Mogarraz, pueblo encantador de la Sierra de Salamanca
1.
2. Mogarraz Conjunto histórico
Mogarraz, peculiar, pintoresco y bello, es uno de los Durante el siglo alcanzó gran
XVIII
auge económico y demográfico. Del tamaño del
pueblos más encantadores de la Sierra de Francia. Se
núcleo entonces da cuenta el Catastro de Ensenada, al
asienta en un monte alomado, estribación del Cabril,
citar en 1752 un total de 220 casas, para un conjunto
entre los ríos Francia y Milanos, sobre un pequeño
de 236 vecinos, unos 800 habitantes. Es precisamente
rellano del terreno que interrumpe la pendiente. Dista
en esos años cuando vivió el eminente ilustrado Juan
de Salamanca 85 km, a mitad de camino entre La
Antonio Melón, natural de esta villa pero avecindado
Alberca y Miranda, y muy próximo a Monforte. El
en Madrid, cuya personalidad realzó durante mucho
casco urbano se originó, como suele ser frecuente,
tiempo el nombre de Mogarraz, que a su vez lo ha
siguiendo una larga calle, el Cabo de la Aldea, nombre
que en sí mismo revela tal origen. Abundan las lluvias
en los meses de invierno y primavera, y los veranos
son secos y calurosos, en una mezcla de influencias
atlánticas y mediterráneas que se observan claramen-
te en la vegetación de robles y castaños. Predominan
las huertas, la vid y el olivo distribuidos en terrazas o
“paredones” que aprovechan los desniveles existentes
en el entorno.
Parece ser que los romanos y tardorromanos dejaron
algunos testimonios poco investigados todavía. Los
primeros documentos datan de fines del siglo XII cuan-
do la Repoblación medieval. De esta época poco más
se conoce que la existencia de un castillo, perdurando
todavía el topónimo en el nombre de uno de sus
barrios. Más datos constan conforme pasan los siglos.
En 1671 consiguió el título de villa y su segregación
del condado de Miranda del Castañar. Sin embargo, a
los indudables beneficios que ello conllevó, hay que
contraponer el elevado coste económico que supuso.
Vista aérea de Mogarraz
3. M O G A R R A Z ~ LORENZO MARTÍN SÁNCHEZ
estaba “buena, con su capilla maior bien enmaderada
y su tribuna y la sacristía devajo de altar maior”. La
necesaria renovación del viejo templo motivó que se
reedificara unas décadas después, pero no fue la única
reforma, pues en 1789 se documentan unas importan-
tes obras a cargo de Ventura Moiños, al que la docu-
mentación menciona como “profesor de arquitectura
y maestro director de las obras de fortificazión de
Ciudad Rodrigo y sus quarteles”, según las condicio-
nes que redactó el conocido arquitecto Jerónimo
García de Quiñones.
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Esta iglesia, dedicada a Nuestra Señora de las Nieves,
destaca por su altura, volumen y presencia en el con-
junto de la localidad. Es de una sola nave, con cruce-
ro, cúpula de media naranja, capilla mayor cuadrada
y pórtico al norte. El exterior, caracterizado por su
austeridad, contrasta con la bóveda barroca de
medio cañón con lunetos que se ve en el interior
debida a la última remodelación citada. El retablo
mayor, de hacia 1741, es de tres calles articuladas por
estípites y fue traído en el siglo XIX de la iglesia de la
dehesa de San Miguel de Asperones pero tal vez pro-
veniente del convento franciscano de Tejeda. Lleva
en el centro las imágenes de San Pedro y de la Virgen
de las Nieves, y a uno y otro lado San Antonio y San
Francisco. En el lado del evangelio hay también un
retablo barroco con la imagen gótica de la Virgen del
Arenal, proveniente de la iglesia medieval, y en el de
la epístola otro del “Santo Cristo”. Nada más que
destacar aparte de una Virgen del Rosario, de gran
devoción popular, un púlpito hexagonal de piedra
arenisca, de 1718, sobre columna jónica, decorado
Calle típica
con motivos religiosos, y una gran pila bautismal.
seguido recordando teniendo el cuidado del patronato
educativo que fundó en el pueblo, ubicado en un Por encima del perfil del caserío sobresale la torre-
digno edificio del arquitecto Joaquín de Vargas campanario, construida en los primeros años del XVII,
Aguirre. Durante la centuria decimonónica siguió cre- aunque de recuerdo renacentista, “desviada de la igle-
ciendo en población alcanzando 1.095 habitantes en sia”, como es habitual en los pueblos cercanos de
1877. En el siglo XX experimentó los avatares de la Cepeda y Miranda del Castañar, lo que sugiere una
emigración primero, el crecimiento demográfico en función defensiva y de refugio. Está realizada en sille-
los años centrales del siglo y la decadencia poblacio- ría granítica, con dos cuerpos lisos y desprovistos de
nal a finales del mismo. decoración sobre los que se eleva el de campanas, con
doble ventanal en cada cara, albergando además el
En el lugar de su actual iglesia existió otra, más anti- reloj de la villa. Remata, por encima de la cornisa, en
gua, de época medieval, advocada a Santa María del balaustrada con bolas herrerianas.
Arenal. De ella se decía a comienzos del siglo XVII que Destacan dos plazas, la del Solano y la Mayor, los
4. JARDINES, SITIOS Y CONJUNTOS HISTÓRICOS DE LA PROVINCIA DE SALAMANCA
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Agua y piedra, elementos característicos
soportales con capiteles, el Ayuntamiento, una fuen- trajes antiguos, los hilos de oro y los botos charros se
pueden ver en las fiestas principales en honor de la
te de los caños y el característico Calvario a la entra-
Virgen de las Nieves. Se celebran en la primera sema-
da del pueblo, del finales del XVII, cuya cruz central
na de agosto, con una peculiar procesión y ofertorio
lleva un capitel decorado con calaveras, al igual que
con danza y el ramo de las mozas, acompañados del
la “Cruz de los Judíos” que se halla frente al
tamborilero y el gracioso. Y son habituales en esos
Humilladero del siglo XVIII. Todavía se conserva en
días las corridas de toros en el ruedo que se monta en
ella un interesante Cristo barroco, pues fue sede de
la Plaza Mayor.
la cofradía de la Vera Cruz, permaneciendo como
testimonio histórico de las diversas ermitas que exis-
Por todo lo dicho, Mogarraz fue declarado Conjunto
tieron en la villa.
Histórico Artístico en febrero de 1998. Población
serrana que todavía conserva gran parte
En la arquitectura popular está presente la tradicional
de su cultura tradicional, une al inte-
disposición de la casa serrana, con sus típicos entra-
rés histórico y artístico un atractivo
mados de madera, piedra y adobe, sobresaliendo
singular y un entorno que el visitante
como elemento diferenciador en Mogarraz la gran
difícilmente olvidará.
altura de las viviendas, algunas de cuatro pisos, bien
marcados por los salientes de rústicas vigas.
Lamentablemente, a las numerosas pérdidas debidas a
reconstrucciones y remodelaciones, así como al aban-
dono de las técnicas y materiales tradicionales, hay
que añadir catástrofes históricas como los diversos
incendios que en los siglos XIX y XX causaron la des-
trucción de una veintena de casas.
Si típico es todo el pueblo en sí, sus callejas y rinco-
nes, las escaleras de piedra y los balcones con gera-
nios, más valor y mérito guarda su rica artesanía,
especializada en dos ramas: la filigrana y el cuero. Los
Iglesia parroquial. Cabecera