2. La Paz, Santander La Paz, Santander Ya fijados los solares por Martín Galeano en Vélez, para que la iglesia y casas los españoles hiciesen, con unos pocos soldados indios y cuatro jinetes a las tierras de los Guane, famosos como valientes, partió en rápidas jornadas, audaz, combatiendo siempre.
3. Socorro, Santander Chanchón le sale al encuentro pero la española hueste, sin que el número de indios su brío un punto amedrente, traba el combate... Son miles los que gritando arremeten. Flechas ornadas de plumas del valle y de cumbres llueven; y entre aguda vocería que a cada momento crece, hacen de los altos cerros que piedras enormes rueden sobre jinetes e infantes que a campo raso se mueven.
4. Chima, Santander Disparan sus arcabuces; las espadas cráneos hienden, y las aguzadas lanzas se hunden en pechos y vientres. Y Chanchón y sus flecheros juzgando poder celeste el que rayos les dispara y sobre el campo los tiende, huyen a empinadas rocas aterrados. Anochece.
5. Río Chicamocha, Santander Muy temprano, cuando vino radiante el día siguiente, al registrar los cadáveres ni un collar, ni un brazalete hallaron, ni una esmeralda, de su ambición aliciente: sólo colmillos de tigre, aros de sus puños fuertes y arcos de dura madera, que no entre el oro y deleites aquellos indios vivían, sin saber de vida muelle, sino en cerros, cortos valles, o en suelo seco y estéril, ablandándolo en maizales con el sudor de su frente.
6. Camino a Jordán Sube, Santander Y Galeano a Macaregua avanzó sin detenerse. Iba en busca de los Guane y de Guanentá, su jefe.
7. La Paz, Santander Llanura de Macaregua, qué monótona te extiendes, donde una raza animosa al invasor hizo frente, con flechas, contra arcabuces, con gajos contra jinetes, y con piedras contra lanzas que en brunos cuerpos inermes pusieron abiertas flores de sangre roja y ardiente; llanura de Macaregua con tu laguna, que leves cruzan las garzas; llanura donde hoy en tu calma verde, a trechos se miran surcos que abren perezosos bueyes...
8. Ribera del Chicamocha, Santander ¡Fuiste de hispanos e indios campo de valor y muerte! ¡Sangre de los Macareguas y de los Guane, latente savia de mi tierra, donde va el Chicamocha entre fuertes pedrejones; savia recia en un suelo indócil: eres vigor en almas que libres han alentado allá siempre! Guanentá no se intimida ante caballos y aleves balas de arcabuz y lanzas y cotas que resplandecen.
9. Cacique Guanentá, San Gil, Santander Pero las espadas fulgen y las lanzas; los corceles en raudo avance derriban a todos los que hacen frente, y entre estampidos de truenos escondida va la muerte. No es lucha contra mortales... Los que fieros arremeten con estrépito y con rayos, son extraños combatientes. Arqueros que el Sol envía; y a exterminar para siempre a Guanes y a Macareguas por castigo de Dios vienen.
10. Vista del Chicamocha, Santander Por riscos al Chicamocha Guanentá su ruta emprende. Con Macareguas y Guanes avanza cuando anochece. Desfiladeros a un lado, desfiladeros al frente... No podrán seguirlos. Libres al fin llegarán al fuerte en donde el llano de Géridas comienza y amplio se tiende. El río cruzan. Ya salvos suben la opuesta pendiente pero ven que van tras ellos ayudados por cordeles. Sordos truenos de arcabuces el aire ardoroso hienden.
11. Caminos de los Guane, Santander Y el ascenso continúan; en perseguirlos no ceden quizá por creer que arriba tesoro oculto se encuentre. Moviendo piedras los indios unen su esfuerzo potente. El río en blancas espumas en la orilla se disuelve, y las piedras van rodando por la escarpada pendiente;
12. Cacique Guanentá, Santander infantes al río caen, truenos el aire estremecen, y Guanentá en un recodo, viendo con rabia impotente que no hay flechas en su aljaba, que todo esfuerzo es estéril ante raza que ha venido para su exterminio, tiende a la hondonada los ojos; mano febril a la frente lleva, la corona arranca de plumas rojas y verdes;
13. Mesa de Géridas (Mesa de Los Santos), Santander el arco y la aljaba tira, y resuelto, al verse inerme, sube a un solitario risco cuando el ocaso se enciende en arreboles de grana... Y se arroja a la corriente. Su fin la historia ha callado, mas la tradición refiere — ya en lucha inútil vencido— su salto heroico a la muerte.