1. De Herbert West, amigo mío durante el tiempo de la universidad y
posteriormente, no puedo hablar sino con extremo terror. Terror que no se
debe totalmente a la forma siniestra en que desapareció recientemente, sino
que tuvo origen en […] lo prodigioso y diabólico de sus experimentos […]. Ahora
que ha desaparecido y se ha roto el hechizo, su miedo es aún peor
La época de universidad para ellos fue una época inolvidable como a todos los
jóvenes, su amigo era muy atrevido y simpático, pero no era muy prudente y
era un poco desastre, por eso no le extraño que le hubiese pasado eso, le
conocía y sabía que cuando había experimentos entre medias o cosas parecidas
se comportaba como debía y también que él no había desaparecido, aunque las
noticias que habían llegado a sus oídos decía lo contrario, lo sabía como si fuese
un instinto.
2. Notaba como si le faltase algo, le echo un “ hechizo” tal vez era algo sin
importancia o algo que la tenía, pero quería saber que era.
Empezó por contárselo a los antiguos amigos que todavía tenía contacto con
ellos, todos estaban de acuerdo con él, también le conocían, y todo aquello que
lo hacía sabía que la noticia no era verdadera.
Todos juntos fueron descubriendo pistas, como donde vivía, su número de
teléfono y otros datos que les servirían.
Vivía en un espacio muy poco conocido, y su número de teléfono no era normal
para nada, ¿que serían esos signos? .
3. Llamaron a la puerta, nadie contestaba, estaba abierta, empujaron y no había
nadie, pero encontraron datos importantes que aunque no sabían que eran,
encajaban con los signos raros e indescifrables por ahora del teléfono,
sospecharon del móvil, estaba puesto en una preciosa mesa con dibujos de
relieve, levantaron el teléfono, ¿habría algo?, ¿o no?, con toda la curiosidad del
teléfono y solo era un móvil blanco, normal como cualquier otro, aun así se lo
llevaron al sitio donde estaban todas las pistas, había un trozo de tela con una
forma extraña, los famosos papeles de los signos raros, un teléfono normal y
corriente y los tarros de experimentos que tenía en su estudio.
4. Se repartieron la “tarea”, un día después trabajando pudieron descubrir que
había estado intentando crear lo que creían que en la universidad ya había
dejado a un lado, una “cura” para regenerar los objetos sólidos, la arquitectura
le chiflaba tanto como para estar metido en una carrera que no iba sobre eso, le
pegaba, porque cuando veía algo roto se iba corriendo, le daban ganas de dar
con la clave, ¿habría dado ya con la clave?, si lo habría hecho porque no lo
sabrían o porque no lo vieron por ninguna parte al fin y al cabo echar una gota
de un líquido y que se regenere exactamente igual a los tres días, era para
contarlo en un cuento donde hubieran unicornios, hadas y arcoíris por todas
partes, ellos no creían que eso pudiese existir les parecía una bobada que
alguien creyese eso como a mí, pero era posible, o eso es lo que creían por
ahora.
5. Lo que querían era encontrarle, preguntarle cosas, muchas preguntas, así que
recordaron que cuando eran jóvenes él siempre decía, (lo primero que haré al
conseguirlo será enseñarlo por los países, empezaré por Francia) AJA!!!, lo
tenían.
A Francia, ahí nada más llegar fueron a tiendas de muebles, decoración,
resumiendo arquitectura, ahí sí que lo tenían por todas partes, estaban muy
orgullosos de él, algo así no lo conseguía una persona normal, una persona
especial sí.
Preguntaron si sabían dónde se alojaba el creador de este magnífico
experimento, su amigo era famoso, así que como no saberlo.
6. Llamaron, y esta vez alguien contesto, su voz era la que recordaban, abrió era él,
todos se tiraron sobre él, le habían echado de menos, él también estaba muy
contento, no se lo podían creer dijeron tú lo has conseguido, hicimos todas las
preguntas, menos una, la que les había llevado hasta allí, ya no le importaba.