1) El documento analiza los valores desde la perspectiva de Santo Tomás de Aquino, considerando que los valores son bienes intermedios entre la persona humana y Dios que permiten el desarrollo y perfeccionamiento del ser humano. 2) Los valores son percibidos por el ser humano cuando se encarnan en individuos o entes concretos, aunque en sí mismos trascienden esas realizaciones particulares. 3) Para Santo Tomás, todo valor es un bien que participa del Bien absoluto que es Dios, y al ser realizados por el hombre contribuy
1. LOS VALORES EN SANTO TOMAS DE AQUINO
Qué es el valor
¿Cómo y cuándo percibimos los valores? Esta es una pregunta inicial que considero nos
puede mostrar aspectos importantes de nuestro tema. Tenemos experiencia de cosas y
personas valiosas o buenas, como por ejemplo cuando conocemos una persona generosa
o vemos un animal de gran vitalidad como un caballo corriendo libre en una pradera, o
contemplamos una escultura de gran belleza como La Piedad de Miguel Angel, o un
heroico soldado luchando en condiciones desventajosas y aún así entregando su vida en
la contienda para salvar su patria, o una persona genial, o un mártir que acepta la muerte
con tal de no negar a Dios.
Es decir conocemos personas buenas y aún santas, personas hermosas o cosas
hermosas, seres de gran vitalidad, hombres o bien animales, conductas heroicas, actos
de martirio. Pero no tenemos experiencia directa de la belleza, la santidad, la vida, el
martirio o la salud y tampoco sus opuestos. Y podríamos seguir en la enumeración. Es
decir, no tenemos la experiencia de los valores sino en cuanto se encarnan en algún
individuo concreto y es ahí donde se nos aparecen, esta es la aprehensión estimativa del
fenómeno valioso, ésta constituye el momento fenomenológico y allí podemos ver no sólo
al valor o al disvalor encarnados, sin también percibir las constantes que los acompañan,
como enseñaba Wojtyla en el estudio citado.5 Pero también vemos que todos los valores
nombrados y los que podemos nombrar son algún bien, y en este punto rozamos el
aspecto metafísico del mismo, pero me voy a detener aquí.
Dado que el valor es un bien, ¿todo bien es un valor? Sí y no, cosa que pide una
adecuada distinción. Digo sí pues todo lo bueno es valioso. Pero digo no porque para que
lo bueno seperciba como valioso es preciso que una persona lo perciba en tanto que
bueno y valioso, es decir tome conciencia de su bondad o valor. Un animal realiza y
encarna diversos bienes, como su vida, su salud, su alimentación, su coraje; o una planta
que vive y es hermosa; o una hermosa piedra como un diamante.
Pero ninguno de estos entes aprecia y percibe a todo el bien que encarnan y de que
se rodean en tanto que valores. Únicamente para el hombre que es inteligente y libre
cobran sentido los bienes como valores y éstos pueden o no ser realizados y, en algunos
casos deben ser realizados, como los valores morales.
O sea que la primera condición que requiere un bien para constituirse en un valor es que
sea percibido como tal y constituya algún bien para el que lo percibe como valor, o bien
que se perciba como un valor necesario o conveniente para alguien. Por ejemplo la salud
es de máximo valor para alguien que está enfermo. Es más, el sano a menudo no la tiene
en cuenta pero sí las ciencias de la salud que le dirigen una mirada atenta y la perciben
como un valor muy importante para la cada individuo en particular y para el conjunto de la
población. Si bien un valor puede ser más importante para unos que para otros, ello no
quiere decir que el valor no sea objetivo, es decir no trascienda a quien lo conoce, porque
el valor está en la realidad objetiva y allí lo ve quien lo percibe. O sea que un valor es un
bien que es apreciado como tal por alguien que lo conoce y lo realiza o no, es decir es un
bien relación con un hombre.
El valor es un bien real, existente o no , pero posible de ser realizado. Es un bien
percibido por un sujeto que lo conoce, pero lo que percibe éste es un bien real.
5 Ibidem
Santo Tomás y los Valores Guillermo Alberto Romero 3
2. Por eso es que como bien que es, el valor puede ser visto bajo todos los aspectos del
bien. Como es un bien en relación con una persona y ésta se perfecciona realizándolo, o
bien se alegra ante su existencia, o disfruta su posesión, pero no es el bien absoluto
vemos que se trata de un bien intermedio entre la persona humana y el máximo bien. Los
valores permiten que la persona humana se desarrolle o bien actualice la potencialidad de
su ser, y en este sentido los valores están estrechamente relacionados con la cultura,
pues por cultura entendemos la realización del hombre en todas sus dimensiones. ¿Pero
cuándo el hombre es perfecto? , o para hacer la pregunta más amplia, ¿cuándo algo es
perfecto? Contestamos con Santo Tomás “Decimos que algo es más perfecto cuanto más
en acto está y está más en acto cuanto más es”6 De modo que los valores, cualquiera sea
del que tratemos, al hacer más perfecto a quien lo posee lo hacen más actual, lo hacen
ser más, y esto es así porque el valor es un bien y el bien se convierte con el ente. Esta
es una doctrina capital en Santo Tomás, la del bien como trascendental del ente. Y es
aquí donde entramos en el orden metafísico de los valores. Santo Tomás trata del bien en
muchas de sus obras, pero fundamentalmente voy a citar la Q.D. de Veritate 7, la Suma
Teológica8 y el Comentario a la Ética a Nicómaco9, en los tres lugares hace referencia en
la deducción del trascendental bonum al pasaje de Aristóteles de la Ética.N10, en donde el
Estagirita designa al bien como “lo que todos apetecen”. Leonardo Castellani anota a este
respecto que para una mayor precisión metafísica como la que tienen las palabras griegas
usadas por Aristóteles se debería traducir “bien es donde todo tiende”, o sino como que
“el bien es el término de todo movimiento natural”.11
Santo Tomás mismo hace una aclaración en ese sentido en su Comentario a la Ética en
el lugar citado, en donde explica la definición de Aristóteles en el mismo sentido que
Castellani12. Santo Tomás deduce como trascendental del ente al bonum como una
doctrina auténticamente suya si bien toma como base los principios de Aristóteles. El bien
tiene razón de causa final, porque a él todos tienden y “El mismo tender al bien es
apetecer al bien”13, “Y lo que se apetece tiene razón de fin”14. “Y como nada es bueno sino
en cuanto es cierta semejanza y participación del Sumo Bien, éste es apetecido de alguna
manera en todo bien. Así puede decirse que lo que todos apetecen es algún bien” 15 Esta
es una consideración del bien en tanto causa final que como tal pertenece al orden
dinámico de la realidad, pero el bien puede ser considerado también como fundamento de
la perfección del ente como dice el Angélico Doctor: “...ratio boni, per quam in ens
perfectio fundatur”16 Y en este sentido es como podemos entender al bien en tanto que
valor que comporta un aspecto estático del bien y con esto pasamos al orden de la
especificación, o sea de la causalidad formal, esta forma o perfección que estimamos
amable la aprehendemos como un valor a realizar.
6 Sto. Tomás de Aquino S.Theol.Q.5
7 Sto. Tomás de Aquino Q.D. de Veritate, q.1 a.1
8 Sto. Tomás de Aquino S.Theol, Prima Pars, q.5 a.1 c
9 In Et. N. L1-1
10 Aristóteles, Etica a Nicómaco, L1-1094a
11 Castellani L, Nota al pie de su traducción de la Suma Teológica, Club de Lectores Tomo I, pág. 65, Bs. As.,
1988.
12 Ibidem 8
13 Ibidem 8
14 Ibidem 7, art.4.c.
15 Ibidem 8
16 Ibidem 13
Santo Tomás y los Valores Guillermo Alberto Romero 4
3. Como arriba dije citando al Angélico, nada es bueno, sino en cuanto tiene cierta
semejanza y participación del Sumo Bien, y es así como son los valores, bienes por
participación del Bien por esencia, y en tanto que son percibidos y estimados como tales
por el hombre son bienes intermedios entre la persona humana y la persona divina, se
constituyen como bien a realizar en función de la perfección de la persona, por eso es que
el conjunto de los valores realizados o a realizar constituyen la cultura humana.
Por consiguiente se puede decir que el bien que es objeto de la voluntad se puede
considerar:
a. Según el orden dinámico de la causalidad final: como un fin al que la voluntad tiende.
b. Según el orden estático de la causalidad formal: como un valor o perfección que posee
un objeto. En este sentido sostiene Maritain J. que el valor es el bien formalmente
considerado17
El valor no es sino un bien en cuanto es perfectivo de otros. Puede decirse que así como
el ser es aquello por lo cual el ente es ente y existente, así el valor es aquello por lo cual
lo bueno es bueno y perfectivo.18
El Dr. Casaubon enumera cinco características de los valores que ilustran el tema y lo
ayudan a definir:
§ “El valor trasciende al dato” porque ningún ente que nos es dado en esta vida responde
plenamente al valor ideal que debería encarnar.
§ En el valor se da una relación a la existencia. La captación del valor nos mueve a
ponerlo en existencia, y si ya existe nos gozamos de que exista.
§ Los valores son bipolares, a cada valor corresponde un disvalor, bien y mal, bello y feo,
verdadero y falso. El disvalor no es un valor menor ni una negación del valor: es una
privación del valor que un ente debería poseer.
§ Los valores guardan entre sí una jerarquía de la que hablaremos más adelante.
§ Los diversos órdenes de valores no son homogéneos, por ejemplo el valor verdad no es
homogéneo con el valor salud.
Hasta aquí hemos considerado a los valores en general como bienes intermedios
perfectivos de quien los posee, y que la consecución del bien Divino impone al hombre
para conseguir su propia perfección. El hombre aprehende con su inteligencia y elige
libremente con su voluntad los valores a realizar. Pero hay valores que deben ser
realizados necesariamente como son los valores morales, mientras que otros dependen
de la orientación, naturaleza, aptitudes o de la libre elección de cada hombre.
Valores y participación
Al comienzo del análisis de los valores vimos que nuestra percepción de un valor era
siempre como un bien encarnado en un individuo concreto, y como todo bien es una cierta
perfección que enriquece la existencia de un individuo. Para ver en toda su dimensión la
naturaleza del valor es preciso que lo busquemos separado de su realización concreta,
porque el valor trasciende al dato como dijimos antes, ningún ente que nos es dado
responde plenamente al valor que encarna . El valor tal como lo conocemos en la
existencia cotidiana es un bien participado. Participa de una perfección que en estado
puro nos permite entender todas sus notas distintivas a fin de conocer su esencia.
__________________________
17 Maritain Jacques, Las Nociones Preliminares de la Filosofía Moral Ed. Club de Lectores pag.106
18 Casaubon, J.A,”Nociones Generales de Lógica y Filosofía”, EDUCA, Bs.As, mayo de 1999, pág.386.
Santo Tomás y los Valores Guillermo Alberto Romero 5
4. Un hombre valiente encarna la valentía, así como los hermosos frescos de la Capilla
Sixtina encarnan la belleza, pero ni el hombre es la valentía ni los frescos son la belleza
sino que ambos participan, uno de la valentía , otro de la belleza . Si existiera la valentía
separada sería absoluta y perfecta, lo que sí podemos decir es que en ambos casos se
trata de cosas buenas que participan del Bien por esencia. Santo Tomás tiene como eje
central de toda su metafísica una altísima concepción del ser, en el orden creado el ens ut
habens esse y en Dios el Ipsum Esse o bien el Esse Subsistens. Y el modo más profundo
para arribar a esas nociones es mediante la noción de participación según la cual Dios es
el Ser por esencia y su efecto propio es producir todo el ser, y como tal es el Creador,
todos los demás entes son creados, y por eso tienen el ser por participación. Esta doctrina
fue usada de modo creciente por Tomás hasta ser su argumento casi exclusivo en
escritos de madurez, como el opúsculo de Substancias separadas y la Suma de Teología
cuando habla de la Creación, y cada vez que trata de la composición del ente.
Esta doctrina que se origina en Platón fue expurgada de los errores que éste tenía y
profundizada o metamorfoseada por Santo Tomás en su propia metafísica del ser. Es así
que el Angélico distingue dos tipos de participación19 en el tardío texto de los
Quodlibetales II.2, una participación predicamental o lógica y una participación real o
trascendental. En la participación lógica o predicamental hay perfecciones puras pero
imperfectas, de tal modo que no pueden existir como entes separados, tales como el
hombre o bien el caballo o el león, en tanto esencias universales, pero sí pueden
participar de dichas esencias individuos de esas especies. En el caso del hombre, Juan o
José pueden participar de la esencia hombre, pero la esencia hombre en cuanto tal
siendo real en su contenido, no puede existir de modo universal, en estado de separación.
Se fundan en el principio platónico de la perfección separada, principio que es utilizado
por Santo Tomás en varios lugares de sus obras.
La participación real o trascendental es aquella según la cual el ser por participación
participa del Ser por Esencia, es decir el ente creado del Creador y es el fundamento
profundo de la causalidad del Creador en la creación. Toda creatura tiene el ser por
participación del Ser por Esencia que es Dios, y como tiene el ser por participación es
compuesto de esencia y acto de ser, o sea es un ens ut habens esse. Antes dije que en
Santo Tomás el ente y el bien se convierten, esto es que el bien es una propiedad
trascendental del ente. Ahora bien, todas las perfecciones que podemos concebir como
separadas pero que no pueden existir como separadas son sin embargo bienes, y en
tanto tales participan del Bien por Esencia que es Dios y por consiguiente son creaturas
de Dios y como tales existen, no separadas en el mundo de las ideas como creía Platón,
sino encarnadas en los individuos que sí existen, y según un más y un menos que es el
fundamento real de toda jerarquía.
Esta sería la manera en que podemos pasar de la participación predicamental o lógica a
la participación real o trascendental, porque las perfecciones que sí pueden existir
separadas son los trascendentales del ente, como bueno, verdadero, uno, etc., que se
convierten con el ente creado, quien los recibe por modo de participación en toda la
actualidad de su entidad, y subsisten de modo separado y absoluto en la simplicidad de la
19 Santo Tomás, Quodl., II.q.II, ad 3
Santo Tomás y los Valores Guillermo Alberto Romero 6
5. Esencia Divina. El esse y las perfecciones puras, es decir los trascendentales, son el
punto metafísico de encuentro entre la creatura y el Creador como efecto de la causalidad
divina.20 O también como enseña Gilson21, “el ente antes de descender a las categorías se
difracta en los trascendentales”, y por alguno de ellos podemos ver a toda creatura como
efecto de la causalidad divina, en tanto que todo lo que es es ente, bueno, verdadero, etc.
Volviendo al tema central que hoy nos ocupa, los valores admiten entonces una doble
consideración: en primer lugar como valores separados, formalmente tales que son
perfecciones participadas por los diversos entes según un más y un menos, y de este
modo los conocemos en su misma esencia, éstos no existen separados sino encarnados
como antes dijera. Y en segundo lugar considerados como bienes, y en ese sentido como
bien por participación que es causado por el Bien por Esencia en tanto Primera Causa de
todo lo que es. Esta doble consideración de los valores en tanto perfección en sí misma y
bien por participación es lo que probablemente esté en el origen de la concepción de los
valores por la filosofía moderna como separados del ser y aún del bien.
De lo dicho hasta aquí sacamos dos consecuencias:
1. Que los bienes perfectivos en que consisten los valores son participados por los
diversos entes según un más y un menos, lo que responde a la capacidad de recibir de
cada ente. De modo que a mayor participación de un valor mayor perfección de ese ente
en la especie del valor considerado. Por ejemplo: a mayor contenido de la verdad (valor
verdad) de una ciencia determinada se sigue un más alto lugar jerárquico de esa ciencia
respecto de las otras. Así como el científico que la posea de modo más completo y
perfecto , ocupará un rango mayor entre sus pares.
2. Del mismo modo a mayor participación de un valor en tanto que bien del Bien por
esencia, dicho valor ocupará un valor más alto en la jerarquía de los valores, por tener
una actualidad mayor como propiedad trascendental del ente, y por consiguiente una
dependencia más cercana y estrecha con la bondad y actualidad del mismo Ser
Subsistente en tanto Primera Causa, que es Dios.
Con estas dos consecuencias se puede establecer una jerarquía de valores con
fundamento en la realidad de las cosas que creo se desprende necesariamente de las
nociones metafísicas expuestas.
Siguiendo a Octavio Derisi 22, en orden creciente se pueden considerar a los valores como
sigue:
§ Los valores hedónicos que son los bienes que nos causan dolor o placer; § los valores
útiles o técnicos;
• Los valores vitales como la salud, el bienestar, etc;
• Los valores estéticos;
• Los valores morales tales como la justicia, la templanza, etc;
• Los valores intelectuales como la verdad científica, la verdad filosófica, etc;
• Los valores religiosos.
Por su lado, Juan Casaubon23, siguiendo a De Finance establece una clasificación que no
difiere esencialmente de la propuesta por Monseñor Derisi, y da una jerarquía de los
valores con alguna diferencia como se muestra a continuación, también en forma
creciente:
_____________________________________________________________
20 Sanchez Sorondo Marcelo , La gracia como participación de la Naturaleza divina en Santo Tomás de
Aquino
Buenos Aires, Letran, Salamanca, Universidades Pontificias pág. 138
21 Gilson, E,”El difícil ateísmo”, Ed. Universidad Católica de Chile, septiembre de 1991, pág.69
22 Ibidem 2, pág. 324.
23 Ibidem 16, pág. 387.
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6. • Los valores infrahumanos (no porque no valgan para los hombres sino porque no
valen para él en cuanto es hombre), aquí se ubican los valores de la sensibilidad
como deleitable, doloroso, etc. y los valores biológicos como sano, enfermo, etc.
• Los valores humanos inframorales: o los valores económicos o sea riqueza,
pobreza, caro, barato, etc. o Los valores eudemónicos tales como la prosperidad,
éxito, fracaso;
felicidad, infelicidad, etc. o Los valores noéticos como verdad, falsedad,
conocimiento de la verdad o ignorancia, ciencia, etc. o Los valores estéticos o
artísticos, como la belleza o la fealdad. o Los valores sociales, como orden,
prosperidad social, desorden, miseria social, etc. o Los valores de la voluntad en
tanto su naturaleza psíquica, como energía de carácter, constancia de los
propósitos, debilidad, inconstancia, etc
• Los valores morales que afectan al sujeto en lo más íntimo suyo, en sus actos
libres, en su libertad: el bien y el mal moral, virtudes como la justicia, templanza,
fortaleza, etc.
• Los valores religiosos que se refieren a la relación del sujeto con Dios, tales como
la adoración, veneración, fe, esperanza, caridad, etc.
Más arriba dije que los valores morales son de índole obligatoria e implican un deber ser,
es decir una necesidad que puede ser desobedecida de hecho pero que se manifiesta de
derecho como una exigencia en nuestra conciencia.
Analogía de los valores
El valor es un cierto bien y por eso es que corresponde la analogía en la noción de valor
del mismo modo que al bien . Como vimos al tratar la jerarquía de los valores, estos
presentan modos esencialmente distintos de bondad, pero semejantes entre si, y por lo
mismo les corresponde ser predicados analógicamente, no es lo mismo un valor
inframoral como sería un valor hedónico tal como el placer provocado por una exquisita
comida, que un valor religioso como la virtud teologal de la caridad y sin embargo, siendo
tan distintos, son semejantes porque en los dos casos se realiza un valor y como tal
bueno y perfectible para el que lo realiza, tal vez con otro ejemplo se vea con mas
claridad , el dolor que nos provoca una determinada enfermedad puede ser tolerado con
paciencia y entereza como un sacrificio ofrecido a Dios por nuestros pecados, y de ese
modo un acto que materialmente correspondería a un disvalor de orden hedónico, se
transforma en un acto formalmente de caridad, que pertenece al orden de los valores
religiosos.
Antes dije que los valores pertenecen mas bien al orden estático de la causalidad formal,
pero en los bienes se encuentra una doble consideración , porque lo bueno puede ser
definido como lo perfectivo, en tanto el bien es el fundamento de la perfección del ente, y
también como lo apetecible que tiene razón de causa final. En el caso de los valores lo
perfectivo parece ser lo mas propio de ellos pues dice una relación a la forma mas que al
fin no obstante lo cual tienen un orden a la existencia como arriba dije porque una vez
percibidos nos mueven a realizarlos y en ese sentido se comportan como fines y se
pondría el acento en lo apetecible , en los dos casos se ve en ellos un orden de prioridad
y posterioridad, como dice Tomás respecto del bien, por eso es que se trata de una
analogía de atribución intrínseca con un primer analogado que son los valores morales en
el primer caso, incluyo en éstos a los valores religiosos porque son los que más
propiamente realizan la vida moral de los hombres, y los que tienen una relación mas
próxima con el Último Fin que es Dios. Y los analogados secundarios son los otros
órdenes de valores. En el segundo caso que se funda en lo que tienen de apetecibles los
7. valores en tanto que bienes, el primer analogado es el fin y los analogados secundarios
los medios que a él conducen.
Para mostrar las razones que tengo para sostener esto, hemos de entender que los
valores morales tienen una relación más directa con lo perfectible de la persona misma
que es por un lado lo más propio de un valor, el ser perfectible de la persona.
En el orden de los valores encontramos también los valores físicos, y los valores de la
persona humana inframorales , que se ordenan a los valores morales, como los medios al
fin. Porque la persona es la portadora del valor moral, que es el bien que la hace buena,
es un fin , no un medio, mientras los otros bienes son medios , medios en orden a las
personas, medios respecto del valor moral .
Por eso es que en los valores en tanto que son bienes son analógicos en su noción, con
analogía de atribución intrínseca en donde el primer analogado son los valores morales
incluyendo en estos a los valores religiosos, que son los que guardan una relación más
íntima con el Ultimo Fin que es el Bien por esencia, y por eso son más propiamente
primer analogado , y los otros valores analogados secundarios según el orden de la
jerarquía expuesta, que depende de los grados de participación y por lo mismo de
semejanza.
Por: Guillermo Alberto Romero