El teatro del absurdo surgió en París en los años 1940 y 1950. Se basa en la filosofía existencialista de que el mundo es absurdo. Destruye la visión cartesiana del universo. Sus obras muestran personajes que pierden su humanidad o se expresan como criaturas extrañas. Constantemente luchan por expresarse pero es imposible. Sus escenas representan un mundo vacío de sentido dominado por objetos que controlan a los personajes. Algunos representantes incluyen a Fernando Arrabal, Eugene Ionesco, Samuel Beckett y Jean Tard