1. INFORME DE COYUNTURA 01
26 de Marzo al 01 de Abril 02-ABRIL- 2012
LA SEMANA POLÍTICA
La semana política estuvo marcada por un conjunto de hechos ya instalados en el seno del
debate público del país; y que no sólo son consecuencia de la incapacidad estructural que tiene
el gobierno de identificar y resolver conflictos (caso Aysén), sino también de una visión
autoreferente e “iluminista” en la que todo lo que hacen es de “excelencia” (caso Onemi).
El otro hecho que marco la semana política se relaciona con la muerte del joven Daniel Zamudio
que abre el tema de la discriminación en el país desde el punto de vista político-legislativo y
cultural. Aquí, nuevamente nos encontramos con un tema que ya estaba instalado en el seno de
nuestra sociedad y que la normativa legal llamada a regularlo estaba dormida en el parlamento
desde el 2005 que es cuando ingresa como Proyecto de Ley.
Finalmente, hay una coyuntura nueva. Se trata de la renuncia del Ministro de Energía Álvarez a
consecuencia de su marginación en las negociaciones por la solución del conflicto de Aysén. Si
bien es un hecho nuevo, hay que destacar que es el resultado de errores políticos de conducción
que ha venido cometiendo el gobierno desde el inicia de su gestión.
I. EL PACTO DE AYSÉN
La semana política comienza con el acuerdo de Aysén que pone fin a más de un mes y medio
de movilizaciones y tensiones entre una de las zonas extremas del país, el gobierno y las
Fuerzas Especiales de Carabineros. El acuerdo no sólo pone término a la movilización social
ciudadana, sino también abre mesas de trabajo que deberán sellar de manera definitiva el pacto
de Aysén. En el intertanto el Movimiento Social y sus dirigentes declaran que negociaran en
“estado de alerta” a la espera de que las propuestas y negociaciones cierren de manera
definitiva el conflicto.
Los efectos del conflicto son variados. En primer lugar, está el hecho de que el levantamiento de
Aysén se explica no sólo por la postergación histórica que ha sufrido la zona por parte del
Estado de Chile -expresada en el alto nivel de los precios, en que no hay conectividad terrestre y
en la carencia de un conjunto de servicio básicos elementales-, sino también en que el país está
impregnado de un fuerte animo de “protesta y movilización”. En efecto, este conflicto se inserta
en la ola de movilizaciones iniciada en el 2011 y que se anuncia para este año.
Informe de Coyuntura # 01 González LLaguno
2. 26 de Marzo – 01 de Abril
En segundo lugar, se destaca que la prolongación del conflicto se debe, principalmente, a que el
gobierno ha errado en su política de negociación y resolución de conflictos; no sólo en esta
coyuntura, sino también en todos los escenarios en los que ha debido desactivar la movilización
y establecer “mesas de diálogo”. De hecho, se frustro la mesa de trabajo con los mapuches, con
los estudiantes y con Aysén.
En tercer lugar y muy vinculado con lo anterior está el hecho de que el gobierno ha puesta en
marcha estrategias que en lo medular privilegian el “orden público” al exigir que el movimiento
social “baje” sus medidas de presión. Mientras por un lado impulsa la “política del garrote” que
conduce a un aumento de la represión, la violencia y el enfrentamiento; por otro, exige –para
negociar- el termino de las medidas de presión -fin de la “huelga de hambre, de las tomas, de las
marchas, del cierre de caminos, etc.”-. Es una política que “golpea y obliga” sin dar nada a
cambio. Sólo habrá diálogo y solución cuando se cumplan las exigencias básicas para la
negociación. Una y otra vez el gobierno ha fracasado con esta estrategia.
En cuarto lugar se observa que la movilización social-ciudadana –donde Aysén es otro ejemplo-
emerge y se desarrolla al margen de los partidos políticos. En efecto, los tradicionales
intermediarios de las demandas sociales se han debilitado en uno de sus roles históricos. De
hecho, uno de los elementos comunes de las movilizaciones iniciadas en Enero del 2011 –con
la Asamblea de Magallanes- es que transitan por caminos distintos a los partidos y sus
liderazgos. Estos, más bien llegan para el apoyo moral y político. En ese vacío, son las figuras
parlamentarias las que hacen fuerza y generan puentes para la negociación entre el gobierno y
los movilizados.
Este hecho revela la “distancia estructural” que hay entre la sociedad política y la sociedad civil.
En particular, el desprestigio y la debilidad política de los partidos. Desprestigio porque los
ciudadanos cada vez creen menos en los partidos. Debilidad porque sus acciones no tienen
fuerza frente al dominio de la economía y el capital. En ese escenario la demanda social debe
buscar cauces que no sólo visibilicen sus necesidades, sino también que sean atendidas.
Muy vinculado a este punto se encuentra el tipo de liderazgo que ha emergido en este conflicto.
Su principal vocero, Iván Fuentes, es el modelo de un tipo de líder que emerge. De origen
humilde y al margen de los partidos se levanta un líder amigable y emotivo, conectado con sus
bases y con la claridad de que hay que negociar en condiciones de igualdad respeto.
Finalmente, el conflicto de Aysén es la instancia en la que el gobierno ha puesto en juego todos
los errores políticos que ha cometido en el primer tiempo. No dimensionar la magnitud de una
crisis, re-establecer el orden público por medio de la represión, exigir condiciones antes de
negociar sin dar nada a cambio, hacer fracasar mesas de negociación al querer responder a las
demandas desde su oferta y puntos de vista, cambiar la interlocución de los negociadores,
vacilar entre los caminos a seguir y no dar señales de debilidad. En este conflicto su estrategia
tiene que ver más con los futuros escenarios de movilización que con los caminos necesarios
para resolver el conflicto.
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3. 26 de Marzo – 01 de Abril
II. DISCRIMINACIÓN EN CHILE. DE LA CULTURA A LA LEY
El Martes 27 de Marzo muere en la Asistencia Pública Daniel Zamudio; que se convierte en el
símbolo da la discriminación en el país. El joven Zamudio fue un declarado homosexual que
muere luego de recibir una golpiza por parte de un grupo de Neo-Nazis a principios de Marzo.
Este hecho no sólo indigna a miles de chilenos y ciudadanos del mundo, sino también pone –
nuevamente- en el debate público el tema de la discriminación. Es una temática ya instalada en
nuestra sociedad. De hecho, en el 2005 entra al parlamento un Proyecto de Ley que tiene como
finalidad normar, regular y castigar los actos de discriminación que surge al interior de nuestra
sociedad. Al mismo tiempo reforzar la igualdad ante la Ley.
Seis años de debate y silencio legislativo se explica no sólo por las urgencias legislativas de otro
tipo, sino también por las fuertes disputas ideológico-culturales que este Proyecto genera. Tuvo
que ocurrir un horroroso crimen para que se instalaran las urgencias legislativas y se movilizaran
las voluntades políticas.
La temática es político-ideológica porque tiene que ver con el tipo de sociedad que estamos
construyendo. Al mismo tiempo es cultural porque se relaciona con el aprendizaje, la
socialización y la aceptación de la diversidad existente. Tiene que ver con los valores
democráticos de la tolerancia. Chile no es un país tolerante. La discriminación siempre es un
acto de violencia.
La agresión a Zamudio no es un hecho aislado. En efecto, las “minorías” sexuales son
violentadas de manera permanente desde el chiste hasta las “barridas” Neo-Nazis. Lo que
ocurre en esta coyuntura, es que la brutalidad de la golpiza termino con la vida de un joven de
24 años.
Hay que mencionar que la discriminación no sólo es una cuestión sexual. De hecho, vemos de
modo permanente como los “actos discriminatorios” cruzan de norte a sur y de mar a cordillera
nuestras vidas. Todos en algún momento hemos sido discriminados y discriminadores. Los
ejemplos son amplios; la discriminación es también étnica, religiosa, social y laboral.
Para el primer caso, tenemos los ejemplos de los Mapuches –y otros pueblos originarios-, los
peruanos, bolivianos, gitanos y los negros. En lo religiosos los judíos y musulmanes; es decir,
todo lo no católico. En lo social la segmentación de clases –apellidos, colegios, lugares de
vacaciones, barrios, comunas, ingresos, etc.-; en lo laboral la discriminación hacia las nanas, a
los jornaleros de condominio, a las mujeres y la explotación a los inmigrantes. A ello, debemos
agregar la segregación y exclusión que sufren los discapacitados, los gordos, los feos y la gente
del campo.
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4. 26 de Marzo – 01 de Abril
La discriminación de todo tipo parece la norma. Y ante estos hechos ¿qué puede hacer la ley
antidiscriminación?
Un hecho está claro. Que la “violencia discriminatoria” que asume distintas temperaturas no va
ser erradicada con una Ley. El miedo a una legislación que castiga fuertemente las conductas
que discriminan no va a terminar con ella. Ocurre lo mismo, con la mayoría de las leyes que
regulan comportamientos. El paso que hay que dar se vincula con la cultura. Hay que generar
condiciones para que se respete y acepte la diversidad. Hay que avanzar hacia una sociedad
más inclusiva en lo social, político y cultural.
Finalmente, hay que destacar las palabras del Arzobispo de Santiago Ezzati quien al mencionar
que la “no discriminación” es lo ideal, hay que tener cuidado en que la ley no contenga
elementos “ocultos” que puedan terminar generando situaciones peores. ¿A qué se refiere?
Sin duda, a que la Ley genere condiciones legales, políticas y culturales para el matrimonio
homosexual y/o cualquier iniciativa que pertenezca al plano de los valores logre imponerse a
mediano o largo plazo. Sin embargo, la normativa no sólo se refiere a cuestiones de género.
También se relaciona con aspecto laborales; que es, otro terreno en el que la discriminación
muestra su brutalidad y violencia.
III. DEL TERREMOTO NATURAL AL TERREMOTO POLÍTICO
El Domingo 25 de Marzo se produce un fuerte remezón telúrico que ponen en juego la nueva
institucionalidad que el gobierno de Piñera crea a partir de las debilidades que se visibilizaron en
el terremoto del 27 de Febrero del 2010. Nuevamente un hecho natural de consecuencias
sensibles para la población se transforma en un hecho político. Obviamente, los efectos y los
impactos son de menor alcance que lo observado con el 27/F. Coyunturas comparables sólo en
lo aparente.
El primer hecho que surge es que la nueva institucionalidad de la Onemi mostro fallas y
descoordinaciones.
La oposición las pone de manifiesto de manera inmediata al hablar –entre otros- de “ojímetro” e
“improvisación”. Es la respuesta política frente a la ofensiva crítica que el oficialismo ha tenido
con la Concertación. En efecto, el gobierno desde su instalación se ha dedicado a mencionar y
atribuir responsabilidades políticas, técnicas y civiles a las autoridades que estaban en funciones
al ocurrir los hechos del 27/F. Unos atacan, otros se defienden.
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Para el gobierno la respuesta de la actual oposición fue mala llegado al punto de que algunos
parlamentarios oficialistas los hace responsables de las “muertes”. A su vez, la Concertación
destaca que la Reconstrucción que han llevado a cabo ha sido lenta e insuficiente.
De tanto criticar el manejo que la Concertación tuvo en el 27/F, les llego la oportunidad de
mostrar –a su favor- las diferencias que hay entre ambas gestiones. El remezón telúrico del
Domingo 25 fue la oportunidad. Sin embargo, hubo problemas y des-coordinaciones.
La réplica natural genera réplicas políticas. El gobierno como una forma de mostrar eficiencia y
responsabilidad habla de “terremoto” y desde Japón el Presidente se compara con ellos en
materia de Reconstrucción; lo que los nipones harán en 10 años, en Chile se hará en cuatro.
Nuevamente aires de grandeza, iluminismo y excelencia.
Finalmente, hay que entender que las emergencias frente a eventos naturales –inundaciones,
erupciones volcánicas, terremotos, etc.- son un tema de Estado. Este aspecto requiere más
generosidad y unidad de país que el que se ha manifestado a la fecha. Las pugnas gobierno-
oposición a este respecto ha sido evidentes. Ha llegado el momento de pensar y diseñar una
Oficina de Emergencia con autonomía respecto a los gobiernos de turno y con una
institucionalidad que privilegie la política de Estado.
IV. LA RENUNCIA DEL MINISTRO ÁLVAREZ
Cómo en todo conflicto hay vencidos y vencedores. La Movilización de Aysén no fue la
excepción. El gobierno fue el más dañado. Y en su interior es el Ministro de Energía Rodrigo
Álvarez el más perjudicado. Al ser marginado de las negociaciones no le quedo otra alternativa
que renunciar a su cargo. Con ello, se abre otro escenario de conflicto al interior del gobierno y
la Alianza. Sin embargo, rápidamente fue apagado por los propios Coroneles de la UDI.
Otro herido fue el Ministro del Interior. Su política del garrote en busca del “orden público”
perdido expresada en la represión policial y en la aplicación de la Ley de Seguridad Interior del
Estado llevo a que en la oposición ganara fuerza la idea de una acusación constitucional en su
contra. Abrir una coyuntura de ese tipo más la prolongación de un conflicto no era algo bueno
para el gobierno. Había, por tanto, que solucionar de manera rápida y radical el conflicto. Un
herido Hinzpeter toma las riendas de la conducción política. De vencido se transforma en
vencedor.
Junto a Hinzpeter aparee otra figura dañada con la coyuntura. Se trata de la Intendenta de la
Región, Pilar Cuevas. La confirmación en su cargo ha causado sorpresa, malestar y satisfacción.
Sorpresa para la Opinión pública que daba por hecho su salida; sobre todo, cuando había sido
llamada a Palacio.
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Malestar en los ciudadanos de Aysén y sus líderes que han juntado quince mil firmas para
presionar por su salida. Finalmente, satisfacción en las filas de su partido -Renovación Nacional-
que ve con buenos ojos como uno de los suyos mantiene su posición a pesar de las fuertes
críticas recibidas por la UDI.
El gobierno y la alianza saben a estas alturas de la gestión que hay dar vuelta rápidamente la
hoja frente a cada coyuntura de crisis que aparece. Hay que resolver y evitar la prolongación del
conflicto. En el caso de Aysén había que dar un golpe de timón y dar un giro en una estrategia
fracasada.
El equipo político asumió las negociaciones y en un par de días se llego a una solución
preliminar; pasando el conflicto de un estado manifiesto a uno latente. Para el éxito de la
operación no sólo había que actuar rápido, sino también había que cambiar la interlocución. Las
instrucciones y las facultades que La Moneda le dio al Ministro para ir a la zona y negociar se
hicieron insuficientes e ineficaces. Álvarez pago el costo de esa estrategia. Y al mismo tiempo
perdió legitimidad frente a sus interlocutores. Aysén ya no lo quería; tampoco le creía.
En el nuevo diseño, Álvarez quedaba fuera. Formas y contenidos se confunden. Como una
manera de reducir las tensiones y cerrar rápidamente el capítulo desde La Moneda y desde la
Udi sólo hubo palabras de agradecimiento.
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