2. Los valores son principios que nos
permiten orientar nuestro comportamiento
en función de realizarnos como personas.
Son creencias fundamentales que nos
ayudan a preferir, apreciar y elegir unas
cosas en lugar de otras, o un
comportamiento en lugar de otro. También
son fuente de satisfacción y plenitud. Nos
proporcionan una pauta para formular
metas y propósitos, personales o
colectivos. Reflejan nuestros intereses,
sentimientos
y
convicciones
más
importantes.
3. Los valores es todo lo que lleva al hombre a
defenderse y creer en sí mismo y crecer como
una persona digna.
Estos depende de la elección libre de la persona
los que desea tomar y emplear en su vida y los
que no y van formando a su vez su
comportamiento proporcionándole metas y
propósitos que se traducen en pensamientos
conceptos e ideas pero sobre todo acciones, ya
que estas demuestran mejor lo que se quiere
expresar, suelen estar ligados a sentimientos y
emociones y se pueden valorar de acuerdo a
varios criterios: estéticos, sociales, costumbres,
principios éticos, etc.
4. Entendemos los valores como los
principios
que
rigen
los
comportamientos humanos, y dirigen
las aspiraciones de los individuos, o
incluso de sociedades, en pro de su
perfeccionamiento o realización. Son
las
pautas
que
marcan
los
comportamientos
humanos,
y/o
sociales,
orientándolos
hacia
conductas que presumen la mejora en
el desarrollo de la persona o de una
colectividad.
5. Se podrían plantear tres situaciones básicas del
hombre con relación al mundo en la clasificación de
los valores:
1) El hombre en el mundo: esta marca nuestra
inscripción dentro del universo. El hombre es
superado o abarcado por el mundo. Son los valores
de lo corpóreo. Puede decirse, que hay valores que
deben ser definidos por relación a la sensibilidad y por
relación al cuerpo, cuyo papel es precisamente el de
inscribirnos en el universo y recibir de él todas las
influencias.
2) El hombre frente al mundo: el hombre se siente y
se ve como parcialmente emancipado respecto a ese
universo, y se dirige a él para comprenderlo,
contemplarlo y recrearlo.
3) El hombre sobre el mundo: el hombre se separa de
todo interés subjetivo e individual. Hablamos de que el
valor reside aquí en el espíritu mismo.
6. Valores inferiores: económicos y afectivos.
En ambos hay una subjetivación del valor, en el sentido de que el
mundo es visto como marco y como sostén de la existencia
individual corpórea. Pero hay también entre ellos diferencias. Los
valores económicos constituyen el momento más objetivo, es
impersonal, pues son cuantificables y mensurables, mientras que
los afectivos son estrictamente subjetivos, ocupando el lugar
superior por estar relacionados con el centro de la persona. Los
valores económicos son la forma material del valor, aquella que
es más fácilmente captable, la que está en relación
con nuestras necesidades más evidentes.
Los valores afectivos constituyen el lado subjetivo, es
rigurosamente individual; es la propiedad y, en cierto sentido, el
secreto de cada uno. Hay una cierta superioridad de lo afectivo
sobre lo económico.
Se distingue entre los modos básicos en que se realizan los
valores afectivos: el placer y el dolor, que nos dan el valor en su
doble aspecto positivo y negativo.
7. Valores intermedios: intelectuales y estéticos
Hay un principio de emancipación y de apertura a lo
universal.
Los valores intelectuales serían el momento objetivante de
la situación del hombre frente al mundo, mientras que el
estético representaría su aspecto subjetivo.
Los valores intelectuales adquieren su significado definitivo,
más allá del conocimiento: la inteligencia es esencialmente
plástica.
Los valores estéticos están más cercanos al carácter
creador del espíritu. Los valores estéticos se insertan en la
sensibilidad, pero consideran a esa sensibilidad como una
materia que se trata justamente de transfigurar, es decir,
espiritualizar.
Los valores estéticos conservan una relativa autonomía,
pero preparan y son asumidos finalmente por los valores
superiores, especialmente los religiosos.
8. Los valores morales y religiosos.
Los valores morales corresponden a la esfera suprema y representan dentro de
ella, el aspecto objetivo, por su contraposición a los valores religiosos, depositarios
de la más pura subjetividad (o sea del más puro carácter personal). Lo propio de la
moral es invitarnos a crearnos a nosotros mismos como personas.
Se distingue dentro de los valores morales tres niveles:
1. Valores Sociales: son los deberes impuestos por la sociedad.
2. Valores jurídicos: son una especie particular de los valores sociales, que
precisan su naturaleza y forman una transición más directa a los valores
(estrictamente) morales.
3. Valores propiamente morales: en ellos la persona se realiza en su interioridad y
en su encuentro comunitario con otras personas. Su característica es expresar las
relaciones mutuas entre las personas, de tal modo que estas relaciones se
encuentran fundadas sobre la voluntad consciente de las personas mismas, y no
ya sobre una presión emanada de la sociedad de la
que forman parte.
El grado supremo de los valores, son los valores religioso o valores espirituales,
en estos todas nuestras facultades se hallan elevadas a lo universal, como se ve
en la inteligencia, la sensibilidad y la voluntad en los tres valores fundamentales;
pero la distinción entre estas facultades es abolida en ese foco común del que
proceden y que es propiamente el amor. Es un acto de fe, de modo que la
afirmación del valor en la medida en es la afirmación misma del absoluto, es
siempre una afirmación religiosa.
9. Moral es una palabra de origen latino, que proviene del términos moris (“costumbre”).
Se trata de un conjunto de creencias, costumbres, valores y normas de una persona
o de un grupo social, que funciona como una guía para obrar. Es decir, la moral
orienta acerca de que acciones son correctas (buenas) y cuales son incorrectas
(malas).
Según otra definición, la moral es la suma total del conocimiento que se adquiere
sobre lo más alto y noble, y que una persona respeta en su conducta. Las creencias
sobre la moralidad son generalizadas y codificadas en una cierta cultura o en un
grupo social determinado, por lo que la moral regula el comportamiento de sus
miembros. Por otra parte, la moral suele ser identificada con los principios religiosos
y éticos que una comunidad acuerda respetar.
El conjunto de normas morales es denominado como moralidad objetiva (existen
como hechos sociales más allá de que el sujeto decida acatarlas). En cambio, los
actos a través de los cuales la persona respeta o viola la norma moral conforman la
moralidad subjetiva.
Cabe mencionar que la idea de responsabilidad moral aparece con el
convencimiento de que el accionar del individuo siempre se realiza con un fin, a
menos de que se encuentra inconsciente (ya sea por una enfermedad mental, un
desequilibrio psicológico, los efectos de una droga, etc.). Se dice que una persona
que hace uso de los valores morales de su sociedad puede forjarse un mejor destino.
El término moral también puede utilizarse como sinónimo de ética, por lo que
adquiere sentido como disciplina filosófica o como sinónimo de la teología moral (una
disciplina teológica).
10. La palabra ética proviene del griego ethikos (“carácter”). Se trata del estudio de la moral y
del accionar humano para promover los comportamientos deseables. Una sentencia ética
supone la elaboración de un juicio moral y una norma que señala cómo deberían actuar
los integrantes de una sociedad.
Por profesión se entiende una ocupación que se desarrolla con el fin de colaborar con el
bienestar de una sociedad. Para realizar dicha labor es necesario que el profesional
(persona que ejerce la misma) actúe con responsabilidad, siguiendo los requisitos que la
ley vigente plantee para el desarrollo de esa actividad.
La ética profesional pretende regular las actividades que se realizan en el marco de una
profesión. En este sentido, se trata de una disciplina que está incluida dentro de la ética
aplicada ya que hace referencia a una parte específica de la realidad.
Cabe destacar que la ética, a nivel general, no es coactiva (no impone sanciones legales
o normativas). Sin embargo, la ética profesional puede estar, en cierta forma, en los
códigos deontológicos que regulan una actividad profesional. La deontología forma parte
de lo que se conoce como ética normativa y presenta una serie de principios y reglas de
cumplimiento obligatorio.
Podría decirse, por lo tanto, que la ética profesional
estudia las normas vinculantes recogidas por la
deontología profesional. La ética sugiere aquello que
es deseable y condena lo que no debe hacerse,
mientras que la deontología cuenta con las
herramientas administrativas para garantizar que la
profesión se ejerza de manera ética.