El documento describe las creencias y prácticas religiosas de las antiguas ciudades. Explica que la religión era la base de la familia, la fratria, la tribu y la ciudad. Cada uno de estos grupos tenía sus propios dioses, rituales y cultos. La religión determinaba las relaciones entre ciudades y era la fuente del poder del estado. Con el tiempo, los plebeyos, que originalmente estaban excluidos de la religión ciudadana, fueron ganando más influencia y cambiando la estructura social.