2. ¿QUÉ ES ADORAR?
“Adorar a Dios es reconocerle como Dios, como Creador y
Salvador, Señor y Dueño de todo lo que existe, como Amor infinito y
misericordioso” (C.I.C. 2096)
“Adorar a Dios es reconocer, con respecto y sumisión absolutos, la
“nada de la creatura” que sólo existe por Dios. Adorar a Dios es
alabarlo, exaltarle y humillarse a si mismo, como lo hace María en el
Magníficat…La adoración del Dios único libera al hombre del repliegue
sobre sí mismo, de la esclavitud del pecado y de la idolatría del mundo”.
(C.I.C. 2097)
3. En el A.T. el verbo adorar expresa la
reacción del hombre ante la cercanía, la
santidad y la grandeza de Dios: pero
también junto a esta actitud interior
profunda se subraya el gesto externo de la
postración y de ofrecer sacrificios:
Gn. 24,48- Ex. 4,31- Sal. 5,8- Sal 95 (94),6
Actitud interna y gesto de postración
Jn. 4,20
Ofrecer sacrificios
2 Re. 17,35-36
Pero…
Jer. 7,21-23- Éx. 19,4-6- Sal 40 (39), 7-8
ESCUCHAR Y OBEDECER A DIOS
4. SUPREMO
ADORADOR
ES JESUS:
Heb. 10,5-10
“La adoración al Padre, el reconocimiento de su santidad, de su señorío absoluto
sobre la propia vida y sobre el mundo, ha sido ciertamente el móvil, la razón
propulsora de toda la existencia de Cristo Jesús. Su misterio pascual se convierte
en el supremo acto de adoración al Padre por el Espíritu, la adoración más
perfecta, la única agradable al Padre.”
5. “Ante la Voluntad del
Padre, Cristo , el Hijo
vive una actitud de
absoluta sumisión y
dependencia, una
“Ahora Cristo está en el
adhesión incondicional
cielo, junto al
a todo el proyecto
Padre, ejerciendo su
divino sobre su vida. Y
mediación sacerdotal a
esa actitud la vivió en
favor de sus
todo momento”
hermanos, hace valer
una vez más y para
siempre, la fuerza
salvadora de su muerte
sacrificial en forma de
perenne intercesión.
La cicatrices gloriosas
“Cristo revela la plenitud del culto que Dios quiere: un culto de su pasión son
filial. Este culto tiene como núcleo la inserción de la propia seguramente una
vida en la obediencia del Hijo, Jesucristo, mediante la fe en Él intercesión
y la práctica del amor fraterno, que desemboca en la plegaria permanente ante el
filial y en la acción ritual, todo ellos en la presencia del Padre y una súplica
Espíritu Santificador” omnipotente”
6. En el A.T. la Presencia de Dios
está vinculada a una Morada:
“la Tienda de Reunión” durante
el éxodo por el desierto (Éx.
25,22, etc.)
…y luego en el Templo (1Re. 8,10-12)
Se trataba de la “Shekiná”, el lugar sagrado en el que
Dios quiso habitar de manera especial para que lo
hombres pudieran encontrarse con Él (Éx. 25,8)
7. En el N.T.:
o La presencia de la Encarnación (Jn. 1,14): la tienda de
Dios, el lugar donde Él habita en medio de los hombres es un
hombre, es Jesús el Verbo Encarnado
o Cuando por la Ascensión cesa la presencia histórica
de Jesús, surge la permanente presencia de Cristo en
la Iglesia (Mt. 28,20) y en todo hombre que
permanece en la Palabra de Jesús, en Su Amor (Jn.
14,16ss; 15,4-9)
8. o La Presencia Eucarística:
“Esto es mi Cuerpo…Esta es mi Sangre…”
“La Eucaristía no es
simplemente una
referencia a la Persona de
Cristo, sino su misma
Persona viviente,
“La adoración eucarística se
operante, orientada al
hace entonces un momento Padre y en donación
de intensa relación personal salvífica para los hombres,
con el Señor, que nos habla en con la fuerza de su
su Palabra, nos alimenta con resurrección
su Cuerpo y siempre nos comunicadora del Espíritu”
conduce por su Espíritu. Es
una experiencia privilegiada
de una comunión profunda
con Cristo”
9. “Ahora el oferente, la víctima, y el lugar del sacrificio del nuevo culto en el
Espíritu son el Cuerpo de Cristo (Jn. 2,19-21) y el del cristiano (Rom. 12,1)
“Puesto que la Presencia
“El que quiere “adorar al
real en el Sacramento
Padre en Espíritu y en
perpetúa la actitud de
verdad”, ha de levantar
Cristo en el sacrificio, el
ante todo la mirada al
adorador de la Eucaristía
Padre, en un pleno
debe sentir cada vez con
reconocimiento de su
mayor claridad la
santidad, de su señorío
necesidad de unirse a
absoluto sobre todo y, al
los sentimientos
mismo tiempo, ha de
sacerdotales y victímales
dilatar el ánimo
de Él: adorar y dar
intercediendo, reparando,
gracias, reparar e
adorando en Cristo, por
interceder por los
sus hermanos” (Éx 32,30)
hombres”