2. Si esta conversión se hubiese mantenido
en el tiempo, Asiria hubiese evitado su
total destrucción un siglo después, tal
como profetizó el profeta Nahúm.
La predicación de Jonás en
Nínive se puede localizar
en algún momento del
reinado del rey asirio Adad-
nirari III (810-782 a.C),
contemporáneo del rey de
Israel Jeroboam II.
Durante el reinado de Adad-
nirari III, Asiria abrazó una
religión monoteísta, como
resultado de la predicación
de Jonás.
3. “¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Si subiere a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
Si tomare las alas del alba
Y habitare en el extremo del mar,
Aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra.
Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;
Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
Aun las tinieblas no encubren de ti,
Y la noche resplandece como el día;
Lo mismo te son las tinieblas que la luz”
(Salmo 139:7-12)
¿Cómo podemos escondernos o huir de
Aquel que conoce aún nuestros
pensamientos más íntimos?
4. ¿Qué razones tenía Jonás para huir de la presencia de Dios cuando
fue llamado a profetizar a Nínive?
“Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo
que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré
a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y
piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que
te arrepientes del mal” (Jonás 4:2)
La historia de Jonás es realmente sorprendente. Conoce el amor y el
perdón de Dios, pero se niega a aceptar que los paganos lo
merezcan.
Contra toda lógica, intenta huir de Dios. Cuando se da cuenta de
que Dios le persigue, se acuesta tranquilamente a dormir. Obligado
por las circunstancias, reconoce su pecado y se auto condena a
la muerte.
Si Dios no hubiese intervenido, Jonás hubiese muerto en su pecado.
5. Atemorizados grandemente por la
tormenta, los marineros y
comerciantes clamaron a sus dioses.
Pero no recibieron ninguna respuesta
de ellos.
La historia de Jonás les atemorizó aún
más. No obstante, se negaban a
lanzar a Jonás a una muerte
segura, ya que su conciencia no les
permitía realizar un sacrificio
humano.
Cuando todo esfuerzo humano era
inútil, lanzaron finalmente al profeta
evadido al mar, y éste se calmó de
forma tan milagrosa como se había
embravecido.
Defraudados por sus falsos dioses, se
volvieron al Dios vivo y poderoso: “Y
temieron aquellos hombres a Jehová
con gran temor, y ofrecieron sacrificio
6. LA CONVERSIÓN DE JONÁS
“Cuando mi alma desfallecía en
mí, me acordé de Jehová, y mi
oración llegó hasta ti en tu santo
templo”
(Jonás 2:7)
A pesar de su indignidad, Dios escuchó la
oración de Jonás.
A pesar de su reticencia, Dios usó a Jonás
para alcanzar a los hombres de Nínive.
A pesar de nuestra indignidad, y a pesar de
que muchas veces somos reticentes a hacer Su
voluntad, Dios nos oye y nos usa para alcanzar
a otros.
Su misericordia y bondad son infinitas.
Al hundirse en las aguas para afrontar una
muerte segura, Jonás pidió ayuda a Dios.
Cuando encontró salvación en el vientre del
pez, agradeció a Dios con un salmo de alabanza.
7. “A pesar de lo impía que Nínive había llegado a ser, no estaba
completamente entregada al mal. El que "vió a todos los hijos de los
hombres" (Sal. 33: 13) y cuyos "ojos vieron todo lo preciado“ (Job 28: 10)
percibió que en aquella ciudad muchos procuraban algo mejor y superior,
y que si se les concedía oportunidad de conocer al Dios viviente,
renunciarían a sus malas acciones y le adorarían. De manera que en su
sabiduría Dios se les reveló en forma inequívoca, para inducirlos, si era
posible, a arrepentirse” E.G.W. (Profetas y reyes, cp. 22, pg. 199)
“Los hombres de Nínive se
levantarán en el juicio con
esta generación, y la
condenarán; porque a la
predicación de Jonás se
arrepintieron, y he aquí más
que Jonás en este lugar”
(Lucas 11:32)
8. ¿Cuánta alegría hubo
en Nínive cuando se
conoció la noticia de
que Dios había
aceptado su
arrepentimiento y no
los destruiría? ¿Por
qué, pues, Jonás
reaccionó tan
mal ante la
actitud
perdonadora de
Dios?
¿Cómo podemos
aprender a tener
más gracia y
perdón por
quienes no lo
9. Reformula la pregunta que Dios le hizo a Jonás rellenando el espacio en blanco con
el nombre de alguien que pienses que no merece la salvación:
“¿Y no tendré yo piedad de …………………………?” (Jonás 4:11)
Al contrario que
Jonás, Dios está dispuesto
a abrir su mano y ofrecer
la salvación a todo aquel
que desee obtenerla.