Nehemías sirvió como un líder ejemplar al preocuparse por su pueblo, orar a Dios y planear cuidadosamente la reconstrucción de las murallas de Jerusalén. A pesar de la oposición y la falta de participación de algunos, muchos se unieron al esfuerzo y completaron el trabajo en solo 52 días gracias al entusiasmo y participación de todos, desde los líderes religiosos hasta las mujeres.