Reconocimiento y reparación de los exiliados a través del arte - Sofía Leo...
La ranitas patas largas
1. Mi primer cuento CORTO.
Para niños de todas las edades
La ranita patas largas.
En una mañana gélida y lluviosa, me senté en un lado del corredor de mi casa, para
admirar la lluvia caer y ver lo majestuoso que es la naturaleza, y mientras las gotas
caían como diamantes brincando de un lado a otro, mire en un muro viejo inundado
por la lluvia, una pequeña Rana de color café oscuro que seguramente por la fuerte
lluvia de la noche pasada y la fuerte garuba que no cesaba había abandonado su
casa, ahora sumergida en un pozo. Mientras que la pequeña ranita patas largas
caminaba como pidiendo salvación, entre los musgos y hojas flotantes, seguía
lloviendo y no parecía detenerse porque los cielos estaban nublados y llenos de
nubes de agua, la infeliz ranita se metía bajo el musgo como queriendo protegerse
del caudal de agua. Habían en su paso muchos agujeros donde habitaban cangrejos
de todos tamaños, pero ahora se encontraban completamente inundados y no podía
entrar. Saltaba de un lado a otro con sus patas largas cafeces y sus ojos saltones
como queriendo confundir a la lluvia, que caía sin mediada sobre ella. En el rincón
que se acurrucaba parecía como una pequeña selva, con un rio inmenso y la
vegetación soplando por la tormenta, las casa o agujeros son salvaciones para
distintos animalitos salvajes pero en estos momentos habían salido por la inmensa
lluvia.
Solo la ranita se encontraba vigilando a qué horas la Madre naturaleza dejaba de
derramar tanta agua, las ranas como bien se sabe son anfibios pero también
necesitan un espacio no tan húmedo donde descansar.
Las hojas se miraban como barcos flotantes que pasaban delante de ella como
grandes mercantes, las gotas de lluvias al caer se semejaban a cristales,
seguramente se decía la pobre ranita patas largas ‘ hay pobre de mí, como estará mi
casa, cuando cesara de llover.
Pero este invierno se veía venir crudo y fuerte, tan solo un día antes el sol salía con
toda su magnanimidad derramando energía por todos lados, y llenando de energía
los pequeños campos, llenos de insectos y pájaros de todos los colores posibles,
cantaban como si el verano ya estaba con nosotros, pero al anochecer cuando el
manto sublime de la noche se derrama sobre nuestros hogares, y Morfeo el dios del
2. sueño se dispone a espolvorearnos con su lluvia de estrellas y sueños
embriagadores.
El imponente Señor del Trueno comienza a lanzar sus rayos y lenguas de fuego por
doquier y los globos flotantes que se encuentran llenos de agua, explotan y
comienza la imponente y fría lluvia, en esa noche, azotando todo a su paso.
Llovía y llovía y las pequeñas matas y arbolitos ya se hallaban a la mitad de agua, el
frio que soplaba hacia que la ranita se acurrucara más a la orilla de un pequeño
agujero de un viejo cangrejo. En una llanta que se había transformado en una
maseta se encontraba una rosa roja, moribunda por el pasar del tiempo sus pétalos
ya se doblegaban con el caer de la lluvia y seguramente las corrientes de aguas
cristalina los llevarían en viaje sin fin, no muy lejos se hallaba una pequeña selva de
culantro, donde seguramente era la fuente de refugio y salvación de miles de
insectos que con certeza se encontraban ahí buscando abrigo entre sus raíces. Pero
nuestra amiga la ranita patas largas seguía ahí al lado del musgo flotando con ese
inmenso rio que no la dejaba tomar aliento.
Se encontraba sacando su cabeza como para recibir un poco de aire para no
ahogarse, quizás para la ranita aquel panorama se le asemejaba a una lagua, con
vegetaciones flotantes y rocas gigantescas, pero para mi solo era el patio de mi
casa inundado por la lluvia que azotaba.
Después de esa lluvia pasaron de 3 a 4 horas, y se calmó la tempestad, el patio
comienza a escurrirse y el lago de las ranas y cangrejos se va consumiendo, pero ahí
sigue la ranita patas largas, frente a su casa, frente a su agujero esperando que todo
el inmenso mar que entro en su casa busque otra salida.
La tarde esta fría, y la madre naturaleza deja que los pájaros salgan y nos brinden
sus cantos sonoros alegres, los insectos saltando de aquí para allá, y la tarde
tranquila, serena, calmada.
Y ahí como todos estos días sigue la rosa roja, triste pero entera. Nuestro gato hoy
se anima a salir a expedicionar un poco ahora que la lluvia seso un poco.
Vigila desde lo alto del muero a la pequeña rana patas largas, a lo largo se asoma un
pequeño rayo de sol, queriendo anunciar buenas nuevas, ese rayo que parece lluvia
de oro deslizándose por las montañas y que cruza valles, pero que su colorcito no
consigue llegar donde se encuentra la pequeña rana.
Ella sigue ahí rígida, postrada, inmóvil, adormecida por el frio y la lluvia pero ahí
cuidando su hogar, vigilante de su casa., a unos cuantos metro se escucha el cantar
de los pajaritos como celebrando el cese de la lluvia, dándole gracias a Dios.
3. El gato que vigilaba a la pequeña rana decidió no enfriarse más y de un solo salto
cruzo el charco húmedo y regreso a casa a lo cómodo a lo caliente. Afuera todo
sigue cambiando ahora ya se escucha un concierto de pájaros cada uno entonando
una melodía nueva, los arboles ya se disponen a cerrar sus hojas y dormir,
esperanzados en que todo siga cambiando y que la noche sea más venidera que las
anteriores y aunque la noche se acerca lenta y calmadamente ahí sigue nuestra
pequeña amiga la ranita patas largas, ya con un patrio más seco, las casas de los
cangrejos se notan más secas, los musgos todavía tiene rocíos de la lluvia.
La tempestad ha saciado y la naturaleza se va transformando con cada segundo, ya
paso una noche de poca agua y mucha calma, esta mañana se asoma un día glorioso
para nuestros amigos, ya que todo el patio amaneció seco y la madre tierra ha
tragado cada centímetro de agua, para alimentar sus pulmones cansados y agotados
por tanta contaminación que nosotros le ocasionamos. Pero en el patio todo es
calma, sonidos, insectos, verdor, cantos magia y ahí en la pequeña llanta sigue la
que no quiere morir, la fuerte, la indestructible la rosa roja, ya muy marchita pero
firme.
Los arboles celebran con movimientos tenues y rítmicos el nacer de un nuevo día un
pequeño pajarito pecho rojo se alimenta de pequeñas frutas en una rama. Y nuestra
pequeña rana patas largas, aquella que se mantuvo inmóvil ante la tempestad, firme
en la entrada de su casa ahora desapareció solamente se ven los agujeros en el
muro viejo llenos de hojas secas y húmedas, seguramente nuestra amiga ya ocupo
de nuevo su casa, y se encuentra mirando toda la destrucción que le ocasiono tanta
lluvia, los otros vecinos cangrejos rudos y más valientes, siguen ahí dentro de sus
casa, almacenando su alimento compuesto de barro y pequeñas lombrices.
Ya afuera es otro mundo de vanos de sol y serenatas por doquier. Unos inquietos
yiguirros juguetones volaban por todos lados, como cortejando a las hembras con
sus agudos sonidos.
Nuestro gato travieso y haragán salió de nuevo a vigilar y curiosear los alrededores,
ver quizás algún pajarillo distraído y saltar sobre él.
El tiempo se ve calmado pero las señales del cielo no dan muchas esperanzas, se
miran nubes negras y llenas de agua por todos lados como queriendo destruir esta
calma momentánea, pero hay que disfrutar el momento y volar y cantar como la
hacen los pájaros del potrero de mi casa, moverse al paso de la brisa y deslizarse en
las corrientes de aire que entran y salen a cada segundo.
4. Es maravilloso ver y sentir toda esa corriente de sensaciones que la naturaleza nos
brinda, es irónico como por momento nos ahoga en agua y al momento deja que el
sol asome su cara sonriente y llena de esperanza y buenas nuevas.
En un pequeño planche de cemento, se encuentra un árbol de guarumo, mi esposo lo
sembró hace casi dos anos, esta creciendo majestuoso, imponente con sus ramas
extendidas nos da a entender que la vida sigue y que al futuro hay que extenderle los
brazos, para que venga a nuestro encuentro.
En su vástago se le sembraron unas parasitas, que lo están abrazando dulcemente
queriéndole decir gracias por tu apoyo, por tu sombra fresca, es tan magnifico mirar
esos troncos podridos, donde se encuentran las parasitas y observar como copulan
un sinfín de distintos insectos, ahí podemos encontrar una gran variedad de
escarabajos, hormigas, cien pies y tantos otros. Sopla un aire cargado de lluvia que
por momentos amenaza este calmado y tranquilo instante de sosiego.
La tierra se encuentra preñada de agua por todas las extensiones de esta bella
tierra, pero el tiempo pasa y los habitantes del potrero siguen ahí luchando, viviendo
queriendo surgir de una espesura de pradera, donde nacieron, se reproducen y
mueren.
Si mueren porque muchos de los pequeños habitantes de ese inmenso bosque, que
es nuestro potrero, no podrán sobrevivir a este crudo invierno que azota todo a su
paso, debajo de esas hiervas se deslizan fuertes corrientes de aguas que se llevan
todo .
Para cada animalito esto es como el Amazonas, lleno de peligro y sorpresas pero el
invierno sigue, ayer noche llovió tanto que solo pensaba en los pajaritos y animalitos
de mi potrero. Por la presión del agua y las corrientes una rama de pastora se
quebró y cayo donde vive la pequeña rana patas largas y nuestros amigos cangrejos
la rama era como un inmenso árbol para los animalitos.
Todo se volvió a inundar en la casa de los cangrejos sus pequeñas madrigueras se
encuentran llenas de barro y agua. Si la ranita se encuentra dentro de algún agujero
no podrá salir por la presión del agua.
Para nosotros los seres humanos este invierno es demasiado difícil de enfrentarlo,
ahora imagínese una aldea llena de todas clases de animalitos de todas las especies
y tamaños.
Los arboles parecen viejos cansados, con sus brazos caídos por el peso del agua en
sus ramas, a veces pasa una brisa traviesa liberando a los arboles de su carga
5. pesada, también los pequeños pajaritos contribuyen sacudiendo las ramas en su
jugueteo continuo.
El terreno de mi casa es pequeño no es una gran pradera pero en ese pequeño
espacio habitan miles de insectos, viven muchos pájaros y un sinfín de variedades
de mariposas que se alimentan de las flores . para hablar de la naturaleza, me quedo
sin palabras porque al mirar esos colores de los pajaritos que viene a desayunar con
las papayas de nuestros árboles, es maravilloso mirar el revolotear de distintas
especies y como llevan el alimento a sus pichones, el temporal ayer noche se calmó
un poco pero el pronóstico no son muy beneficiosos para ninguna especies. Que
hasta nosotros que nos encontramos protegidos, bajo techo estamos en peligro que
se nos meta el agua, y ya no decir de los animalitos indefensos, desprotegidos,
inseguros.
En este pequeño patio inundado, la ranita patas largas no pudo luchar mas contra la
lluvia y se ahogó. Mi esposo la encontró en unas pequeñas matas de culantro que
seguramente recurrió buscando salvar su vida, pero que no fueron lo suficiente actas
para ayudarle.
De los cangrejos no sé nada porque sus cuevas se encuentran atascadas sin salida,
la noche se llega con lenguas de fuego y culebras encendidas en el cielo, pareciera
como si ahí en las alturas, más allá de las nubes, se estuviera enfrentando una
fuerte guerra, con cañones que estremecen el panorama entero y como de un lado a
otro se bombardean sin tregua alguna.
Por momentos se miran las luces de sus explosiones, sin imaginar que solo se trata
de bolsa de aire repletas de agua que al chocar entre si producen esos truenos
infernales que a más de uno le produce terror.
Ahorita todo es calma y serenidad solo los truenos y los rayos rompen el silencio de
este domingo, que sin saber corre presuroso su marcha en el tiempo para concluir
con otro día mas en el calendario de la vida. Cada uno de los habitantes del campo
duermen, esperando ver si la madre naturaleza los trata mejor que las noches
pasadas, ya hoy la suerte está echada mañana será otro día para los habitantes del
campo……………
Autor. Azucena Salinas Mora