1. Los diáconos
Al día de hoy muchos cristianos quieren tener grandes ministerios, ahora todos quieren ser
profetas reconocidos, o si es posible grandes apóstoles de fama mundial. Pero hay un
ministerio que es primordial en la iglesia y muy reconocido en el Nuevo Testamento y este es el
de los diáconos.
“Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del
Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos este trabajo” Hechos 6; 3
Cuando la Iglesia primitiva (que de primitiva no tenía nada) aunque de apostólica, profética y de
gran Poder lo tenía todo, comenzó a crecer, los apóstoles dirigidos por el Espíritu Santo,
entendieron que era necesario personas que atendieran la obra, para ellos seguir en la oración,
el ayuno y la predicación. Ellos vieron necesario que estas personas tenían que tener tres
requisitos:
1) Buen testimonio. 2) Llenos del Espíritu Santo. 3) de Sabiduría.
Si para ser diáconos se requería tener esos tres requisitos, ¿cuánto más un ministro de la
palabra, o de la adoración? Estos principios siguen vigentes todavía. Este es un trabajo que
debe de llevarse de la mejor manera; por eso han de elegirse personas aptas. Muchos
desprecian este ministerio. Nunca un creyente va a ser un buen pastor, o evangelista si no ha
sido un buen diácono. De estas tres cualidades, cuando dice de buen testimonio; que no tengan
nada escandaloso que se les pueda reprochar, que sea notoria su virtud y su testimonio delante
de todos los hermanos para así poder confiarle este trabajo. Llenos del Espíritu Santo; varones
espirituales, que no sean carnales, para que sean imparciales en el desempeño de su cargo.
Que no tengan privilegios por unos hermanos y por otros no, son personas que además de
servir son intercesores y conocen la palabra. De sabiduría; no es suficiente que sean honestos, y
espirituales, deben de ser sabios y competentes como así lo demostraron Esteban y Felipe. Que
sean prudentes, experimentados, y por supuesto que tengan claro que hay que continuar
evangelizando.
He visto que en la mayoría de las iglesias, los hermanos y hermanas que desempeñan esta
función, son personas muy humildes y serviciales. Pero muchas veces, estos hermanos no
tienen conocimiento espiritual. He conocido diáconos que tienen más de 15 años en este
Por: pastor Javier Rodríguez francisco72javier73@hotmail.com
2. ministerio, y siempre que hay un servicio, un seminario, o un congreso son los que más
trabajan, pero los han dejado olvidados como si ellos no necesitaran una ministración. La
palabra nos dice que ellos son personas llenas del Espíritu Santo. Una persona llena del Espíritu
Santo, es una persona que se mueve en la unción. Es una persona que si tiene que orar por
alguien lo puede hacer en cualquier momento, que puede reprender demonios, orar por los
enfermos y ver un resultado positivo y de bendición. Pero la realidad es que muchos diáconos,
son muy humildes y serviciales, pero solo tienen una buena intención de hacer las cosas bien.
Un diacono es un posible candidato a ser un anciano, y un anciano llegará a ser (muy
probablemente) un ministro a tiempo completo.
“Los diáconos asimismo deben de ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no
codiciosos de ganancias deshonestas; que guarden el ministerio de la fe con limpia conciencia.
Y estos sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, sin son
irreprensibles……….los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos
y sus casas” 1 Timoteo 2; 8-10 y 12
Hay algo muy importante que nos escribe el apóstol Pablo. Que sean sometidos primero a
prueba….y después que ejerzan el diaconado. ¿Realmente siempre es así? He visto como en
muchas iglesias, los diáconos son los mismos que dan mantenimiento, limpian los baños y
acomodan las sillas. Y ya porque eso lo hacen bien, entonces les llaman diáconos. Yo creo que
un diacono si lo comparamos con un vehículo, sería un todo terreno o un 4 X 4 como en algunos
países se les llama. No estoy diciendo que los que limpian los baños o dan mantenimiento a la
iglesia no sean diáconos, no estoy diciendo eso. Lo que estoy diciendo es que tienen que ser
personas de buen testimonio, llenas del Espíritu Santo y de sabiduría, y después de que hayan
sido puestos a prueba, entonces tienen que ejercer el diaconado.
Muchos ministros, piensan que estos hermanos que van a ser diáconos, pueden ser un recién
convertido. Es muy difícil que un recién convertido, tenga estos 3 requisitos. Primero hay que
discipular a los recién convertidos, y que no solo reciban la letra, sino más que todo que sean
impactados por el Poder del Espíritu Santo. Hay discípulos de letra y hay discípulos del Espíritu.
Los de letra son los que andan de seminario en seminario, compran libros, asisten a
conferencias pero su vida espiritual sigue igual. Pero el discípulo del Espíritu, poco a poco se le
van viendo los frutos. Y en su vida hay evidencias de la manifestación de los dones y del Poder
del Espíritu Santo.
Como decía al principio, muchos quieren tener grandes ministerios y ser reconocidos, pero ser
diáconos, no, eso no, muchos dicen así: a eso no me llamo El Señor.
Por: pastor Javier Rodríguez francisco72javier73@hotmail.com
3. ¿Que tal que Esteban o Felipe hubiera pensado así?. De ambos se escribe y se habla en la Biblia.
Los diáconos, no solo sirven a las mesas o reciben las personas en la entrada del templo. Ellos
se mueven con los ministros. Un diácono, no solo es diacono mientras se esté realizando el
culto. Ellos ocupan un lugar importante en el ministerio, sino no fuera así, el apóstol Pablo no
los mencionaría.
“Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos,
con los obispos y los diáconos” Filipenses 1; 1
Los diáconos son muy serviciales, están dispuestos a hacer lo que sea necesario. Así lo reconoce
Pablo cuando le escribe a los Romanos.
“Os recomiendo además a nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea;
que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en
que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado muchos, y a mí mismo” Romanos 16; 1-2
Conozco a muchos ministros que cuando viajan a un país, exigen hotel, comidas específicas y
hasta automóviles de lujo, y uno que otro pide limusinas, y cuando se bajan vuelven a ver a los
diáconos por encima del hombro, y ni tan siquiera los saludan. Para mí, estos ministros tienen
que convertirse.
La suegra de Pedro, luego de que Jesús la sanara de la fiebre, dice la palabra que les servía.
(Lucas 4; 39). Un creyente tiene que tener el principio de servir. Una persona que se cree más
que otra, o que piensa que los que tienen que servir son otros, está muy mal informada. Los
diáconos por su naturaleza son serviciales, pero así debemos de ser todos los creyentes y
recordar las palabras de Jesús.
“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en
rescate por muchos” Marcos 10; 45
El ministerio de los diáconos es muy importante. Debemos de tenerlos como dignos de recibir
bendición. Tomemos su ejemplo de servicio, y oremos por estos servidores del Reino de los
Cielos.
Por: pastor Javier Rodríguez francisco72javier73@hotmail.com