1. Cuaresma - A
2014
Se hizo
pobre para
enriquecernos
con su
pobreza
(cfr. 2 Cor 8, 9)
Acción Católica General
● ●
Alfonso XI, 4 5º
28014 Madrid
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2. MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO
PARA LA CUARESMA 2014
Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza
(cfr. 2 Cor 8, 9)
Queridos hermanos y hermanas:
Con ocasión de la Cuaresma os propongo algunas
reflexiones, a fin de que os sirvan para el camino
personal y comunitario de conversión. Comienzo
recordando las palabras de San Pablo: «Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el
cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para
enriqueceros con su pobreza» (2 Cor 8, 9). El Apóstol se dirige a los cristianos de Corinto para alentarlos a ser generosos y ayudar a los fieles de Jerusalén que pasan necesidad. ¿Qué nos dicen, a
los cristianos de hoy, estas palabras de San Pablo?
¿Qué nos dice hoy, a nosotros, la invitación a la
pobreza, a una vida pobre en sentido evangélico?
La gracia de Cristo
Ante todo, nos dicen cuál es el estilo de Dios. Dios
no se revela mediante el poder y la riqueza del
mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza:
«Siendo rico, se hizo pobre por vosotros…». Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder
y gloria, se hizo pobre; descendió en medio de
nosotros, se acercó a cada uno de nosotros; se
desnudó, se "vació", para ser en todo semejante a
nosotros (cfr. Flp 2, 7; Heb 4, 15). ¡Qué gran misterio
la encarnación de Dios! La razón de todo esto es
el amor divino, un amor que es gracia, generosidad, deseo de proximidad, y que no duda en darse
y sacrificarse por las criaturas a las que ama.
La caridad, el amor es compartir en todo la suerte
del amado. El amor nos hace semejantes, crea
igualdad, derriba los muros y las distancias. Y Dios
hizo esto con nosotros. Jesús, en efecto, «trabajó
con manos de hombre, pensó con inteligencia de
hombre, obró con voluntad de hombre, amó con
corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se
hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo
semejante a nosotros excepto en el pecado» (Conc.
Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, 22).
La finalidad de Jesús al hacerse pobre no es la pobreza en sí misma, sino —dice San Pablo—
«...para enriqueceros con su pobreza». No se trata de un juego de palabras ni de una expresión
para causar sensación. Al contrario, es una síntesis de la lógica de Dios, la lógica del amor, la lógica de la Encarnación y la Cruz. Dios no hizo caer
sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la
limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo con aparente piedad filantrópica.
¡El amor de Cristo no es esto! Cuando Jesús entra
en las aguas del Jordán y se hace bautizar por
Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de
la gente, necesitada de perdón, entre nosotros,
pecadores, y cargar con el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria.
Nos sorprende que el Apóstol diga que fuimos liberados no por medio de la riqueza de Cristo, sino
por medio de su pobreza. Y, sin embargo, San Pablo conoce bien la «riqueza insondable de Cristo» (Ef 3, 8), «heredero de todo» (Heb 1, 2).
¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos
libera y nos enriquece? Es precisamente su modo
de amarnos, de estar cerca de nosotros, como el
buen samaritano que se acerca a ese hombre que
todos habían abandonado medio muerto al borde
del camino (cfr. Lc 10, 25ss). Lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y verdadera felicidad es su amor lleno de compasión, de ternura,
que quiere compartir con nosotros.
La pobreza de Cristo que nos enriquece consiste
en el hecho que se hizo carne, cargó con nuestras
debilidades y nuestros pecados, comunicándonos
la misericordia infinita de Dios. La pobreza de
Cristo es la mayor riqueza: la riqueza de Jesús es
su confianza ilimitada en Dios Padre, es encomendarse a Él en todo momento, buscando siempre y
solamente su voluntad y su gloria. Es rico como lo
es un niño que se siente amado por sus padres y
los ama, sin dudar ni un instante de su amor y su
ternura.
La riqueza de Jesús radica en el hecho de ser el
Hijo, su relación única con el Padre es la prerrogativa soberana de este Mesías pobre. Cuando Jesús
nos invita a tomar su "yugo llevadero", nos invita
a enriquecernos con esta "rica pobreza" y "pobre
riqueza" suyas, a compartir con Él su espíritu filial
y fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el Hermano Primogénito (cfr Rom 8, 29).
Se ha dicho que la única verdadera tristeza es no
ser santos (L. Bloy); podríamos decir también que
hay una única verdadera miseria: no vivir como
hijos de Dios y hermanos de Cristo.
Nuestro testimonio
Podríamos pensar que este "camino" de la pobreza
fue el de Jesús, mientras que nosotros, que venimos después de Él, podemos salvar el mundo con
los medios humanos adecuados. No es así. En toda época y en todo lugar, Dios sigue salvando a
los hombres y salvando el mundo mediante la pobreza de Cristo, el cual se hace pobre en los Sacramentos, en la Palabra y en su Iglesia, que es
un pueblo de pobres. La riqueza de Dios no puede
pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y
solamente a través de nuestra pobreza, personal y
comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo.
A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria
no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza.
Podemos distinguir tres tipos de miseria: la miseria
material, la miseria moral y la miseria espiritual.
La miseria material es la que habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana: privados de sus derechos fundamentales y de los
bienes de primera necesidad como la comida, el
agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad de desarrollo y de crecimiento cultural.
Frente a esta miseria la Iglesia ofrece su servicio,
su diakonia, para responder a las necesidades y
curar estas heridas que desfiguran el rostro de la
humanidad.
En los pobres y en los últimos vemos el rostro de
Cristo; amando y ayudando a los pobres amamos
●2●
4. Bienaventuranzas de la Cuaresma
Felices quienes recorren el camino cuaresmal
con una sonrisa en el rostro y sienten cómo brota de su corazón
un sentimiento de alegría incontenible.
Felices quienes durante el tiempo de Cuaresma,
y en su vida diaria, practican el ayuno del consumismo,
de los programas basura de la televisión,
de las críticas, de la indiferencia.
Felices quienes intentan en la cotidianidad
ir suavizando su corazón de piedra,
para dar paso a la sensibilidad, la ternura, la compasión,
la indignación teñida de propuestas.
Felices quienes creen que el perdón, en todos los ámbitos,
es uno de los ejes centrales en la puesta en práctica
del Evangelio de Jesús, para conseguir un mundo reconciliado.
Felices quienes se aíslan de tanto ruido e información vertiginosa,
y hacen un espacio en el desierto de su corazón
para que el silencio se transforme en soledad sonora.
Felices quienes recuerdan la promesa de su buen Padre y Madre Dios,
quienes renuevan a cada momento su alianza de cercanía
y presencia alentadora hacia todo el género humano.
Felices quienes cierran la puerta a los agoreros,
a la tristeza y al desencanto,
y abren todas las ventanas de su casa al sol de la ilusión,
del encanto, de la belleza, de la solidaridad.
Felices quienes emplean sus manos, su mente, sus pies
en el servicio gozoso de los demás,
quienes más allá de todas las crisis, mantienen,
ofrecen y practican la esperanza de la resurrección
a todos los desvalidos, marginados y oprimidos del mundo.
Entonces sí que habrá brotado la flor de la Pascua
al final de un gozoso sendero cuaresmal.
(Miguel Ángel Mesa)
●4●
5. I Domingo de Cuaresma - A
●
●
Génesis 2, 7-9; 3, 1-7 ● “Creación y pecado de los primeros padres”
● Salmo 50 ● ”Misericordia, Señor, hemos pecado”
Romanos 5, 12-19 ● “Si creció el pecado, más abundante fue la gracia”
● Mateo 4, 1-11 ● “Jesús ayuna cuarenta días y es tentado”
● Ruego/rogamos para pedir el don del contemplar el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesús y,
así poder seguirlo mejor.
● Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado.
● Leo/leemos el texto.
● Después contemplo y subrayo.
Mt 4, 1-11
1
Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para ser
tentado por el diablo. 2 Y después de haber ayunado
cuarenta días y cuarenta noches, al final tuvo hambre. 3 El tentador se acercó y le dijo: «Si eres hijo
de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». 4 Pero él respondió: «Está escrito: No sólo de
pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale
de la boca de Dios». 5 Luego el diablo lo llevó a la
ciudad santa, lo subió al alero del templo y 6 le dijo: «Si eres hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: Ordenará a sus ángeles que cuiden de ti, que te lleven en las manos para que
no tropiece tu pie con ninguna piedra». 7 Jesús le dijo: «También está escrito: No tentarás al
Señor tu Dios». 8 De nuevo el diablo lo llevó a un monte muy alto, le mostró todos los reinos
del mundo y su esplendor, 9 y le dijo: «Todo esto te daré si te pones de rodillas y me adoras».
10
Jesús le dijo: «Retírate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo
servirás». 11 Entonces el diablo lo dejó, y los ángeles llegaron y se pusieron a servirle.
Tomemos conciencia de la presencia del Espíritu en nuestras vidas. Con la compañía del Espíritu Jesús
es fiel al proyecto de Dios Padre. El Espíritu nos acompaña y hace descubrir el misterio de la persona de
Jesús.
●Contemplemos esta dimensión de la vida de Jesús: Jesús es tentado pero vence a las tentaciones. Tentaciones que duraron en el tiempo y que supo rechazar.
¿Qué es lo que me revela este texto de la persona de Jesús? ¿Qué me enseña Jesús?
¿Cuáles son las tentaciones que experimento y cómo reacciono?
¿Cuales son las tentaciones del mundo de ahora y cómo se enfrenta a ellas?
● A lo largo de la cuaresma seguro que Dios me invitará a que se produzca en mi vida alguna conversión.
¿A qué quiere Dios que me convierta para poder realizar su proyecto, para seguir los pasos de Jesús?
● Llamadas.
Diálogo con el Señor. Le doy gracias porque él me ayuda a no caer en la tentación, le pido
perdón de tantas veces que caigo en la tentación… Le pido ayuda para nuestras comunidades
y grupos para que sepamos resistir a las tentaciones…
●5●
6. NOTAS PARA SITUAR ESTE EVANGELIO
● Observamos la presencia, la compañía del Espíritu en la vida de Jesús. No ha comenzado Jesús
su vida pública y los evangelistas nos lo presentan
enfrentado con el maligno acompañado de la presencia del Espíritu. Ese mismo Espíritu continúa
actuando en la Iglesia y en cada uno de nosotros.
Es el Espíritu que bajó sobre Jesús en el momento
del bautismo quien le conduce a lo largo de su
vida, es ese mismo Espíritu el que nos acompañará a durante toda la cuaresma y quien nos estimulará a convertirnos.
● Jesús fue tentado por el maligno para que renunciase a su condición de Hijo obediente de Dios
proponiéndole un mesianismo triunfante, espectacular. Parece como si Jesús, antes de presentarse
ante el mundo para realizar la misión que Dios le
había encomendado, calibrase con qué medios,
con qué estilo iba a realizar la misión del enviado
del Padre.
● Al final de un largo ayuno el tentador le propone
a Jesús: “di que estas piedras se conviertan en
pan”. Tal vez como diciéndole en tu proyecto, en
tu plan de actuación trata de buscar beneficio propio, aprovéchate. Jesús es consciente de que lo
fundamental es la voluntad de Dios Padre “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios”. Es la primera tentación.
● En un segundo momento Jesús es tentado para
que deslumbre al personal, para que seduzca, para que realice gestos extraordinarios: “Si eres Hijo
de Dios tírate abajo…los ángeles te sostendrán”
Pero Jesús opta por la sencillez, por la humildad,
por ser uno más. Así vivió desde el principio de su
vida. Más aún cuando lo quieren aplaudir y honorar se esconde, desaparece y a los que cura les
dice “no se lo digáis a nadie”. El nos propone como criterio a tener en cuenta en nuestra forma de
actuar la discreción: “cuando des limosna, que no
sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha”.
● Por último el tentador le ofrece a Jesús el “oro y
el moro”. ¿Aceptará Jesús a asumir un mesianismo político? ¿Se dejará acaparar por el poder por
el tener…?. Su pretensión no es otra que realizar
el proyecto del Padre, servir a Dios y entregarse a
su proyecto por el camino del servicio y de la donación total hasta derramar su última gota. Toda
la vida de Jesús es un cheque en blanco a lo que
Dios disponga de él. Jesús se fía absolutamente
de Dios Padre, aunque en ese camino tenga que
pasar por el rechazo e incluso por el gran suplicio
de la cruz.
● Jesús experimentó la tentación pero se mantuvo
fiel a su condición de Hijo y cumplió fielmente la
misión que Dios Padre le había encomendado
● Jesús es tentado, nosotros somos tentados. El
venció al tentador, nosotros con frecuencia sucumbimos a la tentación.
“Jesús es llevado por el Espíritu
para ser tentado por el diablo”
Señor Jesús, estamos comenzando el tiempo de cuaresma,
camino para la Pascua, en la que celebraremos tu victoria
sobre la muerte y el pecado.
Es el hecho más importante y trascendental
para la historia de la humanidad.
Tú, Señor Jesús, venciste a la muerte y al mal, al pecado
que tantos estragos causa en nuestro mundo.
Con tu victoria apareció una ventana de luz limpia,
un mundo nuevo comenzó.
En este domingo de cuaresma la Iglesia nos recuerda que
Tú, Señor Jesús, fuiste llevado al desierto por el Espíritu.
Allí, y a lo largo de toda tu vida, muchas veces
fuiste tentado. Pero… pero…el tentador fracasó,
el tentador no pudo contigo, venciste todas las tentaciones.
Gracias Jesús porque supiste resistir, vencer.
Tres tentaciones tuyas nos presenta hoy el Evangelio.
Tentaciones, todas ellas,
en torno a la manera de entender tu mesianismo.
Era el comienzo de tu vida pública
y fuiste tentado sobre tu manera de realizar
la obra del Padre. Tentaciones que perduraron
a lo largo de tu vida en este mundo.
Esta cuaresma, como cada día,
seguro que para nosotros será un tiempo de prueba
en el que tendremos la oportunidad
de mostrar nuestra fidelidad a tu seguimiento.
Como en tu caso, Señor Jesús, no puedo dejar de pensar
que también el Espíritu nos acompaña y nos hace fuertes
para no caer en la tentación.
El Espíritu, el abogado, nos acompaña
¿Por qué no recurrimos a Él con más frecuencia?
Yo, también, Señor Jesús, soy tentado y muchas veces.
¿Cuáles son mis tentaciones?:Tengo pereza, impaciencia,
y mucha rutina. A veces me veo envuelto en la crítica,
a lo mejor por envidias. Veo que el desánimo me rodea
y que la tibieza y el egoísmo están al acecho.
Tal vez en ocasiones pretendo aparentar
y me dejo llevar por la ley del mínimo esfuerzo.
Noto que en ocasiones digo y propongo lo que no hago.
No soy coherente.
Experimento que me falta fe en la Iglesia.
Me cuesta salir, ir al encuentro, buscar, estoy encerrado .
A veces soy cobarde para interpelar
y anunciarte a Ti y a tu mensaje.
Hay, en ocasiones, desorden en mi vida,
podría hacer más de lo que hago.
Podría vivir más como hijo de Dios Padre
y hermano de todos. etc. etc.
Señor Jesús, somos tentados a diario
para dejar tu proyecto y seguir otro camino.
Pasamos a diario por la misma experiencia tuya.
Lo que sucede es que nosotros,
en ocasiones, caemos en la tentación
mientras que Tú permaneciste siempre fiel.
Tú, Señor Jesús, bien sabías nuestra condición.
Por eso nos dices que le pidamos a Dios con frecuencia:
“no nos dejes caer en la tentación” y añades “ y líbranos de mal”
Perdón, Señor Jesús, de todas mis caídas.
Perdón de todas las caídas de la humanidad.
Ayúdanos, Señor Jesús, a no caer en la tentación.
Ayuda a todos, especialmente,
a los que se ven más débiles,
Gracias, Señor Jesús,
de todas las veces que con tu ayuda
he resistido a la tentación y me he unido a tu victoria.
●6●
7. ”
omo Dios
“Vivir c
VER - JUZGAR – ACTUAR
VER:
U
na persona me dijo que jugaba a uno de los
múltiples sorteos de loterías y apuestas porque
quería “vivir como Dios”. Con esto quería indicar que
esperaba vivir sin preocupaciones económicas, pudiendo tener todo lo que se le antojase, sin tener
que rendir cuentas a nada ni a nadie. Detrás de esta
actitud se esconde un deseo de endiosamiento, es
decir, de aspirar no sólo a vivir, sino a “ser como
Dios”, a estar por encima de los demás, a que nada
ni nadie nos pueda determinar o coartar. Aunque
explícitamente no se sepa, se vive según los principios que Nietzsche apuntaba en sus obras: ¿Qué es
bueno? Todo lo que eleva el sentimiento de poder, la
voluntad de poder, el poder mismo en el hombre (El
Anticristo, 2). Deseamos incluso borrar a Dios de
nuestra vida, porque, como decía Nietzsche en otra
obra suya: ¿Cómo soportaría yo el no ser Dios? (Así
habló Zaratustra, En las islas afortunadas)
JUZGAR:
exageradas esas
nos detenemos pensar, en nosotros
Q uizá nos parezcan Es lo que reflejan expresiones, pero sihemos escuchadoaen el Evangelio, y queestá
latente ese deseo.
las tentaciones que
Je-
sús, como verdadero hombre, sufrió también: ser “la estrella”, el protagonista que hace cosas espectaculares, pero sin contar con Dios (di que estas piedras se conviertan en panes); o pretender manipular a
Dios para que justifique la propia voluntad o que respalde nuestro interés particular (tírate abajo, porque
está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti…”); o a tener otras prioridades o “dioses” en
nuestra vida, eliminando a Dios o renunciando a darle el lugar que le corresponde (Todo esto te daré si
te postras y me adoras). Pero Jesús, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado, sabe cómo
vencer la tentación, para que de verdad “vivamos como Dios”. Por eso Él pasa por las tentaciones y las
vence, para que no nos desanimemos en nuestras tentaciones, sino que aprendamos de Él a superarlas.
La primera tentación se vence reconociendo nuestras capacidades y limitaciones y dejando espacio en
nuestra vida a Dios, para que su Palabra nos indique el modo correcto de nuestro actuar, (No sólo de
pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios) de modo que se pueda percibir la
acción de Dios a través de nuestro compromiso transformador, que es Él quien nos guía.
La segunda tentación se puede vencer con la formación: en ella vamos conociendo a Dios, y vamos
aprendiendo a desarrollar su plan de salvación, cumpliendo su voluntad y no la nuestra (No tentarás al
Señor, tu Dios), asumiendo su estilo: ser levadura en la masa, semilla del Reino.
La tercera tentación se supera con la oración, porque en el diálogo con Dios vamos entendiendo que darle el lugar que le corresponde (Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto) no anula al ser humano, como pensaba Nietzsche, sino que nos hace vivir con la mayor dignidad, porque nos sabemos y
sentimos verdaderos hijos suyos, destinados a vivir y reinar con Él.
ACTUAR:
C
uando hablamos de “tentaciones”, normalmente pensamos sobre todo en un tipo. Pero la tentación
fundamental es la de endiosarnos, “vivir como Dios”, o endiosar a otros u otras realidades, eliminando a Dios, como decía Nietzsche: ¿deseo en algún momento “ser como Dios”, estar por encima de los
demás, ser “yo” quien decida lo que está bien y mal en mi vida? ¿Quiero figurar, tengo afán de protagonismo? ¿Pretendo que Dios haga mi voluntad, incluso que la justifique? ¿A qué “dioses” rindo adoración,
dedicándoles más tiempo y dándoles más importancia que a Dios?
La lectura reflexionada de la Palabra, la formación y la oración individual son las herramientas que debemos aprender a utilizar para luchar contra la tentación de sustituir a Dios. En la Eucaristía nos encontramos con el mismo Jesús, que se pone a nuestro lado para darnos su ejemplo y enseñarnos cómo debemos utilizar estas herramientas en nuestra vida cotidiana, para que no nos sintamos “desnudos”, indefensos ante la tentación y caigamos en ella, sino que, como Él y con Él, sepamos vencerla dando a Dios
el lugar que le corresponde en nuestra vida, sabiendo que cumplir su voluntad no supone esclavitud,
sino auténtica libertad como hijas e hijos suyos.
●7●
8. II Domingo de Cuaresma - A
●
Salmo 197 ●
●
Génesis 12, 1-4a ● “Vocación de Abrahán, padre del pueblo de Dios”
”Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de Ti ”
● 2 Timoteo 1, 8b-10 ● “Dios nos llama y nos ilumina”
● Mateo 17, 1-9 ● “Su rostro resplandecía como el sol”
● Ruego/rogamos para pedir el don del contemplar el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesús y,
así poder seguirlo mejor.
● Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado.
● Leo/leemos el texto.
● Después contemplo y subrayo.
Mt 17, 1-9
1
Seis días después Jesús tomó consigo a Pedro, a
Santiago y a Juan, su hermano, y los llevó a un
monte alto a solas. 2 Y se transfiguró ante ellos.
Su rostro brilló como el sol y sus vestiduras se
volvieron blancas como la luz. 3 Y se le aparecieron Moisés y Elías hablando con él. 4 Pedro tomó
la palabra y dijo a Jesús: «Señor, qué bien se está
aquí. Si quieres, hago aquí tres tiendas: una para
ti, otra para Moisés y otra para Elías». 5 Aún estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió, y una voz desde la nube dijo: «Éste es mi hijo amado, mi predilecto, escuchadlo». 6 Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces,
aterrados de miedo. 7 Jesús se acercó, los tocó y les dijo: «Levantaos y no tengáis
miedo». 8 Alzaron ellos sus ojos y no vieron a nadie, sino sólo a Jesús. 9 Y mientras
bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie esta visión hasta que el
hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos».
Aunque el espacio de esta columna sea reducido, esta es la parte más importante. Es cosa de cada uno:
ponernos a la escucha de lo que Dios quiere decirnos, conocer su proyecto, conocer a Jesús, seguirle y
así darlo a conocer.
● Me fijo en la escena, en lo que sucede, contemplo la transfiguración, escucho la voz del cielo. Jesús es
el centro de la escena.
¿Qué es lo que Dios Padre quiere decirme? ¿Qué es lo que desea que descubra?
¿Qué es lo que este texto me hace descubrir de la persona de Jesús?
● A partir de la escena.
¿qué es lo que quiero decirle a Jesús, a Dios?
¿Qué transformación espera Dios de mí y de la sociedad en la que vivo?
● Llamadas.
Hablo con Dios de lo que hemos orado.
●8●
9. NOTAS PARA SITUAR ESTE EVANGELIO
Subiste, Señor Jesús, a la montaña
con Pedro, Santiago y Juan
para darte a conocer mejor
y fortificar así la fe de los Apóstoles en tu persona,
una vez que les anunciaste tu pasión y resurrección.
Tus Apóstoles sabían de tu humanidad,
habían recorrido contigo los caminos de Palestina,
habían comido muchos días contigo,
te habían escuchado innumerables historias…
y Tú ahora les muestras también tu divinidad:
Te transfiguraste delante de ellos
“sus vestidos se volvieron blancos como la luz”
Todo esto sucede en la montaña.
¿Dónde está mi montaña?
¿Dónde está nuestra montaña?
Mi montaña está sobre todo en la Eucaristía de cada
día, allí, Tú también, te trasfiguras: el pan se convierte
en tu Cuerpo y escuchamos tu Palabra…
Mi montaña está en los Sacramentos
y en todos los momentos de oración
Mi montaña está también al final de la jornada
cuando le hago presente a Dios Padre los encuentros
del día y cuando me acerco al Evangelio
del día siguiente para que tu Palabra me arrope a lo
largo de la noche.
Mi montaña está en la reunión de grupo
de cada semana. Mi montaña está…
Pedro, Señor Jesús,
te dice de quedaros para siempre en la montaña,
lejos de los llantos, los gritos y los jolgorios…
de las gente del mundo.
Pero Tú has salido del seno del Padre
para encarnarte, para estar en el mundo,
para ser luz del mundo y levadura en la masa.
Por eso bajas con los Apóstoles de nuevo a la vida
que es de tantos colores como el arco iris.
Bajaste para tocar de nuevo a los leprosos,
para seguir anunciando la llegada del reino,
para conmoverte
ante los que difícilmente soportaban tanto sufrimiento.
Tú bajaste para alegrarte de todo lo bueno,
aunque fuese pequeño,
que surge en tu entorno.
Señor Jesús,
que busque y procure esos tiempos de “montaña”
para escuchar lo que Dios Padre quiera decirme.
Va muy bien trabajar por transformar nuestras realidades cotidianas y tratar de acomodarlas a tu proyecto
Que en la vida te encuentre, Señor Jesús,
y en la “montaña” también.
Que en la vida sea lo que he descubierto
Se transfiguró delante de ellos
en la “montaña”.
Señor Jesús, hoy el Evangelio me muestra
Que tanto la vida como la montaña sean espacios,
un encuentro trascendente que tuviste con Dios Padre.
momentos de realización de tu Reino.
Por una vez en tu vida te transfiguraste.
Señor Jesús, que sepamos transformar este mundo
Por una vez en tu vida les descubriste
según tu proyecto
algo más de lo que sus ojos veían.
● Este relato de la transfiguración está situado en
el Evangelio de Mateo después de la confesión de
Pedro en la que le dice a Jesús que Él es el Mesías
y a continuación del anuncio que Jesús hace de su
muerte y resurrección.
● Jesús sube a la montaña como el nuevo Moisés
para estar con Dios, escucharle y hablarle.
● ¿Qué quiso Jesús transmitirles con su transfiguración? ¿No fue una forma de asegurar su fe, a pesar del final trágico por el que tenía que pasar que
venía de anunciarles? Antes de que los enemigos
de Jesús, en la pasión y muerte, desfiguren su rostro, Dios Padre le transfigura, muestra su gloria
última y definitiva.
● ¿No nos estará Dios diciendo con este hecho de
la transfiguración al principio de la cuaresma el deseo de Dios Padre de que también nosotros nos
transfiguremos, nos asemejemos cada día más a la
imagen de Jesús, el Hijo de Dios? Por medio del
bautismo ya hemos estado transfigurados y lo seremos más todavía después de nuestra muerte.
● ¿No querrá decirnos también la transfiguración
de Jesús que estamos llamados a trabajar por
transfigurar nuestro mundo, y hacerlo lo más parecido posible a lo que Dios quiere?
● Los Apóstoles conocían el rostro humano de Jesús, ahora con la transfiguración Jesús les muestra
su naturaleza divina. Jesús además de ser hombre
es Dios, es la presencia de Dios entre nosotros.
● No podemos quedarnos solo en el rostro humano
de Jesús estamos llamados también a reconocer su
naturaleza divina.
● Este relato tiene muchas semejanzas con la narración del bautismo. Se trata de dos momentos
que nos muestran la identidad de Jesús: Jesús es
el Hijo de Dios.
● La voz del cielo nos invita a escucharlo:
“escuchadlo”.
● ¿No sería este todo un programa bien concreto y
amplio para llevar a la practica a lo largo de la cuaresma?. Leer cada día el Evangelio del día, escuchar a Jesús todos los días y poner en práctica lo
que nos vaya diciendo para poder imitarlo, para ir,
también nosotros, transfigurándonos a su imagen,
buen plan de cuaresma.
● “No temáis” les dice Jesús a los Apóstoles. Es el
temblor ante lo sagrado, ante el misterio de Jesús.
Jesús no quiere que le teman sino que le amen y
que le sigan. Esto vale también para nosotros.
● No se quedan en la montaña como pretendía Pedro: “¡Señor! qué hermoso es estar aquí hagamos
tres chozas…”.Con Jesús los Apóstoles están invitados a bajar de la montaña, a volver a la vida, a
implicarse en los quehaceres del momento, a trabajar por transformar nuestras personas, y mejorar nuestro mundo según el plan de Dios
●9●
10. VER - JUZGAR – ACTUAR
s”
momento
“Sólo
VER:
U
na de las características de nuestra sociedad es la
fragmentación del tiempo. Parece que la vida está
hecha sólo a base de “momentos”: se soporta la semana
laboral como se puede pensando solamente en pasarlo
bien en el fin de semana, mientras que el día a día se vive como una carga, algo que hay que pasar hasta que
llega de nuevo el ansiado fin de semana, o las vacaciones, y luego, la vuelta a la “oscuridad” de la rutina, a la
gris cotidianidad, de un modo tan negativo que incluso
provoca lo que se ha dado en llamar “síndrome postvacacional”. Parece que sólo valoramos esos momentos puntuales, y que el resto del tiempo no merece la pena. Sólo
cabe desear que vuelva a llegar pronto el próximo fin de
semana o vacaciones.
JUZGAR:
la
parte de
vida es “rutina”, para
vida no quede fragmentada,
P ero puesto quetodamayormomentosnuestramomentos importantes que la la más rutinariamás allá, que
insatisfecha más allá de
puntuales, nos hace falta una esperanza que vaya
motive e ilumine
nuestra vida, tanto los
como
cotidianidad,
incluso los momentos más difíciles. Por eso Jesús hoy se transfigura ante sus discípulos; lo que parecía
“una excursión” de los amigos para pasar un buen día (Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su
hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta) es en realidad una experiencia de fe, una manifestación de Dios, que lo primero que transmite es paz y bienestar (Señor, ¡qué hermoso es estar
aquí!)., pero no para que nos aislemos o alejemos de la vida cotidiana (Si quieres haré tres chozas), sino
todo lo contrario, para llevarla con nosotros cuando “bajemos de la montaña” y poderla transmitir a
otros.
El Padre hace oír su voz (Éste es mi Hijo, el amado… Escuchadlo), y nos dirige hacia Jesús, el rostro humano de Dios. Con Él podemos descubrir las “experiencias de Tabor” que va poniendo a lo largo de
nuestra vida: es verdad que son “sólo momentos”, pero momentos muy personales y especiales de encuentro con Dios, que debemos como María “conservar y meditar en nuestro corazón”, para que mantengamos la esperanza y nos ayuden a vivir nuestra vida en todo momento, en lo rutinario y en lo extraordinario, como un caminar continuo, sin fragmentaciones, hacia Dios, sabiéndonos acompañados por Jesús, el Hijo amado.
Y un momento privilegiado de “Tabor” es la celebración de la Eucaristía. El Papa Francisco lo dijo así (10II-14, homilía en Santa Marta): La celebración litúrgica no es un acto social, un buen acto social;
no es una reunión de los creyentes para rezar juntos. Es otra cosa. En la liturgia, Dios está
presente (…) Dios se acerca y está con nosotros, y nosotros participamos en el misterio de la
Redención (…) lamentablemente muchas veces miramos el reloj en Misa, "contamos los minutos"… no es la actitud propia que nos pide la liturgia: la liturgia es tiempo de Dios y espacio
de Dios, y nosotros debemos meternos ahí, en el tiempo de Dios, en el espacio de Dios y no
mirar el reloj.”
ACTUAR:
de Tabor”
pero
“sólo momentos”. Son
vitaL as “experienciashacenDios, no son muchas, en losno son trabajos del Evangelio,loexperienciascomo
les de fe, que
que nos decidamos a “salir de nuestra tierra”, de
conocido,
Abrahán, y fiándonos de
tomemos parte
duros
según las fuerzas
que Dios te dé, porque hemos descubierto el sentido a nuestro actuar. ¿Qué “experiencias de Tabor” he vivido? ¿Qué recuerdo o huella me han dejado? ¿Vivo la Eucaristía como el tiempo y el espacio de Dios, como verdadero encuentro personal con Él?
Meditemos hoy la transfiguración de Jesús, recordemos los “momentos de Tabor” que hemos experimentado, y pidámosle que sepamos tenerlos presente para vivir con esperanza cada día, lo bueno
y lo malo, lo ordinario y lo extraordinario, pero en todo momento fiándonos de Él, porque a pesar
de las dificultades y cruces, sabemos que Él es nuestra esperanza, y que se nos entrega totalmente,
hasta la cruz, como prueba de su amor.
● 10 ●
11. III Domingo de Cuaresma - A
●
●
Éxodo 17, 3-7 ● “Danos agua de beber”
● Salmo 94 ● ”Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón»”
Romanos 5, 1-2.5-8 ● “El amor ha sido derramado en nosotros con el Espíritu que se nos ha
dado”
● Juan 4, 5-42 ● “Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna”
● Ruego/rogamos para pedir el don del contemplar el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesús y,
así poder seguirlo mejor.
● Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado.
● Leo/leemos el texto.
● Después contemplo y subrayo.
Juan 4, 5-42
5
En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar,
cerca del campo que dio Jacob a su hijo José: 6 allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al
manantial. Era alrededor del mediodía. 7 Llega una mujer de Samaria
a sacar agua, y Jesús le dice: - Dame de beber. 8 (Sus discípulos se
habían ido al pueblo a comprar comida.) 9 La samaritana le dice: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?
(Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) 10 Jesús le contestó: - Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva. 11 La mujer le dice: - Señor,
si no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?;
12
¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados? 13
Jesús le contesta: - El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; 14 pero el que beba del agua que yo le daré
nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la
vida eterna. 15 La mujer le dice: - Señor, dame ese agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla.
16
[Él le dice: - Anda, llama a tu marido y vuelve. 17 La mujer le contesta: - No tengo marido. Jesús le dice: Tienes razón, que no tienes marido: 18 has tenido ya cinco y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la
verdad. 19 La mujer le dice:] - Señor, veo que tú eres un profeta. 20 Nuestros padres dieron culto en este monte,
y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén. 21 Jesús le dice: - Créeme, mujer: se
acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. 22 Vosotros dais culto a uno que no
conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. 23 Pero se acerca
la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque
el Padre desea que le den culto así. 24 Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad. 25 La mujer le dice: - Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga él nos lo dirá todo. 26 Jesús le
dice: - Soy yo: el que habla contigo. 27 [En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: «¿Qué le preguntas o de qué le hablas?». 28 La mujer, entonces,
dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente: 29 - Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he
hecho: ¿será éste el Mesías? 30 Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él. 31 Mientras tanto
sus discípulos le insistían: - Maestro, come. 32 Él les dijo: - Yo tengo por comida un alimento que vosotros no
conocéis. 33 Los discípulos comentaban entre ellos: - ¿Le habrá traído alguien de comer? 34 Jesús les dijo: - Mi
alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. 35 ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya
dorados para la siega; 36 el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así se
alegran lo mismo sembrador y segador. 37 Con todo, tiene razón el proverbio: «Uno siembra y otro siega». 38
Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron y vosotros recogéis el fruto de sus sudores.] 39 En
aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él [por el testimonio que había dado la mujer: «Me ha dicho
todo lo que he hecho».] 40 Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y
se quedó dos días. 41 Todavía creyeron muchos más por su predicación, 42 y decían a la mujer: - Ya no creemos
por lo que tú dices, nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.
● 11 ●
12. San Pablo termina su segunda Carta a los Corintios con este deseo, o con esta profesión de fe:
“La gracia de Jesucristo, el Señor, el amor de Dios y la comunión en los dones del Espíritu Santo, estén
con todos vosotros” ( 2 Cr, 13, 13).
● Hagamos un acto de fe en esa compañía del Padre del Hijo y del Espíritu Santo y pidámosles que nos
ayuden a descubrir el agua viva, a hacer del tiempo que dediquemos en este estudio de evangelio un
ENCUENTRO como el que tuvo Jesús con la samaritana.
● Contemplemos la escena de Jesús y la samaritana junto al pozo en pleno sol, Este tiempo de oración
puede ser también un mano a mano entre Jesús y yo.
¿qué dicen?
¿cómo se sitúan?
¿qué actitudes?
¿qué comportamientos adoptan?
¿qué hacen?
¿qué es lo que cambia?
● ¿Qué nos quiere hacer descubrir Dios Padre de la persona de Jesús y de la originalidad de la vida cristiana en nuestro mundo?
● ¿Qué luces nos ofrece el texto para nuestra realidad concreta en la que estamos inmersos?
● Llamadas
Diálogo personal con Dios dándole gracias de lo que nos ha mostrado, pidiéndole ayuda etc
NOTAS PARA SITUAR ESTE EVANGELIO
● Jesús se presenta ante la mujer como necesitado, si-
● En esta la narración nos encontramos con un encuen-
tro de dos personas muy distintas: Jesús, un buen judío, el Hijo de Dios que está sediento y se sienta cansado junto al manantial y una mujer samaritana que va a
sacar agua del pozo.
● Allí junto al pozo Jesús recupera fuerzas. Jesús se
cansa como nosotros.
● El personaje de la mujer puede ser simbólico, puede
representar a todo el pueblo samaritano o puede referirse a una mujer concreta. El pueblo de Samaría adoraba
a otras divinidades, que podrían estar representadas en
los seis maridos de la mujer.
● Tan chocante es este encuentro entre Jesús y la samaritana que los discípulos se extrañan, aunque estos
no se atreven a pedir explicaciones.
● El relato nos ofrece todo un proceso evangelizador
llevado por Jesús: se dan una serie de pasos que la mujer poco a poco va dando: Primero ve en Jesús a un
“judío”, más adelante habla de Jesús como “señor”, a
continuación lo ve como “mayor que Jacob”, e incluso
como un “profeta”, concluyendo su descubrimiento diciendo de Jesús “si no será el Mesías”. Al final los samaritanos reconocen en Jesús al Salvador del mundo. Es el
proceso de la fe que se va desarrollando poco a poco en
nuestras vidas. Hay etapas en el camino de la fe de las
personas y estamos llamados a respetarlas.
● Esto sucede al medio día, en el momento de más calor, por eso Jesús tenía sed.
● Y acontece en Sicar, pueblo de Samaría, considerada
túa en alto a la mujer, le reconoce su dignidad: “Dame
de beber”.
● Es Jesús quien empieza el diálogo, pide agua, se sitúa
en un plano de inferioridad, de debilidad. Es una manera
de acercarse, de aproximarse con gran sencillez, sin prepotencia.
● ¿Cómo se le puede ocurrir a un judío pedir un poco de
agua a una mujer samaritana?
● La mujer no sale de su asombro, está imbuida por tantos prejuicios del pasado.
● Pero Jesús va a lo suyo y le presenta ahora su anun-
cio, su novedad. Es ahora Él el que le hace su oferta,
pero de un agua muy diferente. “Si conocieras el Don de
Dios y quien te pide de beber…le pedirías tú y te daría
agua viva…el que beba del agua que yo le daré, nunca
tendrá más sed… se convertirá dentro de él en un surtidor de agua”.
● Sorprendida, atraída por las palabras y la actitud de
Jesús la samaritana le da el reconocimiento de “señor” y
se interesa por esa agua de Jesús. Siente curiosidad y
respeto por ese hombre que no es como los demás.
● Después de este primer paso dado por Jesús es la sa-
maritana la que pide del agua de Jesús: “Señor, dame
de esa agua, así no tendré más sed”. Como en otras
partes del mundo el trabajo de las mujeres es agobiante,
a veces han de emplear mucho tiempo en busca del
agua y traerla a casa etc. etc. La samaritana, a lo mejor,
está cansada de tantos viajes, del duro trabajo de la
mujer.
por los judíos contaminada por el paganismo, región
pagana.
● Con sumo respeto Jesús va orientando el diálogo y
● La escena se desarrolla junto a un pozo, fuera del
● En un principio la mujer y Jesús hablan en planos dife-
● Jesús, con su manera de hacer, supera costumbres
● Más adelante de nuevo Jesús toma la iniciativa y le
pueblo. El pozo era lugar de encuentro, de relación con
las personas como la plaza pública especialmente para
las mujeres que solían pasar mucho tiempo en sus casas.
del momento: trata con sumo respeto a la mujer, no era
normal que un judío hablase con una mujer en público
fuera de casa.
responde a sus interrogantes.
rentes, distintos. La mujer habla del agua material y Jesús se sitúa en un plano espiritual, el agua de Jesús es
el don divino, la salvación. Su Palabra, la Palabra de Dios
es fuente de Agua Viva.
pide “Vete, llama a tu marido y vuelve”.
● Jesús enviado del Padre, a su vez es el que envía, el
que nos envía también a nosotros para que seamos por-
● 12 ●
13. tadores de la Buena Noticia, aunque, como en el caso
de la samaritana no lo tengamos todo claro, no es preciso que uno sea un perfecto apóstol para comenzar a ser
testigo.
● La mujer le responde: “yo no tengo marido”. Y Jesús
amplía, comenta lo que le dice: “Tu has tenido cinco
maridos”. Esos cinco maridos de la mujer bien pueden
referirse o a la mujer en concreto o al pueblo samaritano, acusado de adulterio porque en el pasado los asirios, vencedores al instalarse entre ellos, trajeron sus
divinidades y ello es visto por los judíos como una prostitución.
● Lo importante es que cada uno reconozca su situación, la necesidad que tiene de Agua Viva, de salvación.
● Siguiendo el diálogo es ahora la mujer la que toma la
iniciativa y lleva el diálogo al terreno netamente religioso: “¿dónde se debe dar culto… en Jerusalén?”.
● La presencia de Jesús en el mundo relativizó los luga-
res: Jerusalén, Garizim, el Tempo, el sábado y los sacrificios. Jesús aboga por adorar en espíritu y en verdad.
Adorar a Dios no es cuestión de lugar sino de actitudes.
● En este encuentro de Jesús y la samaritana podemos
vernos a nosotros, a todas las personas y puede ser un
buen punto de referencia para nuestro camino cuaresmal, para nuestra conversión personal.
● La mujer que ha encontrado a Jesús y que todavía no
tiene del todo clara la importancia de Jesús se convierte
en testigo, deja su cántaro al borde del pozo, se marcha
al pueblo mientras los discípulos llegan.
● La samaritana lleva una buena nueva a anunciar a sus
paisanos. “venid a ver a un hombre que me ha dicho
todo lo que he hecho ¿será éste el Mesías?”. La mujer
se pone preguntas que llevan en si un principio de fe en
Jesús enviado de Dios.
● Y los samaritanos ante el anuncio de la samaritana se
ponen en camino. La samaritana se ha convertido en
apóstol, en evangelizadora de los suyos. Ella hace posible que su pueblo descubra a Jesús, ella acerca a su
pueblo a Jesús, al Agua Viva.
● La mujer consigue el éxito más grande de un apóstol:
que no crean por lo que él o ella dice o hace sino porque
ellos mismos lo han experimentado, porque ellos mismos han encontrado a Jesús.
● Hay una actitud de Jesús que me impresiona: Jesús
no pierde ninguna oportunidad en anunciar el Reino, en
dar a conocer el amor de Dios Padre, en liberar a las
personas de sus muchas esclavitudes.
Señor dame de ese agua
Señor Jesús, estamos en el tiempo de Cuaresma,
preparación para la Pascua,
victoria sobre la muerte y el pecado.
Tu encuentro, Señor Jesús, con la samaritana
me impresiona.
Primero porque eres capaz de superar todas las barreras
posibles, que no eran pocas, en aquel tiempo
con tal de ayudar:
ofreciendo dignidad, vida, salvación.
Es para lo que has venido.
En segundo lugar, Señor Jesús
veo que eres un maestro, un pedagogo.
Sabes acompañar sin violentar,
sabes caminar paso a paso con las personas.
Te sitúas a su nivel,
te sientas en borde del pozo, muestras tus necesidades,
partes de la realidad de las personas
y vas ofreciéndoles metas más elevadas,
sabes acompañar, iluminar.
Parece que caminas junto a la persona,
a su paso, sin prisas pero sin pausas.
Creo que lo más importante
es que tanto la samaritana como los samaritanos
te conocieron, te descubrieron,
se encontraron contigo,
y no se quedaron en una mirada humana
sino que vieron en Ti algo más,
supieron descubrir que eres portador de Agua Viva.
En adelante seguro que esas vidas cambiaron.
No quiere decir que todo les fue más fácil
o que dejaron de existir dificultades en sus vidas.
Siguieron como antes pero eran diferentes
Aquel encuentro seguro que les cambió.
Admiro a la samaritana que no se queda para ella
lo que ha descubierto de tu persona
sino que de prisa se dispone a transmitirlo, a comunicarlo.
Es un testigo.
¿Qué supondría esto en aquella sociedad, una mujer testigo?
Una mujer testigo no debería ser frecuente.
Señor Jesús, las mujeres encontraron sitio a tu lado,
Y sobre todo las mujeres
fueron las que te acompañaron en los momentos más duros.
Junto al pie de la cruz las encontramos.
Gracias a la samaritana sus paisanos te conocieron
y te reconocieron como enviado de Dios Padre.
¡Cuántas samaritanas y samaritanos hay hoy en día
en nuestro mundo
que gracias a sus palabras y a sus vidas te dan a conocer!
Los hay de todas las razas y de todas las lenguas.
Señor, que haya más personas como la samaritana.
Ayúdanos a ser como la samaritana.
Ayúdanos a decirte muchas veces:
SEÑOR DAME DE ESA AGUA.
Tú, Señor Jesús, nos estás diciendo también a nosotros:
“el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá
sed: el agua que yo le daré reconvertirá dentro de él en un
surtidor de agua que salta hasta la vida eterna”
Tú, Señor Jesús, eres esa Agua Viva.
Gracias a todos los que me ayudaron
a conocerte y a descubrirte
Gracias a cuantos me acercaron al Agua Viva.
Perdón, Señor Jesús,
porque seguro que no hago todo lo que está en mis manos
para darte a conocer, para ofrecer tu Agua Viva.
Ayúdanos, Señor Jesús
a saber caminar junto a…
Ayúdanos a acompañar, a iluminar.
Ayúdanos a dejarnos acompañar e iluminar,
no es cosa fácil a veces.
No permitas que en nosotros anide la prepotencia.
Que como Tú, Señor Jesús, seamos humildes
y al mismo tiempo valientes,
convencidos de que Tú eres el Agua Viva
que puede saciar la sed de todo el mundo.
Y para que todo ello sea posible
haz que nos dejemos cautivar
por tu Persona y por tu proyecto.
● 13 ●
14. VER - JUZGAR – ACTUAR
”
con Jesús
ía
En sinton
“
VER:
C
uando queremos escuchar un programa radiofónico que nos
interesa, necesitamos saber en qué frecuencia emite la cadena
correspondiente, para sintonizar nuestro aparato de radio con ella.
Si no conocemos la frecuencia, vamos girando el dial hasta que la
encontramos. De no hacerlo así, no escucharemos nada, porque no
estaremos “en sintonía”. Esto vale también para las personas: para
que haya verdadera comunicación, necesitamos estar en sintonía,
es decir, que haya un nivel aceptable de comprensión y entendimiento entre el emisor y el receptor; cuando esto no ocurre, solemos expresarlo diciendo que estamos “fuera de onda”. Y la sintonía entre las personas no suele alcanzarse de golpe; al igual que
ocurre cuando buscamos una emisora de radio, tenemos que ir
buscando hasta encontrar “la frecuencia” adecuada entre los dos.
JUZGAR:
tiempo de Cuaresma es una oportunidad
mejorar nuestra
con Jesús, porque
veces
E lparece que no captamos bien su frecuencia,para estamos fuera de sintonía no comprendemos loa que Él
que
onda y
nos quiere decir. Es lo que le ocurría con la samaritana, como hemos escuchado en el Evangelio: Jesús
pide a la samaritana: Dame de beber, y ella saca a relucir la enemistad entre judíos y samaritanos
(¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí…?); cuando Jesús le dice: Si conocieras el don de Dios
y quién es el que te pide de beber… él te daría agua viva, ella piensa sólo en que no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva? Jesús le habla de su situación personal: no tienes marido:
has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido, y ella desvía el tema hacia controversias religiosas
(vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén)
Lo mismo le ocurrió con los discípulos: se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, pero
ninguno le dijo: ¿Qué le preguntas o de qué le hablas?; Jesús les dice: Yo tengo por comida un alimento
que vosotros no conocéis, y los discípulos comentaban entre ellos: ¿Le habrá traído alguien de comer?
Pero en la samaritana sí que se va dando una progresiva sintonía con Jesús. Cuando Él le dice: El que
beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed, aunque ella no entiende aún el significado profundo
de sus palabras, ya le dice: Señor, dame esa agua, así no tendré más sed; cuando Jesús saca a relucir
su situación personal, ella le dice: Señor, veo que tú eres un profeta; cuando le habla de adorar al Padre
en espíritu y verdad, ella afirma: Sé que va a venir el Mesías, el Cristo… Y por último, cuando Jesús le
dice: Soy yo, el que habla contigo, ella dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente: Venid a ver un
hombre que me ha dicho todo lo que he hecho, ¿será éste el Mesías?
Tanto “sintonizó” la samaritana con Jesús, que a su vez se convirtió en “emisora”, puesto que muchos
creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer. Gracias a ella, sus vecinos pudieron sintonizar
directamente con Jesús: Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: Ya no
creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador
del mundo.
ACTUAR:
debemos aprender de la samaritana
sintonizar
a
E n este tercer domingo de Cuaresma un proceso, supone dejarnos interpelarapor Él en locon Jesús,de
“buscar su frecuencia”; esto conlleva
profundo
nuestro ser para sacar a la luz nuestra verdad, sin “cambiar de cadena” aunque lo que escuchemos no
nos guste. La oración es ese tiempo durante el cual buscamos ponernos en la onda de Jesús para escucharle, como nos indicaba el Padre el domingo pasado.
De la samaritana tenemos que aprender a decir, de corazón: Señor, dame esa agua, así no tendré más
sed. En la Eucaristía, Jesús nos da “su agua”, que cuando la recibimos con fe, en espíritu y verdad, se
convierte dentro de nosotros en un surtidor que salta hasta la vida eterna, porque estamos recibiéndole
a Él.
Y saciada nuestra “sed” con esta agua que es Jesús, debemos aprender de la samaritana a “ser emisoras”, a dar testimonio de fe ante los demás, simplemente contando y mostrando lo que hemos experimentado en nuestro contacto con Él. Si con nuestro estilo de vida transmitimos nuestra sintonía profunda con Jesús, si se nos nota ese surtidor de agua que salta hasta la vida eterna, nos convertiremos en
cauces que harán llegar a otros su agua viva, y como los samaritanos se sentirán movidos a sintonizar
con Él, y ojalá también puedan decirnos: Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos
oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.
● 14 ●
15. IV Domingo de Cuaresma - A
●
●
1 Samuel 16, 1b.6-7.10-13a ● “David es ungido rey de Israel”
● Salmo 22 ● ”El Señor es mi pastor, nada me falta ”
Efesios 5, 8-14 ● “Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz”
● Juan 9, 1-41 ● “Fue, se lavó, y volvió con vista”
● Ruego/rogamos para pedir el don del contemplar el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesús y,
así poder seguirlo mejor.
● Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado.
● Leo/leemos el texto.
● Después contemplo y subrayo.
Jn 9, 1-41
1
De camino, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Sus discípulos le
preguntaron: «Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera
ciego?». 3 Jesús respondió: «Ni éste ni sus padres. Nació ciego para que
resplandezca en él el poder de Dios. 4 Debemos hacer las obras del que
me envió mientras es de día. Cuando viene la noche nadie puede trabajar.
5
Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo». 6 Dicho esto, escupió en tierra e hizo lodo con la saliva, le untó con ello los ojos y le dijo: 7
«Ve a lavarte en la piscina de Siloé» (que significa enviado). Fue, se lavó
y volvió con vista. 8 Entonces los vecinos y los que solían verlo pidiendo
limosna decían: «¿No es éste el que se sentaba a pedir?». Unos decían:
«Es éste». 9 Y otros: «No, es uno que se le parece». Pero él decía: «Soy
yo». 10 Y le preguntaban: «Pues, ¿cómo se te han abierto los ojos?». 11 Él contestó: «Ese hombre que se llama
Jesús hizo lodo, me untó con ello los ojos y me dijo: Ve a lavarte a Siloé. Fui, me lavé y vi». 12 Y le preguntaron: «¿Dónde está ése?». Contestó: «No lo sé».
13
Llevaron a los fariseos al que antes había sido ciego, 14 pues era sábado el día en que Jesús había hecho lodo
y abierto sus ojos. 15 Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había obtenido la vista. Él les dijo: «Me puso
lodo en los ojos, me lavé y veo». 16 Algunos fariseos dijeron: «Ése no puede ser un hombre de Dios, pues no
guarda el sábado». Otros decían: «¿Cómo puede hacer tales milagros un hombre pecador?». Estaban divididos. 17 Preguntaron de nuevo al ciego: «A ti te ha abierto los ojos: ¿qué piensas de él?». Él contestó: «Que es
un profeta». 18 Los judíos no podían creer que hubiera sido ciego y ahora viese, hasta que llamaron a sus padres 19 y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, del que decís que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?». 20
Los padres contestaron: «Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. 21 Cómo ve ahora, no lo sabemos; ignoramos quién abrió sus ojos. Preguntádselo a él; ya es mayor y os puede responder». 22 Sus padres
hablaron así por miedo a los judíos, que habían decidido expulsar de la sinagoga al que reconociera que Jesús
era el mesías. 23 Por eso los padres dijeron: «Ya es mayor y os puede responder; preguntádselo a él». 24 Llamaron otra vez al que había sido ciego, y le dijeron: «Di la verdad ante Dios; nosotros sabemos que este hombre
es pecador». 25 Él respondió: «No sé si es pecador o no; sólo sé que yo era ciego y ahora veo». 26 Le preguntaron: «¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?». Respondió: 27 «Ya os lo he dicho y no me habéis hecho caso.
¿Por qué queréis oírlo otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos?». 28 Ellos le insultaron diciendo: «Tú eres su discípulo; nosotros lo somos de Moisés. 29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios.
Pero de éste no sabemos ni de dónde es». 30 Él les contestó: «Es curioso: Vosotros no sabéis ni de dónde es, y
él me ha abierto los ojos. 31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que le es fiel y hace su voluntad. 32 Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. 33 Si él no fuera de
Dios, no podría hacer nada». 34 Le respondieron: «Todo tú eres pecado desde que naciste, y ¿nos enseñas a nosotros?». Y lo expulsaron de la sinagoga.
35
Jesús oyó que lo habían expulsado; fue a buscarlo y le dijo: «¿Tú crees en el hijo del Hombre?». 36 Él le respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?». 37 Jesús le dijo: «Lo estás viendo; es el que habla contigo».
38
Respondió: «Creo, Señor». Y se puso de rodillas ante él. 39 Jesús dijo: «Yo he venido a este mundo para que
los que no ven vean, y los que ven se queden ciegos». 40 Al oír esto, algunos fariseos que estaban con él le preguntaron: «¿Somos también nosotros ciegos?». 41 Jesús les dijo: «Si fueseis ciegos, no tendríais culpa; pero
como decís que veis, seguís en pecado».
● 15 ●
16. En el libro de los Hechos de los Apóstoles aparece el protagonismo del Espíritu Santo en la vida de la
Iglesia. Ese protagonismo continúa.
Pedro está en casa de Cornelio en Hch. 10, 44ss. “Todavía estaba hablando Pedro, cuando el Espíritu
Santo descendió sobre todos los que escuchaban el mensaje. Los creyentes judíos que habían venido
con Pedro quedaron asombrados de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre
los paganos… ¿Se puede negar el agua del bautismo a éstos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros”.
● Pidamos la luz del Espíritu para que nos haga descubrir lo que Dios Padre quiera decirnos por medio de
este relato.
¿Qué es lo que Dios me hace descubrir de la persona de Jesús y de la originalidad de la vida
cristiana?
¿Cuál es la finalidad de este relato? ¿Qué es lo que cambia?
¿Qué buena noticia me aporta el texto para mí y para el mundo?
¿Es Jesús luz para mi vida? ¿En qué momentos? ¿Soy luz de Cristo en mi mundo? ¿El movimiento, el grupo del que formo parte es luz de Cristo en nuestro mundo?
¿A qué realidad de mi mundo me invita a prestar atención este relato? ¿Con qué situaciones de
hoy puedo relacionar lo que veo en el texto?
¿Cuáles son mis cegueras?
¿Qué luces me hace descubrir el Espíritu en este texto?
● Llamadas
Tiempo de diálogo personal con el Señor para darle gracias, pedirle,
ofrecerme, contemplar la escena.
NOTAS PARA SITUAR ESTE EVANGELIO
● Los discípulos le ponen a Jesús una pregunta
que refleja el pensar de la gente de aquel tiempo.
En aquel ambiente se atribuían las enfermedades
al pecado personal: ¿quién ha pecado este o sus
padres?”. Jesús rechaza esta mentalidad: “ni este
pecó ni sus padres”. Es otra historia.
● Parece mentira pero aún hoy existe esta misma
mentalidad en muchas personas. “Si yo soy una
buena persona ¿porque me viene esta desgracia?
Como si los buenos tuviesen que tener en este
mundo una vida placentera y los malos todas las
miserias.
● Jesús, una vez más, tomando la iniciativa un día
de sábado, a un ciego de nacimiento le unta los
ojos con barro hecho de saliva, le manda lavarse
en la piscina de Siloé y de regreso este vuelve con
vista. ”Ve a lavarte a la piscina de Siloé” “fue, se
lavó y volvió con vista”.
● ¿Cuáles son nuestras cegueras?: ciegos de envidia, ciegos de odio, ciegos de ambición, ciegos de
placeres, ciegos de intolerancia, ciegos de prepotencia…
● Como Jesús abre los ojos del ciego hoy en día
muchas personas, grupos, movimientos… tratan
de abrir los ojos de tantos ciegos.
● Este hecho de la curación del ciego de nacimiento origina opiniones encontradas.
● Así sucede en la vida con frecuencia. Ante una
misma realidad aparecen opiniones enfrentadas.
● En la Biblia la curación de los ciegos es uno de
los signos que acompañarán la venida del Mesías.
Ya lo dice Jesús a los discípulos de Juan Bautista:
“Id a contarle a Juan lo que estáis viendo. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios…”
● En el relato vemos como personajes: Jesús, el
ciego, los padres del ciego y los fariseos.
● El que recobra más protagonismo, el que más
habla y en el que se centran todas las miradas es
el ciego, que puede ser el símbolo del nacimiento
nuevo por el Espíritu, de la vida nueva que viene
del agua y del Espíritu, del Bautismo.
● Pero detrás está el verdadero protagonista: Jesús.
● Jesús es para el ciego la luz verdadera no sólo le
abre los ojos de la carne sino que nace en él la fe
en Jesús. Jesús, como él mismo dice, es la luz del
mundo: “mientras estoy en este mundo yo soy la
luz del mundo”.
● El ciego refleja todo un proceso, un camino de
fe: empieza atribuyendo su curación a “ese hombre que se llama Jesús”. A continuación el ciego
acosado por las preguntas de los fariseos da un
paso más y afirma de Jesús “es un profeta” Seguidamente dice de Jesús que “si este no viniera de
Dios no tendría ningún poder”. Por tanto Jesús es
alguien que viene de Dios, es enviado de Dios.
Concluye el proceso de fe postrándose a los pies
de Jesús, confesando su fe en Jesús: Creo que Jesús el es Hijo del hombre: “Creo Señor”.
● Jesús es la luz del mundo. Todo este hecho de la
curación del ciego nos puede hacer recordar nuestro Bautismo, paso de las tinieblas a la luz, encuentro con la Luz de Cristo representada en el
Cirio Pascual y en el cirio que lleva la familia del
que va a ser bautizado y que en la celebración es
encendido del Cirio Pascual, de la luz de Cristo.
● Luz somos también nosotros seguidores de Jesús y esa luz no la podemos esconder, ha de resplandecer en nuestro entorno. Nuestras palabras,
nuestras actitudes, nuestras opciones, iluminadas
por la luz de Cristo, pueden ser luz de Cristo para
nuestro mundo.
● 16 ●
17. ● El encuentro del ciego con Jesús cambia radicalmente la vida del ciego. Jesús, como en tantas
otras ocasiones, transforma la vida de las personas.
● Jesús nos transforma.
● Los fariseos investigan el hecho, preguntan al
ciego y a los padres del ciego: Los fariseos son
presa de su ideología, no hacen suya la misericordia, la compasión y el perdón de Dios. Se quedan
en las leyes: la del sábado. Y llegan a decir de Jesús como conclusión: “nosotros sabemos que ese
hombre es un pecador”.
● ¡Qué peligroso es encerrarse en uno mismo, vivir
en la autosuficiencia!
● ¿No hay también hoy en nuestro mundo muchas
personas de todos los credos e ideologías que no
tienen compasión, incapaces de la misericordia y
del amor de Dios?
● El relato nos ofrece una paradoja: los ciegos ven
y los que se creen que ven bien son en realidad los
auténticos ciegos.
● ¿En qué grupo me encuentro?
● También aparecen los padres del ciego de nacimiento a quien los fariseos acosan pero los padres
no quieren arriesgar su futuro, pueden ser expulsados de la sinagoga y muestran que su hijo es
adulto y que puede dar razón de lo acontecido.
Esta reacción de los padres da pie a pensar que el
relato está situado mucho después de la muerte
de Jesús cuando tomó virulencia la tensión entre
las primitivas comunidades cristianas y el grupo de
los fariseos.
Mientras estoy en el mundo,
soy la luz del mundo
Señor Jesús,
el otro día fuiste “Agua Viva”.
Hoy te presentas
como Luz para los ojos que no ven:
“mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo”.
A partir del encuentro contigo
los ojos del ciego de nacimiento
volvieron a ver las cosas que ocurrían,
las maravillas que Dios había hecho
y sobre todo te reconocieron como Hijo del hombre:
“Creo Señor”.
Tu persona, Señor Jesús, siempre es beneficiosa
para el ser humano.
Eres un fenómeno,
siempre aportando bien para los humanos.
También ahora, aunque muchos no lo sepan,
necesitan tu luz, necesitamos Luz
para que nuestros ojos se abran a la fe,
a la esperanza y a la caridad.
Señor, ábreme mis ojos siempre a tu Personas,
al bien, al Amor, a Dios.
¡Qué pena que en nuestro mundo,
en nuestros países ricos tan cultos,
tan avanzados, tan tecnificados,
tan progresistas… muchas personas
no sepan que Tú eres la Luz del mundo!
¿No será que cautivados, embelesados
por la técnica, por la ciencia,
por el progreso, por las cosas…
muchos de los nuestros
se han convertidos en los ciegos de hoy?
Un grupo de hombres colombianos ayer me decían:
no comprendemos lo que sucede aquí en Europa.
Resulta que nosotros los pobres,
los que hemos sido evangelizados
por los europeos ahora somos los que creemos,
los que tenemos fe en Dios y en Jesús,
y los de aquí reniegan de Dios
y a veces, incluso, lo maldicen.
Algunos dicen que si Dios existiera no tendrían penas.
Todo son excusas.
No lo comprendemos.
¿Participo, yo también, de la ceguera de este mundo?
¡Qué curioso contraste!
el que es ciego es el que te reconoce
y profesa fe en tu persona:
creo Señor que Tú eres el Hijo del Hombre,
“jamás se oyó decir que nadie abriera los ojos a un
ciego de nacimiento si este no viniera de Dios”.
Y los que creían que veían,
los que parecía que lo sabían todo,
los entendidos, los conocedores de la religión…
están ciegos y no saben reconocerte:
“No sabemos de donde viene”,
“sabemos que este hombre es un pecador”.
Señor, Jesús
haz de nuevo barro con tu saliva,
unta mis ojos con ese fango
para que vea, para que sepa dar razón de tu Persona,
para que no me desanime de mis fallos,
ni de las limitaciones y fragilidades de la Iglesia.
Unta mis ojos de tu barro
para que sepa descubrir los caminos
por los que quieres
conducir a tus comunidades de seguidores.
Unta mis ojos de tu barro
para construya comunidad, paz, esperanza…
Que no sea, Señor Jesús,
como los fariseos que rodean al ciego y a sus padres.
Todos ellos viendo no ven,
no saben escuchar el testimonio
del ciego de nacimiento.
Empecinados, afincados en el pasado
no saben descubrir la luz de Dios
que se abre camino en medio de los pobres.
Que nosotros no permanezcamos encallados,
inmóviles en el pasado, Señor,
y que sepamos reconocer
tu presencia en la novedad de tu Persona.
● 17 ●
18. VER - JUZGAR – ACTUAR
”
la piscina
a
“Lánzate
VER:
un padre estuvo varias semanas enseñando a
H ace unossuaños, manguitos, después cogida al borde de la pisnadar a
hija en la piscina de unos familiares. Primero con
flotador, luego con
cina, después sujetándola él… le estuvo enseñando cómo debía
mover los brazos y las piernas y cómo debía respirar. Llegó un
momento en que el padre sabía que ya estaba preparada, pero la
niña no se fiaba, no se decidía a soltarse y nadar sola, sentía
miedo. Hasta que un día el padre la cogió y, en un descuido, la
lanzó al centro de la piscina. Esto le valió una bronca tremenda
de su mujer, pero la hija empezó a nadar y llegó a la orilla con
susto pero sin dificultad. Y desde ese día, perdió el miedo y se
dio cuenta de que ya podía nadar sola.
JUZGAR:
Evangelio
Jesús también nos hace
salgamos
una
E n el de nuestrosque hemosdeescuchado presuntas seguridades, y una invitación aaquepiscina” dede fe y
vez
miedos,
nuestras
“nos lancemos la
la
creamos de verdad en Él. El proceso que sigue el ciego de nacimiento es el proceso que todos podemos y
debemos seguir, sea cual sea nuestra situación personal, social o espiritual, porque Dios no ve como los
hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón. Y el Señor nos conoce y sabe que podemos crecer en la fe, más aún, que ese proceso nuestro servirá para que se manifiesten las obras de Dios. Lo que
el Señor pide al ciego que haga es muy simple y está perfectamente a su alcance: Ve a lavarte a la piscina de Siloé. Y él fue, se lavó, y volvió con vista. Y a partir de ese momento, empieza a dar testimonio de
lo que Jesús ha hecho con él… y también a partir de ese momento comienzan las controversias y enfrentamientos: primero con los vecinos (¿Y cómo se te han abierto los ojos? Ese hombre que se llama Jesús
hizo barro, me lo untó en los ojos, y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé y
empecé a ver); después ante los fariseos (le preguntaban cómo había adquirido la vista… Me puso barro
en los ojos, me lavé, y veo); también con sus padres (cómo ve ahora, no lo sabemos… Preguntádselo a
él, que es mayor y puede explicarse).
Pero en estas controversias se produce un crecimiento interior en el ciego: mientras los que le rodean no
hacen más que preguntar y dar vueltas al asunto sin avanzar, él se va reafirmando cada vez más y mostrando una mayor seguridad en sí mismo y corta sus preguntas interminables (Os lo he dicho ya, y no
me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?), para a continuación dar con valentía su testimonio de fe, no una teoría sino una experiencia de lo que él ha vivido: Sabemos que Dios no escucha a
los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los
ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder.
Su testimonio, su experiencia, no les convence, y lo expulsaron, pero Jesús lo encontró y el que había
sido ciego lo reconoce y “lanzándose a la piscina” de la fe, confiesa explícitamente: Creo, Señor.
ACTUAR:
los vecinos del ciego
que nos pasamos el
preguntánQ uizá nos ocurre como a “¿Cómo es posible…? o a los fariseos, que…? Esto no puedetiempo sin decidirdonos acerca de Jesús:
¿Cómo ha sido
ser…”
nos a “lanzarnos a la piscina”, a aceptar que Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre. Quizá nos ocurre
como a los padres del ciego, que tenemos miedo de afirmar nuestra fe por lo que conlleva personal o
socialmente, por el qué dirán. Quizá nos cerramos en nuestras ideas preconcebidas, no queremos conocer mejor a Jesús y no aceptamos que nadie “nos dé lecciones”. Y aunque ya estamos lo suficientemente
preparados, no nos decidimos a soltarnos y “lanzarnos a la piscina de la fe”, afirmando explícitamente:
“Creo en ti, Señor.”
El ejemplo del ciego nos muestra el camino que tenemos que seguir: lo primero, reconocer nuestra ceguera, de lo contrario como decís que veis, vuestro pecado persiste; después, seguir las indicaciones de
Jesús, por simples que nos parezcan. Y después, contar sin miedo lo que Él ha hecho con nosotros. El
nombre “Siloé” significa “Enviado”, y nosotros somos enviados por el Señor para que caminemos como
hijos de la luz, y nuestro actuar lo muestre, porque toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz.
Nuestro testimonio no convencerá a todos, nos traerá enfrentamientos, pero siempre nos encontraremos
con el Señor en la Eucaristía, que viene a nosotros para que, una vez más, reafirmemos nuestra fe:
Creo, Señor. Y con Él nos lancemos de nuevo a la piscina de la vida para que, por nuestro testimonio, se
manifiesten las obras de Dios y, quien quiera “ver”, descubra que verdaderamente Jesús es la luz del
mundo.
● 18 ●
19. V Domingo de Cuaresma - A
●
● Ezequiel 37, 12-14 ● “Os infundiré mi espíritu, y viviréis”
● Salmo 129 ● ”Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa ”
Romanos 8, 8-11 ● “El Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en
vosotros”
● Juan 11, 1-45 ● “Yo soy la resurrección y la vida”
● Ruego/rogamos para pedir el don del contemplar el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesús y,
así poder seguirlo mejor.
● Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado.
● Leo/leemos el texto.
● Después contemplo y subrayo.
Jn 11, 1-45
1
Había un enfermo, Lázaro, de Betania, el pueblecito de María y
de su hermana Marta. 2 María era la que ungió con perfume al Señor y le enjugó los pies con sus cabellos; su hermano estaba enfermo. 3 Las hermanas mandaron a decir al Señor: «Tu amigo está
enfermo». 4 Jesús, al enterarse, dijo: «Esta enfermedad no es de
muerte, sino para que resplandezca la gloria de Dios y la gloria del
hijo de Dios». 5 Jesús era muy amigo de Marta, de su hermana y de
Lázaro. 6 Y aunque supo que estaba enfermo, se entretuvo aún dos
días donde estaba. 7 Sólo entonces dijo a sus discípulos: «Vamos
otra vez a Judea». 8 Los discípulos le dijeron: «Maestro, hace poco
querían apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí?». 9 Jesús contestó: «¿No tiene doce horas el día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10 pero si uno anda de noche, tropieza, porque le falta la
luz». 11 Dijo esto, y añadió: «Lázaro, nuestro amigo, duerme; pero voy a despertarlo». 12 Los discípulos le dijeron: «Señor, si duerme, se recuperará». 13 Pero Jesús hablaba de su muerte, y ellos creyeron que hablaba del
reposo del sueño. 14 Entonces Jesús les dijo claramente: «Lázaro ha muerto; 15 y me alegro por vosotros de no
haber estado allí, para que creáis. Vamos a verlo». 16 Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a sus compañeros: «Vamos también nosotros a morir con él».
17
A su llegada, Jesús se encontró con que hacía cuatro días que Lázaro estaba muerto. 18 Betania distaba de
Jerusalén unos tres kilómetros, 19 y muchos judíos habían ido a casa de Marta y María para consolarlas. 20 Así
que oyó Marta que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras que María se quedó en casa. 21 Marta dijo a
Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. 22 Pero yo sé que Dios te concederá todo
lo que le pidas». 23 Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». 24 Marta le respondió: «Sé que resucitará cuando la
resurrección, el último día». 25 Jesús le dijo: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. 26 Y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. 27 ¿Crees esto?». Le contestó: «Sí, Señor,
yo creo que tú eres el mesías, el hijo de Dios que tenía que venir al mundo».
28
Dicho esto, fue a llamar a María, su hermana, y le dijo al oído: «El Maestro está ahí y te llama». 29 Ella, así
que lo oyó, se levantó rápidamente y salió al encuentro de Jesús. 30 Jesús aún no había entrado en el pueblo;
estaba todavía en el sitio donde lo había encontrado Marta. 31 Los judíos que estaban en casa de María y la
consolaban, al verla levantarse y salir tan aprisa, la siguieron, creyendo que iba al sepulcro a llorar. 32 Cuando
María llegó donde estaba Jesús, al verlo, se echó a sus pies, diciendo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto». 33 Jesús, al verla llorar y que los judíos que la acompañaban también lloraban, se estremeció y, profundamente emocionado, 34 dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?». Le contestaron: «Ven a verlo,
Señor». 35 Jesús se echó a llorar, 36 por lo que los judíos decían: «Mirad cuánto lo quería». 37 Pero algunos dijeron: «Éste, que abrió los ojos al ciego, ¿no pudo impedir que Lázaro muriese?» 38 Jesús se estremeció profundamente otra vez al llegar al sepulcro, que era una cueva con una gran piedra puesta en la entrada. 39 Jesús dijo: «Quitad la piedra». Marta, la hermana del difunto, le dijo: «Señor, ya huele, pues lleva cuatro días». 40 Jesús le respondió: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?». 41 Entonces quitaron la piedra. Jesús
levantó los ojos al cielo y dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado. 42 Yo bien sabía que siempre
me escuchas; pero lo he dicho por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado». 43 Y dicho
esto, gritó muy fuerte: «¡Lázaro, sal fuera!». 44 Y el muerto salió atado de pies y manos con vendas, y envuelta
la cara en un sudario. Jesús les dijo: «Desatadlo y dejadlo andar».
● 19 ●
20. Invoquemos al Espíritu para que Él nos ilumine y nos muestre lo que el Padre quiera decirnos por medio
de este relato de la resurrección de Lázaro
● ¿Qué es lo que Dios quiere decirme por medio de este relato?
● Personajes que aparecen.
¿Qué dicen?
¿Qué hacen?
¿Por qué?
¿Qué sucede en el relato?
¿Qué cambia?
¿Qué es lo que provocan las palabras de Jesús y el hecho de la resurrección?:
● Posturas que aparecen en la narración ante el hecho de la resurrección de Lázaro.
● Me fijo en la persona de Jesús:
¿Qué descubro de su persona a lo largo de todo el hecho?: su postura ante los apóstoles, su actitud antes las hermanas de Lázaro, su actitud ante la muerte de Lázaro, su postura ante Dios Padre...
¿Qué es lo que el autor del Evangelio nos quiere hacer comprender de la persona de Jesús?
¿Qué luces percibo que me ofrece el relato para mi vida, para nuestro mundo?
¿Se dan hoy entre nosotros situaciones que pueden tener cierta relación con el relato?
● Llamadas
Contemplo el hecho.
Dialogo con el Señor: le doy gracias, le pido ayuda…
NOTAS PARA SITUAR ESTE EVANGELIO
● Este domingo es el último antes del domingo de
Ramos en el que comenzaremos la celebración de
la Semana Santa.
● Parece ser que la aldea de Betania que distaba
poco de Jerusalén, donde vivían Lázaro y sus hermanas Marta y María, era lugar propicio donde Jesús y los suyos se sentían acogidos y donde Jesús
solía volver al finalizar la jornada, cuando iba a
Jerusalén. La hospitalidad de esta familia creó lazos profundos de amistad con Jesús.
● Como idea central nos aporta el texto la consideración de la victoria de la vida sobre la muerte.
Jesús tiene poder para dar vida. Jesús, como nos
dice la Palabra de Dios, es el camino, la verdad y
la vida. Jesús nos dice: “Yo soy la resurrección y la
vida”. El ha venido para que tengamos vida en
abundancia.
● Hemos visto estos domingos que Jesús es el
Agua Viva, la Luz del mundo y hoy se nos dice que
Jesús es la Resurrección y la Vida.
● La resurrección de Lázaro es el anticipo de lo
que sucederá con la propia vida de Jesús. Dando
la vida a Lázaro Jesús anuncia su propia resurrección. Él tiene poder de darla y recuperarla.
● Observamos en la narración y en el transcurso
del Evangelio que hombres y mujeres rodean a
Jesús: Marta, María Lázaro, los Apóstoles… Hombres y mujeres le siguen. Todos tienen cabida a su
lado, todos pueden ser sus seguidores. Jesús es
universal.
● Fijándonos en Jesús nos damos cuenta que a
pesar del anuncio de que su amigo está enfermo
Jesús permanece donde está y a pesar de la advertencia de los Apóstoles “hace poco intentaban
apedrearte los judíos” Jesús sigue su camino. Es Él
quien dispone, no los otros. Es Él el que marca los
tiempos.
● Resultan interpelantes los tres imperativos de
Jesús. “QUITAD LA LOSA”; “LÁZARO VEN A FUERA,” “DESATADLO.”
● Señorío de Jesús: dador de vida, vencedor de la
muerte.
● ¿No son también estos imperativos los que Jesús
nos está dirigiendo ahora a cada uno de nosotros
en este final de la cuaresma para que nos liberemos de tantas ataduras y demos cancha en nosotros a la vida nueva que Él nos ofrece?
● ¿Qué losas tenemos que quitar? ¿de dónde hemos de salir? ¿qué ataduras tenemos que romper?
● Llama también la atención la compasión de Jesús, el sentimiento que le embarga ante la muerte
de su amigo Lázaro, ante la aflicción de sus hermanas Marta y María por la muerte de Lázaro.
● “Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los
judíos que la acompañaban, sollozó y muy conmovido preguntó…” Y más adelante se nos dice que
Jesús ante la tumba de Lázaro “se echó a llorar.
Los judíos comentaban: ¡Cómo lo quería!”. Jesús
comparte los sufrimientos de las personas.
● Toda una interpelación para nosotros. No nos
podemos quedar insensibles ante los sufrimientos
de nuestro mundo, si somos seguidores de Jesús.
● Jesús, ante la tumba de Lázaro, se pone en diálogo con Dios Padre, ora. Del mismo modo que lo
hizo antes de la multiplicación de los panes Jesús
le da gracias a Dios y muestra su total confianza
con Él: ”Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo:
Padre te doy gracias porque me has escuchado, yo
sé que Tú me escuchas siempre; pero lo digo por
la gente que me rodea para que crean que Tú me
has enviado”.
● Él quisiera que la gente entrase también en este
diálogo filial con el Padre, en esta intimidad del Padre y del Hijo.
● Además del hecho de la resurrección en el relato
aparece un punto a tener en cuenta: la fe: “Yo soy
la resurrección y la vida… ¿Crees esto?. Ella contestó: Si Señor: yo creo que Tú eres el Mesías, el
Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
● 20 ●
21. ● La fe, don de Dios y respuesta nuestra, nos posibilita la participación en su Resurrección y en su
Vida. La fe de la que Jesús hablaba a veces a los
enfermos que curaba “tu fe te ha salvado”.
● A partir de la resurrección de Lázaro muchos judíos creyeron en Él. Y muchos judíos que habían
venido a casa de Marta al ver lo que había hecho
Jesús, creyeron en Él”
● Otros se fueron a encontrar a los fariseos para
contarles lo sucedido.
● Unos a favor y otros en contra.
● Este hecho provocó la reunión del Sanedrín y su
decisión de eliminar a Jesús. No son suficientes los
signos para la conversión, es necesario tenerlo esto también en cuenta para nuestros tiempos. Pero
no por ello hemos de dejar de realizar signos del
Reino donde nos encontremos, aunque sean aparentemente ineficaces.
Yo soy la Resurrección y
la Vida
Señor Jesús,
hoy nos dices:
“Yo soy la resurrección y la vida:
el que cree en mí, aunque hay muerto vivirá; y
el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre”
O sea, Tú nos aseguras que no moriremos
para siempre,
que nuestro final no está en el cementerio
sino en la casa del Padre.
Gracias, Señor Jesús,
en la casa del Padre viviremos
y nos encontraremos con tantas personas
que hemos conocido y amado.
Tú estás a favor de la vida,
porque Tú eres Vida
y por tanto en contra de lo que produce muerte.
En nuestro mundo hay mucha vida:
hay gentes que se unen para hacer una fiesta,
para defender unos derechos, para solventar
unos problemas, para promover el desarrollo,
para rezar juntos, para acompañar a un difunto,
para investigar y buscar el remedio
de una enfermedad…
En nuestro mundo hay alegría,
hay amistad, compañerismo, fe en Dios…
En nuestro mundo hay personas que se desviven
por los demás generando vida.
Hay personas que intentan vivir tu Vida,
personas que aman
y procuran no caer en la tentación, no pecar.
Gracias, Señor Jesús, por tantas personas
que generan vida.
Ayúdame, para que sea portador de vida
Pero en nuestro mundo hay también muerte:
Todos los días los medios de comunicación
nos ofrecen imágenes horribles:
violencia, guerras, hambre, pecado…
Eso, Señor Jesús, Tú no lo quieres
porque Tú eres Vida
y nos pides que seamos generadores de vida.
Nos pides que nosotros tampoco lo queramos.
Hoy vemos que te acercas a una familia
que ha perdido un ser querido:
Lázaro ha muerto.
La familia está rota y Tú te rompes con ellos a llorar,
tus lágrimas de dolor impresionan a los presentes.
Tú te conmueves: “Jesús muy conmovido preguntó”
“Jesús se echó a llorar.
Los judíos comentaban:
¡Cómo lo quería!”
Tú haces como nosotros ante la muerte
de un ser querido.
Así es Dios, como Tú haces.
Dios se conmueve del dolor de los humanos.
Nosotros, hechos a imagen de Dios,
no podemos vivir de espaldas
a los sufrimientos de las personas.
Así nos lo dices Tú.
Una vez más Tú pides fe:
“¿Crees esto?
Y la fe existía:
“Si, Señor, yo creo que Tú eres el Mesías,
el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”
Tú nos pides fe y nos haces la misma pregunta:
¿Crees esto?
Señor, danos fe en tu Persona y en tu proyecto.
Hoy te vemos Señor, dueño de la vida:
“Quitad la losa”, “Lázaro sal fuera”
“Desatadlo”.
Tú, Señor Jesús, dominas la situación,
dominas la muerte,
Eres capaz de convertir la muerte en vida,
la tristeza en alegría,
los llantos en sonrisas.
Este milagro colmó el vaso de tus enemigos
y este fue uno de los últimos peldaños
para llevarte al patíbulo.
¡Qué incomprensible es este mundo,
la historia humana!
Al que da vida se lo cargan,
lo eliminan, no lo quieren
¿Cómo es posible comprenderlo?
Perdón, Señor, por las veces
que, de una forma u otra,
he sido portador de muerte.
● 21 ●
22. VER - JUZGAR – ACTUAR
ees esto?”
“¿Cr
VER:
ha fallecido
ser querido,
suele acudir al velatorio, a
C uandopésame a losunrepiten en Hayseuna serie de expresiones y
dar el
familiares.
frases hechas que se
esas ocasiones: “Lo siento-Te
acompaño en el sentimiento-Mis condolencias…” También se suele
decir: “Ánimo-Resignación-Es ley de vida-Ya ha descansado-Ya ha
dejado de sufrir…” Tanto si somos nosotros quienes las decimos,
como quienes las recibimos, la mayoría de las veces estas expresiones nos suenan a “hueco”, se quedan cortas, tenemos la impresión
de que ni consiguen transmitir lo que realmente en esos momentos
quisiéramos decir a los familiares de la persona difunta, ni nos ofrecen “algo” que realmente nos sirva de apoyo y esperanza en esos
momentos de dolor.
JUZGAR:
domingo antes de
hemos escuchado el
de
E n este últimoque la muerte física,la Semana Santa,“de muerte”, de dolor relato de la resurrección suLázaro. Y es
o las situaciones
y sufrimiento extremos,
ponen un reto para la fe en el Dios-Amor que se nos ha revelado en Jesús, como podemos ver en las
reacciones de algunos personajes. Marta y María expresan las dos la misma queja a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano; algunos judíos decían: Y uno que le ha abierto los
ojos a un ciego, ¿no podría haber impedido que muriera éste?
La muerte, el dolor, el sufrimiento, parecen negar a Dios, y lo único que aparentemente se puede hacer
es acompañar a quienes sufren, como los judíos que habían ido a ver a Marta y a María, para darles el
pésame por su hermano, intentando consolarlas.
Pero incluso en esas situaciones extremas, o precisamente en esos momentos porque es cuando más se
necesita, Jesús se hace presente: no cuando nosotros queremos (las hermanas mandaron recado a Jesús
diciendo: Señor, tu amigo está enfermo”), sino cuando É lo cree conveniente: se quedó todavía dos días
en donde estaba. Y no por hacer sufrir más a sus amigos, porque Jesús amaba a Marta, a su hermana y
a Lázaro, sino para que creáis, para que reafirmemos nuestra fe en Él.
Porque nos puede ocurrir como a Marta, que “sabemos” los contenidos de la fe (Sé que resucitará en la
resurrección del último día), pero no los hemos interiorizado y no vivimos las actitudes consecuentes con
esa fe, y por eso tanto los contenidos como nuestras palabras nos suenan vacías y no nos dan esperanza.
Nos falta el encuentro con Jesús, sentir que nos dice, personalmente: Yo soy la resurrección y la vida: el
que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre.
¿Crees esto? Una pregunta que necesitamos respondernos y responder al Señor, buscando, reflexionando y siendo conscientes de las razones que tenemos para creer, para llegar a afirmar como Marta: Sí,
Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios…
Una afirmación de fe que siempre se volverá a poner en crisis, como cuando Jesús dijo: Quitad la losa, y
Marta replicó: Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días. La realidad parece contradecir nuestra fe,
y por tanto siempre habrá que renovar la fe, encontrando nuevas razones para creer, para seguir confiando en Jesús a pesar de que los hechos parezcan negarle: ¿No te he dicho que si crees verás la gloria
de Dios?
Los milagros o signos de Jesús tenían una intención: para que crean que tú me has enviado. Jesús no ha
venido a librarnos de la muerte física ni del dolor o sufrimiento, sino a mostrarnos la cercanía de Dios
hasta en esas situaciones, precisamente en esas situaciones, pasando incluso por la prueba del dolor y
de la muerte, como veremos en Semana Santa, para abrirnos las puertas de la esperanza, para que se
cumpla lo que hemos escuchado en la 1ª lectura: Yo mismo abriré vuestros sepulcros y os haré salir de
vuestros sepulcros… Los signos de la cercanía de Jesús los podemos encontrar tanto en los acontecimientos felices como en los dolorosos. Y apoyándonos en esos signos, nuestra actitud aun en medio del
dolor ha de ser de apertura y confianza en Jesús: aun ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo
concederá… Sí, Señor, yo creo…
ACTUAR:
reacciono
muerte, salen
fe o me limito a dar el pésame? Si Jesús
¿C ómopreguntase:ante laesesto?, ¿podríade mílapalabras de Marta: Sí,interiorizar mejor los contenidos
me
¿Crees
responder como
Señor: yo creo? ¿Qué razones
tengo para creer que Jesús
la Resurrección y
Vida? ¿Cómo puedo
de la fe?
En la 2ª lectura, san Pablo decía: Si el Espíritu del que resucitó a Jesús habita en vosotros, vivificará
también vuestros cuerpos mortales. Ese Espíritu habita en nosotros por el Bautismo y la Confirmación, y
hace que el pan y el vino sean el Cuerpo y la Sangre de Jesús, el signo de su presencia continuada entre
nosotros, para que la Eucaristía sea el alimento de nuestra fe, y nuestra fe se fortalezca y encontremos
nuevas razones para afirmar: Sí, Señor, yo creo que tú eres el Hijo de Dios, el que tenía que venir al
mundo, y con nuestro testimonio sepamos ofrecer verdadera esperanza a quienes atraviesan situaciones
de muerte.
● 22 ●