2. Poeta árabe nacido en Ruzafa en el siglo XII, ( 1141-1177), que
siempre escribió sobre la nostalgia de su valencia natal.
Al-Russafi se sintió desde pequeño atríido por el mundo de la
poesía. Hijo de padre sastre, se trasladó a Málaga, centro de la
moda en esa época, donde triunfó plenamente como modisto y
como poeta.
Su categoría fue reconocida por grandes mecenas que quisieron
contratarle, pero siempre mantuvo su independencia creativa. Y
también su amor a su terreta, siendo suyos algunos de los más
hermosos poemas patrióticos
Murió en 1177 lejos de la tierra que le vio nacer. Pero sólo
físicamente, ya que, según se cuenta, murió mientras escribía un
poema sobre la grandeza valenciana.
3. Amigos, ¿qué le pasa al desierto
que se ha vestido de perfume?
¿Qué tienen las cabezas de los jinetes
que caen desfallecidos, como ebrios?
¿Se ha deshecho en trozos el almizcle
en el camino reposado del céfiro,
o alguno ha pronunciado el nombre de
Valencia?
Amigos, deteneos junto a mi
pues hablar de ella trae el frescor
8. -José Augusto Trinidad Martínez Ruiz, más conocido por su
seudónimo «Azorín» (Monóvar, Alicante, 8 de junio de 1873 –
Madrid, 2 de marzo de 1967), fue un escritor
español, además de novelista, ensayista y crítico literario.
Cuando estalló la Guerra Civil huyó del Madrid del Frente
Popular y con su esposa, Julia Guinda Urzanqui, se refugió en
Francia. Terminada la contienda, pudo regresar a España
gracias a la ayuda que al efecto recibió del entonces ministro
del Interior, Ramón Serrano Suñer, a quien años más tarde
(1955) dedicó Azorín «con viva gratitud» su obra El pasado
(Biblioteca Nueva, Madrid).
En 1946 se le otorgó la Gran Cruz de la Orden Civil de
Alfonso X el Sabio.
En sus últimos años se mostró apasionado y asiduo
espectador cinematográfico.
9. ¡Pobre rosa! No será el viento quien te
De nada te han servido tus arranque el pétalo
defensas, hasta quedar desnuda,
ni tus estambres, reclamando ni la abeja libando de tu jugo
vida, podrá polinizarte...
ni las fragancias que en el alma
escondes: Los ojos que te miran
el jardinero te troquela en de sobra sabes que ya no te ven,
ramo... final aborrecible siendo aún bella.
En soledad mortal de cementerio
...para morir estática, hoy te han dejado,
sabiendo la tortura en que solo para adornar una mortaja...
agonizas.
12. Ni el más buen novelista
ni periodista,
Pueden describir tu hermosura, Rosa.
Con tus largos estambres
Descansas acomodada en aquel ramo
Ramo refugio de aquella abeja,
Pequeña, indefensa como tu mi burguesa
Entre las tierras del cementerio te encuentras
ahora tú mi princesa.