Los islandeses no tienen apellidos tradicionales y en su lugar usan un sistema en el que combinan el nombre del padre con el hijo. Islandia tiene una población pequeña concentrada en la capital y fue pionera en implementar un sistema democrático hace 1000 años. El país es muy seguro con bajas tasas de criminalidad y cárceles, y fue el primero en legalizar el matrimonio gay en 1996.