1. INFLUENZA AH1N1
La Influenza virus A subtipo H1N1 o mejor conocido como La gripe H1N1 o
H1N1 humana es un subtipo de Influenza virus tipo A del virus de la gripe,
perteneciente a la familia de los Orthomyxoviridae.
El H1N1 ha mutado en diversos subtipos que incluyen la gripe española
(extinta en la vida silvestre), la gripe porcina, la gripe aviar y la gripe bovina. La
cepa mantiene su circulación después de haber sido reintroducida en la población
humana en los años 1970.
Cuando se comparó el virus de 1918 con el actual, el virólogo
estadounidense Jeffrey Taubenberger descubrió que únicamente hubo
alteraciones en solo 25 a 30 aminoácidos de los 4.400 que componen el virus.
Estos ligeros cambios pueden convertir al virus en una enfermedad que se puede
transmitir de persona a persona.
Actualmente, existen algunas mutaciones del virus H1N1 en la vida
silvestre, causando al menos la mitad de infecciones de gripe ocurridas durante el
año. 2006.
Desde mediados de marzo de 2009, al menos 900 casos mortales han ocurrido en
Europa y América por la pandemia de una nueva cepa de H1N1, otras 100
muertes en México aún no están oficialmente confirmadas como casos de
influenza H1N1. La situación al 14 de junio del 2009 registrada por la OMS es de
29.669 casos confirmados de gripe provocada por la nueva cepa del virus H1N1 y
cientos de casos mortales en total a nivel mundial. Haciendo un seguimiento diario
de los últimos datos publicados por la OMS, el número de pacientes declarados se
dobla cada día en distintos países
SINTOMATOLOGÍA
En la mayoría de los casos, la infección por el subtipo H1N1 se manifiesta
de forma similar y con síntomas clásicos a cualquier otro caso de infección por
gripe común (influenza de tipo A), como aumento de secreción nasal, tos, dolor de
garganta, fiebre alta (mayor a 38º C), malestar general, pérdida del apetito, dolor
en los músculos, dolor en las articulaciones, vómitos, diarrea y, en casos de mala
evolución, desorientación y pérdida de la conciencia. La diferencia radica en que el
subtipo H1N1 es capaz de expresarse ocasionalmente de modo mortífero, aunque
dichos casos son estadísticamente regulares (rondando el 45% aproximadamente
del total de afectados).
Siempre existirá un subgrupo de personas en que la infección por el subtipo
H1N1 se manifiesta más agresivamente (debido a un sistema inmunitario
suprimido) y en el que se llega a contraer neumonía, cuya mortalidad alcanza a 1
de 1 aprox. de estos pacientes.
GRUPOS DE POBLACIÓN MÁS VULNERABLES
Entre los grupos poblacionales más vulnerables a la influenza tipo A subtipo
H1N1 se encuentran:
En general, personas en los extremos de vida como niños entre 6 meses a
4 años y adultos mayores a 65 años de edad.
Pacientes con afecciones crónicas de los sistemas pulmonar y cardiovascular.
Pacientes con enfermedades metabólicas e insuficiencia re-nal.
Niños o adolescentes que están bajo terapia prolongada con ácido
acetilsalicílico (aspirina).
2. Pacientes inmunodeficientes o bajo tratamiento inmunosupresor.
Embarazadas que estén cursando su 2do - 3er trimestre de gestación.
Niños en estado de riesgo como nacidos prematuros, especialmente
aquellos con peso menor a 1.500 gramos.
TRATAMIENTO
Se recomienda bajar la fiebre y malestar con antipiréticos, como el
acetaminofén o ibuprofeno, y evitar el uso de aspirina (ácido acetilsalicílico).
Es aconsejable que la persona afectada con el virus se quede en casa y no
asista al trabajo o al estudio, mientras padezca del AH1N1, para no propagar el
virus a los demás.
Se debe reposar y tomar abundantes líquidos (agua, caldos, sopas, jugos, té y
agua de papelón caliente con limón).
CÓMO PREVENIR EL AH1N1
Actualmente existen vacunas disponibles en los centros de salud pública del
país, que están siendo administradas a personas con enfermedades crónicas
cardíacas, pulmonares; personas de la tercera edad, personas con HIV y mujeres
embarazadas.
La recomendación más importante según los médicos, es lavar las manos
frecuentemente con agua y jabón, meticulosamente, y el uso del gel antibacterial,
si está en la calle y no tiene al alcance un lugar para asearse las manos.
Se recomienda a las personas afectadas, que al estornudar y toser se tapen
con un pañuelo desechable o con el antebrazo, y no con la manos, para evitar
contagiar a las personas con quienes tienen contacto, ya sea dentro o fuera del
hogar.
Evitar el contacto con personas que tengan síntomas gripales.
Es importante tener en cuenta que las mascarillas deben ser utilizadas
solamente por las personas afectadas con el virus, no las que están sanas. Las
bacterias y los gérmenes necesitan tres elementos básicos para su reproducción:
humedad, temperatura y oxígeno. Esto significa que en el tapabocas las bacterias
quedan atrapadas y se multiplican dándole las facilidades con el aliento (calor),
humedad (saliva) y el oxígeno (respiración).
El buen dormir, la práctica de ejercicio y una buena alimentación con una
buena dosis de vitamina C, mantiene el sistema inmune en un nivel óptimo que
refuerza la protección del organismo contra virus y enfermedades.
CÓMO SE CONTAGIA
Este virus se transmite principalmente por contacto, o cuando es esparcido en
el aire y se aloja en la boca, nariz y ojos, o entra a los pulmones por inhalación.
Las personas con mayor riesgo de contraer el virus, son las afectadas con
enfermedades crónicas cardíacas y pulmonares, las de edad avanzada, personas
infectadas con HIV y las mujeres embarazas.
SIGNOS DE ALARMA:
Dificultad para respirar y fiebre superior a 39°C, por más de tres días.
3. VARICELA
La varicela es una enfermedad contagiosa causada por el virus de la varicela
zóster, un virus de la familia de los herpesvirus que también es el causante del
herpes zóster. Es una de las enfermedades clásicas de la infancia, que en los
niños suele ser leve pero en adolescentes y adultos tiene mayor riesgo de
complicaciones. La enfermedad dura alrededor de una semana
HISTORIA
Durante años, se pensó que la varicela era una forma especial de la viruela.
Fue descrita por primera vez en el siglo XVI, por diferentes autores con el término
Cristalli o Verol volante (el virus de la viruela de vuelo). La expresión varicela fue
otorgado por Daniel Sennert en 1632. Sólo el médico inglés William Heberden
produjo una distinción clara entre la varicela y la viruela. Desde la segunda mitad
del siglo XIX Eduard Heinrich Henoch y AntoineMarfan precisaron los peligros de
la enfermedad. El dermatólogo de Hamburgo Paul Gerson Unna describió los
cambios histológicos que distinguen la varicela de la viruela. En la primera mitad
del siglo XX, poco a poco la relación entre la varicela y el herpes zóster se fue
demostrando
CUADRO CLÍNICO.
El signo más característico de la varicela es una erupción en la piel que
aparece en forma de pequeños granos que en poco tiempo se convierten en
vesículas (ampollas llenas de líquido). Las vesículas suelen aparecer primero por
el tronco, la cara, el cuero cabelludo, extendiéndose después por todo el cuerpo.
También puede afectar a la boca, a la vulva y al interior de los canales auditivos.
Uno o dos días después las vesículas se transforman en costras. Durante los
primeros días aparecen varias oleadas de vesículas, por lo que pueden verse a la
vez lesiones en varias fases evolutivas, lo que se conoce como patrón «en cielo
estrellado». Las lesiones de la piel suelen ser muy pruriginosas (es decir, causan
el incontrolable deseo de rascar y/o la sensación de escozor). Al aparecer las
costras, las lesiones ya no serán contagiosas.[cita requerida]
En el periodo prodrómico —el periodo que transcurre antes de que aparezca la
erupción, generalmente uno o dos días antes— suelen presentarse otros síntomas
como fiebre, dolor de cabeza, malestar general, pérdida de apetito o vómitos.
Estos síntomas suelen persistir durante los primeros días de la enfermedad.[cita
requerida]
DIAGNÓSTICO
Generalmente la varicela se diagnostica por sus signos clínicos típicos, sin
precisar de ningún tipo de análisis. La erupción vesiculosa y pruriginosa en
oleadas, especialmente si hay antecedente reciente de contacto con un enfermo
de varicela, es suficiente para establecer el diagnóstico.[cita requerida]
Para casos dudosos o con fines de investigación se pueden emplear pruebas
diagnósticas para detectar el virus en el líquido extraído de las vesículas, como el
cultivo, la inmunofluorescencia o la reacción en cadena de la polimerasa. Para
conocer si una persona es inmune a la varicela se utiliza la serología.
4. TRATAMIENTO
MEDIDAS GENERALES
En niños sanos suele ser suficiente con una serie de medidas para aliviar los
síntomas. Para la fiebre se emplea el paracetamol, evitando siempre la aspirina
(ácido acetilsalicílico), cuyo empleo para la varicela se asocia al síndrome de
Reye. Con carácter general se desaconseja el uso de ibuprofeno en niños con
varicela por la posibilidad de una predisposición a infecciones oportunistas. En un
estudio de casos y controles se ha relacionado el uso de ibuprofeno en niños con
varicela con una probabilidad mayor de aparición de fascitis necrotizante;3
mientras que ciertos estudios prospectivos no han encontrado evidencias de tal
asociación.4 El prurito puede aliviarse mediante lociones antipruriginosas o con
antihistamínicos orales, talcos de coloides, o loción de calamina. Otras medidas
que ayudan a evitar lesiones por rascado e infecciones de la piel son cortar todas
las uñas y un baño diario con un jabón suave. (El baño debe ser corto para no
favorecer la aparición de más ampollas).
Es importante aislar al enfermo durante la fase contagiosa de aquellas
personas que no han pasado la enfermedad, en especial de las de mayor riesgo
(adultos, adolescentes, embarazadas o inmunodeprimidos). Aunque
tradicionalmente en muchos sitios se recomienda facilitar el contagio de los niños
para evitar que la contraigan cuando sean mayores, no hay que olvidar que la
varicela, aunque generalmente benigna, puede dar lugar a complicaciones graves