Este poema narra la conversación entre el narrador y un hombre llamado Forraje en un bar en El Rubio, Andalucía. Forraje se queja de que sus botas se han arrugado debido a rastrear perdices por el campo. Explica que las perdices rara vez son cazadas exitosamente debido a la pobre puntería de los cazadores locales como Berral, Piquito y Frascuelo. La única esperanza es que el mejor cazador, Gordito de Calero, sea quien dispare.
1. TURISMO ANDALUZ.
¿Qué forraje?-pregunté-
A viajar me dedicaba “Yo soy forraje, Juanito,
por la bella Andalucía el de las botas planchás,
y, por ver si descansaba, que hay que ver como se arrugan
vine a detenerme un día. estas botas de montar”.
Paré en un pequeño pueblo “Y el motivo es muy sencillo:
blanco y de casas bonitas, que están las botitas mías
que El Rubio tiene por nombre, hartas de ir al Terrosillo
y se halla en la campiña. con éste, de cacería”.
Al cruzar una plazuela “Los terrones destripaos
le pregunté a un paseante, andando como un idiota,
dónde podía encontrar son los que me han arrugao
un sitio pa relajarme. estas pobrecitas botas”.
Me contestó un gitanillo “Pues rastreando perdices,
que hacía fotografías por el coto y sus confines,
que allí, cerca de una esquina, he andao hasta tener
le invitase, si quería. escocíos los coo….jines.”
Abrí las puertas del bar “Y después de tó, ¿pa qué?
y me impresionó el ambiente, aunque pongas mucho esmero
pues se notaba al entrar ¿quién las va a matar después,
que era sana aquella gente. Berral, Piquito o Frascuelo?”.
-¿El propietario quién es?- “Solo existe una esperanza;
pregunté a mi alrededor: que a ese perdigón al vuelo
ese tipo que usted ve lo vislumbre, en lontananza,
echado en el mostrador. el Gordito de Calero”.
Cuando miré al mostrador “Pues si lo tira Berral
¡qué confusión yo sentí!, o le dispara Calviva,
la barra me pareció es seguro que tendrá
una imponente nariz. muy larga y próspera vida”.
Borracho no podía estar “Y es que señores, Calviva,
pues alcohol no había bebío, por mucho que se las dé,
¿Pero es que existe nariz no mata ni a una abubilla
como la que tié ese tío? aunque se pare ante él
y se hinque de rodilla.
De mi asombro no salía,
iba a proseguir viaje
cuando oí que alguien decía: MANUEL PÉREZ CARO.
“encantado, soy forraje”. El Rubio – 1.975