El documento resume la historia de 16 jóvenes uruguayos que sobrevivieron 73 días en la Cordillera de los Andes luego de que su avión se estrellara. Tuvieron que enfrentar temperaturas extremas, hambre y sed. Luego de 9 días, decidieron alimentarse de los cuerpos de sus compañeros fallecidos para sobrevivir. Más tarde, una avalancha mató a 8 personas más. Finalmente, dos sobrevivientes encontraron ayuda después de 10 días de caminata, logrando el rescate del resto.
1. INTERÉS GENERAL!
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El
milagro
de
LOS
ANDES
Hace cuarenta años un grupo de jóvenes uruguayos logró sobrevivir setenta
y tres días en la Cordillera de los Andes luego de que el avión que los llevaba a
Santiago de Chile se estrellara en plena montaña. Ramón Sabella, uno de los
dieciséis sobrevivientes de aquella increíble historia, cuenta en una entrevista
exclusiva con andar todas las adversidades que tuvieron que enfrentar para
cambiar su propio destino.
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2. “Mirar para atrás y ver
que han pasado cuarenta años
la verdad que es muy impactan-
te. Es como si fuera la historia
de otro. Uno duda haber podido
soportar todo eso como ser hu-
mano”, dice hoy Ramón Sabella,
exitoso empresario uruguayo
vinculado al sector exportador
de carnes de su país y uno de los
dieciséis sobrevivientes de la tra-
gedia de los Andes.
“En este tiempo en que la vida
de las personas está tan desva-
lorizada, los recuerdos de esos
setenta y tres días en la montaña
son la verdad impresionantes”,
reflexiona.
El accidente
El viernes 13 de Octubre de 1972
un avión uruguayo se estrelló en la
Cordillera de los Andes con cuaren-
ta y cinco pasajeros, la mayoría de
los cuales eran estudiantes y juga-
dores de un equipo de rugby. Los
jóvenes que sobrevivieron a la caída
en pocos momentos tuvieron que
enfrentarse no solo a la muerte de
muchos de sus amigos sino también
a temperaturas de treinta grados
bajo cero. Así empezó todo.
Los primeros días tenían la espe-
ranza de ser rescatados, por lo que
trataron de resistir con la racio-
nalización de las escasas reservas
alimenticias que poseían. Pero con
el correr de las horas empezaron a
padecer un intenso frío y una des-
garradora falta de agua y comida.(+)
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3. INTERÉS GENERAL! el milagro de los andes
Los días en la montaña “La idea era muy repugnante. La
verdad que fue muy terrible tener
Como casi todos los que iban en el que hacerlo. Dificilísimo. Nos sen-
avión Fairchild F-227 de la Fuerza tíamos poco menos que el hombre
Aérea Uruguaya, “Moncho” Sabella de las cavernas, pero no teníamos
tenía por entonces solo 21 años otra opción. Lo otro era un suicido
de edad; y si bien no pertenecía al colectivo. Nos moríamos todos en la
equipo de rugby que iba a jugar a montaña o usábamos las proteínas
Santiago de Chile, estaba allí para de nuestros amigos muertos”, ex-
acompañar a sus amigos Roberto plica Ramón con mucho pesar.
Francois, Carlos Páez y Rafael
Echevarren. “Se hizo un equipo
maravilloso en el que
“La mayoría del grupo eran para
mí personas desconocidas. Yo no
aprendimos a trabajar
había ido al Old Christians, sino a todos juntos y a
otro colegio... Por lo que al principio autogestionarnos”
fue muy duro para mí. Yo pensa-
ba: ¿Quiénes son estas personas No obstante, él mismo también deja
con las que tengo que sobrevivir? en claro que la sed y el hambre eran
¿Cómo van a reaccionar? ¿Cuál va a algo “mucho más doloroso” para
ser su actitud?”. todos ellos. “La sed en la montaña
con la altura es tremenda y el dolor
Sin embargo, el grupo fue muy sóli- que eso te produce es algo muy
do y esas dudas se fueron disipando difícil de sobrellevar. Al principio
con el correr de los días. “Hubo mu- teníamos que comer nieve; eso te
cho afecto, mucho amor y mucha partía la boca, te quemaba los la-
solidaridad del uno con el otro. Se bios… y jamás te sacaba la sed”.
hizo un equipo maravilloso en el que
aprendimos a trabajar todos juntos El alud
y a autogestionarnos. Estábamos
condenados a morir y cambiamos En las horas siguientes a ese di-
nuestro destino. Pasamos de ser fícil pacto uno de los muchachos
chicos a ser hombres de golpe”, escuchó a través de la radio del
cuenta Moncho orgulloso. avión que el servicio aéreo de res-
cate había suspendido su búsqueda
Un pacto para vivir por falta de resultados. Casi una
semana después, cuando estaban
terminando el día dieciséis y se
“Estábam
Nueve días después de haberse
estrellado el avión se realizó una disponían a soportar una noche más
reunión en su interior entre los en el fuselaje del avión, una enorme
avalancha descendió por la mon-
condenad
veintisiete sobrevivientes que que-
daban hasta ese momento. Las taña y entró con toda su furia en el
subsistencias se estaban acabando Fairchild sepultando a todos los que
y en la montaña no había vegetales permanecían acostados.
y cambia
ni nada comestible, por lo que la si-
tuación se estaba complicando cada “De un momento a otro sentí que la
vez más. Ante ese panorama la de- nieve me tapaba, me asfixiaba y no
destino”
cisión que tomaron fue la de utilizar me dejaba salir. Comencé a ver lo
los cuerpos sin vida como alimento. que era la muerte y sentí una sen-
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4. sación de paz impresionante… Ocho
de nosotros murieron en ese alud.
Fue un golpazo tremendo y un punto
de inflexión para toda esta historia
muy grande. A partir de ahí práctica-
mente nos convertimos en máquinas
de sobrevivir”.
“Uno duda haber
podido soportar todo
eso como ser humano”
Los chicos durmieron desde entonces
con un oído escuchando los sonidos de
la cordillera alertas a que la próxima
avalancha no los agarrara acostados.
“Todas las tardecitas rezábamos el
rosario y eso era algo que nos calmaba
un poco los miedos… porque teníamos
mucho pánico. Conocimos a un Dios de
la montaña distinto y lo sentímos muy
cerca nuestro”.
El rescate
Ramón cuenta que ese año las ne-
vadas en Chile se extendieron hasta
el 8 o 10 de diciembre, casi un mes
por encima de lo normal. Por lo que
recién para ese entonces pudieron
comenzar con las ansiadas expedi-
ciones por las montañas en busca de
la milagrosa forma de salir de allí.
“Todas las tardecitas
rezábamos el rosario.
Teníamos mucho
pánico y eso era algo
mos que nos calmaba un
poco”
ados a morir “Con las expediciones nos está-
bamos jugando tal vez uno de los
amos nuestro
últimos boletos. Por eso les dá-
bamos a quienes iban las mejores
ropas y las mejores cosas que tenía-
mos a mano.(+)
” Ramón Sabella hoy.
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5. INTERÉS GENERAL! EL MILAGRO DE LOS ANDES
Las semanas previas los alimen-
tábamos, les dábamos agua y les
fabricábamos otras cosas como el
saco de dormir, las mochilas, los
bastones y el trineo”.
Casi dos meses y medio después
de que cayera el avión Roberto
Canessa y Fernando Parrado rea-
lizaron una extenuante expedición
de diez días a través de los Andes…
y finalmente encontraron un arriero
al costado de un arroyo
Al día siguiente el propio Parrado le
indicó el camino a los helicópteros
de rescate y pese a las complica-
ciones del clima pudieron llegar al
lugar y subir a seis de los sobrevi-
vientes a la nave. El resto tuvo que
pasar una noche más en la montaña.
A Sabella le tocó integrar, precisa-
mente, el grupo que compartió los
últimos momentos en ese lugar
junto a los médicos y andinistas que
bajaron del helicóptero. “Fue una
noche impresionante. Por un lado
sentíamos una alegría brutal de que
ya estaban los rescatistas con noso-
tros y por otro una angustia de que
queríamos salir de todas formas.
El único miedo que teníamos era
que apareciera otra avalancha. Pero
bueno, al día siguiente estuvimos a
salvo los 16 que quedamos vivos”.
La vuelta a la civilización
“Cuando decías no soporto más el
frío, no aguanto más la sed, no tole-
ro más el hambre… ahí pensabas en
tu familia y sacabas recursos desde
adentro para seguir adelante. Ese
fue el motor para que estuviéramos
setenta y tres días en la montaña.
Para que pudiéramos hacer todo
lo que hicimos… y soportar todo lo
que soportamos. Volvimos con el
objetivo cumplido de ver las caras
“Moncho” Sabella el día del rescate.
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6. su parte, les envió un telegrama
especial de bendición.
La vida después
Si bien en la actualidad muchos de
los sobrevivientes dan charlas y
conferencias por todas partes del
mundo, el propio Sabella confiesa
que durante muchos años la gran
mayoría de ellos se rehusó a ha-
cerlo.
“Nos parecía que era un tema muy
reservado y muy nuestro. Pero con
el correr del tiempo entendimos
que debíamos hacerlo. Una vez una
señora me dijo llorando que había
pensado en suicidarse pero después
de haber escuchado todo lo que
nosotros habíamos hecho para vivir
se había dado cuenta que no podía
quitarse la vida”
Moncho sintió a partir de entonces
que había muchos mensajes para
transmitir a la gente. “El destino
hizo que unos viviésemos y otros
no, y esta es una forma de que sus
de felicidad de nuestros familiares Acerca de los muertes sirvan para otros. Este es
otra vez y el impacto fue brutal: es-
libros que se un legado de todos esos chicos va-
liosos que no volvieron, con quienes
tábamos vivos”.
publicaron compartimos noches interminables
Durante su corta estadía en Santiago en esa montaña toda blanca”
de Chile el grupo de sobrevivientes “La publicación que más
decidió no hablar con los medios se ajusta a la realidad es Ramón Sabella, al
acerca de cómo se habían alimen- La sociedad de la nieve ya igual que el resto de
tado en la montaña y convocaron a que está contada por los los sobrevivientes,
una conferencia de prensa para su
regreso a Montevideo.
propios sobrevivientes volvió muchas veces al
y es un buen libro de lugar del accidente.
Cuando se refirieron allí a ese tema autoayuda para la gente.
Pero la verdad que es muy “¿Cómo pudimos soportar tem-
hubo un aplauso cerrado y nadie
peraturas de 30 grados bajo cero
hizo una pregunta más. El Obispo difícil transmitir en un
estando con un par de medias, mo-
auxiliar de Montevideo, Monseñor libro qué es tener hambre casines, unos pantalones de verano
Andrés Rubio, dijo que no se lo po- o qué es tener frío. ¿Cómo y un pulóver? ¿Cómo pudimos no-
día condenar porque era la única te explico que te duela el sotros sin nada haber logrado
posibilidad que tenían de sobrevivir.
alma de sed?” sobrevivir? La verdad… fue un mi-
Mientras que el Papa Pablo VI, por
lagro” Ø
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