Este documento discute los desafíos actuales en la gestión de instituciones educativas de comunicación y el papel de las federaciones y consejos en su construcción. Señala la necesidad de reexaminar cómo la tecnología ha afectado la enseñanza, el sentido de la universidad y la promoción del pensamiento crítico. También enfatiza la importancia de fortalecer la interrelación entre pares académicos, compartir conocimientos y experiencias formativas para enfrentar mejor los cambios en el campo de la comunicación.
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Primer Encuentro Nacional de Directores de Escuelas y Facultades de Comunicación
1. Primer Encuentro Nacional de Directores de Escuelas
y Facultades de Comunicación
La importancia de la Gestión de las instituciones educativas
de la comunicación y las aportaciones que hacen las
Federaciones y Consejos para su construcción
26 de marzo de 2009.
Beatriz Solis Leree
Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco
Directora Región México de la FELAFACS
La problemática de la formación universitaria, en el caso de
comunicadores sociales está teñida de viejos problemas, muchos
de los cuales siguen siendo pertinentes, y a ellos se suman a
nuevos retos, que aparecen acompañando al desbordante
desarrollo de las tecnologías y los aun enormes vacíos de las
incipientes democracias latinoamericanas.
Por ello corresponde preguntarse acerca de las principales
dificultades por las que atraviesa la gestión de las instituciones
educativas de la comunicación, en las universidades sometidas a
la clásica tensión entre la profesionalización instrumental del
mercado y la formación humanística ética e integral necesaria
para el desarrollo democrático de nuestros países.
Ma. Teresa Quiroz1, Presidente de la Federación Latinoamericana
de Facultades de Comunicación FELAFACS, a quien me
corresponde el honor de representar, nos propone hacernos las
siguientes preguntas y reflexiones:
1
María Teresa Quiroz. Nuevos y viejos problemas en la formación universitaria de comunicadores
sociales.
1
2. ¿La tecnología ha alterado los contenidos, los ritmos, las
•
metodologías, la investigación y las prácticas académicas?
¿Cuál es el sentido de universidad hoy en día y su
•
pertinencia en la sociedad? ¿Cómo mantener el espíritu
crítico frente a la razón instrumental?
¿Cómo promover la capacidad para el discernimiento
•
selectivo y evitar el riesgo de reducirlo a la mera transmisión
de información o evitar que termine seducido por las tantas
texturas facilitadas por la digitalización?
Se espera que la universidad forme profesionales que se
conviertan en piezas clave de la sociedad del conocimiento,
desarrolle la investigación científica, la tecnológica y el trabajo
cooperativo. Sin embargo, la educación camina muy lentamente y
no logra encontrar los lazos adecuados con la cultura, las
expectativas sociales y empatar éstas con las del mercado y las
instituciones y redes académicas para el estudio de la
comunicación en América Latina atraviesan una etapa de crisis y
de revisión sobre sus objetivos, posibilidades y medidas para
fortalecer su rol en las sociedades.
A consecuencia de la globalización del espacio público mundial
estamos obligados a ubicar un enfoque distinto para plantearnos
preguntas acerca de ¿Cómo establecer parámetros de análisis
para la interrelación Sociedad/Medios o Comunicación/Educación,
si éstas entran y salen permanentemente de las fronteras
cediendo su control a los límites técnicos del medio utilizado?
En ese marco no puede ser ignorado el valor de la información
como punta de lanza de la internacionalización de la economía
2
3. mundial y también como base para el desarrollo democrático de
los países y fundamento necesario para su incorporación en
nuestra reflexión, no como objeto, sino como aquello que la activa.
No son las instituciones en sí mismas, ni las tecnologías en su
especificidad, ni el orden jurídico de las normas, ni lo político en su
materialidad, lo que nos permitirá avanzar en la reflexión útil
acerca de la Relación Educación/comunicación y la posibilidad de
promover acciones concretas encaminadas a la definición de
nuevos caminos.
Para contribuir al desarrollo del necesario trabajo de reflexión y de
formación que como campo académico específico nos
corresponde debemos, al menos trabajar en:
La interrelación y reconocimiento del campo.
•
Hemos hablado del espacio público como lugar donde se
materializan las relaciones que se establecen entre los diversos
órdenes, donde la sociedad se refleja y se reconoce. Será
necesario en ese mismo sentido, desentrañar las dinámicas de
reconocimiento propias que nos permitan poner en común y hacer
visible nuestra comunidad académica.
¿Qué significado tiene hoy la organización académica? ¿Cuál es
la evaluación que podemos hacer acerca de la productividad de la
asociación entre pares?
Si se tiene claro el punto en común, la complejidad podrá estar, tal
vez, en la búsqueda de formas de interacción entre los actores
que conforman una organización y en la materialización muy
concreta del trabajo que la asociación promueve, para el trabajo
3
4. de reflexión académica. Debemos concebir a las asociaciones
como espacios para el reconocimiento y la interrelación de sus
asociados, pero asumiendo también la importancia de establecer
vínculos y relaciones de alianza y concertación con otros grupos
que se relacionan con la acción, objeto de la reflexión.
Hoy los investigadores y los docentes tendríamos que resistir la
tentación de sentirnos un grupo ajeno a la sociedad (referente
permanente de nuestro análisis) y enfrentar el reto que significa
intervenir, desde nuestro trabajo de reflexión y juicio crítico, en la
comprensión y definición de formas de relación con las estructuras
institucionales que enmarcan las relaciones entre los medios, el
Estado y la sociedad.
La organización para compartir experiencias y proyectos entre
quienes están interesados en avanzar en el conocimiento pero
también interesados en el compromiso por el desarrollo
democrático de todos los niveles.
Un paradigma de organización verdaderamente crítico no puede
asumir de hecho la apariencia de esferas separadas, más bien
debe investigar las formas de integración, alianza y puenteo entre
quienes reflexionan sobre la realidad (los académicos) y entre
quienes la materializan en los hechos (los políticos y las
organizaciones sociales), sin dejar de lado, por supuesto a
quienes la viven cotidianamente.
Distribución de saberes
•
La investigación y la educación deben enfrentar las lógicas del
mercado académico que busca -y logra, en muchos casos- el
trabajo aislado y solitario en aras de un puntaje burocrático que
muchas veces se convierte en una carrera contra el reloj para
4
5. incrementar el salario. Los capitales que se invierten en
investigación de este campo cada vez más se encaminan a la
satisfacción de intereses inmediatistas, tanto de los político-
profesionales como de los empresarios, puestos ambos en plena
competencia mercadológica.
Todo esto sin duda forma parte de nuestro contexto, pero con esto
y contra esto debemos trabajar buscando soluciones específicas.
La puesta en común tiene que ver también con la necesaria
circulación de los saberes que han debido someterse a las lógicas
mercantiles de la rentabilidad. La publicación de los trabajos,
cuando se logra, muchas veces debe restringirse a la
autorreferencialidad o a la circulación restringida, los esfuerzos de
edición son absolutamente paralizados por la falta de mecanismos
de distribución y libre circulación impidiendo la suma e
incorporación de los avances. Por ello, la interrelación entre pares
y la intervención tecnológica debe ser usada como herramienta
para la puesta en común de conocimientos
• Intercambio formativo
La falta de información confiable y suficiente de datos básicos
para el análisis de los modelos de comunicación representa uno
de los primeros obstáculos para la investigación en comunicación.
Coincido con lo planteado ya acerca de la necesidad de
información de resultados de investigación empírica como
fundamento para y objeto mismo de la reflexión conceptual. Una
tarea que en la región tenemos pendiente la búsqueda de
mecanismos que nos permitan incorporar toda la información
disponible en una base de datos de fácil acceso y que nos ilustre
sobre el estado del arte de la comunicación en los puntos más
5
6. elementales. Por ejemplo, solo para documentar nuestros vacíos
de información ¿Cuántas frecuencias de radio y de televisión
existen en cada país? ( en cada uno de los estados) ¿Cuántos
diarios y revistas? ¿Cuál es el grado de avance de las
telecomunicaciones? ¿Cuál es el sustento jurídico de cada medio
y de los derechos fundamentales? ¿A cuánto ascienden las tarifas
por los servicios de transmisión publicitaria en cada país? Y un
largo etcétera seguiría en esta lista de datos que desconocemos y
cuya información sistematizada puede constituir un apoyo
fundamental no sólo para la investigación comparada sino para
dar cuenta de la infraestructura mediática sobre la que se sustenta
el desarrollo de la formación de profesionales en comunicación y
que sin duda nos permitiría avanzar en el análisis de la
significación de esos modelos. Tengo la certeza de que el avance
en la investigación y el conocimiento acerca de las características
de la producción social de la comunicación nos permitirá, algún
día, ser más eficientes en el desarrollo de políticas encaminadas a
la transformación histórica de las sociedades y plantear
estrategias comunicativas apoyadas en el conocimiento suficiente
de lo que se está haciendo y de sus repercusiones.
¿No será que requerimos repensar nuestros conceptos, buscar
nuevos paradigmas sin abandonar aquellos que pueden ser útiles,
desarrollar instituciones flexibles y dinámicas y nuevos valores en
la educación?
El desafío educativo es grande y complejo para nosotros porque
se trata de conjugar el uso más fecundo y equitativo de las
tecnologías de la información y la comunicación pero no
6
7. quedarnos solo en eso, las tecnologías no lo son todo, requieren
de contenido y fundamento humanista y ético propio de la tarea
educativa universitaria.
Cuando hablamos de la formación del comunicador debemos
poner el énfasis en la formación de personas competentes, de
sujetos, con capacidad de entendimiento del mundo. Cuando la
eficiencia se ha convertido en un valor supremo, la tarea de formar
comunicadores es estratégica para impulsar y promover el
desarrollo democrático en nuestros países, poner el énfasis en las
necesidades públicas. A diferencia de una universidad que aporta
únicamente profesionales, debemos aportar también conocimiento
y creatividad y de una actitud ética que resguarde las “miradas
múltiples” de la pluralidad.
En tiempos en los que la velocidad de los hechos y de la
información suponen nuevas situaciones para pensarnos como
sociedad, así como para pensar la educación y la comunicación.
Richard Sennett se pregunta en su último libro La cultura del
nuevo capitalismo, sobre los valores y prácticas que puedan
mantener unida a la gente cuando se fragmentan las instituciones.
Menciona que hay que hacer frente a tres desafíos.
El primero relacionado con el tiempo y cómo manejar las
relaciones a corto plazo, mientras se pasa de una tarea a otra, de
un empleo a otro, de un lugar a otro. Si las instituciones ya no
proporcionan estabilidad, certidumbres, marcos a largo plazo, la
persona tiene que improvisar el curso de su vida.
El segundo está vinculado al talento y se refiere a cómo
desarrollar nuevas habilidades, explorar capacidades potenciales
7
8. a medida que las demandas de la realidad cambian, y se reciclan
en tiempos más breves.
El tercer desafío es el de la renuncia, y cómo desprenderse del
pasado. Si nada está garantizado, (ni el puesto de trabajo), es
necesario un rasgo característico de la personalidad que descarte
las experiencias vividas. Este rasgo se asemeja más al
consumidor de los discursos quien está siempre ávido de cosas
nuevas, deja de lado los bienes viejos aunque todavía sirvan, los
reemplaza, abrazando el valor de lo efímero.
Ubicado estos retos en el entorno universitario debemos
reconocer que no lo estamos asumiendo del todo. El concepto del
tiempo, principio ordenador de nuestras culturas, y de la reflexión
se transforma en sinónimo de velocidad. La velocidad como
esencia de la vida moderna, de las tecnologías, la economía, la
política y el mercado y hasta del quehacer universitario. En la
necesaria rapidez que se exige para pensar, para comunicar, para
vivir, la información nos llega con inmediatez y simultaneidad y así
de rápido es sustituida por una nueva, el tiempo para la digestión
estorba, no hay tiempo, es necesario solo verla pasar, no
detenernos en ella so pena de quedar “desinformados”, no estar
“al día”, perder vigencia.
La información, su producción, circulación y recepción debe ser
rápida para alcanzar la velocidad con la que fluye. Lo importante
es ver las cosas cuando ocurren, y olvidarse de ellas cuando han
dejado de ocurrir en la pantalla, “cuando se apaga el televisor”. La
rapidez y fragmentación de los tiempos mediáticos impide el
debate y la reflexión, la información es fragmentada e insuficiente.
Ese será entonces un desafió para los universitarios si es que aun
8
9. estamos convencidos de que nuestro trabajo tiene su fortaleza en
la capacidad de reflexión.
Por otra parte, las formas de relación cultural se desdibujan.
Los mercados y sus nuevas formas de mediación tecnológica
requieren la uniformidad y homogeneidad para un leguaje cada
vez más binario, empobreciendo una de las bases fundamentales
de la identidad cultural como es el lenguaje y la tradición oral de
nuestros pueblos, generando tensiones entre el mundo moderno y
sus necesidades instrumentales frente a las viejas necesidades
culturales.
Nuestras universidades deben partir de la base de que
forman profesionales en este mundo de tensión entre las nuevas
economías globalizadas que exigen ciertos perfiles profesionales
frente a o conviviendo aun con los viejos problemas de
marginalidad y desigualdad social, generando una brecha cada
vez mas grande y evidente entre los llamados inforicos e
infopobres.
Y así nuestros programas deben considerar el énfasis de nuestro
trabajo y preguntarnos como lo hace Martín Hopenhayn2 sobre
nuestros objetivos:
la producción de recursos humanos;
•
la construcción de ciudadanos para el ejercicio en la
•
política y la vida pública; o
el desarrollo de sujetos autónomos.
•
2
Hopenhayn, Martín. Educar para la sociedad de la información y de la comunicación: una perspectiva latinoamericana. Revista
Iberoamericana de Educación No. 30 de la OEI.
9
10. O más difícil aun; producir combinaciones que permitan desarrollar
las capacidades de expresar demandas y opiniones en medios de
comunicación; manejar los códigos y las destrezas cognoscitivas
requeridos en adquirir información estratégica y de organización y
gestión para adaptarse a situaciones de creciente flexibilización
en el trabajo y en la vida cotidiana
Estas destrezas suponen:
Concebir al estudiante no como un receptor pasivo de
•
nuevos conocimientos lo que significa cambios de actitud
frente al proceso de aprendizaje. Interesarnos mas en cómo
que en el que se enseña. interesa mucho más que el qué, el
cómo se enseña.
Hacer del aprendizaje un proceso interactivo de participación
•
Lograr un cambio cultural de los roles del maestro y del
•
estudiante, desarrollando destrezas como la iniciativa
personal, la disposición al cambio y capacidad de
adaptación a nuevos desafíos, el espíritu crítico en la
selección y el procesamiento de mensajes, la capacidad de
traducir información en aprendizaje, la capacidad para emitir
mensajes a interlocutores diversos, capacidad para trabajar
en grupos.
Sin olvidad las destrezas instrumentales, formar
•
profesionales en la digitalización sin investirla de solución
mágica o suficiente para atender todos los problemas.
Ser capaces de trabajar con la tecnología sin prescindir de la
•
crítica y la reflexión y ser capaz de mirar hacia atrás y hacia
10
11. delante para distinguir la coyuntura o las tendencias y
cambios de la mirada histórica.
Atender también a lo que Alain Tourraine señala cuando nos
•
exige que las instituciones preparemos para aprender a
cambiar, más que a formar en competencias específicas que
probablemente estarán obsoletas o serán inútiles para la
mayor parte de ellos a corto plazo3.
Pensar en comunicadores en educación continua. La
•
formación ya no se agota en la licenciatura, requiere
actualización y para ello están los cursos de posgrado o
especializaciones. Pero la actualización no es solo
tecnológica o informativa. Se trata de una educación
continua que le dé sentido al conocimiento, que confronte
saberes, que incentive el desarrollo de proyectos, que forme
política y culturalmente, que infunda confianza al estudiante
en su capacidad de apreciar, criticar y proponer de manera
libre.
Proponernos una formación que desarrolle capacidades en
•
el examen de la realidad, de carácter intercultural e
interdisciplinario, bajo modelos académicos y pedagógicos
flexibles que eviten las constantes reformas curriculares que
agotan administrativamente las instancias académicas.
• Voltear la mirada hacia la necesaria educación continua de
los profesores, no solo en sus habilidades conceptuales sino
en sus actitudes en el aula (atender, asistir, confrontar,
3
Touraine, Alain. ¿Podremos vivir juntos? Iguales y diferentes. Buenos Aires: FCE, 1997, p. 328.
11
12. debatir, cautivar, envolver, entusiasmar e interactuar con los
alumnos).
La universidad en América Latina no puede dejar de lado los
fundamentos de la ciencia y los valores humanísticos porque tiene
que contribuir a pensar reflexionar tan urgente en el mundo de
hoy. Convertir la formación universitaria en una escuela de
ciudadanía y democracia. En tiempos de fragmentación y de
pérdida de sentido es urgente conferirle a la formación
universitaria de comunicadores de un horizonte ético.
La Universidad tiene que defender, en voz alta, la libertad de
expresión y el derecho a la información y por supuesto la crítica
académica que nos acerque a comprender y expresar la
diversidad cultural de los pueblos latinoamericanos.
La Universidad puede y debe batallar por reconciliar el
conocimiento, la ciencia y el saber con la prosperidad, el
desarrollo, la justicia y la igualdad, evitando así el fraccionamiento
entre el pasado y el presente, el conocimiento humanístico y ético
con el científico, la tecnología y el arte.
12