ya sabes qué tipo, las chicas fiesteras, las que buscan llamar la atención. Las chicas que harían cualquier cosa para que un chico se fije en ellas, como la estrella del pop Pink repite en uno de sus mejores éxitos: "Si actúo así, agitando mi cabello rubio, ajustándome el sujetador así... ese chico me llamará". El problema es que todos los chicos universitarios son inteligentes, o si no, no estarían allí para empezar, como a mi hijo, alumno de honor, le gusta recordarme. Ciertamente, es una conversación difícil de llevar, pero no me rindo. Hay mucho en juego. Parece que casi cada semana escuchamos historias sobre encuentros sexuales en fiestas donde todo el mundo está bebiendo, y una chica dice que ha sido violada y el chico insiste en que el encuentro fue consentido. No te equivoques, ninguna mujer, no importa cuánto vaya de fiesta, está pidiendo ser violada. Pero muy a menudo cuando hay consumo en exceso de alcohol de por medio, el significado de consensual puede ser malinterpretado por ambas partes. Según el National Institute of Alcohol Abuse and Alcoholism (NIAA, por sus siglas en inglés, Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y Alcoholismo), cada año alrededor de 97.000 estudiantes de entre 18 y 24 años son víctimas de asaltos sexuales o violaciones por conocidos relacionados con el alcohol. Y estos son únicamente los casos que son denunciados. De modo que es comprensible que los padres se preocupen por cuál es la mejor forma de preparar a sus hijos e hijas para la universidad. Gastamos mucha energía informándonos acerca de los aspectos financieros y económicos. Dedicamos años en pensar qué universidades son las más apropiadas para nuestros hijos. Una vez aceptados, nos aseguramos de que nuestros hijos vayan a la universidad con cualquier objeto sobrevalorado e innecesario de la lista "qué llevar a la universidad". Y justo antes de soltarlos en el campus, nos aseguramos de tener "La charla" sobre centrarse en las notas y no verse envuelto en un ambiente fiestero. En mi caso, llené la bolsa de hijo con alrededor de 300 condones y le dije que tuviera cuidado con las chicas fiesteras, pero que se divirtiera; que conociera gente nueva pero que mantuviera su atención en los estudios. Pero sé, por mis propios años de diversión en Penn State, que la vida del campus puede ser confusa incluso para los mejores chicos. Así que le enseñé a hacer su colada, la compra y a cocinar, para que simplemente no tuviera que depender de nadie más para hacer esas cosas. Sin embargo, últimamente me preocupa no haberle dado un consejo importante que debe ser obligatorio hoy en día. Nunca tengas sexo con una chica a menos que te envíe un mensaje de texto que demuestre que la relación sexual es consentida de antemano. Y es incluso una buena idea concluir cualquier encuentro sexual con un agradable mensaje diciendo cuánto han disfrutado estando el uno con el otro, incluso si no tienen planeado volver a verse.
  • 39. Es una locura, lo sé, pero últimamente he alentado a mi hijo y a sus amigos a hacer "sexting" -sin las fotos indecentes- para protegerse de ser acusados erróneamente de violación. Porque, de la misma forma que los mensajes de texto y las publicaciones en Facebook condenatorios ayudaron a encarcelar a los alumnos de secundaria de Steubenville por violación, también se puede utilizar la tecnología para comprobar la inocencia de alguien. Una conversación constante entre los atletas profesionales es cómo protegerse de falsas acusaciones de violación. He cubierto muchos casos de violación durante mi carrera, entre ellos el de Kobe Bryant, el del equipo de lacrosse de Duke y muchos otros que no han llegado a los titulares. Los agentes deportivos y los atletas lo han intentado todo, desde grabar sus encuentros sexuales de forma abierta o secreta, que en algunos estados es ilegal, a pedir a las mujeres con quienes tendrán sexo a firmar un formulario previo de consentimiento. Y, aunque el público se mofe de las historias de los atletas que frecuentan los clubes nudistas o solicitan prostitutas, muchos atletas dicen que lo hacen para evitar cargos injustificados por asalto sexual. Una investigación del NIAA muestra que más del 80% de los estudiantes universitarios bebe alcohol y casi la mitad informa excesos alcohólicos -cinco bebidas para los hombres, cuatro para las mujeres, durante más de dos horas- en las últimas dos semanas. Y beber en exceso puede llevar a muchos de nosotros, sin importar la edad, a tomar malas decisiones. Afrontémoslo, la revolución sexual es real -pero como todavía seguimos sin hablar francamente de sexo y la evolución sexual con nuestros hijos e hijas, toda esta libertad ha llevado a la confusión sobre las reglas cambiantes sobre el compromiso cuando se trata de sexo. Pero hay algo que permanece constante: cuando una chica le dice a un chico que no, él siempre debe creerlo y detenerse. Los padres deben intervenir. Yo hago mi parte, educo a mi hijo para que respete a las mujeres y a sí mismo hablándole sobre cómo navegar en la libertad que viene con la vida universitaria. Pero debemos de trabajar más en educar a nuestras hijas que las mujeres también tienen la misma responsabilidad personal de respetar sus cuerpos. Y la verdadera igualdad significa que también somos responsables de nuestros actos. Estar de fiesta y beber hasta que pierdes el control de tu cuerpo o de tu mente te prepara al instante para convertirte en víctima de una violación o de daño corporal -o incluso de morir. Nadie quiere ser una chica estúpida. Es hora que las chicas se pongan listas. Y es hora que los chicos comprendan, cuando una chica está borracha, esto no significa que se abrió la temporada de cacería con ella. De hecho, es exactamente lo contrario; si está tan borracha que no puede mantenerse de pie, mantente alejado, muy alejado.
  • 40. ME NIEGO A QUE LOS NUEVOS TIEMPOS IMPONGAN DESIGUALDADES Por VÍCTOR CORCOBA HERRERO | Publicado el 11 de diciembre de 2013 Es evidente que el mal existe, pero también el bien, como el fuego vive, pero no sin frotar cuerpos, o el mismo día sin la noche. Todo tiene su punto y su espacio, su expresión y su silencio, su explosión y también su caída. Por lo pronto, no hay que acomodarse o dejarse vencer por la primacía de una economía devoradora de la política o por una política corrompida, devastadora del estado social. Tenemos que saber discernir lo que nos conviene, utilizar bien los sentidos, mirar y saber ver más allá de las pasiones de otro tiempo, trabajar por gestionar menos burocráticamente una cultura al servicio del ser humano. Nada hay más importante que la persona. Esta es la premisa que debemos tener clara. Lo subrayo como principio de actuación. Cuesta entender, por consiguiente, que para una buena parte de los intelectuales de hoy en día, su principal preocupación sea conseguir dinero, y no reivindiquen la justicia social o la libertad de creación para la manifestación de sus ideas, ni inventen cosas nuevas para avivar el entusiasmo por la belleza, que como decía Platón es el esplendor de la verdad. Naturalmente, los nuevos tiempos, tal y como se vienen concibiendo, imponen desigualdades, sobre todo aumentando la injusticia de castigar más al que menos tiene. Para ello, se genera una incertidumbre que descapitaliza al más débil, como si fuera el responsable de todos los males actuales. La falsedad, que por otra parte es tan antigua como el árbol del paraíso, nos gobierna a jornada completa. No descansa. Y está en red. Tampoco la verdad mal intencionada, que es la peor falsedad, nos deja libres de sus zarpazos. Te la puedes encontrar de manera virtual en cada amanecer. En el mundo de la contradicción todo es posible, que las nuevas generaciones vivan peor que las pasadas, que el mercado despedace el imperio de la ley, o que los ciudadanos se conviertan en marionetas de unos gestores sin identidad, pero que están ahí, moviendo los hilos de la subsistencia a su antojo. Ante este tipo de tropelías inhumanas, es menester poner orden con la construcción de nueva institución. Lo que debemos es producir más ilusión con el futuro, tener más sintonía con los que gritan, congelar cualquier exclusión, e indagar hacia otras opciones más solidarias. Los desastres de esta falta de conciencia ya los sufrimos, a través de las tormentosas relaciones de unos para con otros, puesto que a veces tenemos problemas internos muy grandes que, la misma gente que nos circunda, no entiende. El mundo de las contrariedades y de las contradicciones vuela sobre cada uno de nosotros, con influencias diversas, casi siempre crecidas de maldad, de juramentos en falso, que nos conducen a comportamientos absurdos, a divisiones que debemos sanar cuanto antes. Los ciudadanos no pueden convertirse en enemigos de sí mismos. Llevamos siglos elaborando maldades que nos destruyen y nos hunden como especie. Tenemos que decir basta. No es algo sobrehumano, es cuestión de activar la moralidad como aliento y la verdad como sustento.
  • 41. El bienestar y la esperanza de los pueblos no podrá llegar de la mano de la esclavitud, de la inseguridad, lo sabemos, pero hacemos bien poco por cambiar. Es hora de que los agentes de gobernanza, medien, concilien y reconcilien vidas perdidas, vidas arrebatadas, vidas comercializadas, vidas aplastadas en definitiva. Son muchos los seres humanos que no han conocido otra vida, más que la del sufrimiento, aunque vivan en lugares de paz. Sabemos que los desposeídos y los desnutridos han aumentado en los últimos tiempos, viven con la promesa de una nueva vida, y esperan de nosotros que ejerzamos como personas, no como bárbaros. Ciertamente, no necesitaríamos levantar tantas vallas, como la que separa Melilla de Marruecos, si en verdad borrásemos la cultura discriminatoria que nos invade. Todos los seres merecen vivir, no pueden ser descartados porque son semejantes a nosotros, merecen una oportunidad, una única oportunidad, pero la merecen, y máxime cuando son víctimas de sistemas injustos y excluyentes. Para ello, se necesita menos caridad y más justicia social, menos palabras y más compromiso social, menos limosnas y más inversión para los pobres. Acaso puedo sentirme bien, permanecer indiferente, decir que soy libre, viendo (o conviviendo) con personas encadenadas a la pobreza más extrema, al comercio más denigrante. ¿Es que no las vemos? ¿O es que no las queremos ver? El enfoque de la mano tendida en la lucha contra la pobreza ha de distinguirse por avivar las políticas de empleo, para que cualquier ciudadano pueda desarrollar su propia vida acorde con sus aspiraciones. Estoy convencido que el problema de las tremendas desigualdades será el nuevo cáncer de la civilización moderna.
  • 42. ¿Pagaremos menos por la comida? Por: MOISéS NAíM | 7:48 p.m. | 16 de Noviembre del 2013 Moisés Naím En la década pasada, el precio promedio de las materias primas se duplicó. Esta alza contrasta con el hecho de que, durante el siglo XX, estos precios cayeron en promedio 0,5 por ciento cada año. Son la fuente de mayor prosperidad para millones de pobres en los países que más los producen. No: el aumento de su consumo en China y otros países asiáticos empuja sus precios al alza, nos encarece la vida a todos y nos empobrece. Además, el desenfreno de su consumo amenaza la supervivencia del planeta. Al contrario: son una fuente de progreso y estabilidad económica global. ¡No! La variabilidad de sus precios causa estragos en las economías… Estas contradictorias afirmaciones se hacen con frecuencia sobre los commodities: los minerales, vegetales, hidrocarburos y otras materias primas, cuyo consumo y precios se dispararon en la década pasada. De sus precios depende lo que nos cuesta la comida. No hay duda de que lo que ha sucedido entre el 2000 y el 2010 con el mercado de estos productos ha cambiado el mundo. A los exportadores de soya, hierro, algodón, aceite, cobre, trigo, petróleo, madera y tantos otros productos básicos les fue muy bien. Venden más y a precios más altos y, algunos, como Brasil y Malasia, han usado esos mayores ingresos para mejorar las condiciones de vida de millones de sus habitantes más pobres. A su vez, este aumento de la demanda se debe principalmente al acelerado crecimiento económico de Asia, especialmente de China e India. En los últimos cinco años, por ejemplo, las importaciones agrícolas de China han aumentado 23 por ciento cada año. Últimamente se ha generalizado entre los expertos la percepción de que los mercados de las materias primas van a experimentar un profundo cambio de tendencia y que esto va a generar importantes alteraciones en la economía y la política mundiales. El argumento es que esta etapa del ‘superciclo de los commodities’ está llegando a su fin. Estos superciclos son periodos de precios altos que duran entre 15 y 20 años. En la década pasada, el precio promedio de las materias primas se duplicó. Esta alza contrasta con el hecho de que, durante el siglo XX, estos precios (ajustados a la inflación) cayeron en promedio 0,5 por ciento cada año (independientemente de que