Este documento resume dos teorías sociológicas sobre el consenso y el conflicto social. La teoría estructural-funcionalista o del consenso social ve a la sociedad como un sistema integrado cuyas estructuras trabajan en armonía para mantener el orden social. La teoría del conflicto enfatiza la desigualdad social y ve al conflicto como motor del cambio social. Ambas teorías tienen orígenes en autores clásicos como Marx y Durkheim y han evolucionado con el tiempo.
1. TEORÍAS DEL CONSENSO Y DEL CONFLICTO SOCIAL
JORGE GILBERT*
Macrosociología
Generalmente, la macrosociología se refiere al conjunto de valores,
características, dimensiones y variables que existen en una sociedad,
independientemente de los individuos, los cuales se espera se comporten y
piensen en formas particulares. Existe el convencimiento de que los
individuos expuestos a la misma estructura social se comportarán de la
misma manera, y que ciertas partes que componen la sociedad afectan al
resto de las mismas. En términos generales, las siguientes suposiciones son
consideradas comunes a todas las macroperspectivas o teorías sociales: 1)
Los seres humanos se organizan en sistemas sociales. 2) La conducta
humana y la sociedad no pueden ser entendidas si no se presta atención a
las propiedades que emergen de nuestro sistema social. 3) El cambio social,
el conflicto, las conductas desviadas, y otros procesos sociales se desarrollan
en el contexto de las relaciones entre las diferentes partes del sistema
social.
Este enfoque no es único a la sociología. Los individuos miembros de
una sociedad, continuamente omiten opiniones estructurales acerca de sus
comunidades. Un ejemplo de esta situación ocurre cuando alguien pregunta,
¿cuál es tu profesión? La persona que está haciendo la pregunta
indudablemente apunta al concepto "ocupación", un elemento sino
determinante, al menos importante en el estilo de vida. Una vez que
conocemos la ocupación o profesión de un individuo, la tendencia es ajustar
nuestras conductas de acuerdo a ellas. En ese sentido, se evitará contar
chistes groseros en frente de una monja o un sacerdote, así como la
presencia de un policía o un juez puede hacernos sentir incómodos o
temerosos.
La macrosociología puede ser usada en dos formas diametralmente
opuestas, las cuales denominaremos supuestos sociológicos. El primero de
estos supuestos sociológicos es que una estructura específica de la sociedad
determina al resto de sus características estructurales. Por ejemplo, Marx
sugiere que los países capitalistas están expuestos a sufrir un ciclo
2. consecutivo de crisis económicas. Los países capitalistas, de acuerdo a Marx,
se caracterizan por su interés en aumentar ilimitadamente la tasa de
ganancia, junto a una creciente tendencia a reducir los salarios que pagan a
los obreros. De este modo, tanto las ganancias o utilidades obtenidas por las
corporaciones y empresarios como el sistema productivo aumentan
rápidamente produciendo nuevas ganancias, mientras que los trabajadores
continúan recibiendo salarios insuficientes para satisfacer sus necesidades
básicas ) adquirir los productos que ellos mismos producen. Esta situación, la
cual si desarrolla cíclicamente, es la responsable de las continuas crisis y
depresiones económicas que caracterizan a las sociedades capitalistas, de
acuerdo a Marx…
El segundo supuesto sociológico es que la estructura social constriñe
la conducta individual. Los habitantes de la ciudad, por ejemplo, se
comportan diferente a loica mpesinos de las áreas rurales. Del mismo modo,
abogados, médicos y otros profesionales tienen más poder o influencia que
un cartero o un recolector de basura. Este último elemento, ocupación, es
comúnmente utilizado por los sociólogos como un determinante importante
de la conducta humana, cuyas formas extremas pueden expresarse en
planteamientos tales como: "Los obreros son siempre izquierdistas" o "un
director de banco es conservador y reaccionario".
La perspectiva estructural-funcionalista, o la perspectiva del consenso
social y la perspectiva marxista—o del conflicto—son ambas consideradas
formulaciones de la macrosociología. Examinemos a continuación algunas
de las características más importantes de estos planteamientos teóricos.
Teoría Estructural-Funcionalista o del Consenso Social
La orientación estructural-funcionalista, como mencionáramos
anteriormente, se originó en el siglo diecinueve con los trabajos del
sociólogo francés, Emile Durkheim y el sociólogo inglés, Herbert Spencer.
Sus seguidores contemporáneos más connotados han sido los sociólogos
norteamericanos Talcott Parsons y Robert Merton.
Recordemos que Spencer veía una analogía entre la sociedad y los
organismos vivientes. Un organismo está formado por muchas partes
especializadas — corazón, las arterias, las venas— y cada una de ellas
cumple una función determinada, las cuales contribuyen a mantener vivo a
la totalidad de dicho organismo. Los pulmones, por ejemplo, extraen el
3. oxígeno del aire y lo depositan en la sangre; el corazón bombea la sangre
por las arterias y venas al cuerpo para que este pueda funcionar. Todas las
partes que conforman el organismo son interdependientes y para que éste
pueda sobrevivir requiere que dichas partes funcionen armónicamente
entre ellas. Lo mismo ocurre con la sociedad, la cual es considerada como
un sistema social. Cada sociedad está compuesta por muchas estructuras
especializadas —la religión, la familia, la política, la educación y varias otras.
Cada una de estas estructuras cumple una función contribuyendo a
mantener a la totalidad de la sociedad viva, como sistema. La educación, por
ejemplo, depende de la economía para su financiamiento mientras que la
economía depende del sistema educacional para producir mano de obra
especializada. Similar a los organismos vivientes, entonces, la sociedad
también requiere que sus estructuras o sistemas interdependientes trabajen
en armonía los unos con los otros, de acuerdo a las formulaciones
funcionalistas.
Del mismo modo, esta interpretación estructural-funcionalista
sostiene que la sobrevivencia de la sociedad depende de las relaciones de
cooperación, es decir, del consenso u acuerdo de sus miembros con
respecto a ciertas reglas y valores básicos de conducta humana. En
condiciones normales, los diferentes segmentos o sistemas de la sociedad
trabajan en conjunto para alcanzar ciertas metas y valores sociales
compartidas, produciendo como resultado, orden y estabilidad de la
sociedad. Visto desde esta perspectiva, el conflicto social es considerado
como una enfermedad en dicho organismo social.
Los funcionalistas modernos han abandonado la analogía de Spencer
entre sociedad y organismo viviente por considerarla muy simplista. Sin
embargo, éstos aún ven la sociedad como sistemas integrados, formado por
estructuras especializadas, con funciones interdependientes, las cuales
contribuyen al orden y armonía social (Parsons: 1951:3,5). Del mismo modo,
los funcionalistas actuales recalcan la existencia de un delicado balance
entre las diferentes estructuras sociales, debido a que éstas son
interdependientes entre sí, de modo que los cambios en un aspecto de la
vida social causará, inevitablemente, ajustes en otras áreas. Por ejemplo,
fluctuaciones en el sector económico de la sociedad, tales como un notorio
incremento del desempleo, producirá necesariamente cambios en la familia
—tensiones, divorcios, pobreza— en la vida política del país —huelgas,
manifestaciones callejeras, revoluciones— y por supuesto, en la economía
4. misma —disminución de consumidores, menos ventas. Como resultado, de
acuerdo a esta perspectiva, es posible que cambios repentinos y rápidos
pueden conducir a la pérdida del control de la totalidad de la sociedad y su
sistema social.
De acuerdo a la perspectiva estructural-funcionalista, las preguntas
esenciales que los sociólogos deberían formular en sus investigaciones
sociales serían: ¿cuáles son las funciones que juegan los diferentes
segmentos de la sociedad?, ¿cuáles son las funciones que dichos segmentos
contribuyen al todo?, ¿cómo están los diferentes segmentos sociales
conectados entre cada uno de ellos? Los funcionalistas responden a estas
preguntas examinando las consecuencias de los patrones de conducta y sus
respectivos ordenamientos sociales. Si aplicamos estas preguntas al sistema
educacional, por ejemplo, ellas intentarían identificar las causas del porqué
se exige que todos los niños asistan a la escuela. La razón de utilizar este
enfoque se debe a que las acciones sociales no son siempre lo que parecen y
sus resultados pueden originar consecuencias positivas, denominadas
funciones y consecuencias negativas, llamadas disfunciones. Actuando como
una línea divisoria entre ambas funciones, Merton (1968:105) distingue dos
importantes funciones sociales: manifiestas y latentes. Las funciones
manifiestas, son aquellas (consecuencias reconocidas y aceptadas por los
individuos que participan en un sistema social determinado, mientras que las
funciones latentes son consecuencias no esperadas, reconocidas ni
aceptadas por los miembros de la sociedad. En ese sentido, la función
manifiesta del sistema educacional —que los niños asistan a la escuela, de
acuerdo a nuestro ejemplo— puede definirse como la intención de
proporcionar a los niños y jóvenes conocimiento de la sociedad en particular
y universal, valores sociales y entrena miento para facilitar el ingreso al
sistema productivo. La función latente de este sistema educacional es que
no todos los niños y jóvenes tienen la posibilidad de asistir a la escuela, lo
que perpetúa la existencia de clases sociales y la desigualdad social
—algunos pueden leer o escribir mientras otros permanecen analfabetos.
Aquellos que tienen acceso a la educación, son entrenados en los valores de
las clases sociales que controlan el sistema económico, político y social de la
sociedad.
¿Cómo es posible determinar que una consecuencia es positiva
—funcional— o negativa —disfuncional— para la sociedad? Este elemento
es algo bastante difícil de responder desde un punto de vista objetivo,
5. siendo precisamente este aspecto en donde la teoría
estructural-funcionalista presenta serios cuestionamientos. Si volvemos a la
analogía de los planteamientos de Spencer y Durkheim acerca de la armonía
que existe entre las diferentes partes de los organismos vivientes o la
interrelación de los segmentos que componen los sistemas sociales, cada
vez que uno de ellos se atrofia, éstos pueden sanar, o en el caso de un
sistema social, modificarse. Siguiendo el supuesto de que el criterio principal
para juzgar una estructura social ha consistido en evaluar si éstas
contribuyen o no al mantenimiento de la sociedad, generalmente los análisis
funcionalistas han denominado como funciones aquellas estructuras que
han permitido preservar el statu quo. Por el contrario, los mismos análisis
funcionalistas han denominado disfunciones aquellos estructuras que
desafían y cuestionan el orden establecido o status quo imperante en la
sociedad. En ese sentido, la pobreza puede identificarse como una función,
es decir, como algo positivo, debido a que ésta asusta al resto de la
individuos y nos motiva a trabajar (Gans, 1973). Evidentemente, la
formulación de Gans nos invita a reflexionar si existen o no distinciones
importantes para considerar si un patrón social es funcional o no para la
sociedad, y si éste es entendido como algo deseado y aceptado por sus
miembros. Desde el planteamiento estructural-funcionalista de Gans, es
claro que la pobreza es positiva para la sociedad ya que nos asusta y/o
estimula a trabajar más fuerte. Sin embargo este análisis no plantea, ni
mucho menos cuestiona, la existencia de la pobreza en sí misma; tampoco la
identifica como un elemento disfuncional, es decir, como algo negativo a la
sociedad. La enumeración de las formas en que la pobreza ayuda al
mantenimiento de la sociedad podría incluso aceptarse como algo
razonable, no así que ésta es algo positivo para el "normal funcionamiento"
de la sociedad.
Algunos de sus críticos sostienen que la teoría
estructural-funcionalista tiende a producir análisis estáticos y conservadores
de los sistemas sociales (Turner:1982). Las mayores debilidades de esta
interpretación teórica pueden resumirse como siguen:
• La tendencia a asumir que cualquier factor o elemento social debe o
debería existir porque son funcionales, y de esta manera, ignorar otras
posibilidades;
6. • Ignora el rol que juega el poder —económico, político y social— de los
miembros de una sociedad en la creación y preservación del orden
social;
• Su incapacidad para explicar el cambio social, salvo como algo
disfunsional, o como resultado de influencias externas, provenientes
desde fuera del sistema.
Por ejemplo, para explicar la resistencia y oposición a los gobiernos
militares dictatoriales en países latinoamericanos entre las décadas de 1970
y 1980 se argumenta que éstas eran producto de la infiltración del
"comunismo internacional" o del "marxismo-leninismo" en algunos de sus
sectores de la población e instituciones sociales, incluyendo a la iglesia. Así,
el conflicto —que es algo real y concreto— se explica a partir de un
elemento ajeno, externo a dichas sociedades militares —el marxismo— las
cuales, de acuerdo a esta interpretación, pasan a ser consideradas como
estructuras funcionales "cristianas y democráticas" del mundo occidental.
La Teoría del Conflicto Social
La formulación del conflicto social es un paradigma teórico basado en
el entendimiento de la sociedad como un sistema que se caracteriza por la
desigualdad social, elemento generador del cambio social. Mientras los
funcionalistas dirigen sus observaciones hacia la identificación de las fuentes
que permiten alcanzar formas de consenso y acuerdo social, la teoría del
conflicto apunta hacia las fuentes productoras del conflicto y el cambio
social.
La teoría del conflicto tiene sus orígenes, principalmente, en los
trabajos de Karl Marx respecto a las contradicciones de clases que se
producen en el sistema capitalista entre la burguesía y el proletariado. Sin
embargo, los sociólogos norteamericanos han introducido una serie de
modificaciones a los trabajos originales de Marx separándolos de la teoría
marxista como tal. De ahí entonces que los textos de introducción a la
sociología en la academia norteamericana hablen de la teoría del conflicto
más que de marxismo. A esta situación debe agregarse el hecho ya
mencionado de que por muchos años la perspectiva marxista de la sociedad
fuera prácticamente ignorada por la academia norteamericana, hasta la
década de los sesenta, cuando importantes conflictos internos tales como
las rebeliones de los grupos étnicos minoritarios negros e hispánicos, y
7. conflictos externos tales como la guerra de Vietnam y el triunfo de la
Revolución Cubana, vinieron a cuestionar las formulaciones funcionalistas de
la sociedad.
Generalmente, los teóricos del conflicto han ido más lejos que Marx
en sus interpretaciones del caos social. Mientras Marx argumentaba que el
conflicto se origina entre las clases sociales, los teóricos del conflicto social
incluyen elementos que afectan a otros grupos segmentos de la sociedad, no
necesariamente miembros de una misma clase, tales como los diferentes
sectores étnicos, raciales o sexuales. En ese sentido, estos teóricos examinan
el conflicto entre los blancos y los negros, entre los hombres y las mujeres,
entre un grupo religioso u otro, etcétera. Normalmente, estos estudios
incluyen tres elementos fundamentales: la clase social, la raza y el género
sexual. Los estudiosos del conflicto social enfatizan que los diferentes grupos
sociales históricamente han mantenido relaciones conflictivas entre sí,
desarrollando una competencia periódica entre ellos para ganar espacios y
poder dentro de sus comunidades, lo que finalmente se traduce en las
diversas formas de cambio social que afectan a las sociedades.
La perspectiva del conflicto entonces obliga a los sociólogos a
responder: ¿cuáles grupos son más poderosos o más débiles en la sociedad?,
¿cómo se benefician los grupos más poderosos del sistema social existente,
o cómo se perjudican o discriminan a los grupos más débiles? Si utilizamos el
caso de la prostitución, por ejemplo, algunos sociólogos sostendrán que esta
milenaria actividad refleja la posición de desigualdad social histórica de la
mujer con respecto a los hombres en las diversas sociedades humanas.
Otros, sostendrán que la existencia de la prostitución, permite identificar la
existencia de un grupo dominante, los hombres, quienes se benefician de la
explotación y utilización de la mujer como objeto sexual y de placer. Esta
situación es posible debido a la existencia de un orden social en donde las
mujeres están subordinadas a los hombres. Mientras la perspectiva
funcionalista sostiene que la prostitución contribuye positivamente a
reforzar los código morales y puritanos de una sociedad, promoviendo el
mantenerse alejado de esta actividad —pecado o crimen— la perspectiva del
conflicto social sostiene que esto no es más que el reflejo de la existencia de
individuos con poder, los cuales puede someter y dominar a otros sectores,
grupos o clases sociales.
8. Indudablemente, el ejemplo de la prostitución es criticado y resistido
por otros analistas del conflicto social quienes sostienen que no todos los
hombres explotan o se benefician de esta antigua y discutida ocupación
femenina. Muchas mujeres también se benefician y forman parte de los
sectores dominantes, mientras que otras mujeres, a lo mismo que otros
sectores de la población, están sujetas a diferentes tipos de explotación,
siendo una de ellas la prostitución. Lo mismo puede argumentarse con
respecto al color de la piel u otras características físicas o morales de los
individuos. Católicos de ambos sexos, raza y nacionalidad, por ejemplo,
explotan a otros católicos con similares características.
De acuerdo al sociólogo Ralf Dahrendorf, los elementos básicos
contenidos en la teoría del conflicto pueden resumirse como sigue:
• Las sociedades siempre cambian.
• El conflicto y la carencia de consenso o acuerdo general, existe en
todos los sistemas sociales.
• En todo sistema social existen elementos o segmentos que
contribuyen a su transformación y cambio.
• La coerción está siempre presente en la sociedad debido a que ciertos
individuos tienen acceso a una cuota mayor de poder que otros.
Desde esta perspectiva, entonces, la sociedad se entiende como un
ente que cambia continuamente, como resultado de las acciones de los
grupos sociales, para mejorar sus condiciones precarias de vida y ganar
acceso a una cuota mayor de poder. Contrariamente a los
estructural-funcionalistas, quienes ven las instituciones y grupos sociales de
la sociedad actuando de una manera integrada y complementaria entre las
partes, los teóricos del conflicto sostienen que tales grupos mantienen
relaciones discrepantes permanentes entre ellos, debido a que sus metas no
son sólo diferentes, sino que, a la vez, antagónicas y por lo tanto,
conflictivas. De este modo, entonces, el conflicto social es visto como un
elemento que está esparcido a través de la sociedad debido a las continuas
luchas de poder entre los grupos, originando cambios constantes en la
sociedad.
Otra característica de la perspectiva del conflicto social consiste en
interpretar los valores, las ideas y la moral como elementos de
9. racionalización de los grupos de poder existentes en la sociedad. Las causas
básicas del cambio social, por lo tanto, no se encuentran en los individuos y
sus valores particulares, sino en la estructura misma de la sociedad, debido a
que el poder está adscrito a la posición social que el o los individuos
desempeñan en dicha estructura social. Por ejemplo, el presidente de la
república tiene poder debido a la naturaleza del cargo que desempeña, no
por sus características individuales. Por otro lado, ciertos individuos tienen
acceso a mayores cuotas de poder porque controlan recursos materiales
tales como dinero y medios de producción. Los teóricos del conflicto
concluyen, de este modo, que los hechos sociales son parte de la sociedad
actuando al mismo tiempo como elementos externos y limitantes de los
individuos. En efecto, los teóricos del conflicto social que estudian el sistema
educacional, por ejemplo, distinguirán dos elementos. El primero es que
dicho sistema enseña los valores y necesidades de los grupos dominantes de
la sociedad con la intención de que éstos sean aceptados y no rechazados o
cuestionados por el resto de la sociedad. El segundo elemento es que el
sistema educacional "selecciona" individuos para trabajar y reproducir la
estructura social existente que favorece a dichos grupos dominantes.
Resumiendo, los macrosociólogos asumen que existen variables
independientes de los individuos que afectan, influencian y limitan sus
conductas sociales. Si una de estas variables ignora a los individuos en
particular y/o se extiende más allá de sus actividades individuales
independientes, ésta es una variable macro- estructural. La preocupación
central de la teoría del conflicto es el cambio social, mientras que la
perspectiva estructural-funcionalista es el orden social. Ahora bien, si el
objeto central del estudio es el orden social, los sociólogos enfatizarán
aquellos factores que contribuyen a integrar y estabilizar la sociedad o los
grupos dentro de ellos. Por el contrario, si el objeto de estudio es el cambio
social, los sociólogos apuntarán hacia las transformaciones que experimenta
la sociedad como resultado de las tensiones, contradicciones y conflictos
sociales.
*Gilbert, J (1997) Introduccion a la Sociología. Santiago:LOM.